Watts: Bajo la sombra de la policía

Resistencia en la zona de guerra

Michael Slate

Obrero Revolucionario #1028, 31 de octubre, 1999

Watts es uno de esos lugares que no permiten olvidar que Los Angeles está situado en pleno desierto. A fines del verano y principios del otoño hace mucho calor en Watts, y no hay dónde encontrar alivio: las casas son bajitas así que no dan mucha sombra; hay muy pocos árboles; el césped está seco, como paja; la tierra es dura y seca; el asfalto parece una parrilla; los perros se acuestan a la sombra, cansados hasta para buscar comida. Veo un gallo debajo de un camión vigilando la entrada del callejón.

Nickerson Gardens es uno de los multifamiliares en el corazón de Watts: el mayor del oeste de Estados Unidos. Tiene fama por todo Los Angeles: es duro, pobre y todos tienen algo que contar. Hace poco, el día de arte para parar la ejecución de Mumia Abu-Jamal, fui a cuatro cuadras de aquí y vi a muchos conocidos que no veía en meses.

Siempre tienen algo que decir sobre la brutalidad policial y la resistencia popular. Pero ahora dicen que la situación está cambiando un poco. Dicen que Nickerson sigue siendo una zona de guerra y la policía sigue desbocándose, pero que ya no es una guerra sin respuesta.

En cuanto entré al multifamiliar vi afiches del concierto ArtSpeaks con el retrato de Mumia. Otros afiches del Comité de Watts contra la Brutalidad Policial anunciaban el 22 de octubre, Día Nacional de Protesta contra la Brutalidad Policial. Unos chavos del cuerpo de tamboristas me contaron lo contentos que estaban porque el conjunto Ozomatli otra vez va a marchar a su lado este año. Otro afiche instaba a luchar contra los desalojos de familias enteras si a alguien que vive en el apartamento lo agarran por droga.

Aun en el calor de la tarde, las calles de Nickerson estaban vivas. Basta con que mencionar las recientes denuncias contra la unidad CRASH de la delegación Rampart y todo mundo tiene algo que añadir sobre la corrupta y asesina chota. (Ver el artículo "La delegación Rampart de Los Angeles: Nido de asesinos mentirosos", en el OR No. 1024 o en rwor.org.)

Doy la vuelta y veo a dos señoras refrescándose con unas chelas en el porche y mojando a unos chavos con una manguera. Empezamos a hablar sobre la situación en el multifamiliar.

Chanice empezó: "¿Sabes lo que más me molesta? Que nos vengan a molestar cuando no estamos haciendo nada, no más estamos con los niños. Nos faltan el respeto. Un día, persiguiendo a mi compañero, le pegaron con el carro para detenerlo. Se metieron a la fuerza en una casa pensando que estaba ahí, pero no estaba. Luego se lo llevaron a la cárcel y no ha vuelto a salir.

"Cuando supe lo de la delegación Rampart me alegré, porque hace mucho que debieron investigar la porquería de la policía. ¿Sabes qué? Cuando allanan casas aquí, yo no creo que entreguen todo el dinero y la droga que decomisan. Yo creo que se quedan con eso. Además entran a las patadas, tiran a todo mundo al suelo boca abajo. Eso no es justo. Después los policías se ponen a celebrar, a gritar: `Cómo nos gusta Los Angeles, cómo nos gusta Watts'. Se envalentonan".

Maxine acababa de llegar del trabajo y leía una nota que le dejó su hijo. Luego dijo: "Vinieron y se llevaron a mi hijo de la puerta de la casa. Estábamos en la casa esperando que empezara una película. Yo estuve en la casa todo el día, así que sabía dónde estuvo en todo momento. Los policías me dijeron que sucedió algo al otro lado de la calle Wilmington y que él se parecía a uno de los sospechosos. Yo les dije que cómo me van a decir que mi hijo se parece a uno de los sospechosos cuando pueden ver claramente que hay muchos hombres negros aquí que se parecen a mi hijo.

"Me dijeron que estaba interfiriendo con su trabajo y que me hiciera a un lado, y se llevaron a mi hijo casi desnudo porque estaba a punto de bañarse. A mí me dijeron que me quedara en casa, pero les dije que nos encontraríamos en la delegación. Lo detuvieron mucho tiempo y me quisieron convencer de que él era el que buscaban. Yo insistía que no, que no tenía corte de pelo afro, que no tenía el pelo largo. Salieron con que me creo una de esas mamás que piensa que conoce a su hijo. Yo les dije que sí, que lo conozco muy bien. Luego me dijeron que me lo llevara, que me largara. Pero desde ese entonces, cada vez que sale de la casa lo están esperando, lo tiran al suelo y eso es puro hostigamiento.

"Los policías empezaron a asistir a las reuniones que hacíamos entre vecinos para hablar sobre ellos. Así que aproveché para decir lo que veo, cómo tratan a los chavos, cómo los andan jodiendo, tirándolos al suelo y cosas así. Y que luego, cuando no encuentran nada, se van sin pedir disculpas, como si nada. Yo los he visto tomar fotos de los chavos. No respetan a nadie. Pero ahora nos estamos dando cuenta, estamos abriendo los ojos y viendo cómo es la policía.

"Fíjate que la gente ya no se deja. Ahora cuando viene la policía salen de los apartamentos y se ponen a gritar, a tocar pitos. Yo me compré una cámara y empecé a tomarles fotos. Les dije: `Ustedes nos toman fotos a nosotros, ahora les vamos a tomar fotos a ustedes. Así que si algo le pasa a esa persona que detienen, sabremos quiénes son'. Por fin estamos haciendo algo para ayudarnos nosotros mismos.

"Alguien colgó un muñeco de un policía desde los cables de electricidad, y todo mundo hablaba de eso. También me fijé que pusieron afiches contra la brutalidad policial. Ya estamos hartos de la policía y estamos haciendo algo, y les decimos a los otros que despierten, porque esto nos está pasando a todos nosotros.

"A veces este lugar me parece un campo de concentración. La policía piensa que puede hacer lo que le da la gana. La gente ya está cansada y a la policía no le importa; más bien se ríen de lo que nos hacen, como si fuera un juego, algo chistoso. Pero es algo serio".

La resistencia sonríe

Cuando en Watts hablan de la lucha contra la policía, algo sucede: los ojos se iluminan, aparecen sonrisas con facilidad y gusto, todo el cuerpo se transforma. En los multifamiliares hay activistas que organizan a luchar contra la brutalidad policial. El capítulo de Watts de la Brigada de la Juventud Comunista Revolucionaria sacó un volante instando a vestirse de negro e ir a la protesta del 22 de octubre en el centro. Muchos están emprendiendo esta lucha por su propia cuenta, con amigos y con los activistas.

Los niños me contaron que cuando ven a la policía maltratando a alguien, les piden el número de la placa y anotan el número del radiopatrulla para decirles a los adultos quiénes fueron. Unos chavitos han empezado a escribir lo que ven, como cuando la policía empezó a golpear a una señora y todo un grupo de chavitos se puso a gritarle que parara.

Unos vigilan a la policía, otros hacen pintas, otros albergan a los que huyen de la policía y otros retan a los agentes siempre que los ven maltratando. Por donde uno va se encuentra con gente orgullosa de luchar contra la policía.

Una compañera que se ha encargado de apuntar incidentes me explicó: "La resistencia se está dando de muchas maneras, unas pequeñas otras grandes. La policía atropella; un día un policía le aplicaba una llave estranguladora a uno de los 7 de Nickerson hasta que los vecinos empezaron a salir gritando que lo soltaran. [Los 7 de Nickerson son siete arrestados durante una protesta contra la brutalidad policial en 1996.]

"O cuando una policía blanca atropelló a un chavo en su bicicleta. Del golpe, él fue a dar contra el parabrisas del radiopatrulla y la policía se bajó para preguntarle por qué golpeó su carro. Estaba tan herido que lo tuvieron que llevar al hospital. Para colmo lo arrestaron, aunque más tarde tuvieron que retirar las acusaciones. A la policía la tuvieron que alejar de aquí porque los vecinos estaban en la calle, furiosos, con ganas de descuartizarla. Unos chavos me dijeron que les tiraron piedras a los policías.

"Una noche, un joven iba a la casa en su bicicleta cuando unos policías lo tumbaron y empezaron a patearlo. Muchos salieron para protestar. Los policías lo hicieron arrodillarse en el mismo lugar donde hace unos años le dispararon, y el joven empezó a vomitar. Ahora tiene 18 años. Una señora salió con un vaso de plástico y lo aplastó con el pie; les dijo a los policías que eso es lo que habían hecho con el joven y se puso a gritarles.

"Otra vez, cuando la policía estaba golpeando a un latino, un negro salió a defenderlo y los policías le cayeron encima. Todos esos incidentes ocurrieron en el verano, uno tras otro. También han allanado apartamentos.

"Estamos hartos y confrontamos a la policía. Como hace una semana, los policías estaban a punto de balear a un chavo de solo 17 años. Eran como las 11:30 de la mañana y los niños regresaban a la casa de la escuela para almorzar. La policía allanó un apartamento y el chavo salió corriendo descalzo. Una muchacha salió con él y a ella la golpearon y la tiraron al suelo. Estaban a punto de abrir fuego-ya habían amartillado las pistolas-cuando salieron unas señoras a gritar y a interponerse entre los agentes y el chavo, hasta que enfundaron sus pistolas. Lo arrestaron pero no lo mataron.

"Otro día la policía persiguió y atrapó a unos niños. Unas señoras y unos adolescentes empezaron a gritarles puercos y que se largaran. Otros salieron a tomarles fotos y a decir que son los peores.

"Desde hace mucho nos maltratan. Uno de los peores se llama Rico. Es bajito, tiene corte militar y siempre nos pega, especialmente a los chavos; amenaza con matarlos. La gente lo odia. Los vecinos gritaban el nombre de los agentes más salvajes, les apuntaban el número de la placa, y les gritaban que deletrearan su nombre. Hasta les tomaron fotos.

"Los policías se pusieron nerviosos y empezaron a cubrirse la placa y el nombre. Mandaron irse pero les respondieron que era su derecho, que podían estar a 20 pies de distancia, y no les hicieron caso. En eso la policía decidió irse, pero los siguieron, gritando y tomándoles fotos. Los chotas sacaron las cachiporras porque unos chavos les tiraron piedras y botellas. Pero los vecinos no se rajaron y a fin de cuentas los chotas se fueron".

La piñata porcina

A veces la resistencia popular es ingeniosa; hace sonreír y reír mucho tiempo. Sobre todo cuando se burla de la policía y los pinta como bobos. Una señora me dijo: "Acababa de salir de mi casa cuando vi algo que me encantó. Primero vi una sombra; pero era una sombra de algo que se movía y estaba muy alto, en los alambres de electricidad. Parecía una piñata, pero quién pone una piñata tan alta que los niños no la pueden alcanzar.

"Al doblar la esquina lo vi y me puse a reír a carjacadas. Era una piñata de un policía que decía "DPLA: Mentirosos, asesinos'. Todo mundo se reía, menos la policía, y llamaron a los bomberos. Los policías preguntaban si vieron quién lo puso. En eso un chavo dijo que vio a alguien subiendo el poste. Cuando le preguntaron quién era, el chavo se puso bien serio y dijo que la piñata se subió sola. Todos se rieron, menos los policías. Bajaron la piñata, pero luego apareció en las paredes: `DPLA: Mentirosos, asesinos'. A ver si tumban la pared".

Listos para el 22 de octubre

Voy caminando por una de las calles que bordea el multifamiliar. Siempre se ven grupos de jóvenes en juegos de azar o reparando carros. A veces quieren hablar, a veces no.

Estaba a punto de irme de Nickerson cuando vi a un grupo que estaba hablando de lo que les pasa a diario en un lote. Cerca, en postes de luz, tachos de basura y árboles, había afiches del Día Nacional de Protesta contra la Brutalidad Policial. G. se me acercó para contarme lo que le pasó. No dejaba de mirar la entrada al lote, y la razón la supe pronto: "Te voy a decir lo que me pasó. Fui a la casa de un amigo. Como a los cinco minutos llegó la policía y se metió. No encontraron nada pero nos esposaron a todos. Nos quitaron las llaves a todos y encontraron la del carro que estaba en la entrada. No era mío y yo no tenía las llaves. Sacaron drogas del carro y las metieron a la casa, y luego empezaron a tomar fotos. Eramos 10 pero solo me llevaron preso a mí, aunque también detuvieron a mi hermano y a un primo.

"En total, podrían meterme en la cárcel 10 años. Yo me crié aquí, y nunca he estado en la cárcel, aparte de una vez en San Diego. Pero ahora siempre andan tras nosotros, especialmente después de esa redada.

"Cuando vi en las noticias lo de la delegación Rampart me puse a pensar que eso es lo que está sucediendo en todas partes, y la gente tiene darse cuenta de lo que está pasando. Si me lo están haciendo a mí, creo que no soy el único, que eso se lo deben estar haciendo a otros. Hasta vi un informe policial idéntico al mío, menos los nombres. Todo lo que el informe decía sobre lo que sucedió en la casa era lo mismo que dicen que sucedió donde me arrestaron a mí; lo único diferente eran la dirección y el nombre del arrestado. El mismo informe policial con nombre diferente. O sea que tienen un formulario y ponen el nombre de la persona.

"Todos tienen que salir de sus apartamentos cuando la policía viene a hostigar, tienen que denunciar lo que está pasando. ¡El 22 de octubre, vístanse de negro! Tomen el bus y vayan a la protesta en el centro. Eso es lo que tenemos que hacer. No digo que hablo por todos, pero esto es algo que me está afectando a mí directamente y yo quiero cambiar la situación".


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