Nuevo memorial detalla injusticias

La fiscalía: Versiones contradictorias
y "recuerdos reprimidos"

C. Clark Kissinger

Obrero Revolucionario #1042, 13 de febrero, 2000

Desde que empecé esta serie, el equipo defensor de Mumia ha entablado otra moción importante, que pide una "revisión" federal de todo el proceso judicial de Pensilvania porque no fue "razonable". La moción expone lo poco razonable que fue la determinación de los hechos por el juez Albert Sabo y dice que, además, "no se debe respetar el proceso de determinación de hechos por el tribunal estatal porque el juez Sabo tenía profundo prejuicio y enemistad hacia Jamal en particular y hacia todos los acusados en general". Voy a citar esa moción, tanto como el memorial del 7 de diciembre, durante el resto de la serie y dedicaré todo un artículo al "profundo prejuicio y enemistad" de Sabo.

En este parte, seguiré describiendo los hechos que presenta el memorial. La Parte 4 examinará los puntos que plantea la defensa sobre las violaciones de la ley por el juez y los engaños de la fiscalía, lo que impidió que Mumia tuviera un juicio imparcial.

Quiero empezar con un punto importante: en la actual fase de apelación, la defensa no tiene que demostrar que Mumia es inocente, ni tampoco quién tiene la culpa realmente. Solo tiene que demostrar que los errores cometidos por el juez y los engaños de la fiscalía impidieron un juicio imparcial en 1982.

Los que se oponen a un nuevo juicio quieren obligar a la defensa a presentar otra versión de los hechos, a demostrar quién tiene la culpa o a hacer que Mumia "cuente su versión" fuera del tribunal. Pura malicia. Lo que tiene que decidir el tribunal distrital federal es si Mumia tuvo un juicio imparcial o no. Por eso, examinemos las pruebas que detalla el memorial.

Faulkner para a Billy Cook

Todos aceptan que el incidente empezó cuando el agente Daniel Faulkner paró el carro de Billy Cook, el hermano de Mumia, a las 4 a.m. cerca de la esquina de la calle 13 y Locust. Faulkner le informó a la delegación por radio dónde estaba y, antes de bajarse, pidió refuerzos. Como la fiscalía dice que Cook estaba solo en el carro, no se sabe por qué Faulkner pidió refuerzos en una infracción de tráfico rutinaria.

Tres testigos de la fiscalía y uno de la defensa dieron testimonio sobre el incidente, y todos dijeron que Faulkner se bajó primero. La principal testigo de la fiscalía, Cynthia White, dijo que Faulkner y un ocupante del carro de Cook se bajaron y caminaron hacia la patrulla hablando o argumentando; que al llegar a la acera el hombre golpeó a Faulkner en la cara; y que luego Faulkner volteó al hombre, le puso las manos en la espalda e hizo como si lo fuera a esposar (aunque no se encontraron esposas en el lugar).

Otro testigo de la fiscalía, Mark Scanlan, ofreció una versión muy diferente. Dijo que Faulkner estaba en la calle, no en la acera; y que Faulkner golpeó a un hombre tirado en la capota de la patrulla con una linterna o cachiporra. Esa versión concuerda con la de los policías que arrestaron a Cook; estos dijeron que le chorreaba sangre del cuello y la cara. Un tercer testigo de la fiscalía, Albert Magilton, dijo que vio a Faulkner parar el carro, que él y un civil se pusieron a caminar, pero que dio la vuelta y no volvió a mirar sino hasta oír los disparos.

El testigo de la defensa, Dessie Hightower, vio el incidente sin obstáculos. Dijo que Faulkner no fue al lado del conductor sino al del pasajero y que trató de sacarlo. También dijo que vio "a un hombre negro sentado [en el carro], posiblemente un jamaiquino", inmediatamente después de los disparos. La presencia de una segunda persona en el carro podría explicar por qué Faulkner pidió refuerzos y por qué tenía en la mano la licencia de manejar de una tercera persona cuando murió (un hecho que la fiscalía escondió de la defensa y el jurado durante el juicio de 1982).

Los disparos

Tres testigos dijeron que vieron a Mumia caminar desde el otro lado de la calle y luego correr hacia donde Faulkner golpeaba a su hermano. Magilton y Scanlan dijeron que Mumia no tenía nada en la mano, que no lo vieron disparar al acercarse a Faulkner ni vieron fogonazos de una pistola. En el diagrama del incidente que dibujó Scanlan, Faulkner estaba de cara a Mumia cuando este se le acercó. Cynthia White es la única testigo que dijo que Mumia tenía una pistola en la mano.

Un aspecto muy curioso del testimonio es que durante el juicio ningún testigo recordó haber visto a Faulkner dispararle a Mumia, ni siquiera White que dijo que vio todo el incidente. ¡Pero el hecho de que Faulkner baleó a Mumia es el único aspecto indisputable del caso! La bala le entró en el pecho, desde arriba hacia abajo, pasando las costillas, le perforó el hígado y se quedó en la parte inferior de la espalda. En el diagrama de Scanlan, Mumia estaba en la calle al momento del primer disparo, y hasta White dijo que Faulkner estaba en la acera sujetando a Cook contra el carro, o sea, de cara hacia Mumia, cuando este se le acercaba. El memorial dice que la explicación que concuerda más con el testimonio (menos el de White) y con la herida que sufrió Mumia es que Faulkner baleó a Mumia cuando este se le acercaba por la calle.

Pero la versión de la fiscalía es que Mumia corrió hacia Faulkner, dio una vuelta alrededor de él y le disparó por la espalda. Luego, Faulkner-gravemente herido y tambaleándose-dio la vuelta y le disparó a Mumia una bala que le entró hacia abajo. Después Mumia le disparó en la cabeza al agente tirado en el suelo. Varios expertos en derecho creen que la fiscalía escogió esa versión de los hechos, por improbable que sea, porque es la única que planteaba la posibilidad de homicidio premeditado, lo que conlleva la pena de muerte en Pensilvania.

Pero tiene dos problemas importantes. Ya mencioné el primero: que la trayectoria de la bala indica que Faulkner baleó a Mumia desde arriba. El segundo es que la única testigo que dio la versión de la fiscalía es Cynthia White. Los demás testigos que dijeron que vieron a Mumia (o a alguien que se parecía a Mumia) balear a Faulkner no saben quién disparó primero ni cómo resultó baleado Mumia.

El testimonio de White es muy dudoso. Al momento del juicio, purgaba una sentencia de 18 meses en Massachusetts por prostitución. En Filadelfia la habían arrestado 38 veces por el mismo delito y tenía tres juicios pendientes. White hizo una declaración la noche del incidente. Después los agentes de la delegación de Faulkner pegaron su foto en el tablero de anuncios con una nota de que llamaran a la unidad de homicidios si la arrestaban.

Efectivamente, la arrestaron dos veces en los diez días siguientes; cada vez la llevaron a la unidad de homicidios y cada vez cambió su declaración y le echó más la culpa a Mumia. En el juicio, White dijo que el diagrama que dibujó la noche del incidente estaba mal, así como la estimación de la altura del hombre que disparó y la descripción del lugar donde estaban las distintas personas. (En la próxima parte de esta serie, examinaré el arreglo de la policía con Cynthia White... y cómo ocultárselo al jurado es una violación de las normas judiciales y de los derechos de Mumia.)

El otro testigo clave de la fiscalía fue Robert Chobert, un taxista, que dijo que alzó la vista tras oír el primer disparo pero no vio a Faulkner balear a Mumia. El memorial señala que si eso es verdad, confirma que Faulkner baleó a Mumia primero. Chobert dijo que el hombre que le disparó a Faulkner medía 6 pies de altura y pesaba entre 200 y 225 libras (Mumia pesaba 170 libras); y que oyó disparos pero no vio pistola ni fogonazos. En el juicio, afirmó que Mumia era el asesino, a pesar de que no cuadraba con su propia descripción. Para la policía hubiera sido muy fácil coaccionar a Chobert también: estaba en libertad condicional por un delito grave y trabajaba de taxista a pesar de que tenía la licencia suspendida (el juez y el fiscal no divulgaron esos hechos al jurado; también examinaré esto en la próxima parte).

De los demás testigos, Scanlan identificó a Mumia-equivocadamente-como el chofer del Volkswagen y admitió que hubo "mucha confusión cuando los tres hombres estaban frente al carro". Dijo que el hombre que disparó tenía "el pelo en afro" y que no fue Mumia (que tenía el pelo en dreadlocks). El memorial señala que a Scanlan (un blanco) no podía distinguir bien a un negro de otro, lo que es importante si había un pasajero (y no solo Cook) en el carro. De hecho, Scanlan solo pudo decir con seguridad que oyó disparos y que el hombre que disparó tenía el pelo en afro. El último testigo de la fiscalía, Magilton, dijo que vio a Mumia cruzar la calle pero que no lo vio disparar.

El hombre que huyó

Cinco testigos dijeron que vieron a un hombre huir del lugar del crimen antes de la llegada de los demás agentes; uno dijo que el que huyó le disparó a Faulkner.

Dessie Hightower, universitario y testigo de la defensa, dijo que de 13 a 15 segundos después de los disparos vio a un hombre de 5 pies y 9 pulgadas de altura, con el pelo en dreadlocks, correr por el lado sur de la calle Locust y desaparecer. Chobert le dijo a la policía que el hombre que disparó "huyó corriendo" y más tarde repitió que corrió 30 pies en la misma dirección que describió Hightower. Pero en el juicio Chobert cambió su versión y dijo que solo corrió 10 pies y que la noche del incidente se equivocó.

Al principio, Veronica Jones dijo que vio a dos hombres "huir trotando" del lugar por la Locust. En el banquillo dijo que se equivocó. (Pero cuando empezó a explicar que la policía la coaccionó para que cambiara su versión, el juez Sabo la interrumpió, dijo que eso no era "pertinente" y le ordenó al abogado de Mumia que no le hiciera más preguntas al respecto. Hablaré más sobre Veronica Jones en la próxima parte.) Debbie Kordansky, una testigo que no dio testimonio en el juicio, dijo que vio "a un hombre correr por el lado sur de la calle Locust"; y en las audiencias de 1995 William Singletary dijo que Jamal no mató a Faulkner y que el hombre que disparó huyó por la Locust.

Mumia en el hospital

Tras golpear a Mumia, la policía lo llevó a un hospital a tres manzanas, donde lo atendieron a los 5 ó 10 minutos. El médico, el Dr. Coletta, dijo que Mumia estaba "débil... casi al punto de desmayarse... no podía ponerse de pie". Otro médico dijo que estaba letárgico. Todos los testigos dijeron que no pudo caminar por su cuenta al hospital; dos agentes (Gary Wakshul y Stephen Trombetta) se quedaron con él. Nadie mencionó ningún comentario inusual de parte de Mumia. De hecho, Wakshul escribió en su informe que "el hombre negro no hizo ninguna declaración" y, en una entrevista una semana después del incidente, no mencionó ninguna confesión.

Pero dos meses más tarde, Gary Bell (el compañero de trabajo de Faulkner) y Priscilla Durham* (una guardia de seguridad del hospital) de repente salieron con que oyeron a Mumia gritar en el hospital: "Baleé al hijueputa y ojalá se muera". El memorial señala que Bell no mencionó esa supuesta confesión en ningún informe ni en sus apuntes diarios, ni la mencionó a otro policía, a su esposa, a su hermano ni a nadie más hasta que unos agentes de la Oficina de Asuntos Internos lo entrevistaron el 25 de febrero. Bell le dijo al programa "20/20" del noticiero ABC News que la confesión lo aturdió tanto que lo reprimió hasta que se lo preguntaron específicamente. Pero en realidad, cuando unos detectives lo entrevistaron el 16 de diciembre no dijo nada al respecto.

Durham tampoco mencionó lo de la confesión, a pesar de que estaba en contacto diario con agentes en el hospital, ni la mencionó cuando la entrevistaron los detectives. Tal como Bell, la recordó de repente dos meses después del incidente. Esto llevó al siguiente diálogo en el juicio de 1982:

ACUSADO: Señora Durham, ¿por qué esperó hasta el 2 de febrero para hacer una declaración?

JUEZ: OK. Es obvio, Señor Jamal, que su propósito es trastornar el juicio frente al jurado.

ACUSADO: No lo estoy trastornando, sino que me estoy defendiendo.

JUEZ: Una vez más, lo voy a sacar del juzgado.

Durham dijo en el juicio que le dio una declaración poco después del incidente a un investigador del hospital, quien la escribió a mano. Pero nunca se ha presentado tal declaración. En vez, el juez Sabo permitió que la fiscalía presentara una copia escrita a máquina y sin firma, a pesar de que Durham dijo que nunca la había visto.

En contraste con los médicos, Durham dijo que Mumia se revolcaba violentamente y gritaba, que los agentes lo tenían que sujetar y que en eso oyó la confesión. Extraña que ninguno de los 15 ó 20 agentes que según Durham estaban en la habitación (y que sujetaban a Mumia) mencionara que un sospechoso del homicidio de un policía hizo una confesión pública.

Las pruebas balísticas: Muy selectivas y poco convincentes

Las últimas pruebas conciernen los exámenes balísticos de la pistola que encontraron en el lugar de los hechos y que pertenecía a Mumia. La fiscalía afirmó que, según las pruebas de balística, la bala encontrada en el cuerpo de Faulkner tenía ranuras compatibles con la pistola de Mumia. La reciente moción demuestra que esas pruebas de balística están llenas de incongruencias y que la defensa no pudo contratar su propio experto. Además, "compatibles con" es una frase muy flexible. ¡El equipo defensor señala que "al jurado ha debido informarle un experto de la defensa que la cantidad de pistolas compatibles con la bala sacada del difunto era de varios millones"! Ninguna prueba vinculó en definitiva la bala a la pistola de Mumia.

El equipo defensor también plantea que hubiera sido muy fácil y obvio hacer otras dos pruebas básicas la noche del incidente: primero, examinar la mano de Mumia para ver si tenía residuos de nitrato (que quedan cuando uno dispara una pistola); y segundo, examinar la pistola para ver si había sido disparada. La moción dice: "La falta de esas pruebas es tan increíble... que la única conclusión racional es que los resultados de esas pruebas se ocultaron porque no concordaban con la teoría de la fiscalía".

Conclusión

Las pruebas de la fiscalía son muy poco convincentes. Pero lo que tiene que decidir el tribunal de apelaciones NO es sin son suficientes para condenar al acusado, sino si se manipularon las pruebas de tal manera que los jurados no pudieron evaluar su veracidad; si el tribunal ocultó otras pruebas (algunas citadas aquí) que hubieran permitido a la defensa refutar los argumentos de la fiscalía; y si el tribunal violó sus propias normas para impedir que Mumia ejerciera sus derechos y recibiera justicia. En la próxima parte, examinaré esto más detalladamente y demostraré que la fiscalía tergiversó algunas pruebas, con toda probabilidad manufacturó otras e impidió que la defensa presentara importantes pruebas de su inocencia (y hasta impidió que se enterara de ellas)... y que todo eso viola sus propias normas, de por sí cargadas.

* Al principio, Durham dijo que no conocía a Faulkner; más tarde admitió que lo conocía y que lloró al enterarse de su muerte.


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