La brutalidad policial en Filadelfia

Obrero Revolucionario #1063, 23 de julio, 2000

Dos semanas antes de la Convención Nacional del Partido Republicano, el mundo vio lo asquerosa que es la "justicia al estilo filadelfiano".

El miércoles 12 de julio, un helicóptero noticiero filmó a nueve policías que avanzaban hacia una patrulla, pistola en mano. Adentro estaba Thomas Jones, un negro de 30 años, quien se detuvo tras recibir dos balas en el estómago y tres en el brazo, y quería rendirse.

Lo arrastraron de la patrulla y lo tiraron al suelo. Unos 25 agentes le cayeron encima y se empujaban para asestarle patadas y golpes. Uno saltó por encima del capó de la patrulla, envalentonado por la oportunidad de darle duro a un negro indefenso.

Como una bola de hienas que pelean por el cadáver de un animal, así es la policía en las calles de este país. ¡Qué asqueroso e indignante!

En 28 segundos le dieron 46 patadas y 59 golpes; se lo llevaron esposado, con la ropa manchada de sangre.

A unas pocas horas el Comisionado de Policía, John Timoney, corrió a declarar que fue un "incidente aislado".

¡Mentira!

La policía de Filadelfia es tristemente célebre por corrupción, racismo y brutalidad, por las redadas contra el Partido Pantera Negra en los años 60, el bombardeo de la casa de MOVE en 1985 y el complot contra Mumia Abu-Jamal.

Al ver el video es evidente que los policías se portan como un ejército de ocupación en ese barrio oprimido. Se sienten justificados y envalentonados; consideran su deber y su derecho castigar brutalmente a ese hombre que los desafió.

Es más, el video muestra algo muy típico que ocurre en cualquier ciudad del país. De hecho, el mismísimo día filmaron una golpiza policial a un hombre que pararon por una infracción de tránsito en Lawrenceville, Georgia.

Esos 28 segundos de video trajeron a la mente la golpiza a Rodney King por la policía de Los Angeles, la tortura de Abner Louima por la policía de Nueva York, la cámara de tortura del comandante policial de Chicago Jon Burge, y un sinnúmero de escándalos en ciudad tras ciudad.

¡No es nada sorprendente que mucha gente huya o se defienda de la policía!

Todo el mundo está mirando

"Por el momento tenemos buenas relaciones con la comunidad, aunque la situación podría estallar en unas semanas".

John Timoney, Comisionado de Policía de Filadelfia,
unas horas antes de la golpiza a
Thomas Jones el 12 de julio

La filmación de esa golpiza ocurrió en un momento muy inoportuno para la clase dominante, que quiere que la atención del mundo se enfoque en la Convención Nacional del Partido Republicano, donde los republicanos nominarán a George W. Bush como candidato a la presidencia. Bush tiene fama de ser hombre de "mano dura", pero ahora, la "mano dura" de los matones oficiales está nuevamente a la vista de millones de personas.

A la clase dominante le preocupa que la indignación arda en las calles de Filadelfia y más allá, y que mayores sectores de la clase media vean y condenen la brutalidad policial.

Les costará mucho trabajo controlar la situación. Necesitan apaciguar la indignación popular, pero de una manera que no desmoralice ni paralice a la policía, dado que es una fuerza esencial para mantener el orden del sistema capitalista y, específicamente, para defender la Convención Republicana.

John Street, el alcalde de Filadelfia, dijo que el video era "preocupante", pero que sería muy precipitado concluir que fue un caso de brutalidad policial sin primero llevar a cabo una investigación (o sea, sin primero dar a la policía el tiempo necesario para inventar su propia versión de los hechos).

Street prometió una investigación, pero dijo que no se debe atacar a la policía. Es más, está protegiendo a los agentes, pues ha rehusado identificar a los involucrados. Por su parte, Clinton dijo que tiene plena confianza en Street.

De hecho, al día siguiente de la golpiza, se anunció que la policía, la alcaldía y la fiscalía federal realizarán cinco investigaciones. Todo eso tiene el propósito de apaciguar la indignación popular para que el proceso electoral avance sin interrupción.

La prensa sacó una avalancha de propaganda policial: a Jones lo pintaron como un criminal vil y peligroso que abrió fuego contra la policía, hirió a un agente, se robó una patrulla y opuso resistencia al arresto en medio de la golpiza. Rich Costello, presidente de la Orden Fraternal de Policía de Filadelfia, declaró con lógica gangsteril: "Balear a un policía es balearnos a todos".

El Comisionado de Policía le dijo al noticiero ABC News: "Es una infamia que tracen comparaciones con Rodney King. Jones opuso resistencia desde el comienzo". Al parecer se ha olvidado que la policía de Los Angeles justificó la golpiza a King precisamente porque "opuso resistencia".

Vimos lo que vimos

Los testigos han desmentido la versión policial.

Pararon a Jones por sospecha de manejar un carro robado. Huyó pero luego chocó, y lo agarraron.

Un testigo dijo: "Tenía las manos arriba, así, para rendirse". Bertha Jones (quien no es familiar de Thomas Jones) dijo que los agentes lo pararon y enseguida lo golpearon; entonces echó a correr: "Le dieron una golpiza y muchas patadas. Grité: `¡Lo van a matar!'. Estaba de pie; se trató de proteger la cara y devolver los golpes".

En eso, Jones se zafó, se metió a una patrulla y se dio a la fuga.

Los defensores de la policía dicen que hay que examinar el "contexto" de la golpiza y "entender" que a los agentes les enfureció el hecho de que Jones desobedeciera a la autoridad. ¿Cómo no? ¿Quién no va a entender que Jones quisiera escaparse de esos agentes brutales? Después de la golpiza a Rodney King, la ejecución de Amadou Diallo con 41 balazos, la tortura de Abner Louima y un sinnúmero de casos de brutalidad policial, ¿quién no entiende que un negro golpeado por la policía tema que lo matan y trate de escaparse?

La policía dice que Jones abrió fuego primero e hirió a un agente en la mano, pero no pueden explicar de dónde obtuvo una pistola ni dónde estará ahora.

Primero dijeron que se la robó a un agente, pero ninguno faltó una pistola. Así que ahora dicen que tuvo su propia pistola, pero Bertha Jones vio todo: "Vi claramente que tenía las manos vacías, completamente vacías".

Esto sí se sabe: diez agentes abrieron fuego contra Jones, dispararon una ráfaga de 43 balas y lo hirieron cinco veces; los casquillos de 9 mm cubrieron la calle. Pusieron en peligro a todo el barrio: los disparos rompieron los vidrios de las casas cercanas, donde juegan muchos niños.

Thomas no llegó muy lejos en la patrulla, unas 18 manzanas no más. Ahí lo arrastraron de la patrulla y le dieron una terrible paliza, mientras el helicóptero noticiero sobrevolaba la zona.

Acusan a la víctima

A Thomas Jones lo internaron en el hospital y le hicieron cirugía varias horas. Luego lo esposaron a una silla. Al abrir los ojos, le dijo a su novia Vicky Bryant: "Quería regresar a tu lado, no quería morir"; no dejaba de repetir: "Me dieron una paliza, me chingaron".

"Cuando lo sacaron de la patrulla, ya lo tenían, solo tenían que ponerle las esposas. No es un animal, no es un perro. Querían matarlo", dijo Vicky.

La salvaje paliza ha conmocionado al mundo entero, pero a Jones le han entablado tantas acusaciones que podría pasar el resto de la vida en la cárcel: lo acusaron de tentativa de homicidio a un policía, agresión, resistencia a la autoridad, robo y varios cargos relacionados con armas de fuego. Son 20 cargos en total, ¡más o menos uno por cada policía que lo agredió!

Huelga decir que no han acusado a ningún policía de tentativa de homicidio.

¡Basta ya!

"Es simple y llanamente brutalidad policial. Lo querían matar, las fotos no mienten".

Ernest Jacobs, 78 años,
padrastro de Thomas Jones

"Yo me siento más seguro, pues la policía está cumpliendo su deber".

Lee Salzman, de Wisconsin, delegado
a la Convención Republicana

En las semanas que vienen, los candidatos presidenciales de los partidos Republicano y Demócrata serán nominados en perversos circos políticos del sistema, que se realizarán en las ciudades donde la policía golpeó a Rodney King y a Thomas Jones, y en centros de convención rodeados de policías, francotiradores y agentes federales.

La paliza grabada de Thomas Jones captó un instante de verdad en esta temporada de mentiras. Las protestas en las calles de Filadelfia y Los Angeles durante las convenciones no se harán esperar.

 


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