Estados Unidos bloquea medicinas
para el SIDA en Africa

Obrero Revolucionario #1047, 19 de marzo, 2000

El SIDA cobra la mayoría de sus víctimas en el tercer mundo. De los 33,4 millones de personas infectadas, 22,5 millones son del Africa, 6,7 del sur y sudeste de Asia, y 1,4 millones de Latinoamérica. Sin las medicinas que necesitan, esas personas morirán. Cada semana mueren 1400 personas en Zambia y 2400 en Zimbabwe. A pesar de este trágico saldo, el gobierno y las compañías farmacéuticas de Estados Unidos ponen obstáculos para que la gente de los países pobres reciba medicinas que les puede salvar la vida.

En 1998, 1,4 millones de personas del sur y este de Africa murieron del SIDA. En Botswana, el promedio de vida bajó de 61 a 47 años. En Zimbabwe, las horas del depósito de cadáveres se extendieron para recibir a todos los muertos. La epidemia ha dejado toda una generación huérfana: al terminar el año, se calcula que habrá más de dos millones de huérfanos. En los años que vienen el virus cobrará una creciente cantidad de víctimas.

En Estados Unidos, las nuevas terapias ayudan a los seropositivos y a los que sufren del SIDA a mantener la salud, pero tienen un costo anual de $10.000 por persona. En los países donde la epidemia del SIDA ha cobrado tantas vidas, esas nuevas medicinas ni siquiera se conocen. El gobierno de Zambia, por ejemplo, no podría comprar medicinas para su población ¡ni si gastara todo su ingreso nacional!

En Sudáfrica, como en muchos países africanos, más del 20% de la población está infectada con VIH; los enfermos del SIDA ocupan el 70% de las camas en muchos hospitales y el año pasado 100.000 niños quedaron sin padres. Se calcula que en los próximos 10 años, uno de cada cinco adultos del país morirá si no recibe tratamiento. Además, se calcula que el promedio de vida bajará de 59 años (en 1990) a menos de 40, pues las nuevas terapias son demasiado caras para los pobres de ese país, que tienen un ingreso promedio de $2600 anuales.

Ante esa crisis, el gobierno sudafricano promulgó una ley en 1997 con el propósito de facilitar la producción y distribución de las nuevas medicinas a precios económicos. Autorizó la producción, por compañías locales, de drogas anti-SIDA a pesar de los derechos de patente. Esa autorización, que se llama licencia obligatoria, facilita la producción de drogas genéricas a bajo costo. James Love, director del Proyecto Tecnológico del Consumidor, calcula que la licencia obligatoria reducirá el precio de las medicinas anti-SIDA de 30 a 95%. Por ejemplo, AZT (una medicina hecha por Glaxo-Wellcome que bloquea la transmisión del VIH de una mujer a su feto) cuesta $240 al mes en Sudáfrica, pero en India se produce una versión genérica que cuesta solo $48.

La ley también autoriza la "importación paralela", es decir, importar medicinas de cualquier distribuidor que las surta. Resulta que las compañías farmacéuticas venden la misma medicina en distintos países a diferentes precios. Por ejemplo, la compañía SmithKline Beecham vende el antibiótico Amoxil por $8 en Pakistán, $14 en Canadá, $16 en Italia, $22 en Nueva Zelandia, $29 en las Filipinas, $36 en Estados Unidos, $34 en Malasia y $40 en Indonesia. Se puede ahorrar muchísimo dinero si se compra la medicina de un distribuidor paralelo en vez de pagar el precio establecido por la compañía farmacéutica.

Un acuerdo de la Organización Mundial del Comercio (OMC) permite tanto la importación paralela como las licencias obligatorias. Estados Unidos permite licencias obligatorias en los campos de protección del ambiente, energía nuclear, salubridad pública, el sector público y para contrarrestar prácticas anti-competitivas. La importación paralela de farmacéuticos es común en varios países europeos.

Estados Unidos bloquea medicinas a bajo costo

"No estamos de acuerdo con las licencias obligatorias. Las compañías que tienen los derechos de nuevos inventos tienen el derecho de venderlos como crean conveniente".

Joe Papovich, representante de derechos de propiedad intelectual del Departamento de Comercio de Estados Unidos (USTR, siglas en inglés)

"Necesitamos esta medicina para sobrevivir. No permitiremos que nos condenen a muerte por ser pobres".

mujer seropositiva de 37 años, Malawi, Africa

A pesar de la devastación que ha causado el SIDA en Africa, Estados Unidos ha hecho todo lo posible por mantener por los cielos el precio de las medicinas. Hace un año, el Departamento de Estado mandó al Congreso un informe sobre la campaña contra la ley de medicinas de Sudáfrica, en que señala que anularla es "una prioridad para Estados Unidos en sus relaciones económicas con la República de Sudáfrica". Según el informe, "todas las dependencias pertinentes de Estados Unidos... han participado en una campaña implacable para persuadir al gobierno de Sudáfrica de que modifique o anule las estipulaciones del Articulo 15(c) que, a nuestro juicio, no concuerdan con las obligaciones y compromisos de Sudáfrica bajo TRIPS (el acuerdo de la OMC sobre derechos de propiedad intelectual)".

En abril del año pasado, el Departamento de Comercio de Estados Unidos puso a Sudáfrica en la lista de países que hay que vigilar, y programó una revisión especial del comercio que hace con el país. Dada la hegemonía de Estados Unidos en la economía mundial, esa presión puede afectar muchísimo la economía de un país del tercer mundo. Por ejemplo, en 1998, Estados Unidos le negó a Sudáfrica más de tres billones de dólares en aranceles preferenciales, como represalia por su ley de medicinas.

Por su parte, las compañías farmacéuticas afirman que la falta de supervisión de las nuevas medicinas creará virus resistentes. Pero los médicos que trabajan en el tercer mundo lo niegan rotundamente. Según el Chicago Tribune, "Mark Biot, un médico belga que es director del Proyecto anti-SIDA de Médicos sin Fronteras, dijo que las clínicas de la mayoría de las ciudades de los países subdesarrollados tendrían la capacidad de ayudar a los pacientes con SIDA si tuvieran análisis y medicinas baratas".

El Dr. Biot regresó hace poco de Tailandia, donde los pacientes hacen colar a las 3 de la mañana frente a la clínica semanal de SIDA del Hospital Bamrasnaradura. Muchos pacientes han tenido que suspender la terapia porque, con la crisis financiera en Asia, el precio de las medicinas subió.

Lo que se ha hecho para proteger los altos precios de las medianas en Sudáfrica es solo una pequeña parte de una campaña global. James Love, director del Proyecto Tecnológico del Consumidor, dijo: "Antes, el gobierno de Estados Unidos protegía a cañonazos los intereses petroleros por todo el mundo. Hoy en día, protege los intereses de las compañías farmacéuticas".

Estados Unidos ha amenazado con imponer sanciones comerciales a por lo menos siete países si permiten la venta de una medicina genérica anti-cáncer. También amenazó a Tailandia con sanciones por promulgar una ley que requiere indicar los sustitutos genéricos en la etiqueta de las marcas conocidas, y castigó a Argentina porque se opuso a la posición yanqui sobre derechos de patente y de "propiedad intelectual" de las compañías farmacéuticas.

Las manos ensangrentadas de Gore

El 16 de junio del año pasado, un grupo de activistas para la prevención del SIDA protestó contra el vicepresidente Al Gore en durante su campaña presidencial y sacó a flote las acciones del gobierno en Sudáfrica. ACT-UP y el grupo Medicina de SIDA para Africa organizaron las protestas.

Se acercaron a Gore con pancartas y gritaron: "La avaricia de Gore mata". Titularon su campaña presidencial "Apartheid 2000". Gore, el codirector de la Comisión Binacional Estados Unidos-Sudáfrica, ha dirigido la campaña contra las medicinas genéricas en ese país. El periódico Washington Post y otros informaron sobre esas protestas.

A raíz de las protestas, Gore le mandó una carta a James Clyburn, presidente del grupo de congresistas negros, diciendo que no se opondría a las medidas sudafricanas "con tal de que sigan los acuerdos internacionales". A estas alturas, no se sabe si esto representa un cambio verdadero o si es simplemente una pantalla, pues Estados Unidos se ha negado a dar un paso concreto o esclarecer su posición. En una junta con activistas del SIDA el 26 de julio, los funcionarios del gobierno dijeron que todavía "es posible" que la ley sudafricana viole las reglas internacionales del comercio.

Si el gobierno yanqui no para su campaña de negarle a Sudáfrica medicinas a bajo costo, la Campaña de Acción para una Cura de ACT-UP dijo que aumentará la presión pública internacional contra el gobierno estadounidense: declarará un día de protesta internacional, un "día de vergüenza" para el gobierno con protestas en más de 20 países.

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Las compañías farmacéuticas yanquis hacen un dineral, mientras que millones de personas mueren por todo el tercer mundo. Bloquear medicinas en medio de la mortal epidemia del SIDA es una atrocidad.

Como dice Bob Avakian del PCR:

"Si uno está consciente del hecho de que el mundo es dominado por el imperialismo y si uno tiene la menor idea de las consecuencias de esto para la gran mayoría de la Humanidad, entonces uno debe sentirse obligado a ayudar a hacer añicos al sistema imperialista entero y su estructura, a rehacer las relaciones sociales a un nivel internacional".


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