Revolución #176, 13 de septiembre de 2009


Hermanas y hermanos jóvenes:

¿Cuántas veces te han dicho que en Estados Unidos puedes ser lo que quieras… que este es un país libre… que con tal de que trabajes duramente y te portes bien, el “cielo es el límite” para lo que puedas lograr… que si no superas en esta sociedad, es culpa tuya?

¿Pero es verdad cualquier parte de eso, para ti y para la gran mayoría de las personas en este planeta?

Echémosle un vistazo profundo…

En las semanas antes de la publicación de este número del periódico, un equipo de jóvenes de alrededor del país fue a la Ciudad de Nueva York para difundir la revolución y el comunismo. Como conocer el mundo más profundamente es decisivo para cambiarlo, un elemento importante de nuestro trabajo revolucionario fue entrevistar a las y los estudiantes de muchas nacionalidades y orígenes diferentes, en parques y en las esquinas, para conocer mejor cómo ustedes ven el mundo, cómo ven su futuro y cuáles son las preguntas candentes en su mente. Estas entrevistas sirvieron como la base y la inspiración para el contenido de este número especial para las y los estudiantes de las escuelas secundarias y medias.

En el curso de nuestras conversaciones, algunos de ustedes nos dijeron que aspiraron a ser un jugador de la liga nacional de béisbol, una diseñadora de modas, un biólogo marino, una matemática o un piloto. Muchos de ustedes nos dijeron que querían trabajar duramente, obtener un título de licenciatura y superarse, rodeados de los amigos y los parientes que los quieren.

Y algunos de ustedes nos hablaron acerca de las desigualdades profundas en nuestra sociedad y dijeron que ustedes y grupos de personas tenían muchísimo en su contra.

Sin embargo, muchos de ustedes dijeron que no había ningún obstáculo en el camino para lograr sus objetivos.

“Solo se requiere de mucho trabajo duro”, dijo X, un estudiante negro de secundaria, “y en general puedes ser lo que quieras”.

Pero la verdad es que decenas de millones de personas en este país y miles de millones alrededor del mundo no pueden ser lo que quieran — sin importar cuánto trabajen.

Algunas palabras sobre las “opciones”

Para empezar, si eres un joven negro o latino en este país —especialmente si eres un varón negro o latino—, no tienes la opción de caminar por la calle o sentarte en frente de tu propia casa sin temer que la policía te hostigue, te brutalice o hasta te mate. En estudios recientes se ha demostrado que los puercos —sí, los policías son puercos y ya es hora de volver a denominarlos así— paran y cachean a cientos de miles de hombres negros y latinos cada año solamente en la Ciudad de Nueva York1. A la gran mayoría de ellos los puercos ni los arrestan ni les dan una citación porque incluso los puercos al final tienen que admitir que estos hombres no están haciendo nada mal. Y éstos son los “afortunados”; no más pregúntale a Sean Bell, un hombre negro de 23 años que el Departamento de la Policía de Nueva York balaceó 50 veces y mató la víspera de su boda u Oscar Grant, Jr., un hombre negro de 22 años ejecutado por los puercos en el Área de la Bahía de San Francisco mientras yacía boca abajo en el andén del metro. Ninguno de los dos hombres traía arma.

Cuando le preguntamos a Anthony, un estudiante de secundaria de color, si él creía que había límites sobre sus opciones en esta sociedad, respondió que no podía caminar por la calle después de la medianoche. No porque tenía miedo de los ladrones. “Me verían como si no estuviera metido en nada bueno o algo por el estilo”, dijo Anthony. “La policía probablemente me seguirá donde quiera que yo vaya, solo para asegurarse que no”.

De hecho, Anthony tiene que vivir con este temor sin importar la hora del día. “Hace un par de días, yo y [mi amigo] Vic no más estábamos sentados en el parque como si nada, esperando a un amigo mío”, agregó. “Los oficiales vinieron y nos pararon, porque pensaban que nosotros estuviéramos asaltando a la gente”.

¿Qué clase de libertad u opciones tienen Anthony y sus amigos? Pueden permanecer adentro de su casa o pueden correr el peligro del hostigamiento cada vez que salgan por la puerta delantera. Pueden defender sus derechos básicos de caminar por la calle o sentarse en un parque y así correr el peligro de caer en la mira de los puercos a quienes les molestan los jóvenes “con una actitud” o, callados, pueden someterse a la humillación y el abuso pero es posible que ni eso les salve la vida. No más pregúntale a Amadou Diallo, un inmigrante de África Occidental que no hizo nada sino sacar su cartera del bolsillo para mostrar su tarjeta de identidad antes de que la policía de Nueva York le segara la vida con una ráfaga de 41 balas.

Pero si uno es una persona de color en Estados Unidos, no solamente tienes en contra a la policía. La mayoría de ustedes tampoco pueden elegir qué tipo de educación reciben, en qué tipo de vivienda vives y en qué tipo de trabajo te van a contratar, y todas estas cosas tienen un profundo efecto en la calidad de tu vida y en tus opciones de carrera. Los estudios han demostrado vez tras vez que las personas negras sin ningún antecedente criminal tienen menos posibilidades de conseguir trabajo que las personas blancas con antecedentes criminales2. Un reciente estudio del Proyecto de Derechos Civiles de la Universidad de California-Los Ángeles reveló que todos los años desde 1991 las escuelas norteamericanas se han vuelto más segregadas3. Si eres un joven de color en esta sociedad, tienes una buena probabilidad de estar condenado a escuelas hacinadas, separadas y desiguales privadas de fondos y luego amenazadas con el cierre si se considera que las notas de los exámenes estandarizados sean muy bajas. Y hay una buena posibilidad de que tengas que pasar por un detector de metales cada mañana, como si fueras preso.

¿Así que cuáles opciones ofrece esta sociedad para ti y para los millones de personas más como tú, que no tienen acceso a una buena educación, empleo, vivienda, servicios médicos y otras necesidades de la vida?

Tienes la “opción” de vender droga o participar en otras formas de crimen, a fin de ganar el dinero necesario para sobrevivir… o aceptar una vida de pobreza y hambre. ¿Y que te sucede si “eliges” la primera opción? Te encierran en la cárcel, a veces por años.

En realidad, hay una opción más que te ofrece nuestra sociedad: puedes alistarte en el ejército yanqui y dedicar la vida a matar y a torturar en otras partes del mundo a hombres, mujeres y niños que están aún más jodidos que tú.

Como dice “La revolución que necesitamos…La dirección que tenemos”, el nuevo mensaje del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos (PCR): Este sistema les ha arrebatado a tantos jóvenes la oportunidad de tener una vida digna y ha hecho que muchos de ellos, demasiados, vivan, se mueran y maten para nada —nada bueno— para nada salvo joder a otros y matarse entre sí en las calles de las ciudades de este país... o ingresar a las fuerzas armadas y recibir adiestramiento como asesinos en masa, masacrando a personas en países por todo el planeta” (Vea la versión corta de esta declaración en la página 7).

El hecho de que ahora tenemos a un presidente negro no cambia nada de eso.

O echamos un vistazo a las opciones que esta sociedad les ofrece, o no les ofrece, a centenares de millones de niñas y mujeres. Si eres una mujer en esta sociedad, no puedes elegir a vivir sin el temor de ser violada, pues una mujer es violada cada seis minutos en este país y una mujer es golpeada en este país cada 15 segundos4. No puedes elegir encender la tele o la radio, o abrir una revista, sin verte representada como criada u objeto sexual. En el 87% de los condados de este país, ni puedes elegir hacer lo que quieras con el propio cuerpo; no existe ningún acceso al aborto en estos condados5, y si el movimiento antiaborto se sale con la suya, ese 87% se convertirá en 100%.

Si eres uno de los millones de inmigrantes en Estados Unidos que eligieron huir de la desesperación y la pobreza en tu tierra natal y venir a este país, no te dejan elegir entre la Migra que derriba a patadas tu puerta en la noche; las autoridades que entran a tu lugar de trabajo y te llevan esposado; si te pudres en las condiciones de una prisión demasiado bárbaras ni siquiera para animales salvajes; o te deportan y te separan de tu familia.

Si tienes una orientación sexual distinta a la “norma” heterosexual, no puedes ni escoger a tu pareja romántica sin el temor de la marginación social, golpizas o incluso la muerte; en la mayoría de los estados ni siquiera tienes la opción de casarte.

Así para muchísimas personas en este país existen enormes obstáculos que impiden que “seas lo que quieras ser”.

Y luego existe la cuestión, sin importar tu etnia, condición económica, orientación sexual o género, de lo que sucede aun cuando efectivamente alcancestus objetivos.

Vives bajo un sistema imperialista

Pueda que llegues a ser científica, pero no llegarás a controlar el que tu trabajo reciba fondos ni la forma en que aprovechan los resultados de tus investigaciones. Pueda que llegues a ser maestro, pero ¿qué te pasará si te apartas del plan de estudios oficial y cuentas a tus alumnos la verdad sobre la historia de este país, lo que hace por todo el mundo y cómo acumuló sus riquezas? Pueda que logres hacerte doctora, pero no lograrás hacer que el hospital donde trabajas apruebe la cirugía para un paciente tuyo que no tiene con qué pagarla aunque le salvaría la vida.

Y más allá de eso, sea lo que sea tu carrera, sea lo que sea el tipo de vida que llevas, esta sociedad no te deja elegir el tipo de mundo en que quieres vivir.

Los que mandan esta sociedad no te preguntan si miles de millones de personas en este planeta deben vivir en barriadas pobres y pepenar en los basureros para comer... o si tu gobierno debe asesinar y torturar a millones de personas en Afganistán o Irak... o si los puercos (policías) deben aterrorizar a los negros y latinos de a diario. No son “opciones” que te permiten elegir.

¿Por qué? Por el sistema de capitalismo-imperialismo en que vivimos. Un sistema en el cual una minúscula minoría de gente acaparan y controlan la tierra, los recursos naturales, la vivienda y la medicina, a expensas de la abrumadora mayoría de la gente en este planeta. Este sistema depende de que miles de millones de personas vivan en barriadas pobres, a la mano para trabajar por una miseria. Depende de cebarse de la subyugación de pueblos enteros. Depende de asesinar y torturar en sus guerras para el control de tierras, mercados y recursos.

Y depende de que tú aceptes la idea de que el sistema en que vivimos hoy sea lo mejor que podemos esperar.

Afortunadamente, esa idea es una pinche mentira. Han existido sociedades radicalmente diferentes en el pasado reciente, y pueden existir de nuevo en el futuro. Y a pesar de lo que posiblemente te han dicho tus padres, tus maestros, tus amigos y tus libros de texto... tú puedes ser parte del nacimiento de estas sociedades.

Como dijo nuestra declaración, “La revolución que necesitamos... La dirección que tenemos”: “La mentira más grande de todas es decir que no existe ninguna otra opción salvo este sistema — o que los esfuerzos de forjar en serio un camino diferente, por medio de la revolución y el avance hacia el comunismo, han traído algo mucho peor.”

Hay una salida de esta pesadilla…

Si bien son falsas —y repugnantes— las opciones que promueve este sistema, sí existen opciones auténticas —y cruciales— que puedes elegir desde ahorita. Puedes elegir la resistencia contra los múltiples crímenes horripilantes de este sistema, y puedes elegir luchar por una sociedad y un sistema radicalmente diferente y por la emancipación de toda la humanidad.

Cambiar la sociedad fundamentalmente, como un paso hacia la liberación de la gente de todo el planeta, requiere una revolución. Requiere arrebatarles a los imperialistas el poder del estado, cuando llegue el momento apropiado, para crear un nuevo sistema radicalmente diferente, el socialismo: un sistema en que el pueblo, con la dirección de un partido de vanguardia, se adueña de la tierra, los recursos y las fábricas, y maneja la sociedad con el fin de satisfacer las necesidades de la gente y vaya eliminando las relaciones e ideas opresivas. Por su parte, el socialismo es una transición al objetivo final del comunismo, una sociedad completamente libre de clases y de explotación.

Aún en los tiempos de tus padres, existía una verdadera sociedad socialista en este planeta. Una sociedad en que casi habían eliminado la prostitución, la adicción a la droga y la violencia doméstica en el espacio de pocos años... donde las mujeres, de ser vendidas como esclavas y de vendarse los pies para que no crecieran, llegaron a jugar plenamente un papel en cada esfera de la sociedad, incluso bailar en el ballet revolucionario... donde alentaban a los niños a desafiar a los padres... donde los jóvenes organizaban, con el respaldo del estado, para derrotar a los dirigentes en el poder que querían restaurar y mantener las relaciones opresivas... donde mandaban al campo a los egresados universitarios para interactuar con las masas pobres, aprender de ellas y servirles... donde la principal moral de la sociedad era “servir al pueblo”, y no la ley de Herodes (“o te chingas o te jodes”) ni la de “con dinero baila el perro”.

Esta sociedad ocurrió en China, bajo la dirección de Mao Tsetung, que estaba en el poder desde 1949 hasta su muerte en 1976. Mao dirigió la transformación socialista de China, con el objetivo final de llegar al sistema del comunismo. Trágicamente, tras su muerte los capitalistas volvieron al poder en China y la convirtió en la pesadilla de maquiladoras, prostitución y represión oficial como lo es hoy. Actualmente, no existen países socialistas en el mundo.

Eso significa que tú, junto con los demás del planeta, te encuentras ante otra opción crítica más: Puedes aceptar el veredicto que dice que, ya que fueron derrotados los primeros intentos de construir el socialismo, es imposible revivir el socialismo y que ni vale la pena intentarlo. O puedes comprometerte a aprender todo lo que puedas sobre los logros asombrosos de las sociedades socialistas del pasado y sobre las posibilidades para que la humanidad haga otra vez la revolución: una revolución construida sobre esos logros... que logre aún más, hasta llegar al comunismo.

En ese contexto, hay un líder que necesitas conocer. Se llama Bob Avakian.

Avakian, el presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, luchó junto con los Panteras Negras durante los años sesenta y luego fundó el PCR en los años setenta. Ha estudiado profundamente la experiencia de la China socialista y ha defendido sus tremendos logros, al mismo tiempo que ha hecho frente a los errores. Ha analizado que, para que la humanidad llegue hasta el comunismo, habrá que abrirse mucho más espacio en las sociedades socialistas futuras para el debate y la crítica... también para que los intelectuales, los científicos y los artistas desarrollen esas esferas y experimenten, al mismo tiempo que la sociedad moviliza a cada vez más personas a participar plenamente en estas esferas… en un proceso general al servicio de la sociedad en su conjunto para que conozca más profundamente lo que es verdad y lo que no lo es. Todo eso es parte de promover la participación cada vez más numerosa y más popular en manejar la sociedad y en continuar su transformación, como eliminar las desigualdades heredadas del capitalismo. Avakian ha alcanzado a captar, a un nivel más elevado aún que Mao, que el comunismo es un sistema internacional, que hacer la revolución en Estados Unidos o en cualquier otro país tiene que ser parte de emancipar al mundo entero.

Gracias a Avakian, la revolución es real y sigue presente. Su dirección y su visión trazan el camino hacia un mundo donde tendremos la libertad de servir al pueblo en una escala que jamás se podría imaginarse antes. Seremos libres de derrocar y abolir el racismo, el sexismo y toda forma de opresión; seremos libres de proveer servicios de salud, estudios y empleos con sentido a todos en la sociedad; seremos libres de crear música, poesía y arte que lleguen al corazón de la gente y le haga volar la imaginación, sin la preocupación de si “se vende o no”.

De ahí que nos trae de nuevo a la opción. De nuevo a la actualidad. De nuevo a ti.

He aquí lo que puedes elegir hacer ahorita

Primero, en cuanto termines de leer este número especial del periódico, lo puedes enseñar a cinco de tus amigos/as y hacer que rompan sus suposiciones sobre el tipo de cambio que sea necesario o posible. Luego puedes distribuir el mensaje de la página 7 por toda tu escuela y discutirlo con tus amigos y maestros, así participarás activamente en la construcción de este movimiento revolucionario y presentarás la revolución y el comunismo a muchas más personas. De ahí puedes empezar a leer este periódico regularmente, adentrándote más al tipo de revolución a que estamos convocando, y a la dirección y la obra de Bob Avakian. Profundiza tu conocimiento y tu entendimiento de las sociedades revolucionarias del pasado y de nuestra visión de un futuro aún más liberador. Asiste las discusiones en Libros Revolución en muchas partes del país (vea la página 15) y haz las preguntas más difíciles que se te ocurran.

Y al mismo tiempo que haces todo eso, sin importar el que estés cien por ciento de acuerdo con todo lo que proponemos, existe otra cosa que puedes y debes hacer de inmediato: RESISTIR. LUCHAR.

Vístete de negro y asiste una protesta el 22 de octubre contra la brutalidad policial en la ciudad que te quede más cerca (vea la contraportada). Júntate con algunos de tus amigos y compañeros, vístanse overoles anaranjados y capuchas negras y pónganse en frente de tu escuela para llamar atención sobre la tortura y la detención indefinida que nuestro gobierno sigue cometiendo. Organiza que salgan de clases en masa en protesta contra el genocidio que Estado Unidos sigue cometiendo contra los pueblos de Afganistán, Irak y Pakistán. Participa en las manifestaciones contra estas guerras y la tortura que El Mundo No Puede Esperar y otros grupos están movilizando para el 5 y 6 de octubre (vea worldcantwait.org). Sé parte de las protestas el 11 de octubre en pro de los derechos de los gays.

Y algo más: No te olvides de reírte en las narices de quién que te diga que aceptes el mundo tal como es.

"Y a pesar de las buenas intenciones que tienen muchos maestros, el sistema educativo es un insulto crudo para muchos jóvenes y un mecanismo de disciplina y adoctrinamiento en general. Si bien existe cierto estímulo, en particular en algunas escuelas 'elitistas', para que los estudiantes piensen de formas 'no conformistas' —siempre y cuando en última instancia eso siga beneficiando las necesidades e intereses fundamentales del sistema—, en general, en lugar de darles una capacidad real para que aprendan acerca del mundo y busquen la verdad donde quiera que ésta lleve, con un espíritu de pensamiento crítico y curiosidad científica, se moldea y se distorsiona la educación de modo que sirva a los mandamientos del capital, justifique y perpetúe las relaciones de opresión en la sociedad y en el mundo en conjunto, y refuerce la posición dominante de los ya poderosos. Y a pesar de los impulsos y esfuerzos creativos de muchas personas, también se corrompe y se moldea la cultura dominante para reducir y no elevar las aspiraciones de la gente, ensalce y promueva los modos de pensar y de actuar que mantienen este sistema en pie y hacen que la gente crea que no es posible tener nada mejor."

— De Revolución #170, "La revolución que necesitamos... La dirección que tenemos"

 

1. Unión de Libertades Civiles de Nueva York, citado en Bob Hennelly, emisora WNYC, 14 de agosto de 2009 (wnyc.org/news/articles/138787). [regresa]

2. He aquí un ejemplo de tales estudios: Devah Pager, “The Mark of a Criminal Record” en la American Journal of Sociology, Vol. 108, No. 5 (marzo 2003) (northwestern.edu/ipr/publications/papers/2003/pagerajs.pdf) [regresa]

3. Gary Orfield, “Reviving the Goal of an Integrated Society: A 21st Century Challenge,” Proyecto de Derechos Civiles de la Universidad de California-Los Ángeles, enero 2009. (civilrightsproject.ucla.edu/news/pressreleases/pressrelease20090114-report.pdf) [regresa]

4. Amnistía Internacional, campaña “No más violencia contra las mujeres” (amnestyusa.org/violence-against-women/stop-violence-against-women-svaw/page.do?id=1108417) [regresa]

5. S. K. Henshaw y L. B. Finer, “The accessibility of abortion services in the United States, 2001”, en Perspectives on Sexual and Reproductive Health, 2003, 35(1):16-24, citado en Guttmacher Institute, “Get ‘In the Know’: Questions about Pregnancy, Contraception and Abortion”, julio 2008. (http://www.guttmacher.org/in-the-know/providers.html) [regresa]

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