La temporada de convenciones 2000 fue...

Temporada de confrontación

Obrero Revolucionario #1069, 3 de septiembre, 2000

"La presunta libertad de expresión en los `países democráticos' es una farsa-por dos razones básicas-porque la clase dominante tiene un monopolio de los medios para moldear la opinión pública y porque con su monopolio de la fuerza armada puede suprimir, lo violentamente que sea necesario, cualquier expresión de ideas y cualquier acción que rete seriamente el orden establecido".

Bob Avakian, Presidente del PCR,EU

Cachiporrazos, redadas preventivas, embestidas de policías montados, protestas rodeadas por alambre de púas, arrestos en masa y maltrato en la cárcel. La temporada de convenciones llegó con todo y estado policial.

La clase dominante quería que los ojos del mundo se centraran en sus representantes políticos, pero no se le cumplió.

También quería definir y limitar los planes de acción y las controversias que se tocarían en esta temporada, pero tampoco se le cumplió.

Ni la represión policial ni la censura de la prensa pudieron contra la lucha resuelta. Miles encararon con valor a la policía. La generación del 2000 levantó sus estandartes bajo el fuego nutrido de balas de goma en Los Angeles y en las confrontaciones de Filadelfia, y a la fuerza, ¡sí, a la fuerza!, puso a la vista del público los muchos crímenes del capitalismo internacional.

Las masas de los ghettos de Los Angeles y Filadelfia se solidarizaron con las protestas. En West Philadelphia, salieron a chicotear a los policías que rodearon el edificio donde se hacían títeres para las protestas. En Los Angeles, millones esperaban la respuesta tras el ataque contra el concierto de Rage Against the Machine y Ozomatli la noche del discurso de Clinton. ¡Y hubo alegría cuando el miércoles miles de chavos se lanzaron a la calle, combativos, unidos, con disciplina, fuertes y desafiantes, a condenar los asesinatos y la brutalidad policial de años!

Un momento revelador

Se dice que la temporada electoral es el pináculo de la democracia de este sistema cuando el pueblo, supuestamente, tiene el derecho de hacerse oír, tomar decisiones sobre el rumbo de la sociedad, sobre sus planes y sobre quiénes lo representarán.

Pero veamos lo que en realidad sucedió durante las convenciones. Adentro, soltaban pura demagogia y afuera reprimían con balas de goma las voces de protesta. Adentro, le pintaban una cara humana a un sistema inhumano y afuera mostraban el puño de hierro.

Al sistema no le inquietan las protestas simbólicas y las aprovecha para cacarear sobre la "libertad de expresión y de protesta en América", ¡pero siempre y cuando se restrinjan y se controlen, sean fieles y amortiguadas!

No cabe duda de que la prensa grande tenía órdenes de no transmitir el tema de las protestas, y así lo hizo aunque se vio obligada a informar sobre los arrestos en masa y los ataques de la policía.

La prensa primero calló el motivo de las protestas; luego, con cara de palo, los reporteros dijeron que "los manifestantes son tantos y tan variados que no se sabe cuáles son sus causas ni si las tienen".

Los medios informaron que la lista de planes que presentó Albert Gore fue "una discusión substancial", mientras que la oposición a la larga lista de crímenes del capitalismo era algo "confuso", "vago".

Hace pensar, ¿cuál de las "causas" no estuvo clara? ¿Sería la oposición a la pena de muerte y la brutalidad policial? ¿O tal vez el movimiento contra la ejecución de Mumia Abu-Jamal? Tras los sucesos de Seattle, Washington, D.C., Windsor, Filadelfia y Los Angeles, ¿todavía no está claro el profundo y extenso odio que hay contra la globalización capitalista? Quizás el rechazo a los partidos gemelos del sistema no está del todo claro para los cagatintas del sistema o los locutores no comprenden lo que quiere decir "Por la humanidad, contra la avaricia de las corporaciones".

Cómo funciona el sistema

"Siempre que siembro una semilla dicen: `mátenla, antes de que crezca'".

Bob Marley

Unos dicen que calificar a este sistema de "dictadura capitalista" es una gran exageración. Preguntan: ¿Cómo puede ser un sistema tanto una democracia constitucional como una dictadura de clase?

Veamos cómo son las cosas: el sistema electoral no es un medio por el cual la gente común y corriente ejerce el poder. Es, más bien, un medio por el cual la clase dominante moviliza al pueblo para que apoye sus objetivos políticos.

El problema de las elecciones no es que el dinero de las corporaciones haya arruinado con sobornos a un sistema que, en lo fundamental, es bueno. No, este sistema es corrupto. Los "padres de la patria" lo diseñaron como lo mejor para defender la esclavitud, el genocidio y el capitalismo. Es un sistema que legitima a sus líderes y moviliza a sectores de la población para que apoyen sus medidas opresivas.

No es cierto que en la temporada de elecciones los que están en el poder escuchan al pueblo; es la temporada para que sus representantes hagan que las masas los escuchen a ellos. Por eso las autoridades suspendieron los derechos del pueblo a expresarse y, en cambio, ejercieron su derecho de manipular el proceso político a través de los medios.

El sistema es buen maestro. Este verano aprendimos grandes lecciones bajo fuego.

Cuando la prensa ya no pudo seguir ignorando lo que pasaba en la calle, tomó la posición oficial de que los policías se vieron obligados a atacar, porque unos manifestantes "solo fueron a trastornar".

Supongamos por un minuto que eso fuera cierto.

Supongamos que muchos fueron solo a trastornar el adoctrinamiento oficial de millones de personas. Supongamos que muchos fueron a trastornar los aplausos al sistema, a las invasiones militares, a los recortes del welfare, y a todas las mentiras demagógicas de "inclusión" y de "defender a las familias trabajadoras".

Digamos que miles fueron a trastornar todo eso y a exigir un mundo mejor.

¿Qué tiene de malo?


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