Revolución #53, 16 de julio de 2006

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Revolución #53, 16 de julio de 2006

La violación y el asesinato de Abeer Qassim Hamza:
La sangrienta realidad de la ocupación estadounidense

Abeer Qassim Hamza, de 14 años, vivía con su familia unos pocos kilómetros al norte de Mahmoudiya, Irak.1 Le dijo a su mamá que cuando pasaba por el retén cerca de la casa, los soldados yanquis le lanzaban miradas lascivas y la molestaban. El Washington Post escribió en un informe del 3 de julio que como estos sabían dónde vivía, su madre tenía miedo y la mandó a casa de unos vecinos.

Pero eso no la salvó.

Según la acusación del FBI, que se encuentra en el website FindLaw.com, cuatro soldados yanquis planearon y hablaron de lo que le iban a hacer a Abeer. La Associated Press informó que tardaron una semana planeando el ataque. El 12 de marzo se emborracharon y se cambiaron de ropa: se quitaron los uniformes y se pusieron ropa oscura; uno se cubrió la cara con una camiseta. En la tarde, se metieron a la fuerza en la casa de Abeer armados con “cuernos de chivo” (fusiles AK-47).

La acusación dice que Steven Green, un soldado raso, llevó a la mamá (Fikhriya Taha), el papá (Qassim Hamza) y la hermana de 5 años (Hadeel Qassim Hamza) de Abeer a una recámara y los mató. Salió con la ropa empapada de sangre jactándose. Luego él y otro soldado violaron por turnos a Abeer; después la mataron a balazos y la quemaron. Cuando regresaron al retén, la ropa todavía empapada de sangre, le dijeron al guardia que se callara la boca. Quemaron la ropa y siguieron de guardia en un retén por el que todos los días pasan mujeres y jóvenes.

El 1º de julio la Associated Press informó que la violación y los asesinatos se atribuyeron a la violencia sectaria entre facciones iraquíes. El Daily Telegraph de Sydney (Australia) informó que la verdad empezó a salir dos meses después cuando dos soldados de la unidad de Green cayeron en un ataque y otros soldados dijeron que pudo haber sido en represalia por la violación y los asesinatos en Mahmoudiya.

El 3 de julio, acusaron de violación y homicidio a Steven Green, quien podría ser condenado a muerte. A Green lo dieron de baja antes por lo que el ejército llama “trastornos mentales”.

El 9 de julio, la Associated Press informó que acusaron a otros cuatro soldados de participar en el ataque, y a un quinto de no denunciarlo. No se sabe si entre ellos figuran los oficiales de la unidad.

La pregunta no es si esta es la única violación o agresión que los soldados yanquis han perpetrado contra mujeres y hombres iraníes, o mujeres del ejército estadounidenses. La pregunta es: ¿cuántos y cuántos han sido encubiertos?

Durante toda la historia de Estados Unidos, allí donde las fuerzas armadas han librado guerras u ocupado territorios, o donde se encuentren estacionadas, las mujeres siempre han sido víctimas y botín de guerra. Empezando con las guerras de conquista de Norteamérica, las tropas mutilaban a las indígenas para llevarse trofeos y recuerdos;2 en el extranjero las bases yanquis están rodeadas de prostíbulos y clubes de strip-tease; las violaciones son comunes y en muchos países, como Filipinas, Corea del Sur y Japón, las tropas yanquis tienen inmunidad ante las leyes. Esa asquerosa tradición de las fuerzas armadas de Estados Unidos sigue en vigor en Irak hoy.

La violación y la agresión sexual más que tolerarse se fomenta en la ocupación de Irak. Miren lo que pasó en el penal Abu Ghraib: las violaciones y los ataques sexuales. Obligaron a los presos a masturbarse y posar desnudos, violaron a hombres, mujeres y niños, y lo documentaron en miles de fotos con soldados sonrientes que decían que hicieron esas cosas para “suavizar” a los presos antes de interrogarlos.

En un ambiente en el que la mujer tiene motivos para no denunciar una violación, es imposible saber a cuántas mujeres han violado y agredido en Irak. Muchas veces, a la mujer se le echa la culpa por la violación y la castigan. La mujer violada sabe que la pueden acusar de “manchar el honor de la familia” y castigar severamente, y hasta matarla. (La sharia, o la interpretación estricta del Corán, condena a la víctima de una violación a la muerte por el delito de “tener relaciones sexuales fuera del matrimonio”).

Esta es la quinta vez en solo dos meses que se da a conocer el asesinato de civiles por tropas estadounidenses. El servicio noticioso Reuters publicó una cronología de 18 incidentes graves en tres años: marzo de 2006, matan a siete adultos y un adolescente durante una invasión de hogar; febrero de 2006: un soldado mata a un señor desarmado en Ramadi y otros dos soldados ponen un fusil AK-47 a su lado para hacer creer que era un “insurgente” (una táctica que la policía aplica aquí cuando mata). La emisora National Public Radio informó el 21 de junio que siete soldados mataron a un señor incapacitado de 52 años, a quien arrastraron a una zanja y le dispararon. Luego le pusieron un AK-47 y una pala para decir que estaba poniendo una bomba. (Ver “Chronology: U.S. troops and civilian complaints in Iraq”.)

Así y todo, después de cinco incidentes en dos meses, el coro oficial repite: “Son incidentes aislados, aberraciones, malas hierbas”.

Estos crímenes NO son aberraciones. Concentran y reflejan la naturaleza de las fuerzas armadas yanquis y de la ocupación de Irak.

El temor constante de que te maten en una boda o en la calle o en el hogar; el saber que acechan a tu hija adolescente; el temor de que te maten al cruzar un retén o cuando abres la puerta; la humillación diaria de soldados con miradas lascivas.

Esa es la naturaleza de la ocupación yanqui. La autorización extraoficial de violaciones y asesinatos tiene el propósito de quebrantar el espíritu del pueblo. Estados Unidos está imponiendo una ocupación odiada y salvaje. Y para ello necesita meterles en la cabeza a sus tropas la mentalidad colonial que trata a los iraquíes como inferiores e inservibles. Las violaciones, las masacres y la tortura son inevitables cuando se tiene esa mentalidad, y se fomenta y se respalda en los más altos niveles militares y de la Casa Blanca.

¿Qué quiere decir que un oficial de la 4a División de Infantería del Ejército diga: “Lo único que estos niggers del desierto entienden es la fuerza y yo les voy a mostrar lo que es la fuerza”? (De Cobra II: The Inside Story of the Invasion and Occupation of Iraq, citado en la reseña de Andrew Bacevich en el London Review of Books, 6 de junio). O la letra de la canción “Haji girl” escrita por un infante de marina, que celebra la matanza de iraquíes:

“Luego me escondí tras la tele
cargué mi M-16
e hice añicos a esos hijos de puta.
¿Pos no sabían que yo era un marine?”

(Sale en la página web Neveryetmelted.com)

¿Qué quiere decir que en el entrenamiento los marines corean: “La sangre alimenta el césped, los marines hacen la sangre correr”?

Hay que sumar la sangre de Abeer y de su familia a los cien mil asesinados por la ocupación yanqui de Irak.3 Esa es la verdadera naturaleza de las fuerzas armadas yanquis.

¿Cuántas Abeers más habrá? ¿Cuántos Abu Ghraibs, Ramadis y Hadithas habrá?

Hay que parar a esta guerra y ocupación criminales.

1. Hay diferentes informes sobre la edad de Abeer, pero el 9 de julio Associated Press informó que según un médico tenía 14 años.

2. Ver el libro de Dee Brown Bury My Heart at Wounded Knee; en línea en http://www.lastoftheindependents.com/chivington.html

3. Ver el número del 29 de octubre de 2004 del periódico The Guardian: “Desde la invasión, aproximadamente 100,000 civiles iraquíes, la mitad mujeres y niños, han muerto, principalmente debido a bombardeos aéreos de la coalición (según el primer estudio fidedigno sobre el saldo de muertes de expertos de salud pública de Irak y Estados Unidos)”.

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Revolución #53, 16 de julio de 2006

Acusan al teniente Watada, que desobedeció órdenes de ir a Irak

El 5 de julio el ejército entabló acusaciones contra el teniente Ehren Watada por rehusar participar en la guerra criminal contra Irak. A Watada, el primer oficial que ha desobedecido órdenes de ir a Irak, lo acusaron de no presentarse a un ejercicio militar, conducta impropia de un oficial y “desdén contra un funcionario del gobierno” (el presidente Bush). Su brigada salió del fuerte Lewis (estado de Washington) el 22 de junio a Irak.

El ejército lo quiere castigar por tener la valentía de declarar públicamente que no participará en una guerra que cree que “no es justa moralmente” y que es “manifestamente ilegal”. En una declaración el 7 de junio, Watada dijo: “La matanza y el maltrato sistemáticos del pueblo iraquí, y la falta de responsabilidad oficial, son una terrible injusticia moral y una violación de las Reglas de la Guerra Terrestre del mismo ejército. Seguir participando me haría cómplice de crímenes de guerra”.

Eric Seitz, su abogado, dijo: “El ejército ha cometido un grave error al acusarlo por su declaración, que es verídica en cuanto a la manera en que la guerra se inició y se libra, y que no es ni irrespetuosa ni desdeñosa, como afirman”.

El website thankyoult.org informó que el 27 de junio miles de personas en 30 ciudades participaron en manifestaciones en defensa de Watada; por ejemplo, 200 personas se reunieron en las puertas del fuerte Lewis.

El 16 de junio, 150 personas fueron a darle la bienvenida y a apoyarlo en una charla que dio en la iglesia University Lutheran de Seattle. Participaron ex soldados y otras personas que desobedecieron órdenes de luchar en Vietnam y otras guerras, familiares de soldados que han muerto en Irak, familiares y compañeros de Watada, gente progresista de grupos religiosos y de paz y justicia, y militantes de No en Nuestro Nombre y El Mundo No Puede Esperar-Hay que Sacar Corriendo al Gobierno de Bush.

Watada dijo que siente cierta responsabilidad por la muerte de soldados estadounidenses y el sufrimiento de tantos iraquíes porque “tardé tanto tiempo en declarar mi oposición”.

Dijo que entró al ejército después de 11 de septiembre de 2001 “con profundo patriotismo”. Al enterarse de que lo iban a despachar a Irak, sintió la necesidad de estudiar el conflicto para dirigir mejor a su unidad, pero lo que aprendió lo llenó de inquietud: “Era mi deber. Se supone que un militar no tenga dudas, pero hay que saber la verdad. Cuando me enteré, me pareció que no concordaba con mis creencias como estadounidense… No estaba dispuesto a seguir tolerando el dolor y el sufrimiento de los iraquíes en aras de una mentira. Dicen que los militares no tenemos voz, que debemos mantenernos al margen de la política, pero no estoy de acuerdo. Decidí que tenía que condenar la mala conducta del gobierno”. Dijo que tenía que urgir a los militares a cuestionar la legalidad de las órdenes y a pensar en las consecuencias.

Contó que oyó al hermano de un soldado que despachaban de nuevo a Irak quejarse de la falta de protestas, como durante la guerra de Vietnam. Dijo: “Me frustró que nadie se oponía. Decidí que no iba a contar con otras personas, que podía hacerlo yo. Yo soy una persona y un oficial, así que yo podía hacer algo para ayudar al ejército a regresar con sus familiares”.

El público se puso de pie y aplaudió calurosamente por su calmada pero firme resolución de actuar conforme a sus principios, pese a las consecuencias. Después, varios ex soldados contaron lo que les pasó y lo que los llevó a oponerse a la guerra, y otros participantes hablaron de su resistencia.

Watada ha recibido apoyo de otros militares que han desobedecido órdenes. Su familia y sus partidarios apoyan a Sara Rich, la madre de Suzanne Swift, que está en la cárcel del fuerte Lewis por volarse del ejército, en vez de regresar a Irak, donde la violaron y acosaron unos soldados.

Es probable que el ejército celebre una audiencia en julio o agosto para decidir si va a juzgarlo ante un consejo de guerra. El grupo Amigos y Familiares del teniente Watada pide una movilización internacional la víspera del consejo (posiblemente en septiembre), y protestas en centros de reclutamiento militar y frente al fuerte Lewis.

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Revolución #53, 16 de julio de 2006

Verdades inconvenientes —y esenciales— sobre sistemas, salvadores y la necesidad de acción

Como mencionamos en el número anterior, la película An Inconvenient Truth está fomentando una importante discusión y debate. En la oscuridad del teatro, se oyen murmullos de sorpresa y shock. A la salida, es palpable la convicción de que esto tiene que parar. De que es hora de decir BASTA.

La película y los avisos recomiendan mandar a los conocidos a verla. En efecto, todos deben verla y discutirla. An Inconvenient Truth tiene el potencial de plantear y ampliar un debate esencial en la sociedad.

El tema de ese debate NO es si el calentamiento global es un peligro. Curiosamente, uno de los puntos más dicientes de la película es que aunque esencialmente todos los estudios científicos de la década pasada han llegado a la conclusión de que el calentamiento global es real, más de la mitad de los artículos y comentarios de la prensa han dicho que la ciencia no ha llegado a ninguna conclusión. No, el debate que necesitamos es este: en vista de las graves consecuencias que presenta el calentamiento global para la humanidad y la vida en el planeta, ¿qué se debe hacer?

Desde esta perspectiva y como parte de este debate, hay que examinar el papel de Al Gore: el narrador y el “personaje” o “protagonista” central de la película (la experiencia y los sentimientos de Gore son el vehículo para que el público aborde el tema). Por un lado, Gore propone determinado programa en la película, que criticamos en el número anterior y que examinaremos de nuevo en un momento. Por otro lado, un lado más peligroso, hay que ver a Al Gore en sí y cómo se está (y lo están) posicionando con la película ante la furia popular contra el gobierno de Bush y ante las elecciones presidenciales del 2008 e incluso las elecciones para el Congreso de este año.

Gore el salvador

Un artículo de la revista New York repitió un tema que está circulando: Al Gore, debido a esta película y a que en un discurso del invierno pasado se pronunció contra la guerra de Irak y contra las medidas fascistas de Bush, es el único candidato que cuenta con el “respeto” de las bases del Partido Demócrata como alternativa a Hillary Clinton. La película lo dice sutilmente. Al principio, Gore hace un chiste de que “yo era ‘el próximo presidente de Estados Unidos’”; más adelante, cuando el espectador ha visto el daño que ha hecho Bush, trata más a fondo las elecciones del 2000 y Gore dice con nostalgia que sí, que le dolió, pero que lo único que podía hacer era seguir dando conferencias sobre el calentamiento global. Poco antes de esta parte, sale una cita de Winston Churchill a finales de la década de 1930, en una época en que lo echaron del gobierno, advirtiéndole a la ciudadanía inglesa que es hora de tomar en serio el peligro del nazismo. Muchos de los espectadores seguramente conocen el mito de que cuando Inglaterra “recapacitó”, le pidió a Churchill que dirigiera la lucha contra la amenaza nazi.

Esto concuerda con el programa que Gore propone: escribirle a los congresistas, hablar con amigos y conocidos, y conservar energía a nivel personal. ¿No dicta algo mucho más radical que eso la enormidad del problema? Un punto importante de la película es que, además de la destrucción sin sentido de especies y hábitats, el calentamiento global pone en riesgo de inundaciones catastróficas a millones por todo el mundo, y ya ha contribuido a la devastación de África.

¿No pide esto a gritos salirse de los cauces de costumbre y hacer algo muy radical, a la par con una investigación más profunda de las causas? ¿No deben corresponder nuestras acciones a la urgencia de la situación? ¿No es vital unirse en una oposición radical a esta dirección general, empezando con el medio ambiente pero yendo más allá; debatir y discutir; y forjar una comunidad de resistencia en el proceso, que pueda dar la solidaridad para actuar y el apoyo para perseverar? Tal movimiento podría crear una fuerza social independiente que represente los sentimientos de los millones y millones que están hartos y asqueados de la dirección de la sociedad, pero que todavía no han formado un movimiento político fuerte. En vez de eso, las acciones que propone Gore llevarán a la frustración y al absurdo de “seguir las vías oficiales”, y conducirán a pensar que la candidatura de Gore es lo único que puede revertir la situación.

Hay otro punto que hay que tomar en cuenta: en enero, Gore dio un importante discurso con motivo del natalicio de Martin Luther King y acusó al gobierno de Bush de torturar y de espiar a “una enorme cantidad” de personas de una manera que hace pensar en el espionaje del FBI contra King (ver “La advertencia de Al Gore”, Revolución #32, 29 de enero de 2006, en revcom.us). El New York Times, que normalmente publica los principales discursos de gente del nivel de Gore, le restó importancia a ese discurso y no lo publicó. Al promover a Gore con el tema del medio ambiente y, por contraste, al enterrar el discurso de enero en las últimas páginas de los periódicos, las fuerzas que controlan esas cosas están delineando qué se permite discutir sobre la dirección de la sociedad y del mundo. Eso no se puede aceptar.

Al Gore y las bases descontentas del Partido Demócrata

En el artículo anterior sobre la película explicamos que las propuestas de Gore al problema del calentamiento global parten de un valor primordial para él: la preservación del sistema imperialista y, en particular, del papel dominante de Estados Unidos. También explicamos por qué el sistema político y económico del imperialismo NO PUEDE resolver este problema, y por qué y cómo el socialismo sí podría. (Ver especialmente el artículo “El capitalismo, el medio ambiente y la ecología en el socialismo” de Raymond Lotta)

Aquí es necesario examinar más a fondo el papel de Al Gore. Durante un tiempo, y precisamente porque no era candidato, Al Gore expresó una serie de opiniones que alegraron a las bases del Partido Demócrata, pero no a sus mandos. Entre ellas se destaca el discurso en que criticó la guerra de Irak y las medidas represivas del gobierno de Bush. Gore también apoyó la candidatura de Howard Dean, una candidatura rechazada por la dirección demócrata, pero que entusiasmó a mucha gente que detesta a Bush y que estaba descontenta con el proceso político oficial.

El papel de Gore hasta ahora ha sido alentar la esperanza de que en el Partido Demócrata hay alguien que oye a los inconformes y que hará algo contra el programa de Bush. Gore ha servido para lidiar con uno de los hechos políticos más obvios del momento: el desfase entre la dirección del Partido Demócrata y los sentimientos de sus “bases”. Hoy esa brecha está creciendo con la posición de Hillary Clinton, quien sigue apoyando la guerra y las medidas represivas, y está conciliando con la oposición fascista cristiana al aborto y el control de la natalidad, y a la separación de la iglesia y el estado.

¿Pero quiénes son esas “bases” que están tan descontentas con el Partido Demócrata? No son unos pocos. Son millones y millones: los que están furiosos por la guerra y el destripamiento de derechos fundamentales que pensaban que son una parte intocable de la Constitución; los que están indignaos por las secuelas del huracán Katrina y de Abu Ghraib; los que no quieren nada que ver con la peligrosa demencia de los fascistas cristianos, como Falwell y Robertson; los que por muchas otras razones totalmente válidas ven que el gobierno de Bush es una grave amenaza para todo lo que consideran decente.

Los que piensan así, y eso abarca a la gran mayoría de los lectores de este periódico y a las muchas personas con que se relacionan cada día, tienen un gran dilema. NO es votar o no votar. Es depositar las esperanzas, energías y recursos en forjar un movimiento social que realmente pueda echar al gobierno de Bush y, así, cambiar todo el curso de la sociedad; o canalizar esas esperanzas, energías y recursos hacia Al Gore y lo que representa.

No nos equivoquemos. Puede que el guión tenga variaciones, pero acabará más o menos así: Gore poco a poco se presentará como el candidato que no es candidato, el tipo con integridad que se le plantó a Bush y que tiene una posición decente. Con renuencia, se dejará meter a la campaña y hasta dirá que lo hace en parte para conservar viva la esperanza en el proceso electoral. Atraerá a muchos. Al final, dependiendo de fuerzas mayores que Gore pasará una de dos cosas: lo descartarán cuando haya cumplido su propósito, al igual que a Howard Dean, y les dirá a sus seguidores que ahora es importante apoyar al candidato oficial demócrata. O, si es elegido para esa posición, cambiará su rollo. (Nótese que cuando salió en el programa de David Letterman hace poco, Gore dejó en claro que aunque cree que la guerra de Irak es un “error”, no cree que Estados Unidos puede retirarse ahora). Irá viendo que las medidas que rechazaba en realidad son “acertadas”, y tratará de arrastrar a millones a pensar lo mismo. Incluso si en la campaña no abandona todas sus posiciones, si esta vez se le permitiera llegar a la presidencia debido a crisis mayores y luchas de abajo, cuando llegue a la Casa Blanca se cambiará la camisa. Abundan los precedentes históricos: Lyndon Johnson en 1964 prometió evitar la guerra (y en secreto planeaba una escalada masiva en Vietnam); Clinton y Gore prometieron un montón de cosas y a la hora de la verdad atacaron el welfare, mandaron meter al bote a millones de chavos de las minorías, militarizaron la frontera, etcétera, etcétera. Lo fundamental no es que Johnson, Clinton y Gore no hayan sido sinceros; lo fundamental es el papel que escogieron, al servicio de qué y lo que demanda de ellos.

La verdadera posición de Gore sobre el calentamiento global

Si no lo creen, examinemos lo que hizo Gore sobre el calentamiento global cuando estaba en la Casa Blanca. Al fin y al cabo, fue vicepresidente ocho años.

Un artículo de Joshua Frank que salió en Counterpunch.org el 31 de mayo da una serie de ejemplos de decisiones del gobierno de Clinton-Gore que tuvieron graves consecuencias ambientales: el TLC/NAFTA, que aumentó drásticamente la contaminación en México y en la frontera; la destrucción de pantanos de la Florida y de bosques en el noroeste; la autorización de permitir más pesticidas en los alimentos. Joshua demuestra que el gobierno tomó todas esas medidas, y muchas más, a instancias de importantes intereses capitalistas.

Por lo que respecta al Protocolo de Kyoto, Gore dijo a la hora de las firmas: “La firma del Protocolo es un importante paso pero no le impone obligaciones a Estados Unidos. El Protocolo solo es vinculante si lo ratifica el Senado. Como hemos dicho, no lo vamos a presentar a consideración del Senado si los países en desarrollo no hacen un esfuerzo por lidiar con los cambios climáticos”. Mejor dicho, Gore, el gran enemigo del calentamiento global, dice que Estados Unidos (que consume una cantidad desproporcionada de los recursos mundiales y produce el 20% de los gases que llevan al calentamiento global) no va a considerar el Protocolo hasta que lo pongan en práctica India, China y otras naciones de rápido desarrollo industrial, no vaya y sea que aventajen a las industrias estadounidenses. A Gore le gusta decir que la “mano invisible” del capitalismo es “verde” (ecologista). Más bien, es un puño pesado que carga la balanza en todas las decisiones políticas. En la película Gore dice que es ridículo pensar que hay que escoger entre la riqueza y el planeta; pero la verdad es que vez tras vez, cuando las demandas del capital se han contrapuesto a la conservación del medio ambiente, Gore escogió el lado del capital.

Repitiendo, lo importante no son las intenciones que profese Gore. Cuando se llega a los altos niveles políticos del sistema, no se puede ir contra las necesidades generales del capital. Las relaciones económicas que constituyen la base de la sociedad (la forma de producir lo que se necesita para vivir) son capitalistas, el “juego” económico capitalista tiene ciertas reglas, y el sistema político surgió para proteger y reforzar esas reglas. Los altos representantes políticos pueden tener distintas ideas de cómo hacerlo, pero no cuestionan que haya que hacerlo. Si lo hicieran, si tomaran medidas que van contra las reglas de la acumulación capitalista, la producción sufriría y los que controlan la selección de los líderes y lo que se debate correrían a cambiar esa situación.

Esta es otra verdad inconveniente: una verdad que hay que confrontar de lleno para tener un chance de cambiar la dirección de esta sociedad y la alocada destrucción del medio ambiente y de los seres humanos que viven en él.

Una derrota segura… y una perspectiva diferente

Poner las esperanzas en Al Gore lleva a una derrota segura. Es depositar el dinero, el tiempo, las energías y, peor, las esperanzas en algo que seguramente te despierta cierto escepticismo o sospecha; y es alejarse de lo único que sí podría llevar a un cambio: un movimiento de masas, de toda la sociedad, de acción histórica independiente. Además, inclusive si el tipo ganara, traicionará los ideales que te acercaron a él. Esa es otra derrota.

Necesitamos una perspectiva diferente: confrontar la realidad y forjar la clase de movimiento que mencionamos al comienzo. Eso es lo único que puede lidiar con esta situación tan gruesa. SOMOS millones y millones; la respuesta a la película muestra un cachito de ese potencial, y presenta una oportunidad de sumergirnos en la discusión y elevarla. Tal movimiento, desde “abajo”, crea una dinámica totalmente diferente y plantea una discusión diferente. Lo vimos en el pasado con el movimiento de liberación de los negros y otros movimientos de minorías, con la lucha por la emancipación de la mujer y con la lucha contra la guerra de Vietnam. Por ejemplo, la discusión pasó de “¿se debe permitir la integración de los negros?” a “¿qué se necesita para eliminar de verdad la opresión de los negros?”. Eso se debió enteramente a la profunda sed de emancipación de las masas negras y sus aliados por toda la sociedad, y NO a los políticos que corrieron a ponerse a la cabeza del movimiento para interceptarlo y desviarlo.

Aunque no es el objetivo ni el propósito en sí, tal movimiento de masas hace que los políticos de la clase dominante respondan a él: abre divisiones en la cúpula y eso crea más oportunidades para acción política popular. Solo por medio de tal dinámica se puede parar al gobierno de Bush y revertir radicalmente la dirección en que ha empujado todo. Algo menos es una traición del planeta y de su gente.

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Revolución #53, 16 de julio de 2006

Problemas del Protocolo de Kyoto

De una lectora:

El Protocolo de Kyoto dice que en el 2012 los países industriales deben reducir los gases invernadero 5.2% por debajo de los niveles de 1990. Estados Unidos, el mayor productor de esos gases (el 20% del total mundial), ni siquiera ha ratificado el Protocolo.

El Protocolo de Kyoto tiene dos problemas principales:

1) Incluso si logra cumplir sus metas, no llegará a los niveles necesarios para evitar el peligro del calentamiento global. Greenpeace afirma que debido a los gases que ya están en la atmósfera, la temperatura aumentará de 2.2 a 4 grados Fahrenheit. Además, los gases tienen consecuencias durante décadas. Por eso es importante hacer grandes reducciones rápidamente (lo que no hace el Protocolo).

La Union of Concerned Scientists explica cuánto hay que reducir esos gases: “Para que el calentamiento global no sea un peligro, en el 2050 los países como Estados Unidos tendrán que reducir las emisiones de dióxido de carbono a un 80% por debajo de los niveles del 2000, y tendrán que empezar inmediatamente”. En realidad, en el 2003 las emisiones de dióxido de carbono de Estados Unidos aumentaron un 18% en comparación con 1990, a pesar de las promesas del presidente Clinton (y del vicepresidente Al Gore). El gobierno de Bush ha permitido aumentarlas más. La Energy Information Administration calculó que las emisiones aumentarán del 33 al 46% en las dos décadas venideras.

2) Es muy poco probable que el Protocolo de Kyoto logre reducir las emisiones un 5.2% y es mucho más probable que sigan aumentando. Kyoto se basa en un sistema de compraventa de emisiones, que permite a los mayores productores comprar “créditos” y no hacer nada para cortar sus propias emisiones, y pagar a otras compañías o países para reducir sus emisiones con nuevas tecnologías (por ejemplo, cambiando de carbón a gas natural), proyectos para “capturar carbono”, etc.

Es poco probable que un plan motivado por la ganancia logre esas metas. Lo que se necesita es una serie de cambios masivos para reducir el uso de combustibles fósiles, movilizar a las masas para llevar a cabo cambios tecnológicos cuyo fin primordial no es la ganancia, revoluciones en la infraestructura, etc.

Tampoco se sabe si los demás países cumplirán las metas del Protocolo. Por ejemplo, la BBC informó que Canadá ni siquiera tiene un plan para reducir sus emisiones, que han aumentado un 20% desde 1990. Una opinión común es que, especialmente sin la participación de Estados Unidos, todo el acuerdo se irá a pique o como mínimo no seguirá en vigor después del 2012.

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Revolución #53, 16 de julio de 2006

Recibimos lo siguiente del Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar:

Sumisión o muerte: La política israelí hacia la Gaza

3 de julio de 2006. Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar. Diez meses después de dejar la Gaza, el ejército israelí está de regreso para decir: sumisión o muerte.

Principalmente ha atacado a la población civil. En la primera incursión nocturna, unos cazas israelíes destruyeron la única planta eléctrica de la Gaza. Una semana más tarde, cuando aún ardían los seis transformadores, bombardearon los caminos de acceso, para que no puedan hacer reparaciones en los meses por venir. La mitad de los 1.4 millones de personas de la Gaza quedaron sin electricidad. La otra mitad depende de la electricidad proveniente de Israel. Sin electricidad no se puede bombear ni purificar el agua. Las bombas son cruciales porque los acuíferos ya están tan bajos, debido, en parte, al excesivo uso del agua por los colonos israelíes por décadas. Sin electricidad tampoco se pueden bombear las aguas negras. Existe un peligro grave de enfermedades epidémicas.

El ejército israelí ha alternado entre bloquear y restringir fuertemente el transporte de comida, gas de cocina y otros artículos de primera necesidad hacia la Gaza. Su propósito es dejar requeterecontrareclaro a los palestinos que Israel controla las cuerdas de la vida de la Gaza y que las puede apretar.

En las primeras horas de la ofensiva, los cazas israelíes bombardearon puentes importantes, lo que interrumpió el tráfico norte-sur. Cada noche los cazas sobrevuelan a ras del suelo en zonas pobladas a velocidades supersónicas para que el ensordecedor ruido quiebre ventanas, sueño y nervios. Los cazas soltaron volantes con la advertencia de que la vida de los habitantes de la Gaza correría peligro en caso de que la infantería israelí ocupara el norte. Además, comandos israelíes, a veces disfrazados de combatientes palestinos, se infiltraron en el norte de la Gaza por la noche y sacaron a familias a punta de fusil y las expulsaron. Quizás Israel se está preparando para declarar una zona de fuego cerca de la frontera.

¿Adónde se supone que deberían ir los habitantes de la Gaza? Son presos, cercados por Israel, el mar y un muro detrás del cual está Egipto (controlado por Estados Unidos). Ni siquiera pueden refugiarse con sus familias en Cisjordania, pues Israel la ha cortado completamente de la Gaza.

Los Convenios de Ginebra (el protocolo adicional 1 de 1977) prohíben el castigo colectivo de la población, los ataques a las instalaciones imprescindibles para la supervivencia de los civiles y el uso de la “fuerza desproporcionada” que perjudique a civiles y no tenga propósitos militares. Eso quiere decir que según el derecho internacional, el gobierno israelí y los mandos de las fuerzas armadas están cometiendo crímenes de guerra por los cuales se les podría juzgar en un tribunal internacional. Pero el vocero de George Bush dijo: “Israel tiene el derecho a defenderse a sí mismo y a sus ciudadanos”. La Unión Europea asumió la misma posición.

¿”Defenderse a sí mismo” de qué? ¿De la captura de un solo israelí? Pocos medios impresos israelíes están convencidos de eso. Como Israel tiene amplias metas políticas, el secuestro del cabo del ejército israelí Gilad Shalit es simplemente un pretexto.

El blanco declarado de Israel es la organización palestina Hamas, que está a la cabeza del gobierno de la Autoridad Palestina desde las elecciones de enero. Israel dijo que Hamas era responsable cuando los combatientes palestinos cavaron un túnel hacia Israel, atacaron un retén y capturaron al cabo el 25 de junio, y ofrecieron ponerlo en libertad a cambio de la libertad de mujeres y niños palestinos presos. Como represalia, el ejército israelí arrestó en Cisjordania al primer ministro y 63 ministros y miembros de parlamento palestino. Aunque proclama con hipocresía que el pleito es por el “secuestro” y la “extorsión,” el propio gobierno israelí tiene rehenes. “¿Quieren que pongamos en libertad a los presos?”, dijo el primer ministro israelí Ehud Olmert ante una reunión ministerial cerrada. “Pondré en libertad a estos arrestados [los líderes de Hamas] a cambio de Shalit” (Ha’aretz, 30 de junio). Cuando los proyectiles israelíes prendieron fuego a las oficinas del primer ministro palestino Ismail Haniya en la Gaza, las autoridades israelíes dijeron que la acción tuvo por objeto manifestar que pueden asesinar a Haniya y otros líderes de Hamas cuando quieran.

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Lo que a Israel le gustaría que el mundo creyera que empezó con el secuestro de Shalit, se remonta mucho tiempo atrás. Ni siquiera se puede comprender la situación política inmediata sin ver la situación de al menos unas semanas atrás. ¿Cómo es posible que una persona con corazón olvide la matanza de siete miembros de la familia Gahlia por la artillería israelí en la playa de Beith Lahia el 8 de junio? Cuatro días después, mientras que el mundo seguía viendo la fotografía de la muchachita que gritaba ante los cadáveres de toda su familia, Israel mató a por lo menos siete civiles más, entre ellos dos niños, con dos ataques aéreos al concurrido distrito de Zeitoun de la ciudad de Gaza. Tres muertos eran trabajadores médicos que acudieron al lugar después de la primera explosión. El 20 de junio otro proyectil israelí dio muerte en un campamento de refugiados a tres niños, de 5, 6 y 16 años de edad.

En el lapso de unos meses, Israel disparó seis mil proyectiles de artillería contra la Gaza y dio muerte a 50 personas y dejó heridas a 200 más. Lo hizo, supuestamente, en respuesta al lanzamiento de aproximadamente 140 proyectiles caseros desde la Gaza a la ciudad fronteriza israelí de Sderot… sin bajas. Las fuerzas islámicas palestinas no tienen ni la estrategia ni la visión de asestar una derrota militar a Israel. Cuando usan la violencia, su propósito es presionar para que Israel acepte sus demandas. La violencia de Israel también tiene propósitos políticos. Quiere mostrar que cuando se trate de presión, violencia u otra cosa, son los únicos que pueden ganar.

Después de las tres masacres en junio, quizás Hamas consideró que no podía conservar el apoyo popular sin una acción de resistencia militar. Pero la actitud de Israel es como la de cualquier alcaide que cree que, no importa la provocación, los presos no tienen derecho a desafiar a los carceleros. En términos concretos, los palestinos que quieren llegar a un arreglo con Israel tienen que hacer más que aceptar lo que a Hamas le gusta llamar la “realidad”… el poder israelí (y fundamentalmente estadounidense). Tienen que aceptar a Israel en lo ideológico y en lo político, y actuar, hablar y pensar como pueblo subyugado. Tienen que abandonar de frente el ideal de la liberación de Palestina.

Durante años Israel (y Estados Unidos) apuntalaron la dirección de Hamas. Después de la guerra de 1973, Israel se apoderó de la Gaza, puso en libertad al futuro fundador de Hamas, el jeque Ahmed Yassin, encarcelado por el gobierno egipcio que gobernaba la Gaza. Por años Israel financió al movimiento islámico para contrarrestar a la Organización para la Liberación de Palestina de Yasser Arafat. En el libro Devil’s Game: How the United States Helped Unleash Fundamentalist Islam [El juego del diablo: Cómo Estados Unidos contribuyó a desatar al Islam fundamentalista] (Metropolitan Books, 2005), Robert Dreyfuss cita a un analista de alto nivel de la CIA: “Vimos que Israel impulsaba al Islam como contrapeso al nacionalismo palestino”. Cuando Israel dice que no “negocia con terroristas”, eso no es cierto en absoluto. Por ejemplo, en 1992, después de volver a arrestar a Yassin, lo pusieron en libertad a cambio de dos agentes israelíes pescados en el Líbano. Puede que Israel odie a personas como Yassin (después lo hizo asesinar), pero las fuerzas islámicas son un enemigo que acepta. Los sionistas y los fundamentalistas islámicos se parecen en términos de ideología religiosa y “política identitaria”; e Israel les teme menos que a las fuerzas laicas.

Además de apuntalar a Hamas, Israel, con la ayuda y la aprobación de Estados Unidos, hizo todo lo que pudo para rebajar a Arafat y a la OLP, una organización laica. Aunque al comienzo eran más radicales, con el tiempo Arafat y la OLP firmaron un tratado que acepta la existencia de Israel y la “hoja de ruta” propuesta por Estados Unidos, Europa y Rusia para formar un miniestado palestino al lado de Israel. No obstante, el ejército israelí mantuvo preso a Arafat en su complejo cisjordano durante los últimos dos años y medio de su vida. Israel se negó a negociar con su sucesor Mahmoud Abbas y el gobierno de la OLP. Decía que la OLP no era ni un “socio de paz” ni un auténtico representante del pueblo palestino. Cuando los palestinos echaron al desacreditado gobierno de la OLP y eligieron a Hamas, Israel y Estados Unidos de repente hallaron utilidad en Abbas y alentaron a la OLP a tomar el poder, incluso mediante una guerra civil. Para dejar en claro a los palestinos quién mandaba, cortaron casi todos los fondos hacia Cisjordania y sobre todo hacia la Gaza.

Vaya “democracia” que Estados Unidos e Israel dicen defender.

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Como la OLP, Hamas ha buscado un acuerdo con Israel. Declaró un cese el fuego unilateral antes de su elección a la Autoridad Palestina. La dirección anunció que estaba dispuesta a declarar una tregua “temporal” de 60 años y a aceptar la existencia del estado sionista. Sus representantes firmaron el llamado Documento de Presos, lanzado por los miembros de todas las organizaciones palestinas en las cárceles israelíes. (Hay más de nueve mil palestinos presos). El documento pide un estado palestino dentro de las fronteras establecidas por Israel en la guerra de conquista de 1967, lo que abandona implícitamente la demanda de recuperar todo el territorio de Palestina. Estipula la entrada de Hamas y la Jihad islámica a la OLP, cuya carta de constitución reconoce oficialmente al estado israelí (la OLP es una coalición cuya organización dirigente es el grupo Fatah de Arafat). Y pide la formación de un gobierno de unidad nacional con Hamas y Fatah, un fin a los ataques a Israel y a las riñas entre las organizaciones palestinas.

Aunque los presos firmaron el documento el 18 de mayo, el gobierno de Hamas no lo aceptó formalmente sino hasta después de la captura del cabo israelí y justo después del ataque israelí contra la Gaza.

Unos analistas especulan que las fuerzas de Hamas opuestas al acuerdo fraguaron la operación militar palestina fronteriza a fin de sabotearlo. Pero es difícil que se pudiera predecir de antemano la posibilidad de agarrar desprevenidas a las tropas israelíes y capturar a uno de ellos. Hay fundamento para especular que la dirección de Hamas, consciente de que estaba a punto de firmar un acuerdo que muchos palestinos considerarían un retroceso histórico o una traición, decidió adelantarse con una acción militar con que pudiera conservar su reputación combativa y mantener la cabeza en alto, con el fin de afirmar que capitulaba a Israel desde una posición de fuerza. En ese sentido, el conflicto tiene que ver tanto con el tono como con los términos de un compromiso entre Israel y el gobierno palestino.

Parece que Hamas estaba accediendo muy conscientemente a aceptar implícitamente la hoja de ruta que el mismo Israel decía que aceptaba. Pero eso encierra dos problemas muy relacionados.

Primero, Israel no tiene ninguna intención de retirarse a sus fronteras previas a 1967, tal como estipula la hoja de ruta. El primer ministro Ehud Olmert continúa la política de su antecesor Ariel Sharon de consolidar los asentamientos (colonias) en Cisjordania. En lugar de abandonarlos, Israel se propone anexarlos y formar dos puños que penetren profundamente en Cisjordania y la dividan en tres partes. El propósito es asegurar que incluso esta parte pequeña de la Palestina histórica nunca sea una entidad articulada geográfica, económica y política, y conservar a Jerusalén y expulsar a los habitantes no judíos. Un objetivo ideológico central del sionismo es convertir a Jerusalén en una ciudad judía tras miles de años.

En el caso de la hoja de ruta, es cierto que Israel retiró sus pequeños asentamientos de la Gaza. Pero los sionistas contemplan usar la Gaza principalmente como un territorio para meter a los palestinos que vivían en lo que es ahora Israel. Es simplemente un campamento de detención en el desierto. Sus habitantes tienen pocos medios para sobrevivir y no tienen ninguna salida. (El ingreso anual promedio es de $600 al año, la mitad del de Cisjordania y 40 veces menos que en Israel). Israel necesitaba retirar de la Gaza a los colonos con fuertes motivaciones ideológicas para reforzar a la población, la fuerza militar y el espíritu sionista en Cisjordania.

Segundo, Israel no tiene ninguna intención de dejar que los palestinos conserven su dignidad. Puede que soporte al gobierno de Hamas, al igual que no tuvo ningún pleito estratégico con el gobierno de la OLP en sus últimos años, en cuanto a acuerdos. Pero lo que no le gusta ahora es la actitud de Hamas: las declaraciones de la dirección de que puede aceptar a Israel como “una realidad” sin darle su “aprobación”. Lo que menos le gusta a Israel es la actitud de las propias masas, a las cuales apela Hamas. Los palestinos, por mucho que los hayan pisoteado y despreciado, conservan su dignidad y resistencia. Israel no tolerará a las fuerzas que hablen de la resistencia.

El ataque israelí a la Gaza tiene un propósito político: imponer una “paz” a los palestinos que sirve a los intereses sionistas, doblegar o quebrar a las organizaciones palestinas y sobre todo humillar a las masas para que acepten lo que Israel les ofrezca, conforme a los términos de Israel, punto.

El mayor peligro al proyecto sionista provendrá de las fuerzas revolucionarias que reconozcan y basen su estrategia en la relación entre los intereses de los palestinos y de los pueblos del mundo y de la revolución mundial. De nuevo Israel ilustra que por difícil que sea que los palestinos continúen luchando por sus derechos como pueblo, lo que quiere decir reemplazar a Israel con un estado plurinacional y laico, cualquier otro camino es definitivamente una falsa ilusión.

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Revolución #53, 16 de julio de 2006

Seymour Hersh sobre Irán:

Preocupaciones de generales, mentiras y planes de guerra

Seymour Hersh ha escrito otro artículo revelador (“Last Stand—The Military’s Problem with the President’s Iran Policy”, The New Yorker, 10 de julio [Última batalla: El problema que tiene el alto mando militar con la política del presidente hacia Irán]), con información de fuentes internas, sobre un fuerte debate entre figuras del alto mando militar y el núcleo del gobierno de Bush (Bush, Cheney y Rumsfeld especialmente) sobre Irán y las armas nucleares.

“Se está librando una guerra sobre la guerra en este edificio”, un asesor del Pentágono le dijo a Hersh. “Dentro del Pentágono los máximos comandantes están cuestionando los planes del presidente”, escribe Hersh. “Además, los generales y almirantes… advierten que un ataque podría tener serias consecuencias económicas, políticas y militares para Estados Unidos”. En el programa radial Democracy Now! (6 de julio) agregó: “En este caso un militar le advierte a la Casa Blanca acerca de las consecuencias económicas y políticas de bombardear Irán. Es una situación poco común”.

Este choque en el seno de la clase dominante no tiene nada que ver con lo injusta que es la meta de la hegemonía regional y global; lo que se debate es cuál es el mejor modo de lograr esa meta. Demuestra lo serios e inmediatos que son los planes de atacar a Irán (y las mentiras del gobierno acerca de sus objetivos), lo que está en juego para los imperialistas y lo imprevisibles que son las consecuencias de tal ataque. Es diciente que la mortandad y la devastación que causará a los iraníes no figura en el debate. Esta batalla en el seno de la clase dominante es un ejemplo de que muchas contradicciones se están agudizando en la campaña de guerra y represión del gobierno de Bush, y del potencial de que estallen muchas más de una manera imprevista.

Hersh confirma las mentiras y los planes de guerra de Bush

Los informes de Hersh confirman, desde nuevos ángulos, que las afirmaciones de que Irán está a punto de ser una amenaza nuclear y de que Washington busca impedir eso con medidas diplomáticas son mentiras.

Primero, las fuentes militares de Hersh admiten que no tienen ninguna prueba de que Irán tenga un programa para producir armas nucleares. En Democracy Now!, Hersh lo resumió así: “Los servicios de inteligencia de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania e inclusive Israel no han podido descubrir ninguna prueba de un programa paralelo, o secreto, de armas en Irán”. Un ex analista de inteligencia le dijo: “En el Pentágono preguntan: ‘¿Dónde están las pruebas? ¿Tenemos un millón de tentáculos, abiertos y clandestinos, y los iraníes tienen este programa desde hace 18 años, y no tenemos nada? No hemos desenterrado nada’ “.

Segundo, la meta de Estados Unidos en las negociaciones no es resolver la crisis sin recurrir a la guerra, sino aumentar la presión contra Irán y preparar el terreno para ataques militares con el fin de efectuar un cambio de gobierno. El acuerdo que Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Rusia y China le presentaron al gobierno iraní el 6 de junio ofrece varios incentivos y charlas multilaterales a cambio de que suspenda temporalmente su programa de enriquecimiento nuclear y permita inspecciones internacionales. Bush amenazó: “Si los dirigentes iraníes rechazan nuestra oferta, llevará a una solicitud al Consejo de Seguridad de la ONU, aislamiento mundial y la imposición de sanciones económicas y políticas cada vez más fuertes”.

Hersh escribe: “Exigieron que Irán… cediera el principal punto de las negociaciones [o sea, el derecho de enriquecer uranio y producir energía nuclear] antes de empezar” y que admita que ha hecho algo indebido, aunque no hay ninguna prueba de que haya violado el Tratado de No Proliferación Nuclear. Por su parte, Estados Unidos ni hablará de lo que más busca el gobierno iraní: una promesa de no tumbar la República Islámica. Si la principal preocupación de Bush fuera el programa nuclear, ¿por qué no está negociando para controlarlo a cambio de un acuerdo de no agresión?

Estados Unidos y sus aliados exigieron arrogantemente que Irán les contestara el 12 de julio. Los dirigentes iraníes han pedido “un diálogo justo e igual sin condiciones previas”; dicen que necesitan hasta finales de agosto para llevar a cabo “un estudio exhaustivo y correcto del paquete”, y contestar.

No cabe duda de la lógica gangsteril del gobierno de Bush: el plazo arbitrario busca crear una crisis y acelerar su ofensiva. Si Irán rechaza la oferta, Estados Unidos puede decir que tiene algo que esconder y que no está negociando de buena fe, y que es necesario tomar medidas más duras, empezando con sanciones seguidas poco después ataques por ataques militares.

Lo que motiva a los imperialistas yanquis no es una preocupación por el programa nuclear iraní (Irán necesita 10 años más para construir un arma nuclear), sino imponer un control más firme del Medio Oriente como paso crucial para una hegemonía mundial incontestada e incontestable. Dominar el Medio Oriente no es posible sin controlar firmemente a Irán, debido a su tamaño, posición estratégica e influencia regional, y a que tiene la segunda reserva mundial de petróleo y de gas natural. Por eso, la meta de Estados Unidos es un cambio de gobierno, por medio de un ataque militar, trastornos internos provocados o un colapso.

Aunque lleva a cabo diplomacia públicamente, el gobierno está acelerando los preparativos militares. Hersh informa que “el alto mando militar… ha trazado planes, bajo órdenes del presidente, de una campaña de bombardeos contra Irán”, con ataques aéreos de “fuerza abrumadora” contra 1,000 blancos. Según un estudio de un think tank (citado en “Under the Olive Trees—Waiting for the War in Iran”, Harpers, julio de 2006 [Bajo los olivares: Esperando la guerra en Irán]), hay varias opciones: destruir las instalaciones nucleares y defensas aéreas, o la infraestructura y las bases militares, o la infraestructura civil (para “inutilizar su capacidad de funcionar como nación”).

El hervidero de contradicciones y las preocupaciones de los generales

Los intentos del gobierno de Bush de imponer su programa global sin precedentes, y de coaccionar y aporrear todo lo que encuentre en el camino, han tenido ciertos éxitos (como tumbar al gobierno de Saddam Hussein); pero también han provocado un montón de nuevos problemas y dificultades (o sea, contradicciones). El resultado es un hervidero de contradicciones, cada una de las cuales podría desenvolverse de modo inesperado con consecuencias imprevistas, que podrían rebasar la capacidad del gobierno de controlarlas, e incluso desbaratar sus principales objetivos estratégicos.

Las preocupaciones de los generales reflejan este “hervidero de contradicciones” y el peligro de que la situación se les salga de las manos. Hersh informa que no les molesta la muerte y el sufrimiento de la población iraní (ni que sea un crimen de guerra), sino la posibilidad de fracasar y de que les salga el tiro por la culata.

En el Pentágono le dijeron a Hersh que les preocupa “que la campaña de bombardeos no logre destruir el programa nuclear iraní”; que la “lista de blancos” es enorme pero “amorfa”; que a diferencia de Irak, Irán no es llano y que su geografía puede “dificultar la guerra aérea”; y que la marina no pueda destruir “los más de 700 muelles y puertos no declarados a lo largo del golfo Pérsico” desde donde podrían lanzar ataques contra barcos.

¿Y la respuesta de Irán, en Irak y por toda la región? “¿Y si 100,000 voluntarios iraníes cruzan la frontera?”, le preguntó a Hersh el general jubilado William Nash. Hersh continúa (en Democracy Now!): “Los complejos petroleros de Bahrein, Kuwait, Qatar… no tienen protección. Irán podría lanzar unos pocos misiles hacia varios complejos con terribles consecuencias. Quedaríamos en la oscuridad… El precio del petróleo se pondría por las nubes”.

También habría consecuencias políticas. El general Nash le dijo a Hersh que los bombardeos “no se considerarían un ataque contra los chiítas, sino contra todos los musulmanes. Por todo el Medio Oriente se verían como otro ejemplo de imperialismo estadounidense. Extendería la guerra”.

Otros analistas burgueses han planteado otros problemas: un ataque podría fortalecer a los clérigos iraníes (como sucedió durante la guerra de Irán e Irak de 1980 a 1988) en un momento cuando la población los odia; Rusia podría sacar mucho provecho; o la coalición contra Irán podría derrumbarse. Un estudio del Oxford Research Group de Inglaterra predijo que “por eso, una operación militar contra Irán no sería algo a corto plazo; desataría una confrontación compleja y duradera”. (Harpers, julio de 2006)

La respuesta del gobierno de Bush y la opción nuclear

El gobierno de Bush reconoce esas preocupaciones. Pero cree que las demoras y las evasivas empeorarán la situación y darán oportunidades a los rivales regionales y globales. Teme perder todo el juego si no conserva el impulso inicial de la “guerra contra el terror” y sigue atacando agresivamente.

En la primavera, el embajador a la ONU, John Bolton, declaró (hablando de ataques militares y del posible uso de armas nucleares): “Cuanto más esperemos para confrontar la amenaza que representa Irán, más duro y más difícil será resolverla… Tenemos que estar preparados para aplicar soluciones globales y usar todas las herramientas a nuestra disposición para detener la amenaza que representa el régimen iraní”. (Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar, “Irán: La amenaza de otra guerra, IV. El plan estadounidense y sus contradicciones”, 19 de junio)

La orientación del núcleo del poder es seguir adelante, más agresiva y brutalmente. Un asesor vinculado al Pentágono le dijo a Hersh: “Rumsfeld y Cheney están empujando el ataque contra Irán; no quieren repetir el error de no hacer lo suficiente. Las lecciones que sacaron de Irak es que debieron despachar más tropas desde el comienzo”. Hersh agrega que eso sería imposible en Irán debido al despliegue de tropas en Irak, “así que la campaña aérea será de fuerza abrumadora”.

Esto no implica que ese núcleo no pueda hacer cambios tácticos en las negociaciones y, según Hersh, quitar del tapete la opción nuclear (por el momento). Informa: “A finales de abril, el alto mando militar, dirigido por el general Pace, consiguió una victoria importante cuando la Casa Blanca abandonó su insistencia de que el plan de la campaña aérea prevea lanzar una bomba nuclear para destruir la fábrica de enriquecimiento de uranio de Natanz”. Según Hersh, la opción nuclear es “indefendible políticamente”, en parte porque “regaría radiación sobre muchos kilómetros” y provocaría una “protesta internacional por el primer uso de armas nucleares en un conflicto desde Nagasaki”.

Pero hay que decir un par de cosas al respecto. Primero, esto muestra que la opción nuclear estaba sobre el tapete: “Bush y Cheney mandaron trazar planes con armas nucleares”, le dijo a Hersh un ex director de los servicios de inteligencia.

Segundo, la respuesta de la fuerza aérea no fue abandonar el plan de destruir la planta de Natanz. Hersh informa que “trazó un nuevo plan de bombardeo que contempla utilizar sistemas de teledirección avanzados para dirigir contra el mismo objetivo una serie de grandes bombas convencionales diseñadas para destruir búnkeres, una tras otra. La fuerza aérea dice que el impacto generará suficiente fuerza concusiva para lograr lo mismo que una ojiva nuclear táctica…”.

Tercero, estratégicamente la opción nuclear todavía está sobre el tapete. Como señala un artículo de Antiwar.com (“Nuking Iran is Not Off the Table”, Jorge Hirsch, 6 de julio): “El presidente no ha dicho públicamente que no está sobre el tapete, tras anunciar el 18 de abril que figura entre las opciones”. Además, “según el documento Nuclear Posture Review de 2001, las armas nucleares son una respuesta posible a ‘sucesos militares sorprendentes’”. Las preocupaciones de los generales son ejemplos de “sucesos militares sorprendentes”.

Hay que sacar corriendo al gobierno de Bush

La situación se está desarrollando rápidamente y no está del todo claro cómo se desenvolverá. Hasta la fecha Irán no ha contestado oficialmente la propuesta de Bush. El gobierno iraní entiende que Estados Unidos goza de una gran superioridad militar y parece que los ulemas prefieren un acuerdo a una confrontación militar. Pero también captan que podrían perderlo todo si claudican, ya sea a un ataque militar o un colapso político interno. Así que podrían sentirse obligados a hacerle frente a Estados Unidos.

De lo que no cabe duda es de que el gobierno de Bush está resuelto a obtener la dominación global cueste lo que cueste y sin importar lo que quiera la población. El artículo de Hersh confirma esto, así como que actualmente no hay una fuerza coherente en la clase dominante capaz de parar al núcleo de Bush.

Hersh escribe que “varios funcionarios del gobierno, pasados y presentes, me dijeron que dudan de que Bush acepte una solución negociada” y que desprecia las encuestas de opinión pública. “Mis amigos me dicen que les parece mesiánico su deseo de hacer algo en cuanto a Irán”.

Hersh comenta que Cheney “no está aislado, sino que representa la posición ortodoxa en todo esto. Cuenta con el grupo de la fuerza aérea que cree que la solución a todos los problemas es arrasarlo todo con bombardeos”. Y dice que funciona en casi total secreto.

Hersh ni menciona a los demócratas; ni siquiera dice que apoyan la oposición de los militares al plan de Bush al nivel táctico. Dice que el impacto de las elecciones de noviembre en los preparativos bélicos será nulo: “Si me preguntan lo que pienso, la hora de tener miedo será después de las elecciones, cuando a Bush le queden solo unos meses, ya sea que los demócratas recuperen la Cámara o el Senado o no”.

¿No es una prueba más de que la situación seguirá por este camino hasta que nos demos cuenta de que no hay salvadores de la clase dominante, de que nos toca a nosotros responsabilizarnos de sacar corriendo al gobierno de Bush, sean cuales sean las dificultades y sacrificios? Se está haciendo muy, muy tarde.

 

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Revolución #53, 16 de julio de 2006

Reseña:

LEGADOS: Artistas contemporáneos reflexionan sobre la esclavitud

CJ

slavery art
Parte de la obra de Carrie Mae Weems.

La “institución peculiar”. Con este término petulante e irónico se ha descrito el oscuro capítulo de la historia estadounidense en que unas personas eran dueñas de la vida de millones de seres humanos: sus esclavos.

¿Cuán profundamente ha signado el salvaje sistema de esclavitud todo aspecto de la historia y la conciencia de este país, desde sus primeros días hasta la actualidad? El Museo de la Sociedad Histórica de Nueva York está presentando una exposición que explora esa pregunta: LEGADOS: Artistas contemporáneos reflexionan sobre la esclavitud.

El cuello. Los tres cuadros de Kerry James Marshall (Heirlooms and Accessories) muestran collares inmensos y grotescos con relicarios de fotos de mujeres blancas que miran sin amor. Raro. Poco a poco, el trasfondo se va aclarando: es una foto famosa de un linchamiento en Indiana. Dos negros cuelgan de un árbol y las mujeres están viendo el espectáculo.

A poca distancia se ve otro collar; este es un “collar de esclavo”. En una pequeña placa de plata colocada debajo de la barbilla se ve el nombre “J. Davis No. 101”: el nombre del dueño del esclavo que usaba el collar. Este collar es parte de una compleja instalación (Liberte/Liberty) que tiene dos bustos de yeso de George Washington; de las espaldas cuelgan cadenas y grilletes oxidados de esclavos. Un busto de Napoleón está lado a lado con un retrato de Toussaint L’Ouverture, el líder de una rebelión de esclavos que echó a los franceses de Haití. Al frente del conjunto está una estatua de madera de un negro de las que se veían en las tabaquerías; en la mano tiene el gorro frigio que usaban los esclavos emancipados en Roma. El artista, Fred Wilson, es famoso por “escarbar” en museos y ensamblar objetos de modo que se vean las relaciones sociales que normalmente tapa la falsa historia oficial de la clase explotadora.

En una pared, frente a frente cuelgan dos fotos color azul añil de dos mujeres africanas no conquistadas con hermosos collares y deslumbrantes tocados que se miran, parecería desde grandes distancias. En la parte inferior de las fotos dice: “DESDE AQUÍ VI LO QUE PASABA… Y LLORÉ”. Esta obra de Carrie Mae Weems me ha obsesionado: es imposible borrarse de los ojos y de la cabeza lo que uno conoce aquí sobre lo que la esclavitud del “Nuevo Mundo” conllevó para los africanos que perdieron esposos, esposas e hijos.

Entre las dos mujeres, la artista ha colocado una versión en rojo y negro de una foto muy conocida del “esclavo liberto Peter” titulada “El capataz Artayou Carrier me azotó”…

Las manos. ¿Cómo será crecer con el conocimiento de que a una y a todas las mujeres que conoce las puede violar en cualquier momento cualquier hombre o muchacho blanco que decida permitirse ese “derecho”? Pasar 10 minutos viendo Mammy/Daddy, un video que forma parte de una instalación de Jacqueline Terry y Brad McCallum, abre una puerta a ese mundo inconcebiblemente tóxico: un salón de baile iluminado por la Luna. Dos personas, el dueño de una plantación elegantemente vestido y una esclava, están enganchados de espaldas a una especie de rueda de la fortuna. El aparato da vueltas y vueltas. Cuando el hombre asciende con un imperioso gesto de la mano, la mujer cae boca abajo. Cuando la mujer asciende, con una mirada de angustia desafiante, se tapa la cara y el estómago con las manos y después extiende los brazos con ganas de volar o de irse nadando. Nunca sucede. En la siguiente escena, se ven de cerca las manos blancas agarrando el pecho de ella, con una música de fondo lánguida al ritmo de la máquina giratoria. De fondo, se oye de vez en cuando un trueno o una carcajada de hombre. Al volver la vista, uno ve un grupo de objetos perturbadores: la ropa de ella y de él, blanca y negra, en una vitrina. Entre las prendas, un montón de seda de color rojo sangre. Arriba cuelgan dos moldes a color en tamaño natural del esclavista y la esclava.

El sufrimiento que esperaba a los fugitivos llena toda una sala de la exhibición. En The Loophole of Retreat, Ellen Driscoll cuelga una fila de columnas blancas, réplicas siniestras de una mansión de las plantaciones. Cuelgan de una choza de madera basta parecida a una cápsula espacial. Uno entra, cierra la puerta y se encuentra en una caverna totalmente oscura: una simulación del claustrofóbico ático en que vivió encerrada por siete años en Carolina del Norte Harriett Jacobs, una esclava que huyó de un amo que la violaba. Cuando los ojos se adaptan a la oscuridad, ven una serie de imágenes en un disco flotante (una ventana, la mano de un niño…). Son proyecciones de una cámara oscura y ese rayo de luz es lo único que la esclava veía del mundo exterior. Harriet a la larga escapó al Norte y pudo contar su historia en “Incidentes de una niña esclava”.

La resistencia es un hilo común de “LEGADOS”, manifiesta en las mil formas de lucha de los esclavos por su libertad y su dignidad. Vale la pena ir a la exposición nada más para pasar un momento frente a la colcha de Faith Ringgold titulada “Slave Rape Story Quilt”. Es una colcha de batik con dibujos de cuerpos y huesos, y la crónica escrita a mano de Beata, una nena que nace en la cubierta de un barco negrero, vive y desafía a sus captores.

El jardín de recuerdos de Lorenzo Pace, rodeado por una cerca blanca, se construye alrededor del candado de hierro y la llave con que encadenaban a su bisabuelo Steve Pace. Nada nos puede preparar para ver ese cacho de hierro que usaba una persona de una familia que hoy conocemos. El candado y la llave, que el artista heredó de su tío, también han inspirado un enorme monumento de piedra negra para conmemorar a los esclavos, que se erigió en Manhattan cerca de un cementerio africano recién descubierto.

Una obra notable de Betye Saar (Leader) nos lanza al futuro. En una tabla de lavar de marca “Leader”, la artista pega una pintura en metal de una aya negra, en cuyo delantal blanco dice: “Oh, esas frías manos blancos nos rompieron como ramitas de un árbol, tallaron a Europa en nuestras máscaras africanas y nos hicieron títeres…” (Henry Dumas).

La mayoría de los artistas de esta exhibición son negros y el curador es Lowery Stokes Sims del Studio Museum of Harlem. Se presentará aquí hasta enero del año entrante y después es posible que vaya a otras ciudades. Es la primera exposición de arte contemporáneo de la Sociedad Histórica de Nueva York, y es valiente. El New York Times Holland Cotter escribió una reseña favorable: “La esclavitud americana, lo que hizo y lo que sigue haciendo, es un tópico incendiario… y esta exposición nos hace ver, pensar y repensar”.

“LEGADOS” se conecta con tres exhibiciones anteriores de la Sociedad Histórica de Nueva York: Esclavitud en Nueva York y Guerras civiles: Nueva York y la esclavitud 1815-1870. La impresionante exhibición de postales de linchamientos Sin santuario: Fotografías de linchamientos en Estados Unidos, también se presentó aquí.

En 1867, Marx escribieron sardónicamente en El capital: “El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de América, la cruzada de exterminio, esclavización y sepultamiento en las minas de la población aborigen, el comienzo de la conquista y el saqueo de las Indias Orientales, la conversión del continente africano en cazadero de esclavos negros: son todos hechos que señalan los albores de la era de producción capitalista. Estos procesos idílicos representan otros factores fundamentales en el movimiento de la acumulación originaria”.

Esta importante exhibición examina un segmento de esa historia, a través de los ojos de artistas que tienen el valor de representar con fuerza y belleza esta verdad: la esclavitud está en el centro de lo que este país fue y es hoy. Una nota escrita en el libro de visitas del museo el 4 de julio dice: “La esclavitud fue la base de la fundación de Estados Unidos… Que se sepa la verdad tal cual…”.

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Revolución #53, 16 de julio de 2006

El Mundo No Puede Esperar

Gira para sacar corriendo al gobierno de Bush

Solo faltan tres meses para el 5 de octubre, el día de resistencia masiva, y El Mundo No Puede Esperar—Hay que Sacar Corriendo al Gobierno de Bush está haciendo un gran esfuerzo para sacudir todo el país este verano. El 4 de julio empezó en Nueva Orleáns una gira nacional de activistas. El itinerario de la gira está en la internet en worldcantwait.org.

Entrevistamos a varios organizadores de El Mundo No Puede Esperar que participan en la gira:

Debra Sweet, coordinadora nacional:

Pregunta: La declaración “¡Hay que ponerle fin a todo esto!” de El Mundo No Puede Esperar identificó muchos crímenes que ha cometido el gobierno de Bush en los últimos meses. Millones de personas odian todo esto, pero todavía hay mucha parálisis. ¿Qué hace El Mundo No Puede Esperar para transformar esta situación, por ejemplo con la gira?

Respuesta: Hay una manera de oponer resistencia a estas infamias ahora mismo. La meta de la gira es ir a generar una batalla pública sobre cómo será el futuro de esta sociedad.

Nada más en los últimos seis meses ha aumentado el ritmo de esas infamias. Se ha establecido cierto patrón: los demócratas expresan shock e “indignación” un minuto y medio, y luego el Congreso se une, cambia las leyes y legitima esas mismas infamias. La semana pasada, después de que la Suprema Corte anuló los tribunales militares que ordenó el presidente para los presos de Guantánamo, el senador demócrata Chuck Schumer dijo: “Si el presidente hubiera venido al Congreso hace un par de años, creo que le hubiéramos dado todo lo que quería”. ¡Es por eso que el mundo no puede ESPERAR y por lo que tenemos que sacar corriendo a este gobierno!

¡Participen en esta gira! Vayan a Mississippi a confrontar la campaña de los teócratas para cerrar la última clínica de aborto del estado. Si no pueden ir, envíen una declaración de apoyo o una contribución. O únanse con unos compañeros y participen en las giras “secundarias” que queremos ver por todo el país. Hay infamias y campos de batalla por todas partes, como las audiencias sobre la inmigración o la inauguración de una “estatua de la libertad” con una Biblia en las manos en Memphis. Hay que contestar estas infamias con letreros de: “¡El Mundo No Puede Esperar! ¡Hay que sacar corriendo al gobierno de Bush! ¡Hay que ponerle fin a todo esto!”. Sean audaces y salgan en las noticias. Busquen a los que quieren hacer algo y desafíen a los que se han dejado engañar o que piensan que no se puede hacer nada.

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Prachi Noor, comité directivo:

P: ¿Por qué es una parte central del plan del verano despachar militantes a los “estados rojos”?

R: La gira va a lo que llaman “estados rojos”, los que el gobierno de Bush cree que son suyos. Vamos porque son campos de batalla sobre cómo será la sociedad en el futuro si no se le opone resistencia al gobierno de Bush. Ahí hay mucha oposición al gobierno; millones de personas no están de acuerdo, y tienen que saber que no están solas. El derecho de escoger de la mujer, los derechos de los gays y la batalla en torno a la evolución en las escuelas son temas importantes para las fuerzas que le dan órdenes al gobierno. Ahora mismo están transformando varios estados en bases de apoyo teocráticas de la extrema derecha. Llevaremos el análisis de que la teocracia, las guerras sin fin por todo el mundo, la represión de la ciencia, los ataques contra la mujer, los inmigrantes y los gays… que todo esto es parte del programa de Bush y que vaticinan fascismo. Por todo el país la gente tiene que captar eso y tomar partido. Parece que es una batalla unilateral, pero El Mundo No Puede Esperar irá a garantizar que haya dos lados.

P: ¿Cómo escogieron los puntos de la gira?

R: Cada punto está en una zona donde el gobierno de Bush se ha propuesto redefinir la sociedad. Por eso empezamos en Nueva Orleáns, una ciudad con una rica historia afroamericana que han abandonado, y donde los planes de privatización son una especie de limpieza étnica y un vistazo al horripilante futuro que representa Bush. El horror continúa. No han dejado que la gente regrese y todavía encuentran cadáveres en el barrio Ninth Ward. Richard Baker, el representante de Baton Rouge, dijo que “dios limpió” las viviendas públicas.

Luego iremos a Jackson, Mississippi, donde la Operación Salvar a América, que se opone al aborto y a los musulmanes, está movilizando ataques contra la última clínica de aborto del estado. Trabajamos con la rama de Jackson de la Organización Nacional para la Mujer, que exhorta a protestar toda la semana.

También iremos a donde tenemos capítulos grandes, como Chicago y Minneapolis, donde habrá veladas para hablar de las experiencias de la gira y generar apoyo para el 5 de octubre.

Elaine Brower, organizadora de El Mundo No Puede Esperar, cuyo hijo está en las fuerzas armadas en Irak; se sumará a la gira en el fuerte Polk, Louisiana, el 8 y 9 de julio:

P: Hoy no es muy común ver militantes frente a las bases militares protestando contra la guerra de Irak. ¿Por qué lo haces y por qué es parte de la gira de El Mundo No Puede Esperar?

R: En marzo fui a la base de la Infantería de la Marina en 29 Palms, California, de donde mi hijo iba a salir para Irak. Decidí que el movimiento contra la guerra tiene que acercarse a las tropas porque según las encuestas el 72% quiere retirarse ya. También me motivó lo que pasó en los años 60, cuando hubo mucho disentimiento entre los militares. “Con toda probabilidad existe lo mismo hoy”, pensé. “Pero tienen miedo de expresarlo”. Así que hicimos una protesta frente a 29 Palms y fue todo un éxito. Al comienzo teníamos miedo porque no sabíamos cómo nos iban a recibir, pero yo estaba dispuesta a arriesgarme.

P: Puedes describir la clase de resistencia que será necesaria para sacar corriendo al gobierno de Bush.

R: Bueno, creo que millones de personas tendrán que echarse a la calle, negarse a trabajar, a hacer compras, a cooperar con este gobierno. Millones de personas tendrán que decir “basta ya”. Tiene que haber luchas constantes por toda la sociedad, no solo en Nueva York, sino por todo el país. Hasta que el trastorno social interfiera con las grandes corporaciones y el gobierno. En la historia, solo las grandes protestas sociales han cambiado la situación.

Ultimas noticias y más información en línea en worldcantwait.org.

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Revolución #53, 16 de julio de 2006

Del informe de la gira en Nueva Orleáns

Jamilah Hoffman

Colectivamente recordamos haber visto lo que pasó después del huracán Katrina: gente varada en los techos; miles de personas en el Superdome y el Centro de Convenciones sin comida y agua en medio de un calor sofocante; los que iban en botes a rescatar a sus vecinos. Esas imágenes son parte de nuestra memoria colectiva, pero es fácil olvidar el dolor y el sufrimiento de los desplazados cuando las cámaras pasan al tema siguiente. Por eso es importante que la gira de El Mundo No Puede Esperar empezara en Nueva Orleáns.

El 4 de julio, el Pueblo de los Damnificados celebró un día de unidad y protesta y un mitin frente al proyecto habitacional St. Bernard. Muchos residentes exigen el derecho a regresar, aunque eso va contra los planes del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de tumbar los proyectos públicos St. Bernard, B.W. Cooper, C.J. Peete y Lafitte. Se ha montado una ciudad de carpas en la avenida frente a St. Bernard (que ahora llaman el Pueblo de los Damnificados). La esperanza y resolución de los desplazados de Nueva Orleáns de regresar a sus edificios es maravillosa, y su lucha ataca la decisión del gobierno de tumbarlos…

No cabe duda de que en la nueva versión de Nueva Orleáns, le restarán importancia a su valor cultural histórico y a su influencia afroamericana, y crearán una ciudad ideada por los que detentan el poder. Se ha librado una larga lucha de clases en la ciudad, especialmente por la vivienda pública, y en este país la clase coincide con la raza. Cuando el secretario de vivienda pública, Alphonse Jackson, dijo que “Nueva Orleáns no será tan negra como antes durante mucho tiempo, quizás nunca”, no dijo una babosada sin pensar; es una admisión de la dirección en que quieren llevar esta sociedad.

Por eso es tan importante que la gira empezara en Nueva Orleáns, donde los desplazados y sus partidarios están forjando unidad, le dicen no a las demoliciones y a la limpieza racial y de clase, y exigen que los dejen regresar a su casa…

[Todo el informe se encuentra en línea en worldcantwait.org].

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Revolución #53, 16 de julio de 2006

 

El Mundo No Puede Esperar en las marchas de orgullo gay

En los últimos de junio, en muchas ciudades de Estados Unidos, cientos de miles de personas participaron en las marchas y festivales de orgullo gay. Los eventos de este año ocurren en tiempos de una creciente moralidad represiva y de intensos ataques de venganza contra los gays dirigidos por los más altos niveles del gobierno. En dos importantes discursos, George Bush promovió una enmienda constitucional que define el matrimonio como “la unión entre un hombre y una mujer”. En este primer round, la enmienda no salió del Senado, pero por primera vez, más senadores votaron a favor que en su contra, y un patrocinador clave de la enmienda declaró que el voto marcaba un “gran hito”en la campaña anti-gay. Todo eso ha desatado nuevas olas de mentiras crueles y de un prejuicio peligroso de parte de los fascistas cristianos. El 6 de julio, la Corte de Apelaciones de Nueva York y la Corte Suprema de Georgia se pronunciaron en contra de los matrimonios gay.

Un elemento importante de los eventos de orgullo gay este año fue la participación de El Mundo No Puede Esperar, con el urgente mensaje de sacar al gobierno de Bush y un llamado a que todos participen en la resistencia masiva el 5 de octubre. Un reportaje del sitio de El Mundo No Puede Esperar de San Francisco dice:

“El 25 de junio fue el aniversario número 36 de la marcha de orgullo gay en San Francisco, que es la celebración más grande de Estados Unidos, aparte del Rose Bowl. Vienen de todas partes del mundo para celebrar el día de orgullo y para ver el espectáculo: como las 500 Dykes on Bikes (lesbianas en motocicleta) y las familias gay con sus bebés en carritos.

“Este año El Mundo No Puede Esperar sacó un carro alegórico. Pensamos que las imágenes de tortura no serían apropiadas para el ambiente de fiesta. Por eso decidimos mejor poner a Bush y a Pat Robertson tras las rejas, bajo un letrero que dice: ‘Los verdaderos terroristas’… A lo largo de una milla, la multitud que vio pasar el carro se electrizó (entre 500,000 y 1,000,000 de personas). Unos observadores dijeron que aplaudieron a muchos carros, pero cuando pasó el nuestro, las olas de entusiasmo desde las banquetas fueron particularmente fuertes.

“¿Les mencioné que ganamos un premio en la marcha de orgullo? ¡Pues sí lo ganamos!! Es un listón de arco iris que dice ‘Tema absolutamente fabuloso’”…

Informes completos sobre San Francisco y otras ciudades en worldcantwait.org.

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Revolución #53, 16 de julio de 2006

El ataque derechista al New York Times

La derecha ha lanzado un ataque muy grave y serio contra el New York Times, uno de los pilares de los imperialistas liberales y frecuente crítico de las medidas del gobierno de Bush.

La tormenta fascista se desató cuando el Times publicó el 22 de junio, en contra de los deseos de la Casa Blanca, un artículo sobre un programa secreto del gobierno, el programa “Swift” (el mismo nombre de la Sociedad para las telecomunicaciones financieras interbancarias mundiales) que da “acceso a los registros financieros de un vasto banco de datos internacional y examinó transacciones monetarias de miles de estadounidenses y extranjeros que viven en Estados Unidos”. El artículo decía que el gobierno afirmó que el programa solo “rastrea las transacciones de presuntos lazos de Al Qaeda”. Eso fue lo mismo que dijeron cuando se dio a conocer que el gobierno espía las llamadas telefónicas de millones de personas. El Times agregó que este programa, al igual que el de espionaje de teléfonos, “parece no haber tenido ni el consentimiento ni la autorización del Congreso”.

El presidente Bush, el vicepresidente Cheney, peces gordos del Partido Republicano y un montón de derechistas han criticado al New York Times.

El senador por Kentucky Jim Bunning pidió una investigación del periódico por traición. Glenn Beck, un locutor derechista, dijo que el Times está “luchando por los mismos objetivos que Al Qaeda”. Rush Limbaugh proclamó que el Times está “ayudando a los jihadistas”. Newt Gingrich dijo que el periódico “odia tanto a George W. Bush que está dispuesto a herir a América para atacar al presidente”.

El 30 de junio, un editorial del Wall Street Journal atacó: “En tema tras tema, está claro que el Times cree que Estados Unidos no está de veras en guerra, o en todo caso que el gobierno carece de legitimidad para librarla”. Frank Rich, un columnista del Times, escribió en “All the News That’s Fit to Bully” el 9 de junio que en California la locutora Melanie Morgan dijo por radio que el Times es culpable de traición y que deben mandar al director, Bill Keller, a la cámara de gas.

El periodista del New York Times Paul Krugman considera que este ataque derechista es parte integral del plan del gobierno de Bush para acabar con toda la oposición y crear un estado “autoritario”. El 7 de junio, Krugman escribió un artículo titulado “The Treason Card”, que dice:

“En los últimos meses, una serie de revelaciones han confirmado lo que debió haber sido obvio hace mucho tiempo: que el gobierno de Bush y el movimiento que lidera han estado imponiendo un proyecto autoritario, con el fin de descartar los frenos y balances que hasta hoy han constreñido a la rama ejecutiva.

“Este proyecto se basa, en buena medida, en una afirmación sin precedentes de la autoridad ejecutiva: el derecho a detener indefinidamente sin entablar cargos (y torturar a los presos si así lo quiere); el derecho a intervenir teléfonos de ciudadanos americanos sin autorización jurídica; el derecho a declarar, cuando el Congreso legisla, que las leyes no significan lo que dicen.

“Pero otro aspecto del proyecto que tiene casi la misma importancia es el intento de crear un ambiente político en el cual nadie se atreva a criticar al ejecutivo o dar a conocer hechos inconvenientes sobre lo que hace. Desde el principio, para lograrlo, se le han atribuido motivos traicioneros a los que se niegan a obedecer”.

Krugman señala que el ataque contra el Times “parece haber sorprendido a muchos periodistas” y que “a nadie le parece chistoso lo de mandar a Bill Keller a la cámara de gas”. Señala que el público está enojado con Bush y su pandilla y que no confía en él, y espera que “aunque la Casa Blanca cree que el ataque al Times es una buena maniobra política, no tiene que ser así si suficiente gente se da cuenta de lo que está en juego”.

Bien dicho; hay que reconocer lo grave que es esta situación. Como dice la convocatoria de El Mundo No Puede Esperar: “El gobierno de Bush se ha propuesto redefinir la sociedad con un molde fascista por muchas generaciones”.

Tenemos que tomar medidas ya. El futuro está en juego.

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Revolución #53, 16 de julio de 2006

Chicago:

Lectura de la autobiografía de Bob Avakian: Variedad de voces, anhelo común de un mundo radicalmente distinto

Recibimos esta carta de una lectora:

El otro día, una amiga me dijo que el artículo “En el centro de Watts: Celebración y lectura de la autobiografía de Bob Avakian” (Revolución #52) la conmovió tanto que la hizo llorar. Eso me hizo pensar en un programa similar hace un par de meses en el sur de Chicago. Los presentes salieron imbuidos de la urgencia de aprovechar toda oportunidad para dar a conocer a Bob Avakian. Esta carta, tardía, sobre el programa de Chicago se propone aportar un par de cosas al programa de Watts, y ojalá aliente más estudio y reflexión sobre el artículo de Watts.

El programa de Chicago se llevó a cabo en la biblioteca pública Woodson, que tiene una historia singular como centro de cultura negra, donde se lee y discute y debate lo que se lee.

La biblioteca Woodson fue un lugar muy apropiado para hablar de una vida que empezó en la América tradicional y desembocó en el comunismo revolucionario; una vida arraigada en la historia y cultura negra y en sintonía con ellas; una vida moldeada por el amor a los libros y una insaciable sed de conocimiento.

Diez personas leyeron pasajes de la autobiografía: un reverendo del sur de Chicago que es líder de círculos comunitarios y de educación; un señor que vivía en el multifamiliar Cabrini Green y actualmente es “estudiante de la revolución”; un ex militante del Partido Pantera Negra que descubrió la ciencia del marxismo hace 30 años; un profesor de Marruecos; un activista iraní que participó en la Gran Marcha Europea por la Abolición de las Leyes que Atacan a la Mujer en Irán; un salvadoreño; una universitaria; un joven activista; un profesor de ciencias sociales; un seguidor de Bob Avakian y partidario del PCR desde hace muchos años que es activista en el sur de Chicago.

Todas estas voces, con una amplia gama de procedencias y experiencias personales, leyeron a su propia manera con profundo sentimiento y respeto. Evocaron lo que dijo Ben Valentin en Watts: “Avakian se conecta con toda clase de gente sin importar la tez o el género de la persona, el barrio donde vive o la secundaria en que estudió”.

Un lector, Jaafar Aksikas, es de Marruecos y es profesor de estudios culturales. Leyó del capítulo “La construcción del partido” sobre la necesidad de distinguir constantemente entre líneas y programas, para “trazar las líneas divisorias fundamentales, y distinguir claramente lo que llevará a la revolución y lo que la alejará”. (p. 289 de la autobiografía)

Aksikas participó en otra lectura pero dijo que esta vez la experiencia significó mucho más para él porque ha estudiado más las obras del autor y también por lo que leyó Hank Brown para cerrar el programa: que lo más importante a lo que podemos dedicar la vida es a contribuir a eliminar este sistema y el sufrimiento y opresión que causa por todo el mundo. Contribuir a eso es “lo más importante y edificante que se puede hacer”. (p. 445)

La universitaria Abbie Arbus resumió la experiencia de esta manera: “Cada uno de nosotros abordamos el libro de una manera específica y fascinante. Por otra parte, Avakian nos atrajo hacia un punto de vista y un anhelo común de un mundo radicalmente distinto”.

El internacionalismo de Avakian impactó en particular a Tito, un salvadoreño, quien leyó de cuando Avakian tiene que exiliarse en Francia, dejando atrás la familia, los amigos y hasta el perro. Tito dijo que se identificó porque él también tuvo que dejar atrás la familia, los amigos y hasta la bicicleta debido a la represión en El Salvador.

“Todos somos humanos”, dijo al reflexionar sobre la lectura en una conversación posterior “y en su entendimiento Avakian toma los intereses de la humanidad en su totalidad. Mira al mundo en su totalidad. Su libro tiene que llegar a Centroamérica, especialmente a El Salvador y a Nicaragua. Conocemos a Lenin. Conocemos a Mao. Pero no conocemos a Avakian. Tiene que hacerse visible para ellos”.

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Revolución #53, 16 de julio de 2006

Que conste…

Por un tiempo, Akil Boumani participó en la Gira de Comunistas Revolucionarios como miembro del Colectivo de Escritores y Artistas Revolucionarios de Chicago. Sin embargo, en cierto momento se hizo claro que tiene importantes desacuerdos con el punto de vista y las metas de la gira y del PCR. Desde comienzos de octubre del 2005, Akil Boumani no ha participado en la gira y no tiene relación política con la gira, el PCR o el periódico Revolución; de la misma manera, la gira y el PCR no tienen nada que ver con las actividades artísticas ni de otra clase de Akil Boumani.

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