De la revista Progressive

Las sanciones yanquis destruyen el sistema de agua iraqí

Obrero Revolucionario #1119, 23 de septembre, 2001, en rwor.org

¡De todos los tiranos y opresores del mundo, ninguno ha causado más indecible sufrimiento ni cometido más incalificables injusticias contra la gente del mundo que la clase dominante de Estados Unidos!

Borrador del Programa del Partido Comunista Revolucionario, EU

Este agosto se cumplieron 11 años de sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y su coalición bélica tras la guerra del Golfo contra Irak. Las sanciones impiden la importación de comida, medicinas y equipo.

Esas sanciones han causado gran muerte, enfermedad y sufrimiento. En 1997, la ONU informó que más de 1,2 millones de iraquíes habían muerto desde finales de la guerra como consecuencia de la falta de medicinas, De ellos, unos 750.000 eran niños menores de cinco años. En 1999, UNICEF (la entidad de la ONU encargada del bienestar de los niños) informó que la mortalidad de niños menores de cinco años era el doble que antes de la guerra: 5000 por mes. Gran parte de ese sufrimiento se debe a la destrucción del sistema de purificación del agua. Hoy ocho de cada diez enfermedades se deben al agua contaminada, como la diarrea.

Los imperialistas dicen que el blanco de las sanciones es el gobierno de Saddam Hussein y no el pueblo iraquí. Clinton dijo: "Hemos trabajado como locos para garantizar que las sanciones solo afecten la capacidad del gobierno [de Hussein] de reconstruir las armas y las fuerzas armadas".

Pero hay nuevas pruebas irrefutables de que esa es una vil mentira y de que el blanco de las sanciones es toda la nación iraquí.

En el número actual de la revista The Progressive, el profesor Thomas Nagy, de la Universidad George Washington, escribe: "En los últimos dos años he encontrado documentos de la Agencia de Inteligencia de Defensa [la entidad de espionaje militar--OR] que demuestran sin lugar a dudas que, en violación del Acuerdo de Ginebra, el gobierno estadounidense utilizó a propósito las sanciones contra Irak para degradar el sistema de agua potable después de la guerra del Golfo. No ignoraba el alto precio que tendría que pagar la población, especialmente los niños, pero lo hizo de todos modos". (El artículo "El secreto de las sanciones: Cómo Estados Unidos destruyó a propósito el sistema de agua potable de Irak", está en la Internet en www.progressive.org, con información sobre cómo encontrar los documentos oficiales).

Plan de asesinato en masa

Nagy encontró seis documentos de 1991 del Departamento de Defensa que demuestran que las fuerzas armadas y los servicios de espionaje analizaron detalladamente el sistema de purificación de agua de Irak. Los documentos evalúan las vulnerabilidades y predicen las catastróficas consecuencias para la salud pública de dañarlo o destruirlo, y luego detallan las enfermedades que causaron la guerra y las sanciones. Juntos representan un anteproyecto para paralizar el sistema de agua potable y una fría evaluación de las consecuencias.

El principal documento, fechado 22 de enero de 1991, se titula "Las vulnerabilidades del sistema de purificación de agua iraquí". Antes de la guerra del Golfo, Irak era una sociedad urbana con una infraestructura relativamente moderna de electricidad, transporte, agua y salud pública. Por ejemplo, el 96% de la población recibía agua potable de buena calidad (en comparación con el 45% tres años después de la guerra).

Pero esos sistemas dependían de la venta de petróleo al Occidente para comprar productos y materiales importados. El documento analiza esas debilidades y sus implicaciones:

"Irak depende de la importación de materiales especializados y productos químicos para purificar el agua, gran parte de la cual tiene muchos minerales y es salina. Como no produce sus propios repuestos ni productos químicos esenciales para la purificación del agua, seguirá buscando la manera de circunvenir las sanciones impuestas por la ONU para bloquear la importación de esos productos esenciales".

"Si no obtiene esos artículos, habrá escasez de agua potable para gran parte de la población, mayor incidencia (o epidemias) de enfermedades y parálisis de ciertas industrias que necesitan agua pura, como la petroquímica, los fertilizantes, la refinería de petróleo, los textiles, la construcción con concreto y las centrales eléctricas térmicas".

Nagy escribe: "El documento describe con lujo de detalles técnicos las fuentes y la calidad del agua en Irak. Dice que el agua no tratada es `por lo general de baja calidad', que tomarla `podría causar diarrea', y que los ríos `tienen materiales biológicos, contaminantes y gran cantidad de bacterias. Si no se purifica el agua con cloro, podría provocar epidemias de cólera, hepatitis, tifoidea y otras enfermedades'".

El documento también examina las medidas que podría tomar el gobierno iraquí para contrarrestar las sanciones, como llevar agua por camión de las montañas del norte o distribuir agua lluvia. Pero concluye que no tiene suficientes camiones, acueductos ni precipitación. "Hay lluvias esporádicas, a veces fuertes, en los llanos, pero no son adecuadas para suministrar suficiente agua pura".

El documento dice que Irak necesita cloro para purificar el agua y habla del impacto de la guerra y las sanciones: "Los últimos informes indican que la escasez de cloro es crítica. Las sanciones prohíben importarlo, y han tenido que cerrar las dos fábricas que lo producen por un tiempo, o solo pueden producir una cantidad mínima, debido a la falta de productos químicos importados y de repuestos... Ya se ha degradado la capacidad de purificar el agua, y el sistema se paralizará completamente en un lapso de seis meses (o sea, en junio de 1991)".

Luego explica fríamente lo que va a pasar: "Sufrirá una escasez de agua purificada por la falta de productos químicos necesarios y de membranas para la desalinación. Si la población no hierve el agua, probablemente habrá enfermedades y posiblemente epidemias...".

En los años siguientes el Pentágono siguió estudiando e informando sobre las enfermedades causadas por la guerra y las sanciones (véase el recuadro).

Varios documentos oficiales sobre el tema advierten que el gobierno iraquí podría "echarle la culpa a Estados Unidos por los problemas de salud pública creados por el conflicto militar" y les dicen a los portavoces del gobierno cómo lavarse las manos y culpar a Hussein.

Nagy concluye: "Los documentos demuestran que Estados Unidos sabía que las sanciones podrían devastar el sistema de purificación de agua iraquí. No ignoraba las consecuencias: más epidemias y más mortalidad infantil. Pero le preocupaba más la pesadilla de relaciones públicas para Washington que la verdadera pesadilla para los iraquíes inocentes".

Una guerra contra el pueblo iraquí

Los documentos no mencionan medidas o acciones específicas, así que se podría decir que solo son estudios y que no dicen nada sobre las metas de Estados Unidos. Pero Washington hizo mucho más que estudiar el sistema de agua.

Durante la guerra del Golfo, la coalición lanzó 88.000 toneladas de bombas contra la red eléctrica, el sistema de agua, las industrias clave y las arterias de transporte. Hace unos meses, el periódico Sunday Herald de Escocia divulgó otro documento de la Agencia de Inteligencia de Defensa que demuestra que Estados Unidos se propuso destruir el sistema de agua de Irak atacando las presas y las plantas depuradoras de aguas residuales.

Después de la guerra, Estados Unidos impuso sanciones contra la importación de productos químicos y maquinaria necesarios para la reconstrucción del sistema. El 20 de noviembre de 2000, el New York Times informó que Washington tenía bloqueados contratos civiles por $2,25 billones, y que un congresista protestó a la secretaria de Estado, Madeleine Albright: "La principal causa de muerte de los niños menores de cinco años, las enfermedades relacionadas a la diarrea, ha pasado a ser una epidemia y hay cuatro veces más víctimas hoy que en 1990... El bloqueo de contratos de sistemas de agua potable y aguas residuales es una de las principales causas de esas enfermedades y muerte. El gobierno estadounidense ha bloqueado 17 de los 18 contratos para productos químicos de purificación, clorinadores, bombas para la administración de productos químicos, camiones cisterna, etc.".

Así que los nuevos documentos demuestran que Washington sabía precisamente cuáles serían las consecuencias de los bombardeos y las sanciones para el sistema de purificación de agua. Son una prueba más de que ha estado librando una guerra --en efecto, una forma de guerra biológica-- contra toda la nación iraquí en aras de sus intereses imperialistas en la región.

Una estrategia de dominación imperialista

El gobierno y los medios de comunicación ocultan las metas de Estados Unidos en el golfo Pérsico y demonizan a Saddam Hussein. Pero en estos documentos se ve que, si bien Estados Unidos quiere tumbar a Hussein, la verdadera meta es debilitar a Irak destruyendo la infraestructura económica y militar, sin importar las consecuencias para millones de iraquíes.

¿Por qué? Para impedir que Irak desafíe la dominación estadounidense de la región o que socave a los gobiernos del establo yanqui, como Arabia Saudita e Israel. Para mantener el control del golfo Pérsico, donde están dos tercios de las reservas petroleras del mundo, una zona estratégica política, geográfica y militarmente donde colindan Asia, África y Europa. La economía de muchos países depende del petróleo del Golfo, y el control de esa región es esencial para que Estados Unidos conserve su posición de única superpotencia mundial.

Los medios de comunicación no han dicho ni mu sobre estos documentos. El principal, "Las vulnerabilidades del sistema de purificación de agua iraquí", salió en 1995, pero como escribió Nagy: "Revelé ese documento en el otoño, pero los medios lo pasaron por alto. Los únicos corresponsales que han informado en detalle son Felicity Arbuthnot del Sunday Herald de Escocia y Charlie Reese del Orlando Sentinel".


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