Los secretos de los padres

Obrero Revolucionario #1151, 19 de Mayo, 2002, posted at http://rwor.org

"Lo llamaba `deber especial' de los niños buenos. Nos sacaba de clase y mandaba uno al baño, otro a la rectoría y otro al confesionario. Yo iba al baño, me bajaba los pantalones, me paraba en la oscuridad y lo esperaba. De repente aparecía en la puerta, con los brazos abiertos como si fuera El Señor. Entraba y me miraba fijamente. Se acercaba despacio... Me advertía que si decía algo, nadie me creería. Y tenía razón. Todo mundo creía que era un santo".

Paul Busa, sobre los años de abuso sexual por el cura Paul R. Shanley

Las cortinas se levantan poco a poco; desde principios del año, semana tras semana se han conocido casos de abuso sexual en la Iglesia católica. Han abierto los archivos de la Iglesia y se oye el clamor de justicia de las víctimas. Los creyentes, espantados y furiosos, y el mundo entero, ve cómo opera el terrible club corrupto de sacerdotes católicos que abusan de menores.

Se trata de una terrible intimidad: señores con mucha autoridad, que supuestamente son la puerta a la salvación, violan a niños y jóvenes. Los conducen a cuartos oscuros. A acólitos -asustados, intimidados, confundidos- y a seminaristas, que anhelan la pureza, sus maestros les ordenan desnudarse, tocarse. Dicen que los ritos limpian los pensamientos y dudas de los jóvenes "pecadores".

La jerarquía católica se ha empeñado en imponer una moralidad reaccionaria, opresiva e inflexible, sobre todo a las mujeres y los jóvenes. Condena el divorcio, el control de la natalidad, la masturbación, la intimidad homosexual, y el control de la mujer de su propio cuerpo y reproducción. Dice que es infalible y santa, y que sus dogmas son la voluntad de un dios infinito.

Pero ahora los jerarcas están ante los ojos del mundo con los pantalones por los tobillos: son una fraternidad de hipócritas, violadores, manipuladores y desalmados.

Sacerdotes pedófilos

La ola de denuncias empezó en enero cuando el Boston Globe informó que durante muchos años los jerarcas trasladaron al padre Geoghan de una parroquia a otra para protegerlo y a sabiendas de que abusó de unos 200 niños. La noticia suscitó una serie de denuncias por las víctimas del abuso sexual.

Al padre Paul R. Shanley lo acusan de abusar a 26 niños durante tres décadas como sacerdote de la arquidiócesis de Boston. A cada rato lo acusaban de pedofilia y la Iglesia lo trasladaba... y seguía abusando menores.

En los archivos de la Iglesia se encontró un discurso de Shanley de 1977 que sostiene que ningún acto sexual en sí, ni siquiera el incesto ni las relaciones sexuales con animales, causa daño a los niños. En 1979, asistió al congreso fundador de una organización que fomenta la despenalización del "amor de hombres y niños".

Poco tiempo después lo trasladaron de una "labor caritativa", en que abusaba de jóvenes idos de la casa, a una parroquia en las afueras de Newton, Massachusetts, donde una de sus víctimas fue un niño de seis años de edad. Varios hombres dicen que abusó de ellos cada ocho días por muchos años.

En 1984, en medio de todo eso, el cardenal Bernard Law ascendió a Shanley y le dijo: "Tengo plena confianza de que su empeño en esta nueva labor será muy fructífero". En 1990, tras docenas de acusaciones de pedofilia, los jerarcas de la Iglesia lo mandaron a San Diego con más elogios y recomendaciones.

Los secretos de la Iglesia

Según documentos internos de la Iglesia, cuando acusaron a Shanley de abuso sexual en los años 70, amenazó con soltar la lengua sobre las prácticas sexuales de los curas de la diócesis. Ahora ha quedado claro a qué se refería: en los últimos dos meses, varios hombres de Boston han revelado que de niños o jóvenes los abusaron en la mansión del difunto cardenal Humberto Medeiros.

Garry M. Garland atleta estrella de una prepa católica, cuenta que lo emborrachó un sacerdote y lo llevó a la mansión de Medeiros, donde lo violó y le sacó fotos pornográficas. Y dice que el propio cardenal lo manoseó.

El cardenal Medeiros murió en 1983 y el actual cardenal, Bernard Law, dice que no sabía nada de los delitos de Shanley y que no lo tapó. Afirma que Shanley pudo seguir violando a niños por 30 años porque la Iglesia de Boston descuidó la documentación.

Pero otra víctima, Thomas Blanchette, cuenta que habló personalmente con Bernard Law en 1989 y le dijo que el cura Joseph Birmingham abusó de él y de sus cuatro hermanos en centenares de ocasiones. Según el Boston Globe : "El cardenal me puso las manos sobre la cabeza por dos o tres minutos y luego me dijo: `Le ordeno por el poder del confesionario no comentarle esto a nadie más'. Dijo Blanchette: `Me dio muchísima rabia. No le pedí que me confesara. Hablé con él personalmente para informarlo'". La vocera del cardenal dice que él tiene "un recuerdo vago de un encuentro así".

En los últimos 10 años, la arquidiócesis de Boston ha pagado indemnizaciones a las víctimas de unos 70 curas a cambio de silencio.

A limpiar la imagen y contraatacar

"¿Qué clase de Iglesia es? Una Iglesia sin alma".

Michael Garabedian, abogado de 86 víctimas del padre Geoghan

El escándalo se ha extendido semana tras semana, y más víctimas se han animado a contar la verdad.

Han suspendido de sus deberes a 177 curas en 28 estados. Ante la gran tormenta de indignación popular, algunos arzobispos han admitido que tienen expedientes sobre más de 260 casos de pedofilia.

Mucha gente pide la renuncia del cardenal Law y del influyente y ultraconservador cardenal Egan de Nueva York, quien encubrió a tres curas pedófilos cuando era cardenal de Bridgeport, Connecticut.

El obispo Anthony J. O'Connell de Palm Beach tuvo que renunciar porque lo acusaron de abusar a estudiantes cuando era director del seminario. Su antecesor, el obispo Keith Symons, desapareció porque lo acusaron de abuso sexual en serie.

En abril, el papa convocó a 11 cardenales estadounidenses a una reunión extraordinaria sobre el escándalo. Algunos esperaban que "Su Santidad" rectificara todo, pero muy pronto se desengañaron. El papa afirmó que el abuso sexual de menores es un "delito" y habló de los pecados de unos cuantos curas, pero no mencionó que los jerarcas los protegieron.

Los cardenales regresaron de Roma con órdenes de limpiar la imagen de la Iglesia y defender implacablemente las tradiciones conservadoras.

Al cardenal Bernard Law le aconsejaron aguantar la tormenta y no renunciar. Cuando los feligreses quisieron organizar una asociación de consejos parroquiales, Law dejó en claro (con el respaldo del Vaticano) que está prohibido organizarse para influenciar las decisiones de la Iglesia.

Una semana después del viaje a Roma, el abogado de Law acusó de "negligencia" paterna a la víctima de seis años del padre Shanley, y dijo que la Iglesia no tiene por qué responder por eso.

El 4 de mayo, la arquidiócesis de Boston anunció que no le iba a dar las indemnizaciones ofrecidas a 86 víctimas del padre Geoghan, quien purga condena en la cárcel.

Los cardenales propusieron destituir únicamente a sacerdotes pedófilos reincidentes , ¡como si experimentar con la pedofilia estuviera bien! El cardenal de Chicago prendió una nueva ola de indignación al decir que no se debe dar el mismo trato a curas que "se refugian en los brazos" de niñas de 15 años que a pedófilos: pura prepotencia machista y solidaridad fraternal con los violadores.

Las cadenas de la tradición

"En la batalla por acabar con las divisiones terriblemente injustas que se imponen a la humanidad y al buscar sus causas fundamentales, he llegado a captar que ninguna versión del cristianismo (o de ninguna otra religión) iluminará el camino hacia la abolición del gran sufrimiento y marginación que dichas divisiones implican para las inmensas mayorías. La `tradición judeocristiana' y sus valores `tradicionales' representan las cadenas de la tradición y defienden, entre otras cosas, la esclavitud, la subordinación y degradación de la mujer, la brutalidad contra los niños, la masacre y el saqueo de naciones rivales y de gente de otras religiones".

Bob Avakian,

Predicando desde un púlpito de huesos

Los jerarcas de la Iglesia tergiversan burdamente la verdad. Para ellos, los curas pedófilos no son producto de la moralidad conservadora cristiana sino de la inmoralidad de sus críticos y de la sociedad secular moderna.

El Vaticano se encuentra en medio de una lucha encarnizada para decidir quién reemplazará al papa y si el ultraconservatismo seguirá dominando la Iglesia. Casi no logra contener la ira que este escándalo le despierta y hace pensar que si nos encontráramos en la Edad Media cortaría cabezas... pero no de los pedófilos. Acusa a periódicos como el Boston Globe de sacar los trapos sucios al sol por maldad contra la Iglesia y dice que los feligreses que piden la renuncia del cardenal Law carecen de disciplina y fe.

El único cambio que el Vaticano contempla es una purga despiadada de sacerdotes homosexuales (no de los jerarcas que taparon la pedofilia), ¡como si la homosexualidad causara el abuso sexual de menores!

La Iglesia dice que los curas han "caído" debido a la "falta de moralidad" de la sociedad a raíz de los "valores de los años 60". ¿Acaso si la Iglesia hubiera logrado suprimir el arte rebelde, la música rock y el aborto, los curas no habrían abusado de los acólitos?

¡Puras mentiras! No se trata de actos aislados de unos cuantos curas "caídos". Todo lo contrario. Esto es parte de una venerada mentalidad de abuso sexual e hipocresía organizada de los "Príncipes de la Iglesia".

Según la doctrina católica, los hombres que tienen relaciones íntimas con mujeres no pueden comulgar con dios porque la mujer es la puerta al pecado. El camino de la virtud es la obediencia a los "padres" y el sufrimiento silencioso de los oprimidos. Así que los jerarcas católicos, tan duros ante los reclamos de la mujer de controlar su propio cuerpo, tienen los ojos húmedos de compasión por los "hermanos curas" que cometen actos incalificables contra niños indefensos.

Estamos viendo el patriarcado al desnudo. Defiende la dominación masculina de las mujeres y los niños, y aprovecha la autoridad de sacerdotes para imponer su poder sexual a indefensos. Y los "Padres" dicen que la "solución" (¡a sus propias fechorías!) es más obediencia a los repugnantes valores tradicionales.

El valor de miles de personas ha roto el silencio y miedo que rodeaba a la Iglesia, y ahora se conoce lo que por muchos años se calló. Los que tocaron indebidamente a los niños ya no gozan de impunidad. Lo que ha salido a la luz es horrible, ¡pero qué bueno que finalmente se conozca la verdad!


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