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Nota de la redacción: A continuación presentamos un pasaje en español de la nueva obra de Bob Avakian, EL COMUNISMO NUEVO (en inglés). Además de los pasajes que ya se han posteado en www.revcom.us, de cuando en cuando publicaremos otros pasajes en www.revcom.us y en el periódico Revolución. Que estos pasajes sirvan para alentar e inspirar el mayor estudio de la obra en su conjunto, la que ya está a la venta en forma de libro de Insight Press. Además, se puede descargar el pdf del avance en inglés de este libro y pasajes y el índice en español aquí.

Este pasaje es de la sección titulada “III. El enfoque estratégico de una revolución concreta”.

Un pasaje de la sección:
Acelerar mientras se aguarda

Pero, mientras aceleramos, aguardamos. Aguardar es parte de la formulación, es parte de la contradicción, es parte de la estrategia. ¿Por qué aguardamos? ¿A qué aguardamos? No aguardamos a que llegue Godot. No aguardamos a que intervenga algún deus ex machina (una fuerza parecida a un dios, que es externa a las contradicciones del mundo material) para crear, ay, por fin, una base para hacer la revolución. Ni siquiera esperamos o aguardamos a que “el gran dios, las masas” salgan para crearnos una situación revolucionaria — “Ah, cuando las masas estén listas, pues todo será perfecto; éstas van a querer una revolución, y nos vendrán todas y nos dirán: ‘Por favor, diríjanos para hacer una revolución’”. Si pensamos que eso va a ocurrir, pues vamos a estar muy decepcionados. Se puede pensar: “Simplemente no es justo, hemos estado en las calles desde 1996 con el Día Nacional de Protesta contra la brutalidad policial, la represión y la criminalización de una generación. Ahora muchas personas hablan de la brutalidad y el asesinato policiales, pero no todos se nos acercan para decir, ‘Diríjanos por favor’ porque hemos estado aquí por 20 años. Simplemente no es justo”. Bueno, ni modo. Las cosas no funcionan así. Y si pensamos que lo que va a pasar en una revolución —que por fin todos van a acercarse y decir: “Por favor, diríjannos, porque ustedes han estado aquí hablando sobre la revolución desde que no sabemos cuándo”—, pues, olvídelo. Así que no aguardamos algo de esa naturaleza. Pero aguardamos mientras aceleramos. ¿Por qué? Tal vez esto suene, como se dice, contrario al sentido común, como que se contradice a sí mismo en un sentido malo, pero no es así. ¿Por qué aguardamos? Porque en realidad vamos en serio para hacer una revolución. Es el mismo principio que Mao recalcó en la situación de China, en la lucha contra Japón. En China se decía: “Tenemos que librar una guerra total contra los japoneses ahora — no podemos sólo llevar a cabo acciones desde una posición estratégicamente defensiva, tenemos que tomar la ofensiva”. Y Mao dijo: si hacemos eso, nos van a aplastar. Al leer los escritos militares de Mao sobre la resistencia contra Japón, se verá eso una y otra vez: No podemos tomar la ofensiva estratégica inmediata contra Japón, no tenemos la base ni las fuerzas para hacerlo en este momento. Si hacemos eso, nos van a aplastar. Así que si vamos en serio para derrotar a Japón, habrá que luchar a la defensiva estratégica durante una etapa entera para poder llegar al punto en que sea posible tomar la ofensiva. Si se trata de simplemente arremeterse y lanzarse a la ofensiva inmediata, nos van a aplastar, porque nuestras fuerzas todavía son pocas y débiles en comparación con esa poderosa fuerza colosal que todavía lo es Japón.

Así que aguardar es parte de tener seriedad, siempre y cuando se combine con acelerar. ¿Por qué no simplemente dar el salto y lanzar algunas acciones que nos hagan sentir bien ahora mismo? Existe una atracción, una tentación, que nos jala en esa dirección si vamos con seriedad acerca de esto. Pero si hiciéramos eso, sería porque en realidad no vamos en serio para hacer una revolución. Si simplemente lo iniciáramos de esa manera, nos aplastarían, con horribles consecuencias para la revolución y para las masas populares que de hecho con tanta urgencia necesitan esta revolución.

Bueno, fíjese, en “Sobre la posibilidad” se plantea un punto —y quiero recalcarlo porque es importante no malinterpretarlo y vulgarizarlo de una manera social-pacifista (socialista en nombre pero pacifista en contenido)— si se lee “Sobre la posibilidad”, y es el caso también con la Constitución para la Nueva República Socialista, se trata de una declaración escrita con mucho detenimiento y mucha precisión, y no es una especie de ejercicio intelectual, sino dado que trata muchas diferentes contradicciones, incluida la existencia del enemigo y lo que ese enemigo hará si uno actúa o habla con necedades. En un pasaje, “Sobre la posibilidad” recalca algo que también está en el documento “Puntos esenciales de orientación revolucionaria — en oposición a los alardes y poses infantiles y las tergiversaciones de la revolución”:49 Si intentamos implementar una estrategia como la guerra de guerrilla urbana —si intentamos emprender una lucha armada con el fin de hacer caer el presente sistema cuando no existen las condiciones para hacerlo—, pues, eso será una estrategia que solo terminará sustituyendo a las masas populares, porque no activará y no podrá activar a las masas populares, y sólo nos aislará y aplastará antes de que podamos atraer la participación de las masas populares en tal lucha armada. Al mismo tiempo, “Sobre la posibilidad” recalca deliberadamente que tal caso es distinto a que las masas populares se levanten espontáneamente en contra de sus opresores o se defiendan en una situación determinada. Cualquier persona que tenga una orientación buena debería tener las bases de entender por qué están justificados esos actos de la gente. (Parafraseo lo escrito en el documento “Sobre la posibilidad de la revolución”, en que todo se expone con mucha precisión, y las personas pueden y deberían estudiar ese documento con detenimiento.) No se puede recurrir al hecho de que en estos momentos no podemos pasar a la forma de lucha que se usó en China para oponer resistencia a Japón — no se puede recurrir a eso para decir, cada vez que las masas populares se levanten: bueno, ésa no es la estrategia correcta.

Tuve una experiencia directa con eso, en otra época. Me acuerdo que se dio una situación en San Francisco, en los años 1960, en que los cerdos policías irrumpieron en la oficina del Partido Pantera Negra (PPN) en San Francisco y acribillaron la oficina. Frente a eso la gente de los vecindarios aledaños —centenares, tal vez miles de personas— tomaron las calles e hicieron una rebelión; pero los Panteras Negras le dijeron a la gente que desocuparan las calles y asistieran a una reunión más tarde. Cuando hablé con los líderes de los Panteras y objeté, diciendo que su respuesta estaba mal, ellos la justificaron, diciendo: “Esa rebelión fue una forma de lucha espontánea y nosotros no representamos la espontaneidad.” Bueno, ¿saben qué? Cientos, hasta miles de personas estaban en rebelión en las calles — pero solo 25 personas llegaron a la reunión. No tenía sentido. Eso no se hace cuando las masas populares se alzan. ¿Me entienden? Eso no se hace.

Ese punto es distinto al principio importante de que nuestra propia acción no puede sustituir a las masas populares. Si actuamos como una fuerza que pretende sustituir a las masas populares, o si seguimos una estrategia que hace que sea fácil contenernos y matarnos antes de que siquiera se pueda activar la participación de las masas populares en nuestra lucha, pues lo que hacemos es incorrecto. Es preciso tener las condiciones indicadas, las condiciones necesarias. Fíjese, las personas que necesitan con urgencia una revolución, ni siquiera van a apoyar algo que causa que les caigan cosas gruesas, a menos que estén convencidas de que es muy necesario y vale el sacrificio. Ahora, para ser claro, no se trata de una fórmula para ir a la cola de las masas — se trata de la importancia de ser científico. Así que, aguardarse —repito, tal vez esto suene, como se dice, contrario al sentido común, o una ironía— pero aguardar es parte de tener seriedad, si se combina con acelerar. Pero tenemos que captar lo que significa, y lo que no significa, decir que ahora no es el momento de tomar la ofensiva. No lo es — pero hay una diferencia entre nosotros, como fuerza consciente de vanguardia, y las acciones espontáneas de las masas; y es preciso tener la capacidad de reconocer y tratar esa contradicción de una manera correcta, y no de la manera en que lo hizo el PPN en esa situación de otra época, porque ellos mataron la lucha de las masas en esa situación. Así que quiero recalcar ese punto.

Algunos dirán: “Ah, ustedes nada más aguardan”, lo que tergiversa nuestra orientación estratégica. No, no nada más aguardamos. Aceleramos mientras se aguarda, pero el aspecto de aguardar es parte de un enfoque estratégico y serio. Aquí uso una analogía —para quienquiera que escuche, uso una analogía, porque se trata de un camino distinto, una estrategia distinta, distintas formas de lucha, etc.— es análogo a por qué Mao dijo que no podemos tomar la ofensiva inmediata. Tenemos que esforzarnos contra los límites de la situación objetiva y transformarla al mayor grado posible en cada punto; pero si intentamos hacer caso omiso de las condiciones objetivas, o simplemente desconocerlas arbitraria e intencionadamente, y actuar como si imperaran unas condiciones completamente distintas, cuando no es así, pues ése es el camino al aplastamiento. Eso también es traicionar a las masas populares. Por lo que lo importante es acelerar mientras se aguarda.

En este momento no tengo tiempo para adentrarme en todo esto, pero sí quiero recomendar, como se ha hecho anteriormente, que lean los primeros seis párrafos de la Segunda parte de Hacer la revolución y emancipar a la humanidad50, sobre esta misma cuestión de acelerar mientras se aguarda y lo que significa, y de entender correctamente la relación entre lo que hacemos y el desarrollo de la situación objetiva — cómo trabajamos para transformar la situación objetiva en la mayor medida posible, y tan rápidamente que sea posible, mientras, al mismo tiempo, reconocemos que existen fuerzas mayores en operación. Están las contradicciones del sistema mismo, y hay diferentes fuerzas de clase —la clase dominante y las diferentes fuerzas de la clase media, etc.— que también trabajan para cambiar las condiciones objetivas de acuerdo a la manera en que ven sus intereses. Todo eso es parte de lo que trabajamos para afectar — pero trabajamos hacia un objetivo muy específico: llegar al momento en que sea posible y correcto jugárselo el todo por el todo para tomar el poder. Aquí no voy a entrar en mayores detalles, porque no tenemos tiempo ahora, pero les insto mucho a volver a esos seis párrafos al comienzo de la Segunda parte de Hacer la revolución y emancipar a la humanidad y a forcejear con éstos, porque están integralmente relacionados con la orientación correcta y el enfoque estratégico de acelerar mientras se aguarda.

Señalaré lo siguiente — una analogía con algo que dijo Lenin que se discute a comienzos de la Segunda parte de Hacer y emancipar: Lenin analizó que en los países imperialistas, el imperialismo ha utilizado su botín para sobornar a ciertos sectores de la clase obrera; y dijo: nadie puede decir con certeza qué posición esos sectores más "aburguesados" y más acomodados de la clase obrera tomarán cuando ocurra la revolución. Nadie puede decir precisamente, insistió — veremos cuando surja ese momento en concreto. En esos seis párrafos, esta formulación —“nadie puede decir precisamente”— se usa específicamente para precisar que no se sabe, al trabajar en torno a las cosas, hacia dónde irá todo al final. Ese punto también se señala en la declaración sobre la estrategia (“Sobre la estrategia para la revolución”51): no se sabe a qué llevarán las “sacudidas” en la sociedad. Los levantamientos de las masas, por ejemplo — no se sabe de qué caldo sería posible que éstos llegaran a ser parte. Pero lo que se sabe es que en cada situación hay que trabajar para hacer avanzar las cosas tan lejos como sea posible, tan rápido como sea posible, hacia el objetivo de la revolución, y como resultado en cada situación consolidar las fuerzas para la revolución al máximo grado posible, de modo que así se hayan hecho avances y, como dice la declaración sobre la estrategia, se encuentre en un plano más alto desde el cual desarrollar más trabajo hacia el objetivo de la revolución.

Bueno, mencioné anteriormente que me asombra constantemente las maneras en que se puede tergiversar las cosas para convertirlas en revisionismo. Al usar una formulación para explicar y concentrar algo para las personas, se distorsiona para que signifique otra cosa distinta. Se informó que, en una discusión sobre este punto (de que nadie puede decir precisamente hacia dónde irán las cosas en el trabajo para hacer avanzar las cosas hacia la revolución), de hecho una persona lo interpretó así: “Bueno, nadie puede decir, así que básicamente salimos no más a hacer lo que podamos, y no podemos decir en realidad si eso llevará a algo”. ¡No! Eso no es lo que significa. El significado es todo lo contrario. Nadie puede decir de antemano que existen “x” límites a qué tan lejos las cosas pueden ir. Este es el punto que se recalca. Es muy frustrante, tengo que decirlo, que, al parecer, las cosas se reformulen para constituirse en el revisionismo, demasiadas veces —para convertirse en una receta para someterse a las condiciones objetivas— cuando el tema es cómo trabajar para transformar las condiciones objetivas al máximo posible, y no, de antemano, o en momento alguno, poner límites arbitrarios a dónde todo podría ir. No sabemos donde todo podría ir, porque ocurren demasiadas cosas en el mundo y no podemos calcular todo eso perfectamente en cualquier momento dado. No se sabe hacia dónde todas esas cosas irán. Una cosa lleva a otra — interactúa con otra — lleva a otra — y quizás va por ciertos caminos y después ya no va más... y luego tal vez vaya. De eso se trata: no deberíamos poner límites arbitrarios a qué tan lejos irá algo en un momento dado, a la vez que no deberíamos simplemente adelantarnos prematuramente a los acontecimientos en cualquier momento dado. Esa es otra contradicción que tenemos que manejar correctamente.

Es difícil navegar estas aguas. Fíjense, la mitología griega habla de Escila, un peñasco peligroso, y Caribdis, un remolino igualmente peligroso; había poca distancia entre los dos y los barcos tenían que navegar por entre ese angosto estrecho. Si navegara demasiado para un lado, se chocaría con el terreno pedregoso y se naufragaría; si navegara demasiado para el otro lado, se caería en el remolino. Bueno, tenemos que hacer frente a muchas cosas. Quiero decir, ni el uno ni el otro caso — ¡no queremos terminar en ninguno de dichos casos! Al hacer la revolución, hay que navegar por cosas de esa índole todo el tiempo, y no siempre se hará de la mejor manera posible, pero tenemos que esforzarnos por manejarla de la mejor manera que podamos, no sólo individualmente, sino colectivamente, llevando lucha mutuamente, de las maneras apropiadas, por los canales apropiados, con el espíritu apropiado, para poder aprender a hacerlo mejor — aprender de nuestros errores, pero también aprender de nuestros avances y proseguir sobre esa base.


49. “Puntos esenciales de orientación revolucionaria — en oposición a los alardes y poses infantiles y las tergiversaciones de la revolución”, Revolución #102, 23 de septiembre de 2007. Se puede descargar en revcom.us y también se incluye en Revolución y comunismo: Fundamento y orientación estratégicos, un folleto de Revolución, 1º de mayo de 2008. [regresa]

50. Hacer la revolución y emancipar a la humanidad, Segunda parte: “Todo lo que hacemos tiene que ver con la revolución”, se inicia con los siguientes seis párrafos:

“El qué hacerismo enriquecido”

Acelerar mientras que se aguarda — no someterse a la necesidad

Ahora quiero hablar sobre el “qué hacerismo enriquecido” y su papel en forjar un movimiento revolucionario y comunista. Quiero empezar con un repaso de unos puntos importantes relacionados a la orientación y enfoque estratégico generales de “acelerar mientras que se aguarda” el desarrollo de una situación revolucionaria en un país como Estados Unidos.

Anteriormente, hablé del punto de vista y enfoque revisionista del “realismo determinista”*** que, entre otras cosas, implica un enfoque pasivo acerca de la realidad objetiva (o la necesidad objetiva), que ve el factor objetivo como algo puramente objetivo —y puramente “externo”, por así decirlo— y no capta la relación dialéctica viva entre los factores objetivo y subjetivo y la capacidad de éste (el factor subjetivo — las acciones conscientes de la gente) de afectar y transformar al primero (el factor objetivo — las condiciones objetivas). Mejor dicho, ese “realismo determinista” no capta la orientación esencial, y la posibilidad, de transformar la necesidad en libertad. No capta, por lo menos no capta plenamente, el aspecto contradictorio de toda la realidad, lo que incluye la necesidad ante la cual uno se encuentra en todo momento. Por lo tanto, una de las características esenciales del “realismo determinista” es que descarta como “voluntarismo” cualquier comprensión dialéctica de la relación entre los factores objetivo y subjetivo, y ve las cosas de una manera muy lineal, no diferenciada, esencialmente uniforme y sin contradicción, en vez de verlas de una manera viva y dinámica y en su movimiento y cambio.

Pero claro, es necesario no caer en el voluntarismo. Y hay muchas maneras diferentes mediante las cuales se puede expresar ese voluntarismo, que llevan a varios tipos de errores y desviaciones (por lo general “ultraizquierdistas”), por así decirlo —entre ellos en la forma de ceder a los impulsos infantiles o aventureristas—, todo lo cual también es muy dañino. Pero —particularmente en una situación prolongada o alargada en la cual las condiciones objetivas para la revolución (o sea, para la lucha total por tomar el poder) todavía no han surgido— sin lugar a dudas el mayor peligro, que esa situación objetiva refuerza, es ese tipo de realismo determinista que no capta correctamente la relación dialéctica entre los factores objetivo y subjetivo, y los ve como estáticos, no dialécticos e inalterables.

Es cierto que no podemos, solo por nuestra voluntad o aun nuestras acciones, transformar las condiciones objetivas de una manera cualitativa — en una situación revolucionaria. Eso no lo podemos hacer simplemente con nuestras acciones o nuestra respuesta a las condiciones objetivas mediante nuestra iniciativa consciente. Por otro lado, una vez más una frase de Lenin tiene aplicación importante en este caso. Con respecto a la aristocracia obrera —los sectores de la clase obrera en los países imperialistas sobornados, no en pequeño grado, con el botín de la explotación y saqueo imperialistas del mundo entero, y en particular de las colonias— Lenin dijo que nadie puede decir con certeza qué posición tomarán esos sectores “aburguesados” de la clase obrera en el momento de la revolución —cuáles estarán del lado de la revolución en el momento de la verdad y cuáles estarán del lado de la contrarrevolución—, nadie puede decir precisamente cómo se va a desenvolver todo eso, insistió Lenin. Al aplicar ese mismo principio, podemos decir que nadie puede decir precisamente lo que la iniciativa consciente de los revolucionarios podría ser capaz de producir, al repercutir en la situación objetiva en un momento dado — en parte porque nadie puede predecir todas las otras cosas que todas las diferentes fuerzas del mundo van a hacer. En un momento dado nadie puede entender todo eso. Podemos identificar tendencias y patrones, pero también existe el papel del accidente tanto como de la causalidad. También está el hecho de que aunque los cambios en lo que es lo objetivo para nosotros no se darán enteramente, y quizás ni siquiera principalmente, debido a nuestro “trabajo” para afectar las condiciones objetivas (en un sentido directo, uno a uno), sin embargo nuestro “trabajo” para afectarlas puede generar ciertos cambios dentro de un marco dado de condiciones objetivas y además —en conjunción con una “mezcla” y como parte de la misma, junto con muchos otros elementos, como las otras fuerzas que afectan la situación objetiva desde sus propios puntos de vista— eso podría, en ciertas circunstancias, ser parte de la combinación de factores que llevan a un cambio cualitativo. Y, repito, es importante recalcar que nadie puede saber exactamente cómo se desenvolverá todo eso.

La revolución no se hace por medio de “fórmulas” ni actuando de acuerdo a unas nociones e ideas preconcebidas estereotípicas — es un proceso mucho más vivo, rico y complejo que eso. Pero es una característica esencial del revisionismo (el falso comunismo que ha reemplazado a una orientación revolucionaria con una orientación gradualista y, en última instancia, reformista) decidir y declarar que hasta que intervenga una deus ex machina —un FACTOR EXTERNO parecido a un dios—, no puede haber ningún cambio esencial en las condiciones objetivas y que lo máximo que podemos hacer, en todo momento, es aceptar el marco dado y trabajar dentro de éste, en vez de (como lo hemos formulado muy correctamente) esforzarnos constantemente contra los límites del marco objetivo y procurar transformar las condiciones objetivas al máximo grado posible en todo momento, mientras nos mantenemos siempre tensos ante la posibilidad de que diferentes factores se combinen y produzcan (o creen la posibilidad de producir) una cualitativa y concreta ruptura o salto en la situación objetiva.

Así que esto es un punto básico de orientación en la aplicación del materialismo y la dialéctica al proceso de acelerar mientras que se aguarda el surgimiento de una situación revolucionaria. No se trata simplemente que, en un sentido moral abstracto, sea mejor acelerar y no solo aguardar —aunque, claro, sí lo es— pero esto tiene que ver con una concepción dinámica del movimiento y desarrollo de la realidad material y de la interpenetración de diferentes contradicciones y la verdad de que, como Lenin recalcó, todos los límites en la naturaleza y la sociedad, aunque sean concretos, son condicionales y relativos, y no absolutos. (Mao también recalcó ese mismo principio básico al señalar que dado que la variedad de las cosas es inconmensurable y las cosas están interrelacionadas, lo que es universal en un contexto es particular en otro contexto). La aplicación de este principio al tema en cuestión subraya que solo en el sentido relativo, y no absoluto, las condiciones objetivas son “objetivas” para nosotros — lo son, pero no en el sentido absoluto. Y, además de eso, lo que es externo en una situación dada puede pasar a ser interno, como resultado del movimiento —y los cambios producidos por el movimiento— de las contradicciones. Por lo tanto, si uno ve las cosas de una manera lineal, por ende sólo va a ver las posibilidades que están directamente en frente — es como si uno se tiene puestas las anteojeras. Por otro lado, si uno ve las cosas con un enfoque correcto, dialéctico materialista, reconoce que pueden suceder muchas cosas no esperadas y siempre tiene que mantenerse tenso ante esas posibilidades mientras trabaja sistemáticamente por transformar la necesidad en libertad. Repito, ése es un punto básico de orientación.

***La primera parte, “Más allá del estrecho horizonte del derecho burgués”, que se puede descargar en revcom.us, y “El marxismo como ciencia — En oposición al materialismo mecánico, el idealismo y la religiosidad”, una entrega de la Primera parte, en Revolución #109, 18 de noviembre de 2007, hablan del tema del “realismo determinista”. [regresa]

51. “Una declaración del Partido Comunista Revolucionario: Sobre la estrategia para la revolución”, Revolución #224 en línea, 12 de febrero de 2011. Se puede descargar en www.revcom.us y además se encuentra en Lo BAsico, de los discursos y escritos de Bob Avakian (Chicago: RCP Publications, 2011). Se puede pedir el libro Lo BAsico en www.revcom.us. [regresa]

Índice

Introducción y orientación

Víctimas necias del engaño ajeno y propio

I. Método y enfoque, el comunismo como una ciencia

El materialismo versus el idealismo
Materialismo dialéctico
Mediante cuál modo de producción
Las contradicciones y dinámicas básicas del capitalismo
La nueva síntesis del comunismo
La base para una revolución
Epistemología y moral, la verdad objetiva y necedades relativistas
El yo y un enfoque "consumista" de las ideas
¿De qué se tratará tu vida? — Elevar la vista de la gente

II. El socialismo y el avance al comunismo:
Un mundo radicalmente diferente que podría haber, un camino hacia la verdadera emancipación

Las "4 Todas"
Más allá del estrecho horizonte del derecho burgués
El socialismo como un sistema económico y un sistema político — y una transición al comunismo
El internacionalismo
Abundancia, revolución y el avance al comunismo — Un análisis materialista dialéctico
La importancia del "concepto del paracaídas" — En este mero momento, y aún más a raíz de una revolución concreta
La Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte
   núcleo sólido con mucha elasticidad basada en el núcleo sólido
Emancipadores de la humanidad

III. El enfoque estratégico de una revolución concreta

Un enfoque estratégico general
Acelerar mientras se aguarda
Fuerzas para la revolución
La separación entre el movimiento comunista y el movimiento laboral, fuerzas impulsoras para una revolución
Liberación nacional y revolución proletaria
La importancia estratégica de la lucha por la emancipación de la mujer
El frente unido bajo la dirección del proletariado
La juventud, los estudiantes y la intelectualidad
La lucha contra los modos de pensar pequeño burgueses, al mantener la orientación estratégica correcta
Los "dos máximos"
Los "5 Altos"
Las dos piedras angulares
El internacionalismo — El derrotismo revolucionario
El internacionalismo y una dimensión internacional
El internacionalismo — Forjar otro camino
La popularización de la estrategia
Orientación fundamental

IV. La dirección que necesitamos

El papel decisivo de la dirección
Un núcleo dirigente de intelectuales — y las contradicciones inherentes
Una "pirámide" de otro tipo
La Revolución Cultural al interior del PCR
Es necesario que los comunistas sean comunistas
Una relación fundamentalmente antagónica — y las respectivas implicaciones cruciales
El fortalecimiento del partido — de manera cualitativa así como cuantitativa
Formas de organización revolucionaria, y el "Ohio"
Estadistas, y comandantes estratégicos
Métodos de dirección, la ciencia y el "arte" de dirigir
Trabajar hacia atrás desde "Sobre la posibilidad" —
   Otra aplicación del "núcleo sólido con mucha elasticidad basada en el núcleo sólido"