"Evidencia" de un imperio

Obrero Revolucionario #1123, 21 de octubre, 2001, en rwor.org

El domingo 7 de octubre, las fuerzas armadas de Estados Unidos empezaron a bombardear a Afganistán. Desde portaaviones del mar Arábigo, olas de bombarderos y misiles cruceros volaron sobre Paquistán y detonaron en Kabul, la capital afgana, y en muchas partes del país. Se informó que participaron submarinos lanzamisiles de Inglaterra, así como fuerzas armadas de Francia, Alemania, Australia y Canadá.

Las fuerzas conjuntas de todas esas potencias imperialistas, encabezadas por portaaviones estadounidenses, están golpeando a uno de los países más pobres del mundo.

Ya antes del ataque, casi cuatro millones de afganos vivían en campos de refugiados en las fronteras. Ahora el pueblo --aldeanos, trabajadores y campesinos de las muchas nacionalidades de Afganistán-- sufrirá esta nueva racha de golpes. Por otra parte, la prensa informa que en Paquistán están arrestando a las fuerzas de oposición para contener la furia por este ataque y por la lamesuelería del gobierno paquistaní.

Extendemos una profunda solidaridad a nuestras hermanas y hermanos de Afganistán, a los revolucionarios que luchan en condiciones tan difíciles. El pueblo afgano, que luchó contra los invasores soviéticos en los años 80 y que ha luchado contra el brutal gobierno fundamentalista de los talibanes, ahora va a sufrir una nueva guerra inmisericorde de Estados Unidos y sus socios.

Los gobiernos de Estados Unidos y de Inglaterra, como de costumbre, disfrazan la guerra con un manto de mentiras. Dicen que morirán pocos civiles. Tienen el descaro de decir que los bombardeos "despejarán el camino para el componente humanitario" de la operación: para llevarle alimentos a la gente desplazada... por sus propios bombardeos. Afirman que es una causa "civilizada", "justa" y "necesaria". La constante desinformación oficial hace necesario que en todo el mundo desenmascaremos las verdades de esta guerra, sus verdaderos resultados y sus propósitos reales, y que nos unamos para luchar contra ella.

La razón oficial del ataque a Afganistán es que el gobierno de los talibanes no ha querido entregar a Osama bin Laden y a los miembros de su organización al-Qaeda. El Talibán ha pedido públicamente varias veces evidencia de que bin Laden es responsable de los ataques del 11 de septiembre. Estados Unidos ha contestado rudamente que sus demandas "no son negociables" y que no tiene por qué dar ninguna evidencia. Tras las amenazas siguió el trueno de los misiles. Lo que el mundo está viendo es "evidencia de un imperio".

La maquinaria del imperio

El ataque se preparó durante tres semanas, con la movilización de los vastos recursos y alianzas de una potencia militar. Estados Unidos colocó tres grupos de portaaviones a distancia de tiro en el mar Arábigo, y apostó 23.000 soldados de aire, tierra y mar en la Ciudad Militar Mubarak, al noroeste de Egipto; ahí están realizando maniobras y planes junto con 47.000 soldados de Egipto, Francia, Alemania, Grecia, Italia, Jordania, Kuwait, España e Inglaterra. Un grupo naval de combate está cerca, listo para transportarlos.

El 5 de octubre el Pentágono anunció que pronto llegarían 1000 soldados de la Décima División de Montaña a Uzbekistán, cuyo corrupto gobierno aceptó (con una mezcla de amenazas y sobornos) ser la primera base yanqui en los antiguos territorios soviéticos de Asia Central.

Satélites de espionaje y aviones teledirigidos han recorrido los cielos de Asia identificando blancos para los bombardeos. El periódico USA Today (28 de septiembre) informó que a partir del 13 de septiembre entraron a Afganistán equipos de Boinas Verdes y de SEAL de la Marina como observadores de avanzada y escuadrones de asesinato.

Por otro lado, Bush congeló con decreto ejecutivo los bienes que tuviera en Estados Unidos cualquier persona o grupo presuntamente relacionado con al-Qaeda. Admitió que es muy poco dinero, así que ordenó a los bancos y sistemas financieros del mundo entero que congelaran los bienes de 27 personas y organizaciones.

El 1º de octubre Bush anunció que los bancos de 19 países obedecieron: los principales centros bancarios de Europa (Inglaterra, Francia, Suiza, Italia, Luxemburgo y otros), los Emiratos Árabes Unidos, Paquistán (donde operan muchas compañías y organizaciones islámicas de beneficencia relacionadas con Afganistán), Hong Kong y Singapur. Otras 12 naciones les ordenaron a los bancos observar atentamente las cuentas, por ejemplo Bahrain, del golfo Pérsico. Una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas dictó que los 189 estados miembros paren el financiamiento de movimientos "terroristas".

Los países que no obedecieron, como Egipto y Arabia Saudita, recibieron fuertes amenazas de funcionarios del gobierno estadounidense. Bush anunció el bloqueo de $6 millones de dólares en cuentas de 50 bancos: 30 en Estados Unidos y 20 en otros países. Inglaterra congeló $88 millones en cuentas gubernamentales del Talibán.

Cheque en blanco

"Toda nación, en toda región, tiene que tomar una decisión. O están con nosotros o están con los terroristas. De hoy en adelante, Estados Unidos considerará que toda nación que siga dando refugio o apoyo al terrorismo es un gobierno hostil... Solicitaremos y necesitaremos la ayuda de las fuerzas de policía, los servicios de inteligencia y los sistemas bancarios de todo el mundo".

George W. Bush, 20 de septiembre

En la historia jamás se había presenciado una amenaza de guerra tan general como la del presidente Bush el 20 de septiembre. Cuando este presidente ladre, ningún país, ningún gobierno, ningún centímetro cuadrado del planeta (especialmente del tercer mundo) podrá quedarse callado o ser neutral.

¿Y exactamente quién es el enemigo que todo el mundo debe aprestarse a combatir? Pues quien diga Estados Unidos.

El fundamentalista saudita Osama bin Laden es la encarnación presente de ese enemigo, pero la estructura de poder de Estados Unidos está discutiendo a qué otros enemigos atacar y qué tan ambiciosos deben ser los planes de guerra.

Los voceros del gobierno han dicho una y otra vez que esta guerra puede durar años, que no será cosa de unos cuantos bombardeos. Esta guerra se medirá en décadas, dicen. Los investigadores y comentaristas conservadores especulan que esta guerra debe tener "fases", empezando con al-Qaeda y Afganistán, y siguiendo a otros grupos y países.

Un artículo del Washington Post titulado "The War: A Road Map" (La guerra: Mapa de navegación, Charles Krauthammer, 28 de septiembre) dice: "Sí, tenemos que agarrar a Osama bin Laden... Pero el objetivo dominante de la guerra es cambiar gobiernos... Afganistán es apenas la primera fase. Una segunda fase lógica sería Siria... La fase tres es Irak e Irán, obviamente la más difícil y peligrosa".

El mundo está a punto de empezar un juego mortal de "ruleta americana": en Washington le dan vueltas al barril y los misiles disparan.

En una veloz gira de Europa y Asia el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, anunció que las alineaciones y alianzas del mundo van a cambiar de modo permanente y sustancial. Los ataques del 11 de septiembre han creado una plataforma (y presentado la ocasión) para que poderosas fuerzas de la clase dominante corran a forjar, imponer y bautizar una nueva etapa del "Nuevo Orden Mundial".

A puertas cerradas, la clase dominante de Estados Unidos está enfrascada en un intenso debate sobre los blancos y los tiempos del ataque; pero los otros gobiernos del mundo (y desde luego las masas populares) no deben cuestionar ni debatir nada. El imperio, chamuscado el 11 de septiembre, ahora anda bramando por todo el planeta con las armas desenfundadas, exigiendo sumisión y obediencia de todos en todas partes.

El precio de la alianza: Apoyo y fe

A los aliados de Estados Unidos (y a los que aspiran a ser sus serviles servidores) les están haciendo fuertes demandas, y ni hablar de los "estados proscritos".

Con un tono fuerte y abiertamente colonial, a muchos países musulmanes les han demandado que reciban tropas y aviones yanquis. Además, como eso causará gran rechazo popular, les han dicho que se preparen para reprimir a la oposición. Uno por uno, varios países musulmanes han dicho que sí. Turquía, Egipto y Arabia Saudita ya tienen bases yanquis, y han aceptado que se usen de varias formas para esta guerra.

Un cambio notable de alianzas ha sido que dos antiguas repúblicas soviéticas han aceptado recibir tropas de Estados Unidos: Uzbekistán y Tajikistán, en el interior de Asia Central.

Paquistán, que tiene una larga frontera con Afganistán, claramente ha aceptado muchas demandas de Estados Unidos, con lo que se expone a un golpe de estado y a una guerra civil. La prensa informa que el gobierno paquistaní ha ofrecido importantes bases militares y que los pueblos fronterizos están llenos de oficiales militares yanquis.

Las declaraciones oficiales de muchos de estos países afirman que han prestado su territorio para operaciones de logística y de entrenamiento, pero no para el lanzamiento de ataques. Estados Unidos les guiña el ojo: que digan lo que les parezca necesario para protegerse, que los detalles se arreglan en secreto.

El secretario de Defensa comentó después de reunirse con el presidente egipcio: "Reconocemos que cada país tiene su propia situación y perspectiva, y queremos cooperar con cada uno de la forma en que quiera cooperar con nosotros". En Turquía dijo: "Unos lo harán públicamente; otros lo harán en privado; cada uno lo hará a su manera y todo será útil".

Por otra parte, Estados Unidos también le ha hecho demandas nunca vistas a las potencias imperialistas. Por primera vez en la historia invocó el artículo 5 del tratado de la OTAN, que requiere una respuesta militar de los miembros europeos de la Alianza. Estados Unidos hizo ocho demandas de apoyo militar y logístico, no divulgadas, y los 18 miembros de OTAN votaron a favor.

Se ha sabido que la OTAN ofreció 17 aviones de espionaje AWAC y que despachó la fuerza naval al oriente del Mediterráneo. La isla de Chipre le ofreció sus puertos. No está claro a quién piensan atacar desde ahí, pero está muy lejos para lanzar ataques contra Afganistán.

También es llamativo que en las maniobras militares que se están haciendo en Egipto estén practicando desembarco anfibio: Afganistán no tiene costas.

Otras demandas a la OTAN son: uso de puertos, espacio aéreo y aeropuertos de los países miembros, y apoyo económico a países como Paquistán, donde la guerra causará inestabilidad política. Francia abrió su espacio aéreo y ofreció apoyo naval y logístico en el océano Índico. Alemania informó que se le ha solicitado inteligencia, protección de las instalaciones de Estados Unidos en los países de la OTAN, uso del espacio aéreo y vigilancia aérea; se sabe que ofreció personal militar para los aviones AWAC. Fuera de la OTAN, Japón ofreció una variedad de apoyo logístico a la guerra y está tratando de cambiar el artículo de la constitución que no le permite enviar tropas a pelear en otros países.

Todo eso sucedió sin que Estados Unidos declarara exactamente a quién va a atacar. Además, ha dicho que los aliados no tomarán decisiones fundamentales sobre la guerra. Está abandonando las estructuras multilaterales de la guerra de los Balcanes y atribuyéndose el control de sus propias fuerzas y de las operaciones militares.

Rusia también ha recibido una intensa presión. Se espera que acepte sin chistar el estacionamiento de tropas yanquis por primera vez en las antiguas repúblicas soviéticas. Además se le pidió que deje entrar a su propio espacio aéreo vuelos militares de transporte. Colin Powell, secretario de Estado, comentó que la respuesta afirmativa del presidente Putin fue como un "cambio marítimo sísmico de proporciones históricas"; otros comentaron que le puede costar el puesto a Putin.

Para disimular la humillación, el gobierno de Putin ha indicado que, a cambio, Estados Unidos aceptó que aplaste a los rebeldes musulmanes de Chechnia.

El tribunal del imperio

"No es evidencia como la de un tribunal".

Colin Powell, secretario de Estado

Una de las cosas más importantes que Estados Unidos le ha exigido a los aliados es que avalen su "solvencia moral". Uno por uno, los gobiernos de la OTAN anunciaron al mundo que han "visto la evidencia" y que es válida.

El gobierno militar de Paquistán anunció, bajo intensa presión, que creía que Estados Unidos tenía "suficiente base para acusar en un tribunal judicial" a Osama bin Laden por los ataques. (Nótese que dice "acusar", no "condenar"). El presidente de Irán, Mohammad Katami, invitó a un grupo de diplomáticos occidentales y les anunció que apoya los ataques militares a los fundamentalistas sunis de Afganistán (viejos enemigos del gobierno fundamentalista chiíta de Irán).

Pero nadie le gana a Tony Blair, primer ministro de Inglaterra, que se está portando como el "ministro de justificaciones de guerra" del gabinete de Bush. Blair agitó al aire un documento ante el Parlamento, que supuestamente contenía evidencia contra bin Laden y al-Qaeda.

¿Qué evidencia presentó Estados Unidos (por boca de Blair)? Que tres de los 19 perpetradores de los ataques del 11 de septiembre tenían "lazos" con al-Qaeda; que "uno de los socios más importantes y allegados a bin Laden es responsable de la planeación de los ataques"; que Osama bin Laden dijo que a principios de septiembre iba a pasar algo.

Afirman que hay evidencia que conecta a Osama bin Laden con el ataque al buque U.S.S. Cole en Yemen y con la bomba de la embajada estadounidense en Kenia.

Por último, dicen que hay más evidencia pero que es secreta.

Hay que decir varias cosas sobre esa tal evidencia:

No la han divulgado. Todo lo que el mundo ha visto es que los portavoces oficiales de Estados Unidos y de los aliados dicen que la han visto.

Un reportero del New York Times escribió (3 de octubre) que varios gobiernos dijeron en privado que la evidencia era "interesante pero circunstancial con respecto a al-Qaeda, pero no necesariamente con respecto a bin Laden". El mismo Colin Powell dijo: "Yo creo que la evidencia es sólida. Pero no lo veamos como si fuera un juicio en un tribunal, evidencia como la de un tribunal... No estamos tratando de persuadir a un tribunal. Tenemos confianza de que sabemos quién lo hizo, y por eso le vamos a dar".

Es importante recordar que, incluso si las dependencias de espionaje ofrecieran "evidencia irrefutable", no hay que creerles. ¿Quién puede diferenciar entre la evidencia que encuentran y la evidencia que fabrican?

La CIA y el gobierno son practicantes del arte de inventar mentiras y pretextos para acciones militares. Está bien documentado que el "incidente del golfo de Tonkín", el pretexto para la invasión de Vietnam en 1965, fue inventado. También se ha documentado que las fuerzas realistas de Kuwait y el gobierno estadounidense se inventaron que los soldados iraquíes sacaban a recién nacidos de incubadoras como justificación de la guerra del golfo Pérsico. Todavía se debate quién mató a Kennedy y si el presidente Roosevelt sabía con anticipación del ataque a Pearl Harbor. Se dice que el mismo Colin Powell ayudó a tapar la masacre de My Lai, en Vietnam, para avanzar en el ejército.

Por último, la "evidencia" revela un patrón de advertencias que indica que las dependencias del gobierno sabían de grandes ataques en ciernes.

Es posible que el mundo nunca sepa con exactitud quién planeó los ataques del 11 de septiembre (o quién sabía de ellos).

Pero el gobierno estadounidense se adjudica el derecho de atacar a Afganistán a partir de evidencia que, por admisión propia, no llevaría a una condena en un tribunal. Es un derecho que se toma por ser la "superpotencia mundial"... con ejércitos para probarlo.

Guerra: Extensión de la política por otros medios

El gobierno estadounidense afirma que empezó esta nueva guerra para proteger a la gente y la "civilización". Pero las metas no son nuevas: son la continuación de las medidas, alianzas y objetivos de décadas.

Hace rato que buscaba acercarse a las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central, importantes por sus reservas de petróleo y para impedir que Rusia se recupere y sea de nuevo una potencia mundial.

Hace rato que busca cómo controlar a Siria, Irak e Irán. Ahora poderosas fuerzas de la clase dominante dicen que es el momento de darles en la torre, con o sin evidencia de que tuvieran que ver con el 11 de septiembre.

Hace rato que quería reorganizar la OTAN: darle un propósito, afianzarla en Europa oriental y reafirmar el "liderazgo" sobre los imperialistas europeos ahora que la unificación de Europa plantea el peligro de que surja una potencia rival. Y, con la ayuda del imperialismo inglés, Estados Unidos aprovechó el momento.

Los que gobiernan a Estados Unidos no quieren "proteger" a nadie más que a sí mismos. Están taconeando por todo el planeta en un frenesí de maniobras estratégicas para defender sus propios intereses y reforzar el control de partes clave del mundo, especialmente Europa y el Oriente Medio, que siempre han sido cruciales para el dominio del mundo.

El futuro que le ofrecen a este planeta es una campaña militar global a largo plazo, un mundo de retenes y vigilancia, con cañones apuntados al que designen enemigo y a los que no sigan la corriente.

Es un camino sumamente arriesgado para los imperialistas, pero es la forma de defender y extender su imperio.

Como dijo una vez Bob Avakian, presidente del PCR: "Es por eso que lo llamamos imperialismo, porque eso es lo que es".


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