Negros y judíos

Punto de vista revolucionario

Obrero Revolucionario #971, 30 de agosto, 1998

¿Quiénes son nuestros enemigos? ¿Quiénes son nuestros amigos? Este es un problema de primera consideración para la revolución.

Mao Tsetung

Se dice que en la historia los judíos han desempeñado un papel especial en la opresión de los negros y que les han impedido progresar dentro del sistema capitalista.

Se dice que los comerciantes y esclavistas judíos desempeñaron un papel especial en la brutal trata de esclavos que secuestró africanos para traerlos al Nuevo Mundo.

Se dice que los comerciantes y caseros judíos son los que más culpa tienen de la pobreza en los barrios negros.

Se dice que el "control judío" de la prensa y las instituciones de educación ha llevado a una "conspiración judía" consciente para hacer que los negros tengan una "imagen negativa" de sí mismos y "odio a sí mismos".

Eso no es cierto; son ideas que se basan en mitos, tergiversaciones y prejuicios. Todos los que en realidad quieran acabar con la opresión de los negros, y con todos los sistemas opresivos, tienen que distinguir científicamente al verdadero enemigo:

  • El principal opresor y principal enemigo de los negros es el sistema capitalista-imperialista y su clase dominante. Este sistema se ha cebado de la mano de obra de generaciones de negros y de millones más de trabajadores; este sistema ha creado los ghettos, ha causado el desempleo, ha ocupado los barrios negros con la fuerza de las armas y ha oprimido sistemáticamente a los negros como pueblo; y la clase dominante de este sistema es la que se beneficia de esa situación y está empeñada en mantenerla.
  • Los judíos nunca han sido, ni son hoy, los principales opresores de los negros. La verdad es que los judíos como judíos nunca han sido grandes opresores de ningún pueblo o clase.
  • Hoy en Estados Unidos la mayoría de los judíos pertenecen a la clase media y desempeñan diversos papeles sociales y políticos. Especialmente en los ghettos de Nueva York, hay dueños de tiendas y propietarios de edificios judíos, pero eso no quiere decir que los judíos han sido los principales opresores de los negros ni que causaron su pobreza. Por lo general, la gran mayoría de los judíos no son opresores y son posibles aliados y partidarios de la revolución.
  • El antisemitismo, la idea de que los judíos como judíos son el enemigo, le hace el juego al verdadero enemigo. Si un judío hace algo, eso no quiere decir que todos los judíos sean responsables, ni tampoco que los judíos se beneficien como grupo. Es cierto que unos judíos son opresores e incluso que algunos pertenecen a la clase dominante. Pero eso se debe a su posición de clase y al papel que desempeñan en el sistema social y económico capitalista, y no a que sean judíos.
  • No hay y nunca ha habido una "conspiración internacional judía". El libro Sabios de Sion: Protocolos, que supuestamente documenta tal conspiración, fue completamente inventado por reaccionarios y por la policía política para envenenar al pueblo.
  • Los judíos no son opresores, pero el Estado de Israel sí es un enemigo del proletariado internacional. Israel es el opresor directo del pueblo palestino y sirve a los imperialistas; es una cabeza de playa del imperialismo en el Oriente Medio. El sionismo es un movimiento nacionalista reaccionario que apoya a Israel y su opresión de los pueblos árabes. Pero el sionismo no es lo mismo que la religión judía, el judaísmo. Los sionistas dicen que son los representantes de los judíos, pero no hablan en nombre de todos los judíos ni representan sus intereses.

    PARTE 1:
    LA VERDAD SOBRE LOS JUDÍOS,
    EL CAPITALISMO Y
    LA TRATA DE ESCLAVOS

    Por más de tres siglos a los africanos los secuestraron para venderlos en el Nuevo Mundo. Maltrataron, tiraron al mar, violaron y mataron de trabajo a un sinnúmero de seres humanos. La trata de seres humanos y el trabajo de los esclavos sentaron las bases para el capitalismo moderno y su mercado mundial. En estrecha conexión con la clase de esclavistas que surgió en el Nuevo Mundo, una clase de capitalistas mercantiles y financieros en Europa y las colonias de Norteamérica se volvió rica.

    El libro Secret Relationship Between Blacks and Jews (Relación secreta entre negros y judíos), publicado recientemente por la Nación de Islam, sostiene que los comerciantes judíos desempeñaron un papel especial y "fuera de proporción" en la trata de esclavos de Africa. Con ese argumento, se dice que los judíos siempre han sido opresores especiales de los negros.

    La trata de esclavos no fue algo eminentemente judío. La verdad es que los judíos desempeñaron un papel secundario en la trata de esclavos del Atlántico. Unos judíos portugueses participaron en la trata de esclavos de los holandeses; y familias judías portuguesas desempeñaron un papel importante en la trata de esclavos en ciudades de la costa del este de Norteamérica. Henry Louis Gates, Jr., profesor de estudios afroamericanos de Harvard, calcula que los traficantes judíos del Nuevo Mundo fueron responsables de la importación de 2% de los esclavos.

    Además, los pocos judíos que participaron en la trata de esclavos no lo hicieron porque eran judíos. Hay quienes promueven la teoría "racial" de que los judíos son por naturaleza codiciosos, pero esa teoría no tiene ninguna base científica. Es tan falsa como la teoría "racial" de que los negros son "inferiores".

    La verdad es que la participación de comerciantes judíos en la trata de esclavos se debió a su posición de clase, como comerciantes y banqueros capitalistas, y su correspondiente papel en la estructura social y el proceso de acumulación capitalista, y no a que eran judíos.

    Método incorrecto

    Un método que se aplica para culpar a los judíos como judíos por la opresión es decir que si una persona judía hace algo opresivo es porque los judíos como grupo lo apoyan y controlan secretamente.

    Pero los pocos comerciantes de esclavos y esclavistas judíos desempeñaron un papel menor en un proceso mucho más grande. A lo largo de los siglos de la trata de esclavos, todas las monarquías europeas (inglesa, francesa, holandesa, danesa, sueca, española, portuguesa, italiana y alemana) y todas las clases mercantes aliadas con ellas participaron en el secuestro y explotación de los esclavos africanos. La gran mayoría de ellos eran católicos y protestantes.

    Al mismo tiempo, árabes musulmanes realizaban su propia trata de esclavos en el desierto del Sahara y a lo largo de la costa este de Africa. Por varios siglos, africanos secuestrados al sur del desierto del Sahara llegaban a marchas forzadas a Zanzíbar (una isla de la costa este de Africa), donde los vendían a los países árabes musulmanes del Oriente Medio y el norte de Africa.

    La trata de esclavos de los árabes fue menor que la trasatlántica de los europeos. Sin embargo, los cristianos y los musulmanes desempeñaron un papel mucho mayor que los judíos en la trata de esclavos. Durante siglos, a los africanos les impusieron el cristianismo y el Islam.

    Durante los siglos del comercio de esclavos a través del Atlántico (los siglos 16, 17 y 18) la gran mayoría de los judíos no desempeñaron ningún papel en él. Ellos mismos eran pobres y perseguidos por las clases dominantes de Europa.

    Lo más importante que uno tiene que saber sobre la trata de esclavos, si en realidad quiere saber quién tiene la culpa de la opresión de los afroamericanos y cómo pararla, es el papel central que desempeñó la naciente clase capitalista de Estados Unidos. En ese entonces, la mayoría de la clase capitalista eran comerciantes ingleses protestantes y tenían su centro de operaciones en Nueva Inglaterra. Para esos "padres de la patria" del capitalismo estadounidense y los esclavistas de los estados del Sur, la trata de esclavos fue una gran oportunidad. Con ella financiaron el proceso sanguinario que a la clase capitalista de Estados Unidos a su posición actual como principal explotador del mundo.

    A lo largo de toda la expansión de Estados Unidos, su clase dominante ha sido el principal opresor del pueblo afroamericano.

    Los judíos durante la lucha
    armada contra la esclavitud

    A principios del siglo 19, la población de judíos en Estados Unidos era pequeña, y cuando empezó la lucha contra la esclavitud tomaron partido a ambos lados del conflicto.

    Unos comerciantes judíos de los estados del Sur tenían esclavos, que más que nada usaban como sirvientes, al igual que otros europeo-americanos de las mismas clases. Está documentado que un rabino de renombre justificó la esclavitud con el Antiguo Testamento. También está documentado que otro rabino, David Einhorn, fue abolicionista y lo condenó, diciendo que "el gran rabino de Nueva York" ha "proclamado que el Dios de Israel es el Dios de la esclavitud, y eso ha encantado a los esclavistas y accionistas judíos".

    El libro Secret Relationship Between Blacks and Jews dice que entre los muchos colonos europeo-americanos que reprimieron la heroica rebelión de 1831 dirigida por el esclavo Nat Turner había "dos milicianos judíos". Pero eso no quiere decir que los judíos como judíos eran defensores de la esclavitud.

    Durante la década de 1850, tres inmigrantes judíos apoyaron la lucha armada de John Brown contra la esclavitud en la "Sangrienta Kansas". También está documentado que un judío de nombre Michael Greenbaum encabezó una movilización para liberar a un esclavo capturado en Chicago con la Ley de Esclavos Fugitivos.

    Unos judíos del Sur combatieron del lado de la Confederación durante la guerra de Secesión, pero muchos más judíos del Norte combatieron del lado de la Unión. Durante esa guerra, la población judía se dividió, al igual que el resto de los colonos europeo-americanos.

    El sistema expulsa
    a los negros del campo
    a las fábricas

    A fines del siglo 19 y comienzos del 20, se explotaba la mano de obra negra principalmente en el campo, en las plantaciones de alimentos, tabaco y algodón para las industrias y el mercado capitalistas. Durante esos años, los capitalistas del Norte tenían alianzas con los hacendados del Sur (la gran mayoría protestantes angloamericanos). A los negros los mantenían atados al campo con leyes y la brutal represión del Ku Klux Klan.

    En la misma época, millones de judíos llegaron a Estados Unidos huyendo de la persecución y genocidio en Europa del este, y terminaron haciendo los peores trabajos en fábricas y talleres de Nueva York y otras ciudades de la costa este. Así que tampoco en esos años los judíos fueron los principales explotadores de los negros.

    Con la I Guerra Mundial, el sistema capitalista tuvo otras necesidades, y fomentó la gran migración de negros del Sur a los ghettos del Norte, donde se transformaron en proletarios. La guerra mundial suspendió la emigración de Europa, pero la industria militar necesitaba nuevos trabajadores. Puesto que no había suficientes blancos, los capitalistas permitieron que los negros entraran a la industria, pero siempre en los trabajos peor pagados. Los dueños de minas de Virginia mandaron furgones de ganado para transportar campesinos negros a las minas. Henry Ford, Sr., el industrial automovilista, odiaba a los judíos y fundó el pueblo segregado de Inkster para sus nuevos trabajadores negros. Ford apoyó una organización de docenas de miles de klanistas para mantenerlos vigilados.

    Así como la expansión capitalista aceleró la emigración de los negros, la depresión de los años 30 la retardó.

    La II Guerra Mundial produjo una escasez de mano de obra y otra vez los negros emigraron a las ciudades, alejándose de las plantaciones, la franca segregación y el terror de los linchamientos. Muchos más viajaron al Norte cuando la mecanización de la agricultura los dejó sin trabajo. Millones de trabajadores de campo fueron desplazados de la tierra hacia las ciudades.

    Las teorías antijudías dicen que para comprender la historia hay que buscar la "mano escondida" de la "conspiración judía". Eso no es cierto. La historia nos enseña que la famosa "mano invisible" del capitalismo es la que ha desplazado a los negros, transformado su modo de vivir, los ha concentrado en los ghettos y en las fábricas, reprimido con la supremacía blanca y oprimido como pueblo. Es esa "mano invisible" del capitalismo la que en las últimas décadas ha eliminado millones de empleos de las zonas urbanas, dejando en ruinas las comunidades negras.

    Diferentes experiencias de opresión

    Los judíos y otros proletarios que llegaron de Europa fueron explotados durante décadas y padecieron ciertas formas de discriminación en este país.

    Pero la opresión de los trabajadores inmigrantes de Europa no es comparable a la experiencia de los negros. Al igual que otros inmigrantes europeos, los judíos lograron "mezclarse" con la población europeo-americana. Pero los negros forjaron una nación oprimida por su experiencia histórica de represión, falta de igualdad y falta de derechos como pueblo, por ejemplo sin el derecho a la autodeterminación. Los negros de Estados Unidos han sufrido una doble opresión: como nación y como proletarios, concentrados en los sectores más explotados de la clase obrera.

    Eso quiere decir que mientras los inmigrantes europeos tenían posibilidades de "salirse" de la clase obrera e integrarse a la clase media, las grandes masas de negros estaban amarradas a los niveles inferiores de la clase obrera.

    Para la mayoría de los negros, la vida en las ciudades ha sido la miseria de los ghettos, pobreza, pocos médicos y toda clase de dificultades. Después de la II Guerra Mundial, a muchos negros pobres de Nueva York les parecía que sus opresores más cercanos eran los judíos europeo-americanos; muchos propietarios de edificios, dueños de tiendas, trabajadores sociales y directores de escuelas eran judíos. Por ejemplo, en la década del 60, el 30% de los propietarios de edificios de Harlem eran judíos.

    A menudo, esas fuerzas de la clase media han sido las caras más visibles y más odiadas del sistema por la manera en que tratan al pueblo. Pero enfocarse en esos antagonismos es un problema porque no apunta al verdadero enemigo.

    PARTE 2:
    FALSA TEORIA SOBRE
    LA POBREZA DE LOS NEGROS

    Unos dicen que los judíos dueños de tiendas en los ghettos, y no el sistema, son los que han creado la pobreza. Dicen que los "judíos son los chupasangres de la comunidad negra".

    Dicen que la pobreza de los negros ocurre cuando los dueños de tiendas, que vienen "de afuera", se llevan "el dinero" de los consumidores negros, y que eso enriquece a otras comunidades y deja "menos dinero en la comunidad negra para circular y crear nuevos trabajos". La solución, según esa teoría, es correr a los dueños de tiendas y propietarios "de afuera" (no solo los judíos sino también los coreanos, los árabes y demás), y reemplazarlos con negocios negros. Así los "dólares negros" se quedarán en el ghetto y "crearán prosperidad y trabajos".

    La verdad es que esa teoría está en el mismo campo que la teoría económica de Reagan, que decía que si ayudamos a enriquecerse a los capitalistas de "nuestra" nacionalidad, poco a poco la riqueza se regará al resto de la comunidad.

    Esa teoría la fomentan negros que aspiran a ser capitalistas y quieren aprovechar la ira del pueblo en beneficio propio.

    Esta teoría ha calado entre las masas negras y algunos sectores piensan que los judíos, especialmente los dueños de tiendas y propietarios, desempeñan un papel especial en la explotación y represión de los negros.

    Pero no es cierto que los judíos han sido los principales opresores de los negros:

    Para empezar, un porcentaje muy pequeño de judíos vive de la economía del ghetto. Por cada explotador judío ha habido otro judío (comunista, sindicalista o activista pro derechos civiles) que ha luchado contra el capitalismo y el racismo.

    En segundo lugar, los judíos que participan en actividades explotadoras no lo hacen como judíos ni como representantes de todos los judíos. Repetimos, los judíos que oprimen lo hacen por su posición de clase y por el papel que desempeñan en la estructura social y en el proceso de acumulación capitalistas, y no porque sean judíos.

    En tercer lugar, los principales explotadores de los ghettos no son los dueños de tiendas, propietarios de edificios ni trabajadores sociales, sino la clase dominante de capitalistas monopolistas.

    La clase capitalista monopolista es
    el principal opresor de los negros

    Correr de los ghettos a todos los dueños de tiendas y propietarios "de afuera", sacan a todos los dueños de tiendas árabes, coreanos y judíos, y reemplazar a todas las compañías de discos de dueños judíos con "compañías negras independientes", no acabaría con la pobreza de los negros, ni resolvería el problema de desempleo para millones de negros.

    Eso se debe a que las pésimas condiciones de vida en los ghettos no las han creado los pequeños dueños de tiendas. Ellos son insignificantes ante la verdadera clase dominante, que está armada de armas nucleares, domina imperios mundiales y maneja millones de millones de dólares de inversiones.

    El sistema capitalista-imperialista ha creado la pobreza y opresión de los negros. La clase dominante es la que se beneficia de su pobreza y opresión.

    El sistema es responsable del desempleo y los bajos sueldos: las grandes corporaciones invierten donde los sueldos son más bajos; cierran fábricas y abandonan ciudades enteras cuando les conviene.

    Los principales propietarios de los ghettos son grandes corporaciones, como las universidades, la iglesia católica y muy especialmente los bancos de Wall Street. El abandono de los ghettos se debe al afán del sistema de extraer las máximas ganancias. Los capitalistas dejan derrumbar los ghettos para ir donde puedan exprimir mayores ganancias, invierten donde haya más rendimiento y sacar ganancias de las viviendas de los pobres. Ese "funcionamiento normal" del capitalismo se combina con maniobras deliberadas para mantener la discriminación y segregación de los negros.

    Las pésimas condiciones de vida en los ghettos, como los malos servicios médicos, de bomberos, escuelas, recolección de basura, mantenimiento de parques, etc., se deben a las prioridades del gobierno, que sirve a la clase dominante.

    En las ciudades grandes de todo el país la policía amedrenta y maltrata al pueblo. Nadie puede decir que los puercos asesinos son judíos en su mayoría, ni que "trabajan para los judíos". Reciben órdenes del Estado capitalista y sirven a la clase dominante imponiendo el sistema económico y la supremacía blanca.

    El barrio Crown Heights de Nueva York

    En los últimos años se ha visto en Crown Heights, Nueva York, un fuerte conflicto entre la comunidad afroamericana-caribeña y los lubovitcher, un grupo judío ultraortodoxo. Desde hace muchos años la policía de Nueva York ha trabajado de la mano con la dirección de los lubovitcher. Patrullas armadas de lubovitcher y reaccionarios paramilitares de la Organización de Defensa Judía (ODJ) han estado hostigando a los negros de los barrios vecinos. En 1991 la tensión estalló cuando un lubovitcher atropelló a un niño negro, y se prendieron varios días de luchas campales de negros y caribeños contra la policía. Desde ese entonces, las cortes han castigado duro a los negros que participaron en los disturbios; a un señor lo sentenciaron a muchos años de cárcel por "incitar" a los demás. El alcalde Giuliani ha pedido perdón a los lubovitcher porque la policía no reprimió con mayor fuerza a los negros y caribeños. Aquí se ve tanto la indignante desigualdad como la injusticia que la policía comete y que las altas autoridades defienden.

    Pero la colaboración entre los lubovitcher y la policía en Crown Heights no es un ejemplo de que la policía "trabaja para los judíos". Más bien muestra cómo el sistema usa a un grupo religioso conservador para mantener bajo la bota a los negros y caribeños. Las acciones de la policía refuerzan las desigualdades sociales y fomentan más enemistades entre el pueblo.

    Así que es importante que los revolucionarios tracemos unas claras líneas divisorias: la mayoría de los judíos no son del grupo lubovitcher. Y no todos los lubovitcher ni otros judíos hasidistas ultraortodoxos son racistas.

    El FBI y otras dependencias del gobierno llevan muchos años fomentando "enemistades entre judíos y negros" e infiltrando grupos como la ODJ. Cuando esos reaccionarios colaboran con las autoridades contra el pueblo, hay que combatirlos. Pero no es una batalla contra "los judíos". Si el blanco de la batalla no es el sistema, pues el verdadero enemigo sale impune.

    Los privilegios de los que goza la comunidad lubovitcher de Nueva York no prueban que "los judíos controlan" la ciudad. Nueva York es el centro del sistema capitalista de Estados Unidos, y como tal es el centro de muchos capitalistas monopolistas. Es un centro bancario, financiero y comercial del mundo. Los rascacielos pertenecen a bancos grandes y corporaciones. Ahí viven millones de inmigrantes de todas partes del mundo, a quienes los explotan en maquiladoras u otros empleos. Esos son los intereses que las autoridades civiles y la policía defienden y protegen.

    A la clase dominante no
    "la controlan los judíos"

    Hay quienes piensan que la clase dominante de Estados Unidos es judía (o que por lo menos "la controlan los judíos".) No es cierto.

    Hay judíos en la clase dominante, pero son un porcentaje minúsculo de los capitalistas monopolistas que controlan la industria y la sociedad. Ciertos bancos y compañías financieras son de judíos. Asimismo, unos pocos judíos están en los más altos niveles del gobierno.

    Pero la verdad es que, por lo general, las salas de las juntas corporativas y los clubs campestres de los ricos han sido de las últimas instituciones sociales en parar la discriminación contra los judíos. Muchos judíos terminaron en industrias como la costura, la venta al por menor y el cine porque las demás industrias, y especialmente las grandes corporaciones, los excluían. Por ejemplo, según un estudio reciente que siguió la suerte de los graduados de la Facultad de Negocios de la Universidad de Harvard, la posibilidad de que un judío terminara como ejecutivo de una "gran corporación" era 30 veces menor.

    Hay distintas clases sociales entre los judíos, y cada una tiene sus propios intereses de clase. Los miembros de la clase dominante que son judíos no son representantes de los "intereses judíos". Sus acciones no benefician a los judíos. Tampoco funcionan como una "red judía" ni como "cabilderos para Israel" dentro de la clase dominante.

    Por ejemplo, Henry Kissinger (secretario de Estado durante el gobierno de Richard Nixon) no fue un "representante de los judíos" en la Casa Blanca (como tampoco el general Colin Powell fue un representante del pueblo negro cuando era jefe del estado mayor de las FFAA). A Kissinger lo escogieron como vocero de la política internacional de Estados Unidos en los años 70 porque siempre velaba por los intereses de la clase de los capitalistas monopolistas, a pesar del profundo antisemitismo de su patrón y líder político de la clase dominante de aquella época, Richard Nixon, quien se quejaba constantemente de "los judíos".

    Igualmente, "los judíos" no controlan los medios de comunicación ni la industria del cine. Ciertas figuras destacadas de los medios de comunicación, de la industria de la música y del cine son judíos, pero los medios de comunicación y las instituciones culturales sirven a la clase capitalista en su conjunto, promoviendo ideas e imágenes cuyo propósito es reforzar y preservar el sistema.

    PARTE 3:
    MITOS SOBRE "CONSPIRACIONES INTERNACIONALES"
    Y "LOS FALSOS JUDIOS"

    El antisemitismo, que dice que todos los judíos son enemigos, le cae de maravillas al verdadero enemigo. Descamina la indignación y lucha de las masas, y aísla a los oprimidos de sus aliados.

    Además, el antisemitismo le da a entender a la clase dominante que ciertas fuerzas no quieren atacar del todo a este sistema. No es militante. No se propone elevar la conciencia de la juventud; promueve una conciencia falsa, doctrinas falsas y confusión.

    Hoy se oyen muchas teorías y prejuicios antijudíos de "conspiraciones internacionales". Desde comienzos del siglo, los grandes capitalistas y los racistas profesionales han alentado las mismísimas teorías. En los años 20, el Ku Klux Klan decía que sus siglas representaban a sus tres enemigos: los negros, los judíos y los católicos ("Koons, Kikes and Katholics").

    El libro Sabios de Sion: Protocolos fue escrito por el director de la policía política del zar ruso hace casi cien años, aunque se dice que son las notas de los líderes judíos de una conspiración internacional. Pero es pura invención para sembrar divisiones en el pueblo, y para desacreditar a todo movimiento progresista con el cuento de que se propone destruir la civilización. El movimiento nazi de Hitler lo publicó varias veces y lo usó como pretexto para invadir a los países vecinos y para exterminar a millones de personas.

    Si uno verdaderamente odia la opresión, ¿cómo va a tomar prestada la ideología de esas fuerzas? Esas odiosas teorías racistas no pueden iluminar la heroica lucha de los negros por la liberación.

    Unos han acusados a los judíos de Estados Unidos de ser "judíos falsos". Esa ridícula acusación se deriva de una creencia de que los judíos askenazi, que hablan yiddish y antes de la II Guerra Mundial vivían en la región Pale de Polonia, Lituania, Rusia y Ucrania, no son descendientes de los hebreos del Viejo Testamento. Se dice que los judíos de Estados Unidos (predominantemente askenazi) mienten cuando dicen que son el "pueblo escogido". Se dice, además, que los hebreos de la antigua Palestina eran negros o africanos y, por tanto, el verdadero "pueblo escogido de Dios" es negro.

    La investigación histórica no ha dado respuesta todavía a ese debate; todavía no se han confirmado los orígenes de los judíos de la región Pale; no se puede decir con certeza si descienden de los hebreos de Palestina o si muchos de ellos son khazar (que se convirtieron al judaísmo en el sur de Rusia). Tampoco se puede decir con seguridad cuáles eran las características físicas de los antiguos hebreos.

    Sin embargo, sí se pueden decir varias cosas con certeza. Una es que, sea cual sea la historia del desplazamiento de los pueblos de la antigua Palestina, los sionistas no tienen derecho de robarles Palestina a los palestinos árabes.

    Segundo, ser judío es un asunto social, es una identidad religiosa y cultural. No es correcto decir que los judíos de Estados Unidos son "judíos falsos". La mayoría de los judíos de Estados Unidos descienden de la región Pale, donde se practicó la religión judía por siglos a pesar de la persecución religiosa. Muchos practican la religión judía hoy y son judíos.

    No es correcto argumentar "quién es verdaderamente el pueblo escogido".

    Para empezar, los oprimidos de hoy no tienen por qué obsesionarse con las antiguas profecías o parábolas de las religiones judía y cristiana. Esas fascinaciones místicas no aclaran los puntos de las luchas de liberación que estamos librando hoy. La revolución requiere un análisis claro de la vida real y la metodología científicas dialéctica materialista. La verdad es que no hay dios y por lo tanto no puede haber ni una nación ni un pueblo escogido por él. Además, los que creen en dios deben rechazar la idea de que su dios prefiera a su nacionalidad por sobre las otras.

    La mitología del "pueblo escogido" justifica la división y opresión de las naciones. Los imperialistas yanquis dicen que sus ejércitos "tienen a dios de su lado"; los expansionistas sionistas justifican haberle robado Palestina a los árabes con la mitología del "pueblo escogido"; los movimientos cristianos racistas de hoy dicen que los "americanos" blancos son el "pueblo escogido".

    ¿Por qué, entonces, si uno toma en serio la liberación de los negros, va a predicar la retórica del "pueblo escogido"?

    El Estado de Israel es un enemigo

    El movimiento revolucionario y las masas tienen que luchar para hacer un balance claro y correcto de Israel, que es un enemigo del proletariado internacional y el opresor directo del pueblo palestino. Israel desempeña el papel de fortaleza del imperialismo yanqui en todo el Oriente Medio.

    Pero hay que entender que el Estado de Israel no es lo mismo que el pueblo judío. El sionismo (el reaccionario movimiento nacionalista pro Israel) no es lo mismo que la religión judía, el judaísmo. Los sionistas y el Estado de Israel afirman que hablan en nombre de todos los judíos, pero no es cierto. De ninguna manera son representantes de los intereses de todos los judíos.

    No se puede forjar una unidad duradera entre los judíos y los negros sin repudiar y oponerse al Estado de Israel; y para muchos judíos eso será una ruptura radical y difícil.

    Unir a todos los que se pueda unir

    Para que crezca y salga victorioso un movimiento revolucionario en Estados Unidos, es necesario aplicar la política maoísta de "unir a todos los que se pueda unir contra el verdadero enemigo".

    La base de la revolución deben ser los oprimidos, especialmente los proletarios. Pero también tiene que atraer a todos los aliados posibles y neutralizar a todos los adversarios posibles. Necesita crear una polarización favorable y atraer a todos los que sea posible para luchar contra el sistema.

    Por eso los maoístas trabajamos para forjar un frente único bajo dirección proletaria y decimos que esa es la estrategia revolucionaria con que podremos tumbar el sistema.

    Hay que atraer al frente único bajo dirección proletaria a la gran mayoría de los judíos en Estados Unidos, con la excepción del puñado que sean miembros de la clase dominante.

    Las fuerzas conscientes de clase deben desempeñar un papel especial para atraer a las filas revolucionarias a todas las fuerzas posibles. Un aspecto de eso es librar una lucha ideológica y política con los judíos de la clase media para que apoyen la lucha revolucionaria de los oprimidos. Además, hay que enseñarles a los oprimidos a distinguir entre las varias comunidades y fuerzas judías.

    Existe mucha confusión entre los judíos, los negros y otros grupos sobre estos puntos. Hay muchos que defienden apasionadamente ideas incorrectas. Pero por esa razón es más importante que nunca que el movimiento revolucionario y los proletarios conscientes de clase tomen una posición firme y clara.

    Liberar al pueblo requiere un análisis claro y una lucha para mantener "el premio en las miras". Requiere un movimiento capaz de unir a todos los que se pueda unir, y que entienda que no se pueden resolver los problemas de los oprimidos sin tumbar el sistema capitalista-imperialista. En las luchas de hoy, los comunistas revolucionarios están trabajando para forjar esa clase de movimiento.

    Este artículo salió en el No. 772; lo volvemos a publicar con ciertos cambios.


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