Informe de Buffalo:
Defender el derecho a escoger, confrontar al patriarcado

Mary Lou Greenberg

Obrero Revolucionario #1007, 23 de mayo, 1999

Buffalo ha sido el centro de fuertes ataques contra el derecho al aborto y de la más férrea resistencia. Por eso hoy es un símbolo. Fui a Buffalo por primera vez en abril de 1992 para defender las clínicas de aborto contra los bloqueos masivos de la Operación Rescate.

En octubre del año pasado, un francotirador mató al Dr. Barnett A. Slepian, uno de los pocos proveedores de aborto que quedaban en Buffalo. Escondido en los árboles detrás de la casa, lo baleó cuando estaba en la cocina platicando con su familia. La muerte del Dr. Slepian tuvo muchas repercusiones. Por una parte, afectó a muchas mujeres del estado de Nueva York pues era el médico principal de la única clínica de aborto que queda en Buffalo y el único obstetra-ginecólogo que aceptaba pacientes de Medicaid (en su consultorio del vecino pueblo de Amherst). Por otra parte, el asesinato a sangre fría estremeció a proveedores de aborto de todo el país.

Una semana después del asesinato, la Operación Rescate anunció una de las iniciativas más siniestras de su historia: regresaría a Buffalo para cerrar la única clínica de aborto que queda. Dijo que “para fin de año, primero Dios”, no habrá ninguna clínica en Buffalo. Esto es una amenaza a los trabajadores de clínicas de Buffalo y a todo proveedor de aborto del país.

Los activistas que en 1992 movilizaron a centenares de voluntarios a defender las clínicas y asestaron un golpe contundente a la Operación Rescate formaron la coalición Buffalo Unido por el Derecho a Escoger 99 y lanzaron un llamamiento a acudir a Buffalo. ¡Rehusar y Resistir! lanzó un llamamiento nacional para defender las clínicas de la ciudad. Al final, este año la Operación Rescate solo llevó unas 200 personas, en comparación con más de mil en 1992; sin embargo, no debemos bajar la guardia ante su menor presencia.

La campaña de la Operación Rescate vino pocos meses después del asesinato del Dr. Slepian y en un ambiente de graves ataques al aborto: agresión y asesinato a proveedores de aborto, y ataques a clínicas con ácido y bombas, además de leyes estatales que limitan la disponibilidad del aborto, sobretodo para las jóvenes y mujeres pobres. De 1992 a 1999, los fanáticos contra el aborto han matado a siete médicos y trabajadores de clínicas.

Esta vez los fascistas cristianos no armaron tanto alboroto en Buffalo, pero hicieron protestas en sitios adicionales (no solo clínicas de la mujer y casas de médicos), que patentizaron su meta de imponer la moral fundamentalista conservadora y represiva y la dominación machista en general. Juraron desatar “la furia del infierno” en Buffalo. Protestaron frente a las librerías Barnes and Noble que, según ellos, venden “pornografía infantil” (libros de arte con fotos de niños desnudos). En las prepas, sermonearon contra el aborto y las relaciones sexuales antes del matrimonio. Iban a protestar contra la homosexualidad y el humanismo secular, pero dichas acciones no se materializaron.

Al igual que en 1992, la lucha fue muy enconada.

La coalición organizó la defensa de la clínica, de consultorios y de bares adonde van los gays. Cada día antes de las 6 de la mañana, docenas de voluntarios pro derecho a escoger estaban frente a la clínica de la calle Main. ¡Rehusar y Resistir! acosó a los reaccionarios a cada paso y recibió una amplia cobertura en la prensa, televisión y radio de Buffalo, así como también en el periódico New York Times.

Otro factor positivo fue la participación de fuerzas religiosas progresistas, dirigidas por la Coalición Religiosa pro Derecho a Escoger (de Washington, D.C.) que mandó líderes de su junta nacional. El grupo Estudiantes de Medicina pro Derecho a Escoger también participó y organizó una exhibición de documentales de Dorothy Fadiman.

Hacer frente a la Operación Rescate

Acompañé al grupo de ¡R&R!; unos tenían tiempo en la lucha contra los fascistas cristianos, pero también había chavas y chavos que estaban entrándole por primera vez con muchas ganas. El 18 de abril, la Operación Rescate convocó una rueda de prensa en la corte federal de Buffalo para protestar contra una orden judicial de que se mantuvieran a 20 metros de la clínica. Llegamos antes que ellos y la prensa empezó a entrevistarnos, así que hicimos nuestra propia rueda de prensa en las escalinatas. Cuando llegó el dirigente de la Operación Rescate Flip Benham (en compañía de unos cuantos clérigos de Buffalo), tuvo que pararse frente a letreros que decían “Aborto a solicitud y sin pedir disculpas” y “¡Alto a los hampones odiamujeres!”; también le tocó gritar, pues no se le oía debido a los cantos de “`Defensores de la vida', ¡qué mentirosos! No les importa que mueran médicos”.

Un tipo que parecía miliciano se puso a empujarme de las escalinatas. Me planté y al ver que no me movía, me dijo con enojo: “¿Por qué no estás en la cocina?” Un reportero se asombró de oír ideas tan retrógradas. Más tarde, Benham respondió a nuestro coro de “¿Por qué sus jefes son puros hombres?” con una sonrisa de evangelista: “¿Por qué? Porque así debe de ser”.

Por varios días, la Operación Rescate fue a las prepas; sus seguidores jóvenes repartieron panfletos contra el aborto y los adultos mostraban enormes carteles con fotos horripilantes de fetos abortados en los últimos meses del embarazo. Además de las mentiras de siempre de que “El aborto es matanza”, abogaron por enseñar religión en las escuelas y por evitar “los riesgos” de tener relaciones sexuales antes del matrimonio. En general, ellos tenían más gente que nosotros, pero destacamos nuestra presencia gritando: “Pro derecho a escoger, ¡apoyamos la decisión de la mujer!” y repartiendo hojas de ¡R&R!. Una chava gritó: “¡Pro derecho a escoger! ¡Por fin!” y vino corriendo a abrazarme. La instamos a ella y a sus amigas entrarle al debate, y lo hicieron con gran entusiasmo.

La experiencia demuestra que la Operación Rescate pone mucha importancia en la juventud. Durante su campaña en Dayton, Ohio, en 1997, era evidente que estaba preparando a una nueva generación de reaccionarios. Vimos eso también en Buffalo. Sin embargo, muchos jóvenes rechazan su moral hipócrita y anticuada, y buscan la oportunidad de expresarse. Uno de ellos se acercó a un grupo de reporteros frente a su escuela y gritó: “Entrevístenme. Yo les doy mi opinión... ¡[La Operación Rescate] no tiene derecho de estar aquí! ¡Estoy a favor del derecho a escoger porque se trata de la vida de la mujer!”

Esa tarde, varios estudiantes de prepa se sumaron a la protesta de ¡R&R! frente al “Reencuentro de la Primavera pro Vida” en el Centro Cristiano de Buffalo. (“Primavera pro Vida” fue el nombre de la campaña de la Operación Rescate en Buffalo en 1992.) Una chava trajo a su entusiasta mamá. Gritamos que James Kopp, acusado la semana pasada por el asesinato del Dr. Slepian, había participado en protestas de la Operación Rescate. Algunos dirigentes de Operación Rescate balbucearon que no están a favor de la violencia, pero una señora exclamó: “¡Kopp es un héroe por haber matado a ese carnicero!”

En 1992, la policía permitió a los reaccionarios acercarse a las clínicas y bloquear las calles. Ahora había un chingo de policías: dos cordones de policías estatales y municipales delante de la clínica, y otro de policías antimotín fortachones al otro lado de la calle... frente a nosotros.

Los escoltas podían pasar y acompañar a las pacientes a la puerta de la clínica, donde un letrero decía: “Esta clínica está abierta en memoria del Dr. Slepian”. Fue una respuesta desafiante a la Operación Rescate.

Me quedé mirando los cordones de policías y el helicóptero que volaba arriba; era una escena amedrentadora para la mujer que mirara las noticias o que tuviera una cita ese día. Las mujeres pobres, sobre todo las negras (a diferencia de muchas de las activistas), no ven a la chota como una “fuerza amistosa”; el hostigamiento, la brutalidad y el asesinato policiales son el pan de cada día en los barrios pobres del país. No les daría consuelo una clínica rodeada de policías. Aun con la presencia de tales “protectores”, había grupos de fascistas cristianos con letreros que decían que el aborto es matanza y en un momento dado, la chota les permitió hacer una pequeña marcha con Flip Benham a la cabeza agitando una biblia.

Imaginé otra escena de defensa de las clínicas: hombres y mujeres pro derecho a escoger saludaban a las pacientes con letreros de bienvenida; equipos de defensa echaban a los reaccionarios que intentaran acercarse; no reprobaban a las mujeres que querían terminar un embarazo no deseado, ni las intimidaban cordones de policías; salían brigadas a toda hora, si era necesario, para defender a los médicos en casas, consultorios y clínicas.

En el acto final antes de salir de Buffalo, la Operación Rescate anunció que iba a cambiar de nombre. Ahora será la “Operación Salvar a América”. Les cae como anillo al dedo, pues el racismo, al igual que el machismo, ha sido una piedra angular de la sociedad capitalista estadounidense desde sus comienzos. La neta es que mientras persista “América” en su forma actual, se requerirá una lucha fiera y constante para defender a los proveedores del aborto y el derecho al aborto. Como comunista revolucionaria, veo la lucha por la liberación de la mujer y la batalla del derecho al aborto (que es clave para tal liberación) como parte de una amplia lucha revolucionaria para crear un mundo nuevo. No obstante, como quiera que uno vea esa batalla, la experiencia de Buffalo 99 otra vez nos enseñó la importancia de apoyarnos en nuestros propios esfuerzos para derrotar al enemigo.


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