¿Qué está en juego para el pueblo?

C. Clark Kissinger

Obrero Revolucionario #1003, 25 de abril, 1999

La Suprema Corte de Pensilvania rechazó la petición de un nuevo juicio de Mumia Abu-Jamal, activista político de larga trayectoria, negro, escritor, padre y revolucionario. Hace 16 años, lo condenaron injustamente del homicidio de un policía y desde entonces ha esgrimido la pluma como arma en defensa del pueblo... desde el pabellón de los condenados a muerte. Su caso ha suscitado una monumental lucha jurídica, política y moral que concentra las cuestiones más candentes de nuestro tiempo.

En los últimos años su equipo de defensa ha demostrado sin lugar a dudas que lo condenaron y sentenciaron injustamente en una farsa de juicio en 1982. Sin embargo, el 30 de octubre--en vísperas del Día de los Muertos--la Suprema Corte estatal rechazó unánimemente su petición de un nuevo juicio, es decir, tomó una decisión que cambia el rumbo y acelera el ritmo del proceso de apelaciones de una forma muy peligrosa.

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La estructura de poder acepta por consenso un programa político de criminalización de los jóvenes negros; de encarcelamiento para "resolver" los problemas de pobreza y desorden social; y de represión policial de la oposición radical y revolucionaria. Los que se oponen a ese programa se están sumando a la lucha por Mumia, precisamente debido a su resistencia implacable a tal programa.

Hace unos meses escribí: "Quisiera recalcar que hemos abordado el aspecto judicial de nuestra lucha; es una esfera crucial, pero es su esfera y ellos establecen las reglas. El pueblo luchará en esa esfera, pero también lucharemos en la esfera más amplia donde nosotros ponemos algunas reglas. No debemos subestimar la importancia del fallo de la Suprema Corte de Pensilvania; no vayamos a pensar: `No tiene tanta importancia, habrá un aplazamiento de la sentencia y más apelaciones'. Al contrario, un fallo contra Mumia implicará una decisión política de seguir adelante con su ejecución; acelerará todo y lo meterá de inmediato a la máquina de ejecución.... [Si eso pasa], debemos estar preparados a redoblar la lucha".

Hoy, ese análisis es más vigente que nunca. Durante el año pasado, nuestro movimiento ha crecido con el Tribunal Popular, grandes manifestaciones, el Verano de Libertad en Filadelfia, el desplegado de una página en el New York Times, conciertos y centenares de programas. En la batalla para salvar a Mumia se está forjando una nueva alianza de la comunidad negra, la juventud, gente prominente e importantes organizaciones religiosas, de inmigrantes, contra la pena de muerte, de derechos civiles y de la comunidad de jurisprudencia. Cada vez más la voz de Mumia está presente en las comunidades de los oprimidos, de los que no tienen "nada que perder". Sin embargo, es importante señalar que todavía no tenemos la fuerza para impedir el vil plan del gobierno de ejecutar a Mumia, es decir, no siente que sea demasiado arriesgado seguir adelante con su plan.

Nos toca examinar a fondo lo que implica "redoblar la lucha"; implica que se debata el caso de Mumia en los programas de TV y radio, en los periódicos, en programas culturales y en las artes, en las universidades, en reuniones religiosas y de sindicatos; que todo el mundo conozca su caso y millones de personas estén al tanto del debate y lucha por él. Implica que políticos, importantes organizaciones sociales y religiosas, personajes prominentes se sientan obligados a adoptar una posición al respecto. Hoy día, la postura respecto al caso de Mumia Abu-Jamal es una piedra de toque de la justicia social. Es imprescindible que se cree tal situación.

Además, hay que desencadenar una tormenta de protesta. Debemos aprender de los políticos y artistas prominentes arrestados en la puerta de la embajada de Sudáfrica; de los religiosos que violaron la ley y albergaron a refugiados de Centroamérica; de los padres de víctimas del asesinato policial que llevan su lucha a la puerta de las delegaciones; de los estudiantes que se tomaron edificios universitarios, concientizaron y rompieron la rutina durante la guerra del Golfo; y del pueblo de Los Angeles que repudió el veredicto que dejó libre a los chotas que golpearon a Rodney King.

Todo eso es lo que necesitamos para elevar nuestro movimiento a la altura de las circunstancias, para plasmar la diversidad y determinación que se requieren. Nos toca a nosotros conseguir justicia. ¡Ahora!
De "Se niega justicia", 5 de noviembre de 1998


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