Filadelfia: ¡Aquí no vale la primera enmienda!

Mumia Abu-Jamal

Obrero Revolucionario #1086, 14 de enero, 2001, en rwor.org

Filadelfia: hasta su nombre evoca una gama de imágenes, una mezcla de mitos y maldad, y la enorme diferencia entre lo que se nos enseña y las lecciones de la vida real.

Para muchos, Filadelfia hace pensar en la Campana de la libertad, el Palacio de la Independencia y el escenario de lo que se llama la Revolución Estadounidense. Para otros, evoca el bombardeo de la casa de MOVE, la violencia policial desenfrenada y las llamas de la avenida Osage, señales de una Revolución por venir. Filadelfia, de hecho, fue la primera capital de la nueva nación. Pero a juicio de los que menos disfrutaban de libertad (los ex esclavos como Frederick Douglass), también fue una ciudad notable por el racismo, una ciudad peligrosa, donde turbas reaccionarias quemaban los centros del movimiento abolicionista. Ahora, en 1999 y otra vez en 2000, en Filadelfia los Nuevos Abolicionistas (los que luchan contra la pena de muerte) se han tropezado con la mano dura de la opresión de la policía y los tribunales. ¡A los manifestantes que ejercen los derechos amparados por la primera enmienda frente a la Campana de la libertad los arrestan, les ordenan callarse, y les prohíben ir al mismísimo lugar donde se escribieron esos "derechos constitucionales"! Los audaces chavos que ejercieron esos "derechos" durante la Convención Nacional del Partido Republicano chocaron de frente con esa realidad: las mazmorras del penal Holmesburg, las asquerosas celdas de detención de la cárcel Roundhouse y la mano dura de la fiscalía, que puso fianzas de un millón de dólares por delitos del calibre de infracciones de tránsito. Bienvenidos a Filadelfia, órale.

Ahora el periodista revolucionario C. Clark Kissinger está bajo la bota de los tribunales. Primero le prohibieron pisar la ciudad porque se le ocurrió portarse como si la Campana de la libertad representara la libertad; y hace poco lo sentenciaron a 90 días de cárcel por... dar un discurso en Filadelfia durante la convención sin pedir permiso, o sea, ¡porque ejerció la libertad de palabra!

¿Su "crimen"? El gobierno dice que violó la libertad condicional. No me vengan con esto. ¿Quién cree que le hubieran caído encima si hubiera ido a Filadelfia calladamente a ver la estatua de Rocky o "El pensador" de Rodin en el Museo de Arte? ¿O si le entró un ataque de religión y quería orar en el sepulcro del obispo Neumann? El fiscal no dejó en duda por qué lo metieron a la cárcel: por sus palabras. "¡George W. Bush es un engreído y presumido, hijo del ex director de la CIA, especulador en petróleo, y verdugo manchado de sangre que ahora quiere ser rey del mundo!"

Esa fue la prueba número uno contra Clark y el principal pretexto del juez Rapoport para meterlo a la cárcel. En sus palabras: "El comportamiento del pasado indica que sus discursos terminan en desobediencia civil". ¡Eso de boca del mismo juez que dijo que el caso de Clark no tenía absolutamente "nada" que ver con la primera enmienda! ¡No es increíble!

Como dijo Clark: "Si fuera un ejecutivo de Firestone que mató gente con llantas defectuosas, no me preocuparía pasar ni un solo día de cárcel. Si fuera uno de los agentes que le dispararon 41 veces a Amadou Diallo, no me preocuparía que me fueran a meter a la cárcel. Si fuera un oficial del ejército que capacita a los escuadrones de la muerte en la Escuela de las Américas del fuerte Benning, Georgia, jamás me preocuparía verle el forro a una cárcel".

Bienvenidos a Filadelfia... donde la primera enmienda no vale un comino... donde los medios de comunicación y el gobierno conspiran para castigar a los que protestan... ¡donde a uno lo pueden golpear, arrestar y amenazar, y donde luego un juez nos puede insultar y volver a meter a la cárcel! ¡Filadelfia: Aquí no vale la primera enmienda!

21/12/2000
MAJ2000


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