Filipinas: Estados Unidos pone en la “lista negra” al movimiento maoísta

Obrero Revolucionario #1165, 1 de septiembre, 2002, posted at http://rwor.org

Filipinas: En enero, Estados Unidos envió más de 1,200 soldados a la isla de Balawán y la península de Zamboanga en el mar de Joló. Esta es la mayor intervención militar desde Afganistán, pero hicieron un gran esfuerzo por disimularla: dijeron que se trataba de "ejercicios de entrenamiento conjuntos" rutinarios. También dijeron que las tropas iban a ayudar a cazar un pequeño grupo islámico, Abu Sayyaf, que tenía "vínculos" con Al Qaeda y tenía de rehenes unos misioneros estadounidenses.

Pero es evidente que el envío de tropas no fue rutinario ni se limitó a la lucha contra Abu Sayyaf, un grupo reaccionario marginal. Los "ejercicios" ocurrieron en medio de una zona de combate en las islas sureñas donde el gobierno lleva muchos años librando guerras contra el pueblo moro (o bangsamoro), que es musulmán. Además de grandes movimientos separatistas, en todas las islas importantes del país el Nuevo Ejército Popular, dirigido por el Partido Comunista de Filipinas, está librando una guerra popular.

A finales de julio, los "ejercicios" concluyeron (¡al cabo de siete meses!) y las tropas se retiraron, pero la intervención sigue.

El gobierno estadounidense aprovechó esos siete meses para apretar los vínculos con las fuerzas armadas filipinas, aumentar la ayuda militar y allanar el camino para una presencia militar directa en el sur de Filipinas y en todo el país.

El secretario de Estado, Colin Powell, puso al Partido Comunista de Filipinas (PCF) y el Nuevo Ejército Popular (NEP) en la lista de organizaciones "terroristas". Asimismo, a petición de Washington, Holanda congelará los bienes de los exiliados filipinos asociados con el movimiento revolucionario. Entre ellos se destaca José María Sisón, presidente fundador del PCF y actualmente el principal asesor político del Frente Democrático Nacional de Filipinas.

El PCF es un partido revolucionario maoísta profundamente conectado con los campesinos, los obreros y la clase media progresista. Dirige una guerra popular que apunta a tumbar la clase dominante reaccionaria y a zafar el país del yugo imperialista. El hecho de que el gobierno estadounidense lo haya puesto en la lista de organizaciones "terroristas" muestra claramente las verdaderas intenciones de la "guerra contra el terrorismo". La etiqueta "terrorista" es muy versátil: se la ponen a cualquiera que amenace sus intereses globales o estorbe sus planes de rapiña, y sirve de pretexto para amenazas, guerras y complots reaccionarios en todo el mundo.

Una nueva fase de la dominación yanqui

El pueblo filipino tiene una larga tradición de resistencia a la dominación yanqui. Estados Unidos se apoderó de Filipinas en 1898 y desató una sangrienta guerra de "pacificación". Cuando el país "se independizó" formalmente en 1946, pasó a ser una neocolonia y ha sido una base militar para "proyectarse" en Asia. Los aviones que bombardearon Vietnam en los años 60 y 70 despegaron de Filipinas. En esa época, jóvenes revolucionarios influenciados por la China revolucionaria maoísta de entonces formaron el PCF y el NEP, e iniciaron la guerra popular.

En 1991, Estados Unidos tuvo que cerrar sus dos grandes bases militares en Filipinas (Clark y Subic Bay), pero impuso una serie de tratados que le dan "derechos" militares. Actualmente se están ultimando los detalles del Acuerdo de Apoyo Logístico Mutuo (MLSA), que le permitirá usar cualquier instalación militar del país por tiempo indefinido.

Filipinas también ha sido una fuente de recursos naturales y mano de obra barata. Las transnacionales estadounidenses están buscando petróleo y gas en el mar de Joló.

Se considera que toda la región de Asia oriental y suroriental es de gran importancia estratégica para expandir la explotación capitalista. Pero la región también le presenta grandes desafíos y peligros a Estados Unidos: rivales potenciales, inestabilidad de los gobiernos y luchas populares. En Filipinas, el gobierno tiene una profunda crisis económica, escándalos de corrupción y un control dudoso de vastas zonas del campo.

Antes de los acontecimientos del 11 de septiembre pasado, el gobierno filipino y sus amos yanquis estaban tratando de reprimir la resistencia, recuperar las zonas rebeldes y lograr mayor estabilidad. El gobierno estadounidense aprovechó el 11 de septiembre para iniciar una nueva fase de dominación e intervención. Un nuevo "paquete de ayuda de seguridad" enviará enormes cantidades de armamento y equipo militar de alta tecnología. Según un general filipino, se busca aumentar la "capacidad para trasladar tropas de una isla a otra".

La "guerra contra el terrorismo" es la contrainsurgencia velada

Con muy pocas pruebas Washington acusó Abu Sayyaf de tener "vínculos" con Al Qaeda para justificar el envío de tropas a Filipinas, pero José María Sisón señala que la CIA creó a Abu Sayyaf para debilitar al Frente Moro de Liberación Nacional (FMLN), un grupo moro separatista. Cuando el FMLN capituló en 1996, se olvidaron de Abu Sayyaf, y este se puso a secuestrar civiles.

"Hoy", dice Sisón, "Abu Sayyaf es una vez más útil para Estados Unidos y sus títeres filipinos como pretexto para mandar asesores, entrenadores, tropas de combate y armas a Manila para `combatir el terrorismo'".

Mindanao, en el sur de Filipinas, es una de las regiones más pobres del país, donde el pueblo ha sufrido por el robo de tierras y las balas de ejércitos opresores. Tiene una larga tradición de resistencia contra los invasores españoles y estadounidenses, y contra el gobierno central de Manila. La llegada de tropas yanquis fue una clara amenaza al pueblo moro y su lucha.

También es innegable que los gobiernos estadounidense y filipino tienen a los revolucionarios maoístas en las miras. En junio, el subsecretario de Defensa estadounidense, Paul Wolfowitz, llegó armado a Balawán, pasó revista a las tropas, y exhortó a extender las actividades militares y a integrar "asesores" yanquis a las unidades de combate.

En julio, Colin Powell hizo escala en Manila al finalizar un viaje a Asia suroriental y anunció un aumento de $55 millones de ayuda militar.

El gobierno filipino anunció, a su vez, que trasladará las tropas que participaron en los "ejercicios conjuntos" a regiones donde opera la guerrilla del NEP. El 6 de agosto, la emisora BBC de Londres informó: "El comandante de las fuerzas armadas filipinas, el general Roy Cimatu, dice que el blanco de los operativos militares cambiará: dejarán de ser los combatientes musulmanes de Abu Sayyaf en el sur y será la creciente amenaza de la guerrilla comunista. Dijo que... los rebeldes comunistas han ampliado sus operaciones y la situación es insostenible".

A la semana de regresar de Asia suroriental Powell puso al PCF en la lista de organizaciones "terroristas", lo cual implica que se penalizará a los que "brinden recursos o apoyo material" al PCF o el NEP, las instituciones financieras estadounidenses congelarán sus bienes y se prohibirá el ingreso al país a representantes o militantes de esos grupos. Un funcionario del gobierno filipino dijo que eso "quiere decir que el gobierno estadounidense le echará la soga al cuello al PCF y el NEP".

Asimismo, Washington propició una serie de ataques a revolucionarios filipinos en Europa: pidió que Holanda congelara los bienes del PCF y los exiliados asociados con el movimiento revolucionario de Filipinas; y Holanda, a su vez, instó a la Unión Europea a hacer lo mismo.

Eso perjudicará seriamente a los revolucionarios filipinos que viven en el exilio. José María Sisón ha librado una larga lucha en los tribunales de Holanda para que no lo deporten, pero ahora un funcionario del Ministerio del Exterior de Filipinas dice: "Siempre hemos sostenido que el gobierno holandés no debe dar santuario a los rebeldes comunistas. Aprovecharemos la declaración estadounidense para presionarlo a entregar a Sisón y Jalandoni [integrante del Comité Ejecutivo del Frente Democrático Nacional]".

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A principios del año, llegaron a Filipinas tropas estadounidenses a la "guerra contra el terrorismo", pero en poco tiempo su verdadera misión quedó al descubierto: respaldar la guerra injusta contra las masas para fortalecer el control y el dominio del país. Ahora Estados Unidos ha dado un nuevo paso al amenazar y atacar a los que luchan por liberar a Filipinas por el camino de la guerra popular maoísta.


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