Una década de vergüenza:
La guerra yanqui contra Irak

16 de enero de 1991: El bombardeo de Bagdad

Larry Everest

Obrero Revolucionario #1086, 14 de enero, 2001, en rwor.org

Hace diez años, el 16 de enero de 1991, Estados Unidos lanzó la "Operación Tormenta del Desierto" contra Irak y el pueblo iraquí. Durante 42 días, el arsenal militar de la principal potencia imperialista del mundo y sus aliados atacó a un país pobre del tercer mundo. Los aviones de guerra de Estados Unidos y demás potencias imperialistas lanzaron un promedio de 2000 ataques aéreos al día; durante la guerra soltaron 88.000 toneladas de bombas, o sea, el equivalente de siete bombas atómicas como la de Hiroshima.

Fui a Irak como corresponsal del OR en junio de 1991, tres meses después de la guerra del Golfo. De Aman, Jordania, viajé a Bagdad, la capital iraquí, y luego a la ciudad de Basora, en el sur, cerca de la zona de guerra. También fui a las zonas curdas de Irak, al norte y este de Bagdad. Hablé con muchos iraquíes: médicos, trabajadores, amas de casa, comerciantes y empleados del gobierno. Vi personalmente la destrucción que causó la guerra: los restos de hospitales, multifamiliares, puentes, carreteras, plantas de purificación de agua y fábricas. Me impresionó mucho la resolución del pueblo iraquí de sobrevivir a pesar de las bombas y todo lo demás que sufrió.

Pero diez años más tarde, lo que más recuerdo de mi viaje a Irak son los niños que vi en los hospitales, las ciudades y los pueblos. Recuerdo lo flaquitos que eran por la desnutrición, y las madres que hacían vigilia al lado de la cama, sin poder salvarlos.

Lo más doloroso era que todo ese sufrimiento no se debía a una nueva epidemia, como el SIDA, ni a una enfermedad desconocida, sino a la hambruna y a varias enfermedades comunes y corrientes, como la diarrea, la tifoidea, la pulmonía y la tos ferina, que normalmente son curables. Pero la máquina de guerra yanqui destruyó la infraestructura del país, así que la población no tenía agua potable limpia. Además, por las sanciones económicas no podía importar comida, medicinas ni equipo para impedir que enfermedades comunes y corrientes causaran la muerte.

Hoy, la situación no ha cambiado mucho. Debido a las sanciones y los ataques militares, que continúan contra Irak, los niños siguen enfermándose y unos 4500 mueren al mes.

La guerra estadounidense contra Irak fue (y es) un ejemplo de asesinato en masa contra una población civil. Los militares atacaron con armas de alta tecnología desde la seguridad del aire o el mar, donde no alcanzan las armas iraquíes. Lo que han hecho los imperialistas en Irak no tiene nombre: todos sus pretextos son mentiras y todas sus acciones son crímenes vergonzosos.

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Cuando inició los bombardeos hace diez años, el gobierno estadounidense se jactó de que eran "limpios" y "quirúrgicos". Pero en realidad, los bombardeos no solo atacaron blancos militares sino también casas, multifamiliares, hospitales, puentes, fábricas, centrales eléctricas y plantas de agua potable, refugios de bombas y oficinas del gobierno. Un misil devastó el refugio de bombas Amiriya de Bagdad y mató a centenares de civiles.

El 22 de febrero de 1991, Estados Unidos lanzó la guerra terrestre, que duró cien horas. Unidades armadas hasta los dientes atacaron el sur del país y dejaron un rastro de muerte y destrucción. El 26 de febrero, atacaron a las fuerzas iraquíes que se retiraban de Kuwait hacia Basora. Los aviones bombardearon los dos extremos de la carretera, para impedir que se escaparan, y luego masacraron a los soldados atrapados en el medio. La carretera de seis carriles de Kuwait a Basora se convirtió en un largo cementerio de tanques, camiones y seres humanos, una "carretera de la muerte".

Las masacres continuaron después del alto el fuego del 27 de febrero. El 2 de marzo, la División 24 de la Infantería Mecanizada mató a miles de soldados iraquíes que se retiraban; entre ellos iban unos 350 prisioneros desarmados. Más tarde, Clinton nombró al oficial a cargo de ese operativo (el general Barry McCaffrey) "zar de la droga" y ha sido la punta de lanza de la intervención yanqui en Colombia.

Estados Unidos dice que murieron 13.000 iraquíes en la guerra, pero varios estudios llevados a cabo después de la guerra demuestran que murieron unos 200.000.

Todo pretexto fue una mentira

Tras la invasión iraquí de Kuwait del 2 de agosto de 1990, Washington inició un enorme despliegue de fuerza militar con el pretexto de "liberar a Kuwait" y "proteger la paz y la democracia". Pero Kuwait es un reino reaccionario pro Occidente, y es diciente que el ataque continuó después de que las fuerzas iraquíes salieron de Kuwait.

Las verdaderas metas del imperio global yanqui al atacar Irak eran apretar el control del golfo Pérsico (con dos tercios de las reservas petroleras del mundo) y del Oriente Medio (una región de suma importancia política, geográfica y militar donde colindan Asia, Africa y Europa). La economía de muchos países del mundo depende del petróleo del golfo Pérsico; es su vena yugular, así que controlarlo es esencial para Estados Unidos.

Con la guerra del Golfo, Estados Unidos se propuso apuntalar a los gobiernos más serviles de la región y castigar a los que podrían desafiarlo (como Irak). La guerra también le permitió a Washington fortalecer a Israel y presionar a los palestinos a aceptar una paz injusta.

Además, en 1991 Estados Unidos quería hacerle una declaración al mundo entero, escrita con la sangre del pueblo iraquí: la Unión Soviética se ha derrumbado y ahora hay un "nuevo orden mundial"; somos el policía del mundo y aplastaremos a cualquiera que nos desafíe.

La guerra yanqui contra el pueblo iraquí

En los diez años transcurridos desde la "Operación Tormenta del Desierto", se han destapado los crímenes de guerra de Estados Unidos y sus aliados en la guerra. Por ejemplo, se sabe que atacaron de propósito la infraestructura civil de Irak, a sabiendas de que la consecuencia sería la muerte de docenas de miles de iraquíes.

Hace poco el periódico Sunday Herald de Escocia divulgó un documento de la Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos, que detalla el plan de destruir sistemáticamente el sistema de agua potable bombardeando presas, plantas de purificación de agua y plantas de aguas negras. Antes de la guerra, el 96% de los iraquíes recibía agua potable; tres años después, solo el 45% la recibía. Hoy ocho de cada diez enfermedades se debe a agua contaminada. Así que Estados Unidos lleva diez años librando una guerra biológica contra el pueblo iraquí.

Otra cosa que se sabe es que dispararon más de 500 toneladas de proyectiles de uranio agotado (radiactivo) contra las fuerzas iraquíes. El uranio de esos proyectiles forma una niebla fina que contamina los pulmones, la comida y el agua. Los médicos informan que la tasa de cáncer en Irak es cuatro veces mayor ahora que en 1991 y ha matado a miles de personas cerca de la zona de guerra, especialmente niños que nacieron después del conflicto. Se cree que el uranio agotado es una causa del "Síndrome de la guerra del Golfo", que afecta a muchos soldados estadounidenses.

La guerra contra Irak continúa

El alto el fuego se anunció el 27 de febrero de 1991. Pero Estados Unidos ha seguido librando la guerra con sanciones económicas, ataques aéreos y subversión. ¡Han muerto más iraquíes desde el alto el fuego que durante la guerra!

Washington ha mantenido en vigor las sanciones. Irak solo puede vender un pequeño porcentaje de su petróleo (la principal fuente de ingreso del país) a cambio de comida y se le prohíbe importar muchos artículos básicos, como medicinas. Las sanciones son un arma de guerra devastadora contra un país dependiente de la importación de comida, medicinas y tecnología.

En 1997, la ONU informó que más de 1,2 millones de iraquíes habían muerto desde la guerra debido a la escasez de medicinas, entre ellos 750.000 niños menores de cinco años. En 1999, UNICEF (la organización infantil de la ONU) informó que la tasa de mortalidad de los niños menores de cinco años es el doble de antes de las sanciones. Más de un cuarto de los niños nacidos desde la guerra no pesan lo suficiente. Denis Halliday, el funcionario de la ONU que dirigió el programa de "petróleo por comida" en Irak, abandonó su puesto y acusó a Estados Unidos y aliados de llevar a cabo "genocidio" contra el pueblo iraquí.

Tras el alto el fuego, Estados Unidos prohibió la presencia de aviones iraquíes en grandes extensiones del espacio aéreo. Durante los últimos diez años, los aviones de guerra de Estados Unidos y sus aliados han sobrevolado el país 280.000 veces. Durante gran parte de 1998 y 1999, lanzaron ataques diarios con miles de misiles y mataron a más de 300 iraquíes. Los medios casi no mencionan esos ataques.

La CIA ha financiado, organizado y entrenado a grupos iraquíes pro Estados Unidos para dar un golpe de estado. En 1998, el Congreso aprobó la "Ley de liberación de Irak" y dio 100 millones de dólares a grupos opuestos a Saddam Hussein.

Los imperialistas dicen que la meta de la agresión contra Irak es impedir la proliferación de "armas de destrucción masiva", pero esa es otra mentira ridícula. Estados Unidos es el líder del mundo en la manufactura, almacenamiento y uso de armas de destrucción masiva. Dedica unos 50 billones de dólares al año nada más a mantener las fuerzas militares en el golfo Pérsico. En 1998 tenía dos portaaviones, 400 aviones de guerra, 24 buques de guerra y 24.000 soldados cerca de Irak. La ONU dice que ha destruido varios centenares de toneladas de armas químicas en Irak, ¡pero Estados Unidos tiene más de 31.000 toneladas de armas químicas! ¡Así que no tiene absolutamente ningún derecho de criticar a otro país!

Diez años de resistencia

Desde los preparativos para la guerra contra Irak en el verano de 1990, ha habido resistencia en Estados Unidos y por todo el mundo. Se han realizado marchas, manifestaciones, foros y otras formas de resistencia en masa, incluso en el Oriente Medio. En Estados Unidos, se bloqueó el puente Bay, que vincula a San Francisco con el resto de la Bahía de San Francisco. Dos mil soldados y miembros de la reserva desobedecieron órdenes de luchar en la guerra, siguiendo el ejemplo de Jeff Paterson, el primero soldado que se negó a ir al Golfo.

Desde 1991, la oposición a la agresión en el Golfo ha continuado. Muchas organizaciones han condenado las sanciones y varias las han desafiado llevando comida y medicinas a Irak. Ha habido protestas y foros, y el verano pasado mil activistas realizaron una vigilia frente a la Convención Nacional del Partido Demócrata en Los Angeles. Los crímenes de Estados Unidos han prendido mucha indignación y odio por todo el Oriente Medio.

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La guerra estadounidense contra Irak carece de honor y de justicia; es una guerra de vergüenza y cobardía librada por un bravucón asesino. Cuando se escriba la verdadera historia de la guerra, se sumará a la larga lista de crímenes horrendos del imperialismo: la masacre de los indígenas en Wounded Knee de 1890, la masacre de campesinos salvadoreños por el gobierno pro yanqui de 1932, el bombardeo nazi de Guernica (España) de 1937, la devastación de Nankín (China) por el imperialismo japonés de 1939, el bombardeo atómico estadounidense de Hiroshima y Nagasaki de 1945, la masacre estadounidense de aldeanos vietnamitas en My Lai de 1968...

Tanto los republicanos como los demócratas han llevado a cabo esos crímenes contra Irak. En 1996, le preguntaron a la secretaria de Estado Madeleine Albright: "Han muerto medio millón de niños iraquíes, más que en Hiroshima. ¿Vale el precio?" Ella contestó: "Sí, creemos que vale el precio".

Ahora, con la toma de posesión de la administración de George W. Bush, los viejos criminales que libraron la guerra del Golfo ascenderán a los más altos niveles del gobierno. En 1991, Bush padre era presidente; James Baker, que dirigió las maniobras electorales de Bush en la Florida, era secretario de Estado; Dick Cheney, el nuevo vicepresidente, era secretario de Defensa; y Colin Powell, el nuevo secretario de Estado, era el Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas. Así galardonan los imperialistas a sus asesinos en masa.

¡Es una razón más para tumbar este sistema y enterrarlo para siempre!


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