Compañero de Attica:

"Lo volvería a hacer mañana"

Obrero Revolucionario #1118, 16 de septiembre, 2001, en rwor.org

En 1991 el OR le hizo una entrevista a Akil Al-Jundi, uno de los Hermanos de Attica, que murió en 1997. A continuación publicamos una parte:

OR: ¿Qué factores contribuyeron a prender la Rebelión de Attica?

AAJ: La principal razón fue que los presos son seres humanos, ante todo. Que como seres humanos tienen derechos que todos deben respetar, y que cuando alguien no respeta los derechos humanos y se vuelve un opresor represivo y explotador, lo que pasa es que tarde o temprano alguien se va a rebelar contra esa situación. Y lo que pasó en Attica fue un ejemplo clásico. El incidente que dicen que fue la gota que llenó el vaso ocurrió la víspera, cuando golpearon a unos presos. Pero ya había un clima de resistencia por todo el sistema de cárceles, especialmente en el estado de Nueva York.

OR: Una semana antes de la Rebelión de Attica unos 700 presos se pusieron brazaletes negros y ayunaron, no quisieron aceptar el desayuno, la mañana después del asesinato de George Jackson.

AAJ: Lo que pasó fue esto. Yo puedo hablar porque fui el organizador del ayuno, no yo solo, con otros. Lo que pasó es que a George lo asesinó el estado de California mediante su sistema de cárceles. Muchos presos de todo el sistema de cárceles de Estados Unidos se identificaban con George y otros. Así que cuando lo asesinaron discutimos cómo apoyarlo y decidimos que con una protesta de silencio y no aceptando la comida... no sé de dónde sacaron la cifra de 700. Para mí que éramos muchos más. La mayoría de la cárcel participó. Y lo que hicimos, básicamente, fue ponernos brazaletes, mantener un silencio total en el comedor y no comer la comida del opresor para demostrar nuestra solidaridad con George, su familia y sus camaradas, así como para advertir que nosotros entendíamos que lo que le pasó a George le podía pasar a cualquier preso del sistema, especialmente a los presos que hablan claro. Eso fue lo que hicimos.

OR: ¿Había organizaciones políticas adentro?

AAJ: Por todo el sistema de cárceles, lo que hay adentro es lo que hay afuera. Mejor dicho, las organizaciones que haya afuera, dentro la cárcel hay gente que está afiliada con ellas o forman organizaciones con la misma estructura, y hay muchos simpatizantes de organizaciones o individuos. Así que en aquellos tiempos había casi todas las organizaciones que puedas nombrar: el Partido Pantera Negra, la Nación de Islam, los Five Percenters, los Young Lords, organizaciones marxista- leninistas, nacionalistas culturales... todas estaban representadas.

OR: Había mucho intercambio de literatura, mucho estudio...

AAJ: Mucho estudio, muchos grupos de estudio dentro las cárceles, especialmente en Nueva York, California, Michigan, Ohio, D.C., Maryland, Illinois, para nombrar unos estados donde los presos tomaban muy en serio la tarea de edificarse con el estudio, para que al salir pudieran beneficiar a su comunidad, preocuparse porque su comunidad se superara y echarse a trabajar en las tareas cotidianas de su comunidad, en vez de asociarse con actividades criminales.

Había una organización llamada el Frente de Liberación de Attica, que era el cuerpo representativo de todos los presos. Nosotros los elegíamos. Pero el Frente de Liberación de Attica ya había presentado sus demandas, o Manifiesto (unos camaradas escribieron un manifiesto). Ya lo habían presentado a las autoridades de la cárcel. También se distribuyó a la prensa y los medios electrónicos de comunicación.

OR: ¿Qué demandas eran?

AAJ: Para empezar, más pago por trabajo duro. Otro problema era que por tonterías declaraban que un individuo violaba su libertad condicional. Era una pérdida de dinero y volvían a meter a la cárcel a los presos por tonterías como manejar sin licencia. Cosas así muy básicas, como mejor comida, programas que nos permitieran estudiar y trabajar, sacar al patio a toda la población de reclusos y no de una forma segregada como lo hacían. Cosas así. Mejores libros. Que el comité de inspección de libros tuviera que responder por lo que censuraba, porque muchas veces lo que pasaba es que nosotros pedíamos un libro, revista o lo que sea y ellos decidían que no lo podíamos recibir.

OR: ¿Puedes describir la mañana del 9 de septiembre de 1971?

AAJ: Yo estaba en el Bloque C, donde quedaba mi celda. Fue muy normal para mí. Cuando se dio la señal, yo actué, hice mi parte. Eso es lo que me había preparado para hacer. Yo soy soldado, entrenado para actuar como soldado. Cuando es hora de ir a la guerra, uno va a la guerra. Era hora de ir a la guerra.

Fue muy disciplinado, muy disciplinado. Muchos éramos de varias organizaciones. En Attica los presos en general estaban muy disciplinados. Nos enorgullecíamos de poder cuidarnos.

OR: Los ojos del mundo estaban en la situación de Attica. Fue un punto focal. ¿Qué fue importante para Uds., los de adentro, durante esos cuatro días?

AAJ: Lo que era importante para mí como participante de la rebelión era mantener el nivel de unidad más alto posible entre todos los presos, mantenernos concentrados en lo que hacíamos o, como dice el libro y el programa de hoy, mantener el ``premio en la mira''. Proteger a todos los presos y mantener nuestra garantía, que eran los rehenes.

OR: Lo que fue notable en Attica fue el tipo de unidad que se forjó entre los presos de todas las nacionalidades. ¿Qué les permitió forjar tal unidad?

AAJ: Creo que se debió a algo muy simple. Una vez que los presos blancos se daban cuenta de que lo que los oprimía a ellos era lo mismo que nos oprimía a nosotros, que realmente no tenían nada que ganar siguiendo el sistema y que era preferible tomar partido con nosotros, la cosa era más simple. Porque, ves, los presos blancos actúan igual que los trabajadores blancos en la calle. Básicamente ellos tienen privilegios por su piel blanca. Y cuando no quieren compartir eso con la gente del tercer mundo, hay un problema. Pero si pueden entender eso, y es importante que lo entiendan desde un punto de vista humanitario y porque es para su propio bien, entonces puede haber unidad.

OR: ¿En el curso de luchar contra el sistema que los oprime?

AAJ: Sí. Siempre y cuando comprendan que los mismos que los meten en el bote a ellos, nos meten en el bote a nosotros. Que los mismos jueces que los sentencian, nos sentencian a nosotros también, ¿no? Que viven en las mismas cárceles, en las mismas celdas que nosotros y no se pueden ir más rápido que nosotros, o sea, no se pueden ir hoy porque quieran y nosotros nos quedamos. Puede que los sentencien a menos tiempo, o que pasen en la cárcel menos tiempo que nosotros, pero ahí están en la cárcel. Tienen un número como nosotros, comen en el comedor como nosotros. Su familia se preocupa por ellos igual que la nuestra. Así que la cuestión de la clase de los presos es que todos reciben el mismo tratamiento, técnicamente. O sea que todos somos presos. Así que las varias comodidades que los presos blancos piensan que tienen, a la larga en realidad no les vale perpetuarlas. Necesitamos unirnos...

OR: Entre todas las demandas, la que el estado absolutamente no quiso conceder fue la demanda de amnistía sin castigo para ningún preso. ¿Por qué?

AAJ: Es lógico que nosotros pidiéramos inmunidad administrativa y penal. Sin eso había un problema porque el estado podía perseguir a todo mundo. Podía acusar a cualquiera de cualquier cosa. Además, para nosotros, no hicimos nada malo. No hicimos nada malo. Básicamente obligamos al estado a lidiar con asuntos que debía haber resuelto hace mucho.

OR: ¿Y las acciones de Rockefeller? Los presos pidieron que él se presentara personalmente, ¿no?

AAJ: Para mí eso no fue muy importante. Digo, él era el gobernador del estado de Nueva York. Sus acciones fueron típicas de otras personas, otros funcionarios que dijimos que debían ir personalmente pero no fueron. Representa el hecho de que ciertas personas de poder no piensan que necesitan hacerle caso a las masas. Su acción, o reacción, no fue diferente a los demás mandamases que básicamente no piensan que nos tienen que respetar. Es la actitud típica de esa clase.

OR: Una última pregunta: ¿Por qué te parece que se debe recordar a Attica? ¿Valió la pena tomar esa posición y rebelarse así?

AAJ: ¿Que si lo volvería a hacer? Lo volvería a hacer mañana. Lo volvería a hacer porque, para empezar, no me puedo dar el lujo de no hacerlo. Vivo en el South Bronx. Vine a Estados Unidos del Caribe y he vivido en Nueva York desde que llegué... Vivo en un barrio que una vez nadie quería ni mencionar. Si no me equivoco, pienso que fue en 1976 que realmente se comenzó a prestarle atención al South Bronx. Así que yo vivo ahí con toda la lucha y los problemas que enfrentan los que viven ahí todos los días. Y esa vida, en lugares como ese, me permite participar en las luchas revolucionarias en esta ciudad, en este estado, en este país y trazar vínculos internacionales.

¿Que si me siento orgulloso de haber sido parte de la rebelión de Attica? Claro que sí porque pienso que fue un momento histórico trascendental y hasta diría uno de los sucesos más importantes del siglo 20. Así que sí me da orgullo haber sido parte de eso. Y tuve la suerte de sobrevivir y poder comunicar mis experiencias de lo que pasó, que me permiten hacer lo que estoy haciendo ahora. Porque estoy seguro de esto: que aunque la rebelión y la masacre terminaron en 1971, en realidad no terminaron. Es un proceso continuo... Para mí, es cuestión de seguir por el camino correcto, de tomar las lecciones que aprendimos en Attica y aplicarlas a nuestras tareas diarias.


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