Balcanes:
Guerra imperialista,
pláticas imperialistas de paz

Obrero Revolucionario #1006, 16 de mayo, 1999

"Le hice una oferta que no puede rechazar".

El padrino

La semana pasada, en medio del bombardeo de la OTAN a Yugoslavia, el gobierno estadounidense negoció los detalles del arreglo que quiere imponer en Kosovo y Yugoslavia después de la guerra. Pero no entró en negociaciones con Yugoslavia y ni siquiera consultó a los albano-kosovares (por quienes supuestamente está librando la guerra). No; estas negociaciones fueron con las demás potencias imperialistas para explorar sus acuerdos y desacuerdos en los Balcanes, para decidir quiénes participarán en la ocupación de Kosovo, al mando de quién, después de que termine el bombardeo.

El 6 de mayo, los ministros de Relaciones Exteriores del "Grupo de los 8" anunciaron un acuerdo en Bonn, Alemania. El "Grupo de los 8" es un marco para reuniones cumbre de alto nivel de las principales potencias imperialistas del mundo. Además de las principales potencias de la OTAN (Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Italia, Canadá y Alemania), Japón y Rusia son miembros del grupo.

Lo más significativo del anuncio del "Grupo de los 8" es que Rusia endosó el plan de mandar una fuerza de ocupación internacional a Kosovo. Estados Unidos y la OTAN llevan mucho tiempo presionando a Yugoslavia a aceptar tal fuerza. Al imperialismo yanqui le conviene porque impondría cierta "paz y estabilidad" en una provincia central en los planes y alianzas que ha forjado para la región. Hasta la reunión cumbre, Rusia había apoyado a Yugoslavia en la confrontación con la OTAN. Pero ahora el gobierno de Boris Yeltsin aceptó la ocupación extranjera de Kosovo; a cambio, Estados Unidos y la OTAN permitirán que soldados rusos y ucranianos sean parte de la fuerza invasora.

En pocas palabras, es un acuerdo imperialista: Estados Unidos y las demás potencias de la OTAN permitirán que la clase dominante rusa siga ejerciendo cierta influencia en los Balcanes; a cambio, Rusia presionará al gobierno yugoslavo a aceptar las demandas de la OTAN.

Pero surgió un problema en la campaña de los imperialistas para ganar el apoyo de los principales gobiernos del mundo al acuerdo cuando un avión yanqui bombardeó la embajada china en Belgrado. Murieron tres empleados chinos y muchos resultaron heridos. El ataque suscitó airadas protestas anti-Estados Unidos en China, las mayores manifestaciones desde los mítines de la plaza Tienanmen hace 10 años. En Pekín, docenas de miles de estudiantes sitiaron la embajada estadounidense.

Los bombardeos continúan

En la película El padrino, a toda oferta "que no se puede rechazar" la acompañaba una amenaza tácita de muerte. El plan de EU/OTAN es menos sutil: ya andan regando muerte y destrucción día y noche.

Por un lado, le ofrecen a Yugoslavia una "opción diplomática"; por el otro, la "opción militar" sigue destruyendo la economía, la infraestructura y las fuerzas armadas, y causando muchas bajas civiles. Al cierre de esta edición, un F-16 yanqui atacó un complejo hospitalario en Nis, la tercera ciudad de Yugoslavia, con bombas antipersonal de alta tecnología que riegan metralla por todos lados. La TV mostró muchos civiles que murieron cerca del hospital al salir de un mercado con comestibles. Los entrevistados afirmaron que no hay ningún blanco militar en los alrededores.

Esta es la oferta imperialista "que no se puede rechazar": acepten nuestro plan o mueran. Si Yugoslavia se somete al control y dominación de la OTAN (sobre todo de Estados Unidos), volverá la normalidad, se le permitirá mantener el control oficial de Kosovo y se le reintegrará en el orden mundial dominado por Washington. Si rechaza el plan, la OTAN seguirá bombardeándola refinería por refinería, puente por puente, y hasta hospital por hospital, hasta devolverla a la Edad de Piedra.

Los supremos comandantes de la OTAN son imperialistas,
aunque sean de los años 60

La actual guerra desenmascara una vez más a gente de la índole de Clinton y Gore (y sus contrapartes europeos, como Gerhard Shröder de Alemania y Tony Blair de Inglaterra): manejan ciertos símbolos culturales de la generación de los años 60, pero su punto de vista y sus objetivos corresponden fundamentalmente a los intereses y necesidades de la clase y del sistema que representan, no de su generación. Por eso hay tanta diferencia entre el comportamiento de gente como Clinton durante la guerra de Vietnam (o sea, antes de que llegaran a ser representantes de alto nivel del sistema) y hoy.

Por eso también hay una brecha significativa entre la reacción de la generación de los 60 ante los bombardeos del Pentágono, y el entusiasmo con que el gobierno de Clinton-Gore lanza ataques de misiles cruceros por todo el planeta: Irak, Sudán, Afganistán y ahora Yugoslavia.

La cosa se complica porque Clinton le pone un velo de "humanitarismo" a las acciones asesinas del gobierno, por el hecho de que los gobiernos de Irak y Yugoslavia son reaccionarios y opresores de su propio pueblo. Por eso, mucha gente de la generación de los 60 que se opuso a la guerra de Vietnam no entiende bien el papel de Estados Unidos en el mundo de hoy ni ve claramente que la intervención militar estadounidense no augura nada bueno para los pueblos del mundo. Los imperialistas ocultan sus verdaderas metas con cháchara de "rescatar a gente inocente". Cometen graves crímenes dándoselas de redentores.

Una paz imperialista

El pretexto de los ataques contra Yugoslavia es que son necesarios para proteger a los albano-kosovares. Pero el nuevo acuerdo es cien por cien imperialista. Estados Unidos va a imponérselo a los albano-kosovares de la misma manera que al gobierno yugoslavo.

Los ministros del "Grupo de los 8" endosaron dos propuestas clave de Estados Unidos: primero, que Kosovo seguirá siendo parte de Serbia; segundo, que el Ejército de Liberación de Kosovo (el UCK, por sus siglas en albanés) depondrá las armas. El UCK ha sido firme partidario de los bombardeos de la OTAN y afirma que la ocupación militar de Kosovo ayudará a los albano-kosovares.

Todavía no se sabe si el gobierno yugoslavo aceptará el acuerdo, pero se han oído comentarios favorables en Belgrado. No cabe duda de que se diseñó como un acuerdo con el gobierno yugoslavo; desde el comienzo, Washington ha creído que ese gobierno es la mejor opción que tiene en la región. Por eso está dispuesto a aceptar que Kosovo quede bajo control yugoslavo y serbio (y al diablo los albano-kosovares), si Belgrado se somete al "máximo policía del mundo".

En las demandas de Washington a Yugoslavia (y ahora en el plan del "Grupo de los 8") figura una forma de "autogobierno" en Kosovo. Pero en la práctica, esto significa que las fuerzas de ocupación escogerán un gobierno de albaneses que acepten la visión imperialista del futuro regional. Ya le están dando mucha publicidad a Ibrahim Rugova (un político albano-kosovar) como posible dirigente de un nuevo gobierno, porque es una figura aceptable a las potencias imperialistas y al gobierno yugoslavo.

Por otro lado, la OTAN está trazando planes para garantizar que las fuerzas militares de los albano-kosovares no pongan en peligro el plan de "estabilización" de Kosovo. Al día siguiente del acuerdo, el general estadounidense al mando de las fuerzas en Albania dijo que es poco probable que entren en combate con los serbios, pero que las fuerzas guerrilleras kosovares podrían ser el "mayor problema" en la región.

Confabulación y contienda

El futuro del plan del "Grupo de los 8" queda por verse. Todavía hay muchos desacuerdos entre las potencias que lo firmaron. Rusia se ha inyectado en la guerra de los Balcanes para proteger sus propios intereses imperialistas, y ahora está ofreciendo resolverla de una manera favorable a Washington. Pero esas dos metas de ninguna manera son idénticas.

Las potencias imperialistas han optado por ocupar Kosovo una vez que el bombardeo haga claudicar a Yugoslavia. Pero no han acordado qué tropas mandarán ni, lo más importante, quién las mandará. Estados Unidos insiste en que el núcleo de la fuerza de ocupación esté al mando de la OTAN (o sea, del Pentágono). Pero Rusia insiste en que esté al mando de la ONU (para tener más influencia).

Este acuerdo no tiene nada que ver con salvar a los albano-kosovares; es un acuerdo para preservar la dominación yanqui de la región. La invitación a Rusia a participar en la "resolución" del conflicto busca estabilizar la región. Permitiría a Estados Unidos y Europa Occidental cumplir una meta esencial: integrar las zonas más valiosas del ex imperio soviético a sus propias esferas de influencia.

El acuerdo del "Grupo de los 8" demuestra una vez más que las potencias de la OTAN están librando una guerra imperialista (y que ahora, junto con la clase dominante rusa, están planeando una paz imperialista) pensando en sus propios intereses y no para beneficiar a los kosovares ni a los demás pueblos de los Balcanes. Para la clase dominante de Estados Unidos, la OTAN y Rusia, los pueblos de los Balcanes son peones manipulables y telón de fondo para la propaganda bélica. Hablan de paz pero siguen soltando bombas. Y la paz que tienen en mente les ayudará a seguir dominando a pueblos enteros, explotando a los trabajadores y saqueando los recursos de todo el planeta.


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