Haga clic aquí para leer la obra completa en inglés.
Nota de la redacción: A continuación presentamos un pasaje en español de la nueva obra de Bob Avakian, EL COMUNISMO NUEVO (en inglés). Además de los pasajes que ya se han posteado en www.revcom.us, de cuando en cuando publicaremos otros pasajes en www.revcom.us y en el periódico Revolución. Que estos pasajes sirvan para alentar e inspirar el mayor estudio de la obra en su conjunto, la que ya está a la venta en forma de libro de Insight Press. Además, se puede descargar el pdf del avance en inglés de este libro y pasajes y el índice en español aquí.
Este pasaje es de la sección titulada "III. El enfoque estratégico de una revolución concreta".
Entra en discusión un punto que yo había señalado antes: tenemos una especie de pirámide, la clase dominante está en la cúspide, y en uno de los lados de la cúspide se encuentran las fuerzas abiertamente reaccionarias y fascistas, como todos esos payasos —y peor que payasos— que en este momento compiten por la nominación en el Partido Republicano. ¡Caramba! Donald Trump, pues el 75% de las noticias estos días tienen que ver con Donald Trump. Y por una razón. No solo un sector de la clase dominante, sino toda la clase dominante considera que es importante que se presenten un ambiente de histeria antiinmigrante y los programas fascistas reaccionarios de diversa índole como parte de un “legítimo discurso político”. Además, el sector más abiertamente reaccionario y fascista de la clase dominante, que se ubica en un lado de la cúspide de esta pirámide, fomenta su programa muy agresivamente, y en el otro lado de la cúspide está el sector que continuamente se concilia con esto —y en el caso de que reaccionen, lo hacen principalmente para conciliarse y acomodarse más. Luego descendemos a dos de los costados de la pirámide y en uno de sus costados encontramos a diferentes bases sociales de la sociedad: esas fuerzas que espontáneamente se inclinan por los programas y las políticas de la clase dominante que se promueven como “liberales” o “progresistas”; y en el otro costado encontramos a los que se inclinan espontáneamente por los programas y políticas abiertamente fascistas y reaccionarios. Bueno, tenemos que repolarizar esta situación en una medida muy grande — y no solo tenemos que ganar a grandes cantidades de los que hoy están “bajo el ala” del sector de la clase dominante que se presenta como “liberal” o “progresista” (como lo encarna, aproximadamente, el Partido Demócrata); sino que también tenemos que ganar, o neutralizar políticamente, tanto como sea posible, a los que se inclinan por el sector de la clase dominante que es abiertamente más reaccionario y fascista (como lo representa el núcleo del Partido Republicano). Es importante tener claridad sobre lo siguiente: existen diferencias muy concretas en la clase dominante en torno a las contradicciones determinantes y fundamentales, sobre la manera de lidiar con esas contradicciones —y uno de los elementos centrales en el desarrollo de una situación revolucionaria es la agudización de esas diferencias, al extremo en que en creciente medida llegue a ser muy difícil que la clase dominante en su conjunto mantenga una unidad relativa en sus filas y siga gobernando de modo que se mantenga el “funcionamiento normal” del presente sistema— pero la guerra civil que se perfila no va a tomar forma de modo que un “sector liberal” de la clase dominante libre una especie de lucha total contra el sector fascista de la clase dominante. No va a ser así — y esa no es la situación, ni la polarización, que queremos y necesitamos. Tenemos que transformar radicalmente el alineamiento de las fuerzas en la sociedad, ganar a mayores cantidades de la población, no solo en las masas básicas sino también en sectores más amplios, de modo que se alejen de una posición de subordinación y “lealtad” hacia uno u otro sector de la clase dominante y hacia el sistema que el conjunto de la clase dominante representa y refuerza.
Estas cosas son —otra vez esa palabra— complejas. Una revolución concreta podría implicar un considerable elemento de lucha contra los esfuerzos de socavar o de eliminar ciertos aspectos de los derechos democrático-burgueses (cosas como el derecho a protestar); y nosotros, como científicos comunistas, tenemos que saber no sólo cómo librar sino cómo dirigir ese aspecto de la lucha, sin dejar que se libre, o se limite, tal lucha, en el marco de la democracia burguesa (simplemente conservar el sistema burgués con los derechos que supuestamente tenemos bajo el presente sistema). El libro Democracia: ¿es lo mejor que podemos lograr? señala que la contradicción entre lo que afirma la democracia burguesa y la realidad de lo que implica vivir bajo lo que de hecho es la dictadura de la burguesía — pues, dicha contradicción constantemente genera dos cosas: es una constante fuente de lucha, de resistencia y rebelión, contra la manera en que la clase dominante y su estado pisotean constantemente los supuestos derechos bajo el presente sistema; y al mismo tiempo, es una fuente constante para la regeneración de ilusiones (“Si tan solo podríamos tener nuestros derechos, si todos podrían recibir un trato de iguales”, etc.). Bueno, tenemos que saber cómo manejar esa contradicción de una manera que no refuerce la democracia burguesa —la que en realidad y en esencia es la dictadura de la burguesía — sino cómo hacerlo de una manera que conduzca hacia el derrocamiento del sistema burgués (capitalista) el que esta dictadura mantiene y refuerza. Aquí entra otro punto importante de Lenin, que tenemos que captar firmemente: Lenin recalcó que una revolución socialista no se hace de forma simplista, de modo que un ejército se forme en alguna parte y diga, “estamos por el socialismo”, y otro ejército se forme y diga, “estamos por el imperialismo”. Algo tan simplista nunca conducirá a una revolución. Hay, y habrá, complejidades de diverso tipo en el campo de batalla, entre ellas las fuerzas que tienen una gran diversidad de posiciones y van por uno que otro camino.
Bien, hablando de mapas, este tema está relacionado con algo que ya he señalado, al usar la metáfora de un mapa de múltiples colores y múltiples capas — si bien no sé si la gente ha entendido correctamente esa metáfora, y lo que significa. Esa metáfora hace referencia a las contradicciones sociales y los fenómenos y tendencias sociales contradictorios. Lo que quiere decir es que se puede identificar o “categorizar” a las personas de diferentes maneras —por ejemplo, la población según géneros, la población según “razas”, la población según ingresos y condición social, se puede identificar a las personas según sus diferentes creencias, etc.— lo que son cosas las que por lo que respecta a las personas, están sobrepuestas así como las separan. Por ejemplo, en las capas medias, o en la capa media educada en particular, hay una tendencia cada vez mayor hacia el laicismo. Hoy día muchos ateos están saliendo del clóset. Y este creciente fenómeno del laicismo en la capa media educada en definitiva es un acontecimiento positivo. Pero las personas de estas capas tienen muchas tonterías en la cabeza las que impiden que le entren en la revolución. Piensen en lo que representa ese escéptico Michael Shermer, al que me referí antes — por un lado, una oposición al oscurantismo religioso y una defensa muy apasionada del pensamiento crítico y el pensamiento racional, pero por otro lado una sorprendente ceguera sobre la realidad concreta del capitalismo y sus consecuencias, y lo que solo se puede describir como una vergonzosa defensa de los horrores encarnados en la historia de Estados Unidos y su desarrollo del capitalismo, lo que abarca la realidad de la esclavitud y su papel en todo esto. Al mismo tiempo, en particular en este sector de la clase media, hoy existe mucho relativismo, así como anticomunismo, con los que estamos muy familiarizados. Esto se analiza con mucha contundencia en la Entrevista a Ardea Skybreak, en la que ella aborda las actitudes contradictorias y comunes de estas personas: “ah… sí, queremos cierto cambio radical, aunque, ah… mejor no”. No obstante, en esta capa encontramos una creciente tendencia positiva hacia el laicismo, así como otros sentimientos e inclinaciones positivas.
Y están las personas que constituyen la verdadera base sólida para esta revolución y los que con mayor desesperación necesitan esta revolución, pero por otro lado, más que nunca en este momento, están empapados y atrapados en mucho oscurantismo religioso.
Por eso, si se tiene una orientación simplista, nunca se podrá llegar a ningún lado. Lo único que se puede hacer es sumar las partes negativas: no podemos conectarnos con las capas medias porque están atrapadas en todo eso, “Ah, queremos cierto cambio, aunque ah… mejor no lo queremos; ah, y además, mi vida no está tan mal, en lo personal, si no te importa que yo lo diga, y aunque sí te importe”, y por otro lado, en este momento tenemos a las masas que sí que están terriblemente oprimidas, pero en su inmensa mayoría se dejan llevar por la religión, la que es una cadena real sobre ellas. Podrías analizarlo y concluir que nunca vamos a llegar a ningún lado. Pero, al aplicar la ciencia —al aplicar el materialismo dialéctico, de forma viva— reconoceremos que estas son las contradicciones que enfrentamos, y he aquí el quid: ¿cómo vamos a trabajar en torno a ellas, en qué dirección vamos a trabajar en torno a esas contradicciones? ¿Cómo realizamos el trabajo y la lucha para que, como lo dijo Mao, podamos movilizar todos los factores positivos? No lo haremos inventándolos en nuestra imaginación —ni tratando de “sumar” los elementos positivos de manera lineal y mecánica, a la vez que desconocemos el lado negativo de las cosas— sino trabajando en torno a las contradicciones concretas con un enfoque que, sí, se una con los aspectos positivos y construya a partir de ellos, y al mismo tiempo transforme y repolarice a la población, y de esa manera combine todos los factores positivos. De efectivamente querer salir de este espectáculo de horrores en el que las masas populares están obligadas a vivir, días tras día, generación tras generación, pues será necesario lidiar con todas las cosas de semejante tipo.
Introducción y orientación
Víctimas necias del engaño ajeno y propio
I. Método y enfoque, el comunismo como una ciencia
El materialismo versus el idealismo
Materialismo dialéctico
Mediante cuál modo de producción
Las contradicciones y dinámicas básicas del capitalismo
La nueva síntesis del comunismo
La base para una revolución
Epistemología y moral, la verdad objetiva y necedades relativistas
El yo y un enfoque "consumista" de las ideas
¿De qué se tratará tu vida? — Elevar la vista de la gente
II. El socialismo y el avance al comunismo:
Un mundo radicalmente diferente que podría haber, un camino hacia la verdadera emancipación
Las "4 Todas"
Más allá del estrecho horizonte del derecho burgués
El socialismo como un sistema económico y un sistema político — y una transición al comunismo
El internacionalismo
Abundancia, revolución y el avance al comunismo — Un análisis materialista dialéctico
La importancia del "concepto del paracaídas" — En este mero momento, y aún más a raíz de una revolución concreta
La Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte —
núcleo sólido con mucha elasticidad basada en el núcleo sólido
Emancipadores de la humanidad
III. El enfoque estratégico de una revolución concreta
Un enfoque estratégico general
Acelerar mientras se aguarda
Fuerzas para la revolución
La separación entre el movimiento comunista y el movimiento laboral, fuerzas impulsoras para una revolución
Liberación nacional y revolución proletaria
La importancia estratégica de la lucha por la emancipación de la mujer
El frente unido bajo la dirección del proletariado
La juventud, los estudiantes y la intelectualidad
La lucha contra los modos de pensar pequeño burgueses, al mantener la orientación estratégica correcta
Los "dos máximos"
Los "5 Altos"
Las dos piedras angulares
El internacionalismo — El derrotismo revolucionario
El internacionalismo y una dimensión internacional
El internacionalismo — Forjar otro camino
La popularización de la estrategia
Orientación fundamental
IV. La dirección que necesitamos
El papel decisivo de la dirección
Un núcleo dirigente de intelectuales — y las contradicciones inherentes
Una "pirámide" de otro tipo
La Revolución Cultural al interior del PCR
Es necesario que los comunistas sean comunistas
Una relación fundamentalmente antagónica — y las respectivas implicaciones cruciales
El fortalecimiento del partido — de manera cualitativa así como cuantitativa
Formas de organización revolucionaria, y el "Ohio"
Estadistas, y comandantes estratégicos
Métodos de dirección, la ciencia y el "arte" de dirigir
Trabajar hacia atrás desde "Sobre la posibilidad" —
Otra aplicación del "núcleo sólido con mucha elasticidad basada en el núcleo sólido"