Esperanza para la humanidad
sobre una base científica
Romper con el individualismo,
el parasitismo y el chovinismo pro estadounidense
Bob Avakian
Autor de El Nuevo Comunismo
Prepublicación
Noviembre de 2019: inglés
18 de enero de 2020: español
Derechos reservados © 2019 de Bob Avakian. Todos los derechos reservados.
La traducción al español es responsabilidad de www.revcom.us.
Aquí va una nueva obra importante de Bob Avakian, de la cual se tomó el pasaje “El individualismo, la BEB y la ilusión del ‘camino indoloro’”, posteado en este sitio en el verano de 2019.
Esperanza para la humanidad
sobre una base científica
Romper con el individualismo,
el parasitismo y el chovinismo pro estadounidense
Bob Avakian
Autor de El Nuevo Comunismo
Aquí va una nueva obra importante de Bob Avakian, de la cual se tomó el pasaje “El individualismo, la BEB y la ilusión del ‘camino indoloro’”, posteado en este sitio en el verano de 2019.
| revcom.us
ÍNDICE
Ninguna esperanza — vs Ninguna necesidad permanente
El problema con el individualismo
El individualismo virulento y el individualismo ajeno
El individualismo, la BEB y la ilusión del “camino indoloro”
El parasitismo, el chovinismo pro estadounidense y el individualismo
La política de identidad y el individualismo
El individualismo y la “indiferencia”
Zafarse del individualismo parásito
La ausencia de una verdadera esperanza de conseguir una vida mejor en este mundo es una gruesa cadena que pesa, asfixia y deja profundas cicatrices a las masas de la humanidad, incluidos los jóvenes que están concentrados en los ghettos y barrios de Estados Unidos así como en las hacinadas prisiones-cámaras de tortura. Y el individualismo extremo promovido en toda esta sociedad, la fascinación obsesiva con “el yo”, ha reforzado el grueso tope a las aspiraciones de la gente, ofuscando su capacidad de reconocer la posibilidad de un mundo radicalmente diferente y mejor, más allá de los límites estrechos y restrictivos de este sistema, con todos sus horrores muy reales. Esos son temas importantes que voy a examinar aquí.
Ninguna esperanza — vs Ninguna necesidad permanente
Primero, es importante hablar del contraste entre hoy y el período de los años 1960 en Estados Unidos y en el mundo en general. En ese entonces, por allá en la década del 1960, entre masas de personas en todo el mundo, incluidas aquellas en Estados Unidos, había mucha esperanza y determinación sobre la posibilidad de crear un mundo radicalmente diferente y mejor. En todo el tercer mundo, se sostenían luchas de liberación con el objetivo de deshacerse del yugo de la opresión colonial que se les había impuesto durante décadas, generaciones e incluso siglos. Y en los propios países imperialistas —incluido, en particular, Estados Unidos— la generación que llegó a la mayoría de edad en la década de 1960 tanto entendía la necesidad como realmente creía en la posibilidad de crear un mundo radicalmente diferente y mejor, y no estaba interesada en escuchar todos los argumentos sobre por qué las cosas tenían que ser como son.
Esto fue cierto entre los jóvenes educados, muchos de los cuales fueron de los primeros en sus familias en estudiar en la universidad, dado que la clase dominante estaba abriendo más oportunidades debido a sus necesidades internacionales, realzadas, por ejemplo, por todo el episodio del Sputnik cuando la Unión Soviética puso un satélite en órbita y, de repente, Estados Unidos se enfrentó a la llamada “carrera espacial” como parte de la contienda general con la Unión Soviética, la que en ese momento estaba firmemente en el camino hacia la restauración del capitalismo y se esforzaba por convertirse en una importante potencia imperialista mundial pero, como tal, representaba un verdadero desafío a la dominación del mundo por el imperialismo estadounidense. Así que se tenía a millones de nuevos jóvenes blancos educados los que, a su vez, se inspiraban en los jóvenes educados que habían salido de entre las masas básicas, en particular del pueblo negro, y quienes se habían puesto al frente de la lucha por los derechos civiles en la década del 1950, particularmente a fines de la década del 1950, y quienes, de mediados a finales de la década del 1960, se radicalizaron mucho más y pasaron de participar en los derechos civiles a participar en la liberación negra con una clara orientación e impulso revolucionario, por ampliamente definido y por entendido de distinta manera que esto fuera entre diferentes personas.
Y esto se extendió entre las masas básicas de la población, los amargamente oprimidos en Estados Unidos —los negros, pero también los chicanos y otras personas dentro de Estados Unidos que habían sido oprimidos durante mucho tiempo— así que entre estas masas básicas pobres y oprimidas, así como entre millones de jóvenes educados de la clase media, había un deseo de tener un mundo radicalmente diferente y mejor, y un sentimiento revolucionario auténtico y firmemente sostenido de que era necesario poner de cabeza a este mundo en su conjunto, y “No vamos a prestar atención a nadie que nos diga que ‘este es el mejor de todos los mundos posibles’, y no vamos a prestar atención a la hipocresía de los individuos que han presidido todos estos horrores por todo este tiempo”. Eso lo concentró la consigna, especialmente entre los jóvenes educados, “No confíes en nadie mayor de 30 años de edad”, que, aunque era una consigna un tanto mecánica, sin embargo señalaba algo real: no queremos prestar atención a esos “líderes” gastados y trillados.
Yo mismo recuerdo, cuando tenía unos 20 años (¡y ahora tengo que mirar hacia atrás y pensar en esto como alguien que ha continuado participando durante décadas después de eso! — pero cuando tenía 20 años), recuerdo haber ido con mi padre a Washington, D.C. y fuimos a la Cámara de Representantes. Y, en cierto momento, nos metimos en un ascensor y todos estos viejos hombres decrépitos se subieron al ascensor quienes eran congresistas, y pensé: “Dios mío, ¿estas son las personas las que dirigen al país? ¡Esto no puede continuar! ¡Esto no es lo que necesitamos!” Y ese fue un sentimiento ampliamente compartido en esos años. (Por supuesto, Jerry Rubin, uno de los líderes del movimiento juvenil de esa época, una vez que cumpliera 31 años, ajustó la consigna para decir “No confíes en nadie mayor de 35 años”. Sin embargo, ya sea 30 ó 35, ese fue un sentimiento real.)
Además, tengo que decir que me chocó cuando entré en la Cámara de Representantes, porque de los libros de texto de educación cívica y de la manera en que nos criaban, tuve esta imagen de esta cámara muy solemne, los “sagrados salones” de la Cámara de Representantes. Bueno, me metí y lo que vi me sacó de onda. Por ahí había un sujeto pronunciando un discurso. Probablemente solo hubiera una docena de personas en la Cámara de Representantes en ese momento, en su mayoría estaban haciendo cosas como comer y escupir en el piso, etc. Y de repente sonó una campana y todos entraron corriendo y levantaron la mano para votar y luego volvieron a salir. Estas no fueron exactamente las augustas cámaras del gran sistema democrático del cual nos enseñan en las clases de educación cívica para que creamos que eso es lo que pasa.
Así que este era un sentimiento que no era simplemente una cuestión de edad. Era más bien: no se puede permitir que estas personas manejen el mundo y arruinen el mundo de la manera en que lo están haciendo. Entre millones y millones de pobres y oprimidos, pero también en un amplio sentido entre los jóvenes de la clase media, cundía este sentimiento. Y, como señalé en Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución1, para fines de la década del 1960, esto ya se había extendido amplia y profundamente en toda la sociedad, incluso en las fuerzas armadas del mismo sistema, el sistema capitalista imperialista, en el mismo Estados Unidos. Recuerdo, por ejemplo, que las fuerzas armadas levantaron una encuesta que, entre otras cosas, hizo la pregunta: ¿en quién buscaban liderazgo político los soldados, los soldados rasos del ejército de Estados Unidos? — y entre los soldados negros, el presidente de Estados Unidos estaba uno de los últimos en la lista. La pluralidad, el “más votado”, por así decirlo, fue Eldridge Cleaver, un líder del Partido Pantera Negra. Así que cuando existan cosas de este tipo, habrá un problema real para el sistema. Pese a las debilidades y las limitaciones de Eldridge, las cuales eran muy reales, este “voto” reflejaba algo muy, muy positivo.
Como una manifestación de todo esto, entre los negros —a quienes siempre se nos dice que son inherentemente religiosos— cundía un distanciamiento en masa de la religión, especialmente entre los jóvenes. ¿Por qué? En vista de que las personas estaban llenas de esperanza, no creían que no hubiera esperanza para un mundo mejor. Estaban llenas de esperanza para un mundo mejor aquí mismo en este mundo. Y por lo tanto, entre los negros, se dio, por parte de los jóvenes en particular, un importante distanciamiento de la religión y de todas las viejas convenciones que acompañaban a la religión que eran influencias a favor del conservadurismo que mantenían abajo a la gente. Recuerden, salía Malcolm X, quien daba discursos en los que (aunque todavía era religioso, pues había adoptado el islam) le decía a la gente: “No me importa” (parafraseo, pero esta es la esencia de lo que decía): “No me importa si eres metodista o bautista o AME [iglesia Episcopal Metodista Africana], o lo que sea que seas, cuando sales al mundo, tienes que dejar esa religión en el armario, porque, pese a todo el bien que te haya hecho, debes dejarlo a un lado”. Aunque Malcolm X todavía era religioso, no decía: “No seas cristiano, sé musulmán” — más bien, decía: “No necesitamos tener a esas cosas en la esfera pública”. Y también les decía a las generaciones mayores: “Estos jóvenes de hoy, no quieren escuchar nada sobre las probabilidades, no quieren escuchar a ustedes, los viejos Tío Tom [serviles] diciéndoles que las probabilidades están en su contra”. Este fue un sentimiento ampliamente aceptado especialmente por los jóvenes, pero también por algunas personas mayores. Y esto no solo ocurrió entre los negros. Malcolm X fue una gran inspiración e influencia radicalizadora, una influencia e inspiración radicalizadora muy positiva entre los jóvenes educados, entre ellos muchos de la clase media blanca.
Así que se manifestaba de manera muy distinta esta cuestión de la religión. La gente le daba la espalda. Si recuerdan la película Los Panteras (no me refiero a la reciente película Pantera Negra, sino a la película anterior, Los Panteras, sobre el Partido Pantera Negra), contiene una escena en la que uno de los jóvenes conversaba con su madre, por ahí en la periferia de un mitin del Partido Pantera Negra. La madre dice algo acerca de la religión, y el joven le responde aproximadamente así: “Bueno, el Partido Pantera Negra dice que de plano hay que dejar esa religión a un lado, pues no nos está haciendo nada bueno, eso no es lo que necesitamos”. (Vuelvo a parafrasear, pero esa es la esencia de la cosa.) Y la madre responde: “¿Crees eso?” Bueno, muchos jóvenes negros en esos tiempos sí lo creían mucho.
La religión siempre se presenta como una fuente de “esperanza” o de consuelo. Pero ¿realmente es una fuente de esperanza — o es, en esencia y en el aspecto que la define, una ilusión que paraliza? La religión ofrece el concepto del consuelo para paliar el sufrimiento, y de cifrar las esperanzas en otro mundo y en fuerzas de otro mundo para poder conseguir algún tipo de consuelo debido a todo el sufrimiento al que la gente está sometida, y para poder sobrevivir un día más. Pero la pregunta que hay que hacer es: ¿Es lo que las personas necesitan un consuelo para paliar el sufrimiento que este sistema las obliga a soportar, o necesitan alzarse y abolir al sistema que encarna e impone este sufrimiento, y al abolirlo, eliminar la necesidad de contar con un consuelo para paliar el sufrimiento que ya no están teniendo que soportar, el sufrimiento innecesario al que están obligadas a soportar? Ardea Skybreak señala en la entrevista Ciencia y revolución2, que no es realista pensar que sería posible eliminar por completo el sufrimiento humano, pero existe una enorme cantidad de sufrimiento innecesario al cual la gente está sometida en el mundo de hoy debido a las dinámicas y las relaciones básicas de este sistema que domina en el mundo, el sistema del imperialismo capitalista. Y definitivamente es posible, y urgentemente necesario, ponerle fin a ese sufrimiento.
Ahora, para presentar el panorama multifacético y preciso de esto, sabemos que hay muchas personas religiosas cuyas perspectivas y sentimientos religiosos sí las inspiran y las motivan a tomar posiciones contra la opresión e incluso hacer sacrificios en la lucha contra la opresión. Y, claro está, hay que respetar eso y unirnos con eso. Pero al mismo tiempo, eso no elimina la necesidad de desarrollar una lucha fuerte en la esfera ideológica contra la concepción del mundo pregonada por la religión y el papel que la religión juega como una cadena mental sobre las masas de personas, la que de hecho obra en contra de que adopten y apliquen sistemática y consecuentemente un enfoque científico para conocer la realidad, y en particular lo que está causando el sufrimiento al que las masas de la humanidad están sometidas y cuál es la solución a eso. Por lo tanto, es necesario hacer denuncias y desarrollar lucha de manera continua en torno al papel de la religión en lo ideológico, su papel en términos de ser un grillete mental sobre las personas, aunque también es necesario unirse con las personas y sí, respetar a las personas, quienes debido a sus sentimientos o puntos de vista religiosos toman una posición positiva y, a menudo, hacen sacrificios en la lucha contra diversas formas de opresión.
Sin embargo, las cosas son muy diferentes con respecto al fundamentalismo religioso — y en particular en Estados Unidos al fundamentalismo cristiano. Los fundamentalistas cristianos (entre ellos el actual vicepresidente Mike Pence y otros que ocupan poderosas posiciones en el gobierno, los medios de comunicación y otras instituciones importantes) son una fuerza impulsora del fascismo teocrático (un gobierno tiránico de una autoridad religiosa medieval). Acatan y propagan agresivamente una lealtad irreflexiva al dogma religioso y una aplicación de éste que, en su interpretación textual (en la que insisten estos fascistas cristianos), promueve y conducirá a toda suerte de atrocidades y horrores (como se puede ver tanto en el Viejo como en el Nuevo Testamento de la Biblia — algo que analicé en ¡Fuera con todos los dioses!)3.
En la sección de apertura del libro El Nuevo Comunismo (“Introducción y orientación”), hablé de la amarga realidad de que las masas de los oprimidos temen tener esperanzas.
Temerosas de tener esperanzas de que quizás el mundo no tenga que ser así, de que quizás haya una manera de salir de esto. Temerosas de tener esperanzas porque sus esperanzas han sido frustradas tantas veces4.
Esto es un factor importante por el que tantas personas recurren a la religión — porque parece que no existe ninguna esperanza en este mundo para un fin al terrible sufrimiento y degradación a lo que están sometidas continuamente, lo que les impone el funcionamiento de este sistema, pero que también lo ofusca y encubre la propia manera en que opera este sistema y el papel de sus instituciones, funcionarios y agentes armados, los que actúan sistemáticamente para engañar a la gente respecto a por qué el mundo está como está y si realmente se podría cambiar y cómo, si es posible poner fin a todo este sufrimiento innecesario y cómo.
En esta conexión, sobresale una vez más la gran importancia del método y enfoque científico del comunismo, tal como se ha desarrollado por medio del nuevo comunismo, y de la realidad y la posibilidad del cambio emancipador, radical, en este mundo. En relación con todo esto, y en particular con la cuestión de la esperanza, tiene gran importancia la siguiente declaración de Marx que se cita en la Primera parte del Manifiesto del PCR, El comunismo: El comienzo de una nueva etapa:
Una vez se ha penetrado en la conexión de las cosas, se viene abajo toda la fe teórica en la necesidad permanente del actual orden de cosas, se viene abajo antes de que dicho estado de cosas se desmorone prácticamente5.
Esto es sumamente importante porque enfatiza la importancia de la teoría y de la ciencia —la teoría que se basa en un consecuente método y enfoque científico y en su aplicación— para revelar cuáles son las relaciones y dinámicas reales, cuáles son las conexiones internas y “funcionamiento interno” del sistema al que están sometidas las personas. En primer lugar, para revelar que sí existe un sistema al que están sometidas, y cuáles son el funcionamiento y dinámicas internos de ese sistema y la forma en que éste encaja en todo el desarrollo histórico de la sociedad humana. (O, en términos básicos, que las personas están viviendo dentro de los límites de un sistema; que este sistema no es solo algo impuesto por algunas personas poderosas, sino que es el resultado de cierto desarrollo histórico; que este sistema opera, y tiene que operar, de acuerdo con ciertas “reglas” que surgen de sus relaciones básicas, y que esto encarna y suscita contradicciones que causan todo tipo de sufrimiento para las masas de la humanidad, contradicciones que son fundamentales y esenciales para este sistema y que no pueden eliminarse sin eliminar este sistema mismo). Y esta teoría científica revela que hay una salida de todo esto — y cuál es esa salida.
Sí, en última instancia, hay que llevar a cabo la lucha en la esfera de la práctica; hay que llevarla a cabo en la lucha concreta para enfrentar y al final derrocar al sistema que encarna e impone toda esta opresión horrorosa. Pero es de tremenda importancia que las personas, incluso antes de que se desarrollen un alto nivel teórico, lleguen a entender de manera básica que no existe ninguna necesidad, no existe ninguna necesidad permanente, de que sean así las condiciones existentes, y por qué eso es cierto. Esto es la fuente de la esperanza, sobre una base científica, y no sobre la base de ilusiones tales como las que la religión propaga y perpetúa.
Lo siguiente (la conclusión del artículo “Un ‘salto de fe’ y un salto al conocimiento racional: Dos saltos muy distintos, dos concepciones del mundo y métodos radicalmente diferentes”) enfatiza estos puntos de orientación sumamente importantes:
Conocer la realidad concreta —y profundizar continuamente tal conocimiento— es de una importancia vital para la humanidad y su futuro. Tiene una importancia vital no solo para los científicos y académicos sino para los muy oprimidos y explotados del planeta, que deben y pueden ser la columna vertebral y fuerza motriz de una revolución para deshacerse y acabar con todas las formas de explotación y opresión en todo el globo — deben y pueden ser los emancipadores de sí mismos y, en última instancia, de toda la humanidad. Abordar la realidad tal como es —con su constante cambio y desarrollo— y entender las fuerzas motrices subyacentes, es crucial para desempeñar un papel dirigente y decisivo en la gestación de esa revolución y en la creación de una era completamente nueva de la historia humana, que romperá y eliminará para siempre las cadenas materiales —los grilletes económicos, sociales y políticos de explotación y opresión— que esclavizan a la humanidad hoy, así como las cadenas mentales, los modos de pensar y la cultura que corresponden a esas cadenas materiales y las refuerzan. En el Manifiesto Comunista, Carlos Marx y Federico Engels, los fundadores del movimiento comunista hace más de 150 años, declararon que la revolución comunista y sus principios, métodos y metas emancipadores representan una “ruptura radical” con las relaciones de propiedad tradicionales que esclavizan a la gente de una forma u otra, y además una ruptura radical con todas las ideas tradicionales que se desprenden de esas relaciones de propiedad y las refuerzan.
La lucha en el campo de la epistemología —la teoría del conocimiento y de la forma de adquirirlo, la teoría de qué es la verdad y de cómo conocerla— es una esfera crucial de la batalla general por la emancipación de la mayoría oprimida y explotada del planeta, y en última instancia de toda la humanidad. Para esa lucha emancipadora es de importancia vital captar las características centrales y la importancia del método científico — y en especial del enfoque científico más coherente, sistemático y global de la realidad —la concepción del mundo y el método comunistas—, que puede abarcar sin reemplazar ni sofocar los muchos campos de conocimiento y actividad de los seres humanos, y puede manifestar el proceso más nutrido de aprender sobre la realidad y transformarla en pos de los intereses de toda la humanidad. Un componente crucial de la lucha para realizar las dos rupturas radicales, características de la revolución comunista, que representan el salto de la historia humana a una época liberadora completamente nueva, es entender la profunda diferencia entre el esfuerzo de imponerle a la realidad nociones basadas en “la fe”, en contraposición al esfuerzo de conocer científicamente la realidad (inclusive la religión, sus orígenes y efectos); es entender la diferencia radical entre “saltos de fe” y en contraposición, la acumulación constante de conocimientos por medio de constantes saltos del conocimiento sensorial al conocimiento racional6.
Esta cuestión, de ver la posibilidad de una revolución y un mundo radicalmente diferente y mejor, sobre una base científica, es obviamente de suma importancia, y es algo a lo que volveré en adelante.
El problema con el individualismo
Como he señalado, en Cavilaciones y forcejeos7 (y en otras obras), la contradicción según la cual las personas existen como individuos, pero también existen en un contexto social más amplio y en gran medida están formadas por ese contexto social, es una contradicción complicada que es importante manejar correctamente. Y esta contradicción se expresa agudamente hoy en el hecho de que, aunque las personas sí existen como individuos, el terrible sufrimiento de las masas de la humanidad y los retos urgentes que enfrenta la humanidad en su conjunto como resultado de la escalada de destrucción del medio ambiente por este sistema del capitalismo-imperialismo, así como la posibilidad de una conflagración nuclear que continúa asomándose como una amenaza existencial sobre la humanidad — pues, no es posible abordar todo eso con seriedad, y ni hablar de realmente resolverlo, mientras cada individuo persiga sus intereses particulares, y de hecho, cuando las personas actúen de esta manera, eso constituye un obstáculo importante a la consecución de la solución necesaria. El individualismo es un factor significativo y un “elemento unificador” en muchas de las tendencias negativas que juegan un papel importante en impedir que las personas reconozcan la realidad y la profundidad de los horrores que continuamente causa este sistema — y que reconozcan la urgente necesidad de actuar, junto con otros, para abolir y arrancar de raíz todo esto, en su fuente misma. Esto resalta y realza el hecho de que el individualismo, que se nutre y se expresa en formas extremas en esta sociedad particular en este momento, es un problema profundo al que hay que hacer frente y transformar.
El individualismo virulento y el individualismo ajeno
Estas son dos amplias categorías del individualismo, que tienen algunas características particulares diferentes pero que también tienen en común la concentración básica en el yo y la fascinación con el yo. El individualismo virulento es una variación extremadamente venenosa de esto. En lo básico, se refiere a la idea de que “Estoy tratando de conseguir todo lo que pueda para mí y que se jodan los demás. Y si tengo que pisotear a los demás para conseguir lo que quiero, pues, así es la vida y lo voy a hacer de la mejor manera que pueda, para que pueda conseguir todo lo que quiero — lo quiero todo y lo quiero ahora”.
El individualismo ajeno es el individualismo que quizá no tenga esas características agresivas particulares y quizá ni siquiera tenga una actitud conscientemente hostil hacia otras personas en general, pero que supone ir por la vida persiguiendo los intereses, aspiraciones o “sueños” personales, sin prestar atención a las cosas más grandes que se están dado en el mundo y al efecto de eso en las masas de personas en todo el mundo y, de hecho, en el futuro de la humanidad.
Así que existen estos diferentes tipos, o dos tipos generales, del individualismo (con muchas gradaciones, claro está). Pero, ¿cuál es su elemento unificador? Yo. El yo. Como señalé en el Diálogo con Cornel West8 en 2014, la “selfie” es una representación icónica perfecta de todo este panorama y toda esta cultura. No es que cada “selfie” sea en sí mala, por supuesto. Pero hay toda una cultura a su alrededor, incluso hasta el extremo de que las personas van a un lugar hermoso en la naturaleza y ¿con qué se ocupan? Con tomar una “selfie” de sí mismas en lugar de apreciar (y sí, tomar fotografías de) la inmensa belleza que se extiende ante sí mismas. Lo importante, con esta perspectiva, es: “Aquí estoy, mírame”. Es el etos de “mírame, mírame, mírame” que predomina tanto en ambas formas del individualismo, incluso en la forma que no es conscientemente virulenta pero que, no obstante, es llamativamente ajena.
Quizá el individualismo ajeno parezca más benigno (o, en términos simples, menos “nefando”) pero, no obstante, se caracteriza por ser imperdonablemente ignorante de lo que está pasando en el mundo más amplio, o por conscientemente elegir ignorar lo que está pasando en el mundo más amplio, más allá del yo (y más allá del estrecho círculo alrededor de uno mismo), y las consecuencias de esto para las masas de personas en el mundo, y en última instancia para toda la humanidad — o por prestar atención a esto únicamente en la medida en que afecte a uno mismo en términos inmediatos y limitados.
Ahora, déjenme decir con mucha claridad: hay personas en el mundo, hay masas de personas en el mundo, cuya vida es tan caótica y cuyo sufrimiento es tan terrible que les cueste mucho trabajo explorar, y mucho menos conocer, buena parte de lo que está pasando en el mundo. No me refiero a aquellas personas a las que el funcionamiento de este sistema pulveriza y somete a tanto horror que, por sí solas, realmente estén privadas incluso de la oportunidad de conocer y explorar el mundo más amplio. Me refiero a las personas que tienen todas las oportunidades para hacerlo, pero, o tengan una mentalidad maligna (o virulenta), o de una manera más “benigna” pero, no obstante, ajena, eligen no prestar atención a estas cosas. No me opongo necesariamente a que la gente vea algunos videos o YouTubes de gatos que tocan el violín (y cosas similares en el Internet), pero si una persona está obsesionada con ese tipo de cosas —ni hablar de que su obsesión sea referirse con bajezas y rebajar a otras personas en el Internet— pues, obviamente, eso es algo por lo que cualquier persona digna debería estar muy preocupada y a lo que debería oponerse fuertemente y contra lo que debería luchar fuertemente.
[Una nota agregada por el autor, otoño de 2019:]
Esta obra es el texto revisado de un discurso pronunciado en la primavera de 2019, y la siguiente sección (“El individualismo, la BEB y la ilusión del ‘camino indoloro’”) se publicó (posteada en revcom.us) a partir del verano de 2019. A finales de septiembre de 2019, Nancy Pelosi (y la dirigencia del Partido Demócrata de la cual ella es una representante prominente), después de una prolongada y obstinada insistencia en negarse a iniciar un proceso político de destitución contra Donald Trump, cambió de curso y anunció que sí se iniciará una “indagatoria de juicio político de destitución” en contra de Trump. Este cambio de curso estaba ligado —y Pelosi y Compañía han hecho un intento de centrar esta “indagatoria de destitución” principal, si no exclusivamente— a la revelación (derivada de un informe de un “denunciante” en el gobierno) de que Trump ha estado involucrado en un esfuerzo por presionar al gobierno de Ucrania para hacerle el “favor” a Trump de desenterrar (o “confeccionar”) trapos sucios sobre Joe Biden, ex vicepresidente (bajo Obama) y uno de los contendientes principales por la nominación del Partido Demócrata en las elecciones presidenciales de 2020. Pelosi y los demócratas han identificado esto como un abuso del poder presidencial a favor de los intereses personales de Trump (particularmente de cara a las elecciones de 2020) y han enfatizado su insistencia en que, al convertir este “favor” en la base (y el precio) para la continuación de la ayuda militar de Estados Unidos a Ucrania, en su enfrentamiento con las fuerzas pro-rusas, Trump “socavó la seguridad nacional de Estados Unidos”, en particular en relación con su importante adversario, Rusia. En otras palabras, mientras que, desde la perspectiva burguesa de los demócratas, su preocupación es muy real respecto a los “intereses nacionales” imperialistas de Estados Unidos, las “normas” de la forma en que se ha impuesto y mantenido el gobierno de este sistema, la importancia para ellos de una “transición pacífica” de una administración a otra mediante las elecciones —y el peligro para ello que representa el destripamiento de estas “normas” por Trump—, Pelosi y Compañía, al centrarse esta “indagatoria de destitución” sobre esta base tan estrecha, han subrayado que están actuando de acuerdo con su interpretación de los intereses del imperialismo capitalista de Estados Unidos y su impulso para seguir siendo la potencia imperialista dominante en el mundo, y continúan negándose a exigir la destitución de Trump a causa de sus muchas declaraciones y actos escandalosos contra las masas de personas, no sólo en Estados Unidos sino a nivel internacional: su manifiesto racismo y promoción de la supremacía blanca y la violencia supremacista blanca; su burda misoginia y ataques a los derechos de la mujer, incluido de manera muy prominente el derecho al aborto, y a los derechos de las personas LGBT; sus reiterados llamamientos y respaldo para la intensificación de la brutal represión y supresión del disentimiento; su discriminación contra los musulmanes y su cruel persecución de los inmigrantes, que abarca el encierro en condiciones parecidas a campos de concentración, incluso para aquellos que huyen de la persecución y de la amenaza muy real de muerte en sus “países de origen” y que sobre esa base están solicitando asilo, y la separación de hijos, incluso los muy pequeños, a sus padres; su embestida contra la ciencia y la búsqueda científica de la verdad, incluida su negación de la ciencia del cambio climático y las continuas maniobras para socavar y revertir incluso las protecciones menores y completamente ineficaces para el medio ambiente; sus amenazas con destruir países, inclusive con armas nucleares — en pocas palabras, su impulso multifacético para consolidar completamente el gobierno fascista e implementar una agenda fascista horrorosa, con terribles consecuencias para las masas de la humanidad.
Aunque, al cierre, no está claro qué conllevará esta “indagatoria de destitución” —si de hecho la Cámara de Representantes realizará un juicio político, y luego qué sucederá en el Senado para determinar si él debe ser condenado y destituido de su cargo—, ya está claro que la forma en que los demócratas están buscando limitar estrechamente la movida para destituir a Trump enfatiza una vez más la importancia de estos puntos básicos de orientación:
Los demócratas, junto con el New York Times y el Washington Post, etc., están buscando resolver la crisis con la presidencia de Trump de acuerdo a los términos de este sistema y al servicio de los intereses de la clase dominante de este sistema, que representan. Nosotros, las masas de personas, debemos avanzar a todo vapor y millones de nosotros debemos movilizarnos para resolver esto al servicio de nuestros intereses, al servicio de los intereses de la humanidad, los que son fundamentalmente diferentes y contrarios a los intereses de la clase dominante.
Esto, por supuesto, no significa que la lucha entre los de arriba es irrelevante o no tiene importancia; más bien, la manera de entender y abordar esto (lo que hay que explicar repetidamente a la gente, incluido por medio de la lucha que se necesita y se lleva bien), está en términos de cómo se relaciona con “la lucha desde abajo” y cuáles oportunidades puede ofrecer, para la movilización de masas de personas en torno a la exigencia de que el régimen en su conjunto tiene que largarse, por su naturaleza y acciones fascistas y por lo que está en juego para la humanidad.
Claramente, la destitución no sólo de Trump, sino también del vicepresidente fascista cristiano, Mike Pence, y de hecho de este régimen fascista en su conjunto, es de importancia urgente. Pero esto sólo servirá a los intereses fundamentales de las masas de personas —no sólo en Estados Unidos sino en el mundo entero— de lograr esto, pero no sobre la base de limitar las cosas a los términos y por medio de la promoción de los “intereses nacionales” del Estados Unidos monstruosamente opresivo, sino sobre la base de la movilización de la oposición de masas al fascismo de este régimen de Trump y Pence, el que se produjo y surgió al poder por medio del “funcionamiento normal” de este sistema, del cual es una expresión extrema pero de ninguna manera “ajena”.
[Fin de la Nota agregada por el autor, otoño de 2019]
El individualismo, la BEB y la ilusión del “camino indoloro”
Todo esto —incluido el individualismo aparentemente más “benigno”, o ajeno— se relaciona con la insistencia repetida y obstinada en perseguir la ilusión del camino indoloro. Si algo hace que la gente se sienta incómoda —y aún más, si ofrece la perspectiva del sacrificio, el sacrificio necesario, de su parte— demasiadas pero demasiadas personas le dan la espalda. Como he señalado anteriormente, hay toda esta actitud de abordar la realidad como si se tratara de un “buffet de ensalada” o de abordarla como un consumidor: “Bueno, eso me hace sentir incómodo. Pues, voy a dejar eso a un lado. No quiero mirar eso porque eso me hace sentir incómodo”.
Voy a hablar más tarde sobre algunas de las formas más ridículas y escandalosas de esto. Pero solo para dar un pequeño anticipo, como señalé en El Nuevo Comunismo, algunas personas fueron a uno de los campus universitarios hace un par de años con un cartel de las Vidas Robadas, o sea, las personas que fueron asesinadas por la policía (no todas ellas, de ninguna manera, pero docenas de ellas), y alguien se acercó y empezó a lloriquear: “No me gusta ese cartel, que me hace sentir inseguro”. Como dije en ese entonces: Ah, ¡qué pena! Dejemos esa clase de mierda y empecemos a hablar y abordar en serio lo que le está pasando a las masas de personas, una parte significativa de lo cual está representado por lo que contiene ese cartel.
Una de las formas más comunes y problemáticas de esta insistencia repetida y obstinada en perseguir la ilusión del “camino indoloro”, particularmente entre las personas que se consideran un tanto iluminadas (o progresistas, o “concienciadas”, o como quieran decirlo), es lo que muy acertadamente llamamos la BEB —Basura Electoral Burguesa— y el fenómeno de que las personas se restringen continuamente a los límites estrechos de lo que un sector de la clase dominante les presenta, como se encarna en el Partido Demócrata: “Estos son los límites de lo que yo consideraré en términos de posiblemente generar un cambio” — porque esta es la rutina gastada y trillada de lo que es, al menos hasta este momento, relativamente seguro en términos de actividad política. Tal vez no sea tan seguro en el futuro, según sea la evolución de las cosas con estos fascistas que están trabajando para consolidar su poder ahora mismo mediante el régimen gobernante de Trump y Pence. Pero por ahora parece relativamente indoloro. También es completamente ineficaz y no produce ningún tipo de cambio que se necesita, pero es una manera de sentir que uno está haciendo algo mientras evita cualquier sacrificio, y hasta cualquier incomodidad real.
Una de las formas en que esto se manifiesta, junto con la BEB, es cuando las masas de personas no se enfrentan a la realidad del fascismo de Trump y Pence y, por lo tanto, no actúan de una manera que esté a la altura del peligro y de los horrores potencialmente aún mayores que esto representa.
Veamos las cosas en perspectiva, y hablemos de un elemento muy importante de esto que he mencionado antes, la elección de Trump —mediante el colegio electoral, y no el voto popular— es, en un sentido real, una extensión de la esclavitud: las personas quienes votaron por Trump son el tipo de personas que hubieran estado a favor de la esclavitud si hubieran vivido en los tiempos de la esclavitud en Estados Unidos. Y aquellos que consideran que es aceptable tener al supremacista blanco abierto Trump en la Casa Blanca son el tipo de personas que hubieran ignorado o hubieran aceptado abiertamente y justificado o racionalizado la esclavitud cuando existió. Y aquí tengo que invocar lo que pensaba que fue un comentario muy perspicaz de Ron Reagan (sí, el hijo inconformista de Ronald Reagan, quien también es, para su gran mérito, un ateo irredento): Ron Reagan ha señalado (y esto es muy perspicaz) que la “base” de Trump muy analizada y excesivamente analizada continuará apoyando a Trump, no importa lo que éste haga, porque Trump odia a todas las mismas personas que esa base odia.
A diferencia de toda la ofuscación sobre las dificultades económicas que están soportando las personas, bla, bla, bla, que a menudo se usa para racionalizar por qué la gente votó y continúa apoyando a Trump, lo que Ron Reagan ha señalado de manera puntualizada es la esencia de la “base” de Trump. Y, por cierto, observe la forma en que todos los medios de comunicación tradicionales, la CNN y los demás, usan este término continuamente: la “base” de Trump. Este es un término neutral, “base”. Estos son una bola de fascistas, ¿qué no? Y al usar estos eufemismos, o estos términos neutrales, como “base”, eso oculta e impide que las personas vean lo que realmente representan Trump y quienes lo apoyan, y la profundidad del verdadero peligro que esto representa. El comentario de Ron Reagan va muy al grano. Luego abunda: Ellos odian a la gente LGBT, odian a las mujeres (a las mujeres independientes, y en realidad, a todas las mujeres), odian a los negros, odian a los inmigrantes, odian a los musulmanes, y así sucesivamente. Y Trump odia a todas las mismas personas que ellos odian.
Por eso esa base nunca abandonará a Trump, haga lo que éste haga. Es por eso que Trump pudiera decir muy correctamente: “Yo muy bien podría dispararle a alguien en la Quinta Avenida de la Ciudad de Nueva York, y estas personas no se volverían en contra de mí”.
Al mismo tiempo, cabe decir sin rodeos: para los millones, y decenas de millones, de personas que dicen que odian todo lo que Trump representa y lo que está haciendo pero quienes, después de todo este tiempo, todavía no se han tomado las calles en una movilización sostenida que exija que el régimen de Trump y Pence tiene que marcharse, ¡esto hace que sean colaboradores con este régimen fascista y en sí culpables del atroz delito de tolerar a este régimen cuando aún podrían tener la posibilidad de que se cumpla la exigencia de que el régimen tiene que marcharse, por medio de tal movilización de masas!
Para parafrasear a Paul Simon: Están desperdiciando su resistencia por un puñado de murmullos —o cosas peores— proveniente del Partido Demócrata.
La hora ya es muy tarde —y aún queda un tiempo, pero no mucho— para que esto cambie, ¡para que las masas de personas por fin se tomen las calles y permanezcan en las calles, con la firme determinación de que este régimen fascista debe marcharse ya!
Y aquí van algunas preguntas muy relevantes para los millones y decenas de millones de personas quienes odian todo lo que Trump representa pero no se han movilizado o han rechazado movilizarse, en masa, en acciones no violentas pero sostenidas en torno a la exigencia de que sea sacado del poder el régimen de Trump y Pence, como ha llamado a hacer Rechazar el Fascismo9: si usted no va a tomarse las calles ahora para exigir que el régimen de Trump y Pence tiene que marcharse, ¿qué hará si Trump sale reelegido (quizás mediante el colegio electoral, incluso si vuelve a perder el voto popular)? ¡¿Y qué hará si Trump pierde las elecciones (incluido según el conteo del colegio electoral) pero luego se niega a reconocer los resultados e insiste en que aún es presidente?!
Al mismo tiempo, es necesario señalar los problemas muy serios con la ingenuidad peligrosa y los alardes de “izquierda” de ciertos intelectuales “progresistas”. Por ejemplo, alguien como Glenn Greenwald, que ha hecho algunas cosas buenas al poner al descubierto las violaciones de los derechos de las personas bajo este sistema —los derechos humanos, los derechos civiles y las libertades civiles—, pero quien, siempre que se mencione algo sobre los terribles crímenes y horrores representados por el régimen de Trump y Pence, de inmediato insiste en decir cosas como: “Sí, pero ¿y qué de Hillary Clinton, y qué de los demócratas y las cosas terribles que ellos han hecho?” Todo lo cual es cierto. Como hemos señalado: El Partido Demócrata es una máquina de masivos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Y esto sí que hay que sacar a la luz. Al mismo tiempo, hay que reconocer que el Partido Republicano es fascista, y si uno no comprende que ello tiene un significado real y una importancia real —y cada vez que alguien habla de los atropellos y los horrores perpetrados por estos fascistas, de inmediato insiste en poner: “Sí, pero ¿y qué de los demócratas?”— está dirigiendo a las personas, o está conduciendo a las personas, para que se alejen de un entendimiento de las verdaderas dinámicas que están en marcha aquí y los verdaderos peligros.
Y luego está Slavoj Žižek. Como se explica sin rodeos, y con mucha precisión, en el artículo de Raymond Lotta, “Slavoj Žižek es un pomposo imbécil que hace mucho daño”:
Slavoj Žižek, un influyente tonto filósofo que a menudo se presenta como un “comunista”, declaró su apoyo a Donald Trump en la televisión británica. Una victoria de Trump, según Žižek, ayudará a los republicanos y los demócratas a “repensarse a sí mismos” y podría suscitar “una especie de gran despertar”. Y al hablar desde su pedestal de “¿qué, yo preocupado?” [Lotta señala:] Žižek pronunció que Trump “no introducirá el fascismo”10.
Como Lotta agrega sucintamente: “Lo anterior es malo, es veneno”. Y es similar al pensar erróneo y peligroso en el que caen y el que propagan personas como Glenn Greenwald. Al igual que Glenn Greenwald, implica minimizar la verdadera realidad y peligro de lo que representa el fascismo, a la vez que, de nuevo, el Partido Demócrata es un instrumento de la dictadura burguesa y una máquina de masivos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
Este tipo de pensamiento equivocado también se manifiesta en alguien como Julian Assange, quien en realidad, según todas las apariencias, y al parecer esto sí que es cierto, contribuyó a las maquinaciones que se desenvolvieron en torno a la campaña de Trump, con el involucramiento, al parecer, de los rusos en esto, y quien lo hizo con el mismo tipo de racionalización que Žižek puso, tal como Raymond Lotta lo cita — que Clinton y el Partido Demócrata representan el antiguo establecimiento, las viejas formas de hacer las cosas, y si salen derrotados y logra meterse alguien quien está afuera del establecimiento, eso sacudirá las cosas. He escuchado a Assange decir (según sus propias palabras, y no solo según las palabras de otras personas que describen lo que es su posición): “Tal vez esto lleve a un cambio negativo, o tal vez lleve a un cambio positivo, pero al menos conducirá a un cambio, o mantendrá abierta la posibilidad del cambio”.
Bueno, ¿a qué tipo de cambio está conduciendo esto en realidad? No hay margen para el agnosticismo o la ignorancia sobre el tipo de cambio al que está conduciendo. Sí, la dictadura burguesa de cualquier forma es muy mala para las masas de personas, es muy opresiva y muy represiva para las masas de personas, y necesita ser derrocada. Pero una dictadura fascista abierta que pisotea cualquier pretensión de defender los derechos de las personas no es algo que deba incluirse en la categoría de “tal vez sea un cambio positivo, o tal vez sea un cambio negativo”.
Ahora bien, al mismo tiempo que hacer esta crítica aguda, particularmente con respecto a Julian Assange, es muy importante enfatizar la necesidad de oponerse a la persecución de Assange por parte de los imperialistas estadounidenses, cuya persecución de él es una respuesta y venganza por el papel de él — no respecto a algo con los rusos, sino en grado primordial por poner al desnudo solo algunos de los crímenes monstruosos de este sistema. A este respecto, salió un interesante artículo titulado “Julian Assange and the War on Whistle-Blowers”11 de Edward Wasserman, un profesor de periodismo y decano de la Escuela de Posgrado de Periodismo de la Universidad de California-Berkeley. (Este artículo salió en el New York Times el sábado 27 de abril del año en curso, 2019.) Wasserman señala que, cualesquiera que sean sus debilidades políticas y personales, Julian Assange, mediante WikiLeaks, “facilitó una espectacular divulgación de secretos oficiales”, que incluyó, como lo expresa el mismo Wasserman, “crímenes de guerra, tortura y atrocidades contra civiles en Irak y Afganistán” por parte de Estados Unidos. Por eso la clase dominante de Estados Unidos lo está atacando en el ámbito jurídico y de manera política. En esta dimensión la gente tiene que acudir en defensa de Assange, incluso con las limitaciones y debilidades de él. Y han aumentado muchísimo la necesidad y la importancia de defender a Assange, particularmente contra la persecución política y jurídica del gobierno de Estados Unidos, debido a que el gobierno de Estados Unidos (encabezado por el régimen fascista de Trump y Pence) ahora ha amontonado cargos muy fuertes de espionaje en este proceso de persecución, con ominosas consecuencias, no solo para Assange, sino para todos y cada uno de los que se atreverían a destapar y desenmascarar los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad cometidos continuamente por el imperialismo estadounidense y sus instituciones de violencia y represión.
No obstante, sin dejar de darle en absoluto la debida importancia y énfasis a oponerse a estas maniobras represivas del gobierno de Estados Unidos, sigue siendo necesario y también tiene mucha importancia criticar a esta perspectiva y enfoque encarnado en el pensar de personas como Assange y Glenn Greenwald, así como Žižek. La idea de que estos políticos burgueses (o del “establecimiento”) son simplemente “todos la misma cosa”, sin ningún análisis de los matices, o ni siquiera las diferencias descaradas, entre ellos y las consecuencias de esto para las masas de personas, las masas de la humanidad — pues, esto es muy perjudicial.
Aquí cabe examinar las críticas que se hicieron a los comunistas alemanes en el período del ascenso al poder de Hitler y de los nazis en Alemania en la década de 1930. Se atribuyó a los comunistas alemanes esta consigna: “Nach Hitler, Uns” (que significa: “Después de Hitler, nosotros”). En otras palabras, el mismo tipo de pensar — que de hecho con Hitler al frente del gobierno, eso iba a sacudir las cosas e iba a causar una crisis tan grande en la sociedad que, por lo tanto, los comunistas iban a tener la oportunidad de llegar al poder. Eso representó una subestimación muy seria de lo que representaban Hitler y los nazis, y las terribles consecuencias de esto para la humanidad. Sí, los comunistas ahí debieron haberse opuesto consecuente y firmemente a todo el sistema sobre una base revolucionaria, pero también era muy importante y necesario reconocer que Hitler y los nazis eran una representación particularmente perversa y extrema de todos los horrores de este sistema, y los iban a llevar a cabo de formas muy extremas.
Así que, en relación con todo esto, hace falta un enfoque científico de construir una oposición al fascismo que está encarnado en el régimen de Trump y Pence en los Estados Unidos de hoy, de una manera que parta y proceda del entendimiento que se captura en las obras mías, como “Los fascistas y la destrucción de la ‘República de Weimar’... y qué la va a reemplazar”12 y “No ser Jerry Rubin, ni incluso Dimitrov, sino comunistas revolucionarios de a de veras: EL RETO DE DEFENDER LAS GARANTÍAS FUNDAMENTALES — DESDE UNA PERSPECTIVA COMUNISTA Y NO OTRA”13. (Estos artículos están disponibles en revcom.us. Son parte de las Obras escogidas de Bob Avakian).
Como he subrayado varias veces, y como se concentra en la consigna que lanzamos: “El Partido Republicano es fascista. El Partido Demócrata también es una máquina de masivos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad”. Esto enfatiza la importancia de ambos aspectos de la cosa: reconocer la particularidad de lo que representa el fascismo del régimen de Trump y Pence y del Partido Republicano en su conjunto, y enfrentar la naturaleza y los masivos crímenes del sistema en su conjunto, y todos aquellos que son funcionarios y ejecutores de este sistema, incluido definitivamente al Partido Demócrata.
En un artículo publicado en el New York Times (martes 16 de julio de 2019), “Racism Comes Out of the Closet”, Paul Krugman señala que no solo Donald Trump sino el Partido Republicano en su conjunto han abandonado el racismo disimulado, y han empezado a expresarlo abierta y crudamente. Krugman concluye este artículo de esta manera, refiriéndose al abandono, por parte del Partido Republicano, de toda pretensión de oponerse al racismo:
Resulta tentador decir que los argumentos republicanos a favor de la igualdad racial siempre fueron hipócritas; hasta es tentador ver con buenos ojos la transición de los mensajes en clave al racismo declarado. Sin embargo, si la hipocresía es el tributo que el vicio le rinde a la virtud, lo que estamos viendo en este momento es un partido que ya no siente la necesidad de rendir ese tributo. Y eso es profundamente aterrador14.
En esta cita, Krugman sí que señala algo —algo que es importante y relevante— hasta donde va. El problema es que no va lo suficientemente lejos y, en particular, no rompe con los términos restrictivos de las contradicciones y los conflictos entre los partidos de la clase dominante (los republicanos y los demócratas). La posición de hipócritamente fingir una oposición a los atropellos tales como la opresión racista, a la vez que de hecho actuar como representantes, funcionarios y ejecutores de un sistema en el que esta opresión está integrada y el que no podría existir sin esta opresión — pues no solo se aplica al Partido Republicano del pasado (si siquiera se aplicó a ese partido en los últimos 50 años y más), sino también se aplica al Partido Demócrata. Lo que está concentrado en esta situación es la necesidad de reconocer, y manejar correctamente, una contradicción muy real y aguda: el hecho de que, por un lado, el Partido Demócrata, al igual que el Partido Republicano, es un partido de un sistema que continuamente comete, y no puede dejar de cometer, masivos crímenes contra las masas de la humanidad y encarna una amenaza existencial al futuro de la humanidad; y, por otro lado, el hecho de que (para parafrasear lo que se cita anteriormente del artículo de Krugman) existe una diferencia muy real y un peligro muy directo encarnado en el hecho de que uno de estos partidos de la clase dominante (los republicanos) abandona abiertamente gran parte de la pretensión de ser otra cosa salvo un rapaz, y sí racista, saqueador de seres humanos y del medio ambiente. Esto requiere de la síntesis correcta, en términos fundamentales, de oponerse al sistema en su conjunto, del cual ambos partidos son instrumentos, y de trabajar activamente, de manera continua, hacia el objetivo estratégico de abolir este sistema en su conjunto, mientras que también, con la misma perspectiva estratégica fundamental, reconocer el agudo peligro inmediato que representa el régimen fascista de Trump y Pence y trabajar de urgencia para atraer e incorporar a masas de personas en una movilización no violenta pero sostenida en torno a la exigencia de que ¡este régimen tiene que marcharse ya!
No reconocer a fondo este entendimiento, y sus diferentes aspectos y su dimensión completa, y no actuar según él, está muy relacionado con el individualismo — particularmente en la forma de buscar la ilusión del progreso indoloro, en lugar de estar dispuesto a hacerle frente a verdades inconvenientes e incómodas y actuar en consecuencia, incluso con los sacrificios que quizá sean necesarios.
Con todos los matices y particularidades de las contradicciones que sí hay que reconocer, esta verdad crucial puede expresarse de esta manera básica y concentrada:
El Partido Demócrata es parte del problema, y no es la solución.
Aquí hay que poner un reto ante todos aquellos que insisten en la posición de que “los demócratas son la única alternativa realista”: en la página web revcom.us, sale la serie “Crimen Yanqui”, que cuenta y detalla muchos de los más destacados crímenes horrorosos de la clase dominante de Estados Unidos, que se remontan a los inicios de Estados Unidos hasta el presente, cometidos bajo las administraciones republicanas y demócratas. Aquí va el reto: vaya a leer la serie “Crimen Yanqui” y luego regrese y trate de explicar por qué dejarse llevar en apoyar a los demócratas es algo digno que hacer.
Junto con sus otros crímenes, y su papel particular en mantener e imponer este sistema, en las circunstancias actuales, el Partido Demócrata también es un facilitador activo del fascismo debido a su negativa, incluso bajo los términos del sistema que representa, a hacer algo de importancia para oponerse al fascismo del régimen de Trump y Pence. Esto se concentra en la insistencia, de parte de la dirigente del Partido Demócrata, Nancy Pelosi (o Puercalosi, tal como se le debe llamar), de que un juicio político de destitución, una vez más, no está en consideración. Algunas personas quizá no recuerden (o quizá hayan elegido olvidar), y otras personas quizá ni siquiera lo sepan, pero surgió un sentimiento masivo a favor de procesar a George W. Bush en un juicio político de destitución en los años 2005-2006, en particular debido a la forma en que llevó a Estados Unidos a la guerra, al atacar e invadir a Irak, al causar una masiva destrucción y matanza en ese país, sobre la base de mentiras sistemáticas las que muy conscientemente perpetró todo su régimen con Colin Powell, Cheney y Rumsfeld, Condoleeza Rice y los demás, quienes deliberada y sistemáticamente mintieron al afirmar que Irak tenía armas de destrucción masiva y que supuestamente con esas armas amenazaba a Estados Unidos (y a los “aliados” de Estados Unidos). Con esas mentiras justificaron que se perpetrara la guerra de agresión de Estados Unidos contra Irak — la que, de hecho, fue un crimen internacional de guerra. En gran parte sobre esa base, surgió un sentimiento de masas a favor de un juicio político de destitución contra George W. Bush. Bueno, cuando los demócratas, en las elecciones de 2006, ganaron el control de ambas cámaras del Congreso, de inmediato Nancy Puercalosi dijo que un juicio político de destitución no estaba en consideración. Y ahora ella está haciendo lo mismo una vez más — y lo está haciendo no solo como individuo, sino como representante de la dirigencia del Partido Demócrata. Para tomar prestada una expresión de la escena de las pandillas, los “shot-callers” (o sea, los pesos pesados que dan las órdenes) del Partido Demócrata dicen: “No debemos procesar a Trump en un juicio político de destitución porque eso solo le beneficiará a él; él está trabajando para incitarnos a que lo procesemos”. Como si someter a Trump a un juicio político de destitución no sería algo bueno. Puercalosi insiste: “No vamos a caer en eso, vamos a pedir que Trump rinda cuentas”. ¿Ah, sí? ¿Cómo? ¿Cómo van a pedir que él rinda cuentas cuando ustedes los demócratas se niegan a usar uno de los instrumentos más poderosos que tienen, el juicio político de destitución, para realmente hacer algo con sentido para oponerse a lo que él está haciendo?
El otro día vi a una comentarista en una de las cadenas que hizo una observación la que (junto con muchas tonterías que también escupía y a pesar de esas tonterías) en realidad fue un tanto perspicaz e importante. Ella dijo: “Las leyes no se hacen cumplir en sí y de por sí. Si alguien puede hacer algo y salirse con la suya, la ley no tiene sentido”. Bueno, Puercalosi, su noción de “rendir cuentas” (hacer que Trump “rinda cuentas”) no tiene sentido porque usted se niega a ejercer los medios más efectivos que quizá tenga a su disposición para “hacer que él rinda cuentas”.
Ahora bien, algunas personas dicen que Puercalosi y los demás simplemente están haciendo todo eso porque tienen en mente las elecciones de 2020, y no quieren darle argumentos al Partido Republicano en apoyo a su insistencia de que “se trata de una cacería de brujas” contra Trump y el Partido Republicano. Quizá eso sea una consideración secundaria de parte de los demócratas, pero si escuchamos a Puercalosi, ella nos está diciendo de qué se trata en realidad. Ella dice que destituir a Trump dividiría aún más al país [Estados Unidos] — como si el “país” no estuviera ya muy dividido de manera muy profunda y muy intensa, en este momento, lo que es precisamente el motivo por el que alguien como Trump podría ser elegido en primer lugar.
Pero en realidad existen tres razones, o podríamos llamarlas los “tres temores”, que tienen Puercalosi y los demás. Temen a Trump y a los republicanos, y por lo tanto están permitiendo que Trump y los republicanos establezcan los términos de lo que pueden hacer. Su “lógica” es la siguiente: “Dado que Trump reaccionaría a fregadazos si tratáramos de destituirlo, por lo tanto, no deberíamos intentar someterlo a un juicio político de destitución”. Esa es la lógica de lo que están diciendo, aunque no lo articulen así directa y explícitamente. Así que están dejando que los republicanos establezcan los términos — lo que, por supuesto, solo causa que los republicanos sean aún más agresivos en conseguir su agenda y en desafiar y pisotear las “normas” de este sistema. Incluso de acuerdo con sus propios “principios” burgueses, los demócratas deberían actuar sobre la base de lo que está en su Constitución, y no de acuerdo a lo que los republicanos les permitan hacer.
Segundo, junto con temer a Trump y al Partido Republicano, sí temen la realidad de que las leyes no se hacen cumplir en sí y de por sí. Temen que si sometieran a Trump a un juicio de destitución —y si, de alguna manera, incluso lograran no solo destituirlo, sino que también de hecho lo condenaran en el Senado—, Trump bien podría declarar: “Jódanse, yo soy el presidente, no reconozco este juicio político”. En tal caso, ¿a qué y a quiénes pueden recurrir? Esto nos lleva a la otra dimensión de este segundo “temor”: temen a la “base” de Trump. Temen a estas fuerzas fascistas en la sociedad que Trump está alentando y azuzando para que actúen cada vez más de manera violenta y quienes (como explicaré en adelante) sí tienen muchas armas y están demostrando no solo su disposición, sino también su entusiasmo, por usarlas. Así que Puercalosi y los demás temen eso.
Pero al menos en la misma medida —y aquí va el “tercer temor”— temen a las personas al otro lado de la divisoria en Estados Unidos, a las personas que tienden a votar por los demócratas, especialmente a las masas básicas de los oprimidos. Temen a las propias personas, a las masas básicas y a otras personas, a quienes el Partido Demócrata es responsable de “acorralar” en la BEB y de “domesticar” su disentimiento. Temen a las personas que están enojadas por lo que representan Trump y Pence. No quieren que esas personas salgan a las calles, a menos que estén contenidas dentro de los límites estrechos de lo que el Partido Demócrata, y el sistema al que sirve, pueden permitir. Y no quieren el enfrentamiento entre esas personas y los fascistas que se han cuajado en torno a Trump. ¿Usted cree que quieren ver a las masas de negros, inmigrantes y otras personas, incluidas las masas de personas de diferentes capas sociales que están furiosas sobre lo que representan Trump y Pence — cree que quieren ver a esas personas en las calles en una oposición directa y decidida a lo que representan Trump y Pence? Esa es una de las peores pesadillas de Puercalosi y Compañía, no solo debido al potencial de un enfrentamiento combativo con los fascistas, sino porque las personas podrían salir completamente del control del Partido Demócrata, y de todo el sistema del cual los demócratas son representantes, funcionarios y ejecutores. Una gran parte de lo que ellos están representando e imponiendo se vería seriamente comprometida.
Así que esto es lo que realmente está pasando con Puercalosi y los demás al oponerse obstinadamente a una movida a favor de un juicio político de destitución.
Y luego hay que ver a uno de los principales funcionarios agresivamente fascistas del Partido Republicano, al congresista por Iowa, Steve King. Hace poco, junto con todos sus otros posteos escandalosos y declaraciones abiertamente racistas, misóginas y crudamente despectivas sobre los musulmanes y los inmigrantes, etc., King posteó un meme, con este comentario, en su página oficial de campaña:
La gente sigue hablando de otra guerra civil. Un bando tiene aproximadamente ocho millones de millones de balas, mientras que el otro no sabe cuál baño usar.
Ahora bien, hay que decir que este comentario contiene una “observación demente”. Obviamente, este es un vil ataque a las personas trans, así como a aquellos que apoyan a los derechos de esas personas. Así que, por una parte, esta es una declaración escandalosa, una declaración completamente reaccionaria y cruel. Pero sí expresa cierta observación demente, o una representación demente de cierta verdad, porque si bien las personas apoyan correctamente los derechos de la gente trans, la gente gay, las mujeres y otros, existen limitaciones y problemas reales con la perspectiva espontánea que prevalece entre aquellos que se encuentran en el lado correcto de la divisoria. Existe una estrechez relacionada a la “identidad”, y una omisión o una falta de atención suficiente a las dinámicas más grandes que se perfilan en la sociedad (y en el mundo) en su conjunto, y las implicaciones de esto, tal como representa, una vez más, el hecho de que, si bien las personas están luchando o oponiendo cierta resistencia en torno a este o aquel caso particular de opresión, discriminación y prejuicio, no están movilizándose para oponerse a todo el embate masivo que se encarna en el régimen de Trump y Pence, ni hablar de todo el sistema que ha producido este régimen. Existe el problema serio de que, en general, las personas que se consideran como “progresistas” o “concienciadas” no han hecho, por no decir algo peor, ninguna ruptura real con el chovinismo pro estadounidense (sobre el cual diré más en adelante). Y, en relación con esto, existe el problema fundamental de intentar resolver el conflicto con lo que representa el régimen de Trump y Pence y su “base” fascista, con sus “ocho millones de millones de balas”, confiando en lo que han sido las “normas” del orden burgués en Estados Unidos (o buscando retomarlas) (y, de parte de algunas personas, esto supone un llamamiento a “restaurar la civilidad”) mientras los fascistas están decididos a pisotear y triturar estas “normas” y no tienen ningún problema con que las personas que se les oponen adopten la posición de “civilidad” (acomodación) respecto a su implacable ofensiva fascista. Aunque esto no se aplica absolutamente, ocurre con demasiada frecuencia que las palabras del poeta William Butler Yeats describen esta situación muy seria: “Los mejores carecen de toda convicción, mientras los peores rebosan de intensidad apasionada”. Y, así, si bien las cosas podrían estar encaminadas hacia una guerra civil, y la cosa podría llegar a la hora de la verdad incluso en el futuro no muy lejano, la alineación actual es muy desfavorable para cualquiera que represente algo digno en el mundo.
Todo esto, de cierta manera demente, está representado en la declaración de King de que un bando tiene aproximadamente ocho millones de millones de balas, mientras que el otro bando no sabe cuál baño usar. Una vez más, no se trata de que no sea importante la cuestión del uso del baño y las cuestiones más amplias que eso encierra. Eso sí que es importante. Pero existe un panorama más amplio aquí de esta tendencia o movimiento en desarrollo hacia una guerra civil, la que ahora mismo es muy unilateral en un sentido muy malo, y si las cosas continúan en esta trayectoria, el resultado podría ser verdaderamente desastroso.
Así que eso debería ser algo para reflexionar en serio — y no solo eso, sino también un estímulo serio para que entren en acción las personas que se preocupan por las diversas formas en que los ataques están cayendo sobre las personas y se está intensificando la opresión en todos los ámbitos contra grandes sectores de la población, a los cuales es necesario juntar para luchar contra la ofensiva de estas fuerzas fascistas — y además, en términos más fundamentales, es necesario atraer e incorporar a esos sectores sociales sobre la base de reconocer que se trata del sistema en su conjunto, del cual ha surgido este fenómeno fascista, y el que encierra una opresión tan terrible de la gente, no solo en Estados Unidos sino en todo el mundo, sistema mismo que hay que borrar de la tierra.
Ahora bien, otro elemento de esto que no podemos pasar por alto es que, si bien una buena parte de lo que King describe se aplica de cierta manera demente, en particular a las personas progresistas o a las personas de clase media llamadas “concienciadas”, existe otro tipo de problema con respecto a las personas oprimidas más básicas, y en particular a los jóvenes — un gran problema de que sus armas ahora están apuntadas los unos a los otros entre sí. Y sin abundar a fondo sobre esto ahora, esto es algo que hay que transformar radicalmente al construir un movimiento para una revolución real.
Así que ya llegamos a la cuestión de la relación entre impulsar la construcción de una revolución real y la todavía muy urgente cuestión de expulsar a este régimen fascista. Lo siguiente de la Segunda parte de Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución sigue siendo extremadamente relevante e importante:
La relación entre la lucha contra este régimen fascista y los preparativos para la revolución no es un “camino recto” ni una “calle de un solo sentido”. Los que entienden la necesidad para una revolución no deben tener la orientación respecto a esta relación como si “primero debiéramos construir un movimiento de masas para expulsar a este régimen, y luego podríamos dedicar nuestros esfuerzos a trabajar directamente para la revolución”. Es crucial unificar y movilizar gente, desde diferentes perspectivas, de manera muy amplia, en torno a la demanda de que este régimen tiene que marcharse, pero será mucho más difícil hacer esto a la escala y con la determinación que se requieren para lograr este objetivo si, al mismo tiempo, no se ha atraído e incorporado a crecientes cantidades de personas en torno al entendimiento de que es necesario poner fin no sólo a este régimen sino al sistema cuyas contradicciones profundas y determinantes han engendrado este régimen, sistema que por su propia naturaleza, ha impuesto y continuará imponiendo un sufrimiento horroroso y completamente innecesario a las masas de la humanidad, hasta que sea abolido este sistema mismo. Y, entre más sí se atraiga e incorpore personas para que trabajen consciente y activamente para la revolución, la creciente fuerza y “autoridad moral” de esta fuerza revolucionaria, a su vez, fortalecerán la determinación de crecientes cantidades de personas a expulsar a este régimen fascista que ahora está en el poder, aunque no se gane a la revolución a muchas de éstas (y quizás nunca se gane a algunas de ellas)15.
El parasitismo, el chovinismo pro estadounidense y el individualismo
Es interesante que, en un artículo sobre la privacidad y los problemas que el Internet presenta para las personas en términos de privacidad (“Just a Face in the Crowd? Not Anymore”)16, los autores del artículo, Woodrow Hartzog y Evan Selinger, se refieren a esto como una “cultura obsesionada por el estatus”, y en particular hablan de que esto es un problema en términos de si las personas van a tener privacidad porque la gente quiere usar el Internet para impulsar su estatus todo el tiempo: “Mírame haciendo esto, mírame haciendo aquello”, y así sucesivamente. Pero esta frase, creo, es muy apropiada, es una frase muy relevante y significativa: una “cultura obsesionada por el estatus”. Esto es lo que se ha fomentado continuamente mediante las grandes instituciones de esta sociedad, y es una variante particular, obviamente, del individualismo generalizado, tanto virulento como ajeno.
Y esto va de la mano con el acoplamiento del individualismo con la mercantilización, un fenómeno cuya esencia se capta muy bien en la promoción incesante, la promoción no disimulada y descarada, de la “marca”. Donde quiera que uno vaya, se oye: “Ah, esto realmente va a ser bueno para desarrollar la ‘marca’ de ella”; “Ah, realmente han sido muy creativos en su manera de impulsar su ‘marca’”. No se puede dar la vuelta hacia ningún lado sin escuchar que se utiliza de esta manera la palabra “marca”. Y esto va de la mano, por supuesto, con la exaltación del vil espíritu empresarial — lo que objetivamente representa esfuerzos por sacar una tajada de la explotación de la gente, al convertirse en parte del proceso general que se basa en gran medida en la superexplotación de las masas populares, incluidos niños, en el tercer mundo.
Todo esto está muy relacionado con el parasitismo de la sociedad estadounidense, el que (como se explica en Breakthroughs (Abriendo Brechas): El avance histórico hecho por Marx, y el nuevo avance histórico del nuevo comunismo, Un resumen básico, de Bob Avakian) se refiere al hecho de que un capitalismo cada vez más globalizado:
…se basa en un muy alto grado, para la producción y para mantener la tasa de ganancia, en una vasta red de maquiladoras, en particular en el tercer mundo de América Latina, África, el Medio Oriente y Asia, mientras que la actividad capitalista en los “países de base” capitalista-imperialistas se ubica cada vez más en la esfera de las finanzas y la especulación financiera, y la tecnología de punta de “alta gama” (y no la producción de los materiales físicos básicos para dicha tecnología), así como el sector servicios y la esfera comercial (con el creciente papel de la comercialización en línea). Como señalara Lenin, esto les pone “el sello del parasitismo” a la totalidad de las sociedades como Estados Unidos17.
Esto tiene una dimensión tanto material como ideológica. En la dimensión material, pone el sello del parasitismo a toda la sociedad porque sería imposible de mantener toda la sociedad y el funcionamiento mismo de la economía, y ciertamente mantenerla al nivel en que se encuentra, sin esta vasta red de maquiladoras. El nivel de vida y el funcionamiento mismo de la economía no podrían ser lo que son, no podrían mantenerse como están, sin este parasitismo y en particular sin la superexplotación de millones, decenas y cientos de millones, en última instancia, miles de millones de personas, mediante esta vasta red de maquiladoras en todo el tercer mundo en particular.
Y en términos de la dimensión ideológica, este sello del parasitismo a toda la sociedad fomenta el individualismo y, a su vez, se refuerza por la promoción del individualismo, y los fenómenos excesivamente comunes del narcisismo, el espíritu adquisitivo y el hedonismo. Una vez más: “¡Lo quiero todo y lo quiero ahora!” Ellos ni siquiera se avergüenzan de poner esto en un aviso publicitario, más de una vez — nos inundan con este tipo de pensamiento todo el tiempo. Para invocar un pasaje de mi autobiografía (From Ike to Mao and Beyond)18, se trata de meter el hocico en el comedero y de engullir todo lo que puedas, sin pensar de dónde viene esto. Y, una vez más, existe la forma más virulenta de esto —“No me importa un carajo, que esa gente se joda, lo quiero todo y lo quiero ahora, ¡quiero lo que quiero!”— y la forma más ajena: “Realmente no sé de dónde viene todo esto, solo trato de proseguir con mi propia vida y mis sueños”.
Así que, tanto en la esfera material como en la esfera ideológica, este sello del parasitismo a toda la sociedad es algo muy real. Y esto está ligado a la relación general entre el chovinismo pro estadounidense y el individualismo: la identificación de los intereses, perspectivas y estatus personales con la posición dominante del imperialismo capitalista estadounidense — y su saqueo del mundo y de las masas de la humanidad. Y una expresión grotesca de esto —sea virulenta o ajena— es: En vista de las invasiones y las guerras en marcha, los golpes de estado, la matanza de cientos de miles de civiles, la destrucción de países y la relegación de millones de personas a la desesperanza y al hambre a manos de los imperialistas de Estados Unidos y sus “aliados” y títeres rastreros: ¡¿Dónde está la indignación de masas y la oposición activa y decidida proveniente de las personas en Estados Unidos —en nombre de las cuales se cometen continuamente estos monstruosos crímenes— incluso proveniente de las personas que se llaman a sí mismas “progresistas” o se proclaman “concienciadas”?!
Otro aspecto de lo que opera aquí es el “cinismo desencantado” y su relación con el individualismo parásito. ¿Quién no ha escuchado esto? — “Ah, sé que hay muchas cosas que están mal en el mundo, pero así es la vida. Sí, por supuesto, Estados Unidos comete crímenes en todo el mundo, pero también lo hacen todos estos otros países. Sí, Trump no es bueno, pero todos estos políticos son corruptos. No tengo tiempo para prestarle atención a eso. Soy demasiado sofisticado como para meterme en eso, o para angustiarme emocionalmente por todo eso. Nada más tengo que prestar atención a las cosas que realmente me importan a mí y a mis gallinas en mi patio trasero” (o lo que sea).
Ese pseudocinismo desencantado (o ese verdadero cinismo, pero pseudo concienciación del mundo) es otra manifestación del individualismo parásito — cuando alguien justifica negarse a hacer algo o no hacer algo sobre los crímenes que se están cometiendo en su nombre, y todas las horrorosas cosas que están ocurriendo en el mundo, sobre la base de: “Sí, ya lo sé, pero así es la vida. Y después de todo, en realidad no hay nada que se pueda hacer al respecto. Cualquiera que se ponga al frente y diga que va a hacer algo al respecto es tan corrupto como la gente que ya está perpetrando estas cosas, así que en realidad no hay nada que se pueda hacer”. Como se ha dicho, con mucho discernimiento, se podría traducir este sentimiento así: “Ah, estoy tan agradecido que haya resultado que lo correcto que hay que hacer es no hacer nada sobre estos ultrajes y horrores en el mundo”.
En ¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE! En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista, Un mundo mejor ES posible, en términos de la lucha para impedir que el régimen de Trump y Pence consolide un gobierno fascista (y más en general en lo que respecta a la lucha por un mundo radicalmente diferente y mejor), destaqué este punto:
El chovinismo pro estadounidense es uno de los mayores obstáculos que se interpone en el camino y lastra a la gente: la asquerosa noción de que Estados Unidos y los estadounidenses son mejores y más importantes que los demás19.
Respecto a la clase media de Estados Unidos, aunque hoy para importantes sectores de esta clase no les va tan bien como en el pasado —y algunos de ellos de hecho se están esforzando— en el sentido económico, a medida que la brecha social y las disparidades de ingresos siguen ensanchándose a proporciones obscenas, todavía existe entre ellos, o entre muchas personas en la clase media, un sentido persistente y generalizado de “derecho y privilegio” como estadounidenses y una identificación de sus propios intereses con lo que de hecho es un sistema de masivos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad: el imperialismo capitalista estadounidense. Y, como se señala en ¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE!, este veneno del chovinismo pro estadounidense también ejerce cierta influencia entre los más amargamente oprimidos, a pesar de que está en agudo conflicto con la opresión sistemática a la que están sometidos en Estados Unidos bajo este sistema.
Hay una gran necesidad de que la gente ampliamente rompa con este chovinismo pro estadounidense. Como he enfatizado anteriormente, hay 3 cosas que tienen que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor:
1) Las personas tienen que reconocer toda la historia propia de Estados Unidos y su papel en el mundo hasta hoy, y las correspondientes consecuencias terribles.
2) Las personas tienen que adentrarse con seriedad y ciencia en la manera en que este sistema del capitalismo-imperialismo funciona en los hechos, y los correspondientes resultados concretos en el mundo.
3) Las personas tienen que examinar profundamente la solución a todo eso20.
Y, como se expone concisamente en “El problema, la solución y los retos ante nosotros”:
Si bien es correcto y necesario unirse con amplios sectores de la población en oposición a las injusticias y a los atropellos cometidos por los que gobiernan en Estados Unidos, y si bien esto ha cobrado una realzada importancia con la ascensión al poder del régimen fascista de Trump y Pence, es una verdad básica que sin romper con el chovinismo [pro] estadounidense —sin hacerle frente al verdadero horror de lo que Estados Unidos ha sido, y lo que ha hecho, en Estados Unidos y en todo el mundo, desde su fundación hasta el presente— y sin empezar a odiar profundamente todo esto, no es posible, en última instancia, retener su propia humanidad y actuar en pro de los más excelsos intereses de toda la humanidad21. (énfasis agregado)
En oposición directa a la venenosa perspectiva del chovinismo pro estadounidense, la orientación que hay que defender firmemente y por la que hay que luchar ferozmente es el principio básico y la verdad sencilla, pero profunda, de que “La vida de los estadounidenses no es más importante que la de la gente de otros países” e “Internacionalismo — el mundo entero ante todo”, que se encuentra en Lo BAsico 5:7 y 5:822.
Y, como se explica más completamente en Lo BAsico:
Los intereses, objetivos y grandes planes de los imperialistas no corresponden a nuestros intereses — no corresponden a los intereses de la gran mayoría de la población en Estados Unidos ni de la abrumadora mayoría de la humanidad. Hay que entender las dificultades en que se han metido los imperialistas en aras de sus intereses, y hay que responder a ellas, pero no desde su punto de vista y sus intereses sino desde el punto de vista de la gran mayoría de la humanidad y de la necesidad básica y urgente de un mundo diferente y mejor, de otro camino. (Lo BAsico 3:8)23
Es crítico ganar continuamente a un creciente número de personas a asumir esta orientación fundamental por lo que se refiere a la realización de cualquier cambio positivo, y esto será decisivo en la realización de la revolución para por fin acabar con este monstruoso sistema del capitalismo-imperialismo.
La política de identidad y el individualismo
Como se señala en “All Played Out”, existe la “política de ‘identidad’ que en realidad se reduce a mí”24. Vemos todo el tiempo que, aunque esta identidad está asociada con un grupo, en términos fundamentales en realidad se trata del “yo” y de “lo mío”; se manifiesta, al menos objetiva y, a menudo, conscientemente, contra otras personas, incluso otras personas amargamente oprimidas, de una manera que huele al individualismo repugnante y a mezquinas rivalidades basadas en esa perspectiva. Aunado a esto, se tiene el fenómeno general del parasitismo “concienciado” y la búsqueda de enclaves privilegiados “seguros” en las depredaciones y la explotación y sobre la base de éstas, las que este sistema imperialista comete contra las masas populares del mundo, así como contra el medio ambiente.
La “política de identidad” tergiversa, corrompe, desvía y socava el desenmascaramiento y la lucha necesaria contra lo que, de hecho, son formas horrorosas de opresión. En este sentido, contrastemos la experiencia de los años 1960 con los fenómenos de hoy de los “desencadenantes” y el trauma.
En la década del 1960, basándome en mi propia experiencia, recuerdo que, en el Movimiento pro Libertad de Expresión en Berkeley en 1964, la culminación y el punto álgido de esa lucha fue cuando se celebró un plantón masivo, en el edificio de la rectoría en el campus de la Universidad de California-Berkeley. Cientos de personas se sentaron y se negaron a irse hasta que se cumplieran sus demandas. Finalmente, 800 fueron expulsados del edificio a la fuerza y arrestados cuando el gobernador (el gobernador del Partido Demócrata) del estado ordenó que no solo la policía local, sino también los agentes del sherifato del condado y la policía estatal entraran y nos sacaran del edificio de la rectoría. Nos encontramos frente a estos policías que arrestaban a la gente con violencia — agarraban a las personas, sobre todo a las mujeres, por el cabello y las arrojaban por las escaleras como una forma de expulsarlas del edificio de la rectoría. Bueno, hoy me llama la atención, al volver a examinar eso, que lo único que olvidamos hacer, frente a esto, era decir: “Esperen, nos están desencadenando sentimientos negativos. No pueden hacer esto. Nos están causando trauma”. Sí, claro, seguro que eso hubiera servido para impedir que la policía actuara de esa manera brutal.
O, cuando Huey Newton y Bobby Seale, junto con otros que constituían los primeros miembros del Partido Pantera Negra, llevaron a cabo sus patrullas armadas contra la brutalidad y asesinato policial, y se encontraron con los policías que los amenazaban y exigían que depusieran sus armas (las cuales los Panteras portaban legalmente), bueno, Huey y Bobby debieran haberles dicho a esos cerdos policías: “¡Deténganse — no saben que nos están desencadenando sentimientos negativos y nos están traumatizando!” Sí, seguro que eso hubiera hecho que esos cerdos retrocedieran.
O, pensemos en “Stop the Draft Week” [Semana para Detener el Reclutamiento Militar], cuando miles de personas fueron a protestar en frente del centro de reclutamiento militar de Oakland en el apogeo de la lucha contra la guerra de Vietnam, en un esfuerzo por cerrar el centro (donde reclutaban —forzaban a entrar— a las personas a las fuerzas armadas de Estados Unidos). Los manifestantes hicieron un plantón para bloquear las puertas. Y la policía de Oakland, conocida por su racismo y brutalidad que se remonta a generaciones, entró y atacó brutalmente a las personas, y las sacó a rastras de la manera más brutal. Bueno, ahora me parece que el verdadero error en ese momento fue que, mientras esos manifestantes estaban sentados ahí y las policías se acercaban, debieran haberles dicho: “¡Alto! Nos están desencadenando sentimientos negativos”. Seguro que eso hubiera impedido que la policía quitara brutalmente a los manifestantes de las puertas.
Y hay muchos otros ejemplos. Piensen en el Parque del Pueblo en Berkeley, cuando, en su punto álgido, se celebró una manifestación masiva de decenas de miles de personas en apoyo a la demanda aparentemente modesta de tener un parque en un espacio el que la universidad quería convertir en un estacionamiento. Durante el curso de esta lucha, la policía disparó contra la gente, y uno de los manifestantes, James Rector, fue asesinado como parte de un ataque policial contra una manifestación. Y en adición a las personas que fueron baleadas, se había despachado a la Guardia Nacional, y un número de nosotros, cientos de nosotros, acudimos a la cerca que la universidad y las autoridades habían colocado alrededor del espacio del Parque del Pueblo. La Guardia Nacional estaba apostada detrás de la cerca, y muchos de nosotros estábamos delante de la cerca, sacudiéndola. Bueno, debido a que la Guardia Nacional estaba armada y tenían órdenes de estar preparados a disparar —algo que nos quedaba muy claro—, la pregunta para nosotros fue: ¿Debiéramos haber derribado esta cerca y al hacerlo, enfrentarnos a la salva de balas en nuestra contra? Y la gente decidió, en esas circunstancias, que lo indicado no era hacer eso. Pero obviamente contábamos con una orientación completamente mal en esas circunstancias. Debiéramos haberles dicho a los comandantes de la Guardia Nacional: “Ustedes no solo nos han apuntado con esas armas, sino que al tener esas armas cerca de nosotros, eso nos está desencadenando sentimientos negativos. No pueden hacer esto. ¡Tienen que dejar de hacer esto en este instante!”
Ahora, obviamente, hablo con ironía en estos casos. Pero con estos ejemplos, lo que señalo —y a manera de dejarlo en claro, señalo estos ejemplos deliberadamente absurdos— es que en cualquier lucha real para lidiar con cualquier opresión real, frente a los poderosos ejecutores de esa opresión, tendremos que enfrentar la posibilidad de un verdadero sacrificio, incluida la posibilidad de ataques físicos. Y si uno cree que puede crear pequeños enclaves seguros, y que de alguna manera esto conducirá a algún tipo de cambio significativo en la sociedad, pues tiene muchas ilusiones y delirios.
Así que, esto es algo importante que entender. Es muy real el trauma que resulta de sufrir directamente formas horrorosas de opresión y degradación, y que nadie lo niegue o le reste importancia — pero, en lugar de que un individuo “se vuelve para sus adentros”, hay que transformar esto en ira y determinación a ser parte de una lucha colectiva para poner fin a todas las atrocidades, en todas partes, cuya fuente y causa fundamental es este sistema del capitalismo-imperialismo. Y sí, esto requerirá lucha y sacrificio. Pero vale la pena, es lo que tiene que ocurrir.
Ahora, junto con estas tendencias negativas asociadas con la “política de identidad”, vemos lo que podría llamarse la política de hacer acusaciones — hacer acusaciones contra individuos, en lugar de transformar la sociedad (y el mundo entero) para poder desarraigar toda opresión. Existe el fenómeno de no solo poner en la mira y buscar rebajar a los individuos, sino que junto con eso, o como parte de ello, husmear en toda la historia de la vida de las personas, remontar a décadas —incluso a los primeros años de la vida de alguien— y ver si es posible encontrar algo por lo cual es posible condenarlas y lo que, por lo tanto, descalifique a esas personas para tener cualquier papel positivo en cualquier cosa. Ahora, como lo he subrayado muchas veces, en los casos en que las personas han cometido crímenes y ultrajes reales, hay que conseguir que éstas rindan cuentas; pero también existe la necesidad de examinar el arco de la vida de un individuo y cuál es el aspecto principal que define la vida de este individuo. ¿Son los errores que ha cometido, o incluso algo realmente terrible que ha hecho en algún momento? ¿Es eso el aspecto esencial de su vida y lo que la define? ¿O su vida ha abarcado una transformación real, en la que las cosas que han llegado a definir quién es este individuo son las cosas positivas que ha hecho y la trayectoria positiva de su vida en general?
Lo que opera aquí es una orientación muy errónea y perjudicial de “cancelar” a las personas —de acusarlas (en el ámbito de la opinión pública, si no bajo la ley) y cancelarlas— lo cual es distinto a conseguir que las personas rindan cuentas por actos graves de opresión u otros ultrajes que han cometido, pero luego también examinar todo el arco y el contenido principal de lo que ha sido su vida. (Y esto se agrava aún más por el hecho de que a menudo esto se amplifica mediante un “juicio en los medios de comunicación y las redes sociales”, sin ninguna perspectiva ni pretensión del debido proceso o ningún esfuerzo real por llegar a conocer la verdad, impulsado por la peligrosa noción de que una mera alegación basta para condenar a un individuo y convertirlo en un paria permanente, y con la característica de negarse a aplicar cualquier medida de proporcionalidad, sin distinguir entre diferentes tipos y grados de actos indebidos.) Esto también acompaña y es, en un sentido general, parte del mismo fenómeno de las personas que se vuelven para sus adentros y buscan “espacios seguros” y persiguen “cuidarme a mí mismo” y “curarme a mí mismo”, en lugar de dirigir su indignación —o al menos objetivamente en oposición a dirigir su indignación— “hacia afuera” contra la opresión y la degradación, y convertirse en parte de una lucha colectiva la cual se propone transformar el mundo para poner fin a todas esas atrocidades, a toda opresión y explotación (que también es el mejor contexto para superar el trauma real que las personas han experimentado).
El individualismo y la “indiferencia”
Aquí va una declaración muy importante de Marx, de los Grundrisse —una de sus principales obras— tal como se cita en Cavilaciones y forcejeos:
...en las relaciones monetarias, en un sistema de intercambio desarrollado (apariencia seductora para los demócratas), los lazos de dependencia personal están destruidos, fragmentados, igual que las diferencias de sangre, educación, etc. (aunque estos lazos no dejen de presentarse como relaciones personales); y los individuos parecen independientes (independencia puramente ilusoria que más exactamente debería denominarse indiferencia); parecen libres de enfrentarse y de intercambiar en el seno de esta libertad....25
Marx se refiere a algo muy penetrante y perspicaz acerca de las relaciones entre las personas en la sociedad capitalista — las relaciones de mercancías que caracterizan al capitalismo, representadas por el dinero (u hoy por el crédito y las abstracciones del crédito). Nótese la palabra “indiferencia” aquí. Esto nos lleva de vuelta al individualismo. Y puede aplicarse particularmente al individualismo ajeno. Uno muestra indiferencia hacia otras personas, y piensa que eso es su independencia, cuando en realidad todas las personas están vinculadas por la red de relaciones, incluidas las relaciones monetarias, que caracterizan a esta sociedad y sus relaciones explotadoras subyacentes. Todas las personas están atrapadas en esa red, pero en esa red tienen la ilusión de que están actuando de manera independiente, aunque los términos de su manera de interactuar se determinan por las dinámicas del sistema capitalista y sus relaciones económicas (de producción) subyacentes, así como sus relaciones sociales (como la relación opresiva entre hombres y mujeres, por ejemplo) que acompañan a esas relaciones económicas. Las personas creen que están actuando de forma independiente, pero en realidad están atrapadas en una red que condiciona su manera de actuar (y su manera de pensar), mientras que, al mismo tiempo, esta “independencia” a menudo asume la forma —y aquí nuevamente entra el fenómeno del individualismo ajeno— de la indiferencia hacia otras personas. Esto puede expresarse en la perspectiva de que “no trato conscientemente de joder a otras personas, solo persigo mis propios intereses y mis propios ‘sueños’ (nada más ‘hago lo mío’)” — pero en realidad la “espontaneidad” de la forma en que funciona este sistema las está obligando a competir y entrar en conflicto con otras personas, y las está impeliendo a ser indiferentes al efecto de todo esto en los demás.
Esto está relacionado con algo que se enfatiza en El Nuevo Comunismo, con respecto a la observación de Lenin de que el sistema del capitalismo y sus relaciones de mercancías obligan a las personas a calcular con la tacañería de un tacaño. Así que, una vez más, las dinámicas que ponen a las personas a competir y a entrar en conflicto con otras personas sí que están obligando a las personas a ser indiferentes hacia los demás, debido a todo tipo de cosas: quién consigue un trabajo, quién recibe un aumento salarial, quién recibe un ascenso, quién obtiene un beca para la universidad, quién obtiene una pasantía (y así sucesivamente). Obligan a las personas a estar en constante conflicto con otras personas, y las obligan a calcular con la tacañería de un tacaño incluso al extremo de: “Bueno, lamento que esto tenga un efecto negativo o que hasta pueda causar un daño real a otra persona, pero tengo que hacer lo que tengo que hacer para mí y para mi familia”. Y así sucesivamente. No se trata de que las personas sean inherentemente egoístas, de acuerdo con algún concepto de una “naturaleza humana” que no se puede cambiar. La palabra específica que utiliza Lenin es muy importante — bajo este sistema, obligan a las personas a calcular con la tacañería de un tacaño. Las obligan a ser indiferentes hacia otras personas y hacia la forma en que las cosas afectan a esas personas.
Lenin también señala —y esto tiene que ver con la naturaleza básica y el funcionamiento del sistema capitalista— que el capitalismo pone en las manos de los individuos lo que produce toda la sociedad (y en última instancia todo el mundo, lo que es cierto especialmente hoy — todo el mundo). Esto tiene dos manifestaciones: una, se manifiesta en la acumulación privada por parte de los capitalistas, los capitalistas que se compiten entre sí, de la riqueza producida socialmente por masas de personas que trabajan en organizaciones colectivas de producción. Así que esa es una manifestación de lo que Lenin señala al decir que el capitalismo pone en las manos de los individuos lo que produce toda la sociedad.
La otra manifestación es el consumo individual. El capitalismo pone en las manos de los individuos, en términos de sus artículos de consumo individuales, lo que produce toda la sociedad —en otras palabras, en una medida muy grande, hay que satisfacer estas necesidades, bajo este sistema, mediante intercambios de mercancías (las personas tienen que pagar por éstas)— a diferencia de producir estas necesidades de manera social, y de proporcionarlas sin costo, tal como ocurriría en una sociedad comunista. Ahora, para que quede claro, en contraste con las calumnias y las tergiversaciones ridículas que se presentan con frecuencia: ¡No! ¡Bajo el comunismo, todas las personas no tendrán que usar el mismo cepillo de dientes! No me refiero a eso. Por supuesto que en la sociedad comunista habrá artículos de consumo personal. ¡No todas las personas van a comer la misma comida, ya sea en sentido figurado de tener que tener exactamente las mismas comidas todo el tiempo (ni, obviamente, en el sentido literal de que una persona coma un bocado y luego otra persona tenga que comer el segundo bocado del mismo plato, y así sucesivamente)! Obviamente, no me refiero a eso. Más bien me refiero a que, en una sociedad comunista, en la que la apropiación y distribución de lo que se produce están en conformidad con el carácter de las fuerzas productivas y la naturaleza socializada correspondiente de la producción misma, se podría satisfacer y se satisfará socialmente muchas necesidades —la vivienda, la atención médica y las cosas de esa naturaleza—, de manera distinta a tener que practicar y depender del gasto individual (y, de nuevo, esto se refiere a algo muy distinto a los cepillos de dientes individuales u otros artículos de consumo personal).
Así que esta es otra manifestación, o dimensión, importante de lo que Lenin comenta. Y esto también vuelve a tener relación con lo que señala Marx sobre la independencia, que más bien se conoce como “indiferencia”, la competencia entre los individuos que esto implica y la necesidad fundamental de transformar la sociedad (y en última instancia el mundo entero) para poder trascender y avanzar más allá de la indiferencia individualista hacia otras personas, al ir más allá de las relaciones económicas, sociales y políticas, y de las ideas correspondientes, que dictan y refuerzan la competencia, el conflicto y el antagonismo no solo entre los individuos sino también entre clases y grupos sociales enteros.
Intereses particulares e intereses generales — intereses de clase divergentes y los intereses más elevados de la humanidad
En El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte26, Marx señala que cada punto de vista de clase identifica los intereses particulares de la clase a la que representa con los intereses generales de la sociedad. En referencia a lo que se dice sobre las “4 Todas” en Breakthroughs (Abriendo Brechas) (y en otras partes) —es decir, la abolición de todas las diferencias de clase, de todas las relaciones de producción en que descansan esas diferencias de clase, de todas las relaciones sociales que corresponden a esas relaciones de producción y la revolucionarización de todas las ideas que brotan de esas relaciones sociales— en referencia a esas “4 Todas”, y en particular a la relación e interconexión de las relaciones de producción y las relaciones sociales, es importante reconocer la forma en que las diferentes clases (es decir, las personas que son parte de diferentes grupos sociales con respecto a las relaciones de producción), aun espontáneamente, viven y responden de distintas maneras a las relaciones sociales de opresión.
Por ejemplo, entre los negros —y este fenómeno se puede ver en el programa de televisión Black-ish, por ejemplo— en su conjunto como pueblo sufre una opresión horrible en muchas formas, entre ellas una de sus expresiones más atroces, el asesinato policial, así como la discriminación y el racismo rampantes en la sociedad entera; pero diferentes clases, capas y sectores de la población negra viven y responden a esto de maneras diferentes. Eso se ve en las personas como Beyoncé y Jay-Z. El punto de vista básico que tienen, y propagan, es, en esencia: la manera de lidiar con todo esto es consiguiendo mucha plata — pues háganse de mucho billete y asunto resuelto. Bueno, obviamente eso es el punto de vista y la aspiración de las capas burguesas, aquellos que se han convertido en capas burguesas entre los negros. Y además hay otras manifestaciones de ese mismo tipo de punto de vista entre las capas más burguesas y pequeño burguesas del pueblo negro que consideran que la solución es trabajar dentro del sistema y conseguir una mejor posición dentro de este sistema. Eso es su inclinación espontánea, su perspectiva espontánea sobre el problema y la solución. Y, entre otras cosas, esto explica por qué se dio tanto entusiasmo por tener a Obama como el primer presidente negro.
Ahora bien, se ha señalado anteriormente y cabe repetir que, entre todas las capas de la sociedad, el punto de vista que caracteriza a la pequeña burguesía y en última instancia a la burguesía ejerce una influencia importante. Así que no se trata de que las masas básicas, más proletarias o semiproletarias de los oprimidos de alguna manera sean inmunes a ese modo de pensar pequeño burgués y burgués. Para nada. Sin embargo, con respecto a lo que esto representa, y la posición social y punto de vista al cual corresponde, en esencia representa a las capas pequeño burguesas y burguesas.
Lo mismo se aplica a la opresión de las mujeres. Al igual que con cualquier grupo oprimido (en este caso, la mitad de la humanidad), con respecto a las mujeres, cualquier injustica u opresión contra cualquier sector de las mujeres hace mucho daño a las mujeres en su conjunto. Pero, cabe repetir, las diferentes capas entre las mujeres —y, de hecho, las mujeres en diferentes partes del mundo— viven eso en diferentes formas, y espontáneamente tienen diferentes nociones de lo que es el problema y la solución. Entre las mujeres profesionales de la pequeña burguesía y las que más aspiran a ingresar a la burguesía, etcétera, una inclinación espontánea significativa es: consigamos que haya más mujeres en posiciones de autoridad y poder, más mujeres directoras ejecutivas, más mujeres en las profesiones, y en el gobierno, y así sucesivamente. Eso se ve como la solución, o una gran parte de la solución, al problema. Ahora bien no se trata de que no se deba oponerse a la discriminación contra las mujeres en las esferas de los negocios y las profesiones, etc. Definitivamente hay que oponérsele, en lo fundamental porque esto sí perjudica a todas las mujeres. Pero eso no va a la esencia de lo que es el problema y lo que es la solución. Y, de hecho, de ciertos modos esto puede terminar por reforzar a este sistema y sus relaciones opresivas. Para que quede claro, no se trata de que la lucha contra la discriminación en estas esferas sea dañina en sí (como lo he enfatizado, es todo lo contrario); sino de que lo que sí es dañina es la noción de que la respuesta, la solución, a la desigualdad y la opresión es conseguir que haya más mujeres (o, de hecho, otras personas oprimidas) en posiciones de influencia, autoridad y poder en esta sociedad, en el funcionamiento de este sistema. Eso es una ilusión nociva que solo puede dirigir por mal camino y descaminar a las personas y en realidad solo puede servir para reforzar el mismo sistema que es la fuente de la opresión y la explotación. Así que esta es otra contradicción compleja que requiere que se aplique el método científico para conseguir la síntesis necesaria: emprender la lucha contra la discriminación y opresión de cualquier sector de las mujeres (u otros grupos oprimidos) y al mismo tiempo combatir la noción de que la solución es realizar las aspiraciones de las capas pequeño burguesas y burguesas entre los oprimidos, de que eso podrá conducir o conducirá al fin de la opresión y la explotación de las masas de personas y en última instancia a la emancipación de toda la humanidad.
Eso vuelve a lo que señala Marx en El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, de que todas las clases —o todos los puntos de vista correspondientes a diferentes clases— consideran que los intereses particulares de su clase representan los intereses generales de la sociedad, de la población. La realidad es que solamente es cierto para una sola clase en este momento que sus intereses como clase —no en un sentido estrecho o reificado, sino en el sentido más fundamental— corresponden a los intereses generales de la sociedad, o de las masas de la humanidad y en última instancia de la humanidad en su conjunto. Esa clase es el proletariado, la clase explotada bajo este sistema capitalista-imperialista, porque en el sentido fundamental y final, únicamente al poner fin a toda la opresión y la explotación —únicamente con la realización de esas “4 Todas” a escala mundial— es posible eliminar por fin la explotación y la opresión del proletariado como una clase.
En cuanto a la clase dominante capitalista de Estados Unidos, y en general los imperialistas capitalistas en el mundo, sus intereses estriban en mantener y reforzar el sistema del capitalismo-imperialismo y en sus esfuerzos por permanecer en la cima de un mundo dominado por este sistema, con todo el terrible sufrimiento y consecuencias verdaderamente funestas que eso conlleva para las masas de la humanidad. La pequeña burguesía (o la clase media) en sí no es capaz de ofrecer ninguna alternativa al sistema horrendo actual.
El punto de vista que corresponde a la posición y las aspiraciones de la pequeña burguesía, así como de la burguesía gobernante, se refuerzan fuertemente por la naturaleza básica y el funcionamiento del sistema capitalista-imperialista que gobierna en Estados Unidos y domina en el mundo en su conjunto, y esto, una vez más, ejerce una influencia importante entre todos los sectores de la sociedad, incluidos los sectores más atroz y brutalmente explotados y oprimidos. (Y entre las masas básicas en Estados Unidos en particular, este punto de vista se refuerza de maneras importantes por el extenso “pequeño aburguesamiento” entre muchas de las masas oprimidas básicas, tal como se comenta en Breakthroughs (Abriendo Brechas). Lo que fomenta y refuerza este punto de vista es la “espontaneidad” de la vida cotidiana bajo este sistema, así como el funcionamiento del sistema político que sirve y refuerza a las relaciones económicas y dinámicas subyacentes del capitalismo-imperialismo, y la propagación incesante del punto de vista correspondiente por medio de todas las instituciones importantes de la sociedad.
Y aquí nos topamos con el problema, al cual también se refiere en Breakthroughs (Abriendo Brechas), de hacer una revolución proletaria “con un proletariado el cual no existe”. Puse esa frase entre comillas porque no se trata de que literalmente no exista ningún proletariado en Estados Unidos (ni mucho menos de que no exista en el mundo en su conjunto). Lo que señalo es que (y esto tiene que ver con el fenómeno del cual he hablado en Breakthroughs [Abriendo Brechas] y en varias otras obras — el fenómeno de la separación entre el movimiento comunista y el movimiento laboral), si bien es un fenómeno real la explotación del proletariado bajo este sistema, incluso dentro de Estados Unidos, y esta es una de las bases para movilizar a las personas en la lucha revolucionaria que conduzca al derrocamiento final de este sistema, el movimiento revolucionario el que hay que construir no puede ser (y no debe reducirse a) una simple lucha entre los proletarios explotados y aquellos que los explotan, ni tampoco a los intereses inmediatos y parciales del proletariado (o de un sector del proletariado) en un momento dado, en lugar de sus intereses más amplios y más fundamentales en abolir toda la explotación y opresión en el mundo entero. La revolución que se necesita no se va a realizar como una extensión directa de la lucha del proletariado, como tal, en una huelga general de algún tipo, o alguna otra forma en que el proletariado, de por sí y en sí, vaya a hacer la revolución proletaria. Será necesario que participen muchas diferentes fuerzas, y con respecto a las fuerzas de combate que se pasen a primer plano cuando se dé el último enfrentamiento total, si bien en efecto algunas de ellas provendrán en especial de las filas de los proletarios más amargamente explotados, y no tanto de las capas más aburguesadas de la clase obrera, muchas de ellas provendrán de otras capas sociales que sufren una terrible opresión pero que no son, en el sentido estricto de la palabra, parte del proletariado como una clase.
Así que aquí opera una contradicción aguda: los intereses fundamentales del proletariado —en eliminar toda explotación y opresión, en todas partes, por medio de la lucha revolucionaria para hacer nacer un mundo comunista— así como la concepción del mundo, método y enfoque científico que representa esos intereses fundamentales corresponden a los intereses generales de la sociedad, o podríamos decir, a los intereses de la humanidad como un todo, pero para que las masas de personas hagan suyas esas ideas y las conviertan en una poderosa fuerza material para la revolución, hay que emprender una tremenda lucha contra la “espontaneidad” y contra la influencia general de los modos de pensar que dominan actualmente.
Para todos los que han llegado a entender con la ciencia el problema con el que la humanidad está enfrentada de manera profunda, y la solución revolucionaria a este problema, el reto y la responsabilidad es de emprender la lucha ideológica críticamente necesaria, con relación a la concepción del mundo, métodos, moralidad y aspiraciones de las personas, y al mismo tiempo unirse con las masas de personas en emprender lucha en torno a las contradicciones que definen este sistema las cuales no es posible resolver bajo este sistema y las grandes manifestaciones de la opresión y la explotación a las que las masas de la humanidad están sometidas continuamente bajo este sistema — y trabajar para ganar a un número creciente de personas a un entendimiento consciente de la necesidad y la posibilidad de hacer una revolución, cuyo objetivo final es un mundo comunista. Esto es el sentido y el propósito de Luchar contra el poder, y transformar al pueblo — para la revolución.
Los contrastes entre el punto de vista y enfoque comunista, y el capitalista, sobre el individualismo y la individualidad
Primero, examinemos la contradicción del capitalismo-imperialismo y la hipocresía burguesa, o el “ensalzamiento” del individuo y la pulverización de miles de millones de individuos bajo este sistema. Como se señala en Cavilaciones y forcejeos:
Ese punto se enfatiza en Hacer la revolución y emancipar a la humanidad* donde (hacia el fin de la Primera parte) se refiere a las grandilocuencias de los defensores y apologistas del sistema capitalista sobre los derechos del individuo, pero no obstante este sistema funciona y solo puede funcionar aplastando y triturando —literalmente, sin exageración ni hipérbole— la vida de millones, hasta miles de millones, de individuos, entre ellos cientos de millones de niños, cuya individualidad y aspiraciones individuales no cuentan para nada en el funcionamiento concreto de este sistema27.
Es necesario, al respecto, poner en perspectiva y examinar los cambios que la revolución burguesa y la sociedad capitalista han operado con respecto al individuo en particular, especialmente en contraste con la sociedad feudal. La sociedad feudal asignaba a cada persona un lugar del cual en muy raras ocasiones o casi nunca podía escapar —y todo eso se reforzó con la doctrina de la iglesia y la noción del derecho divino del monarca, y otras cosas por el estilo— mientras que la revolución burguesa y el funcionamiento de la sociedad capitalista hizo desintegrar, hizo añicos, muchos de esos límites a los diferentes sectores de la población (a eso también se refería Marx en la declaración en los Grundrisse que cité sobre las relaciones desarrolladas de intercambio características del capitalismo). Y el capitalismo sí le daba una expresión más grande al papel de las personas como individuos al tiempo que, y de manera más fundamental, son parte de diferentes clases y diferentes grupos sociales (hombres y mujeres, diferentes nacionalidades o “razas”, etcétera).
Con la revolución burguesa y el surgimiento del capitalismo como el sistema dominante, se dio una verdadera liberación del individuo de algunos de los límites, los verdaderos límites, que el feudalismo, con su estatus “ordenado por mandato divino” de diferentes sectores de la población, había impuesto durante siglos. Eso fue una verdadera hazaña de la revolución burguesa a la cual hay que reconocer. Al mismo tiempo, se tiene la realidad de las masas de personas bajo el dominio del capitalismo-imperialismo y las dinámicas y relaciones de este sistema, las cuales son parte fundamental de éste y que abarcan y no pueden salvo abarcar el aplastamiento y la pulverización de los individuos. Y, en particular en la fase imperialista del capitalismo, esto es un fenómeno mundial que afecta a miles de millones de individuos.
Como se señala en Breakthroughs (Abriendo Brechas):
En relación con todo esto, Marx, al hablar de la movilidad social que frecuentemente se menciona como uno de los geniales rasgos de la sociedad capitalista, señaló en otra obra importante suya, los Grundrisse, que los individuos pueden cambiar de posición social y de clase en una sociedad como esta, pero las masas de personas [y, una vez más, esto se aplica, sobre todo, a nivel mundial, pero las masas de personas] sólo pueden escaparse a las relaciones de producción y a las relaciones sociales opresivas por medios revolucionarios — al derrotar y abolir el sistema que se funda en esas relaciones y las encarna28.
Además, como he enfatizado en varias obras (entre ellas El comunismo y la democracia jeffersoniana29, así como Breakthroughs [Abriendo Brechas]), los individuos siempre existen dentro de un contexto social — dentro de una sociedad (es decir, una organización social de personas) cuya base son las relaciones económicas (o las relaciones de producción) y las relaciones sociales correspondientes que establecen los términos básicos de la forma en que funciona la sociedad y cuáles serían los procesos, estructuras e instituciones políticos dominantes, y las ideas y la cultura prevalecientes. Todo eso configura la forma en que interactúan entre sí las personas —las agrupaciones de personas, así como los individuos— y la forma en que “espontáneamente” piensan acerca de las cosas. Contrariamente a las nociones ampliamente propagadas sobre la “naturaleza humana” —y, en particular, la supuesta “naturaleza humana que no cambia y no se puede cambiar”—, no existe para nada una naturaleza humana que no cambia. Más bien, como enfatizó Marx (en Miseria de la filosofía30), toda la historia humana encarna la transformación continua de la “naturaleza humana” a medida que cambia la sociedad humana, especialmente por medio de las revoluciones que transforman fundamentalmente el sistema de relaciones económicas, las relaciones sociales correspondientes y la superestructura política e ideológica (los procesos, estructuras e instituciones políticos y las ideas y la cultura correspondientes). Estas revoluciones surgen sobre la base de las contradicciones fundamentales y esenciales del sistema existente, que son inherentes al sistema dado y las cuales no es posible resolver, ni transformar de manera fundamental, dentro de los límites de ese sistema. Grupos de personas que reconocen la necesidad y la posibilidad de transformar la sociedad para gestar una transformación importante y cualitativa de estas contradicciones, que conduzca a un sistema radicalmente diferente, dirigen estas revoluciones. Con la revolución burguesa, por ejemplo, la base para esta revolución se encontraba en las contradicciones que se manifestaban cada vez más agudamente en la sociedad feudal, y en la sociedad feudal surgían algunas fuerzas las que reconocían estas contradicciones (con un grado u otro de conciencia) y las que se ponían a trabajar para transformar las cosas y llegaban a toparse con la necesidad de una revolución para poder hacerlo. Así funcionan en realidad estas dinámicas en el mundo real.
Y esa es la base para la revolución proletaria-comunista — la que, al resolver las contradicciones fundamentales y esenciales inherentes al sistema capitalista, puede gestar una transformación de la sociedad humana, por todo el mundo, de un tipo radicalmente nuevo y sin precedentes, poniendo fin no solamente al dominio de un grupo (o clase) particular de explotadores y opresores sobre las masas de la humanidad, sino a toda explotación y opresión, consiguiendo que se emancipe la humanidad en su conjunto de todos los sistemas y las relaciones que encarnan la explotación y la opresión.
Sobre esta base históricamente nueva —y con la transformación continua de la sociedad en estas condiciones radicalmente nuevas— del comunismo, se habrá eliminado y se habrá superado la base para que el individualismo fuera un importante fenómeno social, al mismo tiempo que se habrá ampliado continuamente la base para que se expresara la individualidad, en una “sinergia” positiva (una relación positiva que se refuerza mutuamente) con la naturaleza fundamentalmente cooperativa de las relaciones sociales humanas.
Para invocar otro discernimiento extremadamente concentrado de Marx: el derecho no puede ser nunca superior a la estructura económica ni al desarrollo cultural de la sociedad por ella condicionado. Para expresar esto en términos de su corolario positivo, por decirlo así: la base material subyacente —el modo de producción (es decir, las relaciones de producción que corresponden al carácter de las fuerzas productivas)— siempre condiciona la libertad, la cual siempre depende en lo fundamental de dicha base. Y más que eso, en la sociedad comunista, esta base material se está transformando continuamente para liberar cada vez más a los seres humanos en su conjunto de pasar la mayor parte de su tiempo en la reproducción de los requisitos materiales para su supervivencia. A medida que se haga eso, y además a medida que se libere a las personas de lo que Marx (en la Crítica del programa de Gotha)31 caracterizó como la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo, a medida que estas dos cosas se desenvuelvan mutuamente, más se ampliará el ámbito para la iniciativa y la libertad de los individuos, una vez más, dentro de las relaciones y el etos cooperativos generales de la sociedad.
Puntos de vista divergentes sobre el sentido de la vida y la muerte: ¿Para qué vale la pena vivir y morir?
Aquí cabe citar extensamente la discusión de esto en Cavilaciones y forcejeos — del cual el título completo es Cavilaciones y forcejeos: Sobre la importancia del materialismo marxista, el comunismo como una ciencia, el trabajo revolucionario con sentido y una vida con sentido. Lo que voy a citar es de la sección “La vida con un propósito: Experiencias diferentes, puntos de vista espontáneos diferentes y concepciones del mundo fundamentalmente diferentes”; y esto incluye una parte del apartado “La vida humana es finita pero la revolución es infinita”:
Para adentrarnos más [así se inicia esta sección], hay dos cosas que guardan relación con todo eso y que afectan muy considerablemente la vida humana, las relaciones humanas y el pensamiento humano: uno, que todo ser humano muere; y dos, que los seres humanos no solo se dan cuenta de ello sino que en muchas formas, están agudamente conscientes de ello. Ahora bien, no se trata de hablar de manera “existencialista” o de caer en el existencialismo como punto de vista filosófico, pero sí cabe, como quien dice, explorar esta cuestión, aunque sea un ratito. ¿Por qué planteo esta cuestión? Bueno, muchas veces, por ejemplo en la literatura existencialista pero también en mucha literatura que pretende tratar las “ironías y tragedias profundas de la vida”, esa contradicción constituye un tema importante —que los seres humanos son seres vivos pero todos mueren y que están conscientes del hecho— es un fenómeno importante con que la gente forcejea. Ocurre en la filosofía pero también en las artes. Especialmente en una sociedad que pone tanto énfasis, ideológicamente, en “el individuo”, al mismo tiempo que aplasta y sofoca a los individuos en la realidad material —en particular en la sociedad estadounidense y el imperialismo estadounidense— no es de sorprenderse que este fenómeno, que los seres humanos mueren y que están conscientes de ello, tenga un lugar prominente en la cultura.
También es uno de los elementos que más tienen que ver en la religión y en la manera en que la gente entiende y explica el fenómeno de la religión — y tal como muchos dicen, la necesidad de esta. Algunos hasta sostienen que siempre habrá religión porque la gente necesita una manera de aceptar la muerte — no solamente su muerte propia sino aún más, a lo mejor, la muerte de los seres queridos. ...
He aquí algo que vale la pena explorar un poco — precisamente desde el punto de vista materialista y en relación a nuestra perspectiva y objetivos comunistas. En primer lugar, es necesario reconocer que si bien la muerte es universal para los seres humanos —pues todos morirán tarde o temprano—, no existe ningún punto de vista común sobre la muerte: las personas de distintas condiciones sociales tienen distintas experiencias con toda clase de fenómenos y distintos puntos de vista hacia esos fenómenos, incluida la muerte.
En este sentido, pensaba yo en una declaración atribuida a Mao hacia el final de su vida …. Dijo algo al efecto de que “la vida humana es finita pero la revolución es infinita”. … [S]egún la dimensión en que hablaba Mao sobre seres humanos y sociedad humana, estaba señalando la contradicción de que los individuos pueden desempeñar cierto papel —y específicamente si llegan a estar conscientes de la necesidad de la revolución y más al grano si pueden adoptar la perspectiva y el método del comunismo, podrán contribuir mucho a la transformación radical de la sociedad humana— pero en todos los casos aún tendrán un papel y contribuciones limitados, no solo por su capacidad (y deficiencias) particulares y por sus circunstancias sino también por el hecho de que la vida humana es finita, que las personas solo viven por unas cuantas décadas. Pero se presentará constantemente la revolución —es decir, no solo el derrocamiento de las clases explotadoras sino muy entrado en el futuro en la sociedad comunista, la necesidad de seguir transformando la sociedad, la necesidad de reconocer y transformar la necesidad en libertad—, y los seres humanos con diversos grados de conciencia constantemente se desempeñarán con relación a eso. Así que, con respecto a la sociedad humana, eso es el significado esencial de la frase (atribuida a Mao) de que la vida humana es finita pero la revolución es infinita.
Eso impone un reto moral importante y, si se permite, psicológico — o en términos de la orientación básica de uno. Es verdad que todos van a llevar una vida relativamente corta — por seguro en comparación a la vida del cosmos. Aun cuando a través de milenios hemos podido prolongar la vida humana por varias décadas, todavía constituye un período de tiempo relativamente breve. Pero es cierto que su vida, sea corta o larga (dentro de este marco general finito), se va a dedicar a una clase u otra de objetivo. Se moldeará por fuerzas más grandes que son independientes de su voluntad, pero de ahí está la cuestión de cómo cada individuo —así como en una dimensión distinta, más amplia, las clases sociales— responderán a la manera en que las contradicciones que están moldeando las cosas las confrontan y las afectan. Además, hay volición (voluntad propia) consciente y decisión consciente en términos de lo que las personas hacen con su vida, en relación a lo que ven como necesario, posible y deseable. Después de todo, no es como si [la] revolución fuera algo ajena a la experiencia humana, ni de hecho es ajena a la existencia material; en otras palabras, no es como si las personas no llevaran a cabo la revolución. No es como si se quisiera decir con “la revolución es infinita” que existe algo llamado Revolución con una R en mayúscula, que es una especie de fuerza metafísica, como la naturaleza con una conciencia o una historia con una conciencia que esté marchando hacia adelante conforme a alguna especie de concepto teleológico [en otras palabras, una noción predeterminada del lugar al que todo debe ir].
No. Las personas hacen la revolución. La hacen sobre una base específica. Eso es el quid de lo que dijo Marx, a que me he referido repetidamente por una buena razón: las personas hacen la historia pero no la hacen del modo que les den la gana — la hacen sobre la base de ciertas condiciones materiales específicas que han heredado de generaciones previas y que son independientes de la voluntad de los individuos. Pero dentro de ese marco, las personas tienen mucha iniciativa y una gran cantidad de posibilidades para tomar decisiones conscientes sobre lo que van a hacer con su vida; y mientras más tomen conciencia de la manera en que realmente son el mundo y las contradicciones que lo impulsan y que efectivamente se mueven y se cambian, más conscientes pueden ser sus decisiones sobre lo que van a hacer con su vida.
Me motivé a pensar más sobre este tema general después de ver una película sobre la pandilla P-Stone Nation de Chicago. La película contiene entrevistas con algunos “O.G.” (Original Gangster, o “pandillero original”) —los veteranos o ex miembros de la pandilla quienes ahora tienen de 50 a 60 años de edad— gente que pertenecía en ese entonces al P-Stone Nation y que se quedó dentro varias décadas pero quienes ahora han dejado esa vida, por así decirlo. En una entrevista uno de estos tipos habla de la situación de las pandillas y de los jóvenes quienes hoy estas atraen. Es curioso, pero con mucha frecuencia cuando por el paso del tiempo una generación de personas que ya son un poco mayores que los adolescentes y personas veintiañeras quienes hoy son los “soldados” de estas pandillas, dicen acerca de los más jóvenes hoy: “Bueno, la onda estaba bien loca cuando yo hacía esto, pero hoy estos jóvenes están bien re-locos, mucho más que nosotros”. Pero para mí lo que se destacó en lo que dijo este tipo fue su comentario de que hoy los jóvenes no esperan vivir ni hasta que tengan 21 años de edad — y sencillamente no les importa. Y de ahí reconoció: así era yo cuando entré en esto — no esperaba vivir hasta tener 21 años de edad y lisa y llanamente no me importaba.
Es esta una contradicción que George Jackson señaló y en que se centró cuando hablaba sobre la cuestión de la revolución, recalcando que el gradualismo nunca atraería a los jóvenes de esa manera — que, como él decía, la idea de la revolución como algo en un futuro muy lejano no tiene sentido para un esclavo quien no espera vivir más allá de mañana. Se trata de una contradicción muy difícil e importante con que tenemos que bregar continuamente. Pero lo que yo quisiera enfatizar es que este punto de vista (de no esperar a vivir más allá de tener los 20 años y no darle importancia a ello) tiene su origen en una cierta experiencia social — es una respuesta más o menos espontánea a esa experiencia social. Eso no quiere decir que de algún modo u otro, misteriosamente y por arte de magia, sea probable que un filósofo existencialista y un miembro de una pandilla tengan puntos de vista muy distintos sobre la vida y la muerte. Tienen diferentes puntos de vista al respecto debido a sus experiencias sociales muy distintas (de nuevo, sin reificar las cosas — sin ignorar o reducir a un todo no diferenciado las diferencias reales entre distintos individuos dentro del mismo grupo social, el cual tiene la misma experiencia social, hablando en términos generales). …
O podemos pensar acerca de los jóvenes y otros que dan la vida en luchas y guerras — en muchas ocasiones lo hacen a voluntad, especialmente hoy, por lo que en última instancia son callejones sin salida u objetivos malos. Pero al contrario ha habido experiencias históricas —y sí, incluso hoy existe experiencia— donde esto se hace por propósitos verdaderamente liberadores, por metas y objetivos emancipadores. …
Esto tiene mucho que ver con lo que dice “Salir al mundo — como una vanguardia del futuro”* sobre por qué al iniciar la guerra popular en China, Mao acudió a lo que llamaba los elementos valientes. Como dijo, estos tenían menos miedo de morir y estaban más dispuestos a correr un riesgo de la muerte. Es como la frase de la canción de Bob Dylan: “Cuando no tengas nada, no tienes nada que perder”. Bien, déjenme enfatizar muy categóricamente que no es cierto que los comunistas consideren que la vida humana o la vida de las masas de personas vale poco o no vale nada. Muy al contrario. Como también dijo Mao en forma muy poderosa: de todas las cosas del mundo, el pueblo es la más valiosa. Pero la realidad es que a) nadie podrá escaparse de la muerte y b) la vida de las personas e incluso su muerte van a tener uno u otro contenido y van a contar para una u otra cosa. Sería una tragedia, por decirlo así, si la vida de la gente se entregara para lo que en última instancia son callejones sin salida — o, lo que sería aún peor, propósitos malos. Nunca constituye un acto a la ligera cuando alguien dé su vida, incluso para un fin verdaderamente liberador. Para parafrasear otro dicho poderosamente poético de Mao: si bien morir al servicio de los imperialistas y los reaccionarios pesa menos que una pluma, morir por el pueblo pesa tanto como una montaña. (También enfaticé esta orientación en el pronunciamiento que hice con motivo del asesinato de Damián García**). El contenido de la vida de las personas —la calidad de esa vida, a lo que se consagran y se dedican y en última instancia de lo que se ha vivido, el que la muerte venga tarde o temprano— es lo más importante y da sentido de uno u otro modo a la vida de las personas, por corta que fuese en relación a la existencia infinita de la materia en movimiento.
Eso constituye un punto básico de orientación que tiene que ver con la cuestión de si podemos confrontar de hecho y si debemos confrontar la realidad tal como en esencia es —al contrario de la idea de que los seres humanos (o por lo menos algunos de ellos) necesitan algún tipo de consuelo en la forma de distorsiones de la realidad— y en particular inventar dioses y/u otros seres y fuerzas sobrenaturales. Esto es un punto fundamental de orientación ideológica — y de lucha ideológica. ¿Podemos y deberíamos enfrentar la realidad tal como realmente es? ¿Es posible que los seres humanos tengan de hecho y cómo pueden tener de una manera más plena una vida con sentido y propósito, y se puede hacer eso de la mejor manera de hecho confrontando la realidad y, sí, esforzándonos para transformar la realidad sobre la base de cómo es la realidad de hecho y el potencial para hacer cambios dentro de eso; o deberíamos rebajarnos —y utilizo aquella palabra muy conscientemente— hacia invenciones, ofuscaciones y distorsiones de la realidad en un intento fundamentalmente fallido de dar consuelo — no solo por el hecho de que las personas morirán sino también por el hecho de que la vida de la mayoría de las personas en el mundo tal como es bajo la dominación del sistema imperialista y sus relaciones de explotación y opresión no es una vida que se vive ricamente (y no digo eso en un sentido monetario sino en el sentido de la plenitud de la vida, la humanidad de la vida, por así decirlo)?32
Esta parte de Cavilaciones y forcejeos también incluye lo siguiente de La ciencia de la evolución y el mito del creacionismo: Saber qué es real y por qué importa de Ardea Skybreak, que trata esta cuestión de modo muy abarcador y poderoso:
Nuestra existencia no tiene propósito especial específico en el gran universo — fuera del que le demos. Nuestra presencia o no presencia no le importa (al menos no de manera consciente) a nada ni nadie de este planeta fuera de nosotros mismos; e innegablemente (al menos en este momento) nuestra existencia y no existencia no puede tener el más mínimo impacto en nada en el cosmos más amplio, donde objetivamente no tenemos más importancia que un solo granito de arena en una playa. ¿Y qué? ¿Eso quiere decir que nosotros no importamos? ¿Quiere decir que más vale que matemos los unos a los otros porque no existe ningún dios en el mundo al que le importe lo que hagamos de una u otra manera? ¿Quiere decir que nuestra vida no tiene absolutamente ningún propósito? ¡Todo lo contrario! ¡Nuestra vida es muy valiosa y nosotros importamos muchísimo… los unos a los otros! Deberíamos decidirnos a “hacer lo correcto” —y actuar los unos con los otros con alguna integridad y de formas que son “morales y éticas”— porque lo que hagamos sí afecta directamente la calidad de la vida humana, y no por temor a que nos regañe un dios parecido a un carcelero. Y, por supuesto, nuestra vida puede tener y sí tiene propósito (aunque cada quien lo definirá de modo distinto según su concepción del mundo), ¡porque los seres humanos podemos elegir infundirle con propósito a nuestra vida!33
Y en Cavilaciones y forcejeos se centra en esta cuestión profunda:
¿Cómo debemos tratar la contradicción más flagrante entre el hecho de que se está pulverizando la vida de la mayoría y mientras esta exista, la vida está llena de miseria, y por otro lado que eso podría ser radicalmente diferente y el mundo en conjunto podría ser radicalmente diferente y mejor? ¿Qué debería ser nuestra orientación hacia esa contradicción? ¿Qué es lo que deberíamos tratar de hacer al respecto? A causa de que la vida es corta y todos los seres humanos mueren y eso lo sabemos, ¿deberíamos rehuir a los sacrificios que son necesarios para hacer que la vida humana sea radicalmente diferente y mejor — o, de manera cada vez más consciente y con cada vez más voluntad propia, deberíamos consagrar, dedicar y en un sentido general entregar nuestra vida a los objetivos emancipadores de la revolución comunista?34
Ahora, en relación con todo esto, quisiera hablar de la acusación de que “¡Ustedes van a hacer que personas resulten muertas!” Se ha hecho esta acusación con frecuencia, especialmente cuando propagamos, como es debido, no sólo la necesidad de la revolución, sino lo que ésta significa — el derrocamiento del sistema existente por medio de la derrota de sus agentes armados cuando las condiciones para ello hayan surgido: la existencia de un pueblo revolucionario que cuente con millones y millones de personas y una aguda crisis revolucionaria en toda la sociedad. ¿Cuál será nuestra respuesta a esta acusación?
¡Ya están resultando muertas masas de personas por todo el mundo, y ya están sufriendo de formas horrendas mientras están con vida, a causa de este sistema — y una de las expresiones más dolorosas de esto es la manera en que se induce a un enorme número de personas que ya sufren una terrible opresión bajo este sistema, y a los jóvenes en particular, a que se maten unos a otros, ya sea en conflictos de pandillas o en guerras al servicio de los imperialistas y otros opresores reaccionarios! Nuestra meta es clara:
No más generaciones de nuestra juventud, aquí o a través del mundo, cuyas vidas se acaban, cuyo futuro ya está sellado, que han sido condenados a una muerte temprana o a una vida de miseria y brutalidad, que el sistema ha destinado a la opresión y al olvido incluso antes de que nazcan. Yo digo no más de eso. [Lo BAsico 1:13]35
¡Nuestro objetivo es por fin eliminar todo esto!
Como insta “CÓMO PODEMOS GANAR — Cómo en concreto podemos hacer una revolución”36, en nuestra manera de impulsar esta revolución tenemos que tener seriedad y ciencia — y nuestra estrategia y plan para la revolución se basa precisamente en un método y enfoque serio y científico. Por eso, entre otras cosas, el sexto punto de los Puntos de Atención para la Revolución pone en claro:
Nosotros trabajamos por un derrocamiento concreto de este sistema y un camino mucho mejor que deje atrás los destructivos y brutales conflictos que existen hoy entre las personas. Dado que tenemos seriedad, en esta etapa no iniciamos la violencia y nos oponemos a toda violencia contra la gente y entre las personas37.
Este mismo método y enfoque es lo que conduce a esta conclusión clara basada en la ciencia:
En términos fundamentales, tenemos dos opciones: o vivir con todo eso —y condenar a las generaciones del futuro a lo mismo, o a cosas peores, si es que siquiera tengan un futuro— o, ¡hacer la revolución!38
Hay que promover este entendimiento y orientación, y hay que luchar enérgicamente por esto entre las masas de personas, y especialmente entre los jóvenes, a los que este sistema no les ofrece ningún futuro digno — si es que, para repetir, siquiera tengan un futuro. Es siempre la osadía, la creatividad y la iniciativa de la juventud la que impulsa las revoluciones. Como se enfatiza en Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución:
Los jóvenes y estudiantes tienen una importancia especial —tanto de entre los más oprimidos como de entre las clases medias— porque, aun con todas las necedades en las cuales este sistema se esfuerza para enmarañar a los jóvenes, éstos tienen menos “inversión” en las cosas tales como son y aún no se les ha ganado por cansancio para que acepten que así es la única forma en que las cosas podrían ser39.
Este es un punto de orientación muy importante con relación a todo lo que he comentado, incluido el individualismo que ejerce una influencia tan fuerte — sí, entre las nuevas generaciones así como en toda la sociedad. Se tiene el fenómeno de los jóvenes que se están topando con el hecho de que su futuro se está volviendo cada vez más sombrío bajo este sistema; se está volviendo cada vez más difícil no tener conciencia de ello, por mucho que algunas personas quizá intenten hacerlo. Y es verdad que, como fenómeno general, los jóvenes son las personas que toman la iniciativa para desafiar “la manera en que las cosas son” y la tan pregonada insistencia en “hacer lo que es realista” (lo que de hecho quiere decir aceptar, no hacer nada con sentido para oponerse, a los continuos horrores perpetrados por este sistema).
Volvamos una vez más a la juventud de los años 1960 y a lo que yo decía sobre la osadía y la determinación de la juventud de ese entonces, de rechazar y repudiar todo lo pútrido que estaba encarnado en este sistema, y de tener la creencia y la determinación de que era posible y necesario luchar por un mundo muy diferente y mejor y de que la revolución era lo que se requería para que esto ocurriera. En esta conexión, deberíamos resucitar la consigna que propagaron los jóvenes en particular en el levantamiento de mayo de 1968 en Francia: “Soyons réalistes, demandons l’impossible!” — “¡Seamos realistas, exijamos lo imposible!” Esta es otra expresión del desafío y la osadía de la juventud. Para la orientación de romper con los sofocantes límites impuestos por el sistema existente, era crucial rechazar aceptar lo que era “realista” y “posible”. Y esto se combinó con una convicción de que un mundo radicalmente diferente y mejor que este mundo es a la vez necesario y posible, y que en un sentido general se basó en esa convicción. Como se caracteriza en Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución, al referirse a esos años en Estados Unidos:
Ya para 1968 y durante varios años después, grandes números de personas en Estados Unidos, incluidos millones de jóvenes de la clase media, así como masas de pobres y oprimidos, estaban motivados por un odio totalmente justificado contra este sistema y por sus aspiraciones a tener un mundo radicalmente diferente y mejor —y esto se propagó profundamente en las propias fuerzas armadas del sistema— aunque lo que la mayoría de las personas entendía se caracterizó por un sentimiento revolucionario el que, si bien justo, carecía de una base científica profunda y consecuente40.
Zafarse del individualismo parásito
Sin embargo, respecto a la juventud de hoy, y al hacerle frente directamente a los problemas, en un sentido importante nos encontramos de nuevo con el problema, particularmente en Estados Unidos, del individualismo, que está ligado al parasitismo extremo de esta sociedad y su relación con el resto del mundo. Como se señala en ¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE!, Estados Unidos está “sentado en la cima de un mundo desequilibrado de profundas desigualdades y saqueo del medio ambiente (se necesitarían los recursos de casi 5 Tierras, para que el resto del mundo tuviera la ‘sociedad consumista’ que existe en Estados Unidos)”41.
Y aquí cabe contar algo que vi en las noticias hace poco — una mujer que comentaba el reciente informe científico sobre la perspectiva de la extinción de un millón de especies y su relación con la creciente crisis ambiental. Dijo algo en el sentido de que para poder evitar una verdadera catástrofe, se va a necesitar un cambio total en la sociedad y en el pensamiento de la gente, una manera totalmente diferente de consumir las cosas, no vamos a poder seguir consumiendo de la manera en que lo estamos haciendo y teniendo el tipo de sociedad que tenemos (parafraseo lo que ella dijo, pero esta es la esencia). Luego se metió en lo que se podría denominar un “modo tipo Jared Diamond”, diciendo que tenemos que hacer peticiones a los jefes de negocios y del gobierno, etc., que éstos tienen que hacer estos cambios para el futuro y el beneficio de la humanidad — lo que, desde luego, es completamente irrealista. Como hemos analizado científicamente, aunque ellos quisieran hacerlo, no podrían hacer el tipo de cambios que son necesarios.
Pero se tiene la cuestión de las “5 Tierras”. Se ha señalado que, si hacemos la revolución y tenemos el socialismo en Estados Unidos como parte de la revolución mundial, la gente, particularmente de la clase media, no va a poder tomar una taza de entre todos los cafés de diseño que ahora se venden cuando va a algún lugar como Starbucks. El cambio necesario en la manera en que las personas se relacionan entre sí y en sus valores — pues, se puede realizar todo esto únicamente al hacer cambios en las condiciones subyacentes, es decir, el sistema económico (el modo de producción) y las relaciones sociales, y junto con eso el sistema, las instituciones, las estructuras y los procesos políticos. Hace falta toda una revolución que se ocupe de cada una de esas “4 Todas” y de sus interrelaciones.
No se puede eludir ni evitar el problema del individualismo extremo entre los jóvenes de hoy (aunque gran parte de esto se encuentra más en la categoría del individualismo ajeno), sino que hay que hacerle frente directamente. Este individualismo se refuerza por lo que podría llamarse la infantilización de la juventud en Estados Unidos, en particular hoy me refiero a la juventud de la clase media (o de algunos sectores de la clase media). Por un lado, a muchos de ellos se les mima, o se les consiente, de forma extrema: “Ai, Juanita, ¿qué te apetece cenar esta noche — no quieres lo que ya se ha preparado — bueno, quisiera que se te preparara otra cosa? … Juanito, ¿quieres ponerte tus pijamas y acostarte, o quieres seguir despierto hasta que te venza el sueño? Estaría muy mal que yo te impusiera mis opiniones. Después de todo, todos somos seres humanos y no podemos permitir las micro-agresiones contra los jóvenes”. Ahora bien, obviamente, estoy caricaturizando y exagerando un poco, pero no completamente.
Así que, por un lado, se les mima (se les consiente), pero al mismo tiempo se les mercantiliza. Se trata de una especie de combinación nefasta, por decirlo así, de mimarlos y mercantilizarlos — el consentimiento va de la mano con la febril competencia para poner a estos jóvenes en el camino hacia la riqueza y el privilegio. Que no sólo vayan a la mejor escuela secundaria, que no sólo tengan que ir a la mejor escuela intermedia, que no sólo tengan que ir a la mejor escuela primaria, que no sólo tengan que ir al mejor kínder, que no sólo tengan que ir a la mejor guardería infantil, sino que tengan que ir a la mejor pre guardería infantil, para poder estar en un camino en el que puedan ir a estudiar en una universidad de élite y volverse parte de la capa social acomodada de la que tienen “derecho” a formar parte. (Esto también guarda relación con el fenómeno en el que, en desafío a la abrumadora evidencia científica de que las vacunas contra las enfermedades infantiles comunes no constituyen ningún peligro cuando se administren correctamente, algunos padres de familia de las capas privilegiadas se niegan a dejar que sus hijos reciban estas vacunas, incluso con las consecuencias muy negativas que esto puede acarrear para los niños y la sociedad en general).
En El Nuevo Comunismo, invoqué lo que llamo el fenómeno de George Carlin, donde en uno de sus números comienza por hablar de este fenómeno de los padres de familia que miman a sus hijos. No los dejarán revolcarse en el suelo ni nada por el estilo — siempre tienen que estar “protegidos” más allá de lo que es necesario y razonable. En este número, Carlin señala que, dentro de límites razonables, en realidad es bueno que los niños salgan y se revuelquen en el suelo, que incluso coman algo de tierra, porque eso les puede ayudar a fortalecer su inmunidad. Luego entrado a este número, hace esta pregunta provocadora: “Él no va a decir nada malo sobre los niños pequeños, ¿verdad?”, y luego responde inmediata y enfáticamente: “¡Sí, lo va a hacer!” Bueno, al invocar este número de Carlin, dije puntualmente en El Nuevo Comunismo: “Él no va a decir que los jóvenes deberían rebelarse contra sus padres, ¿verdad?” “¡Sí, lo va a hacer!” No se trata de que los padres de familia a los que me refiero sean “el enemigo” o que haya que tratarlos como parte del enemigo, pero lo que señalo es que hay que luchar contra toda esta manera en que están mimando y mercantilizando y criando a los jóvenes en un cierto ambiente parásito, especialmente en algunos sectores de la clase media. Tiene que haber una rebelión contra esto por parte de la juventud, como parte de una rebelión general contra toda la manera en que funciona esta sociedad y todo el pútrido etos y cultura que riega.
Este problema también se agrava por la naturaleza del sistema educativo en Estados Unidos, como su falta de énfasis en el pensamiento crítico — y de hecho su socavación de él. Ahora todo se orienta a “meterse en el mejor camino”, estudiar para el examen, tomar sólo aquellos cursos en la escuela que pueden conducir a la carrera “indicada” y buenos ingresos. Incluso alejan a los jóvenes —a aquellos que quisieran hacer algo diferente y mejor, como “Quisiera estudiar la historia, quisiera aprender acerca de la antropología”— de esa idea debido a la enorme deuda que incurren si estudian en la universidad, y a la constante insistencia en que tengan a aspirar a ocupar cierta posición en la sociedad o su vida saldrá arruinada. Y, para referirse una vez más a la importante observación de Lenin, existe la realidad bajo este sistema de que las personas están obligadas a calcular con la tacañería de un tacaño, están obligadas a competir las unas con las otras, en tantas esferas de la vida. Existe la realidad de que, si uno no logra meterse en cierto camino y este sistema sigue en pie, la vida le será difícil — pero para nada será tan difícil como lo es para los “condenados de la tierra” (para usar esa frase), pero sí será difícil. Pero de eso se trata: este sistema no debe seguir en el poder, y esa no debe ser la orientación de las personas, con la que crecen desde una edad muy, pero muy temprana, de que así hay que abrir camino en el mundo, así es la única cosa que es posible, así que uno simplemente tiene que hacer lo que pueda para sí mismo en este mundo tal como es. Hay que hacer añicos toda esa orientación, las personas tienen que zafarse de ella, tienen que rebelarse contra ella.
También existe una diferenciación de clases y social respecto a si el sistema educativo fomenta o de hecho socava el pensamiento crítico. Jonathan Kozol, en uno de sus libros (creo que lo dice en Savage Inequalities42), señala que la orientación del sistema educativo de prepararse con todo para los exámenes refuerza y ensancha las brechas y desigualdades sociales. Por ejemplo, explica que si uno va a un sistema escolar en un suburbio donde los jóvenes son de familias acomodadas y tienen una relativa seguridad de poder reproducir esa posición (él escribió el libro hace un par de décadas, así que quizá sea un poco menos cierto ahora, pero no obstante describe la situación en un grado importante), los maestros están dispuestos a permitir que sus estudiantes se desvíen un poco del rígido plan de estudios y que no hagan todo estricta y únicamente para los exámenes, porque saben que de todos modos estos jóvenes van a salir adelante con éxito; pero, si uno va a las escuelas en las comunidades urbanas marginadas, incluso los profesores bien intencionados, que quizás quieran dirigir a los estudiantes a explorar muchas dimensiones diferentes de la sociedad y la naturaleza y muchas esferas del arte y la cultura, están renuentes a hacerlo porque saben que, si los jóvenes no se empeñan en prepararse estrictamente para el examen, van a sufrir mucho a la hora de tomar el examen y las implicaciones respectivas — para empezar, ya se encuentran en una gran desventaja debido a las condiciones de toda su vida. Así que, sobre esa base, las desigualdades sociales ya existentes se vuelven peores, exacerbadas.
Con todo esto, va el hecho de que en general, e incluso respecto a los estudiantes provenientes de una situación más acomodada, el sistema educativo —con su énfasis en STEM (por las siglas en inglés de: Ciencia, que quiere decir en especial las “ciencias aplicadas”, particularmente relacionadas con la Tecnología; la Ingeniería; y Matemáticas) y en formar a los estudiantes de élite para el mundo de los negocios y las finanzas (y quizá el gobierno), y en encauzar la educación en general a la competencia con otros países capitalistas, como la ascendente rivalidad con China— sirve para socavar el desarrollo multifacético de “la vida de la mente” y el pensamiento crítico como una parte crucial de ello. (Y todo eso lo han empeorado aún más el régimen de Trump y Pence y su secretaria de Educación, Betsy DeVos, quien, aun antes de ser nombrada para este cargo, había dedicado un esfuerzo considerable, y millones de dólares, a socavar la educación pública y promover programas de vales escolares para las llamadas instituciones educativas con una agenda y enfoque fundamentalista cristiano — algo que ahora DeVos está en una posición de llevar a cabo a un nivel mucho mayor, con consecuencias aún más terribles).
Contrástese todo esto con lo que se dice sobre la educación en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte43, donde se enfatiza que el propósito del sistema educativo en esta sociedad radicalmente nueva es “dispon[er] de educación no solamente para el alfabetismo y otras capacidades y destrezas básicas sino también para una base en las ciencias naturales y sociales como también en el arte y la cultura y otras esferas y en la capacidad para trabajar con las ideas en general”; y que “El sistema educativo en la Nueva República Socialista en América del Norte habrá de capacitar a las personas en buscar la verdad dondequiera que ésta conduzca, con un espíritu de pensamiento crítico y curiosidad científica y de esta manera aprender continuamente acerca del mundo y estar mejor capacitadas para contribuir a cambiarlo en conformidad con los intereses fundamentales de la humanidad”. [énfasis añadido]
Ahora bien, para implementar un sistema educativo de este tipo, se requerirá una revolución. Pero la orientación fundamental que se encarna en este enfoque de la educación es algo por lo que se puede y se debe luchar fuertemente ahora mismo, en contra de todas las formas en que bajo el sistema educativo actual esto resulta socavado y tergiversado al servicio de este sistema opresor.
Y aquí volvamos a la situación más amplia de la juventud, y un ejemplo contundente del problema con la juventud hoy en Estados Unidos: en muchos países la juventud ha estado en pie de lucha en torno a la crisis ambiental — propagando la necesidad de la rebelión contra el estatus quo y los que lo mantienen (y una parte de esta resistencia juvenil se denomina explícitamente “Extinction Rebellion”), mientras que Estados Unidos ha sobresalido en el sentido negativo porque, hasta hace poco, sólo pequeños números de jóvenes habían estado participando en esta rebelión de la juventud en torno a la crisis urgente del medio ambiente. Más recientemente, han surgido importantes manifestaciones de lucha de masas de jóvenes (y otros) en Estados Unidos en torno a la crisis ambiental y la amenaza existencial que representa para el futuro de la humanidad. Esto podría representar un viraje positivo con respecto a esta situación urgente (y más en general), y la pregunta sigue pendiente, sobre la cual hay que seguir trabajando y luchando: si esto se limitará a una o unas pocas protestas y si se canalizará hacia el funcionamiento de este sistema y su BEB, lo que es la causa fundamental y la fuerza motriz de esta crisis ambiental — o si aquellos, y en particular los jóvenes, que ahora han manifestado masivamente sus expresiones de profunda ansiedad e indignación sobre esta crisis, seguirán a su conclusión lógica su declaración de que se niegan a dejarse despojar de un futuro porque aquellos que están en el poder no están haciendo nada efectivo en torno a esta crisis cada vez más aguda — si los que se han movilizado en torno a esta crisis conservarán y continuarán con la orientación de seguir la ciencia y la verdad que ésta descubre a donde eso realmente conduzca, lo que implicará enfrentar el hecho de que este sistema es la causa de esta crisis ambiental que está intensificándose rápidamente, y para contar con una oportunidad de lidiar con esta crisis de una manera que ofrezca la posibilidad de un futuro, un futuro digno de vivir, para las masas de la humanidad, es necesario gestar una alternativa radical a todo este sistema.
Para los jóvenes que llegaron la mayoría de edad en los años 1950 y entrando a los 1960, la posibilidad de la aniquilación nuclear era una amenaza continua que se cernía sobre ellos — a veces menos y a veces más intensa, puntuada por episodios de grave peligro existencial, como la crisis de los misiles de Cuba a principios de los 1960. Esto era algo que, el que uno lo tuviera en la cabeza todo el tiempo o no, siempre rondaba tras bambalinas y causaba inquietud entre los jóvenes y la búsqueda, con diversos niveles de conciencia, de una salida de situaciones de este tipo y de todo lo que encerraba. Esta era una parte importante de la base para la rebelión de la juventud que surgió en ese entonces, impulsada cabalmente por el movimiento de derechos civiles y luego por los movimientos de liberación de las nacionalidades oprimidas en Estados Unidos, y las luchas anticoloniales de liberación nacional en todo el mundo, así como los países pseudo socialistas como Cuba, y los auténticos países socialistas como China, donde surgió el movimiento revolucionario de masas, particularmente de la juventud, por medio de la Revolución Cultural ahí, a partir de mediados de los años 1960.
Hoy, cuando la crisis ambiental representa una amenaza existencial muy real, en particular para los jóvenes (al mismo tiempo que la posibilidad de la aniquilación nuclear sigue siendo muy real), es necesario ampliar más, y al mismo tiempo, profundizar, el tipo de agitación naciente entre los jóvenes que está dándose en muchos países, no sólo en torno a la cuestión particular de la crisis ambiental (por importante que sea), sino también como una rebelión más general en contra de las cosas como son y en contra de los individuos que no están haciendo nada para cambiar las cosas como son, y quienes no pueden hacer nada para cambiar en lo fundamental las cosas como son, porque son los funcionarios y ejecutores del sistema existente, que es la base para que las cosas estén como estén y para el rumbo en que están encaminados, presentando una amenaza existencial muy real para la humanidad en su conjunto e imponiendo, a diario, una horrenda opresión a las grandes masas de la humanidad.
En un sentido general, urge analizar y luchar ferozmente contra las cosas que están manteniendo a los jóvenes en Estados Unidos en particular encerrados dentro los límites de este sistema, con su BEB — un sistema que es la causa fundamental no sólo de la intensificación de la crisis ambiental, sino de los demás horrores a los que están sometidas las masas de la humanidad y a los que está enfrentada la humanidad en su conjunto. Es importante tener claramente en mente —y llevar a cabo el trabajo necesario, incluida la lucha necesariamente fuerte, para darle vida y expresión de la forma más completa posible— a lo que he citado aquí de Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución acerca de las cualidades positivas de la juventud en relación con la necesidad para tener un cambio fundamental, de tener una revolución cuyo objetivo final sea un mundo comunista radicalmente nuevo, con la abolición de todos los sistemas y relaciones explotadores y opresivos, y los conflictos antagónicos que engendran.
(Aquí me he referido a lo que creo que pueden identificarse como las fuerzas e influencias sobre la juventud, en particular en Estados Unidos, que están obrando para limitar su modo de pensar y acciones dentro de ciertos límites definidos y para coartarlos de modo que no actúen de una manera que esté a la altura y lo que se requiera debido al terrible sufrimiento y las agudas crisis a las que las masas de la humanidad, y en última instancia la humanidad en su conjunto, está sometida y con lo que está enfrentada). Al mismo tiempo, es importante enfatizar la necesidad de hacer más investigación activa y continua entre amplios sectores de los jóvenes para aprender, analizar y sintetizar más completa y profundamente lo que impide que las masas de jóvenes, de diferentes capas, actúen de las maneras que la situación urgente, y los intereses fundamentales de la humanidad, exigen, y llevar a cabo una lucha aún más poderosa y efectiva para zafar a las masas de jóvenes —los jóvenes oprimidos básicos y los jóvenes educados de las capas medias— de los límites y liberarlos de las trabas que los están refrenando de modo que no actúen como la fuerza creativa y osada de una decidida lucha revolucionaria en la que pueden y deben convertirse con urgencia).
 
Ninguna necesidad permanente — y la esperanza, sobre una base científica: Un mundo radicalmente diferente y mucho mejor realmente es posible, ¡pero hay que luchar por él!
Aquí es importante hablar una vez más de lo que es (y lo que no es) la base para la revolución. La base para la revolución no se encuentra en lo que la gente piensa o hace en un momento dado, sino en las relaciones y contradicciones fundamentales del sistema que causan el tremendo sufrimiento pero las que no es posible resolver bajo este sistema. Al principio de Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución, se refiere a “los ultrajes intolerables que este sistema perpetra sin parar, los que causan tanto sufrimiento innecesario para las masas de la humanidad” y luego analiza la cuestión crucial de por qué este sistema perpetra continuamente estos horrores — y lo que se requerirá para hacer que todos estos ultrajes realmente se detengan. Se centra en las siguientes contradicciones:
¿Por qué los negros, latinos e indígenas están sometidos a la persecución genocida, la encarcelación en masa, la brutalidad y asesinato policial?
¿Por qué hay degradación patriarcal, deshumanización y subyugación de todas las mujeres en todas partes, y opresión a base de la orientación sexual o de género?
¿Por qué hay guerras de imperio, ejércitos de ocupación y crímenes contra la humanidad?
¿Por qué satanizan, criminalizan y deportan a los inmigrantes, y militarizan la frontera?
¿Por qué están destruyendo el medio ambiente de nuestro planeta?
Agrega:
Estos son los que llamamos los “5 ALTOS” — contradicciones profundas y determinantes de este sistema, con todo el sufrimiento y destrucción que provocan, contra los cuales habremos de protestar y oponernos de manera poderosa, con una verdadera determinación de ponerles fin, pero que sólo se eliminarán por fin acabando con este propio sistema.
Y continúa:
¿Por qué, con todo esto, vivimos en un mundo donde sectores grandes de la humanidad viven en una pobreza extrema, en que 2.3 miles de millones de personas carecen hasta de inodoros rudimentarios o letrinas y enormes números padecen enfermedades prevenibles, en que millones de niños mueren cada año de estas enfermedades y de inanición, mientras obligan a 150 millones de niños en el mundo a dedicarse al trabajo infantil despiadadamente explotado, y toda la economía mundial se apoya en una vasta red de maquiladoras que emplean grandes números de mujeres que están sometidas de rutina al acoso y agresión sexual, un mundo en que 65 millones de refugiados han sido desplazados por guerras, pobreza, persecución y los efectos del calentamiento global?
¿Por qué es así el estado de la humanidad?44
¿Por qué el estado de la humanidad es así cuando existe la base fundamental, en términos de las fuerzas productivas que existen, para que todos los seres humanos en todas partes se liberen de todas estas condiciones? Como se explica, de forma concentrada, en Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución:
Hay una razón fundamental: la naturaleza básica del sistema del capitalismo-imperialismo bajo el cual vivimos y la manera, por su propia naturaleza, en que continuamente perpetra un horror tras otro45.
Esto también se expresa de forma concentrada en “CÓMO PODEMOS GANAR”:
No es posible reformar este sistema del capitalismo-imperialismo. Bajo este sistema, no existe ninguna manera de poner fin a la brutalidad y asesinato por la policía, las guerras y la destrucción de la gente y del medio ambiente, la explotación, opresión y denigración de millones y miles de millones de personas, incluida la mitad de la humanidad que son mujeres, en Estados Unidos y por todo el mundo — todo lo que está arraigado en las profundas contradicciones que son inherentes al funcionamiento, relaciones y estructuras esenciales de este sistema. Únicamente una revolución real podría operar el cambio fundamental que hace falta46.
Y en la Segunda parte de Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución, se refiere directamente a esta contradicción crítica:
Es cierto que las masas de personas, condicionadas como están por este sistema, en cualquier parte de la sociedad, no saben nada y piensan con el culo, a la hora de entender cómo realmente están las cosas, por qué están como están y qué se podría y se debería hacer al respecto. Pero esto existe en aguda contradicción con otra verdad importante — de que millones de personas sí se preocupan sobre uno o más de los “5 ALTOS”, y a muchas se preocupan sobre todos. Esta es una contradicción sobre la cual tenemos que ponernos a trabajar, para mover a masas de personas por el camino de la revolución que se necesita para por fin poner coto a estos “5 ALTOS” y a las condiciones horrorosas a las cuales están sometidas constantemente las masas de la humanidad47.
Así que existe una necesidad —una necesidad apremiante, pero también la posibilidad y los medios— de emprender, sobre una base científica, una lucha decidida para elevar la vista de las personas, nutrir y manifestar con sentido las aspiraciones de un mundo mejor que sí tienen. Y aquí tiene importancia no sólo lo que se dice en Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución acerca de esto, sino también tienen importancia la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, así como los Puntos de Atención para la Revolución, que expresan viva y dinámicamente y con claridad la posibilidad de una alternativa radical positiva al horroroso mundo actual.
Aquí, una vez más, es importante aprender de la experiencia histórica. Al volver a lo que decía anteriormente sobre los años 1960 y a lo que se dice sobre esto en Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución, en un sentido real se puede considerar al año 1968 como un punto de viraje — cuando las cosas se dividían en dos, en un fenómeno principal y un fenómeno secundario. Para ponerlo de manera concisa, se podría decir que, en Estados Unidos en particular, el año 1968 representó el fin de una gran ilusión, inclusive para las personas que se esforzaban sincera y vigorosamente por un mundo diferente y mejor. En 1968, no sólo ocurrieron los asesinatos de Martin Luther King y Bobby Kennedy, lo que hizo añicos ciertas ilusiones, sino que también se ponía en claro que no iba a ser posible hacer nacer un mundo mejor, según lo que pensaban algunos, “haciendo que Estados Unidos se pusiera a la altura de lo que debiera ser”. Esta era una ilusión que todavía guardaban incluso algunas de las personas de mentalidad más radical. Para usar esa frase, tenían “dos tipos de productos en su almacén”. Como señalé en un ensayo anterior (que se incluye en Reflections, Sketches & Provocations48, de hace más de 30 años), Phil Ochs era una especie de personificación de esta contradicción muy intensa. Por un lado, tenía algunas canciones muy buenas, canciones muy apropiadas como “Love Me, Love Me, I’m a Liberal” [Ámenme, ámenme, soy un liberal], con su contundente denuncia a la hipocresía del liberalismo y a la indecisa oposición del liberalismo a la opresión, la cual aún tiene mucha aplicación hoy (esa canción tiene una lamentable estrofa anti-lésbica —o algo que de hecho no es parte de la canción pero que Ochs agregó espontáneamente durante un concierto en vivo que fue grabado— pero en un sentido general, lo que la canción dice aún tiene mucha aplicación y relevancia hoy). Y Ochs tenía canciones como “Cops of the World” [Policías del mundo], que también tiene mucha relevancia hoy, con penetrantes estrofas irónicas como “Y el nombre de nuestras ganancias es democracia / así que gústate o no, tendrás que ser libre / porque somos los policías del mundo”. Y su canción sobre “The Ringing of Revolution” [El repique de la revolución]. Luego, por otro lado, como él mismo señaló, también sacó una canción que lamentaba la muerte de John Kennedy — no sólo lamentaba su muerte, sino que se refería con ingenuidad e idealismo a lo que representaba Kennedy. El propio Ochs comentó esta contradicción. Dijo: “Todavía no puedo apartarme de este sentimiento que tengo por Kennedy y por eso muchos de mis amigos marxistas creen que soy un idiota”, o algo por el estilo. Mi objetivo no es criticar a Phil Ochs, que se encontró con un fin trágico en el suicidio. Lo que señalo, una vez más, es que él era una especie de personificación del fin de la ilusión de que de alguna manera se podía hacer que Estados Unidos fuera una fuerza para el bien en el mundo y que se pusiera a la altura de lo que supuestamente fueran las mejores aspiraciones encarnadas en su fundación. (Desde luego, fue cierto que se dio un “fin” a esta ilusión solamente en un sentido relativo y temporal. Con el reflujo del auge de lucha radical de esa época, y los grandes cambios que ocurrían en el mundo, y en el propio Estados Unidos, cambios que estaban asociados con ese reflujo —y que también continuaron posteriormente—, la influencia de esta y otras ilusiones y delirios similares se reafirmó como un fenómeno importante. Esto es algo al cual volveré en adelante).
Así que se dio cierto deslinde — con un aspecto o fenómeno principal y otro aspecto o fenómeno secundario. El aspecto principal era que un gran número de personas se volvían más radicalizadas y reconocían —aunque esto estuviera en sentidos poco desarrollados o incipientes, pero de todos modos en un sentido básico— la imposibilidad de reformar el sistema. Y el fenómeno secundario en ese momento era que algunas personas se volvían desorientadas y desmoralizadas, y se daban por vencidas (o se volvían, como dicen los franceses, “récupéré”), volvieron a trabajar para el sistema (o al menos dentro del sistema), aunque mantuvieran vivas algunas inclinaciones y aspiraciones progresistas. Así que se trataba de un verdadero deslinde y, para repetir, el aspecto principal era la radicalización continua de un gran número de personas, precisamente sobre la base de reconocer más a fondo, si no de manera completamente científica, que no era posible hacer que Estados Unidos fuera una fuerza para el bien en el mundo. Esto incluía a algunas personas que al principio se habían opuesto a la guerra de Vietnam a partir de creer que la guerra era solamente un “error”, o algo de lo que solamente un sector de la clase dominante (o la “estructura de poder”) era responsable, pero una enorme cantidad de ellas llegaron a ver que esta guerra surgió de la naturaleza básica y de las necesidades básicas del imperialismo, en particular del imperialismo estadounidense.
Pero sí sabemos que desde el auge de lucha de finales de los años 1960 entrando a los principios de los 1970, se han producido importantes cambios en el mundo, entre ellos muchos cambios negativos, de los que también tenemos que sacar las lecciones apropiadas y necesarias. Se han operado cambios en la situación objetiva. Por ejemplo, no sólo se dio la derrota de la revolución y del socialismo en China con la restauración del capitalismo ahí, y el surgimiento de China como una potencia imperialista en sí, en contienda con Estados Unidos y con otros imperialistas; sino que en un sentido más amplio las cosas se han dado virajes en el tercer mundo. Con respecto a muchas de las fuerzas que combatieron por la liberación nacional en el tercer mundo en el período posterior al fin de la Segunda Guerra Mundial (en 1945) hacia principios y mediados de los años 1970 (y algunas de estas luchas continuaron, de una forma u otra, hasta la década de 1990), se agotó el curso de esas revoluciones o luchas de liberación: o fueron derrotadas, o se convirtieron en otra cosa, en algo que no era revolucionario, y terminaron absortas en el sistema imperialista general. Y muchas de las personas que dirigían esas luchas de liberación en ese período (o sus descendientes, literal o políticamente) ahora se han convertido en gobernantes o apéndices burgueses del imperialismo, o han dejado de desempeñar un papel importante. (Este es un fenómeno que analicé en El Nuevo Comunismo).
Así que este es otro cambio importante. Se dio lo que ocurrió en Vietnam cuando Estados Unidos fue obligado a retirarse y por fin en 1975 fue tumbado el régimen que Estados Unidos había estado apuntalando, pero luego los vietnamitas recurrían cada vez más a la Unión Soviética, la cual era en sí una potencia imperialista (“social-imperialista”, como decimos — todavía era socialista de nombre, en ese momento, pero era imperialista de hecho y en sus acciones). La dirigencia vietnamita recurrió a la Unión Soviética en busca de apoyo económico y de otro tipo, lo que los llevó por un camino que, especialmente cuando la propia Unión Soviética se desenmarañara, hizo que Vietnam se convirtiera básicamente en otro país del tercer mundo lo cual saqueaban los mismos imperialistas, entre ellos, sobre todo Estados Unidos, contra los que el pueblo vietnamita había luchado heroicamente; y hoy existe la amarga realidad de que Vietnam se ha convertido en parte de la red internacional de maquiladoras para el capital imperialista.
Y también se dio el fenómeno de Camboya, que comenzó como una lucha de liberación ante la horrenda destrucción de ese país por Estados Unidos, una experiencia de la que se ha dirigido a muchas personas a olvidar o simplemente a no estar enteradas —los masivos bombardeos y destrucción de ese país por Estados Unidos— y luego, a mediados de los años 1970, llegaron al poder los Jemeres Rojos que habían estado encabezando la resistencia al imperialismo en ese país pero que luego perpetraron toda clase de cosas terribles a partir de una perspectiva totalmente equivocada, mientras lo hacían en nombre del marxismo o del comunismo.
Todo eso suscitó mucha desorientación. Claro que aquí no me alcanza el tiempo para analizar todo esto — he examinado unos aspectos importantes de esto en algunas otras obras (como El Nuevo Comunismo), y es importante captar las lecciones esenciales surgidas de esta experiencia, tanto por la manera en que los imperialistas y sus seguidores intelectuales la han usado para calumniar al auténtico comunismo, sino también y en lo más fundamental para profundizar el enfoque científico de emprender la lucha para derrotar al imperialismo y hacer nacer una sociedad nueva y emancipadora, con todas las contradicciones profundas y complejas que ello conlleva. Lo que señalo aquí, en términos de los virajes que se han dado desde el extenso auge de lucha revolucionaria de los años 1960 entrando a mediados de los 1970, es que muchas de estas cosas empezaron a desorientar y desmoralizar a las personas — quienes habían luchado duramente contra la guerra de Vietnam, quienes habían estado en las calles en apoyo a las luchas de liberación en todo el mundo y quienes habían participado activamente en la lucha contra la opresión en el mismo Estados Unidos.
Además, se dio el fenómeno de que la clase dominante en Estados Unidos, mientras que reprimía con saña a las masas básicas de los oprimidos —al pueblo negro, por ejemplo—, también trabajaba para crear un mayor número de fuerzas burguesas y de clase media entre los negros, como un amortiguador contra las condiciones opresivas y el potencial de un levantamiento masivo entre las masas de personas.
Todo esto, una vez más, ha tenido un efecto negativo sobre las masas de personas, en particular con respecto a la posibilidad, e incluso la deseabilidad, de una lucha decidida para llevar a cabo la transformación fundamental de la sociedad y de las personas. De parte de diferentes capas sociales se ha dado, como fenómeno de masas durante las décadas desde el auge de lucha de la década de 1960, una acomodación, o al menos un “ajuste”, a esta “nueva realidad”. Digo acomodación, “o al menos un ajuste” (de distintos tipos), porque con respecto a muchos de esos millones de jóvenes educados de la clase media que se volvieron radicalizados y genuinamente asumieron una mentalidad revolucionaria en ese período —y para los que esos tiempos no eran simplemente un juego, sino que participaban en la lucha con sinceridad—, muchos de ellos, ante estas condiciones cambiantes, retrocedieron a volverse “realistas” y volvieron a trabajar dentro del sistema, al mismo tiempo que se aferraban a una versión diluida de sus sentimientos radicales y revolucionarios.
Entre las masas básicas, incluido el pueblo negro (y no me refiero a las capas de la clase media que se desarrollaban debido a una política consciente de la clase dominante, sino a las masas de los oprimidos), surgió muchísima desmoralización y una sensación de derrota, y la inyección (incluso mediante políticas y acciones deliberadas de la clase dominante) de masivas cantidades de drogas intensificó más las condiciones desesperadas de las masas básicas y reforzó más la sensación de desmoralización. Muchas personas estaban muriéndose o, al recurrir a las drogas por desesperación, quedaban reducidas a miserables desdichados — la ausencia de esperanza, o la muerte, en términos inmediatos, de la esperanza que había inspirado a tantas personas, sobre una base real, en el transcurso del auge de lucha de los años 1960, lo que ahora se había amainado y se había transformado. Y esta situación se volvió aún más desesperada y desmoralizadora con el crecimiento de las pandillas en los ghettos y barrios de Estados Unidos (así como a nivel internacional), y la situación atraía a los jóvenes hacia las pandillas ante las condiciones de creciente privación y desesperación y lo que para la mayoría de ellos era la ilusión de enriquecerse, con la orientación de “enriquecerse o morir al intentarlo”, impulsada por el crecimiento del narcotráfico y la influencia de la pútrida cultura promovida en toda la sociedad que fomentaba y ensalzaba la explotación y la degradación de otros como mecanismo para triunfar en grande, en Wall Street y en el escenario mundial, o en las calles de las comunidades marginadas de las ciudades.
Aunado a todo esto, se ha dado una implacable contraofensiva política e ideológica de la clase dominante —un implacable embate contra el comunismo, y de hecho contra todos los elementos radicales positivos de ese auge de lucha de masas (más o menos, desde mediados de los años 1960 entrando a mediados de los 1970)— mientras que al mismo tiempo se ha dado la “desnaturalización” (es decir, la dilución y la tergiversación) de ese auge de lucha positivo en la forma de “identidades” diferentes, y a menudo opuestas, y las correspondientes nociones de la verdad y el derecho de expresarse como cuestión de “identidad” y “posición identitaria” (un fenómeno que también ha servido de blanco y vehículo útil para que las crecientes fuerzas fascistas ataquen a la lucha contra la opresión y la injusticia muy reales, mientras que esta política e ideología “de identidad” no ofrece ninguna solución real a esa opresión e injusticia ni ninguna alternativa real al sistema que ha engendrado este fascismo).
Entre las fuerzas revolucionarias en sí —y en particular en nuestro propio Partido, que tiene la responsabilidad de ser una auténtica vanguardia de la revolución— estas “décadas terribles”, y este implacable embate ideológico y político a lo largo de estas décadas, han cobrado un saldo terrible, llevando en gran parte al abandono de la meta, o de toda orientación seria, hacia la revolución y el comunismo, e incluso ha llevado a un cuestionamiento sobre si de hecho esto constituye una alternativa radical positiva al orden mundial actual — todo lo cual ha hecho necesaria una Revolución Cultural al interior de este Partido que ha durado más de 15 años y que aún continúa, si bien de nuevas formas y con nuevas prioridades, con una expresión concentrada en la actual Gira “Revolución” (la Gira Nacional “Organícense para una Revolución REAL”)49 para difundir la revolución ampliamente, entre las masas básicas, los estudiantes y otros sectores de la población, ejercer un impacto en el país en su conjunto, crear una gran efervescencia en la sociedad en torno a la cuestión de la revolución y el comunismo la que ha estado notablemente ausente en el terreno político y en la cultura, y organizar concretamente ahora a miles de personas, a las personas que empiezan a acercarse y entrar a esta revolución, a la vez que trabaja para influenciar a millones de personas, como parte esencial de acelerar y prepararse para las condiciones en las que será posible llevar a cabo la lucha revolucionaria para derrotar y desmantelar este sistema horroroso y sus instituciones de represión violenta, y hacer nacer una sociedad radicalmente nueva y emancipadora basada en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte.
Aquí es necesario hablar de la “combinación tóxica” que se describe en el artículo “EL NUEVO COMUNISMO PODRÍA CAMBIARLO TODO, SI…” que salió en Revolución, la situación “caracterizada por el predominio del revisionismo anticientífico tanto en nuestro propio Partido como en los movimientos internacionales, en combinación con el grado frustrante en que las masas de todas las capas sociales NO han venido identificando correctamente la fuente de ‘el problema’ que enfrentan la sociedad y toda la humanidad, o que de ninguna manera seria han venido buscando este tipo de ‘solución’”50.
Esta formulación “combinación tóxica” presenta de manera acuciante el problema, y la propia Gira “Revolución” está trabajando para resolver este problema acuciante, porque el objetivo es que en lugar de claudicar —en oposición a claudicar— ante esta “combinación tóxica” y ante las dificultades generales, hay que asumir el reto de transformar la situación radicalmente. Como este artículo de inmediato enfatiza: “Tenemos que enfrentar esta realidad, y por otra parte encontrar la manera de no dejar que nos derrote”.
Una parte importante de superar esta “combinación tóxica” es lidiar con la contradicción que se describe cerca del fin de la Primera parte de Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución, en términos de lo que sí tenemos y lo que no tenemos y lo que necesitamos con urgencia en relación con la revolución que sí es la solución fundamental al problema que enfrentan las masas de la humanidad y en última instancia la humanidad en su conjunto. Aquí va la manera en que describí esa contradicción en Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución:
En particular debido al trabajo que he hecho y la dirección que he venido dando durante las décadas después de los 1960, sí contamos con el mayor desarrollo del método y enfoque científico de la revolución, con el nuevo comunismo; contamos con el enfoque y plan estratégicos de hacer esta revolución; contamos con la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, una visión abarcadora y un “plano” concreto para una sociedad radicalmente nueva y emancipadora con el objetivo de emancipar a toda la humanidad. Pero hablemos sin pelos en la lengua: lo que no tenemos, todavía, son masas de personas que se hayan convencido de la revolución y que se vean impulsadas a trabajar por ella, sobre todo los jóvenes, que siempre son la fuerza motriz de cualquier revolución; y, si bien tenemos la base y el andamiaje de organización revolucionaria a partir de la cual se podría construir y expandir en la forma de una fuerza de vanguardia capaz de realmente dirigir la revolución hasta el final, aún no tenemos el necesario cuadro de líderes, en todos los niveles y en todas regiones del país, que tengan no solo la determinación sino los cimientos científicos para dirigir a las masas a las cuales hay que atraer e incorporar para hacer la revolución51.
Esto se refiere a la contradicción a la que un creciente número de personas —aquellos que han estado participando en trabajar para esta revolución durante algún tiempo, y aquellos que empiezan a participar en esta revolución— debemos dedicarnos activamente a examinar y resolver. Una parte central de este proceso es poner los problemas de la revolución ante las masas de personas, entre ellas las personas que acaban de conocer y están empezando a formar parte de este movimiento para una revolución real, y conseguir su participación para ayudar a resolver estos problemas.
Como se dice en Breakthroughs (Abriendo Brechas):
Un principio muy importante, entendido y aplicado correctamente, es que, en un sentido fundamental y esencial, las masas hacen la revolución. Eso no es y no debe tomarse como una receta para seguir a la cola de las masas y su espontaneidad. Pero éstas sí son las personas que tienen que hacer esta revolución y deben llegar a participar, en cada etapa, en bregar con el proceso y contribuir al proceso de determinar las formas para luchar y resolver y transformar las contradicciones que se enfrentan, los problemas de la revolución, con el fin de abrir importantes brechas y avanzar. Este es un principio muy importante y es algo que no debe igualarse a seguir a la cola de las masas y a pensar que, en un sentido reificado, todo el conocimiento está ubicado en las masas y que lo único que hay que hacer es decirles cuál es el problema y de inmediato ellas encontrarán una solución. Se trata de conseguir que participen, que se active un número cada vez mayor de ellas, sobre una base con dirección científica, en el proceso de luchar por enfrentar y transformar las contradicciones las cuales hay que resolver por medio de lucha en el camino hacia la realización de la revolución52.
Y como se enfatizó hace poco:
Al parecer, tal vez todavía exista cierta renuencia a poner este aspecto (nuestras deficiencias, y las necesidades apremiantes) directa y claramente ante las personas con las que nos estamos encontrando. En oposición a tal renuencia, es importante subrayar que una parte crucial de realmente abrir las brechas que necesitamos con urgencia en construir un movimiento real para una revolución real, y de hecho una parte esencial de organizar a las personas en la revolución es de hecho poner ante las masas, entre ellas las personas con las que nos estamos encontrando por primera vez, los problemas y las necesidades de la revolución, y conseguir que participen, desde el principio, en ayudar a resolver (y en ciertos aspectos ayudar a identificar más y ayudar a resolver) los problemas y las necesidades de esta revolución.
Además, se subraya que es necesario que no hagamos esto con hipérbole sino con un “brío y entusiasmo” genuino que se basa en saber que las personas pueden jugar un papel activo, junto con otros, en desarrollar colectividades, para “integrar sus ideas creativas en el proceso científico” de resolver los problemas tanto inmediatos como estratégicos de esta revolución, la que, con todas sus dificultades y retos, representa el camino hacia adelante, el único camino hacia adelante, para salir de los horrores que constituyen la vida cotidiana de las masas de la humanidad, y el inminente desastre para la humanidad en su conjunto, bajo la dominación de este sistema del capitalismo-imperialismo.
En oposición a la monstruosidad que es este sistema, a sus gigantescos crímenes contra la humanidad y a las pútridas formas de pensar y cultura que riega continuamente, tiene gran importancia difundir con osadía la alternativa positiva: la ciencia, la dirección, la estrategia para la revolución y una visión y plan concreto y panorámico para una sociedad y mundo radicalmente nuevo y emancipador.
En conclusión, como dije en From Ike to Mao and Beyond:
Si uno ha tenido la oportunidad de ver el mundo como es en realidad, puede encaminar su vida por rumbos profundamente distintos. Puede entrarle a la vida de comer o ser comido, y muy probablemente ser devorado en el proceso de salir adelante. Puede meter el hocico en el comedero y engullir lo más que pueda, y empujar a los demás para agarrar más. O puede dedicarse a hacer algo que cambie toda la dirección de la sociedad y el mundo. Si uno pone lado a lado las dos cosas, ¿cuál tiene significado? ¿Cuál contribuye de hecho a algo que valga la pena? La vida de uno va a tener valor o va a ser inútil. Y no se puede dedicar la vida a algo más grande que contribuir lo máximo que podamos a la transformación revolucionaria de la sociedad y del mundo, a ponerle fin a todos los sistemas y las relaciones de opresión y explotación, y a todo el sufrimiento y destrucción innecesarios que traen. Eso lo he aprendido más y más profundamente a lo largo de las vueltas y revueltas e inclusive de los grandes reveses, así como los grandes logros, de la revolución comunista hasta ahora, en lo que de hecho todavía son sus primeras etapas históricas….
Cuando veo todo esto, vuelvo a pensar en el amigo que decidió dedicar la vida a curar el cáncer — y pienso en la necesidad mayor aún de ponerle fin al sistema del capitalismo-imperialismo y a todo el sufrimiento y la opresión que encarna e impone a lo largo y ancho del mundo. Se ve que la vida no podría dedicarse a nada más importante y que las contribuciones que uno haga en el curso de la vida son lo más importante y lo más elevado de todo lo que podría hacer. Esto entraña momentos de gran decepción, sí, pero también momentos de gran gozo. El gozo de ver cómo los seres humanos se libran de trabas, se alzan, empiezan a ver el mundo tal como es en realidad y abrazan más conscientemente la lucha para cambiarlo. El gozo de saber que somos parte de este proceso y de contribuir lo máximo que podamos a él. El gozo de la camaradería de estar con otros en esta lucha y de saber que es algo que vale la pena, que no estamos metidos en algo insignificante y nimio, sino en algo elevado. El gozo de mirar al futuro, de divisar la meta por la que luchamos y de ver a quienes empiezan a captar lo que podría significar, no solo para sí mismos, sino para la sociedad, para la humanidad entera53.
NOTAS
1. Bob Avakian, Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución. Discurso filmado de 2018. El texto está disponible en español en revcom.us, y el video y el texto en inglés están disponibles en revcom.us y thebobavakianinstitute.org. [volver]
2. CIENCIA Y REVOLUCIÓN: Sobre la importancia de la ciencia y la aplicación de la ciencia a la sociedad, la nueva síntesis del comunismo y la dirección de Bob Avakian, Una Entrevista a Ardea Skybreak (Insight Press, 2015). Está disponible en español en revcom.us, y en inglés en revcom.us y thebobavakianinstitute.org. [volver]
3. Bob Avakian, ¡Fuera con todos los dioses! Desencadenando la mente y cambiando radicalmente el mundo (JB Books, 2009). El libro está disponible al pedido en revcom.us. [volver]
4. Bob Avakian, EL NUEVO COMUNISMO: La ciencia, la estrategia, la dirección para una revolución real, y una sociedad radicalmente nueva en el camino a la verdadera emancipación (Editorial Aurora Roja, 2018). También está disponible en revcom.us. [volver]
5. Carta de Marx a Kugelmann, 1868, citada en El comunismo: El comienzo de una nueva etapa, Un manifiesto del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, septiembre de 2008 (RCP Publications, 2009). Disponible en revcom.us. [volver]
6. Bob Avakian, “Un ‘salto de fe’ y un salto al conocimiento racional: Dos saltos muy distintos, dos concepciones del mundo y métodos radicalmente diferentes”, Revolución #10, 31 de julio de 2005. Está disponible en el libro Lo BAsico, de los discursos y escritos de Bob Avakian, y en revcom.us. [volver]
7. Bob Avakian, Cavilaciones y forcejeos: Sobre la importancia del materialismo marxista, el comunismo como una ciencia, el trabajo revolucionario con sentido y una vida con sentido. De un discurso de 2009. Revolución, mayo-septiembre de 2009. Disponible en revcom.us. [volver]
8. REVOLUCIÓN Y RELIGIÓN: La lucha por la emancipación y el papel de la religión, Un diálogo entre CORNEL WEST y BOB AVAKIAN (2015). La película del diálogo de noviembre 2014 en inglés está disponible en la forma de dos dvd en revcom.us. También está disponible en revcom.us y thebobavakianinstitute.org. [volver]
9. Tal como se explica en el sitio web RefuseFascism.org (Rechazar el Fascismo):
El régimen de Trump y Pence representa un peligro catastrófico para la humanidad. Los campos de concentración en la frontera… la aceleración de la devastación ambiental… el peligro de la guerra, incluso la amenaza de una guerra nuclear… el dominio de la supremacía blanca… las turbas fascistas y los racistas asesinos en masa… la eliminación de la verdad y la ciencia… casi eliminado el derecho al aborto… el destripamiento del estado de derecho y los derechos democráticos y civiles… ASÍ SE ESTÁ DESENVOLVIENDO EL FASCISMO….
Debemos aprehender la crisis del juicio político de destitución que ahora está brotando, tomar la historia en nuestras propias manos y convertir el temor ante el futuro en una fuerza para la esperanza — unidos en torno a una sola demanda unificadora: ¡El Régimen de Trump y Pence tiene que marcharse, YA!
Rechazar el Fascismo acoge a los individuos y las organizaciones con diversos puntos de vista que compartan nuestra determinación a negarse a aceptar a un Estados Unidos fascista, se sumen a nosotros y/o sean socios con nosotros en esta gran causa. [volver]
10. Raymond Lotta, “Slavoj Žižek es un pomposo imbécil que hace mucho daño”, Revolución, 13 de noviembre de 2016. Disponible en revcom.us. [volver]
11. Edward Wasserman, “Julian Assange and the War on Whistle-Blowers” [Julian Assange y la guerra contra los denunciantes], New York Times, 27 de abril de 2019. [volver]
12. Bob Avakian, “Los fascistas y la destrucción de la ‘República de Weimar’... y qué la va a reemplazar”, Revolución, 18 de julio de 2018; originalmente posteado el 24 de julio de 2005. Disponible en revcom.us. [volver]
13. Bob Avakian, “No ser Jerry Rubin, ni incluso Dimitrov, sino comunistas revolucionarios de a de veras: EL RETO DE DEFENDER LAS GARANTÍAS FUNDAMENTALES DESDE LA PERSPECTIVA COMUNISTA Y NO OTRA”, Revolución, 26 de junio de 2005. Disponible en revcom.us. [volver]
14. Paul Krugman, “Racism Comes Out of the Closet” [El racismo sale del armario], New York Times, 16 de julio de 2019. [volver]
15. Bob Avakian, Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución. Discurso filmado de 2018. El texto está disponible en español en revcom.us, y el texto y el video en inglés están disponibles en revcom.us y thebobavakianinstitute.org. [volver]
16. Woodrow Hartzog y Evan Selinger, “Just a Face in the Crowd? Not Anymore” [¿Nada más que un rostro en la multitud? Ya no], New York Times, 18 de abril de 2019. [volver]
17. Bob Avakian, BREAKTHROUGHS (ABRIENDO BRECHAS): El avance histórico hecho por Marx, y el nuevo avance histórico del nuevo comunismo, Un resumen básico. Prepublicación, 3 de agosto de 2019. Disponible en revcom.us. [volver]
18. Bob Avakian, From Ike to Mao and Beyond: My Journey from Mainstream America to Revolutionary Communist, A Memoir by Bob Avakian [Una autobiografía de Bob Avakian] (Insight Press, 2005), en inglés. Hay pasajes en español en revcom.us; y lecturas en audio en inglés por Bob Avakian de selecciones de su autobiografía en revcom.us y thebobavakianinstitute.org. [volver]
19. Bob Avakian, ¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE! En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista, Un mundo mejor ES posible, Un discurso de Bob Avakian. Discurso filmado de 2017. El texto en español está disponible en revcom.us, y la versión filmada en inglés está disponible en revcom.us y thebobavakianinstitute.org. [volver]
20. Bob Avakian, “3 cosas que tienen que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor”, 1º de mayo de 2016. Disponible en revcom.us. [volver]
21. Bob Avakian, “El problema, la solución y los retos ante nosotros”, un discurso pronunciado en 2017. El texto en español está disponible en Revolución, 15 de noviembre de 2017, revcom.us; el audio y el texto en inglés están disponibles en revcom.us y thebobavakianinstitute.org. [volver]
22. Bob Avakian, Lo BAsico, de los discursos y escritos de Bob Avakian (RCP Publications, 2011). [volver]
23. Ibíd. [volver]
24. “All Played Out” [Todo gastado y trillado], un número de palabra hablada con letra de Bob Avakian y música de William Parker (Centeringmusic BMI, 2011), en inglés. Disponible en soundcloud.com/allplayedout. También está disponible en revcom.us y thebobavakianinstitute.org. [volver]
25. Carlos Marx, Grundrisse, Siglo XXI, 2002, tomo 1, “El dinero como relación social”, pp. 91-92, énfasis en el original; traducción corregida. Citado en Bob Avakian, Cavilaciones y forcejeos: Sobre la importancia del materialismo marxista, el comunismo como una ciencia, el trabajo revolucionario con sentido y una vida con sentido. De un discurso de 2009. Revolución, mayo-septiembre de 2009. Disponible en revcom.us. [volver]
26. Carlos Marx, El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte (Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín, primera edición, 1978). [volver]
27. Avakian, Cavilaciones y forcejeos.
* Bob Avakian, Hacer la revolución y emancipar a la humanidad. Un discurso de Bob Avakian, Revolución, octubre de 2007-febrero de 2008. Disponible en revcom.us. [volver]
28. Avakian, BREAKTHROUGHS (ABRIENDO BRECHAS). [volver]
29. Bob Avakian, El comunismo y la democracia jeffersoniana (RCP Publications, 2008). Está disponible en inglés en revcom.us y thebobavakianinstitute.org; hay pasajes en español en revcom.us. [volver]
30. Carlos Marx, Miseria de la filosofía (Siglo XXI Editores, México, décima edición, 1970). [volver]
31. Carlos Marx, Crítica del programa de Gotha (Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín, primera edición, 1979). [volver]
32. Bob Avakian, Cavilaciones y forcejeos: Sobre la importancia del materialismo marxista, el comunismo como una ciencia, el trabajo revolucionario con sentido y una vida con sentido. De un discurso de 2009. Revolución, mayo-septiembre de 2009. Disponible en revcom.us.
*Bob Avakian, Salir al mundo — como una vanguardia del futuro. De un discurso pronunciado en 2008. Revolución, febrero-abril de 2009. Disponible en revcom.us.
** El camarada Damián García, un miembro muy querido del PCR, fue asesinado por agentes de la policía en Los Ángeles el 22 de abril de 1980. Dos semanas antes, izó la bandera roja sobre El Álamo, en lugar de la bandera de Texas, como parte de una campaña para hacer nacer un auge de lucha revolucionaria con motivo del Primero de Mayo de 1980. La “Declaración con motivo de la muerte de Damián García” de Bob Avakian salió en Obrero Revolucionario (ahora Revolución) #51, 25 de abril de 1980. Una parte de esta declaración se cita en su autobiografía From Ike to Mao and Beyond: My Journey from Mainstream America to Revolutionary Communist (Chicago: Insight Press, 2005), pp. 408-409, en inglés. [volver]
33. Ardea Skybreak, La ciencia de la evolución y el mito del creacionismo — Saber qué es real y por qué importa (Editorial Tadrui, Bogotá, 2006), traducción corregida. [volver]
34. Avakian, Cavilaciones y forcejeos. [volver]
35. Avakian, Lo BAsico. [volver]
36. Comité Central del Partido Comunista Revolucionaria, Estados Unidos, “CÓMO PODEMOS GANAR — Cómo en concreto podemos hacer una revolución”, Revolución #457, 19 de septiembre de 2016, actualizado el 24 de septiembre de 2017. Disponible en revcom.us. [volver]
37. Los 6 Puntos de Atención para la Revolución
El Club Revolución defiende los siguientes principios, vive según ellos y lucha por ellos:
1. Nosotros nos basamos en los más elevados intereses de la humanidad —la revolución y el comunismo— y nos esforzamos por representarlos. No toleramos que se use la revolución en busca del beneficio personal.
2. Nosotros luchamos por un mundo en el que TODAS las cadenas resulten rotas. Las mujeres, los hombres y las personas de género diferente son iguales y camaradas. No toleramos el abuso físico o verbal contra las mujeres ni el tratarlas como objetos sexuales, ni toleramos los insultos o “bromas” sobre el género u orientación sexual de las personas.
3. Nosotros luchamos por un mundo sin fronteras, y por la igualdad entre diferentes pueblos, culturas e idiomas. No toleramos los insultos, “bromas” o nombres despectivos sobre la raza, nacionalidad o idioma de una persona.
4. Nosotros tomamos partido con los más oprimidos y nunca perdimos de vista su potencial de emancipar a la humanidad — ni nuestra propia responsabilidad de dirigirlos para hacerlo. Trabajamos por ganar a gente de todos los orígenes sociales a que participe en la revolución, y no toleramos la venganza entre las personas.
5. Nosotros buscamos y luchamos por la verdad sin importar qué tan poco popular sea, a la vez que escuchamos y aprendemos de las observaciones, percepciones y críticas de otros.
6. Nosotros trabajamos por un derrocamiento concreto de este sistema y un camino mucho mejor que deje atrás los destructivos y brutales conflictos que existen hoy entre las personas. Dado que tenemos seriedad, en esta etapa no iniciamos la violencia y nos oponemos a toda violencia contra la gente y entre las personas. [volver]
38. Avakian, Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución, corregido. [volver]
39. Ibíd. [volver]
40. Ibíd. [volver]
41. Avakian, ¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE! [volver]
42. Jonathan Kozol, Savage Inequalities [Desigualdades salvajes] (Crown Publisher, 1991). [volver]
43. Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto), de la autoría de Bob Avakian y adoptada por el Comité Central del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, 2010 (RCP Publications, 2010). También está disponible en revcom.us. [volver]
44. Avakian, Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución. [volver]
45. Ibíd. [volver]
46. Comité Central del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, “CÓMO PODEMOS GANAR — Cómo en concreto podemos hacer una revolución”. [volver]
47. Avakian, Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución. [volver]
48. Bob Avakian, Reflections, Sketches & Provocations: Essays and Commentary, 1981-1987 [Reflexiones, notas y retos: ensayos y comentarios, 1981-1987] (RCP Publications, 1990), libro en inglés. El artículo salió originalmente en el Obrero Revolucionario (ahora Revolución): “Sobre Phil Ochs o por qué hay que escoger entre Kennedy y la revolución”, #176, 15 de octubre de 1982. [volver]
49. Para conseguir más información sobre la Gira Nacional “Organícense para una Revolución REAL”, visite revcom.us. [volver]
50. “EL NUEVO COMUNISMO PODRÍA CAMBIARLO TODO, SI…”, Revolución, 21 de marzo de 2018. Disponible en revcom.us. [volver]
51. Avakian, Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución. [volver]
52. Avakian, BREAKTHROUGHS (ABRIENDO BRECHAS). [volver]
53. Avakian, From Ike to Mao and Beyond. [volver]