Riverside, California:
La ejecución policial de Tyisha Miller

Obrero Revolucionario #989, 10 de enero, 1999

Tyisha Miller, de 19 años, salió con amigos una noche y se le ponchó una llanta del carro. Mientras esperaba que la fueran a ayudar cerró las puertas del carro con seguro y sacó una pistola, por si acaso. Al rato llegaron familiares, pero se inquietaron cuando no la pudieron despertar, por lo cual llamaron al 911 y pidieron auxilio. Pero llegaron cuatro radiopatrullas y en cuestión de minutos abrieron una ráfaga de fuego de 27 disparos, 12 de los cuales alcanzaron a Tyisha. El médico forense concluyó que por lo menos tres de los disparos pudieron matarla: dos de los cuatro que le perforaron el cráneo y uno que le dio en el pecho.

Por todos lados hay indignación. Los negros en particular dicen: "¡Se dan cuenta a lo que hemos llegado! Se llama al número de emergencia para que ayuden a una joven y los chotas la matan".

"Se pide ayuda y mandan asesinos", dijo Bernell Butler, un amigo de la familia Miller.

A cuatro de los chotas los han suspendido (o sea, les han dado vacaciones pagadas para que se pongan de acuerdo sobre lo que hicieron). En un principio la prensa no dejaba de repetir que los agentes dispararon en defensa, porque Tyisha supuestamente disparó primero. Pero después, en artículos perdidos en las últimas páginas, tuvieron que admitir que no existen pruebas.

*****

La noche que la mataron Tyisha fue de compras con amigos. Dejó a dos de ellos en Riverside, una ciudad de 250.000 habitantes cerca de Los Angeles, e iba a la casa de un tercero cuando se le ponchó una llanta del carro. A las 12:30 A.M. su amigo Bug llamó a su familia para decirles que ella esperaba en el carro estacionado en una gasolinera.

Una hora después llegó su prima Anthonete Joiner. Tyisha estaba recostada con el motor prendido; el radio y la calefacción también estaban prendidos y tenía una pistola en la falda.

La apariencia de Tyisha alarmó a Anthonete, quien dijo: "Cuando llegamos Tyisha estaba temblando" y no respondía cuando la llamaron. A la 1:50 A.M. llamaron al 911; dijeron que era un caso de emergencia médica y mencionaron la pistola.

Pero en vez de paramédicos, llegaron policías, quienes empezaron a ladrar órdenes a los amigos que se encontraban alrededor del carro. Luego se acercaron al carro y empezaron a gritarle a la inconsciente: "¡Manos arriba, sal del carro, abre la puerta!".

Anthonete les rogó que esperaran a que llevaran una llave para abrir la puerta. Pero en vez, como un pelotón de fusilamiento, los chotas formaron un semicírculo detrás del carro. Uno de ellos rompió la ventana del lado del chofer con una cachiporra y segundos después estalló la ráfaga de fuego. Anthonete Joiner estaba horrorizada. Los reporteros señalaron docenas de casquillos donde los agentes descargaron sus pistolas semiautomáticas de grueso calibre.

Al día siguiente, el titular de un diario local decía: "Policía defiende accionar de agentes", y repitió el cuento de la policía: Tyisha empuñó la pistola y los agentes abrieron fuego para defenderse. Anthonete rechazó esa versión; dijo: "Tyisha no se movió, estaba recostada en el asiento".

Un día después el Departamento de Policía dijo: "No podemos confirmar que ella disparó la pistola". Sin embargo, se llevaron el carro para buscar el casquillo del supuesto disparo.

No han arrestado a los asesinos de Tyisha; más bien han lanzado una operación para tranquilizar a la comunidad negra. Con ese fin, el jefe de policía escogió "líderes comunitarios" negros, pero ninguno de Rubidoux, donde vivía Tyisha. Un vocero de la Liga Urbana le dijo a la prensa nacional que era importante ver el incidente desde el punto de vista de la policía.

Un señor de Rubidoux nos dijo: "No quieren aclarar el problema, lo que quieren es callarnos. Creen que con un par de dólares van a callar a la familia y que los demás se van a olvidar de lo que pasó. Pero no es cuestión de dinero".

Rubidoux

Riverside es un pueblo fundado por misioneros españoles que llegaron para convertir a los indígenas al catolicismo y a la esclavitud. A lo largo del boulevard Mission las lámparas parecen campanas de misión. Más allá del barranco y al otro lado del río desaparecen los árboles y se ven las lomas rocosas que hacen recordar que el sur de California es un desierto.

Ahí precisamente está situado Rubidoux, un suburbio no incorporado. El 30% de sus habitantes son afroamericanos y el resto latinos.

Los vecinos de Rubidoux dicen que el asesinato de Tyisha es una "infamia". Por medio de reuniones, conferencias de prensa y de otras maneras, la familia de Tyisha está luchando para que se haga justicia. Ron Butler, un tío de Tyisha, dijo: "No era criminal. Era una joven a quien se le ponchó una llanta y se quedó dormida en el carro. La ejecutaron peor que en un paredón".

A unas pocas cuadras, un grupo de negros y latinos están cotorreando a la entrada de una casa. Derrick, de 29 años, nos habló de la policía: "Tenemos este problema desde que tengo memoria, desde hace mucho tiempo. Recuerdo que hace unos años aquí en la calle golpearon y balearon a un señor". Derrick y sus amigos están de acuerdo en que la policía de Riverside trata muy diferente a los de Rubidoux. "Allá por donde la mataron se fijan en las placas del carro para ver si uno es de Rubidoux, y si eres te detienen y te corren". Una joven, remedando a la policía, dice: "¿Qué haces por aquí? No tienes por qué estar aquí, regresa a Rubidoux".

Derrick dijo: "Si te detienen por exceso de velocidad se bajan con las pistolas en la mano. Solo por ir a exceso de velocidad. Pero te tratan mal por cualquier cosa. Puedes estar aquí cotorreando o caminando por la calle y te detienen con el cuento de que podrías estar armado. Ustedes saben, puros estereotipos".

Mientras Derrick miraba el libro Vidas robadas, le preguntamos si tenía algo que decirles a los lectores del OR. Enseguida dijo: "Pues, saben lo mismo que nosotros, no importa el estado en que vivan, lo mismo pasa allá. Aquí está el libro que lo confirma. No importa dónde uno viva, mientras ellos tengan el poder y nosotros no, la cosa seguirá igual. Se supone que la ley es para proteger al pueblo, no a los que lo reprimen".

Ronald Butler dijo: "Ahora tenemos que enseñar a nuestros hijos que no deben llamar al 911". Un amigo mayor de Derrick le hizo eco a ese sentimiento: "Más vale no confiar en esos hijueputas. Solo nos traen problemas. No importa para qué los llamen, siempre vienen con su actitud arrogante".

Un negro de Rubidoux le dijo a la prensa: "Mi filosofía es evitar a la policía. Para nosotros son un problema social. Puede ser que ayuden a otros, pero no hacen nada por nosotros".

En la gasolinera donde mataron a Tyisha los vecinos han dejado macetas y ramos de flores brillantes. También un mensaje a la familia: "Vendrán las lágrimas, pero los recuerdos harán sonreír. Condolencias a la familia por la pérdida de Tyisha".

"Los que la querían sienten mucho dolor; están devastados. Estamos muy dolidos, especialmente cuando pensamos cómo la balearon", nos dijo Ron Butler.

La familia de Tyisha es muy unida. Su mamá, Delmer Miller, le dijo a la prensa: "Tyisha era medio marimacho". Se vestía con pantalones anchos y camisas de franela. Su prima Awngelica Mayo dijo: "Era alguien con quien se podía conversar. De niña yo confiaba en ella". Un primo mayor le dijo a la prensa: "Era el alma de la fiesta. La voy a extrañar muchísimo. Era una persona maravillosa". Keysha Williams dijo: "Era mi valedora". Shawntay Mayo dijo: "Tyisha era la primera estrella que vimos; una joven que procuraba vivir bien su vida". Rara Mayo dijo que el día de navidad Tyisha le dijo: "Rara, me encanta mi vida".

El sistema apagó esa vida con un asesinato a sangre fría.


Este artículo se puede encontrar en español e inglés en La Neta del Obrero Revolucionario en:
http://rwor.org
Cartas: Box 3486, Merchandise Mart, Chicago, IL 60654
Teléfono: 773-227-4066 Fax: 773-227-4497
(Por ahora el OR/RW Online no se comunica por correo electrónico.)