Estados Unidos bombardea a Afganistán

Retrato de una guerra injusta

Obrero Revolucionario #1123, 21 de octubre, 2001, en rwor.org

"Nunca he visto nada igual. Caían bombas en la aldea y en los alrededores, y por todos lados se veía fuego y humo. Yo agarré a mi familia y nos fuimos; caminamos unos 10 kilómetros de noche hasta que encontramos un carro que nos trajo a la frontera".

Agha Jan Agha, campesino
cerca de Kandahar

"Esta guerra es cada vez más tenebrosa. Nuestro país ha quedado completamente destruido. No me importa quién es el responsable, pero cuando los americanos decidieron atacar, me embargó la tristeza. Deseo la destrucción de todos los enemigos de Afganistán".

Fatemeh, refugiada afgana
a reporteros occidentales

Día con día, los bombarderos de Estados Unidos e Inglaterra han atacado a Afganistán. Una lluvia de enormes bombas GBU-28 de 5000 libras dejó en escombros todo lo que tocó. Los misiles cruceros serpenteaban a alta velocidad por los valles antes de explotar. Días después, los bombarderos yanquis empezaron a soltar bombas Gator CBU-89 de 1000 libras: bombas de fragmentación que sueltan chorros de agujas y desgarran a todo ser vivo que se encuentre a varios cientos de metros. Se anunció que uno de los blancos eran las carreteras llenas de gente que huye.

Los partes de guerra de Washington hablan, como de costumbre, en términos burocráticos antisépticos. Están arrasando uno de los países más pobres del mundo y más asolados por la guerra, y castigando salvajemente a la población.

Bombas en Kakrak

"Como a las 11:30 nos despertó una enorme explosión. Mi amigo iba a encender la lámpara para ver qué pasaba y en eso una segunda explosión derrumbó el techo encima de nosotros. Solo me di cuenta de que tenía el brazo fracturado cuando me sacaron del barro y los escombros. Todas las casas de los alrededores estaban igual".

Fazl Rehman, camionero entrevistado por
el British Times en un hospital de Peshawar

La aldea agrícola de Kakrak queda a unos 25 kilómetros al norte de la ciudad afgana de Jalabad, rodeada de trigales y arrozales, a la sombra de naranjos.

La noche del miércoles 10 de octubre, estallaron dos misiles, uno tras otro. Aplastaron 40 casas, mataron a unas 200 personas al instante y enterraron a muchas más bajo los escombros. En la oscuridad, los sobrevivientes trataban de sacar a sus seres queridos con implementos agrícolas y con las manos. La agencia nacional de noticias de Afganistán informó que las "heridas eran horrorosas" y que se encontraron trozos humanos en los sembrados.

El Pentágono escogió a Kakrak (o Karam) en un mapa aéreo. Se dice que hace tiempo hubo un campamento militar en las cercanías, pero eso fue hace tiempo y ahora no quedan más que unos pocos campesinos y las ruinas de la aldea.

Los afganos que cruzaron la frontera cerca de Jalabad contaron que vieron entierros en masa en muchas partes de la región.

La primera ola de misiles cruceros que cayó en Kabul, la capital, mató a cuatro afganos que trabajaban en un proyecto de las Naciones Unidas (limpieza de campos minados). El secretario de Defensa no quiso aceptar responsabilidad y dijo que solo estaban bombardeando fuera de la ciudad. De hecho, Kabul ha sufrido grandes daños y se informa que después de los bombardeos el único edificio que no sufrió daños fue el Hotel Intercontinental.

El gobierno afgano informó que en una mezquita de Jalabad murieron 15 personas.

Tras una semana de bombardeos, el Pentágono anunció que iban a lanzar "bombas rompe-bunkers" contra las grandes cuevas naturales de las montañas del norte. Esas bombas penetran en rocas y explotan.

El secretario de Defensa dijo que en las cuevas seguramente hay tropas y equipo militar, pero los aldeanos se están escondiendo en cuevas y en los canales subterráneos de irrigación.

El gobierno inglés anunció que los informes de muertes de civiles son exagerados. Por su parte, el gobierno estadounidense no quiso hacer comentarios sobre los informes de Kakrak.

El primer muerto del lado de Estados Unidos fue el sargento de la fuerza aérea Evander Earl Andrews, de Maine, quien pereció en un accidente en una base "en el norte de la península Arábiga".

Bombas y galletas

Estados Unidos se especializa en "matar desde el cielo", en bombardear para "desmantelar" las fuerzas opositoras y sembrar terror desde lejos. También se especializa en mentir sobre esa clase de ataques, que supuestamente son "bombardeos precisos". Otra mentira de esta guerra es que es para "proteger a la ciudadanía de Estados Unidos".

Pero el colmo absoluto de la propaganda bélica es decir que la primera semana de bombardeos fue una "misión humanitaria".

Cuando empezaron los ataques, el secretario de Defensa dijo una y otra vez que el objetivo era eliminar las baterías antiaéreas afganas, "limpiar el cielo", para poder llevarle comida a los afganos. El primer día, cuando cayeron 50 misiles cruceros y una cantidad inmensa de bombas, el Pentágono anunció que también soltaron miles de bolsas de comida.

¡Explosivos y comida: la combinación mortífera del Nuevo Orden Mundial!

¿A quién creen que van a convencer con esa farsa? ¡Por supuesto que no a los afganos!

Millones de afganos viven en campos de refugiados, desplazados por 20 años de guerra... que Estados Unidos atizó con billones de dólares. Ahora los bombardeos están desplazando a miles más. Asimismo, debido a que las fuerzas del Talibán han perdido fuerza al norte de Kabul y a que se ve venir otro brote de guerra civil en la llanura Shomali, cientos de miles de campesinos están abandonado la región justo antes de la cosecha.

Después de todo eso, Estados Unidos tiene las agallas de querer "conquistar el corazón" de los afganos arrojando unas bolsas de comida desde 10.000 metros de altura en las montañas infestadas de minas de Hindukush.

Jean-Herve Bradol, presidente de Médicos sin Fronteras, dijo que se trata de una cínica maniobra de relaciones públicas: "Estados Unidos soltó 37.500 raciones dos noches, sin una idea precisa de dónde cayeron ni quién las iba a recoger; y hay de ocho a 10 millones de refugiados que alimentar".

Encima, los bombardeos han parado muchos de los programas de distribución de alimentos que operaban en Afganistán. En el país hay unas 10.000 toneladas de alimentos almacenados, pero los sistemas de distribución han dejado de funcionar.

"Creemos que los alimentos están guardados", dijo Stephanie Bunker, vocera de la ONU. El Programa Mundial Alimenticio tiene una panadería en Kabul que alimenta a miles de familias. Se cree que ha tenido que cerrarla.

Hay informes de que los habitantes del pueblo de Khost hicieron grandes fogatas para quemar la comida estadounidense.

La guerra hoy y la guerra que viene

"Oficiales militares americanos e ingleses dicen que se están preparando para una operación que durará por lo menos hasta el próximo verano... Los bombardeos de los talibanes y de al-Qaeda continuaron las veinticuatro horas el quinto día, y el Sr. Bush se encontró metido precisamente en la situación que condenó durante la campaña presidencial: una operación militar en que tendrá que mantener a las fuerzas americanas en Asia Central durante meses o años, seguida por la larga, costosa y difícil tarea de construir una nación afgana viable. Parece que en esta fase de los bombardeos... han decidido no atacar las fuerzas de los talibanes en el frente norteño para impedir que la Alianza Norteña tome a Kabul hasta que se haya fraguado un acuerdo sobre un nuevo gobierno".

Serge Schmemann,
escritor militar, New York Times

Los primeros bombardeos le dieron duro al gobierno y las fuerzas armadas afganas. Atacaron baterías antiaéreas, aviones militares en las pistas de aterrizaje, depósitos de municiones, concentraciones de soldados, y centros de comunicación y de "mando" militar.

El segundo día atacaron la casa del dirigente de los talibanes, el mulla Muhammad Omar, en la ciudad sureña de Kandahar. Unos refugiados le informaron al periódico paquistaní Jang que murieron el padrastro y el único hijo de Omar, de 10 años.

Cuando le preguntaron al secretario de Defensa si hubo menos ataques porque a la Fuerza Aérea se le agotaron los blancos adecuados, sonrió satisfecho y dijo: "A nosotros no se nos agotaron blancos adecuados, sino a Afganistán". Los periodistas respondieron a ese rastrero chiste soltando carcajadas.

Afganistán tiene pocas carreteras, aviones o ferrocarriles. Después de una semana de bombardeos, quedaron pocos "blancos" que destruir. Empezaron a atacar las montañas con enormes bombas diseñadas para destruir bunkers subterráneos.

Pero tanta destrucción no lleva a la victoria en esta guerra, y el secretario de Defensa dijo el 12 de octubre: "Tenemos que reconocer que las defensas antiaéreas siguen siendo una amenaza a Estados Unidos". La artillería antiaérea móvil y los misiles Stinger pueden evadir los ataques aéreos.

La próxima fase de la guerra podría ser una intervención terrestre. El general de la Fuerza Aérea Richard Myers, jefe del Estado Mayor, dijo que los ataques aéreos son un preludio a la guerra terrestre.

La estructura de poder estadounidense tiene un gran dilema político en Afganistán: no existe una fuerza capaz de crear un gobierno pro Estados Unidos estable en Kabul. El gobierno central siempre ha sido muy débil y desde hace 20 años ningún grupo ha controlado todo el país. Los ataques que debilitaron a los talibanes sembraron pánico entre las fuerzas políticas de la región. Temen que un colapso "prematuro" de los talibanes desate una guerra civil e incluso la posibilidad de una intervención paquistaní.

El almirante británico Michael Boyce dijo que una guerra terrestre en Afganistán duraría todo el invierno y hasta el próximo verano. Los imperialistas temen que se necesitará todo ese tiempo para forjar una fuerza títere coherente.

Estados Unidos está despachando fuerzas terrestres a la región e infiltrando escuadrones de comandos como observadores y asesinos. Pakistán admite que ha permitido utilizar dos bases militares y se informa que unos 15 aviones militares, entre ellos aviones de transporte C-130, han llegado a la base de Jacobabad.

El portaaviones Kitty Hawk está listo para despachar helicópteros portatropas. Los oficiales militares ingleses han dicho que planean tomarse una base aérea afgana como base de operaciones.

La 3 Brigada de comandos de la Infantería de la Marina Real británica, que actualmente está haciendo ejercicios en Omán en el golfo Pérsico, va a ir a Afganistán. Francia ha anunciado que participará más directamente y el gobierno turco está enviando comandos. Un informe periodístico señaló: "Esto le daría a la coalición el componente musulmán que actualmente le falta". Más de 5000 soldados de la OTAN están participando en maniobras en el noroeste de Turquía.

La doctrina de "cheque en blanco"

"Un grupo estrechamente unido de funcionarios del Pentágono y expertos en defensa está movilizando apoyo para una operación militar para tumbar al presidente Saddam Hussein de Irak en la próxima fase de la guerra contra el terrorismo, nos dicen funcionarios de alto nivel de la administración Bush. Este grupo, que en el departamento de Estado y el Congreso han bautizado la `camarilla de Wolfowitz' por la participación del subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, está preparando el terreno para una estrategia de ataques aéreos y la ocupación del sur de Irak por fuerzas estadounidenses, seguidos por la instalación de un grupo de oposición iraquí de Londres como nuevo gobierno, nos dicen los expertos. Según el plan, las fuerzas americanas también se apoderarían de los yacimientos petroleros alrededor de Basora, en el sureste, y venderían el petróleo para financiar a la oposición iraquí en el sur del país y a los curdos en el norte, dijo un funcionario de alto nivel. `La conquista se parecería a lo que hicimos durante la guerra del Golfo', dijo".

International Herald Tribune,
13 de octubre

"Si esta guerra se desborda de Afganistán, amenazará prender un incendio en toda la región. Si esto ocurre, arrastraría inevitablemente a Turquía a la tormenta".

Mesut Yilmaz,
viceministro de Turquía

"¿Por qué se callan nuestros gobernantes? ¿Han recibido órdenes de América?"

Grito estudiantil en Zagazig, Egipto

"Es una vergüenza que Estados Unidos se meta en otros países y actúe como un estado fascista. Los indonesios no lo vamos a soportar, incluso si nuestro gobierno se porta como esclavo de Estados Unidos".

Estudiante indonesio

El 19 y 20 de septiembre, la Junta sobre Política de Defensa, un importante comité bipartidario de altos expertos en seguridad nacional de la clase dominante que aconseja al Pentágono, celebró una reunión de 19 horas. Exhortó a atacar a Irak tan pronto como haya terminado la fase inicial de ataques contra Afganistán. Participaron el secretario de Defensa Rumsfeld, su principal asesor Paul Wolfowitz, el dirigente republicano Newt Gingrich, y Richard Perle, una siniestra figura de los días de la guerra fría. También participaron Harold Brown, ex secretario de Defensa; Henry Kissinger, ex secretario de Estado; James Woolsey, ex director de la CIA; el almirante David Jeremiah, ex subjefe del alto mando militar; Dan Quayle, ex vicepresidente; y James Schlesinger, ex secretario de Defensa y de Energía.

Tan pronto como empezaron los bombardeos de Afganistán, el embajador de Estados Unidos a la ONU entregó una carta al Consejo de Seguridad que los describe como un acto de "autodefensa" legal. La carta tenía esta frase especialmente escalofriante: "Podríamos decidir que nuestra autodefensa requiere acción con respecto a otras organizaciones u otros estados". El secretario General de la ONU, Kofi Annan, dijo que la carta le "preocupa".

En los primeros años de la república, la clase dominante estadounidense promulgó la "doctrina Monroe", que anunció al mundo que todo el hemisferio occidental le pertenecía. Hace unas décadas se promulgó la "doctrina Carter", que anunció que Estados Unidos se otorga el derecho de usar armas nucleares contra cualquier país que pusiera en peligro su control del golfo Pérsico. Ahora, en la declaración imperialista más arrogante y de más alcance de la historia, se anuncia la "doctrina de cheque en blanco": el derecho de atacar a cualquiera en cualquier momento, y que al resto del mundo solo le corresponde apoyar a Estados Unidos o ser el blanco de un ataque futuro.

Los voceros del gobierno dicen que el ataque contra Afganistán es la "fase uno", y queda por verse dónde van a caer las bombas durante la fase dos, tres, etc. Esas conjeturas en sí son una forma de amenaza internacional.

Con mucho bombo y platillos, Bush publicó una lista de los 22 "terroristas más buscados", o sea, su lista negra. En la lista figura una persona ligada al grupo Hezbolá del Líbano; esta es una amenaza contra Siria e Irán, acusados de apuntalar a Hezbolá.

El jefe del alto mando militar de Filipinas, Diomedio Villanueva, anunció que llegarán pronto asesores militares yanquis para entrenar las brutales fuerzas armadas filipinas. El gobierno ha estado combatiendo contra fuerzas rebeldes del sur del país, donde la población es musulmana, y contra la lucha armada maoísta dirigida por el Partido Comunista de Filipinas.

En Washington también se habla de atacar a fuerzas de Malasia e Indonesia, pero se han divulgado pocos detalles. Indonesia, el mayor país musulmán del mundo, es de gran importancia estratégica para la explotación de la mano de obra y recursos del sureste asiático. Dijo un diplomático: "Hay gran preocupación de que Indonesia podría ser el mayor polvorín del mundo".

Pero Irak es el blanco de la "fase dos" que más se menciona en Washington. Al comienzo de los bombardeos de Afganistán, el embajador yanqui le advirtió al gobierno iraquí de una "respuesta devastadora" si se mete. Se oyen demandas de la clase dominante, especialmente de republicanos conservadores, de invadir a Irak para tumbar al gobierno.

Los gobiernos pro Estados Unidos del Oriente Medio advierten que podrían perder control si hay un ataque contra Irak. Muchas fuerzas señalan que no hay evidencia que vincule al gobierno iraquí con los sucesos del 11 de septiembre. Los proponentes de un ataque contestan cínicamente que eso no importa.

Estados Unidos está librando una guerra injusta contra el pueblo de Afganistán, y la clase dominante ha declarado que tiene el derecho de amenazar y atacar a cualquiera que se le oponga con asesores, tropas, comandos, agentes de espionaje e invasiones.

No está del todo claro lo que va a pasar. El miedo que tienen los gobiernos pro Estados Unidos de la región demuestra lo frágil que es su poder... y lo intenso que podría ser el próximo período.


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