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Nota de la redacción: A continuación presentamos un pasaje de la nueva obra de Bob Avakian, El Nuevo Comunismo. Aparte de los pasajes que ya se han posteado en revcom.us, de cuando en cuando publicaremos otros pasajes en revcom.us y en el periódico Revolución. Que estos pasajes sirvan para alentar e inspirar el mayor estudio de la obra en su conjunto, la que está disponible en su totalidad en español aquí, y está a la venta en forma de libro en inglés de Insight Press.
Estos pasajes son de la sección titulada “Tercera parte. El enfoque estratégico de una revolución real”.
Además de lo que se ha dicho en el sentido de que, a la hora de la lucha por la toma del poder, habrá aspectos de una guerra civil entre dos sectores de la población —y aparte de lo que se ha recalcado sobre la necesidad de lidiar con el problema del cerco, la represión y pulverización—, otra dimensión relacionada que hay que tomar en consideración es que esta lucha no solo deberá tener una orientación básica internacionalista, sino que probablemente también tendrá un aspecto significativo de ser internacional. Se ha señalado que para nosotros las fronteras de Estados Unidos no tienen nada de sagrado. Si leen la Constitución para la Nueva República Socialista, específicamente en referencia a lo que hoy es el Sudoeste de Estados Unidos, podrán ver que toma en consideración la fuerte interconexión —en la historia, en la actualidad y con miras hacia el futuro— entre lo que sucede en (lo que es hoy) Estados Unidos, y lo que sucede al sur de la frontera. Además, dado que, a la hora de la verdad, en una medida importante, casi a ciencia cierta se interconectarían y compenetrarían la lucha revolucionaria en (lo que hoy es) Estados Unidos, y la lucha revolucionaria al sur de la frontera, es necesario realizar análisis y trabajo estratégico, acerca de la dimensión internacional.
¿Qué quiero decir por derrotismo revolucionario, y por qué es tan importante? Derrotismo revolucionario quiere decir oponerse a las acciones del propio gobierno y clase dominante cuando libran sus guerras, que son guerras por el imperio. Significa que aplaudimos cualquier revés que sufren en esas guerras, porque eso debilita su opresivo control sobre las masas, en Estados Unidos y en el mundo más en general. Ahora bien, sí tenemos que reconocer que tenemos una situación diferente a la que había durante la guerra de Vietnam. En esa época, el Frente de Liberación Nacional (FLN) de Vietnam era una organización revolucionaria del pueblo en Vietnam del Sur que combatía, junto con el gobierno y el pueblo de Vietnam del Norte, contra los imperialistas estadounidenses. Ho Chi Minh era el líder de esa lucha, hasta que murió a fines de los años 1960; se autodenominaba comunista pero en realidad era más bien un nacionalista revolucionario. Poco después del final de la Segunda Guerra Mundial, Ho Chi Minh dirigió la lucha armada del pueblo vietnamita para expulsar a los franceses, quienes habían colonizado a Vietnam, y luego para expulsar a los estadounidenses, quienes a principios de los años 1950, intentaban reemplazar a Francia como amo colonial de Vietnam. Bien, en aquella época solíamos ir a las manifestaciones y la gente marchaba por las calles coreando, “Ho, Ho, Ho Chi Minh, el FLN vencerá”. Se sentía muy bien, y era justo hacerlo. Era justo estar del lado del pueblo vietnamita y de Ho Chi Minh quien lo dirigía. No se trataba de que uno solamente quisiera que su propio gobierno perdiera la guerra injusta que libraba, sino de que de hecho, uno podría estar del lado de la gente que luchaba contra el gobierno de uno, porque esa gente representaba una causa justa, representaba una lucha real contra el imperialismo. No se dedicaban a atacar a los civiles. Combatían contra el ejército del imperialismo estadounidense que había invadido a su país y lo bombardeaba masivamente. Así que, en esos días se podía estar del lado de la gente que luchaba contra el gobierno estadounidense, los imperialistas de Estados Unidos.
Hoy, desafortunadamente, la situación es diferente y no es tan favorable a corto plazo. Nadie con una posición decente debe querer apoyar a estos yihadistas islámicos reaccionarios que de hecho también son los ejecutores de relaciones brutalmente opresivas —en particular, pero no exclusivamente las horrorosas relaciones patriarcales— y que, al servicio de eso, realizan todo tipo de depravadas masacres de civiles comunes. Así que uno no puede, si tiene una posición justa, identificarse de ninguna manera con esas fuerzas y respaldarlas. No obstante, hay algunas personas en el mundo que se autodenominan de izquierda o hasta comunistas o maoístas, gente como este tipo Ajith, que tratan de darles un rostro bonito a estos yihadistas fundamentalistas islámicos e insisten que son antiimperialistas, que libran una lucha antiimperialista. Pero la realidad es que, aunque combatan contra Estados Unidos, no representan una fuerza positiva, progresista, ni mucho menos una fuerza revolucionaria; y allí donde han logrado ejercer el poder, su dominio es brutalmente opresor. Eso se ha demostrado repetidas veces en el mundo real. En la mente, uno puede imaginar que esta gente es distinta a cómo realmente es, pero eso solo puede causar mucho daño, porque en el mundo real no son una fuerza positiva, si bien por sus propias razones, se oponen al imperialismo estadounidense, en cierta medida, pero no de ninguna manera fundamental ni con ningún fin positivo.
Esto genera una situación difícil porque, especialmente por el gran parasitismo de la sociedad estadounidense —en la que importantes sectores de la población, en particular de las capas medias, reciben una tajada del botín de la dominación y saqueo imperialista en el mundo— cuando el gobierno de Estados Unidos puede señalar las continuas atrocidades que realizan esos fundamentalistas islámicos, esto refuerza la tendencia de la gente a apoyar, o al menos no oponerse seriamente, a su propio país y gobierno y las guerras que emprenden contra estos fundamentalistas islámicos. Lo hace más fácil que las personas acepten lo que hay y tomen la posición: “No me gustan mucho estas guerras, pero miren a esa otra gente; tenemos que hacer algo acerca de los grupos como el Estado Islámico (EI)”. No importa el hecho de que Arabia Saudita, un gran aliado de Estados Unidos, corta más cabezas que el EI, y encarna e impone todo tipo de horrorosa opresión, contra las mujeres y otros. Pero no obstante, la gente puede decir: “Miren a esa gente, como el EI”. Por lo tanto, esto lo hace más fácil que las personas no tomen el camino más difícil de ir en contra de su propio gobierno y las guerras que libra.
Sí, es verdad: los fundamentalistas islámicos que se oponen a estos imperialistas no son buenos, no proponen una alternativa positiva. Pero eso no hace que las guerras por el imperio que libra el gobierno estadounidense sean justas. Esta situación ha continuado demasiado tiempo y hay que desafiarla de frente y a profundidad. Son guerras por el imperio. Son guerras injustas. Se llevan a cabo con medios de destrucción masiva, matan a cientos de miles de civiles, torturan gente al servicio de estas guerras. Hay que oponérseles y oponérseles enérgicamente. No es aceptable que la gente nada más tome la posición: “Sí, quisiera que acabaran esas guerras, pero tenemos que hacer algo acerca de estos fundamentalistas islámicos”. Es crucial que la gente llegue a ver la verdadera naturaleza de las guerras que libra su gobierno y por qué hay que oponerse activamente a estas guerras; y aunque no se puede, y no se debe, apoyar al otro bando, de todas formas uno todavía tiene que tener el enfoque básico de aplaudir la derrota de su propio gobierno en las guerras que libra. Hay que aplaudir la derrota de estos imperialistas porque, en primer lugar, sus guerras son injustas, aun cuando la gente del bando contrario también sea injusta. Y en segundo lugar, cada derrota así debilita a este sistema y su clase dominante y nos acerca más al momento en que la gente de hecho podrá hacerlo caer y crear algo liberador en su lugar.
Introducción y orientación
Víctimas necias del engaño ajeno y propio
Primera parte. Método y enfoque, el comunismo como una ciencia
El materialismo versus el idealismo
Materialismo dialéctico
Con cuál modo de producción
Las contradicciones y dinámicas básicas del capitalismo
La nueva síntesis del comunismo
La base para una revolución
La epistemología y la moral, la verdad objetiva y necedades relativistas
El yo y un enfoque “consumista” de las ideas
¿De qué se tratará tu vida? — Elevar la vista de la gente
Segunda parte. El socialismo y el avance al comunismo:
Un mundo radicalmente diferente que podría haber, un camino hacia la verdadera emancipación
Las “4 Todas”
Más allá del estrecho horizonte del derecho burgués
El socialismo como un sistema económico y un sistema político — y una transición al comunismo
El internacionalismo
Abundancia, revolución y el avance al comunismo — Un análisis materialista dialéctico
La importancia del “concepto del paracaídas” — En este mero momento, y aún más a raíz de una revolución real
La Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte —
Núcleo sólido con mucha elasticidad basada en el núcleo sólido
Emancipadores de la humanidad
Tercera parte. El enfoque estratégico de una revolución real
Un solo enfoque estratégico general
Acelerar mientras se aguarda
Fuerzas para la revolución
La separación entre el movimiento comunista y el movimiento laboral, fuerzas impulsoras para una revolución
Liberación nacional y revolución proletaria
La importancia estratégica de la lucha por la emancipación de las mujeres
El Frente Unido bajo la Dirección del Proletariado
La juventud, los estudiantes y la intelectualidad
La lucha contra los modos de pensar pequeño burgueses, al mantener la orientación estratégica correcta
Los "dos máximos"
Los "5 Altos"
Las dos piedras angulares
De nuevo “Sobre la posibilidad de la revolución”
El internacionalismo — El derrotismo revolucionario
El internacionalismo y una dimensión internacional
El internacionalismo — Forjar otro camino
La popularización de la estrategia
Orientación fundamental
Cuarta parte. La dirección que necesitamos
El papel decisivo de la dirección
Un núcleo dirigente de intelectuales — y las contradicciones que esto supone
Una "pirámide" de otro tipo
La Revolución Cultural al interior del PCR
Es necesario que los comunistas sean comunistas
Una relación fundamentalmente antagónica — y las implicaciones cruciales de eso
El fortalecimiento del Partido — de manera cualitativa así como cuantitativa
Formas de organización revolucionaria, y el "Ohio"
Estadistas, y comandantes estratégicos
Métodos de dirección, la ciencia y el "arte" de dirigir
Trabajar desde "Sobre la posibilidad" hacia atrás —
Otra aplicación del "núcleo sólido con mucha elasticidad basada en el núcleo sólido"