Parte 5: La evolución es un hecho comprobado: Las evidencia es concreta y proviene de muchas direcciones

La ciencia de la evolución

Ardea Skybreak

Obrero Revolucionario #1170, 13 de Octubre, 2002, posted at http://rwor.org

En esta serie hemos hablado de que todas las formas de vida son producto de la evolución, de que la evolución continúa y de que la evidencia de la evolución está en todas partes. También hablamos de lo que saben los biólogos actualmente del proceso de especiación:cuando una nueva especie se separa de la especie antecesora en el transcurso de muchas generaciones. (Vea el OR No. 1163, 18 de agosto y OR No. 1164, 25 de agosto de este año). Por medio de innumerables casos de especiación a lo largo de 3.5 billones de años, la vida evolucionó de unas bacterias primitivas a la gran diversidad de animales marinos y a todas las especies de anfibios, reptiles, aves y mamíferos (incluido el ser humano) que viven en la tierra.

La evolución se considera una de las teorías científicas más sólidas porque la evidencia que la prueba proviene de muchas direcciones y de muchos campos de la ciencia: la biología molecular ha hallado evidencia de la evolución en los patrones de ADN; la paleontología ha hallado evidencia en las características y las secuencias de fósiles; la embriología la halla en los patrones de desarrollo de los embriones; la genética de poblaciones y la ecología halla evidencia de la evolución en las características, los modos de interacción y los patrones de distribución de poblaciones y comunidades de organismos vivientes. En la actualidad se ha documentado tanta evidencia de la evolución que uno puede leer centenares de libros científicos y miles de artículos de revistas científicas sobre el tema, y todavía tendrá más por leer.

En esta parte de la serie hablaremos de las principales categorías de evidencia que comprueban de manera concluyente que la evolución es un hecho.

El pasado deja huellas en el presente

En todo proceso (ya sea de la naturaleza o de la sociedad) que tenga historia, el pasado deja huellas en el presente. Por lo tanto, uno puede estudiar fósiles de organismos muertos hace mucho y encontrar en ellos rasgos (huesos, etc.) que pertenecían a especies antecesoras; o uno puede estudiar especies vivas y encontrar rasgos que conectan claramente dos o más especies, y que las conectan con una especie anterior de la cual evolucionaron.

La teoría de la evolución predice que si una especie vegetal o animal no salió "de la nada", su físico y sus patrones de distribución en el planeta darán muchas pistas concretas para averiguar de dónde proviene.

Y eso es precisamente lo que pasa.

Evidencia directa de la evolución del registro fósil y del registro molecular:

Como vimos en esta serie, el registro fósil es una fuente importante de evidencia directa de la evolución pasada de las especies. Cuando se arreglan en orden de antigüedad (determinado por diversas técnicas científicas de datación) una serie de fósiles de plantas o animales, podemos comparar punto por punto sus estructuras y ver muchas de las modificaciones graduales que han ocurrido entre los representantes "más viejos" y "más jóvenes" de una línea.

Una nueva especie solo puede evolucionar a partir de la variación heredable que existía en las poblaciones de los antepasados inmediatos;cuando uno examina cualquier especie viva o especie fósil de plantas o animales, encuentra ciertas semejanzas con los antepasados y ciertas diferencias (nuevos rasgos que no tenía la especie anterior). Las semejanzas permiten estudiar el parentesco de las dos especies; las diferencias permiten entender por qué cada especie es única .

La vida lleva evolucionando en este planeta aproximadamente 3.5 billones de años: suficiente tiempo para que se produzcan toda clase de dramáticas modificaciones evolutivas en todas y cada una de las líneas de plantas y animales. Así, por ejemplo, hay fósiles de ballenas marinas conectados (por medio de una serie de fósiles de especies relacionadas) con una especie antecesora de cuadrúpedos terrestres; y nuestra propia especie humana está emparentada con una serie de antepasados homínidos, es decir, especies parecidas al ser humano que caminaban erguidas como nosotros pero que todavía tenían mucho en común con los monos de los cuales evolucionaron. Si ponemos en fila por orden de edad las especies antecesoras de la línea humana que caminaban erectas, se ve que las más antiguas se parecen más a los simios y las más recientes se parecen más a los humanos modernos. Eso quiere decir solamente una cosa: los seres humanos descienden de especies previas no humanas parecidas a los simios. (Más adelante trataremos a fondo el tema de la evolución humana).

Desde hace ya bastante tiempo los científicos establecieron la filogenia básica (secuencia de antepasados y descendientes) de todas las líneas vegetales y animales. Lo hicieron simplemente comparando los rasgos morfológicos (forma) de las especies vivas y de fósiles de distintas edades. De hecho es posible, tal como lo predice la teoría de la evolución, reconstruir el árbol de la vida agrupando especies y linajes por forma y función, y separándolos por rasgos que no tienen en común. Cuanto más cercana sea la relación de linajes y especies, más rasgos en común tendrán; y cuanto más lejana sea la relación, más diferencias entre sí habrán acumulado. Por tales comparaciones sabemos, por ejemplo, que los caballos y las cebras tienen una relación mucho más cercana entre sí que con los lobos, y a su vez, que los caballos, las cebras y los lobos tienen más relación entre sí que con las aves. Se puede seguir agrupando las especies así en grupos cada vez más grandes, pero siempre a partir de los rasgos que realmente tienen en común. Así encontraremos que los caballos, las cebras y los lobos tienen unos rasgos en común con las aves (por ejemplo: son de sangre caliente y tienen columna vertebral); y que a su vez tienen rasgos en común (como la columna vertebral) con unas especies muy antiguas de peces que conocemos por el registro fósil (unas líneas de peces óseos de los que descendieron los primeros animales que salieron a la tierra). Y naturalmente los caballos, las cebras, los lobos, las aves, los peces óseos y todos los demás vertebrados existentes o extintos, a pesar de todas sus diferencias, están más relacionados entre sí que con los invertebrados,como las esponjas de mar y las almejas, que representan un camino evolutivo muy diferente desde las etapas tempranas de la historia de la vida. Como veremos más adelante, en sí el hecho de que las especies animales y vegetales se puedan clasificar en una sucesión de grupos cada vez más grandes exclusivamente por los rasgos que tienen en común (lo que se llama "jerarquía anidada") prueba que están conectadas por líneas de ascendencia y descendencia.*

Si eso no fuera suficiente prueba de parentesco entre antepasados y descendientes, el campo de la biología molecular ahora tiene nuevas técnicas que corroboran la evidencia de la evolución que se obtuvo por comparaciones de rasgos anatómicos y de desarrollo de especies vivas, y por el rastreo de las secuencias de modificaciones evolutivas en el registro fósil. Resulta que todas las especies vivas del planeta contienen muchas de las mismas moléculas bioquímicas (como el ADN o las proteínas de la sangre), que realizan muchas de las mismas funciones. El hecho de que toditos los organismos (bacterias, pinos, seres humanos, palomas, etc., etc.) usen el mismo sistema,las mismas moléculas bioquímicas (las cadenas de ácidos nucleicos llamadas ADN y ARN), para almacenar información hereditaria (el modelo para la fabricación de distintas proteínas en el cuerpo) y para transmitir esa información de generación en generación, demuestra que todos los organismos del planeta descienden de una serie de antepasados comunes (y que están relacionados en distinto grado).

De esas moléculas unas son sumamente antiguas y casi no han cambiado en millones de años.**

Pero las moléculas biológicas como el ADN (y las proteínas de la sangre) cambian con el tiempo. Parece que unas cambian más rápido que otras. Pero también parece que cualquier clase de molécula biológica tiende a mantener un ritmo de cambio relativamente parejo , en promedio, durante largos períodos de tiempo. Esto es lo que ha hecho posible la técnica moderna de "datación molecular", que permite identificar aproximadamente en qué punto del pasado dos especies todavía tenían un antepasado común: cuanto más tiempo las dos especies hayan estado separadas, más diferencias habrán podido acumular en sus respectivas moléculas de ADN y de proteínas. Así que si medimos las semejanzas y diferencias observables de uno o más genes (secuencias de ADN) de dos especies, y si sabemos el promedio del ritmo de cambio de esa clase de molécula, podemos saber con bastante certeza hace cuánto se separaron las dos especies y empezaron a seguir caminos evolutivos distintos.***

Las nuevas técnicas de datación molecular siguen mejorando, pero ya han permitido refinar las filogenias (árboles familiares) evolutivas: por ejemplo, a partir del registro fósil y de evidencia anatómica y conductual, los evolucionistas saben hace tiempo que los mapaches, los pandas rojos, los pandas gigantes y los osos tienen un antepasado común. El análisis molecular de ADN de esas especies ha confirmado eso independientemente; pero además ha dado información adicional sobre la secuencia de divergencia evolutiva de esas especies. Así hoy sabemos que a pesar de las semejanzas de forma y conducta de los pandas rojos y los pandas gigantes, en realidad los pandas rojos tienen más parentesco con los mapaches que con los pandas gigantes, los cuales se separaron más tarde de la línea de los osos. Este ejemplo, uno de muchos, ilustra que la colaboración de los biólogos moleculares y los biólogos evolucionarios ha dado un cuadro más completo y detallado de la historia evolutiva de distintas líneas vegetales y animales.

Incluso cuando la evidencia molecular no añade tales precisiones, es invaluable porque da una corroboración independiente de las filogenias que los científicos han trazado con la evidencia fósil y con la comparación de semejanzas y diferencias de forma y función de las especies vivas.

Una de las principales cosas que yo quisiera que los lectores recordaran de esta serie es que la evolución tiene una enorme "consistencia de información",o sea, que hay muchas clases de evidencia que provienen de muchas direcciones y que todas apuntan a las mismas conclusiones. La gran coherencia de la evidencia de diferentes fuentes es una de las razones de que la mayoría de los científicos consideren que la evolución es una de las teorías más sólidas y mejor fundamentadas de toda la historia de la ciencia.

CATEGORÍAS ADICIONALES DE EVIDENCIA

Además de la evidencia directa del registro fósil y del registro molecular, muchas formas de evidencia indirecta de la evolución de las especies provienen de ciertos rasgos de organismos vivos (y de comunidades enteras) que no tienen sentido, a menos que las especies modernas sean modificaciones evolutivas de diferentes especies anteriores. Esos rasgos tampoco tienen sentido si un dios sobrenatural o un "artífice inteligente" hubiera "diseñado" conscientemente todas las formas de vida de este planeta. Veamos unos ejemplos (basados en el respetado libro de texto universitario Evolutionary Biology de Doug Futuyma y en su excelente libro para el público general Science on Trial--The Case for Evolution,entre otras fuentes).

1) Evidencia de la evolución de las especies proveniente del desarrollo embrionario:

Muchas especies (todas las especies de vertebrados, entre ellas) producen huevos que se transformarán en embriones; tales embriones tienen rasgos de especies antepasadas, aunque ya no sean de ninguna utilidad. Por ejemplo, en las primeras etapas de desarrollo, los embriones de reptiles, aves y mamíferos (incluidos los embriones humanos) tienen cola y"hendiduras branquiales", tal como los embriones de peces . En los peces, esas hendiduras branquiales formarán branquias a los lados de la cabeza para respirar en el agua. En las tortugas, los pollos, los cerdos o los seres humanos, las hendiduras desaparecen en una etapa posterior del desarrollo embrionario, antes del nacimiento. ¿Pero por qué las tienen al principio? ¿Y por qué los embriones humanos al principio tienen cola (que también desaparece y solo queda un hueso, el cóccix, en la punta de la columna)? Si un dios o un "artífice inteligente" hubiera diseñado todos los organismos por separado , como dice la Biblia, ¿no tendría ningún sentido que tuviéramos branquias o cola por un tiempo! Pero eso tiene mucho sentido si los mamíferos evolucionaron de un grupo de reptiles que evolucionaron de un grupo de peces. Las hendiduras branquiales y la cola de los embriones son vestigios (restos) evolutivos de antepasados.

2) Evidencia de la evolución de las especies proveniente de otros rasgos vestigiales (remanentes):

Inclusive después del nacimiento, los individuos de muchas especies conservan rasgos inútiles o en algunos casos peor que inútiles. En ciertas especies de plantas que en la actualidad tienen flores masculinas y femeninas completamente separadas, las flores masculinas todavía tienen vestigios pequeños e inútiles de órganos femeninos (pistilos) y las flores femeninas tienen vestigios de órganos masculinos (estambres). Algo tan extraño no tendría sentido si un dios hubiera creado las especies siguiendo un plan maestro consciente e inteligente, pero tiene sentido a la luz de la evolución: son vestigios de antepasados que producían órganos masculinos y femeninos en la misma flor (como todavía lo hacen muchas especies). O veamos las ballenas: todavía tienen huesos pélvicos pequeños, poco desarrollados y aparentemente sin función, que ni siquiera están conectados al resto del esqueleto. Esas estructuras no concuerdan con un cuerpo alargado adaptado a desplazarse en el agua; son vestigios evolutivos de cuando los antepasados de las ballenas vivían en la tierra y tenían patas conectadas a la pelvis.

¿Y las especies de peces y organismos que viven en cuevas y tienen ojos, aunque pasan toda la vida en la oscuridad y no pueden ver? ¿Diseñaría algo tan disparatado un dios? Lo que pasa es que esos organismos que hoy viven en cuevas descienden de especies que vivían en ambientes iluminados y tenían ojos funcionales. ¿Por qué unos insectos que no vuelan tienen alas vestigiales? Simplemente porque descienden de especies que tenían alas y volaban . ¿Y los seres humanos? Tenemos un cachito de cola; tenemos una columna vertebral y músculos abdominales como los de los cuadrúpedos, que nos hacen vulnerables al dolor de espalda y que a duras penas sostienen los órganos vitales (porque no fueron "diseñados" para andar en posición vertical); tenemos un apéndice (rezagos del saco intestinal de una especie anterior) que no nos sirve y a veces se tapa, se infecta y nos puede matar. ¿Qué dios o "artífice inteligente" diseñaría organismos con rasgos físicos tan inútiles, imperfectos y a veces perjudiciales?

Ninguna de esas y muchas otras estructuras vestigiales tiene sentido fuera de ser "remanentes" evolutivos de antepasados diferentes . Es muy importante entender que el proceso de evolución no es un mecanismo "perfeccionador": nunca "empieza de cero" y no puede construir estructuras perfectas o ideales. Solo puede "trabajar con lo que tiene" en cada nueva generación: la evolución solamente puede construir "nuevas" estructuras con la variación genética que ya existe en las generaciones inmediatamente anteriores.

3) Evidencia de la evolución de las especies proveniente de rasgos homólogos:

La naturaleza está llena de rasgos homólogos: partes del cuerpo hechas de estructuras muy similares aunque tienen funciones algo distintas . Las manos de los primates, las patas delanteras de los topos, las alas de las aves, los murciélagos y los dinosaurios voladores, y las aletas de las ballenas y los pingüinos están compuestas de los mismos huesos (el humero, la ulna, el radio y el carpo), aunque las proporciones relativas de las extremidades son algo diferentes y aunque tienen funciones un tanto diferentes (agarrar, cavar, volar, nadar). ¿Por qué están compuestas de los mismos huesos? Un "artífice inteligente" seguramente podría diseñar por separado huesos más especializados para hacer una mano "más perfecta", un ala más perfecta, una aleta más perfecta; pero ninguna de las estructuras actuales es "perfecta" o ideal para cumplir sus funciones. Tales imperfecciones de función y semejanzas de estructura tienen explicación si son el resultado de modificaciones evolutivas de extremidades preexistentes que tenían especies anteriores. No hay otra explicación lógica.

Lo mismo se puede decir del hecho de que todas las formas de vida del planeta (bacterias, plantas y animales) usan el mismo código genético básico: todas las especies usan los mismos nucleótidos (los componentes químicos del ADN) para producir los mismos tipos de aminoácidos (químicos con que se construyen cadenas de proteínas). La vida podría organizarse con otro código genético, pero no lo ha hecho. Las cadenas de proteínas pueden construirse con aminoácidos de estructura química D o L (dos formas iguales pero opuestas), pero resulta que todas las proteínas que producen todas las especies de la Tierra contienen exclusivamente aminoácidos de forma L. No hay una razón absoluta para que la vida se organice así: este patrón universal solo tiene sentido porque todas las especies evolucionaron de una serie de antepasados comunes, remontándose a los principios de la vida en este planeta hace unos 3.5 billones de años. Las primeras formas de vida evidentemente usaban aminoácidos L para hacer proteínas, y todos sus múltiples descendientes simplemente han replicado el mismo patrón.

4) Evidencia de la evolución de las especies proveniente de convergencia:

Los rasgos convergentes son similares en apariencia y realizan funciones parecidas, pero están compuestos por diferentes elementos y no se derivan del mismo rasgo ancestral. Por ejemplo, los ojos de los vertebrados y los ojos de los cefalópodos (un grupo de invertebrados al que pertenecen el pulpo y el calamar) realizan una función similar (ver), pero vienen de la evolución de estructuras diferentes. Igualmente, las aletas de los peces y las aletas de las ballenas son parecidas y realizan la misma función (surcar el agua), pero son el resultado de la modificación evolutiva de estructuras anatómicas diferentes que tenían sus respectivos antepasados. Los pandas pueden agarrar y manipular los retoños de bambú con lo que parece un dedo pulgar, pero esos "pulgares" en realidad no tienen huesos de dedos; son una modificación del hueso de la muñeca de una especie antecesora. Lo que muestran todos estos ejemplos es, primero, que una función puede evolucionar de más de una forma y, segundo, que la forma particular en que evoluciona (la estructura preexistente de que se deriva) depende del material disponible en la población de antepasados inmediatamente anteriores.

A veces comunidades enteras de plantas o animales muestran evidencia de evolución convergente:

La gran variedad de las formas de vida de este planeta es testimonio de que la evolución biológica es un proceso muy creativo y de que la selección natural es un mecanismo muy poderoso para moldear cambios en todos los organismos. Una buena ilustración de esto es la convergencia evolutiva de comunidades enteras de plantas y animales que tienen impresionantes semejanzas de forma y función aunque viven en distintas partes del mundo y no tienen parentesco cercano. Veamos unos ejemplos: ciertas especies de cactos de los desiertos de Norteamérica (como la pitahaya dulce, también llamada órgano) son tan parecidas a unas especies de la familia de plantas Euforbia del sur de África que es difícil distinguirlas. Pero las dos familias no tienen ningún parentesco inmediato; representan dos separaciones diferentes de líneas vegetales anteriores, y sus semejanzas actuales de forma y función evolucionaron después (e independientemente ), simplemente como resultado de la selección natural, que produjo adaptaciones similares a ambientes similares (en este caso, desiertos). Un ejemplo parecido son las cuatro familias de pájaros que tienen pico adaptado a chupar el néctar de las flores: los colibríes de Norte y Sudamérica, los azucareros de Hawai, los soles de África y los chupamiel de Australia. En las cuatro familias las adaptaciones del pico evolucionaron independientemente. Representan diferentes líneas evolutivas, pero a lo largo de mucho tiempo las cuatro líneas adquirieron adaptaciones muy similares a oportunidades ecológicas similares.

El ejemplo más famoso de convergencia evolutiva es el de los mamíferos placentarios y los mamíferos marsupiales. Los marsupiales son mamíferos que dan a luz crías inmaduras que se terminan de desarrollar en una bolsa exterior que tiene la madre, como el canguro; viven principalmente en Australia. Son muy diferentes de los mamíferos placentarios, cuyas crías se desarrollan dentro de un útero nutrido por la placenta y no tienen bolsa exterior; estos son mucho más comunes y viven por todo el mundo. Los marsupiales se diversificaron en Australia por millones de años antes de que llegaran al continente mamíferos placentarios (incluso en la actualidad los mamíferos placentarios que hay en Australia son "importaciones" relativamente recientes). Lo curioso es que a pesar de millones de años de caminos evolutivos separados, muchos marsupiales australianos tienen una contraparte casi idéntica en el mundo de los mamíferos placentarios en otros lugares del planeta.Esas contrapartes tienen la misma apariencia, se comportan igual, consiguen alimento de modo similar, etc. Hay un lobo marsupial (el lobo de Tasmania o yabí) y un lobo placentario; hay un "ratón" marsupial similar al ratón placentario; hay topos, ardillas voladoras, osos hormigueros y gatos placentarios y marsupiales.

¿Cómo se explica esto? Parece que cuando Australia se separó de los otros continentes hace más de 50 millones de años, todavía no tenía mamíferos placentarios, que ya estaban evolucionando en otras partes del mundo. Así, los mamíferos marsupiales evolucionaron separadamente, aislados de los mamíferos placentarios, por millones de años. Las especies marsupiales ocuparon muchos hábitats y "nichos" ecológicos que, en otras partes del mundo, ocuparon los mamíferos placentarios. El hecho de que en la actualidad muchos marsupiales son muy parecidos en forma y conducta a sus "contrapartes" placentarias en continentes distantes muestra lo que puede pasar cuando la selección natural opera independientemente en dos ramas evolutivas por largos períodos de tiempo y produce modificaciones (adaptaciones) evolutivas similares en poblaciones variables de organismos que encontraron condiciones ambientales similares. Esto no tendría sentido si un "artífice inteligente" hubiera creado todas las especies al mismo tiempo y como "índoles separadas". ¿Qué puede explicar que un subconjunto de mamíferos de una parte aislada del mundo como Australia tenga contrapartes tan parecidas en una línea completamente distinta de mamíferos (con un modo de reproducción distinto), que han existido por millones de años en lugares completamente diferentes? Como vimos, la evolución biológica (combinada con la deriva continental) es la única explicación razonable.

5) Evidencia de la evolución de las especies proveniente del "diseño menos que óptimo": Peculiaridades e imperfecciones de la naturaleza

Repitamos: la evolución no es un "mecanismo perfeccionador" en absoluto. Es muy importante entender esto. Mucha gente cree que la evolución quiere decir que todas las especies de plantas y animales siempre están evolucionando en una sola dirección y que siempre se están "adaptando mejor" a su ambiente. Eso es un error. La evolución no es una marcha en línea recta hacia el "Progreso" con mayúscula. Es cierto que muchas especies exhiben adaptaciones maravillosamente ajustadas a su ambiente, como la evolución del camuflaje que permite integrarse a los colores del fondo y confundir a los depredadores. Pero no todos los rasgos de los organismos están igualmente bien "adaptados" a su ambiente. Además, el ambiente (del que forman parte todas las especies que lo habitan, contando los competidores y depredadores, y no solo la temperatura, la humedad y demás características físicas) siempre cambia . Por lo tanto la dinámica entre los organismos y el ambiente es fluida, y lo que puede ser una "adaptación" en determinado contexto puede no serlo cuando hay cambios.

Recordemos que la evolución por selección natural simplemente quiere decir que un rasgo heredable que da a un individuo de una población una "ventaja reproductora" automáticamente tenderá a pasarse a los descendientes y a diseminarse a más y más individuos en las generaciones sucesivas; pero eso pasará inclusive si ese rasgo también tiene un lado negativo, si tiene aspectos de "mala adaptación". Por ejemplo, en bastantes especies animales los machos tienen rasgos físicos casi absurdamente exagerados, como la larguísima colorida cola del pavo real o la gigantesca cornamenta del venado, el alce y el ante. Se ha demostrado en experimentos que las hembras prefieren aparearse con los machos más "llamativos". Este hecho en sí (una variante de la selección natural llamada selección sexual) sería suficiente para propagar más los rasgos "llamativos" de generación en generación (puesto que los machos que los tengan en promedio tenderán a producir más descendientes), siempre y cuando esos rasgos sean heredables (como es el caso de las plumas de la cola del pavo real). O sea, si los machos más llamativos se aparean más porque son más "atractivos" para las hembras, los rasgos llamativos se diseminarán de generación en generación y podrían exagerarse más con el tiempo. Esto concuerda con la selección natural. Pero no podemos decir que esa tendencia evolutiva ha llevado a que el pavo real esté "mejor adaptado" a su ambiente en un sentido general;por ejemplo, la gran cola del pavo real no lo ayuda a conseguir alimento, a tolerar temperaturas extremas ni a escapar de depredadores. En resumen, a menudo hay "compensaciones" entre las ventajas y las desventajas de distintos rasgos cuando las poblaciones evolucionan. Si bien muchos cambios evolutivos representan adaptaciones al ambiente local, no todas las tendencias evolutivas y las direcciones de cambio son adaptativas.

El hecho de que muchos rasgos no sean "perfectamente diseñados" para sus funciones tiene sentido si son el producto de series sucesivas de evolución biológica y no del "diseño" de una fuerza consciente externa. Pero no tendría sentido que un dios omnisciente y todopoderoso diseñara organismos con fallas e imperfecciones de diseño. Por ejemplo, los seres humanos somos propensos al dolor de espalda y de cadera porque nuestro esqueleto no está "perfectamente diseñado" para la posición vertical. ¿Cuál será más probable: que un dios omnisciente y todopoderoso hizo un trabajo mal hecho, o que nuestro esqueleto es "imperfecto" porque se deriva del esqueleto de especies antepasadas que caminaban en cuatro patas?

El ser humano también tiene la peligrosa tendencia de atragantarse o atorarse con la comida; esto se debe a que el conducto que lleva el aire a los pulmones cruza el conducto que lleva la comida al estomago. Si un dios lo hubiera diseñado, sería muy chafo (o sádico). Pero no es un "diseño" consciente; es un producto de nuestra historia evolutiva: los canales de respiración de todos los vertebrados terrestres también evolucionaron en el pasado distante como modificaciones de estructuras preexistentes (en este caso, "vejigas natatorias" de peces óseos y peces dipneos, o pez pulmón) que formaron pulmones primitivos. Esa "innovación" evolutiva permitió a los primeros vertebrados terrestres respirar fuera del agua y colonizar nuevos hábitats. Pero junto con todas las nuevas oportunidades y ventajas iba el pequeño problema del "cruce" de los conductos del aire y de la comida. Y ese problema se agravó en el ser humano cuando la evolución de la posición vertical cambió la posición relativa de la cabeza y la garganta.

Como dijimos, el ser humano no tiene un "diseño óptimo" para caminar en posición vertical. Esta posición fue una ventaja para nuestra especie, pero creó presiones en los huesos y los músculos porque no "salimos de la nada" y la posición vertical evolucionó a partir de lo que existía antes: del cuerpo preexistente de nuestros antepasados que no tenían posición vertical. O sea que, como todas las demás especies del planeta, el ser humano tiene muchos rasgos físicos que sin duda podrían ser mejores si un "artífice inteligente" lo hubiera creado... ¡a menos que ese "diseñador" fuera bien morboso! Vuelvo a plantear la pregunta: ¿cuál será más probable: que un dios diseñara al ser humano con una garganta propensa a atragantarse y una tendencia crónica al dolor de espalda, o que la configuración de propensión a atragantarse de la garganta humana y presiones en la espalda y las rodillas sea simplemente el resultado no tan perfecto de una serie de reconfiguraciones anatómicas que sucedieron cuando de unos de nuestros antepasados simios que caminaban agachados evolucionaron homínidos erectos?

En todas las muchas peculiaridades e imperfecciones de la naturaleza hay evidencia concreta de la evolución. Además, el estudio de tales imperfecciones da mucha información sobre la secuencia de pasos evolutivos que llevaron a cierto punto. Por ejemplo, como mencionamos, si ponemos en orden de edad una docena de fósiles de especies de homínidos, de los más antiguos a los más recientes (abarcando varios millones de años), veremos que las primeras especies de homínidos que caminaban erectos no tenían todos los rasgos que consideramos humanos; todavía tenían cráneo y cerebro pequeño muy parecido al de los simios, y brazos largos y piernas cortas como los simios, aunque ya eran muy diferentes de ellos y podían pararse y caminar erectos. También veremos que los homínidos posteriores, que son derivaciones evolutivas de esos primeros homínidos, tenían casi la forma, las proporciones y el tamaño del cerebro de los humanos modernos. Pero eso no pasó de una vez; ocurrió en el transcurso de millones de años.

La evidencia es clara: la evolución de la vida implica modificaciones "imperfectas", paso a paso, de la materia prima preexistente (canalizada y limitada por la historia pasada) disponible en un momento dado, y no es la obra magna de una deidad infinitamente sabia y poderosa.

6) Evidencia de los patrones de distribución geográfica de las especies en el planeta:

Los patrones de distribución de muchos grupos de plantas y animales en el mundo no tendrían sentido si no descendieran de antepasados comunes. Por ejemplo, los linajes más antiguos de animales que viven en tierra (como los anfibios y los reptiles) tienen descendientes relativamente similares (ranas y culebras similares) en todos los continentes. Esto no es sorprendente porque el registro fósil indica que los anfibios y los reptiles evolucionaron y se extendieron por todo el mundo mucho antes de que los continentes se separaran. Por otra parte, los mamíferos, que evolucionaron después (aparecen en el registro fósil cuando los continentes se empiezan a separar), siguieron caminos evolutivos separados y diversos en los distintos continentes (como vimos, los marsupiales australianos son muy distintos de los mamíferos placentarios de otros continentes; y muchos mamíferos de África, como los primates, son distintos de los de las Américas). La ciencia de la evolución puede explicar tales patrones basándose en el tiempo transcurrido desde que las diferentes líneas se separaron y en el tiempo que han evolucionado independientemente. Pero la creación bíblica no lo puede explicar.

La creación bíblica tampoco puede explicar por qué tantas especies que habitan islas son mucho más parecidas a una especie que habita la tierra firme cercana que a especies de puntos más alejados del globo. Muchas especies de pájaros isleños, por ejemplo, exhiben una gran variedad entre sí de algunas adaptaciones evolutivas, pero conservan muchos rasgos en común con una especie que vive en tierra firme. Esto es perfectamente lógico si las especies isleñas son descendientes modificados de individuos de tierra firme que migraron a la isla y después se diversificaron (con repetidas especiaciones relacionadas con una variedad de componentes ambientales) en muchas especies. Pero si, como dice la Biblia, un dios creó todas las especies de aves del mundo al mismo tiempo y como "índoles" separadas, sin relación e inmutables, no debería haber evidencia tan obvia de parentesco entre las especies isleñas y las especies de tierra firme.

7) Evidencia de la evolución de las especies proveniente del hecho de que las características de los organismos se ajustan a un sistema de clasificación jerárquica "anidada":

Esto suena complicado pero no es. Como dijimos antes, una "jerarquía anidada" simplemente es un patrón de clasificación de "grupo dentro de grupo" en que caen naturalmente todas las especies cuando se trazan filogenias (árboles familiares) por los rasgos que tienen en común. En la práctica, solo las cosas que están realmente relacionadas por líneas de descendencia histórica (en que los antepasados transmiten unos rasgos a los descendientes, de una generación a la siguiente) encajan sistemáticamente en un patrón de jerarquía anidada. Si, por el contrario, uno trata de encajar en ese patrón cosas que en realidad no están conectadas por líneas de descendencia y herencia (cosas que no han evolucionado una de la otra a lo largo de generaciones), pues no funcionará: los objetos no relacionados no se pueden clasificar en un patrón tan sistemático de "grupo dentro de grupo". Por ejemplo, uno puede hacer una lista de los nombres y las características de todos los elementos químicos o de todos los minerales conocidos. Pero lo que no puede hacer es conectar los elementos químicos entre sí en una jerarquía de "grupo dentro de grupo" basándose en las características que comparten, y tampoco se puede hacer con los minerales. ¿Por qué? Porque los elementos químicos no evolucionaron de elementos químicos preexistentes y los minerales no evolucionaron de minerales preexistentes. Por lo tanto no hay forma de establecer lazos familiares para agruparlos en una jerarquía anidada de grupos cada vez más grandes guiándose por las características comunes.

En cambio las especies biológicas se pueden clasificar en una jerarquía anidada. También se pueden clasificar en ese patrón cosas no biológicas que realmente estén conectadas por líneas de descendencia, como los idiomas. Los miles de idiomas se pueden clasificar en una jerarquía de "grupo dentro de grupo", de idiomas "antepasados" e idiomas "descendientes", porque cada uno surgió en un proceso de "descendencia con modificación" de una serie de idiomas preexistentes, de los cuales "heredaron" muchas características de vocabulario y sintaxis (reglas de gramática, etc.). El francés, el español y el italiano, por ejemplo, están muy emparentados y cada uno es una modificación ligeramente diferente de un idioma "antecesor": el latín. El hecho de que los idiomas humanos se puedan clasificar en una jerarquía anidada prueba que no se desarrollaron por separado sino "uno del otro" (a diferencia de los elementos químicos o los minerales). Asimismo, el hecho de que las especies biológicas se puedan clasificar en tal patrón es una prueba más de que las formas de vida no aparecieron todas a la vez como "índoles" separadas y sin relación (como dice la Biblia), sino que evolucionaron una de la otra de una serie de antepasados comunes.

[Vea el recuadro "¡Un 'artífice inteligente' consciente no diseñaría así!"]

En realidad no conozco ninguna otra teoría científica, de ningún campo, que esté tan bien sustentada por hechos demostrados y por tantas fuentes de evidencia que se refuerzan mutuamente como la teoría de la evolución biológica. ¿Cuánta más prueba se necesita? Muchos científicos están muy frustrados y enojados de que una bola de creacionistas fundamentalistas, emperrados en promover ignorancia por sus prioridades políticas reaccionarias, bloquee la educación científica y no deje que la gente sepa lo fuerte que es la evidencia de la evolución. Hacen todo lo que está a su alcance --tergiversan la verdad, riegan mentiras y hasta amenazan-- para hacer aceptar una interpretación literal de la historia bíblica de la creación, aunque con toda la evidencia científica que se ha acumulado en siglo y medio eso no se puede sostener.

Los paleontólogos pueden mostrar montones de fósiles, de todo el mundo, con secuencias claramente demostradas de modificaciones evolutivas, y muchas de las divergencias sucesivas que caracterizan las distintas líneas evolutivas animales y vegetales. Los anatomistas comparativos y los biólogos del desarrollo pueden mostrar pruebas muy concretas de que todas las plantas y los animales tienen estructuras que conservan rasgos significativos de las especies que los precedieron, combinadas con nuevas estructuras que obviamente son una modificación de la parte correspondiente en una especie anterior. Los biólogos moleculares en las últimas décadas han comparado el ADN y otras moléculas de montones de especies y han averiguado el grado de parentesco entre distintas especies y en qué momento ocurrieron diferentes divergencias en su árbol familiar. Muchos biólogos moleculares no saben mucho de fósiles o de anatomía comparativa (igual que muchos paleontólogos y anatomistas no saben mucho de biología molecular), pero los científicos de esos campos (y de muchos otros) han llegado a las mismas conclusiones básicas sobre la evolución del árbol de la vida que conecta todas las especies vivas y extintas.

Todo biólogo puede dar de un tirón montones de ejemplos de rasgos de organismos y comunidades de organismos (estructuras vestigiales, homologías, casos de evolución convergente, etc.) que se pueden explicar muy sencillamente con la teoría de la evolución pero que no se pueden explicar lógicamente de ninguna otra manera. Además, como vimos en otras partes de esta serie, los biólogos evolucionarios, los genetistas de poblaciones y los ecólogos de comunidades han corroborado experimentalmente muchas predicciones de la teoría de la evolución (en el laboratorio y en poblaciones naturales) en miles de estudios y experimentos que muestran la evolución en acción en toda clase de líneas vegetales y animales, y han permitido descifrar muchos de los mecanismos del cambio evolutivo.

Ninguno de esos científicos, en ninguno de esos campos, ha encontrado un solo ejemplo de evidencia concreta que refute (o contradiga) los hechos básicos de la evolución. Así que vuelvo a plantear la pregunta: ¿cuánta más prueba se necesita?

Próxima parte de la serie: La evolución de los seres humanos

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Notas:

* Anteriormente vimos que en la actualidad contamos con varias técnicas científicas que permiten datar fósiles (determinar la edad relativa). Con las técnicas de datación los científicos han podido verificar y confirmar las filogenias básicas (secuencias básicas de especies de antepasados y de descendientes, y los linajes que forman el árbol de la vida) que se establecieron comparando las semejanzas y las diferencias de anatomía y desarrollo de distintas especies y grupos mayores de plantas y animales.

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** La estructura básica de ciertos genes, por ejemplo los genes que regulan aspectos del crecimiento y del desarrollo anatómico del cuerpo, han permanecido tan constantes a lo largo de millones de años que se pueden encontrar en forma esencialmente equivalente en organismos tan distintos (y tan distantes desde el punto de vista evolutivo) como las bacterias y las moscas de la fruta. Igualmente, la estructura química de la proteína hemoglobina de la sangre de los humanos y de los chimpancés es casi exactamente la misma, aunque la línea humana y la línea de los chimpancés se separaron de un antepasado común hace unos 5 millones de años y desde entonces han evolucionado separadamente.

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*** Para tomar en cuenta el hecho de que puede que una clase particular de molécula biológica no haya cambiado siempre a un ritmo constante, se repiten los cálculos con más de una clase de molécula.

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