Huelga general estremece a Puerto Rico

Obrero Revolucionario #966, 19 de julio, 1998

Una huelga general paralizó a Puerto Rico el 7 y 8 de julio. El aeropuerto internacional de San Juan, la capital, estuvo cerrado medio día y no circularon taxis ni autobuses. Por todo el país cerraron centros comerciales, bancos y universidades. En San Juan, los estudiantes quebraron vitrinas y pelearon con la policía.

La huelga general fue convocada por el Comité Amplio de Organizaciones Sindicales, Religiosas, Políticas, Culturales y Estudiantiles (CAOS), que reúne 60 sindicatos y organizaciones, para protestar contra la venta de la Compañía Telefónica de Puerto Rico. A mediados de junio, el gobernador de Puerto Rico, Pedro Roselló, anunció que se había aceptado la oferta de la compañía estadounidense GTE para comprar, en consorcio, el 51% de las acciones de la Telefónica.

Los 6400 trabajadores de la Telefónica se lanzaron a la huelga inmediatamente. Dicen que si la compra la GTE, miles quedarían desempleados. Pero eso no es lo único que les inquieta; dicen que una compañía de servicios públicos debería quedar en manos del gobierno y no en manos particulares, y menos de una compañía yanqui. También criticaron al gobierno de Roselló por llevar a cabo las negociaciones en secreto y por aceptar condiciones muy favorables a la GTE. Los huelguistas de la Telefónica se han ganado el apoyo de otros trabajadores y amplios sectores de Puerto Rico.

La huelga ha tenido mucho éxito. La Telefónica admite que está paralizada una cuarta parte de las líneas, lo cual afecta a cientos de residencias, cajeros automáticos y negocios que dependen del teléfono y el correo electrónico. Los cables de teléfono de la enorme base naval de Estados Unidos en Roosevelt Roads están cortados.

Hubo escaramuzas entre huelguistas y policías, y el FBI está metido directamente para reprimir la huelga.

Uno de los principales blancos de la protesta es el Banco Popular, por ser socio en la compra de la Telefónica. Se le acusa de "traidor" y ha habido boicots, piquetes de protesta y dinamitazos en varias sucursales.

En Nueva York hubo manifestaciones frente a sucursales del Banco Popular y otras expresiones de apoyo a la huelga.

Parálisis general

La madrugada del 7 de julio, se instalaron equipos de policías y agentes del FBI en el aeropuerto internacional para mantenerlo abierto. Pero los huelguistas les salieron al paso y bloquearon las entradas con tractores y carros. Según la prensa, cientos de trabajadores armados con palos y bates de béisbol estaban listos para vérselas con la policía. A las 7 a.m. el tráfico de entrada y salida del aeropuerto estaba paralizado, y todos los vuelos se cancelaron.

Antes de empezar la huelga general, la gerencia de Plaza Las Américas--el centro comercial más grande del Caribe--anunció que cerraría los dos días porque se planeaban piquetes de huelga a la entrada. Otros centros comerciales y negocios del país también tuvieron que cerrar. Los cruceros de turistas que iban a desembarcar en San Juan se cancelaron.

En San Juan, los maestros se manifestaron frente al Departamento de Educación. En la madrugada del 8, un grupo de jóvenes rompió las vitrinas del Banco Popular, y lanzó botellas y latas a la policía, quien contraatacó con gas lacrimógeno y arrestó a 17 personas.

El Frente Universitario contra la Privatización organizó un festival musical en la Plaza Celulares de San Juan en solidaridad con la huelga. Se disfrutó de la música de varios conjuntos de renombre, se bailó y se corearon consignas de apoyo a la huelga.

Según CAOS, unos 500.000 trabajadores participaron en la huelga general. Un informe de la cadena CNN señaló: "En los piquetes predominaba un ambiente de carnaval, los huelguistas cantaban estribillos contra Roselló y coreaban: `No rendirse; nunca, la Telefónica le pertenece al pueblo'. Los vendedores ambulantes hicieron su agosto vendiendo banderas puertorriqueñas". Otra consigna muy coreada fue: "ĄPuerto Rico no está en venta!".

La huelga general terminó el miércoles por la noche en medio de varias manifestaciones independentistas. En la mayor de ellas, en San Juan, habló Lolita Lebrón, quien en 1954 encabezó el ataque armado contra la Cámara de Representantes de Estados Unidos y fue presa política casi 30 años.

Manifestación de nacionalismo

El gobierno de Puerto Rico trató de privatizar la Telefónica en 1990, pero se vio obligado a abandonar ese plan debido a masivas protestas. El actual gobierno, sin embargo, dice que esta vez nada impedirá la venta.

La venta de la Telefónica es el principal punto del programa de privatización, que va a vender varias empresas estatales a consorcios privados para atraer más inversiones extranjeras. Roselló ya vendió la naviera mercante y ha puesto a la venta hospitales y hoteles.

Estados Unidos y otras potencias imperialistas están promoviendo una racha de privatizaciones en los países oprimidos, especialmente en Latinoamérica, para explotarlos más y sacar más ganancias. En Perú, por ejemplo, el gobierno de Alberto Fujimori ha vendido muchas empresas, como las mineras, a bajísimos precios. Esas inversiones le dieron un breve "repunte" a la economía peruana, pero también apretaron el yugo imperialista.

En Puerto Rico, donde el 25 de julio se conmemorará el centenario de la invasión yanqui, la venta de la Telefónica a Estados Unidos le ha echado sal a la herida del orgullo nacional y ha dado a la huelga una fuerza emocional que le ha permitido ganarse un amplio apoyo.

La clase dominante ha querido limitar el "debate" sobre el futuro de Puerto Rico a "elegir" entre: Estado Libre asociado o estado número 51. Sin embargo, la huelga y el amplio apoyo con que cuenta son una expresión de las profundos aspiraciones nacionales del pueblo puertorriqueño: su lucha por la autodeterminación, su rechazo al dominio yanqui y su deseo de liberarse de las cadenas de la opresión colonial.


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