Si estás pensando en la revolución...

Carl Dix, Vocero nacional del Partido Comunista Revolucionario,EU

Obrero Revolucionario #963, 28 de junio, 1998

A continuación una ponencia distribuida por Carl Dix en el Congreso Radical Negro, celebrado en Chicago del 19 al 21 de junio, donde más de 2000 personas debatieron la situación de los negros, las experiencias de muchos frentes de batalla y la posibilidad de soluciones radicales y revolucionarias.

Al escribir esto, me puse a pensar en un chavo revolucionario; le encanta la película The Spook Who Sat by the Door porque el héroe recluta a sus cuates a formar una fuerza revolucionaria resuelta a darle batalla a los opresores. Desde luego, a mí me cae muy bien cualquiera que se identifique con la lucha de los oprimidos contra los opresores, me late. Por eso, de vez en cuando yo también veo esa película de nuevo.

Algunos dicen que la película es muy gruesa, que fue muy radical lo que hicieron, que se pasaron. Al contrario, para mí el único pero es que debería ser mucho más radical, es decir, no tenían la meta de barrer este pinche sistema de la faz de la Tierra ni una estrategia para llegar a la victoria. Pensaban que solo podían armar mucho relajo para llevar al sistema a darles voz en donde vivían. ¡Pero nuestra meta debe ser eliminar la opresión!

El Congreso Radical Negro plantea importantes preguntas sobre la situación de los negros, las experiencias de muchos frentes de batalla y cómo acabar con la opresión de los negros. El Partido Comunista Revolucionario,EU (PCR) considera muy oportuno debatir esos temas y queremos aportar el presente documento a la discusión de los ataques que el sistema nos está lanzando y, lo que es más importante, cómo debemos, cómo podemos acelerar nuestra lucha.

La pura verdad

Vayamos al grano. Están aboliendo el welfare y construyendo prisiones a lo loco. Hay reducciones de planta y recortes de todo tipo. La neta: el sistema capitalista/imperialista está librando una guerra contra el pueblo y el pueblo tiene que librar una guerra contra el sistema.

La plataforma del Congreso Radical Negro dice: "el capitalismo es la causa fundamental del sufrimiento, hambre y explotación en Estados Unidos y el mundo". Asimismo, dice que "estructuralmente no es capaz de resolver las necesidades económicas básicas de los afroamericanos ni de la inmensa mayoría de la clase trabajadora y los pobres de este país".

Ahora, para mí como marxista-leninista-maoísta, eso implica que es necesario tumbar el capitalismo por medio de la revolución proletaria, una revolución dirigida por los que nada tienen y cuya meta es acabar con toda forma de explotación y desigualdad social, es decir, transformar la sociedad totalmente. Solo esta revolución puede eliminar la opresión de los negros y otra gente de color, acabar con la subyugación de la mujer, y barrer este sistema de explotación y saqueo mundial de la faz de la Tierra.

Si fuera posible eliminar toda esta brutalidad, sufrimiento y degradación sin hacer una revolución, ya estaría hecho. Si fuera posible votar contra esta porquería o eliminarla a través de nuevas leyes o por la lucha combativa de las masas, ya se habría hecho desde hace mucho tiempo. Se habría resuelto con la lucha de los negros y sus aliados después de la guerra de Secesión o con el fiero movimiento de masas de los años 60 que sacudió al sistema hasta los cimientos. Si fuera algo tan sencillo, los politiqueros buena onda y tantos políticos negros que subieron al poder gracias al voto negro desde los 60 habrían acabado con toda esa opresión, pero para la mayoría de los negros la situación sigue igual o peor precisamente porque la desigualdad y discriminación son el pilar y la esencia de este sistema. La neta: ha de requerir una revolución de a de veras para acabar con la opresión de los negros y todos los males de este sistema.

Construir un movimiento revolucionario

¿Cómo avanzamos de las luchas de hoy a tumbar el sistema por la fuerza de las armas? ¿Es posible hacerlo? ¿Podríamos derrotar la tremenda máquina de guerra del sistema? ¿Podríamos lograr la unidad necesaria de trabajadores de distintas nacionalidades? ¿Podríamos unir a gente de distintas capas sociales a apoyar la causa de los de abajo? ¡Sí se puede! ¡Claro que sí!

Uno de los propósitos de esta reunión es medir el avance de nuestra lucha. Hay potencial para mucha resistencia radical y hasta revolucionaria; de hecho, hay bastante resistencia en todo el país: contra los ataques a la acción afirmativa, la guerra contra los inmigrantes, la brutalidad policial. Está la batalla contra la ejecución de Mumia Abu-Jamal, etc. Recordemos la gran fuerza de la Rebelión de Los Angeles, un levantamiento de proletarios negros y latinos, de jóvenes y oprimidos que prendió rebelión y protesta en ciudades por todo el país. Ahora, imaginemos cuánta más fuerza tendría esa clase de estallido espontáneo de la justa ira del pueblo si estuviera ligado a un movimiento, a una estrategia y a una dirección revolucionarios.

El enemigo contempla esa posibilidad y le da pavor; sabe que la situación en los ghettos y barrios puede producir grandes explosiones de resistencia. Además, tiene que minar la estabilidad de los trabajadores mejor pagados y de la clase media, gente que confiaba en el sistema.

Por eso, las autoridades están reprimiendo muy duro a los oprimidos y explotados. Por eso, los pintan como bestias, matones, unos miserables criminales que merecen golpes; quieren que la clase media, sobre todo los blancos, se trague ese cuento. Así buscan dividir al pueblo, es decir, quieren ganar el apoyo de la clase media para su proyecto represivo y fortalecer su posición dominante.

Ante esta situación, es de suma importancia organizar la resistencia y lucha de los oprimidos que viven en las miras del sistema (simbólica y textualmente) y, al mismo tiempo, canalizar la ira de la clase media contra el verdadero enemigo, no contra los de abajo sino contra los imperialistas que nos oprimen y explotan a todos. Esa es una parte muy necesaria de los preparativos para la revolución, y es una estrategia que permitirá cambiar la configuración política de clases de la sociedad dramáticamente para crear la posibilidad de hacer una revolución.

En el PCR decimos que nuestra estrategia es el Frente Unico bajo Dirección Proletaria: unir a todos los que se pueden unir para oponerse al sistema y, finalmente, tumbarlo. El núcleo de este amplio frente único es la alianza revolucionaria del movimiento de proletarios de toda nacionalidad contra la opresión y explotación con los movimientos de los negros y otras nacionalidades oprimidas contra su opresión. Para forjar esa unidad revolucionaria se necesita unir a gente de todas las razas y nacionalidades a luchar contra el racismo y la opresión nacional.

Eso es lo que el PCR se propone e invitamos a todos los que se oponen a la miseria, la brutalidad y la degradación de este sistema, todos los que quieren barrer con todo eso, los invitamos a checarnos. Que nos conozcamos, que lean nuestro periódico semanal, el Obrero Revolucionario, que trabajen con nosotros, que se unan al partido, que ayuden a construirlo, porque esa es una forma importante de prepararnos para hacer la revolución.

Experiencias de lucha

¿Cómo aplicamos la estrategia del frente único? ¿Cómo luchamos contra los ataques del sistema, haciendo que esa lucha forme parte de nuestros preparativos revolucionarios? Junto con un puñado de activistas de distintas regiones fundamos la Coalición 22 de Octubre para Parar la Brutalidad Policial, la Represión y la Criminalización de una Generación en 1996. La coalición ha organizado el Día Nacional de Protesta para Parar la Brutalidad Policial (el 22 de octubre de 1996 y 1997) y ha forjado una organización nacional de resistencia contra la brutalidad policial.

Al participar en este trabajo contra la epidemia nacional de brutalidad policial, cumplo dos objetivos. Primero, unimos al pueblo para luchar contra un ataque muy fuerte del enemigo. Es cuestión de vida o muerte, pues el sistema busca reprimirnos, meternos al bote--sobre todo a los chavos--e inclusive matarnos. Si no construimos un movimiento de resistencia capaz de detener eso, no podremos defendernos contra los demás ataques.

En segundo lugar, contribuyo a la organización del pueblo, a que sienta su propia fuerza al unirse en la lucha y conozca la debilidad del enemigo. Así forjamos la unidad de gente de distintos sectores y nacionalidades. Además, me dedico a la tarea de enseñarle al pueblo que el sistema es la causa de nuestros problemas y que la única forma de resolverlos es eliminar el sistema a través de una revolución.

Por otra parte, ese trabajo nos permite forjar nuevas alianzas y contrarrestar la campaña de la clase dominante de satanizar y aislar a los de abajo. La coalición se dedica a dar a conocer el Proyecto Vidas Robadas--que documenta el horror y la gran cantidad de asesinatos policiales--a la clase media para desmentir la propaganda oficial, es decir, que el problema es la delincuencia y la solución son más policías. Desde luego, esa clase de conciencia, unidad y organización será muy necesaria cuando llegue la hora de lanzar la lucha revolucionaria por el poder.

Asimismo, potenciamos la fuerza y resolución de los proletarios en el movimiento. Por ejemplo, el año pasado, fue muy importante la presencia de una brigada de proletarios de Watts y Sur Centro en el Día Nacional de Protesta en Los Angeles.

Invitamos a los presentes a sumarse a ese valioso trabajo. No importa si están en la onda revolucionaria o no; invitamos a todos los que odian la brutalidad policial que el sistema desata en nuestras comunidades, a todos los que se oponen a los atropellos del sistema, a unirse a nosotros y forjar un movimiento para frenarlo. Sobre la marcha platicaremos de qué se necesita para acabar del todo con la opresión y sufrimiento que vivimos.

Estoy muy consciente de que muchos de los activistas, académicos y demás presentes están muy inquietos por la situación de nuestra juventud: que están criminalizando a toda una generación, que meten muchos chavos al bote largos años, que no hay trabajo en nuestras comunidades, que la droga llega en cantidades. Muchos de ustedes están pensando en todo eso y preguntándose cómo podemos cambiarlo, y cómo lograr la participación de los chavos en un movimiento por el cambio.

Nuestra juventud necesita una visión de cómo transformar este pinche sistema, cómo emanciparse del sufrimiento y degradación de hoy, cómo sería el nuevo sistema y cómo hacerlo realidad. Eso es lo que hace falta para canalizar su gran energía y justa ira en un sentido positivo, contra este sistema de explotación y opresión.

Está claro que necesitamos un poderoso movimiento capaz de contestar los feroces ataques del enemigo, un movimiento que nos ayude a convertir nuestros barrios y lugares de trabajo en centros de fiera resistencia. Necesitamos organización; así nosotros mismos podremos resolver los problemas en vez de pedir ayuda de las instituciones represivas del sistema, que de todos modos no resuelven nada para el pueblo. Necesitamos un movimiento que lucha hoy y prepara al pueblo para poder luchar hasta el fin, es decir, para lanzar una revolución.

Dirigiéndome a los que trabajan en Estudios Negros, quisiera notar que el debate que se realiza en ese campo es muy positivo y de gran importancia para los radicales y progresistas. Puede jugar un papel importante en el desarrollo del movimiento revolucionario.

Es necesario retomar algunas lecciones fundamentales de luchas pasadas, además de desmentir la propaganda de los reaccionarios (por ejemplo, libros como Bell Curve) y fomentar nuevos estudios e investigación sobre cuestiones como los cambios de la estructura de clases en la comunidad negra y la sociedad en general, el efecto de la criminalización de toda una generación, la vigencia del marxismo, el papel de la mujer en la sociedad y en la lucha, etc. Al PCR le interesa muchísimo participar en esas discusiones y sumarse a ese trabajo de gran importancia.

¿Es posible hacerlo?

No va a ser nada fácil hacer una revolución aquí en las entrañas de esta tremenda bestia imperialista. Será necesario estudiar la teoría militar a fondo y aplicarla a nuestras condiciones para elaborar una estrategia que conduzca a la victoria. Además, se necesita un auge del movimiento revolucionario del pueblo, un ambiente de resistencia, experiencia de lucha y organización sólida para poder aplicar esa teoría militar en la práctica.

El Presidente del PCR, Bob Avakian, ha examinado esa cuestión en su libro ¿Verdaderamente podríamos ganar? La posibilidad de la guerra revolucionaria y otros escritos. Todos los que se preguntan qué necesitamos para poder tumbar este pinche sistema deben conocerlo.

Ahora no es el momento de lanzar una lucha armada. Hace falta una crisis mucho más severa con grandes divisiones internas de las clases dominantes y fuertes luchas intestinas. Asimismo, el pueblo no está listo todavía para jugárselo todo por la revolución.

Sin embargo, tampoco es cuestión de un futuro muy lejano. La crisis financiera de Asia demuestra que de repente el sistema imperialista puede caer en una crisis. Hay grandes conflictos entre el pueblo y el sistema que pueden estallar y provocar crisis graves en un futuro relativamente cercano. Por ejemplo, ¿cuál sería el impacto de un alzamiento en México y una invasión yanqui para reprimirlo? ¿Cómo afectaría la situación aquí en este país?

Ni debemos olvidar la Rebelión de Los Angeles, que iniciaron los negros y en la que participaron inmigrantes latinos, además de asiáticos y blancos; ganó el apoyo de grandes sectores de la clase media. Una combinación de acontecimientos de ese tipo podría cambiar la situación radicalmente casi de la noche a la mañana. Todo eso nos permite entrever un poquito cómo sería una situación revolucionaria.

Sin embargo, tales crisis en sí no pueden tumbar al enemigo. Se necesita dirección revolucionaria con una base muy firme en el pueblo para aprovechar las oportunidades que se presentan en tales crisis. Por eso es sumamente urgente forjar el tipo de movimiento que hemos esbozado.

Quisiera responder a los que dicen: "No son los años 60". Una pregunta: "¿Qué dan a entender con eso?". Porque si quieren decir que la economía capitalista no está creciendo como en aquel entonces y, por eso, el sistema no puede dar las concesiones que daba, pues estoy de acuerdo. Precisamente a eso se debe la crueldad y saña del sistema al atacar al pueblo y toda la atención que presta a sembrar divisiones. De hecho, todo eso demuestra que solo una revolución puede eliminar la opresión de los negros y todos los males del sistema capitalista.

Pero si quieren decir que el movimiento de los 60 fue demasiado revolucionario y eso lo llevó a la derrota, no estoy de acuerdo para nada. Ese movimiento puso la cuestión de la revolución a la orden del día para millones de personas, puso de manifiesto la gran injusticia del sistema y amplias fuerzas se unieron en la lucha. Manifestó solidaridad internacional contra el imperialismo, y planteó la cuestión de la lucha armada y el socialismo.

Todo eso fue muy positivo. Ahora, la cuestión de por qué ese movimiento no logró eliminar el sistema de explotación y opresión está fuera del alcance de esta ponencia; lo que quiero señalar aquí es que no podemos repetir la lucha de los 60 pero tampoco debemos rechazar lo mejor de esa época. Debemos analizar ese período a fondo y aplicar sus lecciones para cumplir con el proyecto de los 60: hacer la revolución.

Nuestra causa es internacional

Eso es lo que nos toca hacer, pero no estamos solos. Los pueblos del mundo entero luchan contra el imperialismo. En el PCR captamos muy bien que la liberación tiene que ser internacional, es decir, nuestra meta es eliminar las diferencias de clase a escala mundial.

Por eso, participamos en el Movimiento Revolucionario Internacionalista, que agrupa a partidos y organizaciones maoístas de más de una docena de países, como el Partido Comunista del Perú y el Partido Comunista de Nepal, que dirigen a los obreros y campesinos de sus respectivos países a librar la guerra popular. Asimismo, se ha librado una guerra popular maoísta en Filipinas durante más de dos décadas. Esas luchas de liberación nacional asestan golpes contundentes al imperialismo yanqui, y en este país tenemos un deber especial de apoyarlas como parte de construir nuestro movimiento revolucionario.

Finalmente, quiero tocar un punto acerca de las generaciones. Aquí en el Congreso Radical Negro hay muchos activistas mayores y muchos miembros de la nueva generación. Los mayores como yo que jamás abandonamos la meta revolucionaria tenemos una gran responsabilidad: hemos participado en la lucha, y nos toca entregar ese legado y sus lecciones a la nueva generación. Por otra parte, hay mucho que aprender de la juventud.

Juntos, los mayores y la nueva generación podemos organizar la resistencia de los que el sistema ataca y roba, podemos forjar un movimiento con la meta, no de poner parches a este pinche sistema ni de pedir migajas, sino de tumbarlo a través de una revolución y construir un mundo totalmente nuevo. Hagámoslo junto con nuestras hermanas y hermanos del mundo entero que están luchando contra el mismo enemigo imperialista.

CARL DIX es miembro fundador del PCR, EU y su vocero nacional. Fue uno de los "6 de Ft. Lewis", seis soldados que rechazaron órdenes de ir a Vietnam en 1970; lo sentenciaron a dos años en la prisión militar de Leavenworth. Participó en organizaciones revolucionarias en los años 70. Ha organizado protestas contra la masacre de MOVE, participado en el debate sobre la liberación de los negros y de la mujer, y apoyado la guerra popular en el Perú. En 1992, estuvo en las primeras líneas de la lucha antes y después del veredicto en el caso de Rodney King. En 1996, participó en la convocatoria del Día Nacional de Protesta el 22 de Octubre para Parar La Brutalidad Policial.

Carl Dix se puede contactar por medio de RCP Publications, Box 3486, Chicago, Ill., o en Nueva York en el teléfono (212) 713-5084.


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