Jeff Paterson: Contra el bombardeo de Yugoslavia

Habla ex soldado que desobedeció órdenes de combatir en el golfo Pérsico

Obrero Revolucionario #1009, 6 de junio, 1999

El 7 de agosto de 1990, Jeff Paterson, en ese entonces un cabo de 22 años, desobedeció órdenes de ir a combatir a la guerra del Golfo y no abordó el avión militar cuando estaba a punto de despegar de una base militar de Hawai. Fue el primer soldado estadounidense que se opuso a esa guerra. Hoy está atacando la guerra contra Yugoslavia. Lo que sigue es una charla que dio en un programa de Libros Revolución de Berkeley, el 20 de mayo.

Escape de Hellister

En 1986 me gradué de la prepa Hellister, de Hellister, California. Me gustaba la música punk y andaba escribiendo en las paredes: "A la mierda el gobierno" y "Cuestiona la autoridad". Pero un par de meses después de graduarme todavía no tenía trabajo y seguía viviendo con mi mamá y mi hermana a 12 kilómetros del centro. Como no tenía carro, ni pensar en conseguir empleo.

En esas estaba cuando un día vino a verme un amigo que iba a Salinas a hablar con los reclutadores militares. Me dijo que lo acompañara y que después pasaríamos por una tienda de discos. Esa misma tarde decidí que no me iba a "vender", que no me iba cortar el pelo y ponerme una camisa almidonada para conseguir un pinche trabajo en Hellister. Quería algo diferente y decidí alistarme en la infantería de la marina. Después supe que 11 compañeros de escuela hicieron lo mismo, o sea casi el 10%, sin contar a los que se alistaron en el ejército, la marina o la fuerza aérea.

Cuando me preguntaron qué clase de entrenamiento quería, les dije que me colocaran donde me necesitaran más, pensando que apreciarían el detalle. Después del entrenamiento básico me pasaron a la artillería, y un par de años después a aprender acerca de armas nucleares, biológicas y químicas. Suena importante pero no lo es.

Una de las razones por las cuales tomé esa decisión fue que quería escaparme de Hellister. Y lo conseguí. Pasé cuatro años en Corea del Sur, Filipinas, Okinawa y Hawai.

Durante esos cuatro años poquito a poco fui aterrizando. ¿Por qué los "Japs" (como nos enseñaban a llamar despectivamente a los japoneses) siempre estaban protestando a la entrada de la base militar en Okinawa? Bueno, otra vez un marine violó a una niña de 12 años, ¿y qué? ¿Qué tiene que ver eso conmigo? ¿Por qué en Corea no nos dejaban ir a la ciudad cuando los estudiantes hacían protestas, que yo quería ver? Solo nos permitían ir a los prostíbulos, y eso sí, con la advertencia de que no nos "metiéramos con las prostitutas de los oficiales". ¡Ni en los prostíbulos se permite borrar la división entre los oficiales y los reclutas! En Filipinas éramos más condescendientes hacia nuestros "huéspedes", a quienes llamábamos "pinches enanitos". Una conversación típica entre soldados tocaba el tema de lo costosas que eran las novias. Por ejemplo, uno decía: "Le tuve que dar a la familia una lavadora, ¡me salió cara!".

Todo eso me repugnaba, por más cervezas baratas que chupara. Y no era solo lo que veía con mis propios ojos.

Tenía "cuates" que estaban en El Salvador y Honduras para tumbar al gobierno sandinista. Una noche que nos estábamos emborrachando como de costumbre un sargento nos contó de la vez que capturó a un chavito que andaba "curioseando" por la embajada en El Salvador, y que lo "fregó" en el sótano. Pero eso no fue nada en comparación con lo que le hacía la policía salvadoreña. Creo que sentía un poco de remordimiento, pues estaba seguro de que el niño acabó entre los cadáveres que aparecían en las afueras de la ciudad. Dijo: "Solo estaba haciendo mi trabajo, el trabajo para el que me entrenaron y por el que me pagan".

Me dije: "Esta situación en el tercer mundo está de la patada". Quería regresar a Estados Unidos. Pero cuando fui a Hawai conocí a un tipo que me contó la historia de la ocupación de la isla y que los marines tumbaron a la reina. Me contó que la isla de Kaholawaa se usaba para el tiro al blanco, la isla que se considera la cuna del pueblo hawaiano, y donde por más de 50 años Estados Unidos ensayó toda clase de bombas.

La lucha contra la máquina de guerra

En agosto de 1990 pasaba mi tiempo libre con activistas y buscapleitos de la Universidad de Hawai, reactivando mi cerebro y aprendiendo de nuevo a relacionarme con seres humanos. Contaba los días que me quedaban en el contrato de cuatro años, cuando de repente recibí órdenes de ir al Oriente Medio.

Para ese entonces ya sabía del apoyo de Estados Unidos a los escuadrones de la muerte de El Salvador, a lo cual me oponía. Pero no sabía mucho sobre Irak ni Kuwait. Sin embargo, sabía lo suficiente como para saber que Estados Unidos no iba a "poner las cosas al derecho". En una plática de preparación antes de embarcarnos al Oriente Medio, el mayor nos dijo: "Estarán de regreso para las navidades; no tienen de qué preocuparse, si algo sale mal, ¡les prometo que les echamos unas bombas nucleares a esos pinches árabes".

En eso me cayó el veinte y empecé a ver que "cuestionar la autoridad" no tenía tanto que ver con lo que la autoridad me estaba haciendo a mí, sino con lo que le estaba haciendo a las masas populares. Que el gobierno era una porquería no por mi mala situación, sino porque estaba dispuesto a matar a mucha gente para satisfacer sus intereses mezquinos y sangrientos, y a mantener al resto del mundo como rehén.

Así que en vez de seguir cumpliendo órdenes como en los últimos cuatro años, empecé a hacer algo diferente. Declaré públicamente que no combatiría, y cuando me quisieron llevar a la fuerza al avión me senté en la pista de aterrizaje de la base aérea.

Destapar las mentiras de la máquina de guerra

Hoy, no todos somos expertos en los Balcanes, pero no por eso vamos a cerrar los ojos ante lo obvio: la máquina de guerra estadounidense está haciendo de las suyas. Primero fue en Irak, luego en Sudán, después en Afganistán y ahora en Yugoslavia: ¡el cuarto país que ataca en un año!

¿Qué tienen de humanitario los bombardeos masivos contra un país del tamaño del estado de Tennessee?

Ante las imágenes televisadas que vemos a diario de los puentes, trenes, fábricas, embajadas, mercados, edificios de apartamentos y campamentos de refugiados que están destruyendo con bombardeos, Estados Unidos responde: "¡Pero ellos matan a más gente!". No es que se estén equivocando; son decisiones calculadas que siguen un plan de atacar blancos militares, infraestructura e inocentes.

Desde la guerra del Golfo he sido miembro de Veteranos de Vietnam contra la Guerra, Antiimperialistas (VVAW, A-I). Como en ese entonces, hoy tenemos un mensaje para los soldados. Todos conocemos a un soldado, ya sea una hermana, un hermano o un sobrino, a quien le podemos decir: te han ordenado atacar al país soberano de Yugoslavia. Tus oficiales, politiqueros y la prensa "libre" o incluso amigos y parientes te dirán que tu misión es humanitaria, que es para parar el trato brutal de los kosovares. Te dicen que hay que matar para salvar.

El apoyo a los soldados es apoyo a la guerra. Desobedecer órdenes es una acción concreta para acabar con estas guerras injustas.

De mi propia experiencia les puedo decir que antes de que los soldados desobedezcan órdenes, tienen que saber lo siguiente:

1) Que están haciendo lo correcto.

2) Que los vamos a apoyar.

3) Que lo que hacen tiene importancia y muchos lo conocerán. En mi caso, eso quiso decir que se regaría la voz, que no me podrían meter en el calabozo sin que nadie lo supiera.

Recuerdo que antes de empezar los bombardeos en Irak, cuando Estados Unidos estaba acumulando fuerzas en el Oriente Medio, muchos estaban confundidos. Me decían: "Jeff, tienes razón, pero hay que hacer algo".

Bueno, ya han pasado ocho años, y más de un millón y medio de iraquíes han muerto a causa de los bombardeos y de las sanciones. Miles de soldados estadounidenses padecen del Síndrome de la Guerra del Golfo, que según el gobierno no existe. Ese es el único "algo" que podía producir la máquina de guerra.

¿Cuantos creemos de veras que esta matanza es por el bien de los kosovares? Si uno investiga y lee entre líneas, verá que los kosovares son peones en un tablero de ajedrez. El plan dicta que Serbia seguirá dominando la región bajo supervisión extranjera.

Ojalá los kosovares sepan cómo Estados Unidos manipuló a los curdos del norte de Irak durante la guerra.

Si a la OTAN verdaderamente le interesan los derechos humanitarios, ¿por qué no hace nada para parar la "limpieza étnica" de los curdos en Turquía, un miembro de la OTAN, por 15 años. ¿Y qué me dicen de la "limpieza étnica" contra los negros de Estados Unidos, a quienes arrestan y matan a lo gacho?

Para mí, esos no son asuntos aparte; el mismo sistema es responsable de lo que pasa allá y de lo que pasa aquí.

Para mí, el internacionalismo es la solución, no el nacionalismo. La gente puede unirse para luchar por sus verdaderos intereses. La prueba está en los movimientos verdaderamente revolucionarios y liberadores que se están llevando a cabo en Perú, Nepal y Filipinas: están luchando para acabar de una vez por todas con la opresión.

¡Que no haya tropas yanquis en ninguna parte!
¡Alto a la guerra en Europa!
¡No todo soldado puede desobedecer órdenes, pero todos pueden y deben luchar contra la máquina de guerra!

Para comunicarte con Jeff Paterson, llama al: (415) 719-0573.


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