La vida robada de Prince Jones

Universidad Howard:
Protestas contra asesinato policial

Debbie Lang

Obrero Revolucionario #1073, 8 de octubre, 2000

Cuando me enteré del asesinato policial de Prince C. Jones, pensé qué estaría haciendo su madre, Mable Jones, cuando le informaron que a su hijo lo mató por la espalda un policía. Pensé en su compañera, Candace Jackson, y en que un día le tendría que explicar a su hija de 10 meses la muerte de su padre. En los últimos años, muchos padres me han contado cómo mató a sus hijos la policía, y las caras de esos muchachos me pasaron por la mente.

Prince C. Jones era un estudiante negro de la Universidad Howard a punto de terminar la carrera. Pensaba entrar a la Armada y después estudiar medicina o diplomacia. Trabajaba en un gimnasio de Hyattsville, Maryland, donde vivía. Sus amigos dicen que era muy religioso, que "ni siquiera maldecía". Nunca tuvo problemas con la policía, por lo que la policía no pudo justificar el asesinato diciendo que era un delincuente con antecedentes penales, como acostumbra.

El viernes 1º de septiembre, a las 2 de la mañana, Prince manejó en su jeep Grand Cherokee de Hyattsville al condado de Fairfax, en el estado de Virginia, donde vive su compañera. A lo largo de 15 millas de ese recorrido, que atraviesa varios condados, lo siguió un tiras.

Antes de dar las 3, se oyeron 15 balazos en una esquina de un suburbio. Los vecinos dicen que oyeron un frenazo de llantas. Uno dijo que oyó cinco disparos, una pausa y otros 10. El tiras Carlton Jones le metió seis balas en la espalda a Prince Jones. A su compañera la despertaron los balazos y cuando salió a la calle lo encontró desangrándose en el suelo.

La policía se protege

La policía no dio ninguna información. A los tres días, un miembro de la Orden Fraternal de Policía (OFP) ofreció la versión "extraoficial". He oído muchas justificaciones de brutalidad y asesinato oficial, y me pregunto si en las reuniones de policías se ponen a inventar excusas para futuros crímenes. Todos hacen lo mismo: ver cómo echarle la culpa a la víctima.

Carlton Jones era un agente de narcóticos y, según la versión de la OFP, siguió a Prince porque recibió información sobre el robo de una pistola de un carro de la policía dos meses atrás. No le notificó a los departamentos de policía de las jurisdicciones que atravesó porque, supuestamente, no pensaba arrestar al conductor sino buscar información.

El tiras siguió a Prince en un jeep sin identificación al estado de Virginia. La versión de la OFP dice que Prince se estacionó en el camino de entrada de una casa, que el policía le bloqueó la salida, que Prince se bajó del carro y se le acercó, y que cuando el policía sacó la pistola y se identificó, Prince se subió a su carro y echó reversa contra el jeep del policía y le dio duro. El policía pensó que lo iba a matar y le disparó. Prince, herido de gravedad, se subió a su carro y se fue, y el policía no lo persiguió.

Esa fue la primera versión y plantea muchas preguntas: ¿Por qué un agente de narcóticos siguió a un hombre 15 millas por varias jurisdicciones en conexión con el robo de una pistola? ¿Por qué Prince le echó el carro encima a un policía armado? ¿Cómo se fue si estaba malherido? ¿Cómo salió si el jeep del policía le bloqueaba el paso? ¿Por qué el agente no lo siguió?

Las autoridades no quisieron divulgar los resultados de la autopsia, pero la familia mandó a hacer otra autopsia que indica que las balas le entraron a Prince por la espalda en un ángulo de 45 grados, es decir, desde arriba. La policía explica eso diciendo que Carlton disparó desde su jeep, y que era más alto. Pero la familia piensa que es posible que le disparara cuando Prince se alejaba por una bajada. ¿O estaba parado al lado del carro de Prince cuando le vació la pistola en la espalda? Una cosa es cierta: es una barbaridad que el policía diga que le tuvo que meter 15 tiros a un hombre desarmado por miedo.

Carlton Jones dio su versión "oficial" a los 10 días por medio de su abogado (la ley de Maryland dicta que no se interrogue a la policía sino hasta a los 10 días de una balacera) y añadió que empezó a seguir a Prince en una calle "conocida por narcotráfico".

El policía sí tiene antecedentes: lo han demandado dos veces por brutalidad. Un señor que perdió un ojo y el uso de una mano lo demandó en 1997; otro lo demandó por agresión. En ninguno de los dos casos lo arrestaron ni lo acusaron de cometer un delito; solo lo suspendieron con goce de sueldo.

El jefe de policía lo respaldó y el fiscal anunció que va a resolver por su cuenta si lo acusa, sin convocar un gran jurado de acusación.

Brutalidad y asesinato por rutina

La primera vez que oí hablar del departamento de policía del condado de Prince Georges, al que pertenece Carlton Jones, fue en una marcha contra la brutalidad policial en la primavera de 1999. Ahí conocí a Dorothy Elliott, madre de Archie Elliott III, a quien la policía le disparó 22 veces esposado en una patrulla. A los policías no los acusaron. Dorothy y muchas madres de todo el país participaron en la marcha de justicia para sus hijos asesinados por policías que siguen en las mismas.

En los 13 meses pasados, la policía de Prince Georges ha balaceado a 12 personas y matado a cinco. Otras dos personas murieron presas. Las quejas contra la policía aumentaron un 53% el año pasado y el condado ha tenido que pagar millones de dólares como indemnización. En estos momentos dos jurados están considerando si se debe acusar a la policía por la muerte de un detenido de 52 años en mayo y por el asesinato de un inmigrante salvadoreño en junio. El Departamento de Justicia dice que está "considerando" una investigación de violaciones de derechos civiles y el FBI dice que está investigando más de una docena de casos de brutalidad policial en el condado, pero la brutalidad y el asesinato siguen.

Justicia para Prince Jones

El asesinato de Prince Jones demuestra lo profunda y sistemática que es la opresión de los negros en este sistema, y que la policía tiene la misión de reforzarla.

Prince Jones era un buen estudiante, buen trabajador y tenía planes para el futuro. Estudiaba en la Universidad Howard, una de las universidades afroamericanas de más prestigio del país. Pero era negro y por eso un policía lo mató a sangre fría.

En el condado de Prince Georges, hay negros en cargos de autoridad y el policía asesino es negro. Un ex senador negro del estado le dijo a la prensa: "Me preocupa mucho el silencio de los altos mandos del departamento de policía, un silencio que se extiende a los senadores, delegados, miembros del consejo del condado y al ejecutivo del condado. Me angustia que el próximo ataque cuestionable de la policía afecte a mis hijos o nietos".

Una escritora del periódico Washington Post que conocía personalmente a Prince lo describió así: "Un buen hombre negro, decente y cumplidor". Dice que ahora reza todas las noches por que su compañero regrese a casa sano y salvo, y habla de las profundas implicaciones del asesinato para gente como ella: "Todos queremos creer en el American dream. Cuando uno se esfuerza por alcanzar cierta posición, cree que alcanzarla lo protegerá de los problemas que afectan a gente de la misma raza.... Todos queremos creer que los funcionarios del gobierno negros harán lo correcto y que Curry [ejecutivo del condado], por ejemplo, no tolerará la mala conducta policial. Es el primer negro que ocupa el cargo más alto del condado y es muy importante que se desempeñe bien. Aceptar que no maneja bien la situación sería aceptar en cierta medida la derrota de ese ideal negro".

Al día siguiente de la muerte de Prince, un estudiante de Howard escribió este e-mail: "Todo el que conoció al compañero que mató anoche la policía tiene que saber que la versión de lo que pasó es completamente falsa. El era muy buen tipo, con la sonrisa a flor de boca todo el tiempo. Seguro lo han visto. Pudo haber sido cualquiera de nosotros". Otro estudiante escribió: "La situación parece que no nos afecta hasta que nos toca de cerca; esto nos toca directamente. Todos sabemos que si no protestamos para que haya cambios, nos puede pasar lo mismo".

Una semana después se realizó una conmemoración de la vida de Prince en la universidad con la asistencia de más de mil personas. La universidad puso la bandera a media asta. Los estudiantes y profesores están recolectando firmas para una carta que pide que despidan y acusen de homicidio al agente, y que despidan al jefe de policía por decir que el asesinato se justificó. También se ha abierto un fondo de contribuciones para la hija de Prince.

El 13 de septiembre, unos mil estudiantes de Howard protestaron frente al Departamento de Justicia en la capital. Mabel Jones convocó una rueda de prensa y reclamó justicia para su hijo. Dijo que si el fiscal no acusa al policía, "le dirá a todos los ciudadanos de Virginia que está bien meterle al que choque con uno cinco balazos en la espalda".

Las autoridades de alto nivel están preocupadas por las protestas contra el asesinato de Prince y por sus repercusiones para amplios sectores negros. Un editorial del Washington Post se titulaba "Este balaceo policial apesta". Después del asesinato, han acusado a tres agentes del condado: a dos por ordenarle a un perro policía que mordiera a un hombre sin techo y a otro por matar a un chavo de 19 años. Esta es la primera vez en años que acusan a la policía del condado, a pesar de sus constantes atropellos.

El candidato presidencial Al Gore hizo una parada no programada en la Universidad Howard y los estudiantes repartieron un volante que exhortaba a darle a conocer "las inquietudes de la comunidad negra por el problema de la brutalidad y el asesinato policial".

El periódico estudiantil sacó una carta abierta que insta a Gore a abordar las inquietudes de los estudiantes, como la brutalidad policial, los ataques a la acción afirmativa, la disparidad del sistema educativo y la condena de Mumia Abu-Jamal. Dice: "El Sistema Judicial Americano está eliminando a una cantidad escalofriante de hombres negros detenidos por ser negros y condenados a muerte.... A los jóvenes negros DESARMADOS los balacean, les pegan, los maltratan y los sentencian a muerte por delitos que no son delitos si los comete un hombre blanco, y de los que los exoneran DESPUES de que el sistema los mata. La comunidad negra está cada vez más molesta, impaciente y furiosa. Queremos saber: ¿qué hará usted para resolver este terrible problema? El sistema nos está matando".

Un estudiante de derecho me dijo que fueron representantes de la campaña de Gore, del Comité Nacional Demócrata y del Departamento de Justicia a calmar la situación para que no hubiera protestas durante la visita de Gore. Por su parte, el subsecretario de Justicia prometió que el FBI realizará una investigación.

Gore pidió un minuto de silencio en memoria de Prince Jones y dijo que si sale elegido presidente acabará con la práctica de detener a los conductores negros por el simple hecho de ser negros. ¡Qué hipocresía! El presidente Clinton y el vicepresidente Gore han impulsado una campaña nacional que criminaliza a los chavos negros y de otras nacionalidades oprimidas. En sus ocho años de gobierno, la cantidad de presos se ha duplicado y Gore apoya la pena de muerte, que se aplica mucho más a los negros.

Las autoridades están tratando de calmar los ánimos y con ese fin el ejecutivo del condado anunció que "hay un pequeño grupo de agentes a los que hay que sancionar"; mejor dicho, dice que el problema son unos pocos agentes. El jefe de policía anunció que van a "extirpar la corrupción y echar a los agentes brutales", y que un agente del FBI va a supervisar las medidas disciplinarias.

Bueno, algo que he aprendido en el curso de investigar muchos casos de asesinato policial, y de hablar con padres y activistas del movimiento contra la brutalidad policial, es que nadie debe contar con que los funcionarios del gobierno y las cortes hagan justicia voluntariamente. La única forma de obtener justicia para Prince Jones y mil víctimas más de la policía es con la lucha popular.


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