Revolución #266, 22 de abril de 2012


20º aniversario de la Rebelión de Los Ángeles

¡Se justifica la rebelión contra la injusticia!

Hace 20 años el 29 de abril, la ciudad de Los Ángeles, la segunda ciudad más grande de Estados Unidos, estalló en rebelión. La gente negra, en unión con latinos y otras nacionalidades y también de muchos sectores sociales, se volcaron a las calles y rehusaron aceptar en silencio el injusto veredicto que se pronunció en el juicio contra los policías quienes brutalizaron a Rodney King. Los principales presentadores de noticias del país se sentaron mudos y nerviosos mientras que las pantallas detrás de ellos mostraron murallas de fuego. Mostraron a la gente bailando a la luz de las llamas, ventilando su furia, luchando contra la policía cuando y donde se enfrentaran.

Llegó un punto en las primeras horas furiosas de la rebelión donde las autoridades decidieron retirar a sus agentes armados de las comunidades de la ciudad y por otro lado, se enfocaron en la protección de importantes centros de poder y riqueza. Mientras que ese primer día se convertía en tres días, las autoridades movilizaron la ocupación militar más grande desde los años 60 en el territorio nacional. No obstante, la gente se portaba con orgullo y sus ojos brillaban con cólera y una alegría férrea, ¡una alegría basada en la idea que se justifica la rebelión contra la injusticia! La rebelión de Los Ángeles de 1992 se convirtió en la rebelión urbana más grande en la historia de los Estados Unidos.

El día cuando se partió el cielo

El 29 de abril de 1992 parecía que todo el mundo en Los Ángeles, junto con muchísimos otros alrededor del país, se contenían la respiración.

Catorce meses antes, la policía paró el carro de Rodney King, un joven negro, por exceso de velocidad. Veinte oficiales del Departamento de Policía de Los Ángeles (DPLA) y la Policía de Caminos inundaron el lugar, un helicóptero sobrevolaba. En los minutos siguientes, al menos siete policías del DPLA golpearon despiadadamente a King y le pegaron con una pistola Taser, le machacaron los huesos de la cara, le rompieron dientes y un tobillo y le causaron varias laceraciones y lesiones internas. Otros policías se reían y animaban a sus compañeros, mientras que otros más enviaban mensajes racistas a otros policías. Cuando por fin llevaron a King al hospital, los oficiales bromeaban y se jactaban abiertamente sobre la golpiza.

Sin que se dieran cuenta los policías, un vecino del otro lado de la calle videograbó todo el asalto salvaje, y el video salió en todos los noticieros. La indignación se difundió a escala nacional y hasta internacional.

El DPLA y su entonces jefe Daryl Gates lanzaron un contraataque con una campaña masiva en los medios informativos para criminalizar a King y con eso, de algún modo, justificar la golpiza. Afirmaron que King estaba bajo la influencia de la droga PCP (pero las pruebas resultaron negativas). Argumentaron que la grabación no presentó el incidente completo, que King les había atacado a ellos. Pero la ira estaba tan generalizada que finalmente los fiscales acusaron a cuatro de los policías por uso de fuerza excesiva, con el fin de contener las cosas.

Al acercarse la fecha del juicio, un juez cambió el lugar del proceso desde el centro angelino hasta el suburbio casi totalmente blanco de Simi Valley, donde muchos policías y ex policías vivían. Aún así, la gente estaba mesuradamente optimista. ESTA vez grabaron la brutalidad policial en video. ESTA vez lo que el pueblo negro sabe que sucede todo el tiempo fue documentado y transmitido a todo el mundo. ESTA vez la realidad de lo que significa ser negro en Estados Unidos era muy claro ante todo el mundo y millones de personas creían que el jurado no tenía ninguna otra opción salvo declararlos culpables. Por fin, habrá algún tipo de justicia.

A las 3:15 p.m. del 29 de abril de 1992, se anunció la decisión del jurado en vivo en la televisión: "Inocente...Inocente...Inocente" vez tras vez tras vez. ¡No condenaron ni siquiera a uno de los policías de ningún crimen!

Estalla la ira del pueblo

Los veredictos causaron conmoción e incredulidad, pero también una ira profunda. Una joven afroamericana en el distrito de Crenshaw describió un sentimiento vacío, hueco y un dolor de pies a cabeza. En el multifamiliar Nickerson Gardens un joven afroamericano dijo: "Casi parecía que alguien te hubiera pegado un tiro con una escopeta, abriendo un agujero a través de tu cuerpo pero no hubo sangre y estabas allí sentado con ese agujero y podías ver que la vida te estaba yendo". Algunos de aquellos que se consideraban "los más duros" en los multifamiliares estaban parados en el campo de deportes mientras lágrimas de furia se les escurría de los ojos.

En menos de una hora, la gente se estaba congregando en las esquinas, frente a tiendas, en patios frente a los edificios por toda la ciudad. Algunos hicieron letreros caseros, otros simplemente gritaron denuncias contra la absolución de los policías. Gritos de "No justicia, no paz" y "Al carajo la policía" llenaron el aire.

Cientos y cientos de personas se reunieron espontáneamente frente a la jefatura del DPLA en el centro. Estalló en llamas una caseta de vigilancia en el aparcamiento. Los noticieros locales pasaron imágenes en que se reventaban puertas de vidrio y ventanas mientras policías antimotines se ponían en fila dentro del edificio. En un momento los manifestantes arrancaron una bandera yanqui y le prendieron fuego. Los informes noticiosos reportaron que carros fueron volteados e incendiados, entre ellos al menos una patrulla. La muchedumbre salió en tropel por el centro de la ciudad, atacando símbolos de poder desde la Alcaldía hasta los juzgados y la sede del Los Angeles Times.

Durante los días siguientes, los medios informativos reportaron que muchedumbres atacaron el Centro de Reclutamiento Militar en el distrito de Crenshaw, que se prendió fuego al Departamento de Vehículos Motorizados en Long Beach y que se lanzó una bomba incendiaria contra la oficina de libertad condicional en Compton. La policía montó barricadas de hormigón alrededor de muchas comisarías.

Florence y Normandie

En el cruce de las calles Florence y Normandie en el Sur Centro de Los Ángeles se dieron los combates que eran de entre los primeros y más intensos. Decenas de personas furibundas habían ido a esa zona tras enterarse de los veredictos. La policía informó que casi tan pronto como se anunciaran los veredictos, la gente les dio miradas y gritos hostiles.

De 20 a 30 policías entraron en la zona y agredieron brutalmente a varios jóvenes y detuvieron a cualquiera que se quejara. Para ese momento, ya se ha formado una muchedumbre de 100 personas. Los policías, abrumados ante una multitud mucho mayor, sacaron sus porras. Según los informes, piedras, ladrillos y botellas cayeron sobre los policías. En cosa de minutos, se rompieron filas y se escurrieron hacia sus patrullas y se retiraron.

Una vez expulsados los policías del barrio, la gente llevó la protesta al cruce principal. Unas tiendas fueron tomadas e incendiadas. La gente empezó a atacar a la gente blanca, latina y asiática que conducía por el cruce, incluyendo un ataque televisado contra el camionero blanco Reginald Denny, un incidente que posteriormente las autoridades aprovecharon para promover el veredicto de que la rebelión era criminal y sin sentido y se caracterizaba por la violencia contra personas inocentes.

En poco tiempo, la cobertura en vivo en la televisión de la escena en Florence y Normandie, además de las gruesas columnas de humo que se podían ver a una distancia de kilómetros, contribuyeron a prender estallidos en otras partes.

Una rebelión multinacional

Una buena parte de la acción inicial se dio en las zonas principalmente negras en el Sur Centro. Un veterano de la rebelión de Watts de 1965 describió cómo era al conducir por vecindarios enteros que estaban "al borde del precipicio". Una hermana joven dijo que esta era la primera vez en su vida en que se sentía orgullosa de ser negra. Pero al extenderse, la rebelión creó un boquete enorme por el que irrumpió la furia latente de muchas nacionalidades y una ira profunda, palpable y casi universal se propagó por las comunidades de los oprimidos.

Una gran cantidad de latinos se unieron a la rebelión, especialmente en barrios como Pico-Union al oeste del centro y en partes de Hollywood en que había concentraciones de inmigrantes de México y Centroamérica. Decenas de miles de personas se tomaron las calles y se enfrentaron a las autoridades. Muchedumbres se mofaron de los policías y los de la Migra. Las noticias televisivas pasaron escenas en que ventanas fueron hechas añicos, edificios prendidos de fuego y las personas que tomaban de todo, desde zapatos para los niños y pañales hasta muebles.

Se informaban de la participación de jóvenes blancos y asiáticos también, a menudo junto con las masas negras y latinas.

Superando las divisiones en el seno del pueblo

Al desplegarse la rebelión, la prensa establecida trabajó para instar antagonismos entre distintas nacionalidades, pintando toda la rebelión como un "motín racial" de negros contra latinos, blancos y especialmente tenderos coreanos.

Es cierto que muchas pequeñas licorerías y tienditas que fueron saqueadas y quemadas en el Sur Centro, Pico-Union y Hollywood eran de coreanos y muchos coreanos equivocadamente apoyaron al sistema y no al pueblo. Además, existían desde hace mucho tiempo divisiones entre los negros y los inmigrantes latinos que promovían (y promueven) deliberadamente varias fuerzas en el poder. Los "portavoces" del sistema trabajaban para encauzar el enojo que sentía la gente por estar encerrada en los barrios pobres, por no tener trabajo, por la discriminación y la privación racistas a diario y porque los criminalizaban como un pueblo y los oponían contra otros pueblos y nacionalidades.

Pero lo que sobresalió es que la gente de nacionalidades y razas diferentes dejaron a un lado estos conflictos en el curso de la rebelión, dejaron de echar culpas y pelear unos contra otros, y se unieron para oponer resistencia a este sistema. A un hombre negro de mediana edad se le iluminó el rostro cuando habló de la rebelión. "Me sentí igual que se sentía todo nuestro pueblo cuando armábamos la gorda. La igualdad no estaba a mi favor desde hace mucho tiempo ya. Fíjate, estamos hartos. La gente de todas partes se siente igual en el corazón. No sólo la gente en Los Ángeles sino la gente por todo el país. No sólo la gente de color sino mucha gente blanca también".

El graffiti en las paredes expresaba una buena parte de la situación: "Bloods + Crips + Mexicanos", "30/04/1992 unidos para siempre", "Rodney King No Más" y luego "Fuera los yanquis". En medio de todo eso, la idea de la revolución estaba en el ambiente y fue acogida calorosamente. "¡La revolución es la solución! [en español] La revolución es la esperanza de los desesperanzados [en inglés]" apareció en las paredes.

Se informaba que jóvenes negros entraban en Pico Union, el barrio principalmente de inmigrantes latinos, abrían las tiendas y llamaban a los latinos a que tomaran lo que necesitaban. Uno de los incidentes menos conocidos durante le rebelión fue una manifestación de 300 a 400 estudiantes coreano-americanos frente a la Alcaldía; demandaban la renuncia del entonces jefe de policía Gates y un proceso federal contra las policías que golpearon a Rodney King.

La rebelión también atrajo apoyo de muchos sectores más acomodados y clasemedieros de la sociedad. Cineastas, actores, músicos, profesores, dramaturgos y poetas expresaron su apoyo a la gente y su denuncia de los veredictos. Cientos de estudiantes de la Universidad de California-Los Ángeles organizaron mítines en el plantel en apoyo a la rebelión y muchos fueron al centro y a los barrios para tomar partido con la gente.

Tregua de pandillas

Justo antes de que estallara la rebelión, se había arreglado una tregua entre las pandillas Bloods y Crips la que puso fin a más de una década de peleas brutales sin sentido y el matadero entre las personas. Se estableció una nueva situación y eso le dio fortaleza a la rebelión, especialmente en Watts.

Por años los policías se quejaban de la "violencia pandillera" y la usaron como justificación para realizar ataques al por mayor sobre la juventud negra y latina. Ahora que la juventud empezaba a dejar de lado sus diferencias y a pensar en luchar contra su opresión común y no pelear los unos contra los otros, las autoridades tomaron medidas fuertes para parar la tregua. Se celebraron cientos de reuniones y fiestas de unidad en las semanas después de la rebelión y los policías puercos atacaron y disolvieron a todas.

El alcance de la rebelión

Para el momento en que la rebelión alcanzó su máximo nivel, cientos de miles de personas ya habían tomado parte, principalmente personas de las comunidades empobrecidas latinas y negras. Los negros y otra gente oprimida y una amplia gama de otros se levantaron en otras 79 ciudades de Estados Unidos, inspiradas por la gente de Los Ángeles. Con enorme entusiasmo y emoción, los pueblos de todo el mundo acogieron la rebelión.

Por fin fue aplastada la rebelión, pero solo con la ayuda de más de 20.000 efectivos de las fuerzas del orden. Este despliegue fue una de las más grandes movilizaciones militares que se hayan montado en Estados Unidos contra un levantamiento en el territorio nacional. Participaron 5.000 policías angelinos, 9.975 elementos de la Guardia Nacional, 3.313 del ejército federal, 2.323 agentes de la Policía de Caminos y 1.950 agentes federales del FBI, ATF [Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego], el Departamento de Prisiones, la policía de inmigración y la Patrulla Fronteriza.

Murieron 53 personas, principalmente negros y latinos. La policía admitió haber matado a 11 de ellos pero es probable que la verdadera cifra de muertes por la policía, vigilantes u otros reaccionarios sea mucho más alta. Las personas como César Aguilar quien fue detenido en un arresto en masa y después fusilado por la espalda por rehusarse a bajar la cabeza, DeAndre Harrison, Anthony Taylor y Dennis Jackson baleados por la policía en el proyecto de vivienda pública Nickerson Gardens, o Louis Watson, un grafitero negro de 18 años de edad recibió un disparo de parte de un "hombre armado no identificado" mientras estaba parado en la ventana de una tienda y repartía comida a la gente en la calle. Más de 12.500 personas fueron arrestadas y 1.500 inmigrantes fueron entregados a policía de inmigración.

Luchando para sacar un balance de la rebelión

En el período siguiente, una de las principales formas en que las autoridades atacaron la rebelión fue la persecución de los LA4: cuatro jóvenes negros acusados de atacar al conductor blanco de camión Reginald Denny en Florence y Normandie. Aunque el juez, la fiscalía y los medios informativos establecidos trabajaron para levantarles cargos falsos y mandarlos a la prisión, el jurado no aceptó y pronunció veredictos de no culpable para casi todos los cargos. En un heroico momento, cuando el mismo Denny subió al estrado de los testigos, dijo que no quería que los LA4 fueran enviados a prisión y expresó cierto grado de entendimiento de lo que llevó a la rebelión. El Los Angeles Times citó a Denny: "Todos necesitan de respeto.... Y tan pronto uno tome un grupo de personas, las ponga en un archivero y diga que no cuentan. Permítanme decir algo, ellas cuentan para mucho… Cuesta trabajo decir lo que esos tipos han soportado". El Partido Comunista Revolucionario se unió con una amplia gama de personas para montar una campaña para defender a los LA4. Dos consignas, entre otras, fueron: "¡Liberar a los LA4+! ¡Defender la Rebelión de Los Ángeles!" y "¡Basta ya de la brutalidad racista de la policía!"

Sí, la gente cometió errores durante la rebelión y algunas personas persiguieron a las personas y cosas equivocadas en el curso de la rebelión. Esta clase de errores ocurrirán siempre y cuando exista un levantamiento social mayor. Pero el aspecto abrumador del mismo fue que las personas vieron que ¡el sistema dejó salir libres a los policías y que por eso, ellas se rebelaron!

Como dijo Bob Avakian en una declaración con motivo de la Rebelión de Los Ángeles inmediatamente después de que estallara: "Esta fue la más hermosa, más heroica y más poderosa acción de parte de las masas populares que se haya visto en Estados Unidos en muchos, muchísimos años. Estremeció a todo el país y al mundo entero; llenó de temor y pánico a los opresores, y de alegría y esperanza a los oprimidos en todas partes" (un pasaje de una declaración de Bob Avakian "¡Saludos revolucionarios a todas las compañeras y compañeros de Los Ángeles por su justa rebelión!").

¿Qué creó las condiciones para la rebelión?

Las autoridades dicen "que la gente se hizo daño a sí misma destruyendo sus propias comunidades". Un hombre negro en el momento habló de esto directamente: "Todos ellos hablan sobre cómo simplemente podemos ir y destruir las comunidades en que vivimos. Bien, a mí me parece que estas son las comunidades en las que estamos muriendo y por eso es que tenemos que destruirlas".

La rebelión vino después de décadas de sufrimiento y empobrecimiento. Decenas de fábricas cerraron y se mudaron a otros países, dejando a decenas de miles desempleados. Eso fue más allá de la devastación económica.

En 1987, el DPLA anunció la "Operación Martillo", una embestida general sobre la juventud negra y latina en el nombre de una "guerra contra las pandillas y las drogas". Hicieron más de 50.000 arrestos en tres años. En un solo fin de semana de 1988, los policías arrestaron a 1.453 personas; de esos arrestos, solamente 60 fueron por delitos mayores o felonías, y en solamente 32 casos entablaron acusaciones. Un incidente notorio fue cuando 88 policías saquearon dos edificios de apartamentos en el Sur Centro, golpearon con mazos para destruir televisores e inodoros, destruyeron la ropa y los muebles y pintaron en las paredes con espray "DPLA manda aquí" y dejaron los apartamentos inhabitables.

La absolución de los policías que golpearon a Rodney King fue la mecha, pero las décadas de opresión y sufrimiento fueron la paja que detonó la explosión.

Se justifica la rebelión contra la injusticia

Un concierto benéfico con motivo del 20º aniversario de la Rebelión de Los Ángeles

Se justifica la rebelión contra la injusticia!
Domingo 29 de abril, 7 pm, $15
Fais Do-Do, 5253 W. Adams Blvd., Los Angeles

• Outernational • Funeral Party • Otros por anunciar

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Con motivo del 20 aniversario de la Rebelión de Los Ángeles
Se justifica la rebelión contra la injusticia!


DOMINGO 29 DE ABRIL, 2 PM
En Libros Revolución/Revolution Books
5726 Hollywood Blvd. esq. Wilton, Los Ángeles Entrada: $10

DISCUSIÓN DE PANELISTAS:
* ERIN AUBRY KAPLAN, autora de Black Talk, Blue Thoughts and Walking the Color Line. Como periodista, durante 20 años ha cubierto temas de los negros, 9 años como articulista de planta del LA Weekly y 2 años como columnista de la página editorial del Los Angeles Times.

* MICHAEL SLATE, autor de "Repercusiones" y "Los rebeldes de Los Ángeles", un reportaje sin paralelo de la Rebelión de Los Ángeles de 1992. Slate es colaborador del periódico Revolución y el locutor de The Michael Slate Show de KPFK.

* FRANK STOLTZE, premiado periodista radial que cubrió la Rebelión de Los Ángeles desde las calles, ex director de noticias de KPFK y hoy reportero de noticias de KPCC.

* Otros panelistas potenciales por anunciar.

Veinte años después de la Rebelión de Los Ángeles, el "veredicto oficial" del sistema es que en el mejor de los casos lo sucedido fue un error trágico y costoso y en el peor de los casos, una orgía de violencia que enfrentó a una nacionalidad contra otra, exacerbada por unas personas que solo vieron en la situación una oportunidad de "conseguir algo" para sí mismas. Nos dicen que el "diálogo nacional" debería estar centrado en cómo podemos impedir que sucedan otros "disturbios de Los Ángeles".

¡Pero la rebelión fue una respuesta completamente apropiada! Eso es un hecho. Refutó fuertemente la mitología que este es "el mejor país del mundo" y dejó brillar una luz sobre la realidad. Si las personas no luchan en contra de la brutalidad y la degradación a las que están sujetas constantemente y contra el sistema que las engendra, nunca nada cambiará. Debido a que se levantaron en rebelión, los de abajo que no tienen nada que perder lanzaron su mensaje de una manera que nadie pudo ignorar.

La rebelión mostró la tremenda fuerza de los oprimidos cuando se levanten contra su opresión. Forjó una verdadera unidad multinacional, al igual que una unidad que atravesó las diferencias de clase, cuando los negros, latinos, asiáticos y blancos se juntaron para luchar contra la injusticia. Y mientras las personas luchaban, en formas que no habían hecho desde hacía décadas discutieron y debatieron grandes interrogantes sobre la causa de todo el sufrimiento, cómo ponerle fin y qué clase de mundo necesita la gente.

Nada más piense en cómo hubieran estado las cosas si la Rebelión de Los Ángeles no hubiera sucedido, si las personas hubieran aceptado calladamente el veredicto o solo hubieran sostenido cierta protesta ordenada como de costumbre. Las repercusiones hubieran sido terribles, hubieran aplastado el espíritu de las personas y fortalecido al sistema. Por el contrario, la rebelión estableció un nuevo sentido de orgullo y dignidad entre las personas.

Luchar contra el poder, y transformar el pueblo, para la revolución

El aniversario de la Rebelión de Los Ángeles de 1992 es algo que deberían celebrar los oprimidos de todas partes y todos aquellos que se oponen a la injusticia. Fue una justa rebelión contra una situación terrible, degradante y deshumanizadora. Esa clase de espíritu y de rechazo a aceptar los crímenes de este sistema que continúan es exactamente lo que se necesita hoy. 

El mundo es un horror, pero no tiene que ser así. Otro mundo es posible. Si usted realmente quiere cambiar las cosas, si usted quiere eliminar por fin, de una vez por todas, los ultrajes como el asesinato de Trayvon Martin, la encarcelación sistemática de millones de personas o cualquiera de los millones de ultrajes que se dan todos los días bajo este sistema, es necesario deshacerse de este sistema, por medio de la revolución, en este país y en donde sea que este sistema extienda sus tentáculos e impere por todo el mundo.

Y la revolución es posible… y como el Mensaje y Llamamiento del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, "La revolución que necesitamos… La dirección que tenemos", dice: "…ahora SÍ ES el momento de estar TRABAJANDO PARA LA REVOLUCIÓN —de estar aumentando la resistencia mientras que se está forjando un movimiento para la revolución— a fin de prepararse para el momento en que SÍ SERÁ posible jugárselo todo para tomar el poder" (Revolución #170, 19 de julio de 2009).

Los tiempos de descontento y rebelión entre las personas quienes la mayoría de las veces se sienten sin poder para luchar contra los miles de formas que este sistema oprime a la gente son los tiempos en que las personas pueden ver las cosas de otra manera. La naturaleza de este sistema queda más claramente al descubierto, es posible poner su legitimidad más fuertemente en tela de juicio y la posibilidad de un camino completamente diferente y mejor cobra vida de nuevas maneras. Estos son los tiempos en que es posible dar saltos en la construcción de un movimiento y en las fuerzas organizadas para la revolución.

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