En las calles de Praga:
Asedio al FMI y al Banco Mundial

Obrero Revolucionario #1073, 8 de octubre, 2000

A fines de septiembre, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) celebraron su reunión anual en Praga, la capital de la República Checa, en el centro de Europa. Una vez más, estos piratas del capitalismo internacional provocaron una firme resistencia y necesitaron miles de policías para protegerse.

Estados Unidos y las demás potencias imperialistas controlan el FMI y el Banco Mundial, y estos desempeñan un papel clave en la reestructuración de las economías de los países del tercer mundo para permitir la más cabal penetración y explotación. A muchos países les han impuesto una sofocante deuda. Por medio de programas de ajuste estructural, los obligan a recortar servicios sociales, rebajar salarios, producir cultivos de exportación en vez de comida para la población y abrir más la puerta a las inversiones extranjeras. Los "proyectos de desarrollo" del Banco Mundial han devastado el medio ambiente y desplazado pueblos por todo el planeta.

El FMI y el Banco Mundial son agentes del saqueo imperialista y han hundido más a los pobres del mundo en la miseria. Por eso son odiados blancos de indignación y protestas.

La vez anterior que estos chupasangres se reunieron, en abril en Washington, D.C., docenas de miles de manifestantes los confrontaron. Las autoridades movilizaron miles de policías y arrestaron a centenares de personas. Pero los jóvenes manifestantes denunciaron sus crímenes en la capital del imperio yanqui.

Esta vez, los banqueros y ministros de gobierno decidieron reunirse en el corazón de Europa y exhibir ante el mundo el triunfo del capitalismo en la República Checa. En 1989, la "Revolución de terciopelo" tumbó al viejo gobierno de Checoslovaquia (que luego se dividió en una parte rica, la República Checa, y otra pobre, Slovenia). Esto fue parte del colapso del "revisionista" (falso comunista) bloque soviético y del cambio de una forma de capitalismo (de monopolio estatal) a otra (de "mercado libre").

Pero en vez de colmar de honores al "nuevo" capitalismo checo, la reunión de Praga fue un imán para jóvenes de toda Europa y otras partes que llegaron a manifestar oposición a la globalización imperialista. El FMI y el Banco Mundial lograron celebrar su reunión a puertas cerradas protegidos por escuadrones de policías de motín, pero como resumió el New York Times, "los manifestantes acapararon toda la atención". Un militante de España dijo: "Ahora saben que no recibirán la bienvenida en ninguna ciudad del mundo".

Preparativos policiales

El gobierno checo movilizó su aparato de represión para las protestas. Unos 11.000 policías llenaron las calles de Praga; ordenaron almacenar comida y quedarse en casa; muchas tiendas taparon las vitrinas; la embajada estadounidense mandó a los ciudadanos estadounidenses salir de la ciudad.

Para impedir que los manifestantes llegaran a Praga, las autoridades checas bloquearon la entrada al país. A muchos los detuvieron en la frontera muchas horas; registraron carros y revisaron documentos, con la ayuda de una lista maestra que recibieron del FBI y de dependencias de seguridad canadienses y europeas.

El 24 de septiembre, estalló una confrontación de 24 horas en la frontera con Austria porque no permitieron entrar a tres militantes italianos que viajaban en tren y los declararon "persona no grata" porque salieron en la lista. Sus compañeros bloquearon las vías ferroviarias y reclamaron su libertad.

Un abogado que observó la situación dijo: "Esto no me sorprende. Nuestras leyes dictan que la policía no tiene que explicar por qué arresta ni por qué declara persona no grata.... Parece que si uno participa en una manifestación en cualquier parte del mundo, su nombre y foto saldrán en una lista".

La patrulla fronteriza checa recibió ayuda de otras fronteras. La Associated Press informó el 21 de septiembre: "El Ministro del Interior alemán anunció que pararían en la frontera a cualquier persona que tuviera materiales indicativos de que iba a cometer violencia o trastornar el orden público. Anoche, pararon una caravana de 70 ciclistas opuestos a la globalización que viajaban 450 kilómetros de Hanover a Praga".

Los medios anunciaron que participaron "menos manifestantes de los que esperaban los organizadores", pero no se sabe a cuántos detuvieron en la frontera.

Luchas campales

Hubo una gran variedad de protestas contra el FMI/Banco Mundial organizadas por una amplia gama de organizaciones, y las más encarnizadas ocurrieron el 26 de septiembre.

En la mañana, la plaza Namesti Miru, en el centro, se llenó. La revista CounterPunch describió la situación: "La plaza estaba repleta de una gran variedad de grupos de todas partes que hablaban una docena de idiomas.... La atmósfera era festiva, pero desde el podio se recalcaban los motivos serios de la protesta".

Había gente de Italia, Alemania, Inglaterra, España, Polonia, Dinamarca y otros países europeos, así como de la República Checa. También llegaron manifestantes de Estados Unidos (participantes de la Batalla de Seattle en diciembre) y otras partes del mundo. Según un informe, un noruego tenía un sombrero verde decorado con signos del dólar y era una "caricatura de los peces gordos de la globalización". Paseaba por las calles diciendo: "Como niños al almuerzo y mato gente por todo el planeta".

La mayoría de los manifestantes eran jóvenes (un promedio de 21 años, según un informe), pero no todos. Participó un contingente de trabajadores de telecomunicaciones de Grecia. Un hombre de 60 años de Dinamarca le dijo a prensa: "Lo que está pasando da vergüenza e indignación. En el tercer mundo no pueden ganarse la vida ni dar de comer a los hijos por los programas de reajuste estructural".

Los delegados del FMI/Banco Mundial se reunieron en el Centro Congresional, localizado en una colina sobre un valle; la entrada principal pasa por el puente Nuselsky. El gobierno prohibió las marchas y colocó letreros en alemán e inglés cerca del Centro que ordenaban marcharse.

Inútil. Poco antes del mediodía, salieron tres grupos de la plaza Namesti Miru rumbo al Centro Congresional por tres rutas distintas: los contingentes "amarillo", "azul" y "rosado".

La policía se concentró en el puente Nuselsky. El Centro de Prensa Independiente informó: "La marcha amarilla siguió la ruta principal al puente que lleva al centro de conferencias. Al frente iban grupos italianos y españoles vinculados al Movimiento ˇYa Basta!, vestidos en overoles blancos forrados de poliestireno, con cosas para escudarse. Durante más de dos horas trataron de romper las filas de policías de motín, armados hasta los dientes. Pero los vehículos blindados ocupaban completamente el estrecho puente y no pudieron pasar. En la tarde, Ya Basta convocó una asamblea y el contingente amarillo decidió irse y unirse a las otras dos marchas".

Según otro informe, los manifestantes "intentaron romper las filas policiales cuatro veces. La policía respondió con cachiporras, y los manifestantes se defendieron con neumáticos que les servían de escudo. Unos tenían palos. Desarmaron sistemáticamente las barricadas policiales".

El Centro de Prensa Independiente informó sobre las otras dos marchas: "La marcha azul bajó por el valle que separa a la ciudad del centro, y encontró una fuerte resistencia policial. A los policías les cayó una lluvia de piedras y otros objetos, y respondieron con una ráfaga de granadas de contusión y gas lacrimógeno. Varios manifestantes lograron escalar la colina y acercarse al centro de conferencias; en la calle las luchas campales duraron hasta la noche.

"El grupo rosado... se acercó al centro de conferencias por el lado opuesto. Con cambios de lugar y dirección repentinos y espontáneos, un grupo grande de manifestantes cogió por sorpresa a la policía varias veces y ocupó una parte del complejo. La policía los expulsó con embestidas acompañadas de granadas de contusión, gas lacrimógeno y violencia física. Sin embargo, los bloqueos pacíficos continuaron hasta el anochecer, e impidieron salir a los delegados por varias horas".

El New York Times informó: "Las escaramuzas en el puente Nuselsky se extendieron al valle, donde los manifestantes quemaron madera y llantas para bloquearle el paso a la policía, quebraron ventanas y destruyeron un carro. Quemaron una bandera estadounidense y coreaban: `No al nuevo orden mundial'". Los cielos de Praga estaban negros del humo.

La policía atacó con cañones de agua y los manifestantes contestaron con cocteles molotov y adoquines de las calles. Se informó que hubo docenas de heridos de ambos lados.

A los delegados los trasladaron al Centro Congresional muy temprano para esquivar las protestas. Esa tarde, la policía abrió una estación del metro solo para permitirles salir, y luego los llevó en bus a los hoteles. Un periodista de la BBC que fue con ellos dijo: "Al pasar a toda velocidad por las calles vacías, no cabía duda de que los manifestantes, a pesar de no ser muchos, se hicieron sentir en el escenario mundial".

Esa noche, se reunieron frente al Teatro de la Opera e hicieron cancelar una recepción. De ahí se trasladaron a la plaza Wenceslas, en el centro comercial y turístico, donde atacaron bancos y un McDonald's. Un informe de prensa señaló: "Las consignas condenaron la cadena de comida rápida como símbolo de la avaricia del imperialismo estadounidense".

La policía arrestó a más de 800 personas; agarró a muchos en la manifestación del martes y a otros simplemente por caminar en la calle. Los detenidos dijeron que los trataron salvajemente en la calle y la cárcel, y que les cayeron encima especialmente a las mujeres. El Centro de Prensa Independiente informó: "Hemos recibido informes de que les fracturaron brazos y piernas, y de que les rompieron dientes. A una mujer le fracturaron la columna vertebral. Hay claras pruebas de tortura policial".

Como era de esperar, la prensa burguesa condenó la "violencia" de los manifestantes. Ciertos sectores de las protestas también se quejaron de la "destrucción" y de que se defendieron ante las embestidas policiales. Pero como dijo una joven que estuvo en Seattle: "Hoy destruimos unas aceras y quebramos unas ventanas, pero el FMI destruye países enteros".

La lucha mundial por la justicia

Mientras los manifestantes peleaban contra el viejo orden en las calles de Praga, se daban acciones de solidaridad en docenas de ciudades de Estados Unidos, India, Sudáfrica, Brasil, Colombia y otros países.

La reunión del FMI/Banco Mundial estaba programada para terminar el jueves, pero el miércoles se dio por concluida. "Nuestra decisión no fue en respuesta a las protestas", dijo un vocero del FMI. Pero muchos lo vieron de otra manera; un joven dijo: "Esta es una victoria para nosotros; nuestro objetivo era clausurar la reunión, y lo hicimos. Vamos a asediarlos a donde vayan".

Desde el principio los banqueros y ministros estaban a la defensiva. El presidente checo, Vaclav Havel, se reunió con unos organizadores de las protestas para hablar de los "beneficios" del capitalismo. Según el New York Times: "En la reunión [del FMI/Banco Mundial] todo el mundo citaba la estadística de que tres billones de personas viven con $2 o menos al día. Hasta el presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, tuvo que admitir que `algo anda mal cuando el 20% de la población mundial recibe el 80% del ingreso'".

Wolfensohn y los demás representantes de la clase dominante tienen una "solución" al problema de la gran inequidad e injusticia del mundo: más globalización imperialista y un poco de cháchara sobre "prestar atención a los pobres".

En Praga, los manifestantes rechazaron esa lógica perversa de los explotadores y opresores. Una joven de Liverpool, Inglaterra, dijo: "El Banco Mundial y el FMI son apenas la punta del iceberg. El problema mayor son las multinacionales y los gobiernos que apoyan al Banco".

Rumbo al puente Nuselsky, un cartero de 28 años de Finlandia dijo: "Trataremos de abrirnos paso por las filas policiales porque esa es una reunión ilegítima. Ahí están los verdaderos criminales". Otro dijo: "Esta es una lucha por la justicia por todo el mundo".


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