Nepal: Editor revolucionario muere en la cárcel

Obrero Revolucionario #1160, 28 de julio, 2002, posted at http://rwor.org

"El gobierno de Nepal... ha permitido que la tortura de periodistas y luchadores de derechos humanos se vuelva común... Exhortamos a que ordene que las fuerzas de seguridad paren los actos de tortura y que investigue cuanto antes las circunstancias de este asesinato".

Robert Ménard, secretario general de Reporteros Sin Fronteras en una carta de protesta al primer ministro de Nepal, Sher Bahadur Deuba

"Se ha encontrado un cuerpo con señales de tortura".

Diplomático de Katmandú citado en un informe
de la BBC sobre Krishna Sen

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Krishna Sen era el director de dos periódicos que apoyaban abiertamente a la guerra popular maoísta de Nepal: el semanario Janadesh y el diario Janadisha .

El 28 de noviembre pasado, el gobierno de Nepal declaró estado de emergencia y el ejército lanzó una "campaña de cerco y aniquilamiento" contra la guerra popular en el campo. La policía allanó los locales de Janadesh y Janadisha , arrestó al personal y confiscó los equipos de oficina. Poco después, Krishna Sen, de 37 años, pasó a la clandestinidad.

Bajo el estado de emergencia, el gobierno ha suspendido toda clase de garantías y derechos, y ha declarado que los maoístas son "terroristas". Publicó una lista de maoístas que "se buscan" con recompensa. Krishna Sen figuraba en la lista. El 20 de mayo, lo arrestaron junto con tres personas. A finales de junio, Reporteros Sin Fronteras (Periodistas sin Fronteras), que defiende a periodistas presos y la libertad de prensa, informó que las autoridades le entregaron su cadáver a la familia. Lo habían torturado para obtener información sobre sus contactos con líderes maoístas.

El semanario Nepali Jana Asta informó con mucho detalle de la tortura y muerte de Sen y dijo que las autoridades inventaron un combate e incluso un expediente médico para tapar sus crímenes.

El gobierno no ha dado ninguna información sobre el particular. Organizaciones de periodistas, abogados y luchadores de derechos humanos en Nepal y en el mundo condenan el asesinato y reclaman un informe detallado. Muchos periodistas se pusieron un brazalete negro en señal de protesta.

El periódico del centro Kathmandu Post dijo: "Desgraciadamente, no se ha informado al país sobre las circunstancias en que aparentemente se le quitó la vida a un ciudadano indefenso. Su guardián desde el 20 de mayo, el estado, ha mantenido un hermetismo misterioso y malicioso sobre el sórdido episodio. El hermetismo total y los pretextos de ignorancia por parte de las dependencias del estado son muy serios y reprensibles, y solo confirman que Sen murió en circunstancias horripilantes e incalificables. El silencio oficial no puede más que tomarse como prueba de complicidad de los más altos niveles del gobierno de Deuba".

En abril de 1999, lo detuvieron por primera vez por violar la "Ley de Seguridad Pública" (que autoriza la detención preventiva de individuos que el gobierno considera una amenaza a la seguridad y tranquilidad nacional) a raíz de la publicación en Janadesh de una entrevista a Baburam Bhattarai, un alto dirigente del PCN (Maoísta). El mismo día, confiscaron 20,000 ejemplares del periódico para que no se divulgara la entrevista.

El 10 de agosto de 1999, la Suprema Corte ordenó que lo pusieran en libertad, pero la policía y funcionarios del gobierno conspiraron para mantenerlo preso: fraguaron documentos de que lo habían puesto en libertad y luego le entablaron acusaciones falsas.

En febrero de 2000 obligaron a Sen a firmar otra vez documentos de que lo habían dejado en libertad, pero en vez de soltarlo lo trasladaron a otro distrito y le entablaron nuevas acusaciones falsas (dizque por tener armas). Pospusieron su audiencia varias veces a pesar de las protestas de organizaciones de periodistas y derechos humanos. Finalmente en marzo pasado, la Suprema Corte dijo que su detención era ilegal y lo puso en libertad.

El 15 de marzo, salió de la cárcel y lo recibió una delegación de la Federación de Periodistas Nepaleses. Al llegar a Katmandú, dijo: "Seguiré escribiendo por amor al pueblo y al país".

Krishna Sen dedicó la vida a la liberación del pueblo. Por eso, el gobierno lo hostigó, lo metió a la cárcel, lo torturó y lo ejecutó. Los revolucionarios lloramos su muerte. Todos los que amamos la libertad por todo el mundo debemos denunciar y protestar contra ese salvajismo cometido por la clase dominante nepalesa.


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