El peligro de manejar si uno es negro o latino

Parte 2: Las víctimas de la guerra contra la droga

Obrero Revolucionario #1020, 29 de agosto, 1999

Los negros y latinos lo saben: la policía los para una y otra vez por nada. A los chavos los maltrata, registra y amenaza sin pretexto alguno. A los conductores negros y latinos los detienen por ridículos pretextos. Enseguida siguen el interrogatorio, el registro, los insultos y hasta el arresto. ¿El crimen? En los barrios pobres es conocido como ``manejar negro o manejar café''.

Eso se llama ``racial profiling'', la práctica muy común de los departamentos de policía por todo el país de fichar por el color de la piel y la ropa.

Desde que el gobierno lanzó su ``guerra contra la droga'', esta clase de hostigamiento se ha intensificado en las carreteras, los barrios y en la frontera. A veces el resultado es más que humillación y arresto: es muerte a manos de la policía.

En su informe de junio de 1999, ``Driving While Black-Racial Profiling in Our Nation's Highways", la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) concluyó: ``Ninguna persona de color está fuera de peligro donde sea que esté manejando, ya sea que obedezca o no la ley, sin que importe la edad, el carro que conduce o su posición social''.

En los ghettos, si te vistes estilo hip-hop y caminas con la frente en alto, la policía te ficha como ``pandillero''. Si eres un profesional que gana bien, vives en un suburbio y manejas un carro de lujo, para la chota eres narcotraficante o te robaste el carro.

Las acciones, medidas y suposiciones de la policía son injustas, insultantes y crasamente racistas y, con frecuencia, resultan mortales. Son las normas establecidas y defendidas por el sistema de justicia.

En esta serie analizamos esta práctica racista, que sirve para atacar y criminalizar a sectores enteros de la población. En la primera parte vimos que varios estudios documentan que la práctica racista de parar por la pinta es sistemática y se aplica en todo el país. En la segunda parte veremos que tiene el apoyo de importantes fuerzas e instituciones de la clase dominante.

La temida pregunta: ``¿Qué haces por aquí?''

``Primero: Estados Unidos es y siempre ha sido un país racista; un país donde es común la supremacía blanca; donde las autoridades y sus cagatintas fomentan toda clase de ideas y teorías absurdas sobre `la inferioridad de la gente de color'. Así ha sido a lo largo de toda su historia y así es hoy. Y así seguirá siendo mientras este sistema de imperialismo capitalista-este sistema explotador, opresor y saqueador del mundo-siga gobernando''.

La pura verdad, verdad liberadora: Cómo este sistema siempre
ha oprimido al pueblo negro, cómo se puede acabar finalmente
con toda la opresión, suplemento especial del OR

La práctica racista conocida como ``racial profiling'', o sea, parar por el color de la piel, es 100 por 100 estadounidense.

El deber de la policía en esta sociedad es proteger el statu quo, especialmente las relaciones de propiedad: la explotación de las masas trabajadoras de todas las nacionalidades por la clase dominante. La supresión y control de las nacionalidades oprimidas siempre ha sido una de las principales tareas de la policía. Los negros, latinos y otros grupos minoritarios siempre han estado en las miras de la policía, la cual actúa con el pleno apoyo de la ley, la tradición, las cortes y las máximas autoridades del gobierno federal.

En los tiempos de la esclavitud, por todo Estados Unidos, pero especialmente en el Sur, había patrullas que buscaban esclavos y vigilaban los movimientos de los negros en general. Cualquier negro encontrado en un camino era sospechoso: podía ser un cimarrón, un inconforme, un ladrón. Por estar ``donde no debían estar'', se los llevaban presos, y si se resistían, los castigaban en el momento. Esas prácticas racistas apuntalaban la esclavitud porque los negros tenían que permanecer en las plantaciones creando riqueza.

Al terminar la guerra de Secesión, la esclavitud fue abolida, pero los dueños de tierras seguían necesitando una fuerza de trabajo cautiva. Con ese fin se aprobaron leyes contra la ``vagancia''. Los negros necesitaban permiso de un blanco y un claro propósito para estar fuera de la plantación, o los podían considerar ``criminales'' y mandarlos a cuadrillas de trabajos forzados. La supremacía blanca era indispensable para el sistema de producción semifeudal del Sur, y se imponía con prácticas racistas como patrullar los caminos con el pleno respaldo judicial y político del gobierno y las cortes federales.

En los años 20, 30, 40 y 50 el hostigamiento policial en las carreteras era tan intenso que las familias negras viajaban sin hacer paradas, para evitar zonas peligrosas de Misisipí, Georgia, Texas, Florida y las Carolinas.

Ataques contra los mexicanos y los indígenas

``Parar por la pinta'' no se ha aplicado exclusivamente en el Sur ni solo contra los negros.

Estados Unidos le robó a los indígenas sus tierras y se apoderó de buena parte del territorio mexicano. Luego estableció redes de sheriffs, soldados y entidades como los Texas Rangers para controlar y reprimir a los indígenas y a los mexicanos.

Desde que encerraron en reservas a los indígenas se ataca, hostiga y hasta mata a los que salen a pueblos cercanos. A los que se iban en grupo los llamaban ``renegados'' y mandaban soldados a perseguirlos.

Para la policía los latinos son ``aliens'' o ``ilegales'', por lo cual los detiene y maltrata.

Cuando los negros y los latinos se incorporaron a la clase trabajadora urbana, los arrinconaron en ghettos y barrios pobres. Cuando la policía los ve en otras partes sospecha que van a robar, vender droga u organizar. A un negro en un barrio blanco (o a un blanco en un barrio negro) lo paran y le preguntan: "¿Qué haces por aquí?".

En los años 60 se luchó duro contra esas prácticas racistas de la policía. En Oakland, el Partido Pantera Negra organizó patrullas armadas para vigilar a la policía cuando paraba a conductores negros. El informe de la Comisión Kerner (que estudió las rebeliones negras de esa época) señaló que una de las principales quejas de los negros era que ``los detienen, ya sea manejando o a pie, sin razón alguna''.

Racismo en la ``guerra contra la droga''

``¿Qué propósito tiene todo ese hostigamiento, esa ineficacia, esa inutilidad? ¿Será para confiscar artículos ilegales, o más bien para acostumbrarnos a vivir en una sociedad en la que constantemente nos vigilarán, pararán y registrarán cuando quieran? ¿Vamos a ser una nación de sospechosos?''

Gary Webb, revista Esquire, abril de 1999

``La guerra contra la droga es una guerra contra el pueblo. La represión fascista es peor que el crack''.

Consigna del PCR

En 1982, el vicepresidente George Bush se hizo cargo de la ``Unidad Especial contra el Crimen en el Sur de la Florida'', la cual lanzó una ofensiva militar-policial que en pocos años adquirió proporciones nacionales (e internacionales) y se conoció como ``la guerra contra la droga''. Un aspecto clave de esa ``guerra'' fue establecer una nueva matriz de redes y conexiones regionales y nacionales entre departamentos y agencias policiales, bajo la dirección del Departamento de Justicia (DOJ) y de la Dirección contra la Droga (DEA).

Abarca:

• El Centro de Inteligencia de El Paso de la DEA, donde: ``Las agencias estatales y locales pueden compartir información sobre arrestos y confiscaciones instantáneamente; recibir respuestas a solicitudes inmediatamente; y obtener análisis detallados sobre confiscación de droga para apoyar investigaciones''.

• El Sistema Regional para Compartir Información del DOJ (RISS), que se describe así: ``Seis centros regionales que comparten inteligencia y coordinan esfuerzos contra redes criminales que operan en varias localidades y distintas jurisdicciones''.

• La Red de Dependencias Policiales de los Grandes Lagos y el Medio-Atlántico: uno de los subgrupos del Sistema Regional para Compartir Información, que conecta 470 agencias y 160.000 policías en los estados de Delaware, Indiana, Maryland, Michigan, New Jersey, Nueva York, Ohio, Pensilvania y las provincias canadienses de Quebec y Ontario. Esta red pone a la disposición un banco de datos sobre presuntos individuos y organizaciones criminales, enseña cómo recuperar información de computadoras confiscadas y da respaldo para operaciones de espionaje.

Con esas redes de espionaje han organizado diferentes tipos de operaciones. Una de ellas es la Operación Pipeline de la DEA, que desde 1984 para a conductores de carros. (Otra operación se encarga de conductores de camiones cisternas.) Un artículo de la revista Esquire dice que la Operación Pipeline coordina 301 mandos policiales en 48 estados y 27.000 agentes que vigilan las carreteras. La DEA dice que opera ``en las carreteras del Norte y el Este que más usan los narcotraficantes, y del Sur y el Oeste por donde trasladan el dinero ilícito'', o sea, en todas partes.

Los agentes de la Operación Pipeline deciden parar un carro según criterios racistas y luego lo paran por una supuesta infracción de tránsito. Enseguida se ponen a registrar el carro, ya sea con ``permiso'' obtenido con coacción o con perros policías. Por lo general, desarman partes del carro, como las puertas y ruedas.

En California en 1997, las unidades de perros policías de la Patrulla de Carreteras registraron 33.000 carros, principalmente de latinos, pero solo encontraron droga en un 2%. Un agente comentó: ``Hay que besar a muchos sapos para dar con el príncipe''.

El método de utilizar criterios de raza para parar vehículos da por hecho que la policía puede identificar, a leguas, a ``posibles criminales''. La Unidad de Ciencias de la Conducta del FBI popularizó el nombre de esta práctica (profile) y afirma que los criterios se pueden establecer científicamente. La Operación Pipeline entrena a agentes a prestar atención a cosas como mapas con ciudades marcadas, ventanas polarizadas, llantas nuevas en carros viejos, un carro nuevo con muchas millas, una sola llave en el arranque, insuficiente equipaje para un largo viaje, demasiado equipaje para un viaje corto, un carro alquilado o un carro registrado a nombre de otra persona. El periodista Gary Webb informó que otras cosas a las que la policía presta atención son: aretes, aros en las narices o las cejas, tatuajes y calcomanías de Greatful Dead. Con esos criterios la policía para a miles de personas-incluso a blancos, especialmente si son jóvenes-solo por su apariencia o su carro.

Aunque casi nunca se admite, lo central es la nacionalidad. A los árabes los hostigan en los aeropuertos por terrorismo. Paran a los negros que tienen ``dreadlocks'' o que manejan carros de lujo, a colombianos, jamaiquinos, a todo el que se vista a la moda hip-hop. En fin: han criminalizado nacionalidades, modas y expresiones culturales.

El racismo se pone la máscara de la razón

``La policía no tiene la culpa cuando para a un joven minoritario o lo mete en la cárcel. La culpa es del joven minoritario que cometió el crimen. Para mí no es una gran revelación que los agentes que buscan criminales vayan a donde está la gente que se menciona en los informes de delitos''.

Bernard Parks, jefe de policía de Los Angeles

"Si 20 personas se bajan de un tren y 19 son hombres blancos con traje y corbata y una es una señora negra, ¿a quién vamos a vigilar? Si utilizar criterios de raza es cuestión de intuición y experiencia, pues todos lo hacemos".

Gary McLinney, presidente de la Orden Fraternal de Policía de Baltimore

``A veces, cuando veo a ciertos negros, tengo la sensación de que son locos.... Se puede decir que los reconozco. A veces me acerco a un carro de negros jóvenes y algo no cuadra, digamos el modelo no cuadra con los pasajeros, y digo para mis interiores: `Parémoslos' y veremos qué pasa''.

Agente Mark Robinson, citado en New York Times Magazine, 20 de junio de 1999

``No importa de dónde venga la persona, las características del `narcotraficante' son toda `persona de color' que llega a las aduanas de la nación''.

Inspectora de aduana Cathy Harris, declaración ante el Senado

La cuarta enmienda de la Constitución dice que la policía solo puede registrar a una persona si hay ``causa probable'' o ``sospecha razonable'' de que esa persona (específica y personalmente) ha cometido un delito.

Históricamente, la cuarta enmienda no ha protegido a los negros, mexicanos, puertorriqueños ni otras nacionalidades oprimidas, porque no se les consideraba ciudadanos (o ni siquiera seres humanos plenos).

Debido a que la discriminación por raza ahora es ilegal, la mayoría de los funcionarios públicos simplemente niegan que la policía trata a la gente de color como si fueran criminales. Sin embargo, cuando se les presiona, dicen que es razonable tomar en cuenta la nacionalidad de la persona y que cuando se trata de ciertas nacionalidades siempre hay una ``causa probable'' para sospechar debido a que unos grupos son más criminales que otros. Según la mentalidad de la policía, los delincuentes se pueden reconocer por la nacionalidad y la ropa.

Esa lógica porcina rezuma prejuicio. La participación de la CIA en la ``epidemia del crack'' se niega oficialmente, pero demonizan y encarcelan a los chavos de los ghettos y barrios pobres. A los chavos negros y latinos que ven en carros viejos los consideran ``pandilleros''; y a los que ven en carros de lujo, ``narcotraficantes''.

Efectivamente, una gran mayoría de los que acaban en la cárcel por ``delitos de droga'' son negros; ¿pero quiere decir eso que es ``razonable'' suponer que los negros son la espina dorsal del narcotráfico o que todos se merecen que los paren y los traten como narcotraficantes? No.

Los barrios pobres negros y latinos han sido los más golpeados por las redadas y la propaganda de la ``guerra contra la droga'', y por lo tanto la cantidad de arrestos en esas comunidades es desproporcionadamente alta. Las sentencias por delitos de cocaína de crack (que se vende y usa en los barrios pobres) son mucho más severas que por la misma cantidad de cocaína en polvo (que se vende y usa en los suburbios blancos). Así que a los negros arrestados por cocaína les ponen sentencias más largas que a los blancos.

Se calcula que el 13% de los que consumen drogas son negros (un porcentaje similar al de la población general), pero los negros son el 37% de los arrestados por delitos de droga, el 55% de los condenados y el 74% de los sentenciados a la cárcel por delitos de droga.

El informe de la ACLU señala: ``Como la policía busca drogas principalmente entre los negros y los latinos, encuentra allí una cantidad desproporcionada de substancias ilícitas. Por eso arrestan, juzgan, condenan y sentencian a la cárcel a más minorías, lo que reafirma la impresión de que el narcotráfico es principalmente una actividad de las minorías''.

Las estadísticas de presos no prueban que ciertos grupos sean ``criminales por naturaleza'', sino que el sistema judicial es por naturaleza racista y criminal. Por cualquier lado que se mire, la práctica de parar, hostigar, registrar, detener y humillar a miles de personas que se desplazan en carros simplemente por el color de la piel es injusta.

La autopista I-95, entre Miami y Nueva York, es famosa por la cantidad de detenciones racistas. En Maryland, los negros son el 17% de los conductores, pero el 73% de los detenidos y registrados. En 1990, el fiscal federal Lincoln Almond (ahora gobernador de Rhode Island) afirmó que los latinos dominan el mercado de la cocaína y la heroína en Estados Unidos. Al mismo tiempo, los latinos se quejaron de que los paraban y hostigaban sistemáticamente cuando viajaban por Rhode Island en la autopista I-95.

La Suprema Corte aplaude pretextos para parar

``El reglamento vehicular me da mil quinientas razones para pararte''.

Agente de la Patrulla de Carreteras de California, comentario a Gary Webb

Los pretextos son una pieza clave de la práctica racista de parar a conductores por el color de la piel. Los policías siempre dicen que tienen razones específicas para parar a la persona que les parezca ``sospechosa'', pero en realidad esas razones no tienen nada que ver con asuntos de tráfico.

En 1996, la Suprema Corte vio un caso de una persona detenida con un pretexto de tráfico y lo ratificó. Dijo que cualquier infracción de tráfico es razón legítima para parar a un conductor, no importa si el policía lo que quería era hostigar o estaba buscando otra cosa.

Con eso, la máxima autoridad judicial del país aprobó la práctica racista de parar por el color de la piel.

En la historia de Estados Unidos, ya sea en la era de la esclavitud, en la aparcería semifeudal o en el capitalismo moderno, la supremacía blanca siempre ha servido a la acumulación de la riqueza y la propiedad privada. La práctica de fichar y reprimir a los oprimidos ha perdurado porque la clase dominante del sistema capitalista la defiende, y la defiende porque le ayuda a mantener concentrados y reprimidos a millones de personas en los sectores más explotados de la clase obrera.

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En la tercera parte de esta serie, examinaremos el escándalo de los Departamentos de Policía de New Jersey, famosos por parar carros con criterios racistas. También examinaremos las controversias sobre qué hacer para parar esto.


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