Misiles sangrientos, motivos sangrientos

Bombardeos de Afganistán y Sudán

Obrero Revolucionario #971, 30 de agosto, 1998

El 20 de agosto, Estados Unidos lanzó por lo menos 75 misiles Tomohawk contra Afganistán y Sudán. Los misiles, lanzados desde buques de guerra, dejaron muchos muertos y heridos en Afganistán. El gobierno de Sudán dice que destruyeron una fábrica farmacéutica en Khartum y mataron a muchos civiles.

En un discurso televisado a la nación, el presidente Bill Clinton dijo que el ataque fue un acto justificado de "autodefensa"; que el blanco fue "una red terrorista" encabezada por el líder fundamentalista islámico Osama bin Laden; y que "convincentes" fuentes de inteligencia comprobaban que él dio la orden de poner los cochebombas en las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania. Afirmó que bin Laden se encontraba en Afganistán planeando más ataques contra Estados Unidos y que tenía algo que ver con la fábrica de Sudán, donde supuestamente se fabrican componentes para armas químicas.

El discurso de Clinton tenía el propósito de embaucar al pueblo para que respaldara los ataques y futuras acciones militares contra "terroristas". No hay por qué tragarse ese cuento, y no simplemente porque ahora todo el mundo sabe que Clinton es un mentiroso empedernido. Por definición, los presidentes mienten para justificar bombardeos e invasiones. Veamos unos ejemplos: en 1964, Lyndon Johnson se inventó el incidente del golfo de Tonkín, Vietnam, para escalar la guerra; en 1983, Ronald Reagan invadió a Granada con el falso pretexto de "proteger" a ciudadanos estadounidenses; en 1990, George Bush dijo que había estadounidenses "en peligro" en Panamá para justificar la invasión.

Clinton dijo que la "guerra contra el terrorismo" es una "lucha entre la libertad y el fanatismo". Eso lo dice el cabecilla de un gobierno que le ha quitado la asistencia pública a cientos de miles de personas y que ha criminalizado a toda una generación.

Clinton dijo que este país quiere "paz y no conflicto...elevar la vida y no apagarla". Eso lo dice el representante de la potencia mundial que en 1991 descargó 50.000 bombas contra el pueblo de Irak y mató a cientos de miles de personas; que hoy destruyó una fábrica farmacéutica que produce la mitad de las medicinas de Sudán, un país azotado por extrema pobreza y una hambruna devastadora.

Clinton dice que hoy se ataca a Estados Unidos porque representa la "democracia". Como dice el Presidente del PCR, Bob Avakian: "En el mundo actual los crímenes más horrorosos se cometen en nombre de la democracia".

Cuando Clinton dice "autodefensa", no quiere decir que defiende los intereses de la gente común y corriente, sino de su clase: la clase de capitalistas monopolistas que controlan la riqueza y el poder, y que cabalgan sobre las masas de este país; la clase de capitalistas que explotan, dominan y matan a nuestras hermanas y hermanos oprimidos por todo el mundo. No sabemos la verdad sobre Osama bin Laden, pero sea cual fuera, lo cierto es que las masas de este país no deben dejarse engañar ni aceptar maniobras de la clase dominante para proteger los intereses y motivos de los imperialistas.

¿Cuáles son los intereses y motivos de los ataques contra Afganistán y Sudán?

Primero, remachar que Estados Unidos es la única superpotencia capaz y dispuesta a atacar en cualquier parte del mundo, aunque el presidente esté sumido en escándalos. El ataque hizo pensar en la película Wag the Dog, en la que unos subalternos de la Casa Blanca y un productor de cine se inventan una guerra para distraer la atención pública porque el presidente está metido en un escándalo. Pero este ataque lo aprobó la estructura de poder en su totalidad; el apoyo del Congreso y demás politiqueros fue casi unánime.

Segundo, el gobierno quiere establecer nuevos precedentes para futuros ataques e intervenciones militares. Ha dicho que Irak y Libia son "países piratas", y los ha atacado. Ahora ha hecho lo mismo contra Afganistán, cuya soberanía ha violado con el pretexto de que Osama bin Laden tiene campamentos ahí. El pretexto para atacar a Sudán fue más flojo, ya que bin Laden ni siquiera se encontraba ahí. Aparentemente, cualquier país podría ser atacado de sorpresa si Estados Unidos lo acusa de dar "santuario" a supuestos "terroristas", ¡o simplemente si ellos tienen inversiones en ese país! Por más que el Departamento de Justicia diga que los ataques son "legales" conforme al derecho estadounidense (o sea, la ley "contra el terrorismo" firmada por Clinton), los ataques contra Afganistán y Sudán se burlan del derecho internacional.

Los imperialistas yanquis se han dado carta blanca para atacar en cualquier parte del mundo con el pretexto de "contraatacar el terrorismo".

Tercero, el gobierno está preparando el terreno para establecer nuevas medidas represivas contra el pueblo aquí. Los "expertos de seguridad" ya dicen que va a ser necesario restringir los derechos civiles para librar la "guerra contra el terrorismo".

Cuarto, Estados Unidos quiere demonizar y criminalizar a quienquiera que acuse de "terrorismo", y hacer creer que sus ataques son parte de una lucha por la "democracia y la libertad". Pero la verdad es que muchas fuerzas políticas del mundo se oponen al imperialismo yanqui. Hay fundamentalistas islámicos (con una concepción retrógrada del mundo) que tienen agudas contradicciones con Estados Unidos. Pero en todo el mundo, el pueblo de las naciones oprimidas tiene reivindicaciones justas contra el imperialismo yanqui. En el Oriente Medio, hay mucha indignación por la guerra contra Irak y por las sanciones económicas que están matando a miles de niños. Además, este es apenas el último de los atropellos en esa región. Desde hace décadas los imperialistas yanquis, sus corporaciones y agentes como Israel, atropellan a los árabes, saquean el petróleo, arrebatan tierras y hunden al pueblo en la pobreza.

Por eso Estados Unidos se ha ganado el merecido odio de los pueblos del mundo, y por eso hay ataques contra sus embajadas, bases militares, etc. El pueblo tiene que comprender eso para no dejarse embaucar por los llamamientos de la clase dominante a respaldar agresiones militares por cosas como los dinamitazos de las embajadas en Kenia y Tanzania.

Un dicho chino viene al caso: "Los mandarines se permiten prender fuego a las casas del pueblo, mientras a este le prohíben encender sus lámparas". Los opresores se permiten cometer grandes crímenes, pero se rasgan las vestiduras de indignación cuando el pueblo responde. El gobierno acusa de "terrorista" a cualquiera que usa violencia contra él, pero el pueblo tiene que reconocer la diferencia entre la violencia injusta de los opresores y la violencia justa de los oprimidos.

En los años 80, Osama bin Laden, oriundo de Arabia Saudita, fue una pieza clave de las fuerzas islámicas que luchaban en Afganistán contra la ocupación soviética. Esas fuerzas participaron en la mayor operación de la historia de la CIA; recibieron gran cantidad de armas, entrenamiento militar y otras formas de ayuda. De hecho, se dice que los campamentos atacados el 20 de agosto en Afganistán fueron construidos por la CIA.

Ultimamente, las contradicciones entre bin Laden y otros fundamentalistas islámicos con Estados Unidos se han agudizado debido a varias razones, Estados Unidos colocó tropas en Arabia Saudita en 1990 para su guerra contra Irak, y esas tropas siguen ahí, donde están dos de los centros más sagrados del Islam; eso ha enfurecido a islamistas como bin Laden. Además, el respaldo de Estados Unidos a Israel y los ataques contra Irak han atizado las contradicciones.

No está claro si bin Laden u otras fuerzas islámicas llevaron a cabo los dinamitazos de las embajadas en Tanzania y Kenia. Pero las contradicciones entre esas fuerzas y Estados Unidos son un ejemplo de lo que Malcolm X decía: los imperialistas tarde o temprano "recogerán su amarga cosecha", o sea, la violencia que Estados Unidos ha desatado contra el mundo ahora lo acosa.

En su discurso a la nación, Clinton dijo que los "terroristas" atacan a Estados Unidos por "lo que representa". Por todo el mundo se sabe lo que Estados Unidos representa: el saqueo para aumentar sus ganancias y extender su poder imperialista a costa de los pueblos. El ataque de misiles contra Afganistán y Sudán es uno más de los muchos crímenes que ha cometido.

El gobierno ha dejado en claro que, con el pretexto de atacar a Osama bin Laden, lanzará más ataques. Por eso, hay que denunciar y oponerse a las maniobras de los imperialistas yanquis, los más viles perpetradores de violencia reaccionaria en el mundo.


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