Elección presidencial en Perú

Nueva cara para un estado putrefacto

Obrero Revolucionario #1107, 17 de junio, 2001, en rwor.org

El Comité de Apoyo a la Revolución en el Perú nos envió este artículo:

El 3 de junio Alejandro Toledo ganó la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Perú. Las elecciones buscan ponerle una máscara "democrática" al gobierno y estabilizar la situación.

Con la caída del gobierno de Fujimori y Montesinos (agente de la CIA y mano derecha de Fujimori), la situación se le estaba escapando de la mano a la clase dominante y a los imperialistas yanquis. Por eso están proclamando que las elecciones fueron una "victoria de la democracia", y han aprovechado el origen indígena y "humilde" de Toledo para decir que es diferente de los demás representantes de las clases dominantes. Pero él también es representante de la clase dominante, de los explotadores y opresores, y las elecciones no traerán nada bueno para nada a las masas peruanas.

La caída de Fujimori y la crisis de la clase dominante

Para Estados Unidos el gobierno de Fujimori era efectivo porque defendía sus intereses. Pero el año pasado las contradicciones internas de la clase dominante se intensificaron y estallaron. En julio Fujimori y Montesinos cometieron un descarado fraude para robarse las elecciones y se desmoronó el gobierno títere.

En Lima y en las provincias estallaron poderosas protestas. En la capital, miles se lanzaron a las calles y prendieron fuego a seis edificios gubernamentales, entre ellos el Banco de la República, por la descarada corrupción y el fraude electoral, y por la década que Fujimori estuvo en el poder.

En abril de 1992, Fujimori, Montesinos y sectores de las fuerzas armadas tomaron absoluto poder del gobierno por medio de un "autogolpe"; enseguida, con el apoyo de Estados Unidos, redoblaron la sangrienta guerra contrarrevolucionaria contra la guerra popular maoísta que dirige el Partido Comunista del Perú (PCP). Tribunales militares secretos sentenciaron a miles de personas, la mayoría de las cuales permanecen presas. El Servicio Nacional de Inteligencia, controlado por Montesinos, torturó, violó y arrancó "confesiones" a los detenidos.

Los soldados y los escuadrones de la muerte masacraron a miles. En 1991 sucedió el tristemente célebre caso "La Cantuta", de nueve estudiantes y un profesor secuestrados que después aparecieron calcinados en una fosa común. Aunque unos militares fueron condenados del crimen, el gobierno de Fujimori los perdonó en 1995, cuando concedió amnistía general a todos los policías y militares.

Los imperialistas yanquis y la clase dominante de Perú no se oponían a semejantes métodos. Pero debido a varias contradicciones en el seno de la clase dominante, el gobierno de Fujimori se estaba desmoronando. Después de las elecciones de 2000, empezaron a circular videos de Montesinos sobornando a congresistas, jueces y la prensa. Fujimori trató de salvarse despidiendo a Montesinos (quien se fugó del país), pero no pudo y en noviembre mandó su renuncia por fax desde Japón.

Entre representantes de la clase dominante

El escándalo de Fujimori mostró lo podridas que estaban todas las instituciones gubernamentales. Ahora, muchos representantes de la clase dominante quieren distanciarse de su gobierno, y prometen reformas y una "investigación" de su administración.

En ese contexto, Estados Unidos y las clases explotadoras esperan que las elecciones, que Toledo ganó por un pelito, sirvan para estabilizar el país y para ponerle una máscara democrática al gobierno.

Pero estas elecciones han dando a los peruanos más razones para desconfiar de los politiqueros y el sistema. Alfredo Torres, director de Apoyo, una agencia de consulta política de Lima, dijo: "No creo que Toledo cuente con mucho apoyo. Para muchos fue el mal menor".

En Perú votar es obligatorio. No votar se castiga con altísimas multas, que son muy duras para los pobres y los trabajadores. Así y todo, el 18% no votó y de los que votaron el 13% entregó votos en blanco o nulos. El New York Times comentó: "El descontento es palpable... en las urnas de Surquillo, un barrio trabajador de Lima, era difícil encontrar un solo votante con entusiasmo por cualquiera de los candidatos". También citó a una costurera de 48 años que votó en blanco: "Voté para evitar la multa; los políticos siempre prometen y siempre decepcionan".

Durante la campaña, tanto Toledo como Alan García se sacaron los trapos sucios al sol. Disputaban cuál era más corrupto. En un debate televisado, Toledo dijo que García vive en el extranjero desde hace ocho años porque es prófugo de la ley, que vació las arcas públicas cuando era presidente y, además, lo acusó de maniaco depresivo. Por su parte, García dijo que Toledo se embolsó dinero de la campaña, que abandonó a una hija concebida fuera del matrimonio y que en 1989 usó cocaína en compañía de tres prostitutas.

Las masas no tenían quién escoger. Ambos prometieron ayudar a los pobres. Ambos son fieles representantes de las clases explotadoras, y defienden los intereses de la gran burguesía y de los grandes terratenientes aliados al imperialismo yanqui. Ambos prometieron seguir aplicando las medidas económicas y los programas sociales impuestos por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que han profundizado las penurias y la pobreza de millones de peruanos.

Durante la administración de Alan García, las fuerzas armadas cometieron barbaridades para derrotar a la guerra popular, desaparecieron a 2600 personas y en 1986 tomaron por asalto tres penales de Lima y mataron a 300 presos de guerra a sangre fría.

García dijo que de triunfar le encantaría trabajar con el presidente Bush y promover el tratado de libre comercio conocido como ALCA, que busca apretar el yugo imperialista de los países latinoamericanos. También dijo que está a favor de ampliar el Plan Colombia, por medio del cual Estados Unidos está armando más a las fuerzas armadas de Colombia e interviniendo en la zona andina.

Toledo, por su parte, aprovechó sus orígenes indígenas y de pobreza para decir que es del pueblo. Pero en realidad es un perro faldero del imperialismo estadounidense. Promueve la globalización imperialista, tal como le enseñaron en las Universidades Harvard y Stanford. Además, fue gerente del Banco Mundial y tenía un negocio que aconsejaba a las multinacionales cómo explotar más al pueblo peruano y sacar ganancias.

Su principal asesor económico es Pedro Kuczynski, que se pasa viajando entre Lima y Miami, donde es director del Fondo de Inversiones Latinoamericano. Kuczynski ha ocupado varios cargos administrativos en el Banco Mundial y en el Fondo Monetario Internacional. Los inversionistas de Wall Street están contentos de que esté a cargo de la economía peruana, pues saben que va a velar por sus intereses.

Guerra popular: La verdadera alternativa

Los banqueros estadounidenses pueden pensar que Toledo va a proteger sus intereses, pero las elecciones no representan los intereses de los millones de oprimidos del Perú.

La situación en Perú es tan grave que la revolución es la única solución. La mitad de los 26 millones de peruanos vive en extrema pobreza; solo 1,5 millones de la fuerza de trabajo de 12,5 millones tiene empleo adecuado. Cada año, 32.000 niños menores de cinco años mueren de enfermedades curables causadas por la desnutrición y la pobreza.

El análisis del Partido Comunista del Perú señala que esos son problemas causados por la burguesía compradora, los grandes terratenientes y el imperialismo, especialmente el estadounidense. El PCP inició la guerra popular prolongada en 1980 para tumbar el estado podrido hasta el tuétano y liberar a Perú del yugo imperialista.

Las bases de apoyo del PCP en el campo dan un vistazo de cómo será la nueva sociedad; ahí los campesinos pobres y los trabajadores organizan comunidades nuevas y libres. Las masas organizan colectivamente la economía y otros aspectos de la sociedad; ahí las violaciones y el maltrato de la mujer son cosas del pasado, y se da educación en los idiomas indígenas.

A pesar de todos los intentos de los imperialistas y reaccionarios por eliminarla, el PCP persiste en el camino de la guerra popular. La prensa ha informado sobre las acciones armadas del PCP durante la campaña electoral (ver recuadro).

La guerra popular maoísta sigue siendo una inquietud para el imperialismo estadounidense. Durante la campaña electoral, Madeleine Albright, la ex secretaria de Estado, estuvo en Perú en calidad de "observadora" y dijo: "A Estados Unidos le inquieta... si el gobierno de un país no está en control de todo su territorio". Su inquietud se debe a que la guerra popular continúa y a que la clase dominante no ha podido defender completamente los intereses del imperialismo yanqui.

El PCP llamó a las masas a boicotear las elecciones. En un documento de 1985, el PCP explica su posición ante las elecciones: "El pueblo no puede servir a sus explotadores y opresores, no puede ayudarles a resolver sus problemas, no puede avalar su sistema social, menos aun servir a elegir otro gobierno más hambreador y más opresor".


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