La delegación Rampart de Los Angeles:
Nido de asesinos mentirosos

Obrero Revolucionario #1024, 3 de octubre, 1999

En Pico-Union, Watts, Sur Centro, el Este y otros barrios oprimidos de Los Angeles, conocen bien a fondo a la policía, tras duras experiencias de golpizas, hostigamiento y asesinato.

En 1991, el video de la golpiza a Rodney King les abrió los ojos a muchas personas más. El juicio de O.J. Simpson en 1996 fue la pista de sonido, con la voz del chota Mark Fuhrman jactándose del maltrato y golpizas que propinaba a los negros, los mexicanos y las mujeres.

Ahora ha quedado al descubierto que la unidad CRASH ("antipandillas") y la delegación Rampart de la policía de Los Angeles son nidos de corrupción, encubrimiento y atropello policial contra el pueblo. Posiblemente tendrán que soltar a centenares de presos condenados por el testimonio de policías suspendidos o despedidos. El escándalo ha repercutido profundamente por todo el departamento de policía, como un "caso Fuhrman" multiplicado muchísimas veces.

*****

El 12 de octubre de 1996, Javier Francisco Ovando, de 19 años, iba caminaba por el pasillo de un edificio de Pico-Union cuando lo detuvieron dos agentes, Rafael Pérez y Nino Durden. Lo mandaron arrodillarse, lo esposaron y lo balearon en la frente. Ovando cayó al suelo. Luego los chotas le quitaron las esposas y le colocaron un rifle en las manos. Ovando sobrevivió al ataque, pero quedó paralítico y jamás podrá abandonar la silla de ruedas.

Los dos chotas dijeron que estaban en un departamento desocupado y que Ovando irrumpió con dos pistolas apuntadas contra ellos; dispararon en defensa propia. A raíz de esas flagrantes mentiras, a Ovando lo condenaron de tentativa de homicidio de un policía. El juez dictaminó que Ovando no tenía remordimiento por su "crimen premeditado" y lo sentenció a 23 años de cárcel.

Cuando sentenciaron a Ovando, Gloria Romero (madre de la compañera de él, Monique Valenzuela) enfrentó a los chotas: "Algún día, la verdad saldrá a la luz".

Y así fue. Hoy, tres años después, se destapó la verdad acerca del balazo a Javier Ovando y otras fechorías de CRASH. El agente Rafael Pérez confesó (porque andaba metido en líos por haber robado más de ocho libras de cocaína del depósito de evidencias de la policía).

Asimismo, dio detalles de otro vil atropello de la unidad CRASH. El 20 de julio de 1996, José Pérez estaba frente a su edificio en la manzana 600 de la calle Shatto Place; vio llegar varias patrullas de CRASH y se metió. La policía entró disparando a lo loco. A José Pérez le dispararon en la espalda sin ninguna advertencia. En otra parte del edificio, mataron a balazos a Juan Manuel Saldaña. También hirieron gravemente a un tercer hombre, Salvador Alvarenga Ochoa, que iba bajando las escaleras con sus hijos.

Al recuperarse, José Pérez se enteró de la muerte de su amigo Juan Saldaña... y de que la policía lo estaba acusando a él. Dijo: "Me dispararon en la espalda y mataron a mi carnal. Tienen que inventar algo. No estaba armado. Estaba en el suelo, desangrándome y me esposaron. Yo ni siquiera estaba corriendo, estaba caminando. Dijeron que los encañoné pero no estaba armado. Ni yo ni mi carnal disparamos en ningún momento".

El jefe de policía "justificó" el asesinato de Juan Manuel Saldaña y los balazos a Salvador Alvarenga y José Pérez. A este le ofrecieron reducirle una sentencia de cadena perpetua si se declaraba culpable de atacar a la policía. Al final, salió libre tras 10 meses de cárcel.

A raíz de las declaraciones del agente Pérez, un montón de crímenes policiales han salido al descubierto: homicidio, tentativa de homicidio, golpizas, pruebas fraguadas, robo, extorsión y narcotráfico; todos esos crímenes los taparon los oficiales con complicidad del jefe de la policía. A esos asesinos los ascendieron y los premiaron, y tenían el respeto de sus colegas y superiores. Ahora las revelaciones de Pérez han producido el mayor escándalo en el DPLA desde los años 30. Pérez irá a la prisión; al agente Durden lo suspendieron; y David Mack (el compañero de Pérez) purga una condena por robo de un banco. Hasta la fecha, han despedido o suspendido sin goce de sueldo a doce agentes.

Pico-Union, donde patrullaba Pérez, es el barrio más densamente poblado del oeste de Estados Unidos, donde viven centenares de miles de centroamericanos y mexicanos que trabajan en la costura, en fábricas, en el servicio doméstico o lavando coches.

La represión en Pico-Union es muy dura: la policía ha establecido "zonas de barricadas"; la Migra puso un centro de detención y trabaja de la mano con la chota de la delegación Rampart (lo cual supuestamente lo prohíbe la ley). Es más dura aun para los chavos, pues ellos en particular viven como en un estado de sitio; por ejemplo, la prepa Belmont está fuertemente resguardada y al entrar a clases tienen que pasar por un detector de metales. Dos órdenes judiciales "antipandillas" contra la pandilla de la calle 18 (la "18") identifican a 140 chavos y prohíben que anden juntos o que tengan bipers y teléfonos celulares. Con ese pretexto la chota los anda jodiendo constantemente y, para colmo, las demás ciudades del país están siguiendo esa pauta.

CRASH encabeza la guerra contra los jóvenes de Pico-Union y otros barrios pobres de Los Angeles. Atiza conflictos entre pandillas rivales; una táctica favorita es botar a un chavo en una zona rival. En el Este de Los Angeles, CRASH baleó a Tony Gutiérrez, de 15 años, y unos días después de las admisiones de Pérez, CRASH baleó a dos residentes del multifamiliar Nickerson Gardens en Sur Centro.

Durante la rebelión de 1992, "escuadrones de la muerte" del DPLA rondaban por Sur Centro disparando; iban en chevrolets sin identificación, como los que tienen los policías de CRASH.

CRASH tiene enormes bases de datos de presuntos pandilleros; casi la mitad de los jóvenes de ciertos barrios figuran en ellas. La chota busca ahí cuando necesita "sospechosos" para "sembrarles" pruebas.

Las órdenes "antipandillas" las justificaron con declaraciones juradas de ocho agentes de CRASH, ahora despedidos o suspendidos a raíz de las declaraciones de Pérez. Esos agentes identificaron a la mitad de los chavos nombrados en las órdenes judiciales. Es más, se argumentó que el incidente con Javier Ovando aportó "pruebas muy convincentes" para justificar las órdenes "antipandillas" y el propio agente Pérez testificó como "experto antidroga".

Antes de que estallara el escándalo, el fiscal distrital, Gil Garcetti, estaba por pedir más órdenes "antipandillas" e iba a justificarlas nuevamente con declaraciones falsas de los chotas de CRASH. Pero ahora las autoridades han tenido que suspender las órdenes contra la "18".

A pesar de las terribles fechorías de CRASH, las autoridades no piden disculpas, y le echan la culpa a un puñado de chotas "malos". Cuando Garcetti lamenta los problemas que el escándalo ha provocado, no menciona las vidas robadas ni lo que han sufrido las víctimas de las golpizas, pruebas inventadas, etc. Solo habla de cómo van a salvar las órdenes "antipandillas". El alcalde Richard Riordan le dijo a la policía: "La comunidad de Los Angeles los apoya" y los chotas de la delegación Rampart colgaron una manta que decía: "La comunidad quiere a los hombres y mujeres de la delegación Rampart". Los abogados de los agentes de CRASH acusados dicen que son víctimas de críticas por parte de "criminales" que buscan perjudicarlos.

La investigación del DPLA la realiza... Ħel mismo DPLA! Cuando termine, la fiscalía decidirá si se deben entablar acusaciones. Asimismo, el gobierno federal investigará "posibles violaciones de derechos civiles" con la información que proporcione el DPLA.

La fiscalía hizo anular la condena de Javier Ovando: primera vez en la historia de Los Angeles que gestiona la libertad de un preso inocente. En un principio anunció que lo iban a deportar a su país natal de Honduras, pero después el DPLA tomó cartas en el asunto y lo tienen incomunicado, dizque para "protegerlo". ĦA poco esos matones lo van a cuidar!

Los que viven bajo la bota de la chota sienten una combinación de alegría y rabia, pues durante años las autoridades han silenciado a los residentes de Pico-Union y ahora todo el mundo les da la razón. Un testigo de los atropellos contra Javier Ovando no se atrevió a declarar; como dijo un amigo: "Los cuates querían decir algo, pero no podían. żAcaso iban a escuchar a unos cholos de la calle 18?". Pero ahora en medio del escándalo policial, todo el mundo quiere-y debe-oír la voz de esos chavos.


Este artículo se puede encontrar en español e inglés en La Neta del Obrero Revolucionario en:
http://rwor.org
Cartas: Box 3486, Merchandise Mart, Chicago, IL 60654
Teléfono: 773-227-4066 Fax: 773-227-4497
(Por ahora el OR/RW Online no se comunica por correo electrónico.)