Perú: Tortura en las cárceles

Obrero Revolucionario #1065, 6 de agosto, 2000

En diciembre de 1992, Antonio Alejo bajó de las montañas con su mula al mercado de Paucartambo, un pueblo de la sierra central. En el camino paró para tomarse una sopa. En eso llegaron unos soldados buscando a guerrilleros del Partido Comunista del Perú (PCP, llamado en la prensa Sendero Luminoso). La guerra popular maoísta que dirige el PCP tiene mucha fuerza en la zona.

Un soldado le preguntó a Antonio si había visto "tucos", nombre despectivo con el cual se refieren a los militantes del PCP. Pero Alejo Antonio no sabía eso; para él tucos era una especie de pájaros, y respondió que sí.

Antonio Alejo no era revolucionario ni militante, pero ese malentendido le costó torturas y años de prisión.

Los soldados le pidieron papeles. Antonio no había votado en las últimas elecciones. Eso se castiga en Perú para que la población no participe en los boicots electorales proclamados por el PCP.

Lo acusaron de maoísta y se lo llevaron. Pasó tres días en un retrete ahogándose en la fetidez, sin comida ni agua. Así empezó su pesadilla. Luego siguieron ocho días de torturas colgado de las muñecas dislocadas y choques eléctricos al pene.

Una noche lo dejaron junto al cuerpo mutilado de una joven, a quien mataron supuestamente por ser novia de un militante del PCP. Cuando lloró, lo acusaron de sentir compasión por ella.

Le dijeron que la tortura pararía si confesaba que tenía contactos con el PCP. El les dijo que no sabía ni leer ni escribir, así que le dieron un papel en blanco para que firmara y después redactar la confesión, que fue la "evidencia" para meterlo preso seis años.

La represión fascista de Fujimori

En abril de 1992, meses antes de que Antonio Alejo fuera arrestado, el presidente peruano, Alberto Fujimori, con el respaldo de las fuerzas armadas y el imperialismo yanqui, dio un autogolpe de estado que anuló la Constitución, disolvió el Congreso y despidió a la mayoría de los jueces. En Lima y otras ciudades tomaron por asalto las universidades, hicieron operaciones de rastrillaje en los barrios pobres y arrestaron a miles. El gobierno instaló tribunales militares con jueces encapuchados para condenar a miles de personas injustamente de "terrorismo" y de "traición".

El blanco de la represión fascista fue el PCP y la guerra popular que dirige. Arrestaron a miles, especialmente a pobres, que no estaban incorporados al movimiento revolucionario.

El 17 de junio el New York Times mencionó el caso de Antonio Alejo y otros similares:

• Alicia Zamalloa Cáceres, fue detenida dos años porque la policía encontró un boleto de rifa que le vendió a un presunto militante del PCP.

• Juan Mallea Tomailla, taxista, acusado de "terrorismo" porque dejó a un pasajero en una casa donde se elaboraba un periódico del PCP.

• Juana Quispe Rojas, sentenciada a 20 años por tener el mismo nombre de una militante del PCP que tenía orden de arresto.

• Alfredo Márquez, artista, sentenciado a 20 años por pintar un retrato pop de Mao Tsetung.

A miles los juzgaron y sentenciaron jueces encapuchados, y los arrojaron en calabozos, a veces en los mismos pabellones que los militantes del PCP.

En una entrevista concedida a la revista internacionalista Un Mundo Que Ganar, la camarada Inez, detenida en el penal de Chorrillos para mujeres, describe la situación de los presos: "Las condiciones de encierro son similares a lo que conocemos acerca de las condiciones en los campamentos de exterminio nazis.... Las celdas miden 1,5 X 1,5 metros, construidas totalmente de hormigón, con dos plataformas de cemento adentro (un pozo abierto) y una toma de agua (de la cubeta).... Se alinean las celdas en grupos de ocho a un pasillo de aproximadamente 80 cm de ancho.... En cada celda hay dos o tres presas. Algunas presas sufren perturbaciones mentales y están encerradas en celdas aisladas.... Los guardias controlan las luces eléctricas. A lo largo de los pasillos hay luces florescentes de muy baja intensidad y luz (indirecta) que solo alumbra el pasillo y apenas alcanza las barras (esto genera serios problemas de vista, produce midríasis, en otras palabras, dilatación de los pupilos).

"Las presas quedan en sus celdas las 23 horas del día. De noche, los guardias llevan a cabo periódicas patrullas armadas para `verificar cualquier situación'; su propósito es atormentar a las presas e impedir que duerman.... Durante el día los carniceros del servicio de salud pasan. Son guardias del Instituto Penitenciario Nacional.... Trabajan en complicidad con el carnicero en jefe quien supuestamente es un doctor pero se porta como agente de inteligencia. Por ejemplo, realiza interrogatorios, abusos físicos a las presas...". (No. 25, de 1999)

La mano yanqui que maneja a Fujimori

Antonio Alejo salió libre en 1998, pero quedó destrozado como consecuencia de la cárcel y las torturas. En estos últimos años, cientos como él han salido libres, pero con terribles secuelas. Relatos como los de Antonio empiezan a salir en la prensa grande, como el artículo mencionado del New York Times, y eso se debe a que los imperialistas estadounidenses quieren distanciarse un tanto de las medidas represivas aplicadas por el gobierno de Fujimori. Cuando lo critican por no ser "democrático", le recomiendan que no sea tan descaradamente fascista.

Pero esto es pura hipocresía. Después del autogolpe de abril 1992, criticaron a Fujimori pero no dejaron de apoyarlo ni de asesorarlo en la guerra de contrainsurgencia. Estados Unidos puso en práctica su "pericia" en materia de tribunales sin rostro y operaciones de espionaje contra el Presidente Gonzalo y otros líderes del PCP. Cuando en mayo pasado Fujimori ganó las elecciones presidenciales tras un masivo fraude, de nuevo Washington se hizo el ofendido y amenazó con retirar la ayuda. Pero ahora dice que "trabajará" con el gobierno de Fujimori; a fin de cuentas, es MADE IN USA.

El New York Times y la prensa grande de Perú dicen que Antonio Alejo y todos los que han sufrido como él son "inocentes". Eso implica que los presos políticos y prisioneros de guerra del PCP son "culpables" y merecen estar presos. (¡El artículo del New York Times dice que Alejo ha quedado con insomnio por tener que soportar debates entre presos políticos toda la noche!)

Si para los imperialistas y reaccionarios los militantes del PCP son "criminales", para los oprimidos del mundo esas compañeras y compañeros son nuestros héroes. El PCP ha perseverado ante una salvaje guerra de contrainsurgencia, y sigue desarrollando la guerra popular para barrer con los opresores y liberar a Perú, como parte de la revolución mundial.

El Comité de Apoyo a la Revolución en Perú señala: "Hoy hay más de 4000 presos acusados de `terrorismo' y `traición'. El Presidente Gonzalo (Abimael Guzmán), que fue sentenciado a cadena perpetua, está preso en la Base Naval de El Callao en completo aislamiento y en condiciones consideradas ilegales por el derecho internacional. Todos los presos sufren crueles condiciones de vida, privados del proceso legal establecido, torturados, muertos de hambre y azotados por los elementos. Sin embargo, mantienen firmes su visión y espíritu, no se han doblegado y siguen luchando contra las injusticias; por eso se merecen todo nuestro apoyo".


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