Revolución #184, 29 de noviembre de 2009
Trascripción revisada de una charla de Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, otoño de 2009
Contradicciones todavía por resolver, Fuerzas que impulsan la revolución
[Nota de la redacción: Lo siguiente es la primera parte del texto de una charla que dio Bob Avakian en el otoño de 2009, que se publicará por entregas en Revolución a partir de este número. El texto completo saldrá en el futuro en línea en revcom.us]
En lo siguiente, voy a tocar unos puntos importantes no solo respecto a la situación actual y sus características en desarrollo, sino también ciertas relaciones bien atrincheradas en la sociedad y el mundo y las perspectivas y retos que todo eso plantea con relación a los objetivos estratégicos y fundamentales de nuestro partido (y de otros que comparten nuestro punto de vista y orientación comunista revolucionaria) y a la forma de ponernos a la altura de esos retos. Aún sigo trabajando y forcejeando con muchos de esos puntos, y por lo tanto mucho de lo siguiente será al estilo de un andamiaje en lugar de una discusión plenamente elaborada. Entonces, si bien esta charla abarcará puntos de orientación básica y de análisis a los cuales me parece importante captar firmemente y poner en práctica, también el objetivo y propósito aquí, en un grado importante, es dar algo en qué pensar y algún sentido de la dirección a seguir en relación con aspectos clave de lo que se tratará, y al mismo tiempo promover y provocar que forcejeen más con estas cuestiones los miembros del partido y otros en la sociedad más ampliamente que hacen frente en serio —por lo menos en forma inicial— a la realidad de lo que está ocurriendo en el mundo, y si se podría haber un mundo radicalmente diferente y mucho mejor y cómo hacerlo en los hechos.
I. Una vez más sobre la guerra civil que se perfila... y la repolarización para la revolución
Quiero empezar por hablar brevemente de la relevancia e importancia continua en el mundo de hoy del análisis de los “dos sectores históricamente anticuados”, es decir, los sectores históricamente anticuados de la humanidad colonizada y oprimida contra los sectores dominantes históricamente anticuados del sistema imperialista, centrándose en el imperialismo estadounidense en particular. Como hemos enfatizado repetidamente, y con razón, el daño mucho mayor y el peligro mucho más grande para la humanidad los encarna por mucho el “sector anticuado” imperialista, en particular el imperialismo estadounidense. Por eso, es una atrocidad apoyar (aunque objetivamente) al imperialismo estadounidense y su sinfín de crímenes monstruosos en nombre de oponerse al otro “sector anticuado”. Incluso ante los horrores muy concretos que cometen los fundamentalistas islámicos —en particular contra la mujer, pero contra las masas más generalmente—, nunca se debe olvidar, ni encubrir, que a esas mismas fuerzas y los crímenes que cometen, los fomentó, en un sentido fundamental, el mismo sistema imperialista, directa e indirectamente, mediante esfuerzos deliberados de apoyarlos y fortalecerlos en ciertas circunstancias (por ejemplo, durante la ocupación soviética de Afganistán, Estados Unidos apoyó a los fundamentalistas ahí con asistencia masiva) y mediante el funcionamiento general del sistema imperialista que trae el desplazamiento y trastorno generalizado y una cruel opresión y sufrimiento a las masas del pueblo en los países del tercer mundo bajo el dominio imperialista.
Zafándose de una dinámica mortal
También es muy importante hacer hincapié de nuevo en la verdad de que estos “dos sectores anticuados” se refuerzan mutuamente aunque al mismo tiempo se oponen; y que por esa razón apoyar al uno o al otro de estos “sectores anticuados” lleva a fortalecer a los dos y a continuar esta dinámica mortal y este callejón sin salida desastroso para la humanidad. Es algo que, por varias razones, le cuesta trabajo a mucha gente captar o reconocer. En otras palabras, a mucha gente le cuesta mucho trabajo captar cómo es que llegamos hasta donde estamos hoy.
Hay un programa de televisión interesante, irónicamente en el canal Fox, que se llama Lie to Me (Échame mentiras), cuyo personaje principal (representado por Tim Roth) es el doctor Cal Lightman, un científico que supuestamente es el principal experto del mundo en lo del engaño. En ese programa, Lightman tiene la capacidad de descifrarles a las personas el lenguaje corporal, las expresiones de la cara, etcétera, hasta tal punto que se da cuenta más exactamente que un detector de mentiras cuando están mintiendo y encubriendo algo, o cuáles emociones están sintiendo, aunque eso se manifieste en formas difíciles de percibir para una persona sin la formación necesaria. Bueno, puede que sea de interés si sería posible de hecho, científicamente, determinar semejantes cosas de esa manera —o hasta cuál grado sería posible—, pero queda en un lugar secundario en relación al punto al que me refiero aquí. Lo que es más interesante, en este contexto, es un intercambio que tomó lugar en uno de los episodios del programa (Échame mentiras), en el cual el FBI (Oficina Federal de Investigación) se había metido en unas mezquitas islámicas para colocar micrófonos ocultos y como resultado, en cierto momento supuestamente evitaron que se cometiera un crimen — otro “acto terrorista”, aunque a menor escala que el 11 de septiembre de 2001. Al final de este episodio, hay un intercambio entre Lightman y un agente del FBI (representado por Mekhi Phifer) en el cual Lightman dice: Bueno, pónganle que ustedes evitaron un acto específico, pero crearon a muchos más fundamentalistas islámicos por la forma en que lo hicieron, pues se metieron en una mezquita sacrosanta y cometieron ese ultraje, invadieron ese espacio sagrado de esa forma, grabando clandestinamente. Y contesta el agente del FBI: Sí, pero evitamos que ocurriera ese acto horrible. En respuesta, Lightman insiste que hay que pensar en los efectos a largo plazo, al cual responde el agente: eso sería un problema para mañana. De ahí Lightman responde con la frase “remate” de la discusión: ¿Cómo hemos llegado al día de hoy, pues?
Este intercambio, a su manera, encarna mucho de lo que muchas personas no entienden. Se viene siguiendo esta dinámica —sea Israel o Estados Unidos— interviniendo y arrasando con grandes regiones de un país, como hizo Israel en el Líbano y luego en Gaza, con el pleno apoyo de Estados Unidos (contando con Obama, por cierto, en medio de su campaña electoral en 2008), y con cada bomba que caiga, con cada niñito que quede enterrado en los escombros, se viene creando una nueva generación de miles y miles de fundamentalistas islámicos. Bueno, por supuesto, hay un papel —un papel muy importante— para las personas que se oponen en serio al sistema imperialista desde una posición mucho mejor y a lo que representa Israel en el marco general del sistema imperialista y como un estado colono de ocupación en Palestina; es la responsabilidad de esas personas resistir eso activamente y es nuestra responsabilidad unirnos con las personas en oposición a eso y trabajar para ganarlas a nuestro punto de vista revolucionario. Pero, cuando las personas, especialmente aquellas de los países imperialistas mismos, apoyan o consienten pasivamente en los actos de guerra, matanza gratuita, tortura y todo lo que cometen sus gobiernos y no hacen nada para oponérseles, siendo el blanco principal actual de dichos actos los pueblos del Medio Oriente y otros países donde el islam es la religión dominante —esté justificado o no ese apoyo o ese consentimiento en nombre de la “modernidad”, en nombre de acabar con la horrible opresión de la mujer o una que otra racionalización—, eso solo sirve para reforzar la dinámica en que los imperialistas tienen más cancha para seguir cometiendo estos actos y como consecuencia se siguen creando nuevas legiones de fundamentalistas islámicas. Entonces el mañana, y el mañana y el mañana habrá más y más personas dispuestas y decididas a participar en actos de “terrorismo contra el Occidente” —mientras que ustedes, en nombre de oponerse a esos actos y a las fuerzas que los cometen, están apoyando al imperialismo, a Israel o a otras fuerzas reaccionarias en el mundo— mientras que la dinámica sigue que sigue y se empeora cada vez más la situación.
Es necesario confrontar a la gente con esa pregunta: ¿Cómo hemos llegado al día de hoy? Y a pensar: ¿Qué le parece que será la dinámica si no nos ponemos de pie y no nos oponemos a los crímenes cometidos por el imperialismo estadounidense, por nuestro propio gobierno, en nuestro nombre — o aún peor si apoyáramos en realidad esos crímenes en nombre de los horrores cometidos por el otro “sector anticuado”, por los fundamentalistas islámicos y otras fuerzas reaccionarias similares?
Todo eso recalca de nuevo la necesidad de zafarse de ese marco y dinámica y de romper de plano con todo eso. A menos que se haga eso y hasta que se haga eso, no tendrán ninguna iniciativa las personas cuyos verdaderos intereses no coinciden ni con una ni con otra de esas fuerzas reaccionarias, ni con uno ni con otro de esos “sectores históricamente anticuados”, y no habrá manera para que se expresen sus verdaderos intereses con todo el peso y fuerza que tanto urge.
Así que es crucial que tomen posición y resistan los revolucionarios y comunistas — pero también otros que de verdad aborrecen los crímenes cometidos por este sector anticuado y el otro y que anhelan otro tipo de mundo donde esos crímenes no se perpetren ni se perpetúen una y otra y otra vez. Urge tanto más todo eso en reconocimiento de dos cosas, si es que usted viva en los países imperialistas y en particular en Estados Unidos. En primer lugar, en realidad es el “sector anticuado” imperialista, en particular el imperialismo estadounidense, que por mucho ha hecho el mayor daño y representa el mayor peligro a la humanidad. Eso es un hecho objetivo. Yo reto a quien sea que investigue los hechos objetivamente y si lo hace, no podrá llegar a ninguna otra conclusión.
En segundo lugar, hay que reconocer el hecho de que usted vive en este país, que este gobierno obra en su nombre y justifica sus actos basándose en la “protección” que le brinda a usted y le dice que obra en beneficio de los intereses de usted. Eso simplemente le da otra dimensión a la necesidad de tomar posición y oponerse a este “sector anticuado” imperialista en particular y al mismo tiempo hacer el trabajo para hacer que se zafe de la situación de ese marco general: oponiéndose a ambos “sectores anticuados” y a las formas en que continúa esta dinámica mortal en que se refuerzan mutuamente al mismo tiempo que se oponen entre sí.