Guerra secreta yanqui contra Irak

Obrero Revolucionario #1023, 26 de septiembre, 1999

Por ocho meses, Estados Unidos y su aliado Gran Bretaña han bombardeado a Irak sin piedad. Han soltado más de 1100 proyectiles contra 360 blancos y matado a más de cien iraquíes. Eso equivale al 67% de los bombardeos que se realizaron durante el intenso ataque aéreo de la OTAN contra Yugoslavia.

Aunque han desplegado 200 aviones, 19 buques de guerra y 22.000 tropas, esta es una guerra prácticamente secreta. La prensa no informa de los iraquíes muertos y heridos; ni el presidente ni el secretario de defensa convoca ruedas de prensa; solo mencionan de vez en cuando que el bombardeo "se justifica" y "no afecta a la población civil".

Sin embargo, las muertes siguen en aumento. El bombardeo del pueblo de Jesan el 17 de agosto lo ilustra muy bien, como muestra una nota periodística: "Los amigos y vecinos levantaron las piedras y jalaron el metal torcido de la casa destruida. Los aviones estadounidenses atacaron a la hora de la siesta y mataron a por los menos 12 personas: tres hermanos, sus esposas, cuatro niños, y una pareja que estaba de visita. Una de las víctimas, Hakeema Aeedan, de 42 años, tenía ocho meses de embarazo. Los vecinos sacaron piernas y brazos de los escombros, en medio del llanto de la familia; buscaban a otros dos familiares, una madre e hijo, que daban por muertos".

Al otro lado del mundo, en el Comando Central de Tampa, Florida, un oficial de la Marina afirmó que los proyectiles dieron en una instalación de radar.

El gobierno de Estados Unidos dice que sus pilotos están defendiéndose de las baterías antiaéreas iraquíes. Según su lógica diabólica: "El bombardeo terminará cuando Irak deje de defender su territorio". Junto con Gran Bretaña, ocupan el espacio aéreo de dos tercios del país: las llamadas "zonas de exclusión", donde prohíben entrar a los aviones iraquíes, y dicen que tienen el derecho de soltar sus mortíferos proyectiles cada vez que los iraquíes (que hasta ahora no han derribado ningún avión yanqui o británico) disparen o incluso prendan el radar.

A principios del año, Estados Unidos y Gran Bretaña formularon nuevas "reglas de combate" que permiten el bombardeo de Irak incluso sin provocación alguna. El 13 de agosto, el periódico New York Times informó que Estados Unidos "contempla una escalada de los bombardeos para atacar blancos militares más importantes como bases y cuarteles, además de baterías antiaéreas como instalaciones de radar...". Importantes congresistas (demócratas y republicanos) le recomendaron a Clinton bombardeos "más fuertes" y la expansión de las "zonas de exclusión".

En 1969, cuando las fuerzas de liberación vietnamitas le asestaban golpes contundentes al ejército yanqui, el presidente Nixon ordenó en secreto el bombardeo de Camboya. Cuando eso salió a la luz, millones de personas se lanzaron a la calle a llamar a Nixon criminal y mentiroso. Ahora Clinton desata una campaña secreta de bombardeo contra Irak. Todos los que amamos la justicia tenemos el deber de repudiarlo.

Sanciones económicas, otro frente de la guerra

La guerra secreta contra Irak tiene otro frente: las sanciones económicas que limitan severamente la importación de medicinas, alimentos y otros productos. El Ministerio de Salud Pública dijo que en junio 8000 personas murieron a consecuencia de esas sanciones, que estrangulan al país.

En un informe del 12 de agosto, UNICEF (una organización de las Naciones Unidas que se dedica al bienestar de los niños) señala un aumento drástico en la tasa de mortalidad infantil del centro y sur de Irak, donde vive el 85% de la población. (Las fuerzas armadas de Estados Unidos y Gran Bretaña, junto con sus aliados curdos, controlan el norte de Irak.) Según el informe, la mortalidad de niños menores de cinco años se ha duplicado en los diez años de las sanciones. Se calcula que las sanciones han matado a 500.000 niños durante ese tiempo.

El director de UNICEF señala que las cifras "demuestran que hay una emergencia humanitaria".

Otras potencias como Francia y Rusia, que en lo fundamental son cómplices de Estados Unidos y Gran Bretaña, tienen sus propios intereses imperialistas y abogan por suavizar las sanciones económicas. Estados Unidos y Gran Bretaña no están de acuerdo, y plantean la destitución de Saddam Hussein como condición para levantar las sanciones.

Las sanciones económicas contra Irak son un crimen monstruoso. Estados Unidos y Gran Bretaña las justifican con gran cinismo diciendo que así impiden la "agresión" iraquí y la fabricación de "armas de destrucción masiva". ¡Qué descaro! La verdadera amenaza viene del imperialismo yanqui, que amedrenta, invade y mata a gente inocente del mundo entero con sus tropas, bombas nucleares y alta tecnología.

Estados Unidos y Gran Bretaña dicen que el programa de "petróleo por alimentos" prueba que no quieren perjudicar al pueblo iraquí. El programa permite la venta de determinada cantidad de petróleo, valorada en billones de dólares, cada seis meses para comprar comida y otros productos de primera necesidad. Por eso, Estados Unidos y Gran Bretaña dicen que "es culpa de Saddam Hussein" si el pueblo iraquí sigue sufriendo desnutrición y enfermedades curables.

Sin embargo, los gobiernos occidentales controlan los ingresos de ese programa, que viene siendo otra forma de minar la soberanía iraquí. Irak no tiene la capacidad técnica de sacar la cantidad de petróleo permitida porque debido a las sanciones no puede importar equipos ni repuestos para sus instalaciones petrolíferas. Incluso si pudiera sacar dicha cantidad, eso sería unos 60 centavos diarios por persona para comida y medicinas.

La guerra secreta de Estados Unidos contra Irak es profundamente injusta y urge condenarla, para que en Estados Unidos y por todo el mundo se oiga el grito: "Imperialismo ¡manos fuera de Irak!"


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