Forjar la resistencia y el movimiento de oposición contra la escalada de represión

Bob Avakian

Obrero Revolucionario #1152, 26 de Mayo, 2002, posted at http://rwor.org

Este artículo es de un número especial del Obrero Revolucionario (No. 1143) titulado "Los grandes retos de la nueva situación". Se puede conseguir la sección especial en La Neta del OR en rwor.org o en las librerías de Libros Revolución.

Nos tocará forjar resistencia a esta ofensiva imperialista en medio de una situación mucha más compleja, con retos mucho más grandes, que la guerra de Vietnam o la guerra del Golfo, una situación de extrema represión, que no se ha visto en mucho tiempo (o quizás jamás) en Estados Unidos. A lo mejor prohibirán exhortar a tumbar el sistema imperante y penalizarán actividades como organizar oposición, protestar contra la guerra o criticarla. Las consecuencias podrán ser la cárcel o incluso un juicio militar y ejecución sumaria. Esto podría pasar y los que estamos comprometidos a la resistencia seguramente nos encontraremos en una situación más difícil y compleja políticamente que la guerra del Golfo y también cualitativamente más represiva, donde será más y más difícil manifestar u organizar cualquier tipo de oposición.

Es de suma importancia divulgar esto y crear opinión pública sobre lo que puede deparar el futuro, sin caer en pesimismo o derrotismo. En ese sentido es de gran utilidad lo que escribió Lenin en La bancarrota de la II Internacional al principio de la I Guerra Mundial, cuando se dio una gran escalada de represión contra las fuerzas socialistas y revolucionarias de los países de Europa, y muchos de los partidos socialistas se rajaron y se volvieron oportunistas. En esa situación, Lenin planteó la siguiente metáfora: frente a una gran escalada de represión, que a la vez encierra grandes oportunidades y el potencial de mayores avances, no sirven los zapatos de suela ligera sino unas botas de cuero bien buenas que permitan pisar con paso firme el escarpado terreno político de esa gran lucha. Es preciso ponernos a la altura de los grandes retos y ayudar a las masas a captar lo que está en juego para que también se pongan a la altura, aun con las discrepancias políticas e ideológicas que habrá a lo largo de la lucha. Esta es la clase de retos que se nos plantearán y para los cuales nos toca preparar a las masas.

¡Es correcto proteger al movimiento!

Es preciso librar una batalla muy enérgica para ganar a la opinión pública porque los imperialistas quieren una situación -y han logrado avances en este sentido- en que todo mundo considere que si uno se previene para la represión, es terrorista. Quieren poner a la gente a la defensiva y hacerle tragar eso. Dicen: "Evidentemente el que oculta algo, tiene cola que le pisa. ¿Por qué otro motivo lo va a hacer?". En respuesta, debemos destacar la naturaleza represiva del gobierno, comprobada contundente y trágicamente en muchos casos, a lo largo de la historia y de la experiencia de los últimos tiempos.

Un ejemplo es la represión de muchos gobiernos contra el movimiento que condena la globalización capitalista, contra protestas pacíficas que no violaron ninguna ley (e incluso las protestas más combativas y resueltas en su gran mayoría no han violado las leyes, de acuerdo a las garantías y declarados principios del derecho democrático-burgués). Sin embargo, la policía, el FBI y otros cuerpos policiales e instituciones de represión política los han vigilado, infiltrado, hostigado, realizado arrestos preventivos (confiscado títeres, diciendo que eran armas) y atacado con saña y a gran escala. En Génova, Italia, el año pasado mataron de un tiro a un manifestante y atacaron salvajemente a un grupo de manifestantes que dormían en un edificio. Dejaron a varios gravemente heridos y las paredes del edificio quedaron salpicadas de sangre. Antes del 11 de septiembre, la prensa italiana informó con lujo de detalles de las enormes manchas de sangre que quedaron como huella del ataque policial a esa gente que dormía o platicaba en el momento del allanamiento. Y lo mismo ha pasado en Estados Unidos y otros países, aunque no ha sido tan grueso, cada vez que se han celebrado protestas contra la globalización.

Es muy importante destacar todo esto y hacer ver el despiadado dominio de la clase dominante sobre las masas -la dictadura burguesa-, del cual la experiencia histórica (y las palabras y acciones de esa clase) son pruebas irrefutables. Un ejemplo: la atrocidad monumental de la brutalidad policial en Estados Unidos, es decir, el desenfrenado terror y asesinato policial, sobre todo contra los jóvenes de los ghettos y barrios pobres, con miles de víctimas en la última década, que en la abrumadora mayoría de los casos es declarado "homicidio justificado". En Los Ángeles el escándalo de la delegación Ramparts puso de relieve las fechorías de la policía (y la experiencia de las masas que viven bajo el gatillo), y en los departamentos de policía a lo largo y ancho del país se han destapado cosas parecidas. Y encima, la estructura de poder se ensaña con las masas cada vez que se alzan o siquiera celebran una protesta política consecuente.

Por eso, el que va a protestar contra algo cuando a la burguesía no le convenga una protesta debe prevenirse para la vigilancia y la infiltración, y saber que le caerán encima sin provocación. Para poder seguir protestando y disintiendo, y para construir un movimiento más pujante contra la ofensiva imperialista de guerra y represión, será preciso prevenirse para la represión, y es completamente justificado proteger al movimiento. De hecho, es indispensable y completamente correcto tomar medidas para que la policía no conozca los datos de todos los militantes ni el papel que juega cada cual, los nombres y direcciones de quienes reciben información por correo ni las comunicaciones, etc. Proteger todo eso es completamente justificado y absolutamente indispensable para construir un pujante movimiento de oposición y resistencia. Y, repito, es preciso librar una ofensiva política de opinión pública para contrarrestar la noción que fomenta la burguesía de que el que no permite a las autoridades conocer su vida y sus actividades está metido en algo indebido y, a lo mejor, en terrorismo.

Es parecido a los juicios de brujas y brujos en Salem, Massachusetts, en el siglo XVII: los tiraban al agua y el que se ahogaba no era brujo, y al que se salvaba... ¡lo quemaban! No podemos permitir una situación en que impere la "lógica" de que el simple hecho de prevenirse contra la represión justifique que lo repriman por terrorista.


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