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El borrador del nuevo programa del PCR,EU -- Parte 2

Borrador del Programa, Parte 2


El partido y las masas

¿Por qué necesita el proletariado un partido de vanguardia? ¿Cómo guía el partido a las masas a hacer la revolución?

Básicamente, la respuesta a la primera pregunta es que al proletariado se le plantea un enorme reto histórico: derrocar un sistema de explotación que tiene un aparato de control altamente desarrollado y reemplazarlo con un nuevo sistema liberador. En Estados Unidos eso implica hacer una insurrección armada contra la máquina de guerra más poderosa de la historia y desbaratarla, es decir, derrotarla por medio de una guerra civil y construir sobre las cenizas de la vieja sociedad una nueva. Es evidente que eso es imposible sin organización, sin liderazgo visionario y altamente organizado.

Mao Tsetung sintetizó: Para hacer la revolución, se necesita un partido revolucionario.

El proletariado necesita un partido que represente sus intereses: derrocar el sistema de explotación capitalista, y eliminar las clases y todas las divisiones opresivas de la sociedad. Eso significa que el proletariado necesita un núcleo de líderes de comprobada dedicación y capacidad de captar los intereses fundamentales del proletariado y de luchar por ellos en toda etapa y recodo de la lucha.

Un principio fundamental del marxismo es que las masas se liberan a sí mismas, pero esto no ocurre espontáneamente; se necesita organización y liderazgo.

El proletariado necesita un partido de vanguardia. La posición social del proletariado —tanto las condiciones en que vive en el sistema capitalista como su misión histórica— exige que esa organización sea de cierto tipo.

Las masas del proletariado no lograrán conciencia de clase por sí solas debido a la situación en que les toca vivir y a la constante y penetrante influencia de la ideología burguesa. Todo eso pesa sobre las masas y hace difícil que levanten las miras. El mero subsistir es una batalla; la educación es intencionalmente embrutecedora; la competencia por el empleo es violenta y, si se encuentra, es agotador; y encima está el hostigamiento de los caseros, la policía, los comerciantes, etc.

Las masas adquieren por su cuenta un profundo odio a la opresión, sentimientos de clase y sentimientos revolucionarios, pero espontáneamente no captan la misión histórica de la clase obrera: dirigir un amplio frente único que haga añicos el dominio de la burguesía y lo reemplace con el dominio del proletariado, y continuar la revolución para dar a luz una nueva sociedad —un nuevo mundo— donde se eliminarán todas las divisiones de clase y las relaciones de opresión.

El marxismo-leninismo-maoísmo (MLM), la ideología que representa los intereses y la cosmovisión del proletariado, es científico; es la ciencia de la revolución. Como toda ciencia, primero la captan los que tienen el tiempo y la oportunidad de adentrarse en la investigación intelectual, la teoría, etc. Y en una sociedad que se basa en la explotación y genera grandes desigualdades, como la división entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, quienes pueden adentrarse en esa esfera generalmente (aunque no exclusivamente) son los estudiantes, intelectuales, etc. A los que captan esa ideología les corresponde llevarla a la clase proletaria que representa, para que la abrace.

En resumen, el proletariado necesita liderazgo: un grupo de gente que se basa en un análisis avanzado de la sociedad y la revolución. Eso se debe a las condiciones materiales del proletariado, la ideología burguesa que lo rodea y las limitaciones de la espontaneidad, y así será hasta que la sociedad supere las divisiones de clase.

El partido y la iniciativa de las masas

Algunos dicen que la dirección, por definición, está por encima de las masas y las mantiene en una posición pasiva; que la organización revolucionaria disciplinada acabará siendo burocrática y apagará la combatividad de las masas. Pero, ¿cuál es la realidad que viven las masas? Hoy por hoy las sofoca el sistema capitalista explotador, dominador y represivo, y la fuerza de la costumbre de la sociedad de clases.

El reto es, entonces, ¿cómo superar esta situación para que las masas levanten las miras y actúen conforme a sus intereses? Esa es la tarea del partido de vanguardia.

El partido de vanguardia se dedica precisamente a crear métodos para elevar la conciencia de las masas, desencadenar su energía creativa y fortalecer su voluntad en la lucha por derrocar el viejo orden.

El partido reconoce la necesidad política e ideológica de disminuir y finalmente eliminar la brecha entre el liderazgo (que tiene un conocimiento y un compromiso más avanzados) y las masas.

¿La vanguardia impide la rebelión de las masas o es un instrumento de su emancipación? Bob Avakian, presidente del PCR, señala:

“El argumento de Lenin en ¿Qué hacer? —que cuanto más altamente organizado y centralizado sea el partido, cuanto más sea una organización de vanguardia real de revolucionarios, tanto mayor será el papel y la iniciativa de las masas en la lucha revolucionaria— quedó poderosamente demostrado en la misma Revolución Rusa y ha sido demostrado en todas las revoluciones proletarias. En ninguna parte se ha hecho una revolución proletaria sin semejante partido y en ninguna parte la falta de dicho partido ha contribuido al desencadenamiento de la iniciativa de las masas de los oprimidos en lucha revolucionaria consciente”.

Desde luego, el tipo de organización que se necesita depende de la meta.

Si la meta es simplemente atizar el disentimiento y la protesta, o impulsar un movimiento que se lance a la calle contra este o aquel atropello, pero que no se propone derrocar el sistema, entonces se puede descartar la organización revolucionaria; es decir, no se necesita una vanguardia ni tampoco la ideología revolucionaria.

Pero si la meta es movilizar a las masas para arrebatarle el poder a una sanguinaria clase dominante, y establecer un nuevo poder que permita a las masas dirigir y transformar la sociedad, está muy claro que es esencial un partido de vanguardia.

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¿De qué manera desempeña el partido su papel de vanguardia de forjar a las masas como una fuerza revolucionaria consciente? A continuación esbozamos algunos métodos y principios clave que guían el trabajo del partido.

La ideología proletaria y las masas

Una verdad y una base fundamental del MLM es la relación dialéctica —la interacción continua y la dependencia e influencia mutua— entre la teoría y la práctica, y que la teoría surge de la práctica.

El MLM es una síntesis que nace y se desarrolla de la amplia experiencia del proletariado y de toda la humanidad, en la lucha de clases y en toda esfera de la actividad humana a lo largo de la historia. La experiencia del pueblo, en particular del proletariado, permite que cada vez más masas abracen y encarnen la ideología revolucionaria del proletariado que el partido de vanguardia les lleva. Por eso, llevar esa ideología al proletariado es regresarla a su fuente.

El partido debe ligar la teoría del MLM a la lucha de las masas para construir el movimiento revolucionario dirigido por el proletariado consciente de clase. Debe atraer y reclutar a los miembros avanzados del proletariado, y de otras capas, y formarlos como comunistas. Solo así puede conservar y profundizar su conocimiento del MLM, y su capacidad de desempeñarse como la vanguardia de la revolución proletaria.

La línea de masas

El método que permite al partido aprender de las masas y guiarlas es la línea de masas. El partido toma las ideas de las masas y aprende de ellas, y aplica la ciencia del MLM para concentrar lo correcto de sus ideas y sintetizarlas en una visión más fiel y completa de la realidad, y de cómo cambiarla. Después devuelve esa síntesis a las masas en forma de línea y medidas, las insta a adoptarlas y se une con ellas para aplicarlas. Luego saca un balance de los resultados y emprende de nuevo ese proceso.

La línea de masas es un proceso continuo que liga la teoría con la práctica y la vanguardia con las masas de una manera más y más profunda, al servicio de los intereses fundamentales revolucionarios de las masas.

La lucha espontánea y el partido

Las luchas reivindicativas de las masas son de suma importancia porque evitan que el sistema aplaste al pueblo, y le permiten ver que puede unirse para luchar contra el opresor. Pero por sí solas, esas luchas no producen conciencia revolucionaria ni un movimiento revolucionario. Por naturaleza tienen un alcance y propósitos limitados, ya que por lo general piden reformas o cambios parciales, y apuntan contra un opresor en particular o un aspecto del poder del estado.

Por eso, el partido revolucionario no debe adoptar la posición de que la lucha de las masas pasará espontáneamente a la revolución. Además de las limitaciones intrínsecas de una lucha en particular, la burguesía infiltra agentes políticos en todo movimiento popular de importancia, y estos divulgan líneas y tácticas que canalizan la lucha hacia las sofocantes “formas aceptables” de la política burguesa.

En la historia de Estados Unidos se han visto heroicos levantamientos de diferentes sectores del pueblo. Algunas luchas espontáneas llevan a pujantes levantamientos de masas, pero con el paso del tiempo, amainan y el sistema queda intacto, a pesar de los golpes que le propinan. Por eso un partido revolucionario consecuente no puede marchar al compás de las luchas espontáneas.

Pero un auténtico partido proletario no se queda al margen de las luchas espontáneas de las masas; estas son una base importante del trabajo del partido. A veces debe intervenir directamente en ellas y dirigirlas (o esforzarse por dirigirlas) tácticamente, pero su tarea esencial es elevar la conciencia de las masas, y forjar su capacidad de lucha y organización, en preparación para pasar a algo distinto: la lucha por arrebatarle el poder a la clase capitalista cuando las condiciones ­ma­duren.

Como decía Lenin, el partido debe desviar las diversas corrientes de lucha del cauce espontáneo de los confines burgueses y transformarlas paso a paso en un incontenible torrente revolucionario contra el sistema. (El apéndice “¡Crear opinión pública, conquistar el poder! Preparar mentes y organizar fuerzas para la revolución. La tarea central del Partido Comunista Revolucionario” aborda más a fondo ese aspecto del trabajo del Partido Comunista Revolucionario, EU).

Principios de organización del partido

Un auténtico partido revolucionario es el enemigo implacable de la burguesía, y el estado burgués se propone destruirlo; lo ataca constantemente para cortar sus lazos con las masas y su capacidad de dirigirlas. Por eso, el proletariado necesita una organización que pueda contrarrestar el sanguinario aparato represivo del estado burgués en todas sus formas: el espionaje, el asesinato, los trastornos que causan las fuerzas policiales, etc.

Ante toda esa represión, un partido de vanguardia tiene que ser capaz de seguir dirigiendo la lucha hacia su meta revolucionaria. La única manera de hacer eso es aprendiendo en forma sistemática y organizada a aplicar la más avanzada teoría política e ideológica, y eso solo lo puede hacer un partido basado en el MLM.

El principio de organización del partido es el centralismo democrático. Este principio combina dirección unificada y la más férrea disciplina, por una parte, con la más amplia discusión y lucha sobre la línea y las medidas del partido, por la otra. El centralismo democrático también quiere decir que la militancia escoge y supervisa políticamente a los líderes, de acuerdo al marxismo-leninismo-maoísmo.

Al interior del partido se plantean las discrepancias y existe una vigorosa lucha de principios, pero ante el enemigo se muestra la más firme unidad.

El centralismo democrático crea una situación política en el partido en la que hay tanto centralismo como democracia, tanto unidad de línea como amplia iniciativa, tanto disciplina como lucha ideológica, y tanto unidad de voluntad y acción como satisfacción moral y vivacidad. Todo eso fortalece la capacidad del partido de aplicar correctamente la línea de masas, profundizar sus raíces y cumplir su papel de destacamento avanzado del proletariado en su misión revolucionaria.

Un partido al servicio de la emancipación del proletariado

Por todas las razones mencionadas, la vanguardia marxista-leninista-maoísta es imprescindible para el proletariado. Sin un partido, las masas continuarán sufriendo los horrores del sistema. Los obreros conscientes de clase —y las masas de inclinaciones revolucionarias de todas las capas, dispuestas a asumir la causa y cosmovisión del proletariado— deben construir, apoyar, defender, unirse e ingresar a su partido, que en este país es el Partido Comunista Revolucionario, EU.

Nuestro partido es el fruto de las masas y su lucha en Estados Unidos, y el mundo entero. Lo integran proletarios y gente de otros sectores que luchan contra la opresión y, en el curso de esas luchas, buscan el porqué de tantos atropellos y opresión en la sociedad y el mundo, y qué se necesita para acabar de una vez por todas con esa situación.

Nos han inspirado los levantamientos revolucionarios de los oprimidos de Estados Unidos y del mundo, como el gran auge de luchas y guerras de liberación nacional en el tercer mundo en la época de los años 60. Entre ellas se destaca la muy importante y heroica guerra del pueblo vietnamita, que le asestó una contundente derrota a las dizque invencibles fuerzas armadas del imperialismo yanqui, una derrota de la cual los imperialistas todavía no se recuperan del todo políticamente.

Sobre todo, nos inspiró y nos brindó grandes lecciones la Gran Revolución Cultural Proletaria de China de esa época. Mao Tsetung y otros auténticos líderes comunistas dirigieron ese levantamiento de masas, que impulsó la revolución en una sociedad socialista. La Revolución Cultural es el mayor avance hasta la fecha del proletariado internacional en aras de la emancipación de toda la humanidad.

La lucha contra el revisionismo ha templado y fortalecido a nuestro partido. El revisionismo seca la médula revolucionaria del marxismo y tergiversa sus principios básicos a fin de preservar o restaurar el capitalismo. Hemos aprendido de las grandes luchas de Mao contra el revisionismo y también librado luchas contra varias formas de revisionismo en nuestras filas.

A través de la lucha por distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, y entre la línea revolucionaria y las oportunistas, el partido ha abrazado como ideología el MLM, y sigue profundizando su estudio y aplicación. Nos hemos unido a otros partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas del mundo en el Movimiento Revo­lu­cionario Internacionalista (MRI).

Seguimos inspirándonos, aprendiendo y apoyando la rebelión y resistencia de los pueblos del mundo, y en particular las guerras populares y otras luchas revolucionarias dirigidas por los destacamentos del MRI en muchas partes del mundo.

Nuestro partido está decidido a asumir la responsabilidad de hacer la revolución, tumbar al monstruo del imperialismo yanqui y contribuir todo lo que esté a nuestro alcance a la revolución proletaria mundial.

El partido debe incorporar a los que se dedican a la causa de la revolución proletaria internacional, esgrimen el arma del MLM y cumplen las tareas y línea del partido; a los que se dedican a la misión histórica del comunismo, y no a estrechos intereses.

Para triunfar, el partido debe integrarse por personas que encarnan las mejores cualidades del proletariado y no temen grandes sacrificios, la cárcel ni la ejecución a manos del despiadado enemigo. Pero lo fundamental es que se guíen por los excelsos ideales del proletariado. Deben estudiar y aplicar enérgicamente la ciencia del MLM e ir contra toda corriente que se oponga a ella. Deben ser luchadores de vanguardia entre las masas, dispuestos a asumir cualquier cargo y a cumplir cualquier tarea de la revolución en este país y en el mundo.

Al partido lo integran compañeras y compañeros que dedican la vida a la lucha revolucionaria del proletariado internacional y a alcanzar su misión histórica: el comunismo mundial.


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