Escándalo de Washington:
Lucha intestina de la clase dominante

Derrotar la "Edad Media"

Ala Roja

Obrero Revolucionario #991, 24 de enero, 1998

"Conoce al enemigo y conócete a ti mismo y ganarás cien batallas". Este consejo de Mao--quien lo retomó del gran teórico militar de la antigua china Sun Tsi--es muy pertinente en estos momentos. Desafortunadamente, se podría decir que ya conocemos demasiados detalles íntimos del enemigo, más de lo que imaginaba Mao. De eso, habrá que "dar las gracias" a los perversos conservadores que buscan imponer su moral fundamentalista a través de la actual inquisición. Conocer al enemigo, en el sentido maoísta, implica analizar cómo la grotesca inquisición que se desenvuelve en Washington va a impactar al pueblo, algo que no ha terminado.

Falta un año para el nuevo milenio y prominentes conservadores celebraron el Año Nuevo en una fiesta que anteriormente se llamaba la "Edad Media". (Escogieron el nombre para satirizar la reunión selecta de fin de año llamada "Renacimiento" de los Clinton y sus allegados.) Según el New York Times, los republicanos decidieron cambiarle el nombre a la fiesta por temor a que la alusión al Estado cristiano de la Edad Media se preste a "malas intepretaciones", sobre todo en medio de la actual inquisición. Pero en vista de la fanática persecución religiosa contra Clinton, "Edad Media" me parece un nombre muy adecuado para una reunión de esos teócratas y momios.

Encima del archivero tengo una tarjeta navideña con su Santa Claus de un preso político; acostumbra mandar una tarjeta revolucionaria y ahora se disculpa: no tuvo la oportunidad de elaborarla porque estaba en el calabozo y tampoco tuvo ánimos por el coraje que le dio el bombardeo a Irak. El mensaje que manda para el nuevo año es que "se haga añicos la bestia imperialista".

Vuelvo a reflexionar sobre el problema de "conocer al enemigo" y derrotarlo. Los camaradas me mantienen al tanto de la respuesta de distintos sectores del pueblo a la inquisición. Me dicen que la generación actual, que ha oído la doctrina política oficial de "responsabilidad personal", no capta las implicaciones sociales y políticas de todo esto. Muchos chavos radicales están desconectados de la crisis de la destitución, pues no saben contra qué protestar o cómo hacerlo. Pero como señala "La verdad sobre la conspiración derechista... y por qué Clinton y los demócratas no son la respuesta", la lucha por destituir a Clinton es un punto nodal en la brega multifacética de fuerzas poderosas de esta sociedad para imponer a la brava el patriarcado absoluto, mayor represión y normas religiosas en la vida civil, y eso tiene consecuencias muy graves para el pueblo.

Independientemente de si logran destituirlo o no, las metas de las fuerzas de la clase dominante que espolean esta inquisición son puro veneno para el pueblo; imponer la moral tradicional a la juventud, zampar a más chavos al bote, más brutalidad policial, mayores restricciones del derecho al aborto, más racismo y más condenados a muerte. Y no es simplemente cuestión de más... esas poderosas y peligrosas fuerzas están librando una guerra cultural para reimponer su moral tradicional y religiosa. Por eso, es preciso luchar; como señala "La verdad", hay que forjar una nueva resistencia que no se base en las estructuras, instituciones y procesos políticos del sistema.

Un camarada dirigente del PCR brindó en una carta su análisis acerca de las metas de las fuerzas que controlan la inquisición. Señaló que además de sacar a Clinton, una meta importante es redefinir el marco de la política burguesa: los términos y límites del debate y la contienda, o sea, el proceso de toma de decisiones de la clase dominante. Y eso tendrá su impacto en el terreno político de toda la sociedad. Asimismo, los inquisidores quieren reinterpretar la Constitución; por ejemplo, quieren que "sea más fácil" destituir al presidente y "politizar" más este y otros procesos parecidos.

En gran medida han logrado dichas metas empezando el juicio de destitución de Clinton, en contra de la opinión pública. Independientemente de si logran sacarlo o no, quieren empujar más hacia la derecha el centro de la política oficial. Un elemento clave de su proyecto es sentar "la moral fundamentalista o tradicional" como norma para la política oficial y las decisiones políticas. Al parecer, los reaccionarios pretenden que sea difícil--o imposible--que un candidato a la presidencia o un presidente (u otro funcionario importante) siquiera haga cosas cosméticas, como las que le ganaron el apoyo de los gays a Clinton y suscitaron comentarios tontos como que es "el primer presidente negro" o "el primer presidente elegido por las mujeres".

En el fondo está el noticiero. Un reportero entrevista a un ciudadano airado que se ha tragado el cuento de los politiqueros de que "nadie está por encima de la ley; ¿a poco vamos a brindar cierto trato al presidente y otro al ciudadano común?", cuando saben muy bien que su sistema exige que la clase dominante le dé un trato muy diferente al presidente que a los ciudadanos comunes.

¡La falsedad de los inquisidores es espantosa! Repiten hasta el cansancio que "Clinton se lo buscó", ¡cuando han librado una campaña tenaz para tumbarlo y humillarlo desde el principio de su presidencia! Afirman que "no se trata de asuntos sexuales sino de defender la ley", pero todo el mundo sabe que el propósito de la investigación y el informe de Starr fue usar información sobre asuntos sexuales para atacar a Clinton, entramparlo y acusarlo de perjurio. Esos hipócritas no se cansan de decir que el presidente debe ser un modelo de rectitud en cuanto a asuntos sexuales, decir la verdad, etc.; pero muy a propósito han mezclado referencias a "normas morales" y a la "norma constitucional" para la destitución. Mezclar dos cosas muy distintas les sirve para inyectarle moral fundamentalista tradicional a la política y para que "sea más fácil" destituir al presidente. Todos los personajes clave del drama saben muy bien que las acusaciones contra Clinton no ameritan una destitución, que sus delitos no son nada comparados con los de Nixon (quien renunció para evitar que lo sacaran), sin mencionar las mentiras de Ronald Reagan y George Bush en el caso Irán/Contra.

Me pregunto: ¿a cuál de los presidentes pondrán como ejemplo de rectitud? ¿Cuál sería su definición de rectitud moral? Quizás están pensando en George Bush, quien indultó al ex secretario de Defensa Caspar Weinberger en 1992, aunque se comprobó que mintió bajo juramento en el caso Iran/Contra, una operación clandestina que causó la muerte de docenas de miles de nicaragüenses. El senador de Kansas Bob Dole alabó a Bush por el indulto: "un acto de nochebuena de valor y compasión".

Y, ¿cuál ha sido la postura de Clinton ante esta situación? Dio marcha atrás y pidió perdón por sus `pecados'. Después de que resolvieron someterlo a juicio, Bill y Hillary hablaron de "sanar y unir al país". ¿Por qué no ha luchado? ¿Por qué no ha tomado la ofensiva ni condenado la inquisición ni exhortado al pueblo a la resistencia? Cuando un egoísta como Clinton no defiende sus propios intereses y su carrera, se ve que algo más está en juego. Cabe destacar nuevamente la importancia del análisis de "La verdad" sobre la dinámica de la política burguesa y los rasgos de la situación actual.

Los Clinton no volverán a plantear lo que Hillary dijo en su célebre declaración de la "conspiración de derecha". Seguramente tanto sus contrincantes como sus amigos de la clase dominante le han dejado saber a Clinton que no permitirán que tome la ofensiva y, si lo hace, que le van a caer encima y "va a salir perdiendo". "Tomar la ofensiva" contra la lógica y la gran fuerza de esta inquisición, es decir, luchar en serio contra ella, crearía divisiones mucho mayores en la clase dominante; también crearía una situación en que distintas facciones movilizarían a las masas bajo su bandera. Eso daría lugar a una crisis más profunda, que podría salírseles de las manos. En definitiva, es una eventualidad que prefieren evitar.

El juicio del presidente ha inquietado a millones de personas, pues creen que la inquisición ha pateado la voluntad del pueblo y los mitos de democracia. No es posible prever el desenlace de esta crisis, pero es preciso que los revolucionarios naden en el mar del descontento popular, uniendo a todos los que se pueda unir contra la inquisición y mostrando lo que realmente está en juego.


Este artículo se puede encontrar en español e inglés en La Neta del Obrero Revolucionario en:
http://rwor.org
Cartas: Box 3486, Merchandise Mart, Chicago, IL 60654
Teléfono: 773-227-4066 Fax: 773-227-4497
(Por ahora el OR/RW Online no se comunica por correo electrónico.)