El texto de un corto del discurso:
POR QUÉ NOS HACE FALTA UNA REVOLUCIÓN REAL Y CÓMO CONCRETAMENTE PODEMOS HACER LA REVOLUCIÓN

El texto de un corto del discurso:
POR QUÉ NOS HACE FALTA UNA REVOLUCIÓN REAL
Y CÓMO CONCRETAMENTE PODEMOS HACER LA REVOLUCIÓN

Un discurso de Bob Avakian

Bob Avakian — Lo que tenemos que hacer ahora, Tercero parte

Así, con ese entendimiento y orientación, ¿cómo nos ponemos a acelerar mientras se aguarda? Los medios para hacerlo están concentrados en la formulación “Luchar contra el poder, y transformar al pueblo, para la revolución”. Empecemos con el objetivo de todo esto: la Revolución. En Lo BAsico 3:1, lo expresé así: “Vamos a lo básico: Necesitamos una revolución. Cualquier otra cosa, en última instancia, es una tontería”. Esa es otra verdad sencilla y básica. Tenemos que ir a la gente —no sólo a una o dos personas, no sólo a un pequeño grupo, sino a las masas de personas, en todo el país, en cada parte de la sociedad— con el mensaje directo de la revolución— en vez de dejar que “su nivel actual de conciencia” establezca los términos mientras tratamos de “introducir” de algún modo alguna idea sobre la revolución dentro de ese marco limitado. Como Lo BAsico 3:1 agrega: Sí tenemos que unirnos con la gente en toda una variedad de luchas que no tengan por objeto una revolución; pero es una ridiculez, francamente, imaginar que algo menos que la revolución solucionara todos los monumentales y monstruosos problemas e infamias que la gente enfrenta bajo este sistema. A partir de llevar la revolución a la gente, sin rodeos, pues, a partir de ese lugar, tenemos que unirnos con la gente para luchar contra la injusticia y la opresión, y además luchar para ganar a un creciente número de personas a ver la necesidad y la posibilidad de la revolución, y que se conecten con esto.

Tenemos que “protestar contra las injusticias y atropellos de este sistema y oponerles resistencia, y ganar gente a desafiar y repudiar este sistema putrefacto y sus maneras de pensar, y a hacer suyos el punto de vista y los valores, y la estrategia y el programa de la revolución, acumular fuerzas para esta revolución, y derrotar los esfuerzos de los poderes gobernantes de pulverizar la revolución y su dirección”. Como también señala CÓMO PODEMOS GANAR: “Hemos presenciado ese potencial en las protestas que se han sostenido contra la brutalidad y asesinato policial, y otras formas en que grandes cantidades de personas se han plantado a las autoridades establecidas y a las ‘reglas del juego’ políticas”. Pero además, CÓMO PODEMOS GANAR enfatiza que, si bien es importante tal protesta y resistencia, “es necesario transformar esto… en conciencia, determinación y organización revolucionarias”. Transformar, ¿cómo? Por medio de lucha. Esto vuelve a la contradicción importante de que millones y millones de personas sí realmente se preocupan sobre uno o más de esos “5 ALTOS”, y muchos se preocupan sobre todos, pero en términos de entender de dónde salen todos estos ultrajes y lo que se necesita para realmente ponerles fin, la mayoría de las mismas personas no saben nada y piensan con el culo. Así que, al unirnos con la gente y al trabajar para atraer e incorporar a cantidades aún mayores de gente para protestar y oponerse a las atrocidades de este sistema, hace falta una lucha aguda para ganar la gente a reconocer y captar que, en términos fundamentales, este sistema es la raíz de todos estos horrores, y no es posible reformarlo, sino que hay que derrocarlo.

Esto es el trabajo revolucionario que tienen que hacer cantidades continuamente crecientes de personas organizadas en las filas de la revolución que actúen juntas según una orientación y plan estratégico común. Hay que hacer esto sistemáticamente, inclusive en tiempos más “normales” (sean cuales fueren), y es de una importancia realzada “ante toda ‘sacudida’ en la sociedad — toda crisis, todo ultraje nuevo, cuando muchas personas cuestionen y opongan resistencia a lo que por lo normal aceptan”. Hemos presenciado muchas sacudidas así en tiempos recientes, como con la elección de Trump y Pence, y luego con las continuas atrocidades llevadas a cabo por este régimen en el poder. Es crucial que los revolucionarios, y otros, aprovechen todas esas “sacudidas” para atraer e incorporar a cada vez más personas para que participen en la movilización masiva, no violenta pero sostenida que hace falta para expulsar a este régimen; pero, más allá de esto, los revolucionarios deben hacer todo esto para “impulsar la revolución y expandir sus fuerzas organizadas”, rumbo al objetivo fundamental de derrocar por fin todo este sistema.

CÓMO PODEMOS GANAR enfatiza: “Es necesario que las fuerzas organizadas y la dirección de esta revolución lleguen a ser la ‘autoridad’ a la que un creciente número de personas recurran y sigan — y no a los mentirosos políticos y medios de comunicación de este sistema opresor — y no a aquellos que sirven de fachada de los opresores y predican la ‘conciliación’ con este sistema — y no a aquellos que hacen que las personas se opongan las unas a las otras cuando lo que es necesario es que se unan por esta revolución”.

Lo que ya se ha mostrado sobre estos políticos y medios de comunicación deja en claro por qué hay que librar una lucha aguda y convincente para desenmascarar su verdadero papel y convencer gente para que rechace y repudie lo que ellos representan. Ya hablé de los sectores fascistas y de los sectores tradicionales de la clase dominante capitalista-imperialista; en un sentido fundamental, es capitalista-imperialista —la realidad de que, pese a sus divergencias muy reales, todos ellos representan el mismo sistema de explotación, opresión, degradación y devastación— eso es lo esencial y por esa razón esencial las masas de personas deben rechazar y repudiar la “autoridad” de ellos.

Respecto a la gente de pura pose con vestiduras religiosas y otros que predican la “conciliación” con este sistema y sirven de fantoches para los opresores, presento una variación de lo que dije en “Todo gastado y trillado”:

Reverendos y demás — 
no los que sí están con los oprimidos,
sino aquellos que fanfarronean y predican
para mantener a la gente abajo,
de rodillas
sufriendo indignidades,
que echan la culpa a los no libres 
por cómo están mantenidos en miseria;
creídos y santurrones
desprecian a las masas
tontos que adulan a los de arriba
insistiendo en que las cosas permanezcan
dentro del marco
del regateo con la burguesía
[hay que ver que esto es]
¡TODO GASTADO Y TRILLADO!

Es necesario, e importante, unirse con los predicadores, y con todos, con los que se pueda unir en la lucha contra la opresión e injustica; y hay que acoger a la gente atraída a la revolución que aún guarda creencias religiosas y activar su participación, mientras al mismo tiempo librar lucha para ganar gente a una orientación consecuentemente científica, que lleva al entendimiento de que no existe ningún dios y que tratar de confiar en un supuesto dios como salvador de la humanidad oprimida sólo puede conducir a alejarse de la verdadera solución, y de fondo dejar la gente a la “merced” de este sistema despiadado. Muchas personas religiosas dicen que aceptan las conclusiones de la ciencia (o muchas de éstas), a la vez que insisten en que una ciencia tiene sus límites, y que existe algo más grande — “la fe”. Pero la “fe” pregona creer en las cosas no porque se ha comprobado que son ciertas por medio de examinar lo que la evidencia muestra sobre la realidad, sacar conclusiones de eso y comprobar esas conclusiones en la práctica en el mundo material real, sino porque da confort creer estas cosas (o da miedo no creerlas), y porque la gente ha sido condicionada para creer esto por tradiciones e instituciones religiosas poderosas, cuyas escrituras fueron escritas por seres humanos que estaban muy sumidos en la superstición y la ignorancia, y es más, pregonaban cosas que hoy todos deben reconocer como depravadas y bárbaras, como la violación, el pillaje y la matanza de inocentes. (En ¡Fuera con todos los dioses! cité muchos ejemplos de esto, y ustedes también pueden ver esto por sí mismos al repasar, sin anteojeras, la Biblia, así como el Corán). Como dije en Lo BAsico 4:1: “Los oprimidos que sean incapaces o no estén dispuestos a reconocer la realidad tal como es, están condenados a permanecer esclavizados y oprimidos”. Y, en contraste, un método y enfoque científico conduce a entender la posibilidad de poner fin a la esclavitud y opresión, de todo tipo, mediante la revolución.

 

Un corto del discurso:

Bob Avakian — Lo que tenemos que hacer ahora, Tercero parte (en inglés)

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Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución

Un discurso de Bob Avakian
En dos partes en inglés:

 

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