22 de abril de 1980: 20 años del asesinato policial del camarada del PCR

Damián García está presente

Obrero Revolucionario #1051, 23 de abril, 2000

El 22 de abril se cumple el 20 aniversario del asesinato de Damián García a manos de agentes de policía en Los Angeles. Dos semanas antes, Damián y otros dos camaradas escalaron El Alamo, tiraron al suelo la bandera de Texas, condenaron ese símbolo de opresión, izaron la bandera roja y exhortaron a participar en las manifestaciones del Día Internacional del Trabajador, el 1º de Mayo de 1980. Dos militantes de la Brigada de la Juventud Comunista Revolucionaria, que están contribuyendo a la elaboración del nuevo programa del Partido Comunista Revolucionario hablan sobre lo que Damián García representa para la nueva generación de rebeldes.

Día tras día nuestra generación vive rodeada por las mismas cuatro paredes; ya sea en el penal o en la escuela, las paredes nos ocultan la verdad. Los textos escolares solo dan una versión de El Alamo: el heroísmo de los que lucharon hasta con las manos junto a Davy Crockett. Pero eso no importa, no quiere decir que sea verdad ni que nos lo vamos a tragar. Ellos tienen sus héroes asesinos y altares del saqueo, y nosotros tenemos nuestros héroes y símbolos, como Damián García, un símbolo de esperanza de toda la gente de este país que odia el mundo como es.

Cuando Damián estaba encima de El Alamo, habló por los que temen hablar, por los que tienen prohibido hablar, por todos los que han sido callados. Damián comprendía al pueblo, era parte de él. Trabajó de carnicero y conocía el ghetto, conocía a los vecinos, cómo vivían y sus sueños. Damián comprendía su lucha y la gente lo escuchaba.

La verdad vive en la memoria de los que atestiguaron el verdadero heroísmo, el heroísmo de los comunistas revolucionarios que escalaron los muros de El Alamo y arrojaron el trapo que simboliza la muerte y la opresión, e izaron la flamante bandera roja. El 20 de marzo de 1980, Damián proclamó ante el mundo: "Hemos venido para corregir y poner en claro los acontecimientos acerca de El Alamo. Este es un símbolo del robo de tierra mexicana. Un símbolo de la matanza de mexicanos e indígenas. Y un símbolo de la opresión de los chicanos y los mexicanos por todo el suroeste".

Damián se crió en el ghetto de San Bernardino, California, hijo de mexicanos. A su padre le negaban trabajo por ser mexicano. Cuando era niño, Damián se ponía camisas de manga larga para que no creyeran que tenía los codos sucios. Damián jamás dejó de buscar un mundo mejor. Se graduó de la Universidad de California y fue director ejecutivo de La Casa de la Raza en los años 70. Pero anhelaba mucho más. Conoció al Partido Comunista Revolucionario y dedicó la vida a la liberación, no solo de su raza sino de los pueblos del mundo. Siempre estaba con el pueblo y lo conocían en el Este de Los Angeles y en las carnicerías.

Si pensamos que la vida de Damián es una canción, pues es una canción que muchos oímos a diario, y 20 años después de su ejecución arde la sangre de una nueva generación como ardía la de él. No conocimos a Damián, pero aspiramos a vivir como él. Todos los días nos dicen que vivimos en vano, que somos inútiles y que no tenemos esperanza. ¡Pero sí tenemos esperanzas! ¡El sistema es el que no tiene futuro! El sistema solo nos ofrece opresión y cárcel. Queremos vivir en un mundo en el que ninguna mujer tenga que trabajar jorobada sobre una máquina de coser la mayor parte del día; en que no sea necesario para nadie juntar centavos para comer; en que la policía no maltrate a los chavos porque son chavos, porque tienen pantalones anchos, porque su piel es oscura o porque se rasuran el pelo; en que la policía no saque a nadie a palazos de la cama y lo eche a la calle envuelto en sábanas. Queremos un mundo mejor y hemos demostrado que estamos dispuestos a luchar para conseguirlo con nuestra batalla contra las Proposiciones 187 y 21, y con nuestra presencia cada 22 de octubre en el día nacional contra la brutalidad policial.

Nuestra generación tiene que encarnar el mensaje de Damián. No ofrendó su sangre en vano. El sistema nos arrebató a Damián, lo asesinó para callarlo y para asustarnos. Pero su sangre alimenta nuestro espíritu revolucionario. El sistema mató a Damián, pero con su muerte nosotros cobramos vida. Sabemos que hay mucho en juego, pero Damián fue un revolucionario firme que dio la vida por un rojo amanecer y nosotros levantaremos su bandera roja de sangre.

Cuando mataron a Damián García, Bob Avakian, Presidente del PCR, dijo: "Dedicar la vida e incluso estar dispuesto a entregarla para acabar con el sistema que vomita todo esto, vivir y morir por la causa del proletariado internacional, hacer la revolución, transformar la sociedad y avanzar la humanidad hacia el luminoso amanecer del comunismo-esa es verdaderamente una vida, y una muerte, que está llena de significado e inspiración para millones y centenares de millones que luchan por la misma meta o comienzan a reconocerla por el mundo entero".

Imaginarnos a Damián y sus camaradas sobre El Alamo, izando la bandera roja y haciendo un llamamiento a la revolución a los pueblos del mundo, nos hace saltar el corazón y nos llena de ganas de darle al sistema. ¡Nos da ganas de empuñar las armas para combatir! El sistema mató a Damián, pero eso nos da más ganas de luchar, de continuar su lucha.

Damián García está muerto, pero con su muerte cobramos vida. Jamás olvidaremos lo que el sistema le hizo a él y le sigue haciendo al pueblo, a toda la gente que mata en la frontera y en los ghettos.

Somos jóvenes y estamos perdiendo la paciencia. Nos da rabia que el sistema mate a la gente poco a poco; que mate nuestros sueños y a nuestros líderes, aunque nunca apagarán nuestro fuego. Seguiremos luchando y haremos la revolución y, si morimos como murió Damián, nuestra vida no será en vano, pesará más que la montaña Taishan, ¡porque será por el pueblo y por la destrucción de este sistema!


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