Complots reaccionarios e intereses yanquis en Venezuela

Obrero Revolucionario #1180, 22 de diciembre, 2002, posted at http://rwor.org

La administración del presidente George W. Bush ha declarado una política que llama "cambio de gobierno", por medio de la cual se da el derecho de cambiar los gobiernos que no le gusten en cualquier parte del mundo. Con esa lógica imperialista ataca a Irak y en Sudamérica a Venezuela, donde apoya a fuerzas derechistas empeñadas en tumbar al presidente Hugo Chávez.

El 2 de diciembre, esas fuerzas derechistas (empresarios, banqueros y unos dirigentes de sindicatos) empezaron una "huelga general" para adelantar las elecciones. Es la cuarta huelga general este año.

En abril una huelga similar llevó a un golpe militar, inconfundiblemente dirigido por la CIA, que destituyó a Chávez. Sin embargo, el golpe fracasó ante el amplio apoyo del que goza Chávez en las fuerzas armadas y de otros mandatarios latinoamericanos.

Chávez, un ex oficial de las fuerzas armadas, ganó las elecciones presidenciales del 98 con 58% del voto hasta el 2006. La Constitución permite elecciones de anulación a mitad de la presidencia, que en este caso sería en agosto de 2003, pero la oposición quiere las elecciones ya y cuenta con el apoyo de Estados Unidos.

Chávez, en las miras de Estados Unidos

El gobierno de Chávez ha llevado a cabo reformas de la economía, cuya médula es el petróleo, dominada por Estados Unidos. El mensaje populista de Chávez, como una nueva ley que promete dar tierra a los campesinos sin tierra, le ha ganado apoyo de los pobres. Sin embargo, Chávez no busca reconfigurar las relaciones de clase en una sociedad en la que el 80% de la población vive en la pobreza y las clases altas viven en edificios medio fortificados y casas con piscinas y bellos jardines. Mejor dicho, no busca liberar a Venezuela del yugo estadounidense.

Sin embargo, sus medidas desafían ciertos aspectos de lo que han ordenado el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional para los países del tercer mundo, así como los intereses de Estados Unidos en Latinoamérica y el resto del mundo. Por eso Chávez está en las miras de Estados Unidos.

En estos días, cuando Estados Unidos proclama "O están con nosotros o están contra nosotros", Chávez ha dicho, mostrando fotos de niños afganos muertos por bombarderos estadounidenses, que la guerra contra Afganistán es "combatir el terrorismo con terrorismo". Además, no les ha entregado a las agencias de espionaje yanquis información sobre la considerable comunidad árabe de Venezuela.

Chávez tiene relaciones amistosas con gobiernos que Estados Unidos considera "transgresores de la ley", como Irak y Cuba. Además, no "coopera" con la intervención estadounidense en Colombia.

Pero quizás el mayor pecado de Chávez para los imperialistas es que ha tomado medidas para aumentar el control del petróleo. Venezuela es el quinto productor de petróleo en el mundo y el cuarto proveedor de Estados Unidos (13% del total importado). Por eso, lo que pase con la industria petrolera de Venezuela es de mucho interés para el gobierno de Estados Unidos.

Hoy, cuando Estados Unidos exhorta a los países del tercer mundo a que "privaticen" o "abran" sus puertas a los inversionistas extranjeros, el gobierno de Chávez busca mayor control de la compañía estatal petrolera, PDVSA, y recortar el poder que ejercen las compañías extranjeras en la producción y exportación del petróleo. Además, Chávez autorizó una ley que duplica los impuestos a ExxonMobil y otras compañías petroleras por la explotación de nuevos campos petroleros.

Por si fuera poco, Chávez ha jugado un importante papel en la reactivación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), al comprometer a Venezuela a cumplir la cuota de ventas dictadas por la organización, lo cual ha causado un alza en el precio mundial del petróleo. Esta posición puso a Chávez en directa oposición con ExxonMobil, la principal explotadora de petróleo venezolano.

Hablando de las medidas de Chávez, el escritor William Blum dice en su libro Killing Hope: US Military and CIA Interventions Since WWII (Matando la esperanza: Intervenciones militares y de la CIA desde la Segunda Guerra Mundial): "Estados Unidos ha intentado tumbar numerosos gobiernos por mucho menos que esto".

Fallido golpe de abril

En abril, la administración Bush intentó "resolver el problema" por medio de un golpe militar.

El 12 de abril, la élite venezolana, respaldada por un sector de las fuerzas armadas, volteó sus fusiles contra el palacio presidencial, secuestró a Chávez e impuso en la presidencia a Pedro Carmona, el director de Fedecámaras, la federación de empresarios e industrialistas.

Carmona dijo, falsamente, que Chávez había renunciado y anunció la disolución del Congreso y de la Suprema Corte, aplaudido y acompañado de coros de "¡Democracia, democracia!" de parte de los empresarios.

El gobierno y la prensa de Estados Unidos, como el New York Times,aplaudieron a los golpistas. Pero cuando el gobierno de Carmona se desplomó, a la administración Bush y a la prensa les tocó tragarse sus palabras.

La administración Bush negó haber metido mano en el golpe, pero el Observer de Londres informó: "Funcionarios de la Organización de Estados Americanos y otros diplomáticos afirman que la administración de Estados Unidos sabía del golpe y lo autorizó pensando que iba a ser un éxito".

Según fuentes noticiosas, Carmona y otros de su círculo visitaron la Casa Blanca antes del golpe de estado y se entrevistaron con Otto Reich, el subsecretario de Estado para asuntos del Hemisferio Occidental, quien tiene estrechos lazos con los cubanos reaccionarios que desde hace mucho intentan tumbar a Fidel Castro. En la década de los 80 Reich se destacó en la administración Reagan por sus operativos contra Centroamérica y su participación en el escándalo Irán-contra.

El periódico londinense Observer señaló que Reich se entrevistó con una delegación encabezada por Carmona y que "El golpe fue tema de detallada discusión; se discutió hasta el calendario y las posibilidades de su éxito". El artículo también contiene información confidencial sobre la participación de la marina estadounidense: "La marina ayudó a los militares a bloquear la comunicación y se enfocó en las comunicaciones con las sedes diplomáticas en Caracas de Cuba, Libia, Irán e Irak, los cuatro países que habían respaldado a Chávez".

El día que Carmona se proclamaba presidente, Reich convocó una reunión de embajadores a países latinoamericanos para decirles que el gobierno apoyaba la destitución de Chávez. El Departamento de Estado dijo que Chávez había provocado su propia destitución y "renunció".

Continúan los complots de Estados Unidos

Aunque ese golpe falló, Estados Unidos sigue apoyando la oposición con cientos de miles de dólares recaudados por la National Endowment for Democracy, creado y financiado por el Congreso estadounidense.

Durante la "huelga general" de este mes la oposición ha logrado movilizar a una amplia gama de fuerzas de la clase media, lo cual ha afectado gravemente la economía y alterado los mercados de petróleo.

El 6 de diciembre, un francotirador disparó contra una protesta en Altamira, donde se reúnen las fuerzas de oposición, y mató a tres manifestantes. La oposición acusa a Chávez. (En abril el asesinato de manifestantes provocó el golpe). Sin embargo, se sospecha que fue la oposición la que mandó disparar.

La sociedad venezolana está muy dividida. El 7 de diciembre hubo una marcha de apoyo al presidente de dos millones de personas. Los trabajadores de la Pepsi-Cola de Aragua se apoderaron de una fábrica para no participar en la "huelga" de los patrones y lanzaron la consigna: "Fábrica cerrada, fábrica tomada". El 10 de diciembre los partidarios de Chávez rodearon los canales de televisión porque respaldan a los ricos y se oponen a los pobres. Coreaban: "medios golpistas" y "terroristas". Al cierre de esta edición el gobierno ha ordenado que las fuerzas armadas tomen los campos petroleros.

La administración Bush dice, en público, que apoya el proceso electoral y no quiere un golpe. El 13 de diciembre el vocero de la Casa Blanca, Ariel Fleischer, dijo: "Estados Unidos está convencido de que el único camino político viable para salir de la crisis es adelantar las elecciones".

Pero claro, el problema es que "adelantar las elecciones" es precisamente lo que quiere la oposición, y va contra la Constitución. Hasta la fecha Chávez dice que no se pueden celebrar elecciones porque hay que respetar la Constitución.

Es posible que la Casa Blanca siga planeando un golpe, pero también teme que estalle una guerra civil, que podría tener consecuencias continentales. Y lo que es más, podría interrumpir el envío de petróleo que tanto necesita para una guerra contra Irak.

En vista de esta situación, es posible que Estados Unidos intente tumbar a Chávez por medio "de las elecciones", o por lo menos amenazarlo para que obedezca. Un experto en Latinoamérica que trabaja para el Consejo de Asuntos Exteriores le dijo al New York Times: "Con los planes de guerra contra Irak, la administración tiene que dejar a un lado su disgusto contra Chávez, porque él no ha hecho nada para bloquear el envío de petróleo".

Estados Unidos no tiene derecho a "cambiar gobiernos", ni el de Venezuela ni el de ningún otro país.


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