Informe directo de la guerra popular de Nepal, Parte 19

En un campamento del ejército popular

Li Onesto

Obrero Revolucionario #1037, 9 de enero, 2000

En esta época la luna no sale hasta pasada la medianoche y, por eso, conviene desplazarnos al ocaso o en la madrugada. Hoy partimos al atardecer y caminamos un par de horas. Cenamos en la casa de un campesino, dormimos unas horas y a las 4 de la madrugada emprendemos nuevamente el camino.

Llegamos a nuestro destino a las 8 a.m. y descansamos ahí todo el día. Salimos por la tarde y trepamos una pendiente escarpada; caminamos unas dos horas entre un espeso matorral, avanzando a tientas en la profunda oscuridad de la noche. Los guerrilleros prenden la linterna a ratitos para iluminar el camino.

Llegamos muy noche a un campamento a donde están llegando muchos guerrilleros. La escuadra acomoda sus cosas debajo de unos árboles y nos acostamos. Estoy agotada pero muy emocionada y no tengo sueño.

El Comité Central del Partido ha organizado un equipo especial para realizar acciones militares durante el boicot a las elecciones. Lo integran unos 50 guerrilleros, es decir, es más grande que un pelotón (que tiene 27 combatientes) y parecido a una compañía.

Esta noche los integrantes del equipo llegan al campamento y mañana conoceré a esos combatientes experimentados y templados.

Me despierto con los primeros rayos del sol; los compañeros han madrugado y el campamento es un centro de actividad. Ahora caigo en cuenta de que estamos en una altiplanicie. Docenas de guerrilleros vestidos de uniforme caminan por aquí y por allá. Han colocado un asta en un campo abierto, y ondea una brillante bandera roja con la hoz y el martillo. Los camaradas cuelgan mantas y preparan todo para un programa.

Unos compañeros se presentan y me enseñan las armas que han confiscado: un nuevo revólver Simth & Wesson calibre .38, de un inspector de policía muerto en una acción contra las elecciones; un radio walki-talki, que emplean para intervenir comunicaciones de la policía; y un rifle de alto calibre con mira telescópica, de un turista que lo usaba en la caza. Por cierto, leí en el Kathmandu Post que los guerrilleros confiscaron el arma y dejaron al turista ileso.

Un camarada está estrenando sombrero; perteneció al encargado de los comicios, blanco de un ataque con explosivos, y... ¡a lo mejor occiso!, pues está roto en frente (por la metralla).

Camarada Sundar

Platico con el camarada Sundar, de 24 años, mando de un pelotón; tiene una expresión muy dulce... como si no tuviera importantes responsabilidades militares. Ha llegado al campamento tras dirigir una serie de acciones militares contra las elecciones. Empieza por contarme la historia del pelotón:

"Nuestro pelotón está bajo el mando de la dirección regional. Lo integran 21 compañeros, más el comisario político, el mando y el subcomandante. Consta de varias secciones, cada una con su mando. Los combatientes tienen de 18 a 32 años y el grueso de ellos tienen de 20 a 24 años.

"El pelotón se formó en septiembre de 1998. En ese momento, centralizamos el trabajo en una campaña de acciones de sabotaje.

"El pelotón escogió el puesto policial como blanco. Pero la policía se enteró y se dirigió adonde nos alojábamos. Ibamos saliendo cuando nos topamos con ellos y se dio un enfrentamiento, un tiroteo. Cayó un miembro del comité distrital y posiblemente unos policías quedaron heridos. La policía huyó y el pelotón salió sin mayor problema.

"Durante los comicios locales de 1998, el pelotón se dispersó para dar clases políticas a las masas e impulsar el boicot. Además, preparamos emboscadas, pero la policía no entró a esta zona.

"En ese tiempo, la policía mató a uno de los subcomandantes del pelotón. El fue a una aldea para preparar una emboscada, para investigar la situación, y se quedó en la casa de un aldeano; la policía se enteró, fue y lo mató. El es nuestro mártir Chain Buda, ‹Andhi›.

"A raíz de eso, los aldeanos tenían mucho miedo y el pelotón tuvo que suspender la acción militar porque no podía hospedarse ahí. Se dispersó para platicar con las masas y elevar su conciencia política. Construyó un monumento a los mártires: una plataforma bajo un árbol y un estanque para el ganado".

El camarada pasa al tema de los logros del equipo especial:

"La dirección subregional nombró al mando y al subcomandante del equipo, y el comisario político es miembro del Comité Central.

"Estos equipos son provisionales, es decir, se constituyen para una acción o campaña específica. En el pasado, nuestro pelotón contribuyó varios compañeros a esos equipos, cuyo trabajo principal es ataques y secundariamente emboscadas.

"Hace poco, nuestro equipo atacó los puestos policiales de Dang en Chiraghat y Jalwang en Rolpa. En Chiraghat el enfrentamiento duró una hora y media. La policía tuvo siete bajas (todos los policías que estaban en el puesto) y cayó un miembro del equipo. Capturamos seis rifles, un revólver (hecho en China), 224 balas y equipo militar.

"En Jalwang hay dos puestos policiales: el puesto de la aldea y el puesto comando. El equipo atacó el segundo, que estaba resguardado por 16 policías. Como hay otros puestos a media hora, lanzamos un ataque simultáneo al puesto de la aldea, para que no pidieran refuerzos, y preparamos una emboscada por si una tercera fuerza llegaba del puesto aledaño.

"El equipo, junto con combatientes de otros pelotones y escuadras, se dirigió al puesto comando. Apresamos al centinela y lo ejecutamos. Entonces la policía abrió fuego. El enfrentamiento duró una hora y 15 minutos. Tiramos una granada e incendiamos el puesto. No sabemos cuántos policías lograron escapar. La acción se realizó en la primera semana de abril de 1999. Confiscamos el rifle del centinela, una chaqueta a prueba de balas y 23 balas.

"El 17 de abril de 1999, el pelotón realizó una gran emboscada en Pokhara, Rukum, que dejó un saldo de cinco policías muertos. Esos policías mataron a muchos aldeanos y la acción fue una represalia en el marco del boicot a las elecciones.

"Después de esas acciones, el equipo se dispersó y ahora una sección pequeña se dedica a hacer emboscadas".

El ejército popular se distingue del ejército burgués porque la dirección se fundamenta en la conciencia política de los combatientes. Como dijo Mao: "Nuestro principio es: el Partido manda al fusil, y jamás permitiremos que el fusil mande al Partido".

Le pido al comandante Sundar que me hable de la capacitación política y militar de los guerrilleros de su pelotón:

"El Comité Central da adiestramiento militar y el pelotón lo complementa. Los combatientes reciben entrenamiento físico (saltar, correr, gatear, etc.,) y tecnológico (sobre las armas). Al elaborar un plan, el partido da clases políticas al pelotón sobre la meta y los métodos para lograrla, además de clases de marxismo-leninismo-maoísmo. Asimismo, el departamento militar del Comité Central da clases de estrategia militar.

"En lo político, el ejército popular hace propaganda de masas para contrarrestar las mentiras del enemigo. En lo militar, le corresponde romper el cerco enemigo. Hemos sintetizado los principios de guerra revolucionarios y burgueses; es decir, aprendemos de las teorías revolucionaria y burguesa para desarrollar nuestra guerra. Se han librado distintas clases de guerra y la dirección del partido ha sintetizado esa experiencia. Aparte, tenemos la experiencia propia, pero por sí sola no es suficiente. Seguimos el modelo de la guerra prolongada de Mao en China".

Médico del pueblo

Hay una gran escasez de médicos en Nepal, sobre todo en el campo, y la atención médica es muy deficiente. En Katmandú hablé con un camarada que hace trabajo político con médicos. Me dijo que muchos de ellos apoyan la guerra popular, pero hasta ahora ha sido muy difícil convencerlos de ir al campo a trabajar en las zonas guerrilleras. El partido sigue el trabajo político con ellos, pero también organiza cursos de primeros auxilios y servicios de salud básicos.

Gaule, de 25 años, es combatiente del ejército popular y médico del equipo. Por la tarde lo entrevisto; me dice que ha estudiado medicina para ejercer en las filas revolucionarias:

"Aprobé el examen de los trabajadores de salud, una carrera de un año. Por otra parte, aprobé el examen intermedio de pedagogía e inicié esa carrera, pero no la terminé porque me incorporé al partido. Trabajaba en un puesto de salud del gobierno en una aldea hasta hace cuatro meses, cuando me dediqué de tiempo completo a la revolución.

"Los trabajadores de salud tienen distintos niveles. Los que tienen mayor preparación, dan clases a los demás sobre cuestiones básicas. Yo asistí a un curso de un mes que impartieron en la ciudad médicos simpatizantes del partido. Esa fue la primera fase de preparación. Nos enseñaron cómo curar heridas de bala y fracturas, y enfermedades como diarrea, disentiría, influenza y fiebre tifoidea. Se plantea prepararnos a través de varias fases para alcanzar el nivel de los que han sacado el título profesional. Hasta la fecha se ha cumplido la primera fase.

"Como los médicos no acuden al campo de batalla, nos toca preparar médicos en el campo de batalla. Damos primeros auxilios para las heridas de bala y otras heridas, y proporcionamos servicios médicos gratuitos en las aldeas. Eso es muy importante por la situación de los campesinos, la pobreza, pues por eso hay tantas enfermedades y problemas de salud. Por medio de esos servicios los campesinos llegan a conocer al ejército popular. Como combatiente, recibo clases políticas, entrenamiento físico y adiestramiento de armas.

"A los médicos simpatizantes de la guerra popular, yo les diría que es necesario que manifiesten su apoyo y acudan a las aldeas para ayudar al pueblo. Desde luego, la ideología es fundamental para cualquier tarea física o mental, y por eso debemos educar políticamente a los médicos y animarlos a ir al campo de batalla.

"Antes de mi llegada, los guerrilleros se curaban solos; se operaban para sacarse las balas. A veces apresaban a un médico para que los curara. Por otra parte, algunos médicos se ofrecen para ayudar de vez en cuando, y hasta médicos simpatizantes de otros partidos están dispuestos a ayudar y cobrar solo el 50%".

Saludos rojos

La ceremonia de bienvenida se realiza al aire libre, en el campo abierto donde ondea la bandera roja. Cuelgan bellísimas mantas rojas con Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao; fotos de los mártires; y una que dice "Reunión y convivencia con periodista fraternal".

Los combatientes del equipo están en orden de batalla; pasamos al frente, se guarda un momento de silencio en honor a los mártires y cantamos la Internacional.

Me presentan al mando del equipo; él y yo pasamos por las filas guerrilleras, y cada uno se presenta y da el "lal salaam" (saludo rojo): alza el puño y me da la mano. Algunos se esfuerzan por saludarme con unas cuantas palabras de inglés.

Me dicen que es un poco arriesgado celebrar una reunión grande aquí por mucho tiempo porque un helicóptero policial nos podría detectar, por eso no se prolonga el programa.

Somos más de 100 personas y hay que dedicar bastantes esfuerzos a la tarea de alimentar a todos: un grupo se encarga de la lumbre, calienta el té en la mañana y cocina la comida en grandes ollas. Por lo general, ni el ejército popular ni los campesinos tienen el lujo de comer carne, pero hoy mataron un búfalo para alimentarnos a todos. A la hora de comer, bajamos a la "cocina comunal".

Los camaradas han organizado todo muy bien: unos sirven la comida mientras otros comen sentados en el suelo. Un grupo se encarga de lavar los trastes. Compruebo la disciplina y compañerismo del campamento, producto de la unidad que se forja a través de la guerra popular.

Dar la vida por el pueblo

Después de la comida, unos familiares de los mártires platican conmigo. Chandra Bahadur Khadka, de 23 años, perdió a su padre, Madhu Khadka, de 54 años en 1998:

"Llegué a casa tras una ausencia de dos meses y me quedé a pasar la noche, pues como me iba a ir nuevamente quería ver a la familia. Platicamos de política y la guerra popular hasta muy noche. A las 11 p.m., tocó la policía. Mi padre les abrió y le dispararon. Recibió el primer impacto en el brazo y dijo: ‹Ustedes son unos perros del gobierno reaccionario. ¿Por qué me matan? ¿Cuál es mi delito?› Luego le pegaron una bala en el pecho y cayó muerto.

"Yo estaba en el segundo piso, pensando cómo iba a romper el cerco policial. Subí al techo y cuando me vieron, me dieron un balazo en la pierna y la garganta. Grité: `¡Viva el PCN (Maoísta)! ¡Viva la guerra popular!' Dejaron de disparar y me bajé de un salto; huyeron-un total de 24 policías-y logré escapar. Al día siguiente, regresaron a la casa y se llevaron el cadáver de mi padre. Fui a un lugar seguro y el partido me ayudó a curarme".

Hari Prasad, de 64 años, también viene a platicar. Su hijo, Daulat Ram Gharti, era mando de una escuadra del ejército popular cuando cayó en 1997. Lo acompañan su hijo, Chadga Bahadur Gharti, e hija, Tulasa Gharti. Me dice:

"Cuando Daulat tenía 15 años, empezó a trabajar con la organización estudiantil revolucionaria. Ingresó al partido a los 18 años; ocho años después se dedicó de tiempo completo. En 1989, lo nombraron presidente distrital de la Asociación Juvenil Nepalesa (Rukum) y en 1994, miembro del Comité Distrital. Era subsecretario del Comité Distrital y después del inicio, mando de un pelotón. En 1997, participó en un ataque al puesto policial en la frontera de Rukum y Rolpa donde cayó mártir. Tenía muchos amigos y las masas lo querían. En el aspecto militar, era muy combativo. Decía que las acciones dependen de una buena investigación y un plan bien elaborado. Era muy dedicado y se empeñaba en seguir la línea y orientaciones del partido. Tenía una línea política e ideológica muy clara, y mucha experiencia de organización.

"Después de la muerte de mi hijo, la guerra popular ha seguido avanzando. Mi hijo perdió la vida; hizo un sacrificio como miles de hijos que hacen sacrificios para que la guerra avance. Les digo a las familias de los mártires: no estamos tristes aunque hayamos perdido un familiar por la causa del pueblo y la liberación de los oprimidos del mundo; nos alienta la posibilidad de desquitarnos y de contribuir al avance de la guerra popular. Las familias de los mártires debemos enorgullecernos. Si la policía me mata, estoy dispuesto a morir, pues todos hemos de morir algún día pero es glorioso morir por el pueblo y la nación. Corre el rumor de que la policía va a matar a las familias de los mártires. No lo creo. Pero si lo hace, miles de familias seguirán en la lucha. Mi hijo cayó en el campo de batalla, pero no por eso los demás hijos se repliegan; al contrario, siguen adelante".

*****

En Estados Unidos casi no se conocen fotos del ejército popular de Nepal y, por eso, aprovecho toda oportunidad de fotografiar a los guerrilleros, para que en todo el mundo se conozca la realidad y "la cara" de esta revolución.

Hoy, el equipo me da una buena oportunidad. Pasan toda la tarde elaborando pañuelos rojos para que los guerrilleros protejan su identidad. Es todo un proyecto, pues tienen que conseguir la tela, cortarla, etc., y de repente empiezo a preocuparme que no habrá suficiente luz. Por fin, todo está listo y calculo que me quedan unos 45 minutos para trabajar.

Los guerrilleros hacen sus ejercicios militares, uno por uno, y saco fotos una tras otra. Desaparecen detrás de los árboles y reaparecen camuflados con ramas y cara pintada. Después de la sesión me traen un uniforme; me lo pongo y me declaran "miembro honorario del equipo".

En la noche, los guerrilleros y otros camaradas hacen una presentación cultural, bajo la bandera roja que sigue ondeando en el campamento. Aquí, entre los camaradas que luchan en la primera línea de batalla, las obras y canciones adquieren un significado más profundo.

Continuará.


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