12 de mayo de 1898: Estados Unidos cañonea a Puerto Rico

Obrero Revolucionario #956, 10 de mayo, 1998

Hace 100 años, el 12 de mayo de 1898, siete buques de guerra yanquis abrieron fuego, sin advertencia alguna, contra la ciudad de San Juan, en la costa norte de Puerto Rico. Dos meses después, en julio, desembarcaron y le arrebataron a España esa colonia.

Estados Unidos llegó a Puerto Rico dándoselas de libertador. Pero en un dos por tres se vio que al viejo y debilitado imperio español lo reemplazó un nuevo y más poderoso opresor. Para el pueblo puertorriqueño, los sucesos de 1898 fueron el comienzo de una ocupación militar, explotación, pobreza, represión cultural y subyugación nacional que continúa hasta la fecha.

Del robo de un continente
a la conquista de los mares

Estados Unidos conquistó a Puerto Rico junto con otras colonias del Caribe y del Pacífico.

A fines del siglo pasado, cuando comenzó la época del imperialismo, las potencias europeas se repartieron el mundo en colonias y "esferas de influencia". En la Conferencia de Berlín de 1884-85 se dividieron el continente africano, incluso partes que jamás habían pisado.

A diferencia de los imperialistas europeos, Estados Unidos no tenía un vasto imperio. No es que careciera de experiencia en intervenciones militares y agresión en tierras lejanas. La Doctrina Monroe de 1823 proclamó que todo Latinoamérica era de Estados Unidos, y que no permitiría la presencia de las potencias europeas, y entre 1798 y 1895 intervino 103 veces en los países de la región.

Pero hasta la década de 1890 lo que más le interesaba a Estados Unidos era consolidar su base continental: el robo de las tierras de los indígenas, el genocidio y detención en reservas de los sobrevivientes; el secuestro de esclavos africanos; la invasión y el robo de territorios mexicanos, de Texas a California.

Estados Unidos se había robado medio continente. Pero la lógica capitalista de "expandirse o morir" lo llevó a buscar un imperio global. Al no poder competir con las potencias europeas en Africa, se propuso conquistar Latinoamérica y la cuenca del Pacífico, y le cayó encima a las colonias de España, en ese entonces una de las potencias europeas más débiles.

Llegan los "libertadores" estadounidenses

El imperio español se estaba desmoronando; en Cuba y Filipinas había movimientos armados y en Puerto Rico latía la lucha de independencia. Estados Unidos decidió intervenir antes de que los pueblos de esos países expulsaran a España y declararan su independencia.

En febrero de 1898, el buque de guerra yanqui Maine estalló en el puerto de La Habana, Cuba. Los investigadores de la marina sabían que las recalentadas calderas del buque causaron la explosión de la bodega de municiones, pero el incidente fue un pretexto perfecto para iniciar una guerra ya planeada.

Estados Unidos derrotó en unos pocos meses a las fuerzas españolas. En Puerto Rico, al igual que en Cuba y Filipinas, se las dio de benévolo protector del pueblo con la misión de "civilizarlo". El comandante de las fuerzas invasoras declaró en Puerto Rico en julio de 1898: "No hemos venido a hacerle la guerra a un pueblo dominado desde hace siglos. Todo lo contrario, hemos venido para protegerlo, para garantizar sus propiedades, promover la prosperidad, y para dotarlo de las inmunidades y bendiciones de las instituciones liberales de nuestro gobierno".

Esas falsas y condescendientes palabras las desmintió al día siguiente una orden a los comandantes militares de que hicieran que el pueblo acatara la autoridad de Estados Unidos. Decía: "La autoridad de la fuerza militar ocupadora es absoluta y suprema, y debe imponerse inmediatamente sobre las condiciones políticas de los habitantes".

En diciembre de 1898, Estados Unidos y España firmaron un tratado en que esta le cedía Guam, Filipinas y Puerto Rico. Cuba no figuraba en la lista de países anexados oficialmente, pero pasó a ser colonia de Estados Unidos en la práctica. Cuando en 1899 estalló un movimiento de independencia en Filipinas, Estados Unidos despachó la mitad de su ejército y masacró a centenares de miles de filipinos.

Un siglo de opresión colonial
y resistencia popular

Tras la invasión de las armas llegó la invasión del todopoderoso dólar. Para Estados Unidos las nuevas colonias eran una oportunidad para explotar mano de obra, saquear recursos naturales y sacar jugosas ganancias. Así pues, empezó a moldear las culturas, economías y sociedades de las colonias para beneficio de sus intereses imperialistas.

En Puerto Rico, el gobierno militar prohibió el español en las escuelas y otras instituciones, así como izar la bandera puertorriqueña, so pena de cárcel.

Las empresas estadounidenses se fueron apoderando de la tierra, expulsando a los campesinos (a quienes no les quedó más que trabajar en los cañaverales, cafetales y tabacaleras para el mercado internacional). En las décadas de 1940 y 1950, montaron fábricas para producir productos de exportación con la mano de obra barata. Pero muchos puertorriqueños no conseguían trabajo y les tocó irse a vivir en los ghettos de Estados Unidos. Hoy día, el 50% de la industria farmacéutica de Estados Unidos está en Puerto Rico. Los salarios son el 60% de Estados Unidos, lo cual deja enormes ganancias.

Además, Estados Unidos convirtió a Puerto Rico en una importante base militar. Desde ahí preparó la invasión de 1965 de la República Dominicana, de Granada en 1983 y de Haití en 1994. Hoy tiene 13 bases militares que amenazan al Caribe y al resto de Latinoamérica. Se ha apoderado de la isla de Vieques como campo de prueba de misiles y bombas.

¡Estados Unidos:
Fuera de Puerto Rico!

Estados Unidos ha tenido encadenado al pueblo puertorriqueño más un siglo; le ha arrebatado su tierra, arruinado su agricultura, reprimido su cultura y desplazado a miles. Pero la represión ha generado constante resistencia y poderosos movimientos independentistas y de liberación nacional.

Durante el auge mundial de lucha de los años 60 y 70, surgieron nuevas organizaciones en Puerto Rico y Estados Unidos comprometidas a luchar por la independencia. La policía política se dedicó a la persecución de esos revolucionarios. Hoy, muchos independentistas están injustamente presos y sometidos a torturas en las mazmorras de Estados Unidos.

Al cumplirse el centenario de la invasión yanqui, la justa lucha de independencia del pueblo puertorriqueño sigue pujante.


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