Preludio al genocidio

Cómo el capitalismo causo las guerras en los Balcanes

Obrero Revolucionario #1001, 11 de abril, 1999

Los imperialistas yanquis dicen que los pueblos de los Balcanes tienen antiguas enemistades irracionales y que, como los "policías del mundo", no tienen más remedio que intervenir, bombardear y ponerse al mando. Dicen que se necesitan fuerzas externas al mando, ¡para salvar a los pueblos de los Balcanes de sí mismos! Es un descarado pretexto imperialista que pone la historia patas arriba y le echa la culpa al pueblo por el sufrimiento que le impone el sistema capitalista.

Los Balcanes, una región del sureste de Europa, es un mosaico de nacionalidades. Eslovenia y Croacia, en el norte de Yugoslavia, son católicos y tienen vínculos con Austria y Alemania. El sur de Yugoslavia tiene vínculos con Grecia, Turquía, Bulgaria y Rusia.

Por razones históricas, hay ciertas zonas rurales con fuertes enemistades nacionales (de la misma manera que ciertos pueblos o condados en Estados Unidos son famosos por su racismo). Pero esto no tenía que polarizar a todo el país. Sin embargo, desde hace 10 años una serie de guerras han sacudido la región y sometido a sus habitantes a "limpieza étnica", a escuadrones de la muerte y ahora a los bombardeos estadounidenses y de la OTAN.

Los orígenes de esas guerras no se remontan a la antigüedad sino a la época moderna. Son producto de las rivalidades de las clases capitalistas que gobiernan las repúblicas de la antigua Yugoslavia, apuntaladas, armadas y azuzadas por las potencias imperialistas, especialmente Alemania, Estados Unidos y Rusia.

Este artículo examina la historia de Yugoslavia a partir de su fundación después de la II Guerra Mundial. Demuestra que su desarrollo como país capitalista creó tensiones y disparidades, y que las actuales guerras reaccionarias son fruto de las rivalidades de las fuerzas nacionalistas burguesas.

Las causas de la guerra civil

Las nacionalidades que viven en los Balcanes pueden unirse y se han unido en el pasado. Durante la II Guerra Mundial, forjaron una poderosa guerrilla multinacional que derrotó a los fascistas italianos y a los nazis alemanes, los cuales ocuparon la zona durante tres años. Alemania tuvo que mandar muchas divisiones. Los pueblos yugoslavos liberaron su país en una guerra de resistencia dirigida por los comunistas. Yugoslavia fue producto de la unidad forjada en esa guerra: una federación de seis naciones y varias nacionalidades.

En ese entonces hubiera sido posible forjar una nueva unidad multinacional al servicio de los pueblos de la región y seguir el camino del socialismo y el internacionalismo proletario.

Pero, desafortunadamente, nunca se llevó a cabo una auténtica transformación socialista en Yugoslavia. Los dirigentes del nuevo país, con Josef Broz Tito a la cabeza, traicionaron la revolución y siguieron el camino capitalista... directamente al campo yanqui. Así se sembraron las semillas de las guerras de hoy.

Los titoistas dividieron la economía en pequeñas unidades independientes. Abolieron las formas colectivas de agricultura; "privatizaron" casi todas las granjas y las industrias paraestatales. Oficialmente los trabajadores dirigían las fábricas, pero en realidad los gerentes gerenciaban y los mecanismos del mercado capitalista daban las órdenes. Sin planificación socialista, las ganancias lo decidían todo: dónde invertir, qué producir y quién trabajaba. La "autogestión de los trabajadores" solo quería decir que los salarios subían o bajaban según las ganancias: o sea, era una forma de trabajo a destajo. Fábricas, industrias y regiones enteras competían por las mayores ganancias. Como el proletariado no detentaba el Poder, no podía revolucionar la sociedad.

La primera experiencia mundial de "los seguidores
del camino capitalista en el Poder"

En 1948, el movimiento comunista mundial (bajo la dirección de José Stalin) condenó fuertemente a Tito. Por su parte, los imperialistas lo alabaron. Tito dijo que iba a seguir un camino "neutral" entre el Oriente y el Occidente, pero en realidad Yugoslavia pasó a ser una dependencia política, económica y militar del imperialismo; se ligó al mercado mundial capitalista, protegida por el "paraguas nuclear" estadounidense.

Por primera vez en la historia, un movimiento armado victorioso dirigido por presuntos comunistas conquistó el Poder, pero estableció una sociedad capitalista. Fue el primer experimento mundial con el "revisionismo en el Poder", o sea, con una clase dominante capitalista que se proclamaba socialista.

Mao Tsetung y los demás revolucionarios estudiaron la experiencia de Yugoslavia. En 1955 Jruschov, un dirigente soviético, fue a Yugoslavia y alabó a Tito. Poco después los revisionistas se apoderaron del Poder en la Unión Soviética e impusieron el camino capitalista.

En 1963, bajo la dirección de Mao, el Partido Comunista de China envió una carta abierta al Partido Comunista de la Unión Soviética titulada ¿Es Yugoslavia un país socialista?. Decía: "La restauración del capitalismo en Yugoslavia puede contribuir a despejar la vista a todos los marxista-leninistas del mundo y hacer ver a la gente con mayor claridad la necesidad y urgencia de la lucha contra el revisionismo contemporáneo. A lo que parece, mientras exista el imperialismo en el mundo, no podrá decirse que ya se ha eliminado el peligro de la restauración del capitalismo en los países socialistas".

Las raíces capitalistas de los antagonismos nacionales

Agobiados por las deudas al Occidente, los titoistas llevaron a cabo nuevas "reformas" en 1965. La moneda nacional se pudo convertir a monedas occidentales; eso permitió a los imperialistas invertir y sacar ganancias más fácilmente. A partir de 1968, los capitalistas extranjeros pudieron invertir directamente en el sector privado. Yugoslavia fue el primer país revisionista que estableció una bolsa de valores. Ahora esas mismas "innovaciones" capitalistas se están llevando a cabo en el resto de Europa oriental.

A los proletarios los convirtieron en fuente de mano de obra barata y "producto de exportación": en 1971, más de un millón de yugoslavos trabajaban en los países del norte de Europa (más de la mitad en Alemania occidental).

El Banco Mundial informó que en los años 70 el 5% de los hogares más ricos recibió el 25% del ingreso nacional, y el 20% más pobre recibió menos del 7%. Era una de las disparidades más extremas en Europa; de acuerdo al Banco Mundial, ¡ni siquiera India tenía una polarización tan extrema!

En las naciones del norte--Eslovenia y Croacia--la industria y la agricultura estaban más desarrolladas. Por su parte, las tres naciones del sur--Macedonia, Montenegro y Kosovo--no estaban tan desarrolladas y eran pobres. Serbia, la nación más grande, queda en el centro y era bastante pobre. El desarrollo capitalista exacerbó esas divisiones: los ricos se enriquecieron más y los pobres se hundieron más en la pobreza. Eso propició antagonismos de las nacionalidades de la región y un nacionalismo reaccionario.

Las inversiones van adonde pueden sacar las mayores ganancias. Por eso las naciones del norte se desarrollaron rápidamente después de 1945 y las repúblicas del sur se estancaron. A comienzos de la década actual, la producción per cápita en Eslovenia era el triple que en las regiones pobres, como Macedonia. En 1970 un esloveno típico ganaba seis veces más que un habitante de Kosovo. Así, Kosovo tiene un nivel de vida parecido al tercer mundo, pero Eslovenia se parece a Austria, su vecino desarrollado.

Miles de campesinos del sur se fueron al norte en busca de trabajo. Ahí les pagaban salarios de miseria y vivían en pésimas condiciones, a pesar de la supuesta "igualdad" de las naciones en la federación yugoslava. Hoy esos "trabajadores invitados" son del 15% al 20% de la fuerza de trabajo de Eslovenia.

La vieja Yugoslavia tenía un complejo sistema de capitalismo de estado que mantenía equilibrados los intereses de las distintas burguesías nacionales. Pero la federación se cuarteó y las fuerzas burguesas de cada república trataron de dirigir una mayor porción de la riqueza nacional hacia "su" nación.

La disparidad crea conflictos políticos
y luego militares

En los años 80, esos conflictos aumentaron a raíz de una típica "crisis del FMI". Yugoslavia se hundió en la deuda al Fondo Monetario Internacional y otros prestamistas occidentales: un total de $1,8 billones. Estos exigieron que tomara medidas de "austeridad" para pagar la deuda, y eso inflamó los conflictos.

Al comienzo, las masas no tenían grandes enemistades nacionales. Gran parte de la población tenía matrimonios mixtos. En las zonas urbanas mucha gente abandonó la religión, una expresión tradicional de nacionalismo. Muchos sencillamente decían que eran "yugoslavos" y no de tal o cual nacionalidad. Sarajevo, la capital de Bosnia, tenía fama por su fusión multiétnica. Hoy, las masas añoran los días en que vivían y trabajaban hombro a hombro en paz.

Pero bajo la superficie las disparidades regionales y las ambiciones de las diferentes fuerzas capitalistas nacionales prepararon el terreno para un estallido.

El derrumbe de la Unión Soviética y el realineamiento de las relaciones imperialistas en Europa hicieron añicos la vieja Yugoslavia. Surgieron campos burgueses en conflicto, supuestamente para proteger a su propia nacionalidad pero en realidad para apoderarse de tanto territorio como podían.

Después de la muerte de Tito, un movimiento ultrarreaccionario tomó las riendas de las fuerzas capitalistas en Serbia. Dirigido por Slobodán Milosevic, proclamó que había llegado la hora de que Serbia (o sea, la burguesía nacional serbia) impusiera sus intereses a la fuerza. Milosevic, como la mayoría de los dirigentes de la clase dominante de la vieja Yugoslavia, había sido militante de la "Liga de Comunistas", el falso partido comunista de gobierno.

Algunos dicen que Estados Unidos está atacando a Serbia para obligarla a privatizar la economía y acabar con los rastros del "socialismo". Completamente equivocado.

Yugoslavia nunca ha sido socialista. Durante toda su historia, ha estado bajo el control de lacayos yanquis y enemigos del auténtico comunismo. Hace 40 años, Yugoslavia construyó una economía capitalista de mercado libre. Y hoy la economía de la federación yugoslava (dominada por Serbia) y la política de los nacionalistas reaccionarios como Milosevic no tienen absolutamente nada de socialista. Milosevic es el mandamás de la clase dominante capitalista serbia, que está tratando de apoderarse de gran parte de la región y que ha chocado con los intereses grandes de las potencias imperialistas de la OTAN, especialmente Alemania, Inglaterra y Estados Unidos.

En 1989, cuando Milosevic tomó las riendas de la federación yugoslava, le cayó encima a Kosovo (una provincia de Serbia): revocó su autonomía y empezó a imponer la dominación serbia de los albaneses, que son la gran mayoría de la población. Atacó brutalmente una poderosa huelga de mineros, echó a los albaneses de las universidades, y despachó policías y soldados serbios; en general hizo saber que iba a expulsar a los albaneses. La policía cometió una serie de asesinatos.

Todo esto indicó que quería convertir a Yugoslavia por la fuerza de las armas en la Gran Serbia. Y a su vez, ese proceso aceleró el separatismo en las clases dominantes de las demás repúblicas (como Croacia, Eslovenia y Macedonia). Las masas temían ser víctimas por su nacionalidad.

Las fuerzas capitalistas en el Poder en Eslovenia y Croacia decidieron salirse de la federación, con el apoyo del imperialismo alemán. La federación empezó a desmoronarse. El alto mando del ejército federal, dominado por oficiales serbios, emergió como la única fuerza de unidad.

Estalló la guerra, primero entre el ejército federal y los gobiernos croata y esloveno. Esa guerra terminó con la independencia de estos dos países.

Luego, estalló una guerra tripartita en Bosnia, la república más multinacional, cuando milicias serbias y croatas trataron de echar a las demás nacionalidades y anexarse territorio.

Tanto los nacionalistas croatas como los serbios establecieron escuadrones de la muerte para llevar a cabo brutales campañas de "limpieza étnica". Su meta era expulsar las otras nacionalidades de las zonas multinacionales.

Con el apoyo militar de Alemania y Estados Unidos, las fuerzas croatas lucharon con el ejército federal hasta llegar a un punto muerto dentro y fuera de Bosnia. Como consecuencia, en 1995 Estados Unidos y Milosevic impusieron el Acuerdo de Dayton, que dividió Bosnia en zonas croatas y serbias. El acuerdo traicionó a los musulmanes bosnios (a quienes Estados Unidos supuestamente fue a ayudar).

La tercera guerra estalló en Kosovo cuando Milosevic atacó las fuerzas albanesas que combatían su expansionismo. La campaña de represión contra los albaneses se aceleró y aparecieron escuadrones de la muerte (como los "Tigres de Arkan"), con el apoyo de altos niveles del gobierno serbio. Esta guerra preocupa mucho a Estados Unidos porque amenaza con desestabilizar al vecino Macedonia y trastornar las alianzas regionales de la OTAN.

Esta serie de guerras muestra cómo el capitalismo lleva a la dominación de una nación por otra y atiza los conflictos en el seno del pueblo en guerras reaccionarias.

Polarizaciones reaccionarias

Los años de guerra civil y limpieza étnica han dejado profundas enemistades entre las nacionalidades de Yugoslavia, que solo se pueden superar por medio de una fuerte lucha con dirección revolucionaria. Pero mucha gente se opone a la limpieza étnica, odia a las fuerzas nacionalistas reaccionarias en el Poder en Serbia y Croacia, y quiere solidarizarse con sus vecinos de otras nacionalidades. A pesar de eso, la iniciativa política y militar sigue en manos de las fuerzas nacionalistas burguesas.

En medio de estos conflictos, hay fuerzas que están luchando por una causa justa. En particular, los musulmanes bosnios y los albaneses kosovares luchan para defenderse y por el derecho a la autodeterminación y la independencia.

Toda la situación en los Balcanes pide a gritos una fuerza armada multinacional con una visión internacionalista de la solidaridad de todos los pueblos y un programa para derrotar a los reaccionarios y construir una nueva sociedad. Desafortunadamente, no hay un partido marxista-leninista-maoísta para dirigir tal lucha armada. Habrá que forjarlo; no existe otra salida. La intervención y ocupación imperialistas solo aumentarán las divisiones, confusión y sufrimiento de los pueblos de la región, y fortalecerán la hegemonía de los imperialistas en todo el planeta.

Millones de personas miran con horror el sufrimiento de los pueblos de los Balcanes. Sí hay una manera de ayudarlos a preparar el terreno para un futuro mejor: oponernos resueltamente a la intervención y las intrigas de Estados Unidos y la OTAN. Sería una gran contribución a toda la región dificultar al máximo que las grandes potencias bombardeen, ocupen, infiltren movimientos y gobiernos, apuntalen a sus lacayos reaccionarios e impongan sus intereses.


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