La mujer en China:
Descartadas por el mercado libre

Obrero Revolucionario #999, 21 de marzo, 1999

En la primera mitad de este siglo, el pueblo chino libró una épica lucha contra la opresión. Mao Tsetung identificó las tres montañas que pesaban sobre el pueblo chino: el feudalismo, el capitalismo burocrático y el imperialismo. Cada una de ellas hacía sufrir mucho a la mujer. Pero en 1949, después de más de 20 años de lucha armada dirigida por el Partido Comunista de China y Mao Tsetung, el pueblo chino se quitó de encima las tres montañas. Entre 1949 y 1976, hubo grandes luchas contra la opresión de la mujer y su situación mejoró dramáticamente. Hoy, esas tres montañas vuelven a pesar sobre el pueblo y ha vuelto la horrorosa opresión de la mujer. Una vez más, el pueblo chino tiene que quitarse de encima esas tres montañas.

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"Cuando empezamos a trabajar nuestro nivel político no era muy alto. La mayoría solo trabajábamos por el dinero. Después aprendimos que nuestros trabajos eran muy importantes para la construcción del socialismo, aunque no comprendíamos eso muy bien. Durante la Revolución Cultural todas estudiamos juntas. Leíamos obras de Mao, especialmente `Servir al pueblo'. Aprendimos que todos nuestros trabajos, sean altos o inferiores, sirven al pueblo. Después de la Revolución Cultural ligamos nuestros trabajos con la revolución mundial.... Pensamos en el mundo entero para no desviarnos del camino revolucionario".

Revolucionaria de la China socialista,
a principios de los años 70

"Secretaria, residente de Beijing, mujer, menor de 30 años, de 1.65 metros o más, debe tener facciones agradables".

Aviso de la compañía de costura Jinzhiyuan en el Diario de la Juventud de Beijing, 1998

"Muchacha para hacer promoción, menor de 28 años, de 1.65 metros o más, piel blanca, delgada y buena salud".

Aviso de la compañía de cosméticos L'Oreal en China, 1998

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TIANJIN, China. Todas las tardes, en un patio frente al centro de empleo de la calle Machang, se forman grupos de mujeres desempleadas que leen con angustia los clasificados. Todas tienen 35 años o más y ninguna es calificada.

"Si uno es mayor de 35 años, es difícil conseguir trabajo", dijo una señora de 43 años, despedida de una fábrica de alimentos, que se prepara para una entrevista para un trabajo de medio tiempo limpiando ventanas por 60 centavos la hora. "¿Qué más se va a hacer?--pregunta--. En la casa tengo niños y ancianos que alimentar. Ya soy vieja para aprender algo nuevo y no soy atractiva. A mi edad nadie nos quiere".

New York Times, "En China, 35 años o más + ser mujer = desempleo",
13 de octubre de 1998

Tianjin es una ciudad costera de 9 millones de habitantes y es el centro de la industria textil. En 1997 se perdieron 320.000 empleos, la mayoría de mujeres.

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En 1997, el Ministerio del Trabajo de China informó que si bien la mano de obra femenina es solo el 39% de la fuerza de trabajo, constituye casi el 61% de los desempleados. Se informa también que después de un año de desempleo, el 75% de las mujeres siguen desempleadas, en comparación con el 50% de los hombres. Por lo general los desempleados pierden prestaciones sociales, como servicios médicos, cuidado de niños y ayuda para el entierro.

El capitalismo de libre comercio está operando a todo vapor y cerrándoles las puertas de la fuerza del trabajo a las mujeres mayores de 35 años. Muchas de ellas no son calificadas y, además, son responsables por niños y padres, lo cual las compañías usan como pretexto para no emplearlas.

El mismo artículo del New York Times entrevistó a Sun Jingqi, de 41 años, una trabajadora de una fábrica de textiles desempleada, quien estaba haciendo cola en una oficina de desempleo. Dijo: "En nuestra fábrica, todos los que perdieron el trabajo son mujeres. Mira, aquí todas somos mujeres. ¿Qué se va a hacer? No somos jóvenes ni tenemos experiencia laboral".

Las leyes dicen que la mujer goza de los mismos derechos que el hombre para conseguir empleo, pero en realidad las compañías prefieren a los hombres. Una joven que se licenció de derecho dice que muchas compañías piensan que si el trabajo requiere viajar o ir a provincia es muy pesado para la mujer. "Para la mujer es difícil conseguir empleo. Quieren que sea hermosa y capacitada".

No debe sorprender que en familias con mujeres despedidas se vea más depresión, violencia familiar y divorcio.

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La revolución socialista liberó a China en 1949 y durante 25 años Mao Tsetung dirigió al pueblo en la construcción de la nueva sociedad para acabar con toda la opresión. La lucha por la igualdad de la mujer y por su plena participación en todas las esferas de la vida social fue parte integral de la construcción de esa nueva sociedad.

En el campo, por primera vez la mujer adquirió igualdad de derechos para trabajar la tierra. En las fábricas se cambió el sistema salarial para reducir las diferencias y disparidades entre el hombre y la mujer, y se consideraron las necesidades de la mujer.

Antes de la revolución, a las mujeres las mantenían en el hogar aisladas de la vida social y de las luchas que se desenvolvieron en la comunidad y en el trabajo. Después de la revolución, se libró una lucha tenaz para establecer comedores populares y guarderías para liberar a la mujer de las opresivas condiciones de trabajo doméstico aislado. En el campo hubo luchas intensas contra costumbres feudales que sobordinaban completamente a la mujer ante el padre, el esposo y la suegra.

En las ciudades, grupos de mujeres abrieron pequeñas "fábricas callejeras", donde podían trabajar parte de la jornada y dejar los hijos en la guardería de la fábrica. Muchas de esas fábricas crecieron y llegaron a ser fábricas colectivas grandes que producían toda clase de artículos, donde trabajaban miles de trabajadoras. En Beijing, 180.000 mujeres establecieron más de 400 fábricas y 2900 unidades de producción callejeras.

Muchas fábricas descartaron los bonos e incentivos materiales (más dinero por más y mejor trabajo), ya que eso favorecía a los hombres porque son más fuertes y pueden trabajar horas extra. Si bien persistían diferencias en la escala salarial, se hicieron grandes esfuerzos para subir el nivel "de abajo para arriba", por ejemplo, aumentando las prestaciones y salarios de los trabajos de menor salario, donde había una gran concentración de mujeres.

A medida que se hacía todo eso, se movilizó a las mujeres para que se desempeñaran como líderes de la revolución. Para lograr su emancipación, tenían que participar en todo aspecto de la revolucionarización de la vida social, y no solo en los aspectos más inmediatos de la familia, los niños y el hogar. El Partido Comunista de China organizó grupos de estudio de marxismo-leninismo-maoísmo para la mujer. Muchos combinaban el estudio político con clases de alfabetización. Ayudaban a superar obstáculos que impedían la plena participación política; por ejemplo, se organizaba cuidado de niños para que las madres pudieran participar en las reuniones.

En 1976 Mao murió y se restauró el capitalismo. Eso frenó la emancipación de la mujer. El socialismo considera a la mujer como un recurso valioso para la construcción de la nueva sociedad; pero hoy las leyes chupasangre del capitalismo le niegan trabajo a millones de mujeres.


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