Chicago: Protestas rompen
el silencio oficial de la policía

Obrero Revolucionario #1013, 4 de julio, 1999

El viernes 5 de junio, murió LaTanya Haggerty, de 26 años, a manos de la chota de Chicago, cuando regresaba a casa desde su trabajo de analista de informática en el centro. La policía paró el coche en que viajaba, presuntamente por estacionarse en doble fila, las cosas se calentaron y, en cosa de minutos, LaTanya tenía un balazo en el pecho.

Unas horas después, Robert Russ, de 22 años, estudiante de la Universidad Northwestern, murió baleado en otro incidente de tráfico.

El alcalde Richard Daley instó a confiar en que la policía se investigara a sí misma. Pero las masas ya no van con esa finta: dos jóvenes, con el futuro por d3pánicelante, asesinados por nada, la misma noche de un viernes. Ya basta. En ambos casos, el crimen de los dos jóvenes fue "manejar y ser negro".

La indignación recorrió la ciudad, en especial los barrios negros. Y todavía no se ha calmado la cosa.

Todos los días confrontan a las autoridades manifestantes encabronados. En este ambiente de debate y desafío, muchos han atacado las mentiras de la chota sobre estos dos asesinatos, y han contado otros incidentes de brutalidad y asesinato de la policía. Al calor de esta crisis, el encubrimiento policial comenzó a desenmarañarse y muchos sectores reclaman justicia.

La prensa reaccionaria pregunta cuándo se calmará el asunto. La verdad es que las masas no permitirán que se calme. En esta lucha, millones han tomado conciencia de los abusos, asesinatos y encubrimientos de rutina de la chota.

Se desenmarañan las mentiras de costumbre

"Todos los detalles de estos incidentes se harán públicos y se les responderá con todas las medidas adecuadas".

Alcalde Richard Daley

"El alcalde Richard Daley y el jefe de policía, Terry Hillard, prometen una investigación minuciosa de la muerte de Haggerty y Russ. Pero esas promesas están aminorando cada día más por la filtración de contradicciones y aparentes declaraciones equivocadas de la policía".

Chicago Tribune, 18 de junio

"Las perturbadoras divulgaciones de la muerte de dos víctimas sin armas de Chicago dan a entender que la policía dio una relación inicial menos que honesta de los hechos. Los diversos testimonios difieren considerablemente de la versión oficial de ambos balaceos. Sin la presión de los manifestantes, es dudoso que estas discrepancias hubieran salido a la luz".

Salim Muwakkil, columnista, Chicago Tribune, 21 de junio

"Todo eso ilustra que hay un patrón de conducta. Hicieron lo mismo en la muerte de mi hijo. Es la misma porquería que riegan sobre todo mundo y ahora está saliendo la verdad. Comenzamos a ver que la policía monta un patrón de mentiras y encubrimiento cuando mata".

George Morris, Coalición del 22 de Octubre
y Proyecto Vidas Robadas

Cuando la chota baleó a Robert Russ y LaTanya Haggerty, informes oficiales justificaron los asesinatos. Dijeron que los conductores no hicieron exactamente lo que les ordenaron, y que los policías sentían que estaban en peligro.

Dijeron que los conductores usaron el coche en estos incidentes como armas mortales contra la policía. Que un agente rompió la ventana de atrás del coche para poder ver con claridad las manos de Robert Russ. Que Russ agarró el revólver del agente con las dos manos y se provocó la muerte a sí mismo. Que después de una cacería a alta velocidad, pensaban que el teléfono celular de LaTanya era un arma. Y así sucesivamente. Los informes oficiales se reducen a un argumento sencillo: que no se debe culpar a los agentes por la muerte de estos dos jóvenes. El departamento de policía declaró abiertamente que la muerte de Robert Russ fue "justificada".

Pero con los testimonios presenciales y la filtración de documentos, estos cuentos se han venido abajo a pedazos.

Raymond Smith, un amigo de LaTanya Haggerty, la llevaba en su coche. En una declaración por medio del abogado de la familia Haggerty, Smith explicó que los agentes se acercaron a su coche de manera grosera y amenazadora, cuando estaba estacionado en doble fila en la comunidad negra del sur de la ciudad. Un agente le pidió los documentos y el otro gritó: "Quita de ahí ese maldito coche, pinche cabroncito hijueputa". Smith movió el coche, pero la chota lo detuvo más adelante y otro vez le pidió los documentos. Espantado, Smith bajó tantito la ventana y les dio los documentos. El agente le gritó: "Baja esa pinche ventana antes de que la haga pedazos y salte del coche cuanto antes".

A Smith le entró el pánicoñ temía que la policía lo golpeara y arrancó de repente. Cuando los agentes le cerraron el paso unas cuadras más adelante, Smith puso el coche en reversa para salir del bloqueo.

Varios testigos indican que en ese momento, tres agentes abrieron fuego contra el coche, pero ese hecho crucial no aparece en los informes oficiales.

Smith, con pavor por la confrontación, tuvo un solo pensamiento: llegar a un lugar donde alguien pudiera ver lo que la policía le hacía. Llamó con urgencia a sus papás para ver adónde ir. Enfiló hacia la oficina de su tío, se detuvo, levantó las manos, dejó el coche y se entregó.

Smith estaba en el suelo, aguantando las patadas y puños de la chota, cuando escuchó un tiro. Un agente mató a su amiga, LaTanya Haggerty.

Según testigos, LaTanya se bajó del coche, con los brazos en alto, cuando la ejecutaron.

La chota habla hasta el cansancio de que siente un "temor justificado" en incidentes de tráfico comunes. Al contrario: fue Smith quien sintió el "temor justificado". La chota convirtió un simple incidente de tránsito en una imperdonable ejecución callejera.

Mientras tanto, la explicación oficial de la muerte de Robert Russ también se vino a pedazos. Se filtró un informe oficial secreto que revela que el agente abrió la puerta del pasajero del coche, y lo tenía a plena vista, cuando le dispararon desde atrás. O sea, el cuento oficial de romper la ventana de atrás para poder verlo es una mentira. Al menos tres agentes, y el jefe de policía, repitieron la versión falsificada. El jefe sostuvo durante cuatro horas de testimonio público que los agentes consideraban que estaban en peligro porque no podían ver a Russ con claridad. Pero sabía que la puerta del coche estaba abierta y los agentes sabían que Russ no representaba ninguna amenaza.

George Morris, de la Coalición 222 de Octubre y el Proyecto Vidas Robadas, le dijo al OR lo que mucha gente está diciendo sobre el jefe de policía: "¿Cómo confiar en alguien que te orina en el oído y dice que está lloviendo? ¿Cómo puedes confiar en alguien que te está mintiendo?"

La chota mató a Robert en un trecho solitario de la carretera. Los agentes son los únicos testigos. Pero se sabe una cosa: la trama de la historia de la policía es mentira.

En ambos casos, grupos de agentes fabricaron cuentos para justificar los asesinatos. Eso nos enseña lo cotidianas que son sus mentiras. Sin un intenso escrutinio público, la prensa y los investigadores oficiales seguramente repetirían la versión de la policía, como en un sinnúmero de casos.

Sigue rutina de asesinatos policiales

El 13 de junio, la policía baleó a Agenor Roman en un multifamiliar del norte. Dicen que estaba armado y les amenazaba. Según testigos, no llevaba arma y le costaba levantar los brazos porque padecía parálisis cerebral. Ahora, Agenor agoniza en el hospital.

Por otro lado, Juan Oviedo Torres, un joven cubano-americano, apareció colgado en su celda de la delegación 5. Según la policía, fue un suicidio. Los testigos dicen que unos policías lo estrangularon y luego le amarraron una camisa al cuello para simular un suicidio.

El 14 de junio, Gregory Riley, de 31 años, murió en un arresto por narcotráfico en el sur. La alcaldía y la prensa respondieron "como de costumbre". Al alcalde volvió a urgir que el público esperara hasta que se conozcan todos los hechos; agregó: "El narcotráfico es el problema número uno de la ciudad de Chicago.... Dejemos que el Departamento de Policía cumpla su deber". Un columnista del Sun-Times escribió: "Puede que en mis palabras no haya compasión, pero no puedo encontrar ni una pizca de compasión por un vendedor de droga que murió en una escaramuza con la policía".

A mucha gente le ha enfurecido la descarada idea de que la chota tiene derecho a ejecutar a sangre fría a jóvenes negros, no más porque supuestamente venden droga.

Los testigos informan que los agentes esposaron a Gregory y después un agente se le arrodilló en la espalda y lo estranguló. Un testigo dijo que los agentes estaban parados al lado sin hacer nada y luego, cuando se asomó la ambulancia, simularon darle resuscitación cardiopulmonar.

Al calor de este escándalo policial, el forense del condado de Cook declaró que la muerte de Gregory Riley fue homicidio: "asfixia a causa de constricción del cuello y el pecho".

Habla el público

"Dos semanas. Cuatro balaceos. Dos estrangulamientos. Cuatro muertes. Una víctima sangrando abandonada por la policía en la calle. Si eso no es un patrón de conducta, ¿qué es? ¡El problema ES el patrón!.... La reciente epidemia de asesinatos policiales no es una `violación de las reglas'. Es asesinato".

Vecinos contra la Brutalidad Policial

"Se ha dado una licencia a los agentes torturadores".

Jeffrey Haas, Despacho de Abogados del Pueblo

"¡No podemos vivir así! No podemos confiar en que los políticos cambien esto. Solo podemos contar con nosotros mismos: en nuestras protestas, nuestra resistencia y nuestra determinación. No podemos parar y no pararemos. Tenemos que SUBIR la presión..... ¡CARCEL PARA LOS AGENTES ASESINOS!"

Coalición 22 de Octubre para
Parar la Brutalidad Policial, la Represión
y la Criminalización de una Generación, Chicago

"Esos agentes se colocaron en el lugar del crimen, y hay que tratarlos como tal. Deben ir a la cárcel el tiempo máximo. Hay que penalizarlos por lo que hicieron. Eso fue sin pelos en la lengua un asesinato sin sentido y tienen que responder. El alcalde Daley también debe responder. El gobierno de este país debe responder por lo que perpetre en nuestra contra, que es limpieza urbana".

Beauty Turner, partidaria del Nuevo Partido Pantera Negra
del multifamiliar Robert Taylor

Gente de muchas nacionalidades ha entrado a la batalla para reclamar justicia y para ponerle fin a la brutalidad policial. Por eso, hay mucho debate sobre cómo parar esta brutalidad y estos asesinatos.

Casi todos los días ha habido manifestaciones combativas en las narices de la chota y las autoridades. La mayor reunió a 600 personas en una marcha al cuartel general de policía el 17 de junio. Unos 15 camiones de UPS pasaron en fila por la calle Canal tocando el claxón con prominentes carteles de "Alto a la brutalidad policial" en la ventana.

Bill Nolan, presidente de la Asociación Fraternal de Policía (FOP), expresó la mentalidad de la chota al declarar que nadie debe cuestionar a los agentes cuando estos toman una "decisión profesional" de ejecutar a gente en la calle.

Mientras tanto, el alcalde y el jefe de policía se están rasgando las vestiduras, pues los centenares de manifestantes podrían llegar a ser miles y crear una situación explosiva. El alcalde y el jefe de policía han remachado que solamente "unas cuantas manzanas podridas" del departamento "violan las reglas oficiales". Declararon que el público "necesita" a la policía, y debe esforzarse por no perjudicar las "relaciones policía-comunidad".

Las autoridades movilizaron a sus fuerzas leales, pero sus "propuestas de reforma" eran cada día más raras. Después de una reunión, el jefe de policía anunció que de ahí en adelante, un ministro acompañará a los agentes cuando notifiquen a familiares que han matado a uno de sus seres queridos. Agregó que los agentes prometen dejar de usar la palabra "justificado" cuando den sus explicaciones oficiales de asesinatos policiales.

La alcaldía publicó una lista de "recomendaciones" para evitar ejecuciones en incidentes de tráfico. Esta lista bilingüe da instrucciones que por lo común reciben los cuando se rinden a un ejército enemigo: tener las manos a la vista, obedecer dócilmente todas las órdenes, etc.

Algunos oficiales de la policía dicen que los problemas del departamento se deben a que se han jubilado los agentes "maduros" que contrataron en los años 60. ¿Creen que nadie se acuerda de que en esos años chota chicagoense tenía fama por su racismo, golpizas brutales y órdenes de "tirar a matar"?

Un miembro de la junta asesora de la policía propuso que las víctimas de la brutalidad policial participen en los programas comunitarios de la policía. Pero no explicó cómo el hecho de ser soplón reducirá los asesinatos policiales.

Dorothy Tillman, una consejal del tercer distrito, en el barrio negro, que se hace pasar por "combativa", dio a entender que la solución es contratar a más agentes negros y latinos "a todos los niveles". Hecho: ambos agentes que asesinaron a LaTanya Haggerty y Robert Russ son negros, y ya encabeza este asesino departamento de policía un chota negro, Terry Hillard. Estos asesinatos prueban una vez más que contratar agentes negros no resolverá el problema de que los agentes hacen detenciones según perfiles raciales, y más agentes negros no cambiarán el hecho de que gran parte del objetivo del departamento es mantener oprimido a los negros como pueblo en esta sociedad.

"¿Servir y atacar? ¡Ya no aguantamos eso!"

"Lo que vamos a hacer es denunciar esto en la comunidad y redoblar las manifestaciones. Vamos a llevarlo a la comunidad porque es un movimiento de base y lo llevaremos a donde la gente porque les pertenece. No es cosa de politicastros; es de las masas porque ellas se están muriendo. Lo llevaremos a la calle".

George Morris, Coalición 22 de Octubre
y Proyecto Vidas Robadas

El 24 de junio, un chingo de gente encabronada de todas las nacionalidades fue a la audiencia del consejo municipal sobre la brutalidad policial, con historias que se tenían que contar. Los concejales a cargo de la audiencia buscaron limitar los testimonios pero tuvieron que dar marcha atrás.

Un joven negro, JC Taylor, describió la golpiza que le dio la chota el 16 de junio. Michelle Thomas dijo que en 1993 la policía la paró por dar una vuelta equivocada en el centro: la tumbaron a puños y la patearon mientras estaba bocaabajo en un charco de agua. Levantó una queja oficial pero la rechazaron.

Y así sucesivamente, durante siete horas. El jefe de policía tuvo que aguantar siete horas de impactante testimonio de docenas de personas.

Cuando un predicador dijo que solo hubo unas "manzanas podridas" y alabó abiertamente al jefe de policía, unos activistas levantaron una manta con mil nombres de los muertos por la policía; la multitud rugió: "¡Que hablen las víctimas!" Luego, el Sun-Times informó: "Los manifestantes pararon la audiencia casi 15 minutos con sus coros y una manta que decía `Vidas robadas: Muertos por las fuerzas del orden'".

Hubo muchas ideas distintas sobre la manera de parar la brutalidad policial, pero durante la lucha ha habido amplio apoyo a la demanda de "Meter a la cárcel a los agentes asesinos". Y hay mucha impaciencia ante los intentos de apaciguar la lucha.

Un día después de esta audiencia, Arriba Jue, vocera del PCR, rama chicagoense, le dijo al OR: "No podemos dejar que estos agentes sigan golpeando y asesinando. Nuestro partido promete estar con esta lucha hasta el final, a como dé lugar. Estos agentes jamás cambiarán su naturaleza brutal, pues sirven a un sistema que oprime al pueblo. Apoyamos firmemente la demanda de meter a la cárcel a los agentes asesinos que mataron a LaTanya Haggerty y Robert Russ. Y trabajaremos por el día cuando las masas populares tumben a este sistema capitalista despiadado que desata a estos asesinos armados con placa en las calles del país".


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